Cereales Menores de Invierno

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Cebada, centeno
y avena
Cereales Menores de Invierno
Se conoce como cereales menores de invierno a un grupo
que, en forma separada, tiene una relevancia económica
menor que el trigo, pero que en conjunto resulta importante.
Los métodos de mejoramiento genético que se aplican para
la obtención de nuevas variedades son exactamente los
mismos que en el trigo, diferenciándose solo en los objetivos
específicos de cada especie y el destino de la producción
Un elevado porcentaje de algunos de
los cereales menores de invierno se siembra con doble propósito (producción de
forraje verde y de grano) como la avena, el
centeno, la cebada forrajera y el triticale. En
el caso de los dos primeros la cosecha de
grano se destina a la industria y en los otros
dos, a la alimentación animal.
La superficie ocupada por estos cereales,
en hectáreas, es de:
Avena
Centeno
Cebada cervecera
Cebada forrajera
Triticale
TOTAL
2.492.000
422.000
330.000
47.000
35.000
3.326.000
Fuente: INDEC – Encuesta Nacional Agropecuaria 2001
El grano de cebada cervecera se industrializa para obtener la malta que se destina a la
producción de cerveza.
El grano de avena es especialmente utilizado para la industria alimentaria, como
avena aplastada para consumo humano y
también es significativo el volumen que se
destina anualmente para la alimentación
animal, dirigida fundamentalmente a la cría
de caballos de carrera, de polo, de salto y
de uso corriente en el campo. También es
importante la exportación como grano
entero y grano pelado.
Todas estas especies son plantas autogamas, excepto el centeno que es alogama,
por lo tanto los métodos de mejoramiento
genético que se aplican para la obtención
de nuevas variedades son exactamente los
mismos que se aplican en el trigo. Se dife-
Ing. Agr. (M. Sc.) Juan
Carlos Tomaso
INTA Bordenave,
Buenos Aires
rencian en los objetivos específicos de cada
especie y en el destino de la producción, es
decir alimentación humana, industrialización o alimentación animal.
Las exigencias establecidas por la
Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca
y Alimentos para la inscripción de las nuevas variedades de cada una de estas especies en el Registro Nacional de Propiedad
de Cultivares son las mismas que para
trigo.
AVENA
Es el cereal menor de invierno más importante del país, si se considera la superficie
sembrada que alcanza casi las 2.500.000
ha. La información estadística sobre el área
de siembra señala que se duplicó la superficie sembrada en los últimos 25 años. De
esta superficie total una parte importante,
2.240.000 ha, se dedica a la siembra como
forrajera invernal anual y doble propósito.
Normalmente a fines del invierno se da por
finalizado el pastoreo y en su mayor parte
esta superficie de suelo se dedica a cultivos
de cosecha gruesa, pero también una parte
importante de esta superficie sembrada se
dedica a otros propósitos. Una vez pastoreada hasta agosto o setiembre se retiran
los animales, se deja panojar y se dedican a
confeccionar rollos como reserva para la
alimentación de vacunos. Otro porcentaje
de esa superficie sembrada, que normalmente oscila entre un 12 y un 16% (270.000
a 360.000 ha), se deja madurar y se cosecha para producción de grano. Esta última
superficie es variable y depende en gran
medida del valor de la carne de novillo, de
las condiciones climáticas a fines del otoño
que influyen sobre la disponibilidad de
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Cebada, centeno
y avena
La avena es el cereal menor de invierno más importante del país, considerando que la superficie sembrada
alcanza casi las 2.500.000 h.
forraje de las pasturas perennes y finalmente, de la disponibilidad de semilla en el
mercado que va a marcar el precio del
grano. El año último se caracterizó por una
marcada escasez de semilla que llevaron a
los granos a precios muy elevados, superiores al trigo, y se espera que el año próximo
ocurra lo mismo y sea mayor la carencia de
semilla.
Además, según datos del Indec, se siembran exclusivamente para cosecha alrededor de 250.000 ha y las provincias que
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idiaXXI
dedican mayor superficie a la siembra de
avena son:
Provincia
Buenos Aires
La Pampa
Córdoba
Santa Fe
Entre Ríos
TOTAL
hectáreas
%
1.300.000
485.000
352.000
200.000
160.000
52.2
19.5
14.6
8.2
6.5
2.492 000
El grano de avena tiene normalmente cuatro destinos básicos: a) semilla para nueva
siembra, alrededor de 6.500.000 bolsas
Cebada, centeno
y avena
anuales; b) industria alimentaria como
avena arrollada para consumo interno y
para exportación; c) exportación como
grano y como avena pelada; d) consumo
directo para animales, especialmente equinos y vacunos.
