Titulo: El modelo de governance a la luz de los nuevos desafíos de la praxis política. Autora: Lic. Dalia Guterman Abstract La finalidad del presente trabajo se orienta en tratar de reflejar el estado actual del debate acerca del Policy Analisis, en este contexto de profundos cambios en el ámbito de las políticas públicas y de su implementación, tanto en los niveles nacionales como en los locales. Este análisis hace hincapié especialmente en los diferentes aspectos referidos al modelo de governance o governanza, teniendo en cuenta el modo en cómo y desde dónde es construído dicho concepto en la actualidad y de los sentidos y significados que circulan entre los actores intervinientes del campo de la praxis política. En este sentido, se tendrán en cuenta los enfoques significativos que han analizado la temática, influyendo en la construcción de nuevos paradigmas interpretativos acerca de la teoría del Estado y de la teoría política, caracterizando las dos grandes corrientes interpretativas del concepto, así como su relevancia en la construcción de redes y el fortalecimiento del Capital Social en las organizaciones de la Sociedad Civil participantes de la construcción de este modelo tendiente a reforzar el tejido social. En los últimos tiempos, hemos sido testigos de profundos cambios en el ámbito de las políticas públicas y de su implementación, tanto en los niveles nacionales como en los locales. El presente trabajo, tiene por finalidad, tratar de reflejar el estado actual del debate acerca del Policy Analisis, en relación al modelo de governance, teniendo en cuenta el modo en cómo y desde dónde es construído en la actualidad dicho concepto, y de los sentidos y significados que circulan entre los actores intervinientes del campo de la política. En este sentido, se tendrán en cuenta los enfoques significativos que han analizado la temática, influyendo en la construcción de nuevos paradigmas interpretativos acerca de la teoría del Estado y de la teoría política. Si se observan con detenimiento, estos diferentes enfoques de interpretación presentados en la discusión, pueden caracterizarse, en definitiva, dos grandes corrientes de análisis: Por un lado, los enfoques de tipo pluralista, cuyo supuesto implícito radica en utilizar los conceptos de Estado y Gobierno como sinónimos. Por el otro, una visión estructuralista, direccionada hacia el análisis de estructuras, procesos y voluntades. En definitiva, con el concepto de governance, vuelve a retomarse una nueva discusión teórica acerca de los límites entre el Estado y el gobierno. 1 Por otro lado, a causa de la relativa novedad en el uso del término en el campo de las ciencias sociales, los distintos autores, se han detenido profusamente en realizar un relato pormenorizado de los orígenes, usos diversos y difusión del mismo. Se observa así, que el término angloamericano governance, ha sido traducido algunas veces al español como governanza, y muchas otras, utilizado en su lengua original, comenzado a aplicarse a partir de los 80´s sobre todo en dos campos teóricos distintos. Por un lado, en la teoría social, donde alude a “formas de coordinación de la acción social (jerarquía, mercado, comunidad, organizaciones)” y por el otro, en la política internacional, (migrando luego hacia el campo de la política nacional), donde refiere a la “regulación no jerárquica y no exclusivamente estatal” (Maintz, 2006). Según Antonio Natera (2004), el término se ha convertido en una palabra de moda en los últimos años, radicando su atractivo en su capacidad de abarcar la totalidad de las instituciones y relaciones implicadas en el proceso de gobierno, vinculando el sistema político con su entorno. Afirma que las raíces teóricas del concepto son muy variadas, pero que se trata de un término paraguas que ha sufrido un gran “estiramiento conceptual” incluyendo un amplio espectro de fenómenos. Para Renate Mayntz (2006), la difusión de este concepto se relaciona fundamentalmente, con un “cambio semántico que refleja la transformación del paradigma de la teoría de la dirección” ocurrida en los 70´s. Es así que el término governance, fue reemplazando paulatinamente al término dirección política, utilizado más comúnmente hasta ese entonces. Para ella, en la actualidad, el concepto de governance “abarca todas las formas que asume la regulación colectiva de los asuntos sociales: desde la autorregulación civil institucionalizada, pasando por diversas formas de acción conjunta de actores estatales