LA VICUÑA La vicuña pertenece a la familia de los camélidos y forman parte del orden Artiodáctilos, que son mamíferos que pisan solo con el tercer y cuarto dedo, y tienen los otros atrofiados. La vicuña corresponde a una de las cuatro clases de camélidos sudamericanos que actualmente existen en Chile (llama, alpaca, guanaco, vicuña). En nuestro país, las poblaciones de vicuñas se distribuyen a lo largo del ecosistema de puna andina (pastizales de baja productividad), a altitudes entre 3.000 y 4.600 msnm, desde el límite administrativo con Perú, hasta el límite sur del altiplano en la Provincia de Atacama (29º S). La vicuña tiene una serie de características anatómicas y fisiológicas que le permiten vivir en las punas mejor que cualquier otro animal, como por ejemplo, el vellón extraordinariamente fino y espeso, una baja necesidad de energía, lo que no es frecuente, el peso sorprendentemente alto de los animales recién nacidos y las características especiales de su pezuña, que termina en un cojinete ancho y elástico. Es el camélido sudamericano mejor adaptado a las grandes alturas, debido a sus características sanguíneas y su sistema cardiovascular. Principales Características y Comportamiento La organización social de la vicuña se caracteriza por la existencia de grupos, ya sean familiares polígamos, de tropillas de machos o de machos solitarios. Los grupos familiares están compuestos por un macho adulto dominante y tres a seis crías del año. El macho establece y mantiene un territorio permanente a lo largo de su vida reproductiva, (18,4 hectáreas) cuyos límites están demarcados por estercoleros (montículos de estiércol y reforzados mediante una defecación ritual), que sirven para la orientación de los miembros del grupo familiar y definen los puntos desde los cuales el macho dominante amenaza a vicuñas extrañas. En este territorio normalmente hay un dormidero en el sector más alto, un territorio de alimentación ubicado en una elevación más baja, y una fuente de agua. Los machos dominantes controlan el tamaño del grupo familiar, defendiendo sus territorios contra toda vicuña extraña a su grupo, y expulsando a sus propias crías machos cuando llegan a 4-9 meses y hembras con 10-12 meses de edad, en el mes de febrero antes de la parición. Los machos excluidos se juntan en tropillas no territoriales compuestas por 22 animales (en promedio), y las hembras se unen a otros grupos familiares. Algunos machos eventualmente se separan de las tropillas y viven solitarios hasta establecer su propio territorio. La estabilidad territorial y social de la vicuña es un reflejo de la relativa estabilidad del ecosistema que habita. La vicuña no sufre severos cambios climáticos estacionales que impongan la necesidad de abandonar sus territorios. Cuenta normalmente con recursos alimenticios seguros durante todo el año, lo que permite el desarrollo de una vida sedentaria. Alimentación La vicuña es casi exclusivamente pastoreadora. El territorio alimenticio preferido por la vicuña se caracteriza por asociaciones de diferentes especies y principalmente gramíneas perennes. Los animales seleccionan las partes más suculentas de las gramíneas y otras herbáceas, y raramente comen los pastos toscos amacollados. Solamente ramonean la tola cando hay extrema necesidad. A diferencia del guanaco, que subsiste a base del líquido vegetal, las vicuñas no solamente escogen plantas suculentas, sino que también tienen que beber agua diariamente. Reproducción El período de gestación de la vicuña varía entre 330 y 350 días. La parición comienza durante la segunda quincena de febrero y termina la primera semana de abril, con la mayoría de los nacimientos en marzo. Las crías nacen durante la mañana con un peso entre 4 a 6 kg. Permanecen junto a sus padres entre 6 a 12 meses dependiendo de si son machos o hembras respectivamente. Durante los primeros 4 meses de vida mueren entre el 10% y 30% de las crías, debido a enfermedades, depredadores o hipotermia. Las vicuñas pueden vivir hasta 10 años. Situación actual Actualmente, el estado de conservación de la población de vicuñas en la I Región de Chile, es fuera de peligro y en el resto de sus áreas de distribución (II y III Regiones) es en peligrote extinción. A partir de 1973, se ha aplicado en Chile un modelo de conservación que ha permitido una recuperación poblacional exitosa.