Según la SAGPyA los diferentes destinos o
utilización del grano de avena en el país
son:
TONELADAS
%
1 – Simiente
2 - Forraje
a - Consumo en chacra
b - Actividad hípica
c - Fuerzas armadas
d - haras
3 - Industria
4 - Exportación
DESTINO
383.055
55
143.000
62.000
5.981
71.000
29.932
8.561
20
9
1
10
4
1
TOTALES
704.269
100
MEJORAMIENTO GENÉTICO
El mejoramiento genético de avena en el
país tiene antecedentes de más de 80 años
y se inicia cuando se realizan las primeras
selecciones de líneas que lo llevaría a obtener la primera variedad argentina difundida
a partir de 1923 con el nombre de Klein
CAPA. Posteriormente un numeroso grupo
de criaderos, que superaron la decena, se
dedicó al mejoramiento genético de esta
especie.
En la actualidad solo hay tres criaderos con
programas de mejoramiento: la Estación
Experimental Agropecuaria Bordenave del
INTA, la cátedra de cereales de la Facultad
de Agronomía de la Universidad Nacional
de La Plata y la Chacra Experimental
Integrada Barrow (Convenio MAAyP-INTA),
todas ubicadas en la provincia de Buenos
Aires. También hay registradas variedades
introducidas desde Uruguay obtenidas por
el INIA La Estanzuela.
Desde 1921 hasta 1989, se registraron 22
variedades, un promedio de un cultivar
cada tres años. Desde 1990 hasta la fecha
el número de variedades inscriptas en el
Registro Nacional de Propiedad de
Cultivares se incrementó registrándose 13
nuevas variedades, 2 de ellas introducidas
desde Uruguay, lo que hace un promedio
de 1 variedad por año.
En la actualidad, hay en el mercado comercial de semilla a disposición de los productores 17 variedades de avena. De ellas ocho
pertenecen al programa de mejoramiento
del INTA Bordenave, tres al programa de la
Chacra Experimental Integrada Barrow
MAAyP-INTA, tres al programa de la cátedra
de cereales de la UNLP y los tres cultivares
restantes son introducciones, dos de
Uruguay y uno de Brasil.
En 1970 se sembraban 1.000.000 de ha de
avena, pero el registro de la variedad
Suregrain introducida desde EE.UU. por
parte del INTA Bordenave cambió radicalmente el concepto sobre avena que tenía el
productor y comenzó a incrementarse la
superficie sembrada con este cereal en desmedro de otros más importantes en esa
época como el centeno, del cual se sembraban entonces 2.500.000 ha o cebada forrajera, 400.000 ha.
La variedad Suregrain llegó a ocupar más
del 90% de la superficie sembrada con
avena hasta la aparición de nuevas variedades que la superaron en rendimiento, sanidad y calidad industrial como Millauquen
INTA y Cristal INTA, obtenidas por el INTA
Bordenave. Estas dos variedades ocupan
actualmente alrededor del 65% de la superficie sembrada (30% y 35% aproximadamente). El 35% restante se encuentra ocupada en proporciones parejas por las 11
variedades nuevas del programa de
Mejoramiento del INTA Bordenave, del
Programa de la Chacra Experimental
Integrada Barrow y los otros criaderos e
introducciones. De las 6.500.000 bolsas
necesaria para sembrar todos los años la
superficie dedicada a avena, solo menos
del 5 % se hace con semilla fiscalizada.
El aporte de las variedades del programa de
mejoramiento del INTA ha sido y es muy
significativo ya que ocupa alrededor del
80% de las 2.500.000 ha sembradas con
este cereal. Los avances en el mejoramiento genético de esta especie han beneficiado
significativamente a toda la cadena. Al productor, porque las nuevas variedades tienen alto potencial y estabilidad de rendimiento, más sanidad y calidad comercial. A
la industria, porque con las nuevas variedades los rendimientos en molino se han
incrementado en forma considerable, es
decir, con la misma cantidad de grano
obtienen mucho más rendimiento en pepi-
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Cebada, centeno
y avena
Los programas de mejoramiento en cebada se realizan en la Facultad de Agronomía de Córdoba, en la
Facultad de Agronomía de La Plata y, desde hace más de
60 años, en el INTA Bordenave.
ta. Y finalmente también a los consumidores, ya que estas variedades tienen una
mejor calidad nutricional.