y privados, hasta el accionar de actores exclusivamente estatales”. También puede ser utilizado como sinónimo de “estructura de regulación” tanto en organizaciones empresarias o corporativas como en el Estado moderno. En este último caso, involucra también, a todos aquellos asuntos de interés público que requieren regulación, e implica un accionar intencional, siendo indistinto que los actores comprendidos sean privados o estatales. Por su parte, señala Natera (2204), el uso retórico o ideológico del concepto, citando a Osborne y Gaebler, quienes en La reinvención del gobierno (1994) utilizan gobernanza en vez de gobierno por la dificultad de utilización de este último término en una sociedad orientada al mercado. Para este autor, el uso actual del concepto refiere a “un nuevo estilo de gobierno, distinto del modelo de control jerárquico, pero también del mercado, caracterizado por un mayor grado de interacción y de cooperación entre el Estado y los actores no estatales en el interior de redes decisionales mixtas entre lo público y lo privado. Según Renate Mayntz (2006), el rasgo esencial de la governance en el Estado moderno es “la acción conjunta, a partir de intereses comunes, del Estado y la sociedad civil en la regulación de asuntos colectivos” (Maintz, 2006). Su visión acerca de los componentes de la governance implica un continuo que va desde la regulación puramente estatal hasta la puramente civil, siendo estos: Las burocracias estatales, jerárquicas, de varios niveles, aún activas en algunas esferas de la acción estatal. Existen escasos vasos comunicantes entre los niveles 2 nacionales y locales, se diferencian entre sí por el número de niveles que abarcan y por su grado de descentralización relativa. Puede observarse aquí, La existencia de un proceso de resquebrajamiento del principio jerárquico que ha permitido el crecimiento de una necesidad de cooperación entre estos actores relativamente autónomos. Estado cooperativo: posee como característica un gran número de estructuras en red, llamadas redes de políticas, aquí el Estado es simplemente “Primus Inter pares”. En EEUU puede observarse la importancia de los “Iron triangles” (funcionarios + comité parlamentario + representantes del grupo de interés). En Europa, el desarrollo del neocorporativismo. La condición para su funcionamiento implica la existencia de organizaciones con monopolio de representación sectorial para determinados intereses. Estas redes no pueden surgir en un contexto de representación de intereses absolutamente fragmentado Como último componente, encuentra a las Instituciones que cumplan funciones de autoregulación social, como las cámaras (de comercio, de abogados). Estos tres componentes de la governance se caracterizan por involucrarse en negociaciones entre representantes de diversas organizaciones, donde las decisiones se acuerdan de manera directa entre las partes, lo cual las distingue de las jerarquías y del mercado. Guy Peters (2003), crítico de los procesos descentralizadores de las reformas del Estado, identifica un conjunto de actividades que deben suceder para que la gobernanza efectivamente ocurra, en las que el gobierno ocupa un lugar central e indelegable, a saber: 1) Articulación: de un conjunto de objetivos y prioridades que sean comunes para toda la sociedad y que, además, sean aceptadas por ella. Principal de las tareas que implica la gobernanza. Esta actividad es la que le otorga al gobierno (en el sentido tradicional) el lugar central en el ejercicio de la gobernanza, y es quien debe asignar un mecanismo o proceso a través del cual pueda emerger el consenso respecto de esas prioridades y objetivos. 2) Coherencia: objetivos consistentes y coordinados. Redes y mercados, como formas alternativas de gobernanza, no son particularmente adecuados para generar coherencia, especialmente cuando se trata de lograr esa coherencia a través de un gran abanico de áreas de políticas. 3) Logro de metas. Capacidad para lograr los objetivos y las metas que se han planteado. Una vez que se ha establecido un conjunto de metas existe la necesidad de encontrar los caminos para lograrlas y, además, conducir a la sociedad para que trabaje por ellas. Los medios tradicionales de gobernanza para ejercer esta autoridad son la regulación, el suministro directo y los subsidios como formas para lograr dichas metas. 