A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 29 de mayo de 2013, habiéndose establecido de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores Kogan, Hitters, Negri, Soria, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 111.983, "Ávila, Miguel Antonio contra Transportes 9 de Julio S.A. Despido". A N T E C E D E N T E S El Tribunal del Trabajo n° 2 del Departamento Judicial Mar del Plata hizo lugar parcialmente a la demanda deducida, imponiendo las costas en el modo como lo especifica (v. sent., fs. 302/316 y sus aclaratorias de fs. 344/345 y 382/385). La parte actora dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (v. fs. 320/329), el que fue concedido a fs. 395 y vta. Dictada la providencia de autos (v. fs. 402) y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I Ó N ¿Es fundado el recurso extraordinario inaplicabilidad de ley? V O T A C I Ó N de A la cuestión planteada, la señora Jueza doctora Kogan dijo: I. El tribunal del trabajo interviniente -en lo que resulta de interés destacar- desestimó la demanda deducida por Miguel Antonio Ávila contra Transportes 9 de Julio S.A. por la que se perseguía el cobro de las indemnizaciones derivadas del despido y las previstas en los arts. 2 de la ley 25.323 y 16 de la ley 25.561 (v. sent., fs. 302/316). Invocando magistrados la ausencia intervinientes de tuvieron controversia, por acreditadas los las siguientes circunstancias fácticas: a) que al concluir el período de licencia paga por enfermedad (art. 208, L.C.T.) determinada por una afección cardíaca por la que fue intervenido quirúrgicamente, la empleadora le notificó al actor el inicio del plazo anual de conservación del empleo, ello, a partir del 13-VIII-2003; b) que antes de la finalización de dicho plazo, previsto en el art. 211 de la Ley de Contrato de Trabajo, Ávila se reintegró a sus labores habituales; c) que el día 27-IV-2004 solicitó -en virtud de las recomendaciones de su médico particular- el otorgamiento de tareas moderadas acordes a su aptitud física; d) que luego de ser examinado en dos oportunidades por los médicos de la empresa, la empleadora le informó que no existían tareas livianas para ofrecerle (v. certificado de fs. 275); e) que invocando negativa de trabajo, el actor intimó a su empleador para que le aclare su situación laboral, reclamando el otorgamiento de labores compatibles con su aptitud física (v. c.d., fs. 258 y 292); f) que la accionada respondió inexistencia de el emplazamiento tareas que demanden notificando menor la esfuerzo, anoticiando al trabajador que se reiniciaba el período de reserva del puesto (art. 211, L.C.T.), al constatarse una recidiva o secuela de la enfermedad cardíaca (v. c.d., fs. 259 y 294); g) que el actor, finalmente, se consideró injuriado y despedido, fundando su actitud rescisoria en el incumplimiento de lo prescripto en la norma del art. 212 de la Ley de Contrato de Trabajo al no asignar tareas compatibles, teniendo en cuenta que existe una disminución definitiva de su capacidad laboral que torna inaplicable lo dispuesto en el art. 211 de esa ley (v. c.d., fs. 260). Sobre la base de estos hechos, la mayoría de los integrantes del órgano jurisdiccional juzgaron que a la fecha del emplazamiento que formuló el actor, con la finalidad de que el principal le otorgue tareas acordes a su aptitud física, aquél no se encontraba imposibilitado para trabajar en su actividad, en tanto podía cumplir con ciertas labores mientras éstas fueran livianas y no importaran la necesidad de caminar más de veinte cuadras diarias. Sin embargo, y en el ámbito de la acción entablada, consideró que no se había acreditado que al tiempo de la rescisión del vínculo el actor portara una "incapacidad definitiva, o disminución definitiva" para realizar su trabajo (v. vered., fs. 305). Por el certificados contrario médicos dan -agregó cuenta que el el a quo- acionante los podía desarrollar tareas livianas que no impliquen caminar más de veinte cuadras diarias, mientras que de la pericia médica (v. fs. 163/167) surge que Ávila presentaba una