Estos importantes logros han sido obtenidos en gran medida por el aporte que significó la participación del INTA, a través de
sus unidades en Bordenave y Barrow, en el
Programa Internacional Cooperativo de
Quaker Oat a través de Convenios de
Vinculación Tecnológica desde aproxima-
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damente el año 1978. En este programa
participaron y participan distintas universidades de EE.UU. y Canadá, como Texas,
Wisconsin y Florida, entre otras. Los principales países productores de avena de
Sudamérica que participan de este programa, además de Argentina, son Brasil,
Uruguay y Chile.
Esta relación permitió disponer de excelen-
Cebada, centeno
y avena
Selección de espigas por alta fertilidad floral en una
línea experimental de centeno diploide.
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Cebada, centeno
y avena
te germoplasma para seleccionar o utilizar
como progenitores en los diferentes programas, así como también lograr directa o
indirectamente variedades con elevado
potencial de rendimiento, alta resistencia a
enfermedades como Puccinia coronata y P.
Graminis, resistencia a insectos como pulgón verde de los cereales, alta resistencia
al vuelco, desgrane y a heladas, alta calidad
industrial y alimentaria. En los hechos se ve
lo fructífero de esta relación, de las últimas
14 variedades registradas en el país 12 se
originaron a partir de germoplasma de este
programa cooperativo con Quaker Oat.
En cuanto al manejo tecnológico del cultivo,
podemos agregar que a través de los años
el INTA ha generado todas las líneas de
investigación para el manejo integral del
cultivo. Dentro de ellas se pueden mencionar ensayos de manejo de suelo para la
implantación, tanto en el manejo tradicional como siembra directa; ensayos de épocas y densidades de siembra, de
fertilización del cultivo; pruebas de control
de diferentes malezas, productos, dosis y
momentos de aplicación; recolección e
identificación de diferentes razas de royas
de la hoja y del tallo en avena, cebada y
centeno; ensayos de productos, dosis y
momentos de aplicación para el control de
enfermedades de hoja producidos por hongos en estas especies; niveles de daño y
efecto sobre los rendimientos de pasto y
grano e influencia sobre la calidad del forraje y del grano; recolección de pulgones,
identificación y determinación de diferentes especies y biotipos de pulgones y determinación de niveles de daño; ensayos para
determinar la calidad del grano, y también
existe una numerosa lista de investigaciones realizadas en diferentes unidades del
INTA de las provincias de la región
pampeana especialmente dirigidas a la utilización como forraje.
CENTENO
Por la superficie de siembra el centeno es el
segundo cereal en importancia del país, la
utilización del mismo es, al igual que la
avena, con doble propósito pasto y grano,
aunque también se siembra una superficie
importante para grano exclusivamente. Las
casi 450.000 ha sembradas se distribuyen
en especial entre las provincias de La
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Pampa, Buenos Aires y Córdoba. De esta
superficie se estima que alrededor del
20/25% se utiliza con doble propósito
(forraje verde y grano). Los rendimientos
unitarios con este manejo son muy bajos,
estimándose un promedio de 500 kg/ha.
La producción de esta superficie se destina
en gran parte a semilla, cuyo valor es muy
superior a los otros cereales menores de
invierno. Son necesarias alrededor de
600.000 bolsas de semilla para cubrir la
superficie sembrada, la cual en menos del
5% se hace con semilla certificada. Una
cantidad de grano semejante va destinada
a la industria molinera. La harina de centeno se usa para la producción de galletitas,
panificación, etc., especialmente dedicados
a la industria de productos dietéticos.
El mejoramiento de este cereal en la
Argentina se inició alrededor de 1920 y en
1926 se obtuvo el primer cultivar argentino
Klein CAPA. Desde entonces y hasta 1990,
se inscribieron 16 cultivares, un promedio
de un cultivar cada 4 años, pertenecientes a
10 criaderos distintos. En los últimos 10
años se inscribieron 6 nuevos cultivares, 5
de ellos del INTA.