4) Retroalimentación y rendición de cuentas (accountability). Evaluacion de lo sucedido para, de esa manera, mejorar la gobernanza sobre la base del aprendizaje del pasado. Los modelos predominantes de gobernanza se han ido transformando a lo largo del tiempo. Peters (2003) analiza estos modelos históricos y la importancia y el peso que esas formas alternativas de dirigir tienen sobre la capacidad con la cual los gobiernos cumplen las actividades antedichas. Los modelos analizados son: 3 1) El modelo tradicional o weberiano,: Este modo de gobernar constituye, una versión operacional de la forma racional de gobierno asociada con las ideas de Weber sobre el sector público. La gobernanzaen el modelo tradicional es una concepción elitista de la forma en la cual dirigir la sociedad. En ella el Estado se conforma como la principal fuente de gobernanza para la sociedad. El sector público es un actor relativamente autónomo, que toma sus propias decisiones sobre las metas y que utiliza sus propios recursos. La autoridad y la ley constituían los instrumentos primarios con los cuales se suministran los servicios públicos en esta forma de gobernar, y el estilo general de gobierno era “desde arriba hacia abajo”, tanto en el interior de las organizaciones públicas como en las relaciones entre éstas y la sociedad. El público se involucra sólo en la selección inicial de las metas del gobierno y en la selección de sus líderes. Depende en gran medida de la capacidad de la elite para conceptualizar las necesidades de la sociedad y desarrollar los medios para implementar los programas. La sociedad en sí misma estaba poco involucrada. Este tiende a ser mucho mejor en lo que respecta a la implementación de las políticas y débil en el aspecto de retroalimentación. 2) Modelo de incorporación de la participación de otros actores y redes: se concretó en pocas partes del mundo, especialmente en los Países Bajos y Escandinavia. fueron transformándose en la medida que permitían crecientes niveles de participación del público. Incorporan mecanismos corporativistas o del pluralismo corporativo, permitiendo a los intereses organizados de la sociedad ejercer su influencia cuando se diseñaban las políticas públicas y, además, asumir un rol sustancial en la implementación de esas políticas. Estos dos modelos no son necesariamente alternativos entre sí. Muchos teóricos consideran que existe una profunda transformación en los roles de autoridad estatal con el traspaso del ejercicio jerárquico a la gestión de redes de actores individuales o colectivos de naturaleza muy diversa, o sea un traspaso del “gobierno” a la “gobernanza”, de allí la vinculación de esta última a la gestión de redes, donde la negociación es un elemento clave. Para Maintz (2006), los sistemas de negociación han ido adquiriendo cada vez una mayor importancia, dando relevancia a su vez a estos actores corporativos. También los problemas se han ido transformando, tomando cada vez más un carácter transversal, provocando en el ámbito del estado una mayor necesidad de coordinación. Sin embargo, para otros autores, la actividad de gobernar y su contingencia se encuentran directamente relacionadas con el grado de gobernabilidad de las sociedades que están involucradas; y mientras más disciplinada, confiable y organizada es una sociedad, entonces mayor es la posibilidad de lograr una gobernanza efectiva. No resulta así semejante, la governanza en Afganistán que en una nación europea. (Peters, 2003) La noción de gobernanza, asociada a un creciente involucramiento de actores nogubernamentales (con metas y valores que posiblemente pueden estar en conflicto) en el diseño e implementación de políticas, hace mucho más difícil el logro de políticas colectivas para la sociedad. 4 En el caso de América Latina, los macroprocesos de descentralización y democratización que caracterizaron los últimos decenios de la región, por el mismo hecho de definir las políticas sociales, son los que han llevado a la proliferación de redes. Por un lado, por la fragmentación de la autoridad política que implica la descentralización, y, por el otro, el proceso de democratización, que incorpora una multiplicidad de nuevos actores, han obligado a implementar nuevos modelos de coordinación política y negociación. Tampoco en esta región, la descentralización como transferencia de poder de decisión a las autoridades locales y a los usuarios ha garantizado eficacia en la implementación de políticas sociales. Sonia Fleury (2002), señala que “únicamente con la utilización de instrumentos como la planificación estratégica y el análisis de