UNIDAD III. ECONOMÍA SOCIEDAD Y REGIÓN CARACTERÍSTICAS DEL REPARTIMIENTO Antes de la llegada de los españoles, en Mesoamérica existía el tequio, una forma de trabajo dirigido, considerado como una contribución socialmente aceptada apara el bienestar de la comunidad; pero los españoles transformaron ese servicio voluntario en algo coercitivo, obligando a trabajar a los nativos en la construcción de casas, templos y edificios públicos. El repartimiento pretendía conciliar los objetivos de la Corona con la creciente demanda de los trabajadores indígenas por parte de los colonos. El nuevo sistema imponía a las comunidades indígenas que proporcionaran una cuota de trabajadores, casi el 2% de su número de tributarios, para satisfacer las necesidades de los inmigrantes. Para la determinación del trabajo que le correspondía a cada individuo (servicio a la ciudad, labranza, trapiches, estancias, minas) había jueces de repartimiento. Cada repartimiento estaba bajo la administración de un juez que incluía uno o más pueblos originarios. Todos los lunes muy temprano, los funcionarios nativos reunían a sus jornaleros en un cierto punto donde el juez los distribuía a los colonos. Los patrones pagaban al juez y a sus oficiales un porcentaje por cada indio que les fuera asignado. Los naturales en cuestión tenían que trabajar para las autoridades o para particulares. En este último caso se determinaba a cuántos indios de repartimiento tendría derecho cada español, según su lugar dentro de la jerarquía colonial. Los trabajadores laboraban desde el martes hasta la tarde del siguiente lunes, con frecuencia, bajo la supervisión de un capataz africano, teniendo el domingo de descanso. Al final de la semana, los indios tenían derecho a recibir un salario adecuado por estos servicios y a regresar a sus pueblos. Acto seguido, un nuevo grupo de jornaleros les sustituía. El sistema de repartimientos pretendía poner en práctica ciertas normas de índole protectora. Así, por ejemplo, para evitar que los españoles esclavizaran a los naturales mediante el sistema de préstamos, se les prohibió hacer anticipos sobre los sueldos de los indios de repartimiento, bajo pena de perder lo adelantado. De igual manera, en 1609 se suavizó el sistema de repartimiento de indios de repartimiento, introduciéndose la mita. Ahora los caciques de cada pueblo debían determinar por sorteo cuáles de los indios no ocupados en el cultivo de las tierras propias o en talleres de artesanía debían prestar servicios remunerados a los colonos, sin que el número total de indios pudiera pasar del 4 por ciento. Sin embargo, en la práctica hubo jueces corruptos que abusaban de la situación aceptando sobornos de parte de algunos españoles, y obligando a muchas comunidades indígenas a proporcionar cuotas de trabajadores que excedían legalmente las exigidas, pasando por alto los abusos que los españoles cometían con los nativos. CARACTERÍSTICAS ESENCIALES DE LA ENCOMIENDA De acuerdo con la legislación hispana, todas las tierras conquistadas pertenecían a la Corona y sus habitantes eran súbditos del Rey, quien concedía las encomiendas de manera directa a través de sus representantes y nunca de manera definitiva, es decir, se daban a los conquistadores por un máximo de cinco generaciones. Esta precaria tenencia de la tierra llevó a los españoles a concentrar la mano de obra en aquellas actividades que le garantizaban una riqueza fácil y rápida – sobre todo la minería - , lo que provocó el descuido de otras labores – como la agricultura – y a llevar a sus límites la explotación, con la consiguiente mortandad de los nativos. La encomienda es una institución española que fue empleada por primera vez en América en 1503. Consistía en “encomendar” un determinado grupo de indígenas a un español, lo cual generaba en el encomendero una serie de deberes y derechos, al igual que en la España medieval. Sin embargo, en la Nueva España, a diferencia de la península, presenta una particularidad especial, pues no significó concesión de tierras, sino tan sólo de la fuerza de trabajo y la entrega de tributos de los nativos. El derecho fundamental que generaba la encomienda consistía en la cobranza del tributo indígena. Todo indígena varón, entre 18 y 50 años de edad, era considerado tributario, es decir, estaba obligado a pagar tributo al Rey, en su condición de “vasallo libre” de la Corona de Castilla. Con el tiempo, los españoles debieron aceptar el compromiso de cristianizar a los nativos que se des encomendaba. En el papel, la encomienda sólo la podía otorgar el Rey, pero en la práctica fue Hernán Cortés quien por medio de la Ordenanzas de buen gobierno del 20 de marzo de 1524, entregó las primeras en la Nueva España, alegando que era el 1 único medio de controlar los territorios sometidos y evitar que fuera despoblada por lo españoles. La medida disponías que los encomenderos tuvieran armas conforme a la calidad de sus repartimientos, que quitaran los ídolos a los indios, que entregaran los hijos de los caciques a los frailes para su instrucción cristiana, que los encomenderos de más de 2000 indios pagaran clérigo u otro religiosos para instruir a sus sujetos, y los de menor renta lo pagaran entre dos o tres. De esta manera, los conquistadores se convirtieron en encomenderos, cuya misión, desde el punto de vista político, era mantener el control político y administrar el tributo de los pueblos que se