enfermedad crónica, con pérdida de capacidad definitiva, de más de un año de evolución, afección se lo produjo que prueba después del que el avance de la año de extinguido el vínculo. En definitiva, para los magistrados de grado, a la fecha de disolución del contrato de trabajo la incapacidad del actor no estaba -como se denunció en la demanda- consolidada, pues aún no era definitiva (v. vered., fs. 305 vta.). concluyó Así que fue, entonces, el distracto como el dispuesto tribunal por el de grado accionante resultó injustificado (v. sent., fs. 306 vta.). II. Contra dicho pronunciamiento la parte actora interpuso recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley en el que denuncia transgresión de los arts. 211 y 212 de la Ley de Contrato de Trabajo; 18 de la Constitución nacional y de doctrina legal que cita. En lo esencial, controvierte la decisión del sentenciante en cuanto juzgó no demostrado que al tiempo de la disolución del vínculo laboral el actor padeciese una disminución definitiva en su capacidad laboral. En ese orden, asevera que la conclusión adoptada en el veredicto por la mayoría de los miembros del tribunal del trabajo resulta absurda. Ello así, pues -a su juicioquedó demostrado con los certificados médicos obrantes a fs. 251 y 252 que el actor padecía de una dolencia cardíaca, con una incapacidad funcional del orden del 70%, diagnóstico que fue avalado por los propios profesionales de la empresa, según da cuenta la prueba documental de fs. 274 y 275, y la declaración del doctor Bedjan en la audiencia de vista de la causa, quien manifestó que Ávila presentaba una cardiopatía isquémica, con posterior cirugía revascularizadora que obligó a un cambio de recorrido de sus tareas, a una posterior licencia, y a la conservación de su puesto de trabajo, señalando que la afección actual se vincula a una recidiva de la dolencia cardíaca, con posibilidades remotas de revertir su estado de salud. Censura el recurrente la valoración de la pericia médica, pues considera que el fallo dictado desoyó, sin fundamento alguno, las conclusiones del experto, según las cuales Ávila padeció una evolución de su enfermedad cardíaca que data, al menos, desde la fecha en que fue internado e intervenido quirúrgicamente. Además, el profesional interviniente informó que el actor presentaba dolencias de carácter crónico que le generaban -al momento del dictamen- una pérdida de su capacidad total y permanente de un 76% para todo tipo de tareas. Considera que el juzgador de origen incurrió en un evidente desacierto cuando consideró que, por haber intimado Ávila la asignación de tareas livianas acordes a su disminución laborativa, la incapacidad de éste, al momento de la disolución del vínculo, no era definitiva. De igual modo, aduce que resultó irrazonable la interpretación a la que arribó el a quo respecto a que la evolución de la enfermedad del trabajador comenzó un año después del distracto, puesto que del dictamen médico surge que el avance de la dolencia cardiológica es anterior a la extinción del vínculo. III. El recurso debe prosperar. 1. Cabe señalar, en primer lugar, que determinar si la capacidad laboral del trabajador se encuentra o no disminuida en forma definitiva, en los términos del art. 212 de la Ley de Contrato de Trabajo, constituye una facultad privativa de los tribunales laborales no revisable -en principio- en la instancia extraordinaria, salvo que se denuncie y demuestre acabadamente que la decisión adoptada está viciada de absurdo. Asimismo, dable es recordar que la selección, jerarquización y evaluación del material probatorio, y específicamente lo atinente al mérito y fundamento de la pericia médica, como la determinación de las circunstancias fácticas que en cada caso concurren, constituyen el ejercicio de una atribución privativa de los magistrados de los tribunales del trabajo y las conclusiones que al respecto formulen son insusceptibles de revisión en casación, salvo absurdo (conf. causas L. 106.959, "González", sent. del 8-II2012; L. 100.910, "V. E.", sent. del 21-IX-2011; L. 101.840, "Bacrewski", sent. del 13-IV-2011). 