los actores interesados y de los procesos de negociación será posible tener programas y proyectos sociales coherentes y sostenibles. Las negociaciones serán fructíferas si se basan en relaciones de confianza entre todos los actores interesados.” Si bien se encuentra extendida en la actualidad, la idea de que la governanza a través de las redes de políticas y sociales son un instrumento necesario para la gerencia de estas políticas, que permiten novedosas formas de colectivización, socialización, organización solidaria y coordinación social, compatibles con las transformaciones que están ocurriendo, tanto en la sociedad civil como en el Estado, debe recordarse siempre que la negociación no es igualitaria: el poder, la influencia, las amenazas potenciales y la disponibilidad de recursos no se distribuyen uniformemente en la sociedad, por ende tampoco en los sistemas de negociación, aunque en apariencia el discurso de la governanza pueda presentarse como un modelo que profundiza procesos democráticos y participativos, También debe tenerse en cuenta que, “un modelo de gobernanza que dependa de manera muy significativa del grado de involucramiento de los actores de una particular red que gire en torno a un tema específico, puede generar una forma localizada de democracia pero también puede excluir al público en general y, quizás, incluso puede excluir a otros grupos e individuos que tienen interés directo en el área de política en cuestión”. (Peters, 2003) Este modelo “de arriba hacia abajo” de dirimir los aspectos nodulares de la agenda pública y la elaboración de políticas públicas, que otorga enorme poder a grupos locales y /o sectoriales pueden ser un fuerte obstáculo hacia políticas gubernamentales establecidas y crear problemas a la sociedad en su conjunto Para Maintz (2006), en definitiva, si hablamos de governance en lugar de dominación política, el punto de referencia principal es la regulación en busca del interés colectivo, sin embargo, debe tenerse en cuenta que el poder no es sólo un medio, es un objetivo. Muchas situaciones críticas solamente se convierten políticamente en un problema cuando ponen en riesgo la dominación. De allí que el estudio del estado moderno desde la perspectiva de la governance no toma en cuenta estas cuestiones. Para concluir, la incorporación del concepto de governance al diccionario político sugiere también, por un lado, un corrimiento del Estado de sus responsabilidades, un estado en retirada y una delegación de estas responsabilidades sobre el sector privado, de allí la preocupación por la noción de Capital Social y su fortalecimiento, para que permitan “desempeños económicos y sociales efectivos”. Muchas responsabilidades sobre todo en 5 relación a las cuestiones económicas y sociales de los sectores mas desfavorecidos, han ido cayendo en zonas grises, de las que el Estado intenta estar ausente. Sin embargo, los estados actuales poseen un alto grado de complejidad, de allí que sus problemas también son sumamente intrincados, y también, muchas veces el alto grado de dificultad está ocasionado porque los sectores privados y sus organizaciones sectoriales suelen trasladar los problemas que no logran resolver con intercambios competitivos y cooperativos, direccionando la responsabilidad hacia lo público. El sistema democrático contemporáneo se encuentra en la actualidad ante profundos cambios. Encontrar un camino equilibrado que permita por un lado, incorporar la necesaria participación ciudadana y por el otro, satisfacer el principio del “imperio de la ley”, de igualdad universal es quizás, uno de los mayores desafíos que enfrenta el estudio y la praxis del proceso de toma de decisión relacionada a la construcción de las políticas públicas. 6 Bibliografía Fleury, Sonia (2002), “El desafío de la gestión de las redes de políticas”, en Revista Instituciones y Desarrollo N° 12-13, Institut Internacional de Governabilitat de Catalunya. Maintz, Renate (2006), “Governance en el estado moderno”. En Revista POST Data, abril de 2006, numero 11 (Pág. 103-117). Meny, Yves y Thoening, Jean-Claude (1992), Las políticas públicas, Ariel, Barcelona. (Cap II: ”Políticas Públicas y Teoría del Estado”). Natera, Antonio (2004), La noción de gobernanza como gestión pública participativa y reticular, Política y Gestión, Universidad Carlos III de Madrid. Peters, Guy B. (2003) “La capacidad para gobernar: ¿retrocediendo hacia el centro?” en la Revista CLAD Reforma y Democracia. No. 27. (Oct. 2003). 7