RMF 34 18 tierras a título individual y un número mayor de terratenientes ha accedido a compartir parte de sus terrenos. Se están construyendo escuelas y mezquitas junto a los reasentamientos de desplazados a la vez que se están abriendo comercios. Conclusiones Aunque es demasiado pronto para ofrecer una evaluación completa, podemos resumir las lecciones clave en: ■■ Un enfoque basado en los derechos y la protección pueden facilitar el acceso a las tierras y los servicios ■■ Un proceso de inclusión motiva a los desplazados y empuja a las autoridades a cumplir con sus respectivos papeles ■■ Una “voz única ONU/INGO” resulta clave a la hora de impulsar la política ■■ Una mejora de los asentamientos temporales y una integración de los reasentamientos permite un incremento de la respuesta a la vez que mejora el acceso a los servicios para los pobres de las zonas urbanas y promueve su integración socioeconómica Sólo un enfoque que parta de la realidad en las ciudades, que se base en consolidar la propiedad tanto por parte de la comunidad de acogida (sobre todo su élite) como de los desplazados y que se centre en la integración local, aunque sea de manera temporal, tiene esperanzas de asegurar una mayor protección, empleos más sostenibles y condiciones de refugio más duraderas. Semejante enfoque también asegura unos beneficios compartidos para la comunidad de acogida y sus pobres Asentamiento de desplazados internos mejorados con cortafuegos, Bossaso. Filiep Decorte DESPLAZAMIENTO URBANO pudiendo suponer el fin, de hecho, del desplazamiento de muchos. Filiep Decorte (filiep.decorte@unhabitat. org) ha sido director de proyecto y Ombretta Tempra (ombretta.tempra@unhabitat.org) ha sido oficial de programas de apoyo en la unidad de Somalia de la Oficina Regional para África y los Estados Árabes de ONUHABITAT (http://www.unhabitat.org). La pobreza y el desplazamiento en Jartum Elisabetta Brumat En Jartum, como en tantos otros casos de desplazamiento urbano, cuesta diferenciar la coacción de otros motivos en la decisión de una persona de abandonar su hogar (incluidos los económicos), ya que los migrantes tienden a asentarse entre los habitantes de barriadas y zonas de chabolas. No existen barreras visibles que separen a los que se desplazan por un conflicto -o a causa de la violencia generalizada- del resto de migrantes. La naturaleza prolongada de los desplazamientos en Jartum hace que esta distinción sea aún más difusa, hasta el punto de que colectivos definidos como desplazados internos podrían haber dejado de verse como tales. La ausencia de cualquier sistema de registro de desplazados internos en Jartum, la presencia de una población que se desplazó en varias oleadas y por diferentes motivos, así como un extenso fenómeno de retorno espontáneo al sur de Sudán no siempre constatado, hacen que sea prácticamente imposible representar con cifras los desplazamientos y determinar su tendencia. La cifra de entre 1 y 1,2 millones de desplazados que aparece en los documentos oficiales de la ONU supone una estimación convencional más que una estadística sólida. Se encuentran diversas carencias en la atención a los desplazamientos urbanos de Jartum. La geopolítica y otras situaciones de emergencia en el país influyen en la atención de la comunidad internacional; en muchos casos se abandona la asistencia conjunta con las autoridades, incluyendo las relocalizaciones forzosas, en manos de unos pocos actores humanitarios y de protección. Se cree que para los desplazados más pobres y las áreas ocupadas de la capital, los indicadores humanitarios son aún peores que en los campos de desplazados de Darfur. La expulsión de las ONG internacionales en marzo de 2009 interrumpió las actividades básicas de apoyo a los desplazados y otras comunidades pobres de Jartum, las cuales habían contribuido a la creación de un ambiente protector favorable. La ayuda humanitaria parece cada vez menos adecuada para ofrecer respuestas definitivas ante los desafíos que presentan los desplazamientos urbanos y la pobreza en Jartum. Las posibilidades de movilizar una cantidad importante de fondos explotando los recursos humanitarios son casi insignificantes. Existe también un factor más importante: la situación de Jartum exige enfoques orientados hacia el desarrollo y la presencia de actores especializados en desarrollo, incluso en aquellas áreas que tradicionalmente se definen como zonas de desplazados. Aunque en la práctica el vacío dejado por la ayuda humanitaria no ha sido ocupado adecuadamente por la asistencia para el desarrollo. Es necesario abordar la situación de Jartum desde una perspectiva más amplia basada en los derechos, en la que la problemática de los desplazamientos internos sólo sea una parte de algo más complejo. Esta situación requiere de la renovación del diálogo entre la comunidad internacional y las autoridades estatales sobre desarrollo urbano, gestión de las tierras, políticas de ayuda a la vivienda para los pobres, acceso a los servicios, así como la generación de ingresos de los desplazados en situaciones prolongadas y de los pobres de las ciudades. Esto exige un compromiso renovado de los actores humanitarios y, en especial, de los de desarrollo a fin de reforzar su trabajo de campo en las zonas urbanas pobres de Jartum, mejorar el contacto y las redes de trabajo con la sociedad civil y las estructuras comunitarias y para ayudar a las autoridades a llegar a la población civil. Asimismo, se requiere de esfuerzos renovados por parte de los gobiernos donantes para ayudar a movilizar los recursos a fin de realizar intervenciones estructurales a largo plazo para los pobres urbanos de Jartum, entre los que se incluyen los desplazados internos. Elisabetta Brumat (brumat@unhcr.org) es Oficial de Protección de ACNUR y en la actualidad trabaja en Sri Lanka.