2. Como se relató, el fundamento central esgrimido por la mayoría de los miembros del tribunal de grado para desestimar el reclamo incoado residió en que no se había acreditado que el actor, al tiempo del cese de la relación laboral, disminución "tuviere definitiva", una tal y incapacidad como se definitiva señaló en o la comunicación rescisoria. Por el contrario, en el criterio del sentenciante, de los certificados médicos acompañados a la causa surgía que el señor Ávila podía realizar tareas livianas que no implicaran caminar más de 20 cuadras, y la pericia médica, al referirse a la incapacidad del actor, dio cuenta que éste presentaba una enfermedad crónica de más de un año de evolución, lo que importó -a su criterioque el avance de la dolencia tuvo lugar un año después de extinguido el vínculo (v. vered., fs. 305 y vta.). 3. Le asiste razón al interesado cuando afirma que la labor axiológica desplegada por el tribunal en torno a la prueba se encuentra afectada del excepcional vicio de absurdo. 4. En efecto, la consideración que realizó el tribunal de grado respecto de los certificados médicos -como fundamento válido para concluir que el trabajador no se encontraba disminuido definitivamente para el trabajoresultó desacertada, pues el hecho de que el facultativo que atendió al actor le indicara tareas livianas o moderadas no conlleva a sostener, por esa sola circunstancia, que la incapacidad laboral de éste no fuese definitiva, resultando a mi juicio notorio el equívoco plasmado en el fallo al confundir el carácter definitivo de una incapacidad con la estimación del grado (total o parcial) de dicha minusvalía. Para más, surge de tales instrumentos que Ávila padecía una dolencia cardíaca y que presentaba una invalidez del 70% (v. fs. 251 y 252), diagnóstico que fue avalado por el profesional médico de la empresa, quien informó que el trabajador ya no podía realizar esfuerzos, cargar y caminar más de 10 cuadras debido al dolor de pecho, falta de aire y sudoración fría (v. fs. 274). 5. Por otro lado, no es éste el único yerro que evidencia el recurrente, puesto que también acierta en señalar que las conclusiones fácticas establecidas en la instancia ordinaria derivan de una valoración absurda de la prueba pericial médica. a. En autos, el facultativo interviniente, en respuesta al cuestionario que le formuló el demandante, expresó que la enfermedad del actor revestía y reviste el carácter de severa, de ahí que se le haya indicado no desarrollar las mismas, ya que las jornadas prolongadas y el esfuerzo jugaban una circunstancia adversa para su patología, poniéndolo en riesgo de complicaciones graves (v. pericia pto. IV-2, fs. 166). Afirmó luego, tras un exhaustivo análisis de los antecedentes clínicos, que a la fecha del examen médico pericial el diabetes- una actor presentaba enfermedad -además crónica de de más epilepsia de un año y de evolución, con lo cual la pérdida de su capacidad laboral era definitiva (v. pericia pto. IV-3, fs. 166). Finalmente, el perito concluyó "que en el curso de la evolución precisamente indicación la precisa de las enfermedades cardiopatía de una del isquémica, cirugía de actor, más determinó la revascularización coronaria denominada By Pass coronario, para poder mantener el flujo coronario y evitar de esta manera la complicación más temida que es la muerte" (v. pericia pto. V, fs. 166 vta.). b. Surge evidente, a partir de los datos señalados en el dictamen pericial, que la decisión a la que arribó la mayoría de los miembros del tribunal de mérito, en orden a que a la fecha de la disolución del contrato de trabajo la incapacidad del actor no era definitiva, por cuanto la evolución de su enfermedad tuvo lugar un año después del cese (v. vered., fs. 305 vta.), resulta irrazonable, y por lo tanto absurda, en tanto contrasta con las constancias objetivas de la prueba pericial. Ello así, pues si bien el experto al referirse a la invalidez definitiva del actor señaló que presentaba una dolencia crónica de más de