7. EL DESAFÍO DE LA REPRESENTACIÓN: EL CAMBIO RACIONALISTA La representación de la cosa en el concepto objetivo como el contenido mental sobre el que se vierta el conocimiento se volverá la clave en la concepción cartesiana del conocer. Partiendo de la distinción introducida por Suárez entre concepto formal y concepto objetivo, Descartes lo utilizará en su planteamiento gnoseológico con el objeto de explicar las ideas del pensamiento y su relación con el mundo exterior. Comenzaremos con la duda metódica como punto de partida que nos llevará al descubrimiento del cogito dotado de sus ideas, las cuales son atribuidas a una realidad formal y a una realidad objetiva. 7.1 La duda metódica La duda cartesiana tiene sobre todo un carácter metódico ya que no constituye un fin en sí misma, sino que está en función de un método1. Para llegar a una certeza absoluta hay que dudar y tratar como falso todo lo que sea susceptible de duda. Así, se ejercita la duda como camino en la búsqueda de un fundamento sólido y válido para todo saber. Con la introducción de la duda metódica Descartes se propone repensar toda la filosofía desde el inicio, discutiendo las opiniones recibidas de la tradición escolástica de sus maestros jesuitas. Por eso aquel principio que manifestase la mínima sospecha de duda debe ser rechazado en un primer momento hasta que se tenga la absoluta seguridad de su verdad. Así, se rechaza en primer lugar todo saber proveniente de los sentidos ya que éstos alguna vez nos han engañado. Incluso la percepción de mi propio cuerpo debe quedar en suspenso ya que ésta podría provenir del sueño. Pero no se conforma con esto. Las proposiciones matemáticas no se verían afectadas por esta duda de los sentidos ya que dos y tres hacen cinco y un cuadrado tiene cuatro lados, esté dormido o despierto. Estas proposiciones son indudables. Descartes no se detiene aquí ya que es posible dudar de las proposiciones matemáticas por medio de la hipótesis metafísica del genio maligno que me engaña. Se podría suponer un ser tan poderoso y malvado que constante- 1 Habría que revisar la traducción de esta parte que hago rápida y resumida ya que los alumnos están viendo a Descartes en Filosofía Moderna. No anoto todas las notas que cita Piedade. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 54 mente me estuviera induciendo al error y engañarme incluso en aquellas cosas que yo viera tan claras como las matemáticas. Esta hipótesis es introducida por Descartes con el objeto de alcanzar una verdad indudable, alejando de modo radical cualquier duda sobre este conocimiento tan cierto. 7.2 El cogito Tercer BORRADOR 2013 Todo el proceso de la duda metódica consiste en poner en suspenso los principios, las demostraciones matemáticas, las proposiciones empíricas relativas al mundo exterior que aprehendo por medio de los sentidos, incluida la propia sensación de tener un cuerpo. De cualquier modo, por muy lejos que quiera llevar la duda, resulta imposible extenderla hasta mi propia existencia, ya que justo en el mismo acto de dudar se muestra que yo existo, ya que si no fuera así, no podría dudar, ni siquiera pensar. De la duda surge una primera certeza fundamental, yo que pienso, yo que dudo, debo existir: «cogito, ergo sum»2. Obviamente, la fórmula del cogito, ergo sum, de Descartes, si bien utilizada en un contexto muy diverso, recuerda la argumentación de s. Agustín contra los escépticos, expresada de este modo: «si fallor, sum» (pero al contrario que Descartes, s. Agustín no pretendía construir una filosofía sobre esta evidencia). La fórmula inferencial o deductiva en que se formulaba la proposición cogito, ergo sum, llevó a algunos contemporáneos de Descartes a pensar que se trataba de un razonamiento del tipo de los silogismos cuya premisa mayor sería algo como «Aquel que piensa existe». El mismo Descartes, tomando esta acusación de Gassendi en la carta dirigida al señor Clelselier3 muestra que la proposición no es el resultado de un silogismo cuya premisa mayor sería un prejuicio, como pretendía Gassendi. La fórmula «yo pienso, luego soy», no es la expresión de un silogismo, sino que se trata de una evidencia inmediata lograda por la intuición. La tal intuición consiste en un conocimiento inmediato y evidente del hecho de que no es posible pensar sin existir. Es precisamente este hecho evidente el que es intuido. Aquí 2 «Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: «yo pienso, luego soy», era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando». Discurso del método, IV parte. 3 Lettera del Signor Descartes al Signor C.L.R. che serve di risposta ad una raccolta delle principali Istanze fatte dal Signor Gassendi contro le precedenti risposte. Cf. CARTESIO, Opere filosofiche 2. Meditazioni metafisiche. Obbiezioni e risposte, 370-378. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 55 Descartes con el término «pensar» entiende cualquier vivencia de la conciencia, cualquier suceso o hecho consciente: dudar, concebir, afirmar, negar, querer, sentir, imaginar. Incluso ante la hipótesis del genio maligno, la proposición «cogito, ergo sum» permanece tan firme y cierta que es imposible dudar de mi existencia sin afirmarla al mismo tiempo. Afirmar la propia existencia justo en el ejercicio de la duda no presupone nada sobre la realidad de mi cuerpo o del mundo externo. No afirmo todavía la existencia de mi cuerpo o de otras cosas fuera de mí y la única verdad de la que estoy seguro es que yo existo como una cosa que duda y que piensa. En la afirmación de mi existencia como aparece en la proposición «cogito, ergo sum», lo que verdaderamente afirmo es mi existir en cuanto cosa que piensa, res cogitans. En este sentido la evidencia del cogito, además de la afirmación de la existencia, muestra al yo como sustancia pensante4. El pensamiento es el atributo que confiere al yo existente la esencia de una sustancia que piensa. Mi existir se afirma no tanto como cuerpo sino como sustancia que piensa, que duda, ya que la única certeza que he alcanzado es la del pensamiento en sus diversas modalidades como dudar, concebir, afirmar, negar, sentir, imaginar,… Las cosas sobre las que se ocupa mi pensar pueden no existir efectivamente, pero no es posible que yo que pienso no exista. Tercer BORRADOR 2013 7.3 Las ideas del Cogito: la representación Hemos visto que el principio del cogito es la única verdad de la que tengo certeza en la medida en que estoy seguro de mi existir en cuanto sustancia pensante. Una vez alcanzada esta primera verdad, Descartes indaga la posibilidad de salir del ámbito estrecho y cerrado del cogito en la búsqueda de un principio de apertura hacia el mundo fuera del sujeto. Si el principio del cogito sostiene el yo como sustancia pensante, este yo cuya naturaleza es el pensamiento, debe tener necesariamente las ideas como contenidos del pensamiento. Es precisamente en la investigación de los contenidos del 4 «Examiné después atentamente lo que yo era, y viendo que podía fingir que no tenía cuerpo alguno y que no había mundo ni lugar alguno en el que yo me encontrase, pero que no podía fingir por ello que yo no fuese, sino al contrario, por lo mismo que pensaba en dudar de la verdad de las otras cosas, se seguía muy cierta y evidentemente que yo era, mientras que, con sólo dejar de pensar, aunque todo lo demás que había imaginado fuese verdad, no tenía ya razón alguna para creer que yo era, conocí por ello que yo era una sustancia cuya esencia y naturaleza toda es pensar, y que no necesita, para ser, de lugar alguno, ni depende de cosa alguna material; de suerte que este yo, es decir, el alma, por la cual yo soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo y hasta más fácil de conocer que éste y, aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría de ser cuanto es». Discurso del método, IV parte. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 56 pensamiento o ideas en la que Descartes cree encontrar una salida hacia el mundo fuera del pensamiento. Descartes entiende por idea cualquier contenido u objeto de pensamiento a través del cual el pensamiento en general asume el carácter de un acto consciente o se manifiesta como vivencia de consciencia. Las ideas, consideradas en sí mismas como simples modos del pensamiento, no pueden ser falsas y por tanto no corro el riesgo del error5. Éste pertenece al juicio, es decir en el juicio acerca la similitud o conformidad de las ideas con las cosas fuera del pensamiento. Sólo en este caso existe la posibilidad del error. Tercer BORRADOR 2013 Las ideas son clasificadas en tres grupos distintos6: 1. Ideas innatas que poseo siempre desde mi nacimiento y que me permiten pensar y conocer las esencias verdaderas, inmutables y eternas. 2. Ideas adventicias que me vienen de fuera, por ejemplo la idea del sol aprehendida de manera natural cuando veo el sol, la sensación del ruido, del calor, del frío,… 3. Ideas facticias, que son ideas hechas e inventadas por mi como las ideas de cosas quiméricas. Hay que decir que el interés de Descartes se dirige principalmente hacia las ideas que parecen venir desde fuera de mí con el objeto de encontrar las razones que justifiquen mi convicción natural de que las ideas corresponden o son similares a los objetos de los que tengo ideas7. Después de haber descartado como insuficientes, en primer lugar la razón fundada en la inclinación natural a creer en la correspondencia de las ideas con las cosas 5 «En lo que se refiere a las ideas, si se consideran en sí mismas y no las refiero a alguna otra cosa, no pueden ser propiamente falsas; puesto que si me imagino una cabra o una quimera, es cierto que imagino tanto la una como la otra». Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. [Edición PDF, 23] 6 «De estas ideas, unas son innatas, otras adventicias y otras hechas por mí; puesto que la facultad de aprehender qué son las cosas, qué es la verdad y qué es el pensamiento, no parece provenir de otro lugar que no sea mi propia naturaleza; en cuanto al hecho de oír un estrépito, ver el sol, sentir el fuego, ya he indicado que procede de ciertas cosas colocadas fuera de mí; y finalmente las sirenas, los hipogrifos y cosas parecidas son creados por mí. O aun quizá las puedo juzgar todas adventicias, o todas innatas, o todas creadas, puesto que todavía no he percibido claramente su origen». Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. [Edición PDF, 23-24]. 7 «He de examinar ahora, en relación a las ideas que considero tomadas de las cosas que existen fuera de mí, qué causa me mueve a juzgarlas parecidas a esas cosas». Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. [Edición PDF, 24]. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 57 Tercer BORRADOR 2013 realmente existentes y después en la que se apoya en la no dependencia de las ideas respecto a mi voluntad —lo que me haría creer que hay cosas fuera de mi— Descartes recorre otra vía para buscar la conformidad de las ideas a las cosas, es decir, si existen verdaderamente las cosas fuera de mí, de la que yo tengo las ideas. Es justo en este contexto donde se introduce la distinción entre realidad formal y realidad objetiva de las ideas del pensamiento. Se verá enseguida que Descartes en un primer momento recurre a la noción de realidad objetiva para probar la existencia de las cosas fuera del pensamiento. Las ideas pueden ser consideradas desde dos puntos de vista. Desde una perspectiva, las ideas en lo que son por si mismas sin relación a otras cosas, existen como modos del pensamiento o como operaciones realizadas por el sujeto pensante. En este sentido las ideas tienen una realidad formal, es decir, subsisten efectivamente como actos conscientes del pensamiento o del sujeto que piensa. Vistas sólo desde esta perspectiva de la realidad formal, las ideas no se distinguen unas de otras, no hay ninguna diferencia entre las ideas ya que todas son modos u operaciones del sujeto. Sin embargo, desde el otro punto de vista las ideas se entienden como imágenes que representan las cosas, por ejemplo una idea representando una cosa y otra idea otra cosa, en este sentido las ideas son muy diversas unas de otras8. La diferencia reside precisamente en su realidad objetiva, es decir, en el hecho de que algunas ideas tienen mayor realidad objetiva respecto a otras según que representen entidades de un mayor o menor grado de perfección. La realidad objetiva es, pues, el contenido representativo cuyo espesor varía de una idea a otra en función del mayor o menor grado de perfección de los entes que son representados. De este modo las ideas que representan a las sustancias tienen mayor realidad objetiva que las que representan los accidentes. La idea de un Dios eterno, infinito, omnipotente, etc., posee seguramente más realidad objetiva que aquellas que representan las sustancias finitas9. 8 «Otro camino se me ocurre para investigar si hay fuera de mí ciertas cosas, cuyas ideas existen dentro de mí. En cuanto estas ideas son sólo modos de pensar, no encuentro en ellas ninguna diferencia y todas parecen provenir de mí de igual manera. Pero en tanto en cuanto una representa una cosa y otra otra, está claro que son entre sí totalmente diversas. …». Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. [Edición PDF, 25]. (cursivas mías). 9 «…Sin duda las que me presentan las substancias son algo más, y por decirlo así tienen más realidad objetiva, que aquellas que tan sólo representan los modos o los accidentes. De este modo, tiene más realidad objetiva la idea por la que concibo a Dios como un ser eterno, infinito, omnisciente, omnipotente, creador de todas las cosas que existen, excepto de sí mismo, que aquellas por las que se presentan las substancias finitas». Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. [Edición PDF, 25]. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 58 Tercer BORRADOR 2013 Se deduce de lo que hemos dicho que es en la realidad objetiva donde Descartes señala las diferencias entre las ideas, teniendo algunas mayor realidad objetiva que otras. En definitiva, las ideas tienen diversos grados de realidad objetiva en el sentido que la idea de sustancia posee mayor realidad objetiva que la del accidente; hay más realidad objetiva en la idea de la sustancia infinita que en la de la sustancia finita. Como vemos, el argumento de la realidad objetiva de las ideas es usado por Descartes para probar que existen cosas fuera de la mente y que están representadas en las ideas. Sin embargo, este argumento se sostiene y clarifica por otro que se apoya en el principio de causalidad. Desarrollando el argumento de la causa-efecto, Descartes afirma que, para que una idea pueda contener una determinada realidad objetiva o bien otra, debe haberla recibido necesariamente de una causa que exista con tanta realidad formal cuanta realidad objetiva contenga la idea10. El principio de causalidad así formulado significa que la causa debe contener tanta realidad formal cuanta realidad objetiva contiene el efecto. Debe haber tanta realidad en la causa eficiente cuanta en su efecto. La idea de piedra, por ejemplo, puede ser producida o causada sólo por algo que tenga en sí formalmente todo cuanto entra en la composición de la piedra. Por imperfecto que sea este modo de ser de la idea, en la cual la cosa existe no formalmente sino objetivamente o por representación en la idea, no se puede decir que esta realidad objetiva provenga de la nada o sin causa alguna11. Por imperfectas que sean las ideas como imágenes susceptibles de representar de modo imperfecto las cosas de las que son ideas, éstas no pueden no tener una causa que las origine. Si las ideas son representaciones o por naturaleza propia subsisten sólo como realidad objetiva, sus causas deben existir efectivamente, es decir, en su realidad formal. Hay que señalar que las ideas se caracterizan esencialmente por su realidad objetiva en cuanto representa- 10 «Por otra parte, el hecho de que una idea tenga esta o aquella realidad en vez de otra cualquiera debe provenir de alguna causa en la que exista al menos tanta realidad formal cuanta realidad objetiva tiene la idea.» Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. [Edición PDF, 25]. 11 «… Porque si suponemos que existe algo en la idea que no se encuentra en la causa, entonces esto lo posee de la nada; ahora bien, por muy imperfecto que sea ese modo de ser por el que una cosa se encuentra de un modo objetivo en nuestro entendimiento mediante la idea, no por eso, sin embargo, no es absolutamente nada, y no puede, por lo tanto, existir de la nada.» Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. [Edición PDF, 25-26]. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 59 ciones de las cosas. Su realidad formal es simplemente la del pensamiento, como modos u operaciones del pensamiento12. Tercer BORRADOR 2013 Si bien en la cadena de las ideas, una idea pueda producir otra idea, esta cadena no puede prolongarse hasta el infinito y debe necesariamente detenerse en una primera idea cuya causa sería el modelo que contiene formal y efectivamente todas las perfecciones que en las ideas están simplemente representadas13. Todavía aparece una vez más que las ideas son imágenes o cuadros de las cosas, en las que ellas no subsisten formalmente o efectivamente en su perfección sino sólo objetivamente, es decir, como representadas. En este sentido las ideas como imágenes o representaciones no pueden contener nada más perfecto. Se nos plantea ahora la pregunta: ¿porqué, en este momento de la reflexión sobre el cogito, Descartes ha tenido que introducir la realidad objetiva de las ideas y el principio de causalidad? Es obvio que lo que le interesa fundamentalmente a Descartes es demostrar que existe algo fuera del cogito. La realidad objetiva de esa idea me asegura de modo evidente que ésta no existe en mí formalmente y por tanto, yo no puedo ser la causa. La conclusión es que fuera de mi pensamiento existe algo que produce o causa la idea en mí14. En la investigación sobre el origen de las ideas, Descartes sostiene que las ideas referidas a otros hombres, animales o ángeles pueden provenir de mí mismo. Igual que las ideas de colores, cualidades táctiles, de sustancia, de duración, de movimiento y de extensión podrían tener su origen en mí. Estas ideas no contienen nada tan perfecto que no pueda ser producido por mí. Pero la idea de Dios, concebida como sustancia infinita, eterna, inmu- 12 «Pues, aunque esta causa no transmita su realidad actual o formal a mi idea, no se debe pensar en consecuencia que es por ello menos real; sino que la naturaleza de la misma idea es tal, que no exige en sí ninguna otra realidad formal excepto aquella que toma de mi pensamiento, del cual es un modo.» Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. [Edición PDF, 25-26]. 13 «Y aunque una idea pueda proceder de otra, no se da, sin embargo, una sucesión hasta el infinito, sino que se debe llegar a alguna primera idea, cuya causa sea equivalente a un original, en el cual esté contenida formalmente toda la realidad que sólo existe en la idea de un modo objetivo.» Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. [Edición PDF, 26]. 14 «Pero, ¿qué conclusión se ha de obtener de todo esto? Sin duda la de que, si la realidad objetiva de alguna de mis ideas es tal que esté yo seguro de que ella no existe en mí ni formal ni eminentemente, y de que por lo tanto no puedo ser yo mismo la causa de tal idea, se sigue necesariamente que no soy yo el único ser existente, sino que existe también alguna otra cosa que es la causa de esa idea.» Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. [Edición PDF, 26]. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 60 table, omnipotente, omnisciente y creador de todas las cosas, no puede estar causada por mí15. Es cierto que puedo tener la idea de sustancia, siendo yo mismo una sustancia finita. Sin embargo, yo como ser finito, no podría nunca tener la idea de una sustancia infinita, si ésta no hubiese sido producida o puesta en mí por una sustancia efectivamente infinita. Así pues, Dios como sustancia infinita debe necesariamente existir. Tercer BORRADOR 2013 Finalmente, nos preguntamos, si teniendo yo la idea de Dios en cuanto ser perfecto, ¿podría yo existir sin Dios y atribuir mi existencia a mi mismo, a mis padres o a otra causa independiente de Dios? No es posible que yo sea el autor de mi mismo, porqué si lo fuera, me habría dado las perfecciones de las que tengo idea y, por tanto, sería Dios16. Así, soy consciente de modo claro y evidente que dependo de un ser distinto de mí. Este ser es Dios. Dios, cuya existencia se prueba de esta manera, no puede nunca engañarme, ya que el engaño es un defecto y en Dios no hay ninguno sino sólo perfecciones17. Se deduce de todo lo dicho anteriormente que Dios debe existir como garante de toda verdad. 15 « Por lo tanto, sólo queda la idea de Dios, en la que se ha de considerar si es algo que no haya podido proceder de mí mismo. Bajo la denominación de Dios comprendo una substancia infinita, independiente, que sabe y puede en el más alto grado, y por la cual he sido creado yo mismo con todo lo demás que existe, si es que existe algo más. Todo lo cual es de tal género que cuanto más diligentemente lo considero, tanto menos parece haber podido salir sólo de mí. De lo que hay que concluir que Dios necesariamente existe. Porque aun cuando exista en mí la idea de substancia por el mismo hecho de que soy substancia, no existiría la idea de substancia infinita, siendo yo finito, si no procediese de alguna substancia infinita en realidad.» Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. [Edición PDF, 27-28]. 16 «Si mi existencia procediese de mí mismo, no dudaría, no desearía, ni me faltaría nada en absoluto; puesto que todas las perfecciones cuyas ideas existen en mi mente me las habría dado a mí mismo, y de tal manera yo sería Dios». Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. [Edición PDF, 29]. 17 Meditaciones metafísicas, Tercera meditación. 8. EL DESAFÍO DE LA REPRESENTACIÓN: EL CAMBIO EMPIRISTA En este recorrido que estamos haciendo la figura de Descartes es decisiva para entender la teoría de la representación. Después de haber puesto en duda el mundo exterior y las verdades que le estaban implicadas, realiza el descubrimiento del cogito dotado de sus ideas a las que en un primer momento se le atribuye una realidad objetiva. Esta constituye la representación ya que las ideas objetivas representan las cosas que se encuentran fuera del pensamiento. La realidad objetiva marca la diferencia entre las ideas en la medida en que una idea tiene un contenido representativo diverso del que tiene otra idea en función del grado de perfección de los entes representados. Para que una idea pueda tener una cierta realidad objetiva más que otra, debe recibirla necesariamente de una causa que posea tanta realidad formal o efectiva quanta la idea contenga en realidad objetiva. Por tanto, a través de la realidad objetiva de las ideas y el principio de causalidad, se establece la relación de correspondencia del pensamiento con el mundo externo. Las ideas son imágenes o cuadros de las cosas y nosotros conocemos en primer lugar, no las cosas, sino las ideas. Justo en esto consiste la representación. El conocimiento planteado como conocimiento de las ideas que representan las cosas sigue interesando a los filósofos de la tradición postcartesiana, pero el problema fundamental se dirige hacia el origen de las ideas. En esta perspectiva, el empirismo inglés con sus protagonistas como John Locke (1632-1704), George Berkeley (1685-1753) y David Hume (17111776), trata de llevar el origen de las ideas a la experiencia empírica donde es posible tener un conocimiento valido. Este conocimiento no debe traspasar los confines de la experiencia. Tomando la perspectiva de las ideas como objeto inmediato del conocimiento, el empirismo en sus diversas formas introducirá algunas modificaciones significativas en la noción de representación haciéndola más radical y psicológica. Nos proponemos a continuación analizar y discutir de modo crítico las aportaciones del pensamiento de origen empirista respecto a la noción de representación o conocimiento de las ideas y de las consecuencias que resultan. Para ello vamos a considerar las concepciones de Locke y Hume sobre el conocimiento. 8.1 El origen de las ideas: la experiencia El problema del origen de las ideas, ya planteado por Descartes, asume en Locke una importancia capital, tanto que ocupa el primer lugar en su ensayo sobre el conocimiento, como aparece en el Ensayo sobre el enten- TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 62 dimiento humano (An Essay Concerning Human Understanding 1690). Un análisis acerca del origen de las ideas con el objeto de establecer la naturaleza propia del conocimiento lleva necesariamente consigo la exigencia de determinar la posibilidad y los límites del conocimiento sin recurrir a ningún tipo de presupuesto metafísico como el de las ideas innatas. Una vez examinado las posibilidades y los límites del conocimiento, no será necesario dudar de todo y consiguientemente, no podremos ahorrar las controversias que, por falta de una solución clara y distinta, no hacen sino aumentar la duda. La idea es el contenido o el objeto inmediato del pensamiento, lo que el pensamiento es consciente cuando piensa, «aquello en que se ocupa la mente cuando piensa1». En una posición radicalmente opuesta a la de Descartes y de sus seguidores, Locke afirma que las ideas no son innatas y por eso se ocupa de su origen. Al principio la mente humana se parece a un folio en blanco sin ningún contenido o ideas. A la pregunta por la proveniencia de las ideas se responde que su origen se encuentra en la experiencia2. Ésta se basa en las observaciones realizadas sobre los objetos externos 1 «It being that term [Idea] which, I think, serves best to stand for whatsoever is the object of the understanding when a man thinks,» Essay, Introduction 8. Tercer BORRADOR 2013 2 «Supongamos, pues, que la mente sea, como se dice, un papel en blanco, limpio de toda instrucción, sin ninguna idea. ¿Cómo llega entonces a tenerla? [...] ¿De dónde extrae todo ese material de la razón y del conocimiento? A estas preguntas contesto con una sola palabra: de la experiencia; he aquí el fundamento de todo nuestro saber, y de donde en última instancia se deriva: “las observaciones que hacemos sobre los objetos sensibles externos, o sobre las operaciones internas de nuestra mente, las cuales percibimos, y sobre las que reflexionamos nosotros mismos, son las que proveen a nuestro entendimiento de todos los materiales del pensar”. Estas son las dos fuentes de conocimiento de donde parten todas las ideas que tenemos o que podemos tener de manera natural». Ensayo sobre el entendimiento humano, L2, cap. 1, 2 (Editora Nacional, Madrid 1980, vol.1, p. 164). (Herder CD). «2. All ideas come from sensation or reflection. Let us then suppose the mind to be, as we say, white paper, void of all characters, without any ideas:- How comes it to be furnished? Whence comes it by that vast store which the busy and boundless fancy of man has painted on it with an almost endless variety? Whence has it all the materials of reason and knowledge? To this I answer, in one word, from EXPERIENCE. In that all our knowledge is founded; and from that it ultimately derives itself. Our observation employed either, about external sensible objects, or about the internal operations of our minds perceived and reflected on by ourselves, is that which supplies our understandings with all the materials of thinking. These two are the fountains of knowledge, from whence all the ideas we have, or can naturally have, do spring». Essay, L2, C1,2. «Supongamos, entonces, que la mente sea, como se dice, un papel en blanco, limpio de toda inscripción, sin ninguna idea. ¿Cómo llega a tenerlas? ¿De dónde se hace la TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 63 y sobre las operaciones de la mente. Basándonos en la experiencia las ideas provienen de una primera fuente que es la sensación resultante del contacto de nuestros sentidos con los objetos, lo que da lugar a las percepciones o ideas. Pertenecen a la sensación las ideas del amarillo, de caliente, de duro, de amargo, etc. La otra fuente del conocimiento es la reflexión que consiste en la consciencia de las operaciones de la mente que producen las ideas de percibir, razonar, dudar, querer, etc. Estas ideas se obtienen sólo por medio del ejercicio o del acto de la reflexión sobre las diversas operaciones de la mente y por este motivo su origen proviene de la reflexión. Tercer BORRADOR 2013 Resumiendo podemos decir que la sensación y la reflexión constituyen las dos fuentes de las ideas ancladas en la experiencia. Todas las ideas provienen de estas dos fuentes. Las ideas, como se puede ver de las observaciones hechas sobre el desarrollo de cualquier niño, son adquiridas gradualmente. Las ideas de las cualidades sensibles, como el color, la luz y otros datos visuales o táctiles resultantes del contacto frecuente con los objetos que golpean continuamente la vista o el tacto, se forman en un primer momento o mucho más rápido respecto a las otras ideas de la reflexión. Ésta reclama una atención si se quiere tener un conocimiento claro y distinto de las diversas ideas del sentido interno o de la realidad interna. La adquisición de las ideas coincide necesariamente con el percibir3. Las percepciones son producidas por las impresiones que los objetos dejan en los sentidos. Percibir es el hecho de tener conciencia de lo que se piensa. Por tanto, pensar significa tener ideas, percibir o ser consciente. Puesto que todas las ideas provienen de la sensación y de la reflexión, es decir de la experiencia, no sería razonable la proposición según la cual el alma piensa continuamente y es capaz de tener ideas por su cuenta, como por ejemplo en el sueño y de los cuales no se es consciente4. La experiencia desmiente mente con ese prodigioso cúmulo, que la activa e ilimitada imaginación del hombre ha pintado en ella, en una variedad casi infinita? ¿De dónde saca todo ese material de la razón y del conocimiento? A esto contesto con una sola palabra: de la experiencia; he allí el fundamento de todo nuestro conocimiento, y de allí es de donde en última instancia se deriva». Ensayo, L2,c1§2, 164. 3 «Preguntar cuándo alcanza el hombre sus primeras ideas es preguntar cuándo empieza a percibir, significando lo mismo tener ideas y percibir». Ensayo, L2, c1,9. «9. The soul begins to have ideas when it begins to perceive. To ask, at what time a man has first any ideas, is to ask, when he begins to perceive;- having ideas, and perception, being the same thing». Essay, L2, c1,9. 4 «Admito que el alma en un hombre en estado de vigilia nunca está sin pensamiento, ya que esa es la condición de ese estado. Pero que el dormir sin soñar no sea una acepción que haga referencia al hombre en su totalidad, en mente y cuerpo, es algo que quizá TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 64 la validez de esa proposición, ya que si el alma pensara continuamente prescindiendo del cuerpo sumergido en el sueño se tendría una fractura de la identidad del hombre en dos personas diversas. Una división del hombre en dos personas diversas se produciría si el alma en el sueño tuviese ideas o percepciones de las que no fuera consciente5. Si el alma en este estado de sueño pensara separadamente del cuerpo, entonces este cuerpo que duerme no tendría ningún sentido para la persona en cuestión y otro cuerpo de cualquier hombre podría servir de lugar para el desarrollo de los pensamientos del alma. Tendríamos dos cuerpos de los que la misma alma se serviría indiferentemente para pensar y así no se tendría más la identidad de la misma persona sino la de dos personas distintas. Tercer BORRADOR 2013 En la operación de pensar, la memoria tiene un papel importante ya que permite reflexionar sobre las experiencias ya pasadas en función de reflexiones posteriores. No serviría de nada tener pensamientos de los que no merezca la pena que un hombre en estado de vigilia considere, pues no resulta fácil concebir que alguien piense sin ser consciente de ello. Si el alma piensa en un hombre dormido, sin tener conciencia de ello, pregunto si mientras piensa de ese modo tiene algún placer o dolor, o si es capaz de experimentar felicidad o tristeza. Estoy seguro de que no lo es más de lo que lo sería la cama o el suelo en que descansa; porque ser feliz o desgraciado sin ser consciente de ello, me parece totalmente inconsecuente e imposible, O si acaso fuera posible que la mente pueda, mientras el cuerpo duerme, tener por su cuenta sus pensamientos, sus placeres y preocupaciones, su goce y su dolor, de los que el hombre no es consciente, es seguro que Sócrates dormido y Sócrates despierto no son la misma persona; sino que el alma de Sócrates mientras duerme, y Sócrates el hombre, compuesto de cuerpo y alma cuando está despierto, son dos personas; ya que el Sócrates no tiene conocimiento, ni le importa, de esa felicidad o miseria que su alma experimenta sola y por si mientras él duerme…» Ensayo, L2, c1§11, 171. 5 «…, sin que nada perciba de ello, y que le es tan extraño como la felicidad o miseria de un hombre en las Indias, cuya existencia desconoce totalmente. Porque si privamos de manera total nuestras acciones y sensaciones de toda conciencia sobre ellas, especialmente del placer y del dolor y del remedio que siempre les acompaña, nos resultará difícil saber en qué parte radica la identidad personal». Ensayo, L2, c1§11, 171172. 6 «Quizá se afirme que el alma piensa hasta en los momentos de sueño mas profundo, pero que la memoria no lo retiene. Pero resulta difícil imaginar que el alma de un hombre dormido pueda estar ocupada en un momento en pensar, y que en otro momento, cuando el hombre esta despierto, no consiga recordar ninguno de esos pensamientos […] Es una manera muy inútil de pensar el hacerlo frecuentemente, sin retener jamás ni por un momento lo que se piensa. Y el alma en semejante estado del pensar excede en bien poco, si acaso, a un espejo que recibe continuamente una multiplicidad de imágenes o ideas, pero sin retener ninguna: desaparecen y se esfuman sin dejar ninguna huella. En nada aprovecha el espejo tales ideas, ni semejantes pensamientos el alma». Ensayo, L2, c1§14-15, 173-174. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 65 nos diésemos cuento o no pudiésemos conservar en el recuerdo6. Incluso si en el niño la organización de los datos de la sensación por medio de la memoria surge en un momento más tardío, las ideas comienzan ya a formarse al contacto de los sentidos con los objetos dando lugar a la posibilidad de un mejoramiento progresivo del conocimiento de los objetos y de las personas y, en la línea de esta progresión, hasta la capacidad de reflexionar sobre las diversas operaciones de la mente como el razonar, abstraer, etc. Los llamados pensamientos sin consciencia como los sueños, no son ideas del alma adquiridas independientemente del cuerpo, sino ideas tenidas despiertos que provienen de la sensación y de la reflexión. Resumiendo, el pensamiento consiste en la conciencia del hecho de que se piensa, siendo la conciencia la percepción de cuanto sucede en la mente. Podemos concluir que la inteligencia al principio tiene un carácter simplemente pasivo, como una hoja en blanco que es impresa en primer lugar por las ideas de la sensación para posteriormente progresar hacia la reflexión. Las dos fuentes de las ideas son la sensación y la reflexión. Los sentidos dotan a la mente de las ideas que gradualmente se desarrollan en número y perfección mediante la reflexión y el ejercicio del razonamiento7 BORRADOR 2013 8.2 Clasificación de las ideas: ideas simples y compuestas Las ideas se dividen en dos grupos distintos: ideas simples e ideas complejas. A pesar de que es posible aprehender de un solo objeto diversas cualidades al mismo tiempo y sin separación como la suavidad y el calor de un trozo de cera, las ideas producidas por estas cualidades sensibles en la men- 6 «Quizá se afirme que el alma piensa hasta en los momentos de sueño mas profundo, pero que la memoria no lo retiene. Pero resulta difícil imaginar que el alma de un hombre dormido pueda estar ocupada en un momento en pensar, y que en otro momento, cuando el hombre esta despierto, no consiga recordar ninguno de esos pensamientos […] Es una manera muy inútil de pensar el hacerlo frecuentemente, sin retener jamás ni por un momento lo que se piensa. Y el alma en semejante estado del pensar excede en bien poco, si acaso, a un espejo que recibe continuamente una multiplicidad de imágenes o ideas, pero sin retener ninguna: desaparecen y se esfuman sin dejar ninguna huella. En nada aprovecha el espejo tales ideas, ni semejantes pensamientos el alma». Ensayo, L2, c1§14-15, 173-174. Tercer 7 «No veo, por tanto, ninguna razón para creer que el alma piensa antes de que los sentidos le hayan proporcionado ideas sobre las que reflexionar; puesto que el número de esas ideas aumenta y las mismas se retienen, sucede que el alma, gracias al ejercicio, perfecciona su facultad de pensar en sus diversas partes; así como, más tarde, combinando esas ideas y reflexionando sobre sus propias operaciones, aumenta el caudal de ideas lo mismo que su habilidad para recordar, imaginar, razonar y otras maneras de pensar». Ensayo, L2, c1§20, 180. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 66 te son distintas y separadas unas de otras por la única razón que se forman de un modo simple y en este sentido se llaman ideas simples8. Éstas constituyen el material del conocimiento y provienen de las dos fuentes mencionadas, la sensación y la reflexión. El intelecto que se encuentra en posesión de las ideas simples obtenidas de la sensación y de la reflexión puede efectuar diversas combinaciones de las ideas simples para obtener ideas complejas, pero el entendimiento no puede inventar o crear nuevas ideas ni eliminar las ya existentes. Volvemos ahora la atención a las ideas simples provenientes de la sensación. Respecto a las ideas simples hay que considerar una distinción importante que Locke introduce entre ideas y cualidad. Como hemos dicho, el término idea significa todo aquello que es objeto inmediato del pensamiento o de la percepción y se es consciente. Por el contrario, el término cualidad se refiere al objeto en cuanto cualidad de un objeto, es decir el poder del objeto de producir ideas o percepciones en el entendimiento.9 Nuestros sentidos Tercer BORRADOR 2013 8 «Aun cuando las cualidades que afectan a nuestros sentidos están, en las cosas mismas, tan unidas y mezcladas que no hay separación o distancia entre ellas, con todo, es llano que las ideas que esas cualidades producen en la mente le llegan, por vía de los sentidos, simples y sin mezcla. Porque si bien es cierto que la vista y el tacto toman frecuentemente del mismo objeto y al mismo tiempo ideas diferentes, como cuando un hombre ve a un tiempo el movimiento y el color, y cuando la mano siente la suavidad y el calor de un mismo trozo de cera, sin embargo, las ideas simples así unidas en un mismo objeto son tan perfectamente distintas como las que llegan por diferentes sentidos. La frialdad y la dureza, que un hombre siente en un pedazo de hielo, son, en la mente, ideas tan distintas como el aroma y la blancura de un lirio, o como el sabor del azúcar y el aroma de una rosa». Ensayo, L2, c2§1, 184. 9 «Todo lo que la mente percibe en sí misma, o todo lo que es el objeto inmediato de percepción, o de pensamiento, o de entendimiento, es a lo que yo llamo idea; y al poder de producir una idea cualquiera en nuestra mente lo llamo cualidad del sujeto en el que radica este poder. La bola de nieve puede producir en nosotros las ideas de blanco, frío y redondo; a esas potencias que producen en nosotros estas ideas, en tanto en cuanto se encuentran en la bola de nieve, las llamo cualidades; y en cuanto son sensaciones o percepciones en nuestro entendimiento, las llamo ideas; y si algunas veces me refiero a estas ideas como si se encontraran en los mismos objetos, quiero que se me entienda que me refiero a esas cualidades en aquellos objetos que nos producen esas ideas. Consideradas de esta manera, las cualidades en los cuerpos son, en primer lugar, aquellas que son totalmente inseparables de un cuerpo, sea cual fuere el estado en que se encuentren, y de tal naturaleza que las conserva de manera constante en todas las alteraciones y cambios que dicho cuerpo pueda experimentar por razón de una fuerza mayor ejercida sobre él. Estas cualidades son de tal naturaleza que las encuentran los sentidos de manera constante en toda partícula de materia que tenga la suficiente consistencia para ser percibida [...] Llamo a estas cualidades, cualidades originales o primarias de un TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 67 son golpeados por las cualidades que producen en la mente ideas simples. Una bola de nieve tiene el poder o la cualidad de suscitar en la mente las ideas de blanco, frío y redondo. La cualidad de un objeto definido como poder susceptible de producir ideas simples en el entendimiento se puede clasificar en dos grupos: la clase de las cualidades primarias y la de las cualidades secundarias. Las cualidades primarias pertenecen a los cuerpos de un modo originario y no pueden separarse de ellos ni siquiera en las alteraciones que puedan sufrir10. Estas cualidades inseparables de los cuerpos son por ejemplo la solidez, la extensión, la figura, el número, el movimiento, el reposo. Gracias a las cualidades primarias tenemos las ideas simples de solidez, extensión, figura,… Además de las cualidades primarias están las cualidades secundarias resultantes de las diversas combinaciones de las cualidades primarias. Partiendo de sus cualidades primarias los cuerpos tienen el poder o la cualidad, en este sentido secundaria, de producir las ideas simples de color, sonido, sabor,…11 Las cualidades de los objetos golpean nuestros sentidos produciendo las sensaciones, las percepciones, las ideas. Así se entiende que las ideas simples provengan de la primera fuente que es la sensación. Tercer BORRADOR 2013 Vamos a considerar ahora las ideas simples provenientes de la reflexión. Las ideas simples que derivan de la reflexión como la percepción, la memoria, el discernimiento o la capacidad de distinguir tienen su origen en la observación de la mente sobre sus propias operaciones12. En el acto de recuerpo, y creo que podemos advertir que producen en nosotros las ideas simples de la solidez, la extensión, la forma, el movimiento, el reposo y el número. Pero, en segundo lugar, existen unas cualidades que realmente no son nada en los objetos mismos, sino potencias para producir en nosotros diversas sensaciones por medio de sus cualidades primarias, es decir, por la extensión, la forma, la textura y el movimiento de sus partes insensibles. A estas cualidades, como son los colores, sonidos, gustos, etc., las llamo cualidades secundarias. Se podría añadir una tercera clase, que todo el mundo admite que no son potencias, aunque sean cualidades tan reales en el sujeto como a las que yo, para seguir la manera común de hablar, llamo cualidades, pero que para diferenciarlas denomino cualidades secundarias. Porque la potencia que tiene el fuego para producir un nuevo color o distinta consistencia en la cera o el barro por medio de sus cualidades primarias es tanto una cualidad en el fuego como lo es la potencia que tiene para producir en mí una nueva idea o sensación de calor que no tenía antes por miedo de esas mismas cualidades primarias, es decir, extensión, textura y movimiento de sus partes». Ensayo L2, c8, n. 7,8,9,10 (Editora Nacional, Madrid 1980, vol.1, p. 205-207). Textos de Diccionario Herder de filosofía. 10 Ensayo, 11 Ensayo, 12 Nota 106 TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 68 Tercer BORRADOR 2013 flexión se observan diversas modificaciones del pensamiento que dan lugar a ideas distintas. Entre todas las ideas simples, la percepción es la primera idea que se obtiene mediante la reflexión. La percepción ocupa el primer lugar ya que debe acompañar necesariamente cualquier proceso en el que los sentidos vengan excitados por cualquier objeto. Hemos visto ya que la percepción coincide con el pensamiento. Por tanto, pensar es sobre todo, tener percepción, percibir. Los diversos modos del pensamiento no son otra cosa que las diversas modificaciones de la percepción. Así, el recuredo como idea simple es la percepción en ausencia del objeto, por ejemplo cuando se piensa o se tienen las ideas del calor, de la luz, del amarillo, del dulce, etc. sin la presencia del objeto que produce esas sensaciones. Por otra parte el discernimiento o la capacidad de distinguir es la percepción de las ideas sin confusión. Se trata de la percepción distinta que separa las ideas unas de otras con el objeto de determinarlas de modo claro. Estas modificaciones de la percepción, es decir, los diversos modos del pensamiento con las ideas que se producen sólo se pueden observar en el acto de la reflexión en el que la mente se vuelve sobre si misma13. Las ideas simples son recogidas por el entendimiento de modo pasivo ya que éste no las elabora. Son el material a partir del cual este entendimiento forma las otras ideas a través de ciertos acto, principalmente la operación de producir ideas complejas, también establecer relaciones entre las ideas y abstraer las ideas generales. Como ya hemos indicado, el entendimiento no puede crear ideas nuevas o destruir las ya existentes, se limita a combinarlas, unirlas, separarlas utilizando las ideas simples como material. Se subraya de este modo el límite del entendimiento que no puede ir más allá de la experiencia. Las ideas resultantes de las combinaciones, de las relaciones o de la abstracción se llaman ideas complejas, como la gratitud, la belleza, el universo, un hombre14. Las ideas complejas se pueden reducir a tres grupos: los modos, las sustancias y las relaciones15. 13 107 14 «Así como se observa que las ideas simples existen unidas en diversas combinaciones, así la mente tiene el poder de considerar a varias ideas unidas, como una sola idea, y eso es así no sólo según se dan unidas en los objetos externos, sino según ella misma las ha unido. A las ideas así hechas de varias ideas simples unidas las llamo ideas complejas. Tales son belleza, gratitud, un hombre, un ejército, el universo. Y aunque son compuestas de varias ideas simples, o de ideas complejas formadas de ideas simples, sin embargo, cuando la mente quiere, las considera a cada una, en sí misma, como una cosa entera significada por un nombre». Ensayo, L2, c12§1, 249-250. 15 Ensayo, L2, c12 TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 69 Los modos son ideas complejas que dependen de las sustancias ya que no son subsistentes por sí mismos. Las sustancias como ideas complejas son la combinación de ideas simples que pueden representar las cosas subsistentes por sí: el hombre, el plomo, la oveja, etc. Las relaciones derivan de las operaciones consistentes en comparar y confrontar unas ideas con otras obteniendo así relaciones como la de causa-efecto, el similar o lo diferente, etc.16 Una vez clasificadas las ideas, Locke busca las consecuencias y las implicaciones para nuestro conocimiento. La pregunta fundamental que se IDEAS apuntaba ya de un modo implícito en el tratamiento de las ideas, aparece ahora de modo explícito: ¿qué se conoce y cual es el objeto de nuestro conocimiento?Simples La respuesta a esta pregunta la discutiremos en el punto siComplejas guiente haciendo hincapié en el conocimiento de las cosas extramentales. De sensación: color, dureza Modos: triángulo, gratitud… De reflexión: percibir, pensar Sustancias: hombre, rebaño,… De sensación y reflexión: dolor, Relaciones: causa-efecto… BORRADOR 2013 placer 8.3 El conocimiento y su objeto Ya desde el principio debemos decir qu el objeto inmediato del conocimiento son las ideas. El conocimiento se define como la percepción de la concordancia o discordancia entre las ideas17. La posibilidad de distinguir Tercer 16 «§ 3. Las ideas complejas son modos, substancias o relaciones. Cualquiera que sea la manera como las ideas complejas se componen y descomponen, y aun cuando su número sea infinito, y no tenga término la variedad con que llenan y ocupan los pensamientos de los hombres, sin embargo me parece que pueden comprenderse todas dentro de estos tres capítulos: 1) Los modos. 2) Las substancias. 3) Las relaciones». Ensayo, L2, c12§3, 250-251. 17 «§1. Nuestro conocimiento se refiere sólo a nuestras ideas TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 70 el blanco del negro surge sólo desde la percepción de que las dos ideas son discordantes, no están de acuerdo entre ellas. Incluso en una demostración matemática, por ejemplo la proposición de que los tres ángulos de un triángulo son iguales a dos rectos, es necesaria la percepción de la concordancia, es decir, de la igualdad. Existen diversos tipos de acuerdo o desacuerdo entre las ideas: identidad o diversidad, relación, coexistencia y existencia real18. El primer tipo consiste en el percibir las ideas en lo que son en sí mismas, las diferencias entre ellas entre ellas y el hecho de que una no es la otra. Este conocimiento que surge de modo natural sin recurrir a la demostración está marcada por la percepción de la identidad o de la concordancia Desde el momento en que la mente, en todos sus pensamientos y razonamientos, no tiene ningún otro objeto inmediato que sus propias ideas, las cuales ella sola contempla o puede contemplar, resulta evidente que nuestro conocimiento está dirigido sólo a ellas. Tercer BORRADOR 2013 §2. El conocimiento es la percepción del acuerdo o desacuerdo de dos ideas Creo que el conocimiento no es sino la percepción del acuerdo y la conexión, o del desacuerdo y el rechazo entre cualesquiera de nuestras ideas. En esto consiste solamente. Cuando exista semejante percepción, habrá conocimiento, y donde no la haya, aunque podamos imaginarla, vislumbrarla o creerla, nuestro conocimiento será siempre muy escaso» Ensayo, L4, c1, 785. BOOK IV Of Knowledge and Probability. Chapter I Of Knowledge in General 1. Our knowledge conversant about our ideas only. Since the mind, in all its thoughts and reasonings, hath no other immediate object but its own ideas, which it alone does or can contemplate, it is evident that our knowledge is only conversant about them. 2. Knowledge is the perception of the agreement or disagreement of two ideas. Knowledge then seems to me to be nothing but the perception of the connexion and agreement, or disagreement and repugnancy of any of our ideas. In this alone it consists. 18 «Pues cuando nosotros sabemos que lo blanco no es negro, ¿qué otra cosa percibimos sino que esas dos ideas no están de acuerdo? Cuando poseemos la total certeza de que los tres ángulos de un triángulo son iguales a dos rectos, ¿qué otra cosa percibimos sino que la igualdad de dos ángulos rectos conviene necesariamente, y es inseparable, de los tres ángulos de un triángulo? §3. Este acuerdo o desacuerdo puede ser de cuatro clases Pero para entender con un poco más de distinción en qué consiste este acuerdo o desacuerdo, pienso que podemos reducirlo todo a cuatro clases: Identidad o diversidad, Relación, Coexistencia o conexión necesaria, Existencia real» Ensayo, L4, c1, 785-786. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 71 de una idea consigo misma o por otro lado, de la discordancia entre las ideas distintas. La idea del blanco es justo la del blanco y no del rojo o del cuadrado. Se trata de un primer nivel de concordancia o discordancia entre las ideas, percibida de modo inmediato por la mente19. El segundo tipo de concordancia o discordancia se refiere a la relación entre dos ideas20, mientras que el tercero lo hace respecto a la coexistencia percibida como una idea que debe acompañar a otra, de modo privilegiado en el caso de las sustancias21. Cuando se afirma que el oro es fijo, la idea de fijeza entendida como el permanecer sin destruirse en el fuego, debe ser concomitante o ir junto con la idea compleja del oro. Por último, el cuarto tipo de concordancia o discordancia se refiere a la existencia real de las cosas fuera de la mente donde aparece la idea22. Desde el punto de vista de la modalidad, Locke distingue sobre todo, dos modos de conocer: el conocimiento actual en cuanto percepción presente de la concordancia o discordancia de las ideas; el conocimiento habitual consistente en la percepción del acuerdo o desacuerdo puesto de manifiesto por ejemplo en una proposición que una vez conocida, se retiene o conser- BORRADOR 2013 19 «En cuanto a la primera clase de acuerdo, es decir, identidad o diversidad, el primer acto de la mente, cuando tiene algunos sentimientos o ideas, consiste en percibirlas (para conocer lo que sea cada una de ellas), y, de esta manera, en percibir también sus diferencias y que la una no es la otra». Ensayo, L4, c1§4, 786. 20 «La segunda clase de acuerdo o de desacuerdo que la mente percibe en cualquiera de sus ideas pienso que puede denominarse relativo; y no es sino la percepción de la relación entre dos ideas cualesquiera, de cualquier clase, sean sustancias, modos o cualquier otras» Ensayo, L4, c1§5, 787 21 «La tercera clase de acuerdo o de desacuerdo que se encuentra en nuestras ideas, y en lo que se ocupa la percepción de la mente, es la coexistencia o no coexistencia en el mismo sujeto; y esto pertenece en particular a las sustancias. Así, cuando nos referimos al oro diciendo que es fijo, nuestro conocimiento de esta verdad no pasa de que la fijeza o el poder de permanecer en el fuego sin consumirse es una idea que siempre acompaña y está unida a esa especie particular de amarillo, eso, fusibilidad, maleabilidad y solubilidad en agua regia, que componen la idea compleja que significamos por la palabra oro». Ensayo, L4, c1§6, 787-788. Tercer 22 «La cuarta y última clase es la de la existencia real y actual en cuanto está de acuerdo con cualquier idea. Pienso que dentro de estas cuatro clases de acuerdo o desacuerdo está contenido todo el conocimiento que tenemos o del que somos capaces. Porque todas las investigaciones que podemos realizar sobre nuestras ideas, todo lo que sabemos o podemos afirmar sobre cualquiera de ellas, es que es o no es la misma que alguna otra, que coexiste o no coexiste siempre con otra idea en un mismo sujeto; que tiene esta o aquella relación con otra idea; o que tiene una existencia real más allá de la mente». Ensayo, L4, c1§7, 788. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 72 va en la memoria y cuya evidencia se presenta en el entendimiento en cuanto es reclamada23. Si en el ámbito del conocimiento habitual, la percepción de la concordancia o de la discordancia se alcanza de modo inmediato sin la intervención de otras ideas, este conocimiento en los términos de una gradación se llama conocimiento intuitivo24. En cambio, en el caso en que se recurre a las ideas intermedias o a las pruebas para mostrar la concordancia o discordancia entre las ideas, el conocimiento es demostrativo25. Por tanto, si el conocimiento intuitivo posee en sí la evidencia que requiere el asentimiento del entendimiento, por el contrario, el conocimiento demostrativo no es inmediatamente evidente y exige un esfuerzo atento y gradual para alcanzar la certeza, es decir, la percepción clara de la concordancia o discordancia de las ideas. Se debe subrayar que el conocimiento intuitivo 23 «§8. El conocimiento es actual o habitual. Hay diversos caminos por los que la mente llega a poseer la verdad, cada uno de los cuales se llama conocimiento. Tercer BORRADOR 2013 I. Hay un conocimiento actual que es la percepción presente que la mente tiene del acuerdo o desacuerdo de cualquiera de sus ideas, o de la relación que tienen las unas con las otras. II. Se dice que un hombre conoce cualquier proposición, y cuando esa proposición le ha sido antes presentada a sus pensamientos y él percibe, de forma evidente, el acuerdo o desacuerdo de las ideas de las que ésta consta; y de tal manera queda alojada en su memoria que, siempre que aquella proposición vuelva a dar lugar a la reflexión, él, sin ninguna duda ni vacilación, la tomará en su sentido correcto, asentirá a ella y tendrá la certeza de la verdad que hay en ella. Pienso que a esto se le puede llamar conocimiento habitual. Y de esta manera se puede afirmar que un hombre conoce todas aquellas verdades que están alojadas en su memoria, mediante una percepción clara y completa anterior, y la mente, cuantas veces tenga ocasión de reflexionar sobre estas verdades, no tendrá dudas sobre las mismas. Pues como nuestro entendimiento finito no es capaz de pensar claramente y con distinción sino sobre una cosa a la vez, si los hombres no tuvieran más conocimiento que sobre lo que están pensando actualmente, serían todos ellos muy ignorantes; y quien más conociese, no conocería sino una sola verdad, puesto que no sería capaz de pensar al tiempo más que sobre una». Ensayo, L4, c1§8, 789. 24 «También hay, vulgarmente hablando, dos grados de conocimiento habitual: Primero, el uno se refiere a esas verdades guardadas en la memoria que, cuando se ofrecen a la mente, ella percibe la relación entre aquellas ideas, Y esto ocurre en todas aquellas verdades de las que tenemos un conocimiento intuitivo, en las que las ideas mismas, por una percepción inmediata, descubren el acuerdo existente entre unas y otras». Ensayo, LIV, c1§9, 790. 25 «Segundo, el otro se refiere a aquellas verdades de las que la mente, habiendo sido convencida, sólo retiene el recuerdo de su convicción, no las pruebas. De esta manera, un hombre que recuerde con certeza que él ha percibido en una ocasión la demostración de que los tres ángulos de un triángulo son iguales a dos rectos, está seguro de que lo sabe, porque no puede dudar de la verdad de ello». Ensayo, LIV, c1§9, 790. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 73 permanece siempre como la base sobre la que se constituye todo del proceso del razonamiento demostrativo. Tercer BORRADOR 2013 Junto a estos dos grados de conocimiento, es decir, el conocimiento intuitivo y el demostrativo, se añade otro nivel de conocimiento que es el de la existencia real de las cosas extramentales26. Las ideas formadas en la mente deben corresponder a las cosas fuera de la mente. La prueba cierta y clara de esta correspondencia, es decir de la existencia real de las cosas, sólo se alcanza por los sentidos, por la sensación. Se deduce, pues, de lo dicho que el conocimiento es la percepción del acuerdo o desacuerdo entre las ideas. Todo nuestro conocimiento se resuelve en la percepción del acuerdo o desacuerdo que nos proporcionan la intuición, la demostración y la sensación. Esta última referida a la existencia de las cosas extramentales y plantea al mismo tiempo el problema de la realidad del conocimiento. ¿es real o no el conocimiento? Aparece el problema de la realidad del conocimiento porque el entendimiento no conoce las cosas de modo inmediato sino sólo mediante las ideas27. El objeto inmediato del conocimiento son las ideas. El factor determinante de la realidad del conocimiento es la conformidad de las ideas con las cosas fuera de la mente. Nos preguntamos por el criterio de esta conformidad por que la mente, conociendo sólo las ideas, no puede saber si estas son o no conformes a las cosas. A esta pregunta se responde con el argumento de que hay dos clases de ideas que muestran esta correspondencia: las ideas simples y las ideas complejas. La concordancia podemos encontrarla en primer lugar en las ideas simples ya que estas provienen de las cosas que golpean los sentidos. No nos inventamos las ideas simples, son el producto del contacto con los sentidos. La idea simple de blancura o de amargura corresponde al poder de un cuerpo de producirla. Por otro lado, las ideas complejas, en cuanto productos de la mente misma a través de sus combinaciones, deben ser necesariamente conformes a la realidad, ya que 26 «Así que creo podemos añadir a las dos anteriores clases de conocimiento una tercera: el de la existencia de objetos externos particulares; por medio de esa percepción y conciencia que tenemos de la entrada actual de ideas a partir de ellos, y deducir que existen tres grados de conocimiento: intuitivo, demostrativo y sensitivo, en cada uno de los cuales hay diferentes grados y modos de evidencia y de certidumbre». Ensayo, LIV, c2§14, 803. 27 «Es evidente que la mente no conoce las cosas de forma inmediata, sino tan sólo por la intervención de las ideas que tiene sobre ellas. Nuestro conocimiento, por ello, sólo es real en la medida en que existe una conformidad entre nuestras ideas y la realidad de las cosas». Ensayo, LIV, c4§3, 839. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 74 en todo el proceso cognoscitivo el objeto del conocimiento no es la cosa sino la conformidad de esta con las ideas28. El problema de la realidad del conocimiento implica necesariamente la cuestión de la existencia real de las cosas fuera de la mente. La certeza de que las cosas existen fuera de la mente es garantizado sólo por la sensación ya que no hay nada que ligue de modo necesario la existencia particular de una cosa o de un hombre a una idea. Por tanto sólo mediante la sensación, en el sentido de percibir una cosa, se llega al conocimiento de que las cosas existen realmente fuera de la mente. Hay que señalar que, según Locke, el conocimiento que tenemos de nuestra propia existencia se obtiene por medio de la intuición directa. Las diversas operaciones mentales del sujeto como el pensar, razonar, dudar, sentir placer o dolor, etc. son pruebas evidentes de que existimos29. Por el contrario, el conocimiento sobre la existencia de Dios se alcanza por medio de la demostración realizada con nuestras facultades intelectivas de deducción. Partiendo del conocimiento de la propia existencia, el hombre que se entiende no sólo como ser existente sino también como ser inteligente, puede deducir la existencia de un ser que no sólo ha creado al hombre sino que lo ha creado con la inteligencia. Este ser eterno e inteligente en absoluto es Dios30. Tercer BORRADOR 2013 28 «De manera que no podemos por menos que estar infaliblemente seguros de que todo el conocimiento que tenemos sobre estas ideas es real, y que alcanza las cosas mismas. Porque en todos nuestros pensamientos, razonamientos y discursos de esta clase, no nos dirigimos a la consideración de las cosas sino en tanto en cuanto se conforman a nuestras ideas. De manera que, en este caso, no podemos menos que alcanzar una realidad cierta e indubitable». Ensayo, LIV, c4§5, 840-841. 29 «En lo que se refiere a nuestra propia existencia, la percibimos tan llana y ciertamente que ni se necesita, ni es susceptible de prueba alguna, pues nada puede sernos más evidente que nuestra propia existencia. Pienso, razono, siento placer y dolor, ¿puede acaso alguna de estas cosas serme más evidente que mi propia existencia? Si dudo de todas las otras cosas, esa misma duda hace que yo me aperciba de mi propia existencia, sin permitirme dudar de ella. Pues si me doy cuenta de que siento dolor, resulta evidente que tengo una percepción tan cierta de mi propia existencia como de la existencia del dolor que siento; o, si me doy cuenta de que dudo, tengo una percepción tan cierta de la existencia de la cosa en duda como de ese pensamiento que llamo «duda». Así pues, la experiencia nos convence de que tenemos un conocimiento intuitivo de nuestra propia existencia, y una percepción interna infalible de que existimos. En todo acto de sensación, de razonamiento, de pensamiento, somos consecuentes para nosotros mismos de que nuestro propio ser es, y en este asunto llegamos a adquirir la mayor certeza posible». Ensayo, LIV, c9§3, 920. 30 «De esta manera, a partir de la consideración sobre nosotros mismos y sobre lo que nosotros encontramos infaliblemente en nuestra propia constitución, nuestra razón nos lleva al conocimiento de la siguiente verdad segura y evidente: que existe un Ser eterno, todopoderoso y sapientísimo, y que no tiene la mayor importancia el que se le llame Dios o no. La cosa es evidente y, si se considera esta idea con detenimiento, será TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 75 Como hemos visto, el conocimiento de la nuestra propia existencia se obtiene por medio de la intuición, la de la existencia de Dios por medio de la demostración y la de las cosas extramentales por la vía de la sensación. Se confirma que se conoce la cosa de modo real sólo desde los sentidos, es decir, del contacto de los sentidos con la cosa que deja en la mente la idea. Sólo la sensación actual testimonia la existencia de las cosas fuera de la mente31. Ningún otro medio o nexo necesario existe entre una cosa particular y una idea de la mente. El hecho de tener la idea de una cosa en la mente no prueba que la cosa exista realmente más que el retrato de un hombre no demuestra su existencia en el mundo. Por tanto, el conocimiento de la realidad de las cosas está asegurada por la sensación actual. BORRADOR 2013 8.4 El desplazamiento del polo de la representación Como ya hemos visto en Locke, el conocimiento es principalmente conocimiento de las ideas. Éstas se constituyen desde la experiencia, es decir, provienen de la sensación y de la reflexión sobre las diversas operaciones de la mente. El conocimiento del mundo externo se alcanza sólo por medio de las ideas de la sensación actual que asegura la existencia de las cosas fuera de la mente. Las ideas representan las cosas y esta correspondencia de las ideas con las cosas externas es sostenida por Locke como algo pertinente. Si para Locke el discurso de la conformidad de las ideas a las cosas es razonable y relevante en el ámbito del conocimiento, para D. Hume (17111776; Tratado sobre la naturaleza humana, 1739; Investigación sobre el conocimiento humano, 1751) cualquier intento de tratar esta problemática es absurdo y sin sentido. Todo el problema de la representación, es decir, de la relación de correspondencia entre las ideas y las cosas se desplaza y se resuelve en la mente. No tiene sentido hablar del conocimiento de la realidad externa ya que ésta se disuelve en el sujeto. Si hasta ahora hemos visto que las ideas representan las cosas, ahora con Hume todo el problema de la representación no mirará más a las cosas sino que se quedará sólo en la esfera mental del sujeto. Vamos a constatar un desplazamiento de la representación que ya no se trata de un discurso de Tercer fácil deducir de ella todos estos otros atributos que deberemos atribuir a este Ser eterno». Ensayo, LIV, c10§6, 923-924. 31 «Por tanto, la recepción actual de las ideas que están fuera de nosotros es lo que nos da una noticia de la existencia de otras cosas, y lo que nos hace conocer que algo existe en ese momento fuera de nosotros, y que provoca esa idea en nosotros, aunque tal vez no sepamos ni consideremos de qué manera se produce, pues no tomamos la certidumbre sino de nuestros sentidos y de las ideas que recibimos por medio de ellos, y no conocemos la manera con que se produce». Ensayo, LIV, c11§2, 938. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 76 conformidad de las ideas a las cosas sino de una representación puramente subjetiva. ¿Cómo se explica este desplazamiento de la representación en la mente? Hume sostiene que la correspondencia en la mente se establece entre dos especies de percepciones, esto es, las impresiones y las ideas. Antes de precisar esta relación de representación habrá que definir lo que son ambos. Las impresiones son percepciones más vívidas, más intensas y provienen del contacto directo actual de los sentidos con los objetos. Las ideas son percepciones más débiles, menos vivaces32. Una impresión vivaz sería, por ejemplo, la de sentir molestia por un calor excesivo o el placer de un calor moderado. Si esta sensación se conserva en la memoria y se transforma en recuerdo se convierte en idea. Tercer BORRADOR 2013 Las ideas, sin excepción de las ideas simples, por su capacidad de reproducir las impresiones, contienen en sí semejanzas con las impresiones33. Lo contrario también es verdadero, es decir, que toda impresión tiene su idea correspondiente. Gracias a esta semejanza volvemos a encontrar la correspondencia entre una idea y una impresión consistente en el hecho de que las ideas representan las impresiones34. Basándose en la correspondencia recíproca entre las ideas y las impresiones, según la cual una impresión siempre está acompañada de una idea y al revés, Hume confirma que existe 32 «He aquí, pues, que podemos dividir todas las percepciones de la mente en dos clases o especies, que se distinguen por sus distintos grados de fuerza o vivacidad. Las menos fuertes e intensas comúnmente son llamadas pensamientos o ideas; la otra especie carece de un nombre en nuestro idioma, como en la mayoría de los demás, según creo, porque solamente con fines filosóficos era necesario encuadrarlos bajo un término o denominación general. Concedámonos, pues, a nosotros mismos un poco de libertad, y llamémoslas impresiones, empleando este término en una acepción un poco distinta de la usual. Con el término impresión, pues, quiero denotar nuestras percepciones más intensas: cuando oímos, o vemos, o sentimos, o amamos, u odiamos, o deseamos, o queremos». HUME, Investigación, §2) 33 «Después del examen más exacto de que soy capaz me aventuro a afirmar que la regla es válida aquí sin excepción alguna y que toda idea simple posee una impresión simple que se le asemeja, y toda impresión simple, una idea correspondiente. La idea de rojo que formamos en la oscuridad y la impresión de éste que hiere nuestros ojos a la luz del Sol difieren tan sólo en grado, no en naturaleza. Es imposible probar por una enumeración particular que sucede lo mismo con todas nuestras impresiones simples e ideas». D. HUME, Tratado, L1,§1 34 «La detallada indagación de esta cuestión es el asunto del presente TRATADO, y, por consiguiente, nos contentaremos aquí con establecer la proposición general de que todas nuestras ideas simples en su primera apariencia se derivan de impresiones simples que son correspondientes a ellas y que ellas representan exactamente». D. HUME, Tratado, L1,§1 TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 77 Tercer BORRADOR 2013 una unión constante entre los dos tipos de percepciones35. Se trata de una conexión o unión radicada en la experiencia que demuestra la naturaleza específica de esta conexión mediante la cual las impresiones preceden a las ideas produciéndolas. Se descarta la posibilidad de las ideas innatas ya que todas las ideas provienen de las impresiones correspondientes. La única diferencia en esta relación de correspondencia entre las impresiones y las ideas es que las primeras son más fuertes y vivaces mientras que la otras son más oscuras y débiles. En este sentido las ideas son copias o imágenes de las impresiones similares. De lo dicho hasta ahora vemos que la conexión entre las impresiones y las ideas surge de la experiencia de los sentidos. Si nos preguntamos si además de la evidencia de la conexión dada por los sentidos o la memoria existe otra evidencia fundada en el razonamiento demostrativo a priori. sería la evidencia basada en la relación de causa y efecto36. Según Hume todos los razonamientos que se refieren a la materia de hecho37 son construidos basándose en la relación de causa y efecto. Existe la tendencia a pensar que esta relación de causa-efecto derive de un razonamiento a priori. Se afirma poderse deducir de los hechos una relación causal entre ellos, pero esto no se puede sostener ya que de una simple conexión de hechos, por ejemplo de un objeto nuevo del que nunca se ha tenido experiencia, no se puede inferir a priori ni la causa, ni los efectos que podría producir. Por tanto, el conocimiento de la relación de causa y efecto no puede nunca provenir de un razonamiento a priori, sino sólo de la experiencia38. La experiencia demuestra que ciertos hechos o ciertos objetos se asocian constantemente o unidos entre ellos por ejemplo la llama y el calor, la voz articulada en el vacío y la presencia de una persona. Sin la experiencia no es posible descubrir o inferir de un objeto la existencia de otro objeto como efecto. Por muy perfecta que fuera la facultad racional de Adán, él, sirviéndose sólo del razonamiento a priori sin experiencia, no sería capaz de inferir de la fluidez del agua el hecho de que pudiera sofocar el fuego. Se tiene la tendencia a pensar que en el contacto de dos bolas de billar, una causa el movimiento de la otra y que esta última, por lo que concierne al movimien35 «De esta unión constante de percepciones semejantes concluyo inmediatamente que existe una gran conexión entre nuestras impresiones e ideas correspondientes y que la existencia de las unas tiene una considerable influencia sobre la de las otras». D. HUME, Tratado, L1,§1 36 129 37 130 38 131 TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 78 to, sería el efecto de la primera. Sólo por medio de las operaciones del entendimiento sin la experiencia, no se puede inferir la relación de causaefecto. Es la fuerza de la costumbre demostrada en la experiencia la que os permite ver la conexión de estos dos hechos en el ejemplo de las bolas de billar. La razón por la que no es posible descubrir a priori cualquier efecto de cualquier objeto es que la causa y el efecto son muy diversos entre sí. No existe nada que demuestre que la primera bola de billar es la causa del movimiento de la segunda. El movimiento de la primera bola es un hecho completamente diverso del de la segunda bola39. Tercer BORRADOR 2013 Hume mantiene que la conexión de causa y efecto es arbitraria, ya que, siguiendo con el billar, en el caso de las dos bolas, otros hechos son igualmente concebibles sin contradicción, por ejemplo que la primera bola podría volver atrás o que ambas podrían detenerse. Por tanto, es arbitrario privilegiar de modo a priori únicamente una modalidad, es decir, la de la causa-efecto, mientras las otras siguen siendo posibles y coherentes40. podemos concluir diciendo que la idea de causa y efecto no se descubre mediante razonamientos a priori sino por medio de la experiencia. En este plano de la experiencia, la conexión de causa y efecto se obtiene solamente por la asociación de las ideas, según la cual la conjunción de dos hechos en el pasado nos lleva a pensar en la idea de una conexión constante entre los dos hechos, en el momento en que uno se presenta actualmente en la mente. 8.5 El conocimiento basado en la experiencia es sólo probable El objeto del conocimiento, según Hume, se divide en relaciones de ideas y cuestiones o datos de hecho41. Las relaciones de ideas constituyen el ámbito específico del conocimiento evidente y cierto al que pertenecen las ciencias matemáticas. Sea por la intuición o por la demostración, las proposiciones matemáticas son ciertas. Esta certeza se revela únicamente a través de las operaciones del pensamiento, prescindiendo de la existencia real de los objetos. Las proposiciones matemáticas muestran las relaciones existentes entre los diversos términos. Por ejemplo, la proposición «el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos» expresa una relación entre las figuras. El conocimiento referido a los datos de hecho no tiene la misma certeza y no es de la misma naturaleza que la precedente. Siempre es posible con- 39 132 40 133 41 Investigación, §4. Traduce matters of fact, en italiano materie di fatto. 134 TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 79 Tercer BORRADOR 2013 cebir sin contradicción lo contrario de un dato de hecho, por ejemplo que mañana no saldrá el sol. Se nos pregunta cuál es la naturaleza de la evidencia de la existencia de los hechos más allá de lo que nos permiten conocer los sentidos. Como se ha dicho primero, todos los razonamientos referidos a los datos de hecho se basan en la relación de causa y efecto. En todo razonamiento relacionado con los hechos, se supone que un hecho en el presente está conectado con un hecho en el pasado inferido del primero. Del hecho de que se encuentre un reloj en una isla desierta, se infiere que en algún momento ha habido allí hombres42. Se ha discutido ya que el conocimiento de esta relación de causa y efecto no deriva de ningún tipo de razonamiento a priori, sino únicamente de la experiencia. Basándose en esta relación de causalidad, Hume subraya que nos vemos obligados a obtener conclusiones o inferencias. De causas similares esperamos efectos similar. Del tocar el fuego o la llama de una vela esperamos el efecto del calor o del dolor. Esta conclusión o inferencia no proviene de un proceso de razonamiento en forma de argumentación, sino únicamente de la experiencia. La expectativa de que en el futuro se producirán efectos similares a los que ya hemos observado en el pasado cuando detectamos una causa similar, deriva de la experiencia. La inferencia al margen de la experiencia no prueba que en el futuro tendremos efectos similares ya que se puede concebir que se manifiesten los efectos contrarios. Las conclusiones o las inferencias tomadas de la experiencia son simplemente suposiciones y por tanto tienen sólo un carácter probable y nunca cierto43. Querer fundar estas suposiciones o conclusiones con argumentos es un intento inútil ya que los mismos argumentos serán sólo probables44. La conclusión fundamental a la que ha llegado Hume es: todas las conclusiones o inferencias referidas a la experiencia son sólo suposición y probabilidad. El problema que se plantea ahora consiste en indagar el fundamento de las inferencias apoyadas en la experiencia. El fundamento de estas inferencias o conclusiones no es el razonamiento o la argumentación sino el hábito o la costumbre45. Todas las conclusiones obtenidas de la experiencia, todos los razonamientos referidos a los datos de hecho se apoyan sobre este principio fundamental de la costumbre. Es el hábito el que nos impulsa a esperar que las causas similares provoquen 42 135 43 136 44 137 45 138 TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 80 Tercer BORRADOR 2013 efectos similares. La costumbre es el principio que nos hace esperar que el futuro de un hecho será seguido de otros hechos como sucedía en el pasado, por ejemplo que si toco la llama tendré la sensación de calor, del dolor46. Naturalmente, las conclusiones obtenidas de la experiencia basándonos en la costumbre aunque nos remiten más allá de los sentidos y de la memoria, parten de un hecho actualmente presente en la memoria o en los sentidos. Se trata de creer en un cierto hecho determinado conectado con otro hecho. La creencia en un hecho parte siempre de la presencia de este hecho en los sentidos, además de la conexión proveniente únicamente de los sentidos47. Si en muchos casos se encuentra la conjunción de pares de objetos como la llama y el calor, la nieve y el frío, entonces el entendimiento esperará el frío en cuanto se presente el objeto nieve. Esta expectativa surge sólo de la costumbre y siempre va acompañada de la creencia en la existencia de objetos. Investigando la naturaleza de esta creencia, Hume confirma que se trata de un sentimiento más intenso, más fuerte y más potente que la imaginación48. La facultad de la imaginación puede desplegarse a voluntad conectando, mezclando y variando las ideas con todas las circunstancias de lugar y de tiempo, pero no puede proporcionar el sentido vivo de la realidad. Al contrario que la imaginación, la creencia no puede disponer u ordenar de cualquier modo las ideas, sino en el sentir, es decir, en el sentimiento que refuerza la importancia de las ideas como reguladoras de la conducta práctica49. La creencia, teniendo una intensa vivacidad al percibir la conexión entre dos hechos (por ejemplo si oigo la voz de una persona que conozco inmediatamente pienso en ella) procede únicamente de la costumbre. Concluyamos el tratamiento de la representación desde el punto de vista del empirismo: el objeto inmediato del conocimiento es la idea. El origen de las ideas se encuentra únicamente en la experiencia. En este sentido, como hemos visto con Locke, las ideas, en cuanto representan las cosas extramentales, deben corresponder a ellas. La prueba cierta de esta correspondencia está garantizada por la sensación actual. El problema de la conformidad de las ideas con las cosas no es tan relevante para Hume por cuanto hemos visto que en este autor la representación se desplaza al interior de la mente misma, en el sentido de que las ideas representan las impresiones. Pasar de la impresión a la idea que normalmente se describe co- 46 139 47 140 48 141 49 142 TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 81 mo relación de causa y efecto, no surge de un proceso de razonamiento a priori sino sólo de la experiencia. Puesto que todos nuestros razonamientos sobre los datos de hecho y sobre las conexiones entre ellos son suposiciones provenientes de la costumbre, el conocimiento basado en la experiencia es sólo probable y nunca es cierto. Al contrario que Locke, que restringiendo el ámbito del conocimiento a los límites de la experiencia, no pretendía disminuir su valor, Hume mantiene que la experiencia no puede fundamentar la validez del conocimiento. El conocimiento sobre los datos de hecho es sólo probable y fundado únicamente en la costumbre y la creencia. LOCKE, J., Ensayo sobre el entendimiento humano, 2 vols., Editora Nacional, Madrid 1980. HUME, D., Tratado de la naturaleza humana, 3 vols., Orbis, Barcelona 1984. Tercer BORRADOR 2013 HUME, D., Investigación sobre el conocimiento humano, Alianza, Madrid 1981.