Educación Basada en Competencias (EBC) en el Sistema de Educación Superior Tecnológica: avances y lagunas L.P. Julian Seseña Osorio. Instituto Tecnológico Superior de Teziutlán Resumen La educación superior tecnológica a partir del 2009 se introdujo en la vertiente pedagógica del modelo de “Educación Basado en Competencia” (EBC), modelo que ya desde hace varios años se ha venido gestando en los diferentes niveles educativos existentes en nuestro país y en varios países alrededor del mundo. Este nuevo enfoque de formación; y los estudios que de ello emanan, se han efectuado con la finalidad de mejorar el desempeño profesional de los egresados de distintas escuelas y de diversas áreas de conocimiento (Cabrera & González), siendo esto un punto muy importante considerando que la universidad es la instancia de formación que abre las puertas hacia el campo laboral de las distintas carreras profesionales. Considerando lo anterior, en este trabajo se busca contrastar diversos puntos de vista sobre los avances y las lagunas que aún están presentes en la labor docente dentro de la educación superior tecnológica, ya que aún cuando existe una gran cantidad de información sobre este modelo en cuanto al diseño general del mismo, es fundamental definir con mayor claridad y precisión el cómo lograr la implementación de mismo. Palabra clave: Competencias, Educación Basada en Competencias (EBC), evaluación por competencias. 1. Antecedentes El Modelo de Educación Basado en Competencias (EBC) es la base pedagógica que rige actualmente el sistema educativo en nuestro país en términos generales, ya que las instituciones de educación pública en sus distintos niveles apegan sus planes y programas a esta modalidad. Pero es importante señalar que los orígenes de este modelo tienen su origen en otros acontecimientos mundiales que resulta necesario c omentar como base cronológica. Durante la década de los 70´s en los Estados Unidos se inicia una serie de diversas investigaciones encaminadas a mejorar los procesos de selección y capacitación de personal. Una de las más reconocidas es la realizada por David McClelland, profesor de la universidad de Harvard, quien por medio de una serie de diversas entrevistas y observaciones llevo a cabo un análisis comparativo entre los distintos niveles de eficiencia que mostraban los empleados, esto con la finalidad de poder identificar las características que cada una de las personas presentaban y que determinaban su éxito o fracaso en el desempeño laboral, lo cual posteriormente seria llamado como “Competencias” (Cabrera & González). La importancia que este hecho histórico tiene para el modelo de EBC es fundamental, ya que fue el inicio de una nueva perspectiva educativa que rompe con los paradigmas que hasta ese momento se manejaban, surgiendo una educación integral, socializadora y comprometida tanto con el estudiante como con el sector productivo. A partir de este momento se inicia la construcción de un determinado tipo de competencias que den forma a ese modelo de formación integral de alumno que se pretendía a nivel superior, siendo un profesionista que se desarrolle de la mejor manera posible, tanto en la vida educativa, como en el campo laboral, para lo cual se buscan principalmente la consolidación de competencias genéricas y especializadas, acordes al momento que vive el alumno y su trayectoria educativa. En el 2001, se desarrollo en Europa el denominado Proyecto Tuning, que particularmente se encamino al establecimiento de espacios comunes de enseñanza que les permitirán a diferentes países compartir recíprocamente enfoques, metodologías y sistemas de educación, afines y globales. A su vez en América Latina se retoma la idea de este proyecto y se afianza para 2004 un nuevo enfoque de educación superior que persigue el desarrollo de niveles de educación compatibles y proyectados hacia la mundialización de la educación superior. El Modelo de Educación Basado en Competencias en México Después de que en Latino-América se gestaran los primeros esbozos del Modelo de EBC en 2004, México empieza a introducir en diversas universidades este nuevo paradigma educativo basado en competencias, el cual paulatinamente se extiende a lo largo y ancho del país y sus instituciones de nivel superior. Ahora bien, considerando que la matricula nacional de ingeniería en México fue de 799,100 estudiantes durante el año de 2009, el Sistema Nacional de Educación Superior Tecnológica (SNEST) atendió a 287,900 estudiantes, lo que corresponde al 36.03% del total de los estudiantes de ingeniería del país (Medina Palomero, Amado Moreno, & Brito Páez, 2010), se hizo indispensable la introducción de MEBC en dicho sistema educativo, ya que la DGEST depende de la Secretaría de Educación Pública, por lo que no podía quedar fuera de este proceso. Es así como el SNEST implemento el enfoque en competencias en todos los Institutos Tecnológicos del país, en el marco de Modelo Educativo para el siglo XXI. 2. Avances y lagunas del MEBC. Experiencias y reflexiones docentes. Es innegable que en nuestro país existe una dinámica variante en cuanto a la utilización de enfoques o modelo educativos se refiere, ya que comúnmente tras los cambio de poderes surgen nuevas tendencias teórico metodológicas que pretenden replantear el sistema educativo en todos sus niveles, pero que en muchos casos no dejan madurar ninguno de ellos de manera congruente. Actualmente los modelos educativos requieren dinamizar y potencializar las capacidades del ser humano de manera individual, pero también generar una sinergia integral de capacidades que le permitan no solo entrañar en si mismo los vastos horizontes del saber humano, sino principalmente, ver reflejados todos estos saberes en un crecimiento personal, social y profesional, que le permitan al individuo alcanzar un verdadero desarrollo, donde su desempeño permita utilizar los recursos existentes, materiales y tecnológicos, físicos e intelectuales, cognitivos y emocionales de manera optima y racional, capaces de potencial al máximo la dimensión humana, siendo con ello capaz no solo de conocer e interpretar su realidad, sino transformarla de manera creativa y divergente, cumpliendo con las demandas que proyecta el contexto actual y futuro. Desde esta perspectiva de innovación curricular, surge la educación basada en competencias. Modelo que al igual que el currículo flexible, calidad total, reingeniería educativa, planeación curricular estratégica, análisis institucional, prioriza las ideas de eficiencia, calidad y competitividad y se encuentran asociados con modelos de certificación y evaluación de la calidad educativa o profesional y a la búsqueda de la homologación entre los planes de estudio de diversas instituciones, entidades y países. (Díaz Barriga, 2003) Como se ha venido mencionando reiteradas veces, la formación integral que busca alcanzar el MEBC plantea la necesidad de desarrollar procesos cognitivo-conductuales como comportamientos socio afectivos (aprender a aprender, aprender a ser y convivir), las habilidades cognitivas o socio afectivas (aprender a conocer), psicológicas, sensoriales y motoras (aprender a hacer), por lo que el conocimiento debe ser el producto de contenidos multidisciplinarios y multidimensionales (Frade, 2009) Es innegable que la meta mencionada anteriormente requiere de un desempeño docente que pueda en realidad contar con las herramientas, técnicas y métodos didácticos para ello, ya que en verdad resulta labor nada sencilla el evidenciar en manera objetiva los alcances de este modelo, y es aquí donde inicia verdaderamente el debate, reflexión y dilemas que este trabajo pretende abordar, ya que como se mencionará a continuación, existe una gran variedad de propuestas en relación a la manera en la cual se debe llevar a cabo la implementación de este modelo, pero resulta aun, desde mi particular punto de vista, poco práctica dicha metodología considerando la dinámica que actualmente se vive en el SNEST. Hoy en día, nos enfrentamos a una dinámica muy exigente en el sistema de educación superior tecnológica ya que las necesidades de crecimiento, globalización, certificación y actualización en sus diferentes enfoques, ha hecho que la labor docente esté llena de una gran cantidad de procesos administrativos que hacen de la gestión académica una verdadera carga de documentación, que en muchos de los casos resulta ser una lapida con la cual se tiene que cargar periodo tras periodo, obligando en algunos a casos a tener una visión solo de cumplimiento a exigencias burocráticas que muchas veces terminan archivadas en un escritorio sin ser utilizadas para la función que fueron creadas. Considerando que el MEBC plantea la necesidad de desarrollar una gran cantidad de competencias en el alumno; para lo cual diversifica los contenidos manejados es sus distintos planes y programas; resulta labor titánica para los docentes utilizar de forma eficiente los tiempo con los cuales se cuenta para esta finalidad, ya que la exigencia de tantas evidencias que corroboren las metas alcanzadas limita la inversión de más tiempo al trabajo en el trabajo netamente de aprendizaje. El argumento anterior no descalifica de ninguna manera, la esencia misma del modelo, ya que su construcción, evaluación e implementación no ha sido solo una invención improvisada, sino que tiene ya cimientos teórico-metodológicos que suficientemente la respaldan, pero considero que es necesario revalorar la manera en la cual se está llevando a cabo específicamente en las aulas dicha labor, ya que resultan insuficientes los tiempos activos de clase para el desarrollo de tantas actividades y evidencias que sustenten las mismas, haciendo muchas veces que el docente se preocupe mas por los documentos exigidos, que por el aprendizaje que sus alumnos pudieron haber obtenido. Aun cuando no es posible generalizar de manera tajante esta perspectiva, si es preocupante que aun con este nuevo modelo continúen las ambigüedades en muchos docentes de SNEST en cuanto a la manera en la cual se debe poner en práctica de una manera clara y congruente este modelo, situación que quizá en este momento de evolución y maduración del mismo, es imprudente concluir, pero si resulta importante darse un espacio para revalorar si la forma en la cual se está trabajando académica y administrativamente este modelo es la adecuada, no olvidando el fin último del MEBC en el nivel superior que sustenta la formación integral de un individuo que desarrolle plenamente sus competencias en su vida práctica tanto laborar como personal, y que a su vez puedan permitirle modificar su realidad desde un punto de vista positivo que este acorde con las necesidades básicas de su entorno inmediato. Conclusión. Considerando todo lo mencionado y expuesto en este trabajo, queda claro que el MEBC se encuentra aún en proceso de maduración dentro del sistema de educación superior tecnológica, ya que aun no ha quedado del toda clara su metodología de implementación, lo cual lo hace muchos docentes en este nivel tengan lagunas, dilemas y contradicciones propias de su proceso de adaptación y manejo. Además de que si no se delimitan de una mejor manera las exigencias administrativas que se solicitan como evidencia de los alcances que se van teniendo en este nuevo modelo, se podría caer irremediablemente en un burocratismo académico propio del modelo tradicional de educación, situación totalmente contraria a lo que el Modelo Educativo Siglo XXI, propone en sus principios integrales de formación. Debemos tener claro que como docentes tenemos también ese gran reto de aportar con nuestro trabajo las metodologías más idóneas que en verdad desarrollen las competencias que los estudiantes requieren y que estas estén acordes a sus necesidades contextuales, tanto laborales como sociales. Es por ello que ya es momento de consolidar mejor este modelo de educación superior, parta lo cual se debe iniciar con el compromiso y responsabilidad que cada uno de nosotros como académicos podemos aportar desde nuestra propia aula, haciendo del MEBC una perspectiva no solo teórica de la educación, sino una realidad de cambio y mejora. Es así como “la institución planteará los pilares sobre los cuales educaremos, ejes rectores que responden a las demandas sociales de nuestra localidad, que contribuyan al cumplimiento de la visión y misión que cada universidad posee; los docentes, guías o facilitadores deberán contribuir con un trabajo proactivo, respetando su persona, su institución y por ende sus valores, pues hoy y siempre el ejemplo será la mejor forma de enseñar”. (Barroso Avalos, 2010) BIBLIOGRAFÍA Barroso Avalos, M. (2010). anfeca. Recuperado el 27 de 06 de 2013, de anfeca: http://www.anfeca.unam.mx/doctos/convocatorias/1coloquio_zona7/16%20EL%20M ODELOS%20EBC%20Y%20EL%20TRABAJO%20AULICO.pdf Cabrera, K., & González, L. Currículum Universitario Basado en competencias. Colombia: Universidad del Norte. Díaz Barriga, A. (2003). La investigación curricular en México. La década de los noventa. México: COMIE-CESU-SEP. Frade, L. (2009). Desarrollo de competencias en educación: desde preescolar hasta el bachillerato. México: Inteligencia Educativa. Medina Palomero, A., Amado Moreno, M. G., & Brito Páez, R. A. (2010). Competencias Genéricas en la Educación Superior tecnológica Mexicana: Desde las percepciones de docentes y estudientes . Redalyc. Sistema de Información Científica. Red de Revistas Científicas de América Latina, el caribe España y Portugal , 4-5.