un año de desarrollo, también alegó -como conclusión de su informe- que el progreso de la cardiopatía indicación coronaria isquémica precisa que de denominada una By padecía cirugía Pass, Ávila de conllevó la revascularización demostrando de tal modo, atento la fecha en que la intervención se llevó a cabo, que la evolución de la enfermedad tuvo lugar -contrariamente a lo que señaló el a quo- con anterioridad al cese de la relación laboral. c. Las circunstancias reseñadas demuestran que el tribunal de grado incurrió en absurda valoración del informe pericial, en tanto se apartó flagrantemente de las constancias objetivas de la misma, exteriorizando argumentaciones genéricas y desprovistas de rigor científico. d. En este sentido, ha declarado esta Suprema Corte que incurre en absurdo el fallo del tribunal del trabajo que relativiza las conclusiones de la pericia médica, y mediante afirmaciones dogmáticas y carentes del respaldo científico, la desinterpreta groseramente o sienta determinaciones que contradicen la verdad objetiva que resulta de la causa, al contraponer una conclusión inexacta frente a la realidad que emerge concretamente del informe pericial (conf. L. 97.515, "P., A.", sent. del 19-X-2011; L. 93.068, "Encinas", sent. del 6-XII-2006). 6. En definitiva, a mi criterio, del entramado analizado es dable señalar -reitero- que la mayoría de los miembros del tribunal de grado han efectuado un análisis y ponderación absurda, de las constancias objetivas de la causa -certificados médicos y el dictamen pericial- a partir de las cuales puede extraerse que el actor padecía -entre otras- una afección coronaria que le ocasionaba una disminución de la capacidad laborativa, que revestía -al tiempo de la disolución del vínculo- el carácter de definitiva. No obstante ello, es de destacar que la incompleta evaluación realizada por los sentenciantes en virtud de la conclusión a la cual arribaran (v. vered., fs. 304 vta./305 vta.; sent., fs. 306 vta.) se tradujo en manifiesta limitación de las circunstancias fácticas de la causa, al punto de carecer del análisis y presupuestos que resultan menester para una solución integral del caso, en el marco de las hipótesis a las que se aluden en el segundo y tercer párrafo del art. 212 de la Ley de Contrato de Trabajo. IV. En virtud de lo expuesto, corresponde hacer lugar al recurso traído y revocar la sentencia impugnada en cuanto consideró que no se había acreditado, a la fecha de la extinción del vínculo laboral, la disminución definitiva en la capacidad del accionante. La causa deberá volver al tribunal de origen a fin de que, nuevamente integrado, renueve los actos procesales que correspondan y se pronuncie, de conformidad con lo que aquí se decide, acerca de la procedencia de los rubros reclamados en la demanda atendiendo a las pretensiones y defensas articuladas por las partes en sus respectivos escritos postulatorios. Costas de esta instancia a cargo de la parte demandada (art. 289 del C.P.C.C.). Voto por la afirmativa. Los Soria, por señores los jueces mismos doctores fundamentos de Hitters, la Negri señora y Jueza doctora Kogan, votaron también por la afirmativa. Con lo que terminó el acuerdo, siguiente S E N T E N C I A dictándose la Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se hace lugar al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley traído impugnada y, en en consecuencia, cuanto rechazó se la revoca demanda la al sentencia juzgar no acreditado que el actor fuera portador, al tiempo de la extinción del vínculo laboral, de una disminución definitiva de su capacidad laboral. Vuelvan los autos al tribunal de origen para que, integrado con otros jueces, renueve los actos procesales que estime necesarios, y, a partir de lo que aquí se ha resuelto, se pronuncie acerca de la procedencia de los rubros reclamados en la demanda. Costas de esta instancia demandada (art. 289, C.P.C.C.). Regístrese y notifíquese. HECTOR NEGRI a cargo de la parte DANIEL FERNANDO SORIA JUAN CARLOS HITTERS HILDA KOGAN GUILLERMO LUIS COMADIRA Secretario sm