les encomendaban; a cambio se quedaba con una parte del mismo, mientras que la otra parte iba a dar a manos del rey. Por cada señorío indígena existía una encomienda española. Esta medida benefició especialmente a los capitanes y soldados que, al no encontrar oro en las cantidades que esperaban, debieron optar por esta forma de enriquecimiento, para lo cual sometieron a los nativos a un régimen de trabajos forzados. VER TABLA DE LAS PRINCIPALES ENCOMIENDAS DEL ESTADO DE PUEBLA. A fines de 1520 había en la Nueva España cerca de 480 encomenderos; tan sólo en Puebla. Al principio, la Corona española expidió diversas leyes para prohibirlas, como la real Cédula de 1523; como no lo consiguió, impuso la obligación de evangelizar, enseñar el castellano y proteger a los nativos. En 1514 Carlos V expidió las Leyes de Burgos, por las que: *Se prohibía la transmisión hereditaria de las encomiendas (lo que de hecho implicaba su desaparición a corto plazo) *Trató de ampliar la protección a las comunidades indígenas, pues le aportaba a la Corona hasta un 30% de su producción agrícola y artesanal. *Con el mismo objeto dispuso la concentración forzada de indios en las llamadas congregaciones, a fin de mantenerlos bajo control y efectuar con más facilidad el cobro del tributo. Pero dichas disposiciones provocaron la inconformidad y rebeldía de los encomenderos, por lo cual en 1545, Carlos V dio marcha atrás y procedió a: *Legalizar los repartimientos de indios, que reglamentaban el trabajo en las minas, el campo y las obras públicas, *Prohibían formalmente la esclavitud, *Autorizaban la herencia de la tierras a una segunda generación y, *Se facultaba a los españoles para recibir tributo. En consecuencia, aumentó la explotación, los abusos y la crueldad, como lo prueba la incesante mortandad originada por este hecho y por las epidemias que provocaron una crisis durante la segunda mitad del siglo XVI. Sin embargo, como a la Corona lo que le interesaba era recibir el tributo de los naturales, pero también fortalecer la presencia española en las tierras conquistadas, con Felipe II, el nuevo monarca, aplicó una política encaminada a reducir la influencia de los encomenderos y su prole a fin de consolidar la autoridad real y organizar la administración de sus dominios. Entre 1629 y 1704, se aplicó una serie de medidas para suprimir de una vez todas las encomiendas. Finalmente fueron abolidas en 1718, aunque subsistieron hasta la segunda mitad del siglo XVIII. LATIFUNDIOS QUE SE FORMARON EN LA REGIÓN A raíz de la conquista, las tierras fueron consideradas propiedad del rey de España, aunque éste las enajenaba a favor de los súbditos, otorgándolas en merced (mercedes reales) de manera gratuita a cambio de tributo, en pago de servicios o bien mediante cierta cantidad de dinero. Los pueblos de indios solían adquirir tierras por medio de mercedes reales o comprándolas, que trabajaban de forma comunitaria, estas consistían sobre todo en montes para hacer leña, pastos para los ganados y ejidos. En cambio, muchos conquistadores –y más tarde los funcionarios virreinales- se hicieron de grandes extensiones de tierra o latifundios como resultado de participación en la conquista de México. Algunos latifundios se formaron inmediatamente después de la conquista, gracias a la encomienda. Un caso claro es la encomienda de Tecamachalco, entregada a Alonso Valiente, en el cual, desde 150, se podían contar no menos de 56 estancias de ganado mayor y menor. Otros más se formaron en la zona de Atlixco, Tepeaca y Huejotzingo. En este 2 último los naturales vendían sus tierras a los españoles en forma más o menos voluntaria y a precios muy bajos, en la mayoría de los casos se dio por medio de los robos y enajenaciones que se hicieron de las tierras de los pueblos de indios. Cuando las cosechas eran malas, los nativos vendían o empeñaban sus tierras, pese a estar prohibido. Los españoles y la Iglesia les hacían préstamos que tenían como garantía sus propiedades. Como en muchos casos no podían pagar, les quitaban las propiedades empeñadas, que pasaban a aumentar la extensión del latifundio. Otras veces se recurría al engaño y aun a la violencia para quitárselas. A los naturales sólo les quedaba el fundo legal y a veces ni eso, y tenían que ir a trabajar como peones a las haciendas o alquilaban tierra del clero. Lo anterior, bajo la complicidad de las mismas autoridades, que mediante el pago de las llamadas composiciones –sistema de recaudación que fomentó la Corona- se legalizaba todo lo adquirido con anterioridad de forma ilícita. Esto hizo que desde un principio la propiedad estuviera tan mal repartida, que para finales de la época colonial toda propiedad rústica y urbana estaba en manos de un quinto de la población de la Nueva España. Los valles de Atlixco y Texmelucan, aprovecharon las aguas, dedicándose a la actividad agrícola; y, los convirtieron en dos de los graneros más importantes de la Nueva España, que tuvieron su mayor auge a finales del siglo XVII. Mientras que los valles de Puebla-Tlaxcala, y el de Atemajac se destinaron al cultivo de trigo, una vez que la ganadería fue perdiendo importancia, durante el siglo XVIII. FORMACIÓN DE LA CIUDADES COLONIALES. La conquista material española en territorio Mesoamericano se llevó a cabo a través de una serie de disposiciones establecidas en 1573, conocidas como Ordenanzas de Descubrimiento y Población u Ordenanