PSICOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL Quesada Chamorro, Cristóbal 77.342.917-N Licenciado en Biología Resumen: artículo que hace un recorrido por la historia de la discapacidad y la educación especial, así como las leyes tratadas en este tema, las necesidades educativas especiales y los procesos actuales de equiparación igualitaria en la sociedad como son la integración y normalización. Corresponde a un texto psicopedagógico. HISTORIA DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL La educación especial ha ido adquiriendo gran relevancia teórica y práctica, al tiempo que considerables progresos en la actitud de la sociedad en el conocimiento teórico y en la organización de los servicios que demanda la atención educativa. Sin embargo, aparece fragmentada y disperse, carente de un marco comprensivo y de una orientación bien definida, quizá debido a la plurimensionalidad de su objeto de estudio y a la necesaria convergencia de otras disciplinas que tienen algo que aportar al respecto. La prehistoria de la educación especial llega hasta finales del siglo XVIII, tanto desde el punto de vista ético como desde la perspectiva de la eficacia. Este período estuvo dominado por el pesimismo y el negativismo. En la edad antigua se acepta como práctica habitual el infaticidio cuando se observan anormalidades en los niños; e la edad media y moderna era frecuente el rechazo y repulsión hacia estos sujetos. Sin embargo, aparecen intentos para remediar los problemas que padecían, especialmente nos referimos a los sordomudos y a los ciegos. Ya Hipócrates en el siglo V a.C. nos habla de la anormalidad como una enfermedad, pero es difícil encontrar en la edad antigua, e incluso en la media, referencias al problema. La primera referencia expresa la encontramos en Paracelso (1530), quien al hablar de subnormales hace alusión a su “inocencia”. A principios de la edad moderna aparecen los primeros “centros especiales” para subnormales, habilitando para ello las vacías leproserías. A principios del siglo XIX situamos el comienzo de lo que podríamos llamar rehabilitación de subnormales. En 1789 Pinel intervino en el estudio de un caso clínico, “el salvaje Aveyon” probablemente se trataba de un débil mental, pero gracias a los informes de Pinel, en el Instituto de Sordomudos de París se intentó la rehabilitación de subnormales. Seguín y María Montessori aprovechan esas experiencias para elaborar programas de educación especial. En el año 1818, el psiquiatra francés Esquirol propone el término “idiota” para los retrasados mentales a los que define como seres que no habían desarrollando sus capacidades intelectuales, no son enfermos y no tienen capacidad de recuperación. La colaboración entre Seguín y Esquirol constituye el primer equipo médico-pedagógico. En 1837 Seguín funda la primera escuela dedicada especialmente a la educación de débiles mentales, utilizando metodologías específicas para el desarrollo de facultades y funciones mentales. También hay que destacar las aportaciones de educadores como Pereira, quien fomenta la educación de los sentidos sustituyendo la palabra por el tacto. Pestalozzi funda en Suiza en centro de educación donde aplica un procedimiento intuitivo y natural. En la medida en que avanzan los conocimientos psicológicos, se deja de considerar la inteligencia humana como un conjunto de facultades que pueden ser adiestradas individualmente, y se empieza a vislumbrar se sentido globalizador, al tiempo que se desechan los métodos que pretenden adiestrar por separado cada uno de los sentidos. En 1853 el cirujano inglés William Little elaboró la primera descripción de lo que hoy conocemos por parálisis cerebral, y en 1866 el médico inglés Langdown dio nombre al “síndrome de Down” y propuso la denominación de “mongolismo” para pacientes que suponía afectados de “degeneración racial”. En 1898 Claparêde inicia en Ginebra clases para formación de niños retrasados, y en 1904, en colaboración con Naville neurólogo de profesión, abren la primera consulta médico-pedagógica destinada a enumerar, mediante el diagnóstico, criterios para la selección y clasificación de alumnos destinados a las clases especiales que ya fueron incorporadas a la enseñanza pública. En 1905 Alfred Binet y Théodore Simón publican la primera escala de inteligencia dando origen al desarrollo de la moderna psicometría. Se incrementan progresivamente la atención a ciegos y sordomudos en residencias especiales, iniciándose a finales de siglo, en Inglaterra, Alemania y Estados Unidos, la institucionalización de los deficientes mentales, que se irá extendiendo a lo largo del primer cuarto del siglo XX a la mayor parte de los sujetos excepcionales. Ésta época, marcada por una gran ambigüedad respecto del fenómeno de las múltiples diferencias individuales, implica, por una parte, la tendencia a apartar a estos seres, pues se les considera un amenaza social, y por otra, la segregación se entiende como algo beneficiosa para los propios sujetos. En España Fray Pedro Ponce de León creó en 1785 el Instituto de Sordomudos, pero será en 1920 cuando el Estado establezca el Patronato Nacional de Sordomudos, Ciegos y Anormales Mentales. En 1930 el Ministerio de Instrucción Pública crea la Escuela Nacional de Anormales. En 1931 el Ministerio de la Gobernación legisla y potencia la atención a los enfermos mentales en las casa de salud. El Ministerio de Instrucción Pública crea el Patronato Nacional de la Cultura de los Deficientes Físicos y Mentales. Probablemente se debe a que España, en 1936, asiste a la Conferencia Internacional de Instrucción Pública, en la que se recomienda una educación según el tipo de deficiencia, una cultura general y una formación profesional y ocupacional. En 1945 la Ley de Enseñanza Primaria establece la creación por el Estado de escuelas destinadas a la educación especial, en las que se atenderán a niños con deficiencias e inadaptaciones de tipo social, psíquico y físico. El primer intento de coordinación, delimitación y clasificación aparece en 1953 con la creación del Patronato de Educación para la Infancia Anormal, que en 1965 pasó a denominarse Patronato Nacional de Educación Especial; en 1956 dicta normas para la elaboración del censo de deficientes psíquicos y físicos en edad escolar. En 1965 se crea, por una parte, la Comisión Interministerial de Asistencia y Educación de Subnormales; y por otra parte, se regulan las actividades del Ministerio de la Educación Nacional para la educación especial. La Ley General de Educación (LGE, 1970) es el referente próximo del que se parte para explicar la educación de alumnos con diferentes necesidades especiales. En dicha ley se fijan las bases para su incorporación a la vida social, con el objetivo de lograr el desarrollo óptimo de cada persona, según sus necesidades y conformación. En el año 1975 se crea como Organismo Autónomo, el Instituto Nacional de Educación Especial, con el primer objetivo de ordenar el entorno educativo ante la heterogeneidad de los centros educativos existentes. Este organismo estableció, más tarde, un Plan Nacional para la Educación Especial, el cual tiene como objetivos principales la integración y normalización escolar. Propugnaba su integración en los colegios junto a los demás. Mientras que otros, los menos, debían seguir una educación especial, en centros específicos. Hasta 1982 no se dieron los pasos definitivos para equiparar a las personas con discapacidades, fecha en que se promulgó la Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI). Esta ley, y según el artículo 49 de la Constitución Española, en el que nos explica que, "Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los ciudadanos", estableció los puntos que debían regir la educación de personas con alguna minusvalía en sus capacidades físicas, sensoriales o psíquicas, para establecer una integración escolar. Según la LISMI, las dificultades que tiene que atravesar una persona discapacitada, no dependen solo de sus deficiencias sino que son mayores o menores según el grado de adaptación que tenga, ya sea familiar, educativo, laboral, social... Es decir, su mayor o menor integración está en función de sus condiciones personales, pero no sólo de ellas, sino también de los recursos que la sociedad ponga a su disposición. La LISMI defiende la integración de las personas con discapacidad en el sistema ordinario de educación general, con los apoyos necesarios, y deja la educación en centros especiales, con carácter transitorio o definitivo, únicamente para aquellas personas que no puedan integrarse en el sistema educativo ordinario. A partir de esta ley, la educación especial debe permitir adquirir los conocimientos y habilidades a la persona, desarrollar sus capacidades, alcanzar un grado de autonomía personal con una incorporación futura a un puesto digno. Para ello, era necesario ordenar todo el panorama educativo para adaptarlo a las ideas básicas de normalización, integración e individualización. Fue entonces cuando se creó la Subdirección general de Educación Especial, dentro de la Dirección General de Educación Básica, suprimiéndose el anterior Instituto Nacional de Educación Especial. En el Real Decreto 334/1985 se concretan los diversos ámbitos educativos de la LISMI para la Ordenación de la Educación