Una de las actividades del Festival de Verano del Círculo Ágora fue un taller de sexología, que se impartió durante toda la semana. La verdad es que no fui a ninguna de las sesiones completas, pero como a veces se extendía más allá de la hora, pude oír algún fragmento mientras esperaba a que llegase el grupo de mi taller. En esos minutos del intercambio pude escuchar cómo los participantes se implicaban activamente y exponía su visión sobre las relaciones y el Amor (en algunos casos, parecida a la frase de la imagen de la derecha). Estas intervenciones debieron quedarse en mi subconsciente porque la noche del último día del Festival me surgió la siguiente pregunta ¿cuál es la naturaleza del Amor? Rápidamente, comencé a improvisar un taller experimental para la mañana siguiente, con el objetivos de verificar la idea que me rondaba en la mente. Ya sabía que los síntomas del enamoramiento se pueden anclar, porque, de hecho, es uno de los "trucos" que se enseñan en los libros de PNL enfocados a "ligar", pero nunca lo había probado en persona y me parecía muy interesante experimentar con un grupo qué diferencias habría con el enamoramiento "natural", es decir, el que se produce al azar. El taller (Pueder ver uno más actual en el "Blog de Actividades": Taller: la naturaleza del Amor ) Así que, empezamos el taller sobre la naturaleza del Amor en mitad del desayuno, de un modo lo más desenfadado posible. Y para introducir el tema pedí a los participantes que recordasen una situación en la que sintieron estar enamorados, e identificasen los "síntomas". Más o menos coincidían en una sensación en el estómago (mariposas), nerviosismo, calor y aumento de energía. Después, volvimos a repetir el proceso con un momento en el que sintiesen Amor y revisaron los síntomas, descartando los que coincidiesen con los propios del enamoramiento. Las sensaciones generales eran de mayor tranquilidad y equilibrio, diferenciándose claramente del "subidón del enamoramiento". Llegados a este punto, habíamos separado los dos sentimientos más comúnmente presentes en las relaciones amorosas y podíamos pasar al siguiente nivel en el experimento. Enamorarte de la persona que tenías más cercana y sin que importase si era chico o chica. Para hacer más fácil la comprensión del proceso y que quedasen más claras las implicaciones culturales en la idea de enamoramiento, lo realicé yo primero, "enamorando" al chico que tenía a mi lado. El sistema que seguí fue el clásico de anclaje, que se describe en esta página, empleando un ancla simultánea visual (mi cara) y kinestésica (un toque en la rodilla). Al disparar el ancla mi "enamorado" me informó sentía las mismas respuestas físicas que en la situación en la que vivió el enamoramiento, con lo que sabíamos que el anclaje se había creado. Continuamos repitiendo el proceso por parte de las seis parejas restantes, para www.libertademocional.es 1 / 4 Phoca PDF cada uno de los miembros. Finalmente, se reportó que los integrantes de las parejas estaban "enamorados" el uno del otro y para no provocar "tensiones de pareja innecesarias", proseguimos desanclando el enamoramiento, volviendo a nuestro estado inicial. ¿Qué conclusión se podía obtener de este experimento? Habíamos logrado anclar nuestra respuesta emocional de enamoramiento a una persona cualquiera en dos minutos y posteriormente la habíamos liberado de una manera igual de rápida. Estábamos demostrándonos que el enamoramiento es un proceso controlable, tanto en su creación como en su finalización. Por tanto, podríamos enamorarnos a voluntad de la persona que nos convenga y desenamorarnos de la que nos causa problemas. Pero, ¿esto no va contra todo lo que "sabemos" sobre el Amor? "El Amor no es aquello que queremos sentir, sino aquello que sentimos sin querer". Es curioso que la mayores decisiones que tomamos en nuestra vida suelen ser muy meditadas. Intentamos controlar las variables y elegir aquello que pensamos que nos va a proveer de una mayor satisfacción, pero cuando se trata del Amor, otra de las partes más importantes en la existencia de la persona, creemos que es un proceso al azar, sobre el que no tenemos ningún control y si lo intentamos dirigir sentimos que estamos haciendo trampas. Cuando menos, curioso. ¿Creencias culturales? Posiblemente. Y la primera que habría que desmitificar es: la identificación de la pasión del enamoramiento con la prueba del verdadero Amor. Sin entrar en absurdos culturales, como presentar el ideal del amor romántico con personajes tipo "Romeo y Julieta" o más recientemente los de la saga de libros y películas "Crepúsculo", es fácil deshacer esa creencia analizando, simplemente, los síntomas físicos. Nervios, mariposas en el estómago, calor, etc., son indicativos claros de estados de inquietud o inseguridad. Si los tomásemos individualmente no tendríamos dudas de lo que representan, pero al presentarse conjuntamente, en presencia de una persona específica, que generalmente nos atrae sexualmente, y añadiendo los mitos románticos de cada cultura, tenemos el batiburrillo emocional denominado: "enamoramiento". Podemos hacer una prueba y buscar en nuestro pasado cuándo hemos sentido una sóla de esas emociones y comprobaremos a que tipo de situación corresponde, aunque una pista ya la tenemos en frases que todos hemos escuchado a alguien, del estilo "era la única persona que me hacía sentir desconcertad@", "solo con verl@ me ponía tan nervios@ que no sabía ni que decir". Añadid las que más os . gusten Muy probablemente, las reacciones asociadas al enamoramiento provengan de situaciones de nuestra niñez ante figuras de autoridad: familiares, profesores, incluso personajes de libros y películas. Cualquier individuo real o imaginario que me haya creado un ancla emocional www.libertademocional.es 2 / 4 Phoca PDF y que dispara el objeto de mi enamoramiento. Además, la potencia de mi respuesta emocional dependerá de la intensidad de esas situaciones vividas. "Pero el subidón es real y cuando sientes solo Amor no es tan fuerte y eso indica que lo otro no es amor de verdad". Una frase parecida la he escuchado alguna vez y creo que muchos la hemos creído en mayor o menor medida. Pero, si echamos un vistazo más de cerca a la procedencia de los "subidones", apreciaremos que la fuente principal es la liberación del estado de "ansiedad" en el que entramos al pensar en perder a nuestro amor. Nuestros síntomas son de inseguridad y eso es lo que sentiremos mientras la otra persona no nos dé muestras de que podemos confiar en ella. La típica tarde esperando a que suene el teléfono, en la que estás en el círculo vicioso del "no llamará", crea un estado tal de estrés, que solo será liberado si desde el otro lado escuchamos una voz que nos tranquilice. En realidad, no te sientes mucho mejor de lo normal, pero has estado tan mal hace unos momentos que el "subidón" es adictivo. Funciona del mismo modo que las drogas que pueda tomar una persona para apartarse de lo mal que le hace sentir su vida. Otra manera de vivir el Amor Una vez tenemos claro lo que representa el enamoramiento, objetivamente no aparece como la mejor entrada a una relación. De hecho, sería aconsejable saltarse esta etapa e ir directamente a la del Amor. El Amor es también otro estado fisiológico que se puede anclar y solo nos quedaría anclar la atracción sexual a la misma persona para que experimentemos el Amor de pareja. Esta podría ser la solución para empezar una relación con ese amig@ con el que encajamos en todo, pero en la que nos falta el picante final. Además, no es descartable que la causa de que no aparezca la atracción sea porque nuestro amig@ nos recuerde a alguna persona, como un familiar, con la que tengamos asociada una creencia que impida la aparición del deseo. La frase "te quiero como a un herman@", me parece bastante indicativa. Solo tendríamos que eliminar las sensaciones, que mantienen la creencia y bloquean la atracción, y se solucionaría el "problema". Concluyendo, el Amor es algo lo suficientemente importante como para dejarlo al azar (y creo que conocemos pruebas de sobra de lo "bien que funciona" ese sistema) y disponemos de mecanismos innatos que nos permiten sentir Amor y deseo por cualquier persona que decidamos. Por tanto, ya no cabe la excusa de que "al que me quiere yo no le quiero". Comencemos a disfrutar. Otro caso diferente es no ser capaz de encontrar pareja, pero este tema lo dejo para otra reflexión. Y si aún así, somos unos románticos a la vieja usanza y nos gusta "sufrir", siempre podemos dejarnos llevar, porque cuando tengamos suficiente, estará en nuestra mano www.libertademocional.es 3 / 4 Phoca PDF el dejar la relación, quedándonos solo con lo que nos haya gustado. www.libertademocional.es 4 / 4 Phoca PDF