Entre 1957 y 1985, en la Estación
Experimental Agropecuaria de Anguil, se
realizaron muy importantes trabajo de
mejoramiento genético sobre esta especie
por parte del Ing. Guillermo Covas. En la
actualidad, los productores siembran 12
variedades que comercializan diferentes
criaderos y semilleros, 10 de ellas fueron
obtenidas por el programa de mejoramiento genético del INTA y ocupan una superficie sembrada superior al 90%. Actualmente
ha quedado solo un criadero del INTA, en
Bordenave, el que mantiene su programa
de mejoramiento desde 1970.
CEBADA FORRAJERA
La superficie dedicada a esta especie fue
decreciendo, siendo suplantada por la
avena. En la actualidad se siembra una
superficie cercana a 50.000 ha, casi todas
con doble propósito, pasto y grano. El
grano se utiliza para semilla, alrededor de
120.000 bolsas al año, de las cuales menos
del 5% es certificada o identificada. El resto
queda como grano para alimentación animal (aviar, porcina, bovina). La razón de
esta disminución en la superficie sembrada
Cebada, centeno
y avena
fue la falta de buenos cultivares de alta
producción y con resistencia a enfermedades, especialmente de la hoja y a pulgón
verde.
El mejoramiento genético de esta especie
se inicia en el país en 1919 cuando se selecciona una línea llamada Klein y su difusión
comienza en 1931. Desde entonces muchos
fueron los criaderos que se encargaron de
mejorar esta especie. En la actualidad los
programas de mejoramiento se mantienen
en la Facultad de Agronomía de Córdoba,
en la Facultad de Agronomía de La Plata y,
desde hace más de 60 años, en el INTA
Bordenave.
En los últimos 5 años, el programa de mejoramiento genético que conduce Bordenave
ha registrado tres nuevas variedades, todas
ellas de muy elevada producción, buena
resistencia a enfermedades y todas resistentes al pulgón verde de los cereales.
Hay en la actualidad 6 variedades comerciales en el mercado, 4 son del INTA
Bordenave y 2 del programa de la cátedra
de cereales de la UNLP. Las variedades de
INTA ocupan más del 95% de la superficie
sembrada.
TRITICALE
El triticale (X.Triticosecale Wittmack) conocido como el primer cereal hecho por el
hombre hace poco más de un siglo es el
producto de un cruzamiento entre el trigo y
el centeno. Científicos del CIMMYT, Europa,
Canadá, Unión Soviética y la Argentina han
logrado mejoras sustanciales en el triticale
como cultivo comercial. Ha mostrado su
potencial y adaptación a condiciones marginales de cultivo como a ambientes semiá-
ridos, resistencia a frío, a enfermedades,
tolerancia a suelos ácidos y tierras altas
tropicales.
En el país es un cultivo de desarrollo incipiente y ocupa alrededor de 35.000 ha, la
mayoría de ellas utilizadas con doble propósito (pasto y grano). El grano puede ser
utilizado para la obtención de harina para la
producción de galletitas y para panificación
en mezcla con harina de trigo, obteniéndose productos de excelente calidad. También
se utiliza como forraje para la alimentación
de aves, porcinos y bovinos.
En el país, las primeras referencias con triticale datan de 1925 en trabajos de la
Estación Experimental Agropecuaria Gral.
Pico del INTA y de la Chacra Experimental
Barrow, entre otros. El mejoramiento de
esta especie en la Argentina la inicia el INTA
a partir de la década del 1960 en la EEA
Anguil y EEA Bordenave. En esta última los
trabajos se inician en 1968 a partir de 600
poblaciones F.2/F.3 procedentes del
CIMMYT, Universidad de Manitoba y
Fundación Jenkins. Ya en la década del 70
se comienzan a difundir variedades como
Rosner (1973), Cachirulo, 6TA 203 y posteriormente nuevas variedades.
En la actualidad hay tres programas de
mejoramiento de esta especie creada por el
hombre que pertenecen a la Universidad de
Río Cuarto, a la Universidad de Córdoba y al
INTA Bordenave. Se encuentran en el mercado 7 variedades comerciales, de las cuales 4 pertenecen al programa de Río Cuarto,
una reciente de la UNC y 2 al Programa del
INTA Bordenave. Estas últimas ocupan alrededor del 80% de la superficie sembrada.
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