La resiliencia o el niño del `diente de león`

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La resiliencia o el niño
del ‘diente de león’
■ STEFAN VANISTENDAEL
Investigador BICE (Ginebra), experto en resiliencia
Sí, el padre violento ha sido maltratado muy a menudo cuando
era niño, pero aquí miramos del
presente hacia el pasado. No, el
niño maltratado no debe hacerse
un adulto violento, aquí miramos
del presente hacia el futuro. Es
muy diferente. Por utilizar una
comparación, cada persona que
ha ganado la lotería había comprado un billete, pero no cada
persona que haya comprado un
billete ganará la lotería.
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expertos pueden preguntarse
quién le ayuda a salir de tales
situaciones. Está bien rodeado,
pese a la ausencia de su familia.
Su amigo Christopher cree en él y
le ayuda. Le da tareas, ni demasiado fáciles ni demasiado difíciles, desafíos ni demasiado duros
ni demasiado ligeros. A veces
Winnie y él deben descubrirlo
juntos. Winnie está rodeado de
animales que le quieren, cada
uno a su manera. A Winnie le
gusta participar en proyectos
comunes, tiene sus pequeños placeres en la vida, como la miel y la
leche condensada. Todo esto se
puede concebir prácticamente
como un mini tratado de resiliencia. Estas trayectorias de vida que
nos sorprenden positivamente
son un hecho, no forman parte
de un sueño. Nos inspiran otra
visión sobre la vida.
Los niños del ‘diente de león’. He
aquí el nombre que los noruegos
le dan a ciertos niños que se desarrollan bien a pesar de tener dificultades muy grandes. Podemos
encontrar a estos niños en nuestras vidas o en las historias que
oímos. ¿Quién no leyó el diario de
Anna Frank? ¿Cómo es posible
que una adolescente crezca en
tales circunstancias de clandestinidad, de amenazas y de guerra?
Más que resistir, continuaba
haciendo proyectos de futuro,
planificando su vida. Quería
hacerse periodista después de la
guerra. Planeaba sus estudios y
tenía una bonita amistad.
En la Biblia conocemos la historia
de José, traicionado por sus hermanos y convertido en virrey de
Egipto. Perdonó a sus hermanos y
encaró la vida de forma sorprendente. En la película de Billy
Elliot, huérfano de madre cuyo
padre está en paro, él se abre
camino en la vida gracias al baile.
¿Cómo es posible? Muchas leyendas y cuentos explican tales historias de vida, pero también en
nuestro entorno encontramos
historias que nos sorprenden gratamente, como la de una abuela
que tuvo una infancia difícil pero
está pletórica y con alegría por
vivir. Llamamos a esta capacidad
de crecer a través de grandes dificultades la resiliencia.
A menudo se trata de personas
que no son célebres. ¿Qué podemos aprender de ellas? La experiencia de la vida de personas que
están alrededor nuestro. Eso sí, lo
Hablamos de
riénresiliencia refi
pacidonos a la ca
a
dad de crecer
través de las
ltades
grandes dificu
que aprendamos a través de la
ciencia o directamente de la vida
debemos asimilarlo con prudencia. Las bases de la resiliencia se
dejan curiosamente explicar muy
bien con la ayuda de un héroe de
muchos niños, Winnie the Pooh.
Su historia es imaginaria, para
niños, pero sin embargo sería
válida para los propios adultos.
Dejémonos guiar por Winnie por
un instante, muy seriamente.
Parece que Winnie es un osezno
solitario, sin familia conocida. Así
como todo osezno debe tener
padres, no sabemos si se ocuparon de él. Podría haber sido educado en una institución. Sabemos
también que no es muy brillante.
Winnie se plantea regularmente
su falta de inteligencia, pero sin
considerarse un desgraciado o
caer en la depresión. Su gran
amigo Christopher Robin lo quiere mucho, pero a veces trata a
Winnie con negligencia. No es
muy agradable. ¿Qué futuro hay
para un pequeño osezno en estas
condiciones?
Winnie siempre nos sorprende
porque parece que le gusta su
vida. Acepta los límites de su
inteligencia. Le encanta inventar
pequeñas canciones. En cada
situación se plantea la pregunta:
¿qué puedo hacer? Y si piensa
que necesita ayuda va a buscarla
entre sus amigos. Es muy atento
con otros animales del bosque
donde vive y, en caso de equivocarse, a menudo es él quien
encontrará una solución. Los
Hay muchos niños en dificultades
- y también adultos - que nos
dicen en cambio que una vida
mejor es posible. La cuestión es:
¿qué podemos construir juntos,
con el niño, y con su familia? Un
niño, como todos nosotros, se
crea en encuentros positivos que
están en un marco formal y profesional, también en la red de
amigos, de vecinos o de la fami-
lia. Y como Winnie, hay un niño
en todos nosotros, necesitamos
por lo menos a una persona alrededor nuestro que quiera nuestro
bien, que verdaderamente crea en
nosotros, que nos acepte siempre,
aunque hagamos tonterías y no
esté de acuerdo con nuestro comportamiento.
En este mismo sentido una intervención profesional no es suficiente por sí misma. Debe estar
bien habilitada, humanamente. Si
no un niño lo sentirá, sobre todo
un niño herido. Como Winnie,
cada niño - y cada equipo - nece-
ar
Hay que busc
sitivos
elementos po
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para que los n
es
con dificultad
uir
puedan constr
su vida
sitará cosas positivas que le aten
a la vida: proyectos, pequeños
placeres creados, de la belleza, de
indicaciones y normas, responsabilidades según sus posibilidades,
el contacto con la naturaleza, las
historias, su propia historia… Esto
es lo que da una sensación de que
tu vida tiene sentido. Este principio de sentido en la vida diaria no
se debe descuidar. Está bien que
este sentimiento esté rodeado de
humor y amor, aunque con
demasiada atención estos dos
conceptos pueden destruir el fin
buscado.
Otros elementos que contribuyen
a la resiliencia se incorporan
sobre esta aceptación fundamental y sobre este descubrimiento de
sentido: el aprendizaje de competencias, la estima de uno mismo,
la alegría de vivir y el humor.
Todo esto no es verdaderamente
revolucionario. Todos lo necesitamos, hasta en la vida ‘normal’.
Pero ahora también sabemos que
lo necesitamos especialmente en
las situaciones difíciles. Esto
supone que cambiemos nuestra
visión sobre los niños, los adultos, la vida, que busquemos con
inteligencia, con pasión, con
paciencia, los puntos positivos
que permiten construir algo por
encima de los problemas. A su
vez supone que nos neguemos a
reducir a un niño a sus problemas. Este punto positivo puede
ser pequeño e insignificante a
nuestros ojos, pero para el niño
puede significar mucho, como la
miel para Winnie. En lugar de
ver la vida como un taller donde
hay que reparar averías y defectos, deberemos aprender a
situarnos en la vida como un
niño con elementos de una caja
de construcción.
Por lo tanto, poco a poco la resiliencia nos invita a articular la
esperanza y el realismo, de acuerdo con la hermosa fórmula del
profesor alemán Friedrich Loesel.
El realismo y la esperanza son la
vida. Si falta el realismo, vivimos
en peligrosas ilusiones; si falta la
esperanza, podemos caer en la
trampa del cinismo que ahoga a
la vida. El ‘diente de león’ crece
en lugares sorprendentes e inesperados. Es como un símbolo de
realismo que se une con la esperanza.
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