Especial, hito en la historia de la educación especial. Se debe progresar para la consecución de los objetivos por parte de las personas con discapacidades, eso si atendiendo a las posibles diferencias colectivas que hayan. La educación especial, se lleva a cabo en múltiples centro educativos atendiendo a diferentes niveles: • En régimen de integración completa en aulas comunes, con diversos programas de apoyo individualizado. • En integración combinada entre aulas de educación especial aulas comunes. • Integración parcial, es decir, niños escolarizados en aulas de educación especial, junto con los demás alumnos de centros educativos. • Centros específicos. CONCEPTO DE NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES Un alumno/a tiene necesidades educativas especiales cuando presenta unos impedimentos más importantes que el resto de los alumnos/as para acceder a los aprendizajes determinados por el currículo que le corresponde por su edad (bien por causas internas, por dificultades o deficiencias en el entorno sociofamiliar o por una historia de aprendizaje no ajustada) y necesita, para compensar dichas dificultades, adaptaciones de acceso y/o adaptaciones curriculares significativas en varias áreas de ese currículo. Tales necesidades especiales sólo podrán determinarse tras un proceso de evaluación amplio del alumno/a y del contexto escolar y sociofamiliar. LOS CONCEPTOS DE NORMALIZACIÓN E INTEGRACIÓN NORMALIZACIÓN En la década de los 60, en los países Noreuropeos comenzó a difundirse dicho concepto, en relación con las personas con alguna discapacidad. Por primera vez en la historia se plantea una mejor calidad de vida para estas personas en su ámbito social. La Normalización significa aproximar a todas las personas, especialmente a aquellas con discapacidad, las formas de vida y condiciones sociales de toda la humanidad para poder compensar las desventajas que tienen por el mero hecho de ser un colectivo con deficiencias. También englobamos en este concepto el respeto y la solidaridad con el semejante, sabiendo que todas las personas tenemos los mismos derechos y privilegios. Dicha idea cambió la concepción actual de discapacidad, ya que se rompió con el modelo patológico y pudimos comprenderlo desde un punto de vista global en el que todos los seres estaríamos implicados. Hoy en día se debe priorizar la “norma” el concepto normalizar, no a las personas sino a la sociedad para conseguir una coeducación entre las personas que la habitamos y aceptar la complejidad de lo que no es homogéneo, sino de una comunidad con diferentes valores los cuales nos podrán ser elementos generadores de nuestro propio desarrollo INTEGRACIÓN Principio que pretende unificar la educación ordinaria y la especial, con la finalidad de ofrecer un conjunto de servicios a todos los niños, en función de sus características personales. El Plan Nacional de Educación Especial lo formuló del siguiente modo: “La educación especial debe impartirse hasta donde sea posible en los centros ordinarios del sistema educativo general, sólo cuando resultara absolutamente imprescindible se llevará a cabo en centros específicos, debiendo configurarse la estructura y régimen de estos centros de forma que faciliten la integración de sus alumnos en centros ordinarios. Los servicios deben empezar lo más precozmente posible. En educación general básica, la obligatoriedad de este nivel no puede entenderse sólo como el deber de escolarizar a los niños en las edades correspondientes a tal nivel para impartirles la formación básica, sino también como la responsabilidad de un esfuerzo público por hacerla general y, por lo tanto, integradora. Es preciso flexibilizar y modificar el sistema educativo ordinario, proporcionándole recurso materiales, personales y organizativos”. También ofrece las siguientes alternativas de gradación sucesiva: • Integración completa en educación general básica. • Integración combinada en educación general básica. • Integración social en aulas especiales. • Los centros específicos de educación especial se reservarán para aquellos deficientes que no pueden beneficiarse de una integración educativa parcial en aulas especiales. • La formación profesional o educación para el empleo. BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA Aguado, A.L (1995). Historia de las deficiencias. Madrid: Colección: Tesis y Praxis. Escuela Libre. Bank-Mikkelsen, N.E. (1975). El principio de normalización. Siglo Cero, nº 37; págs. 16-21. Sánchez, A y Torres, J.A. (1996). Educación Especial: una perspectiva curricular, organizativa y profesional. Madrid: Ediciones Pirámide. Recursos web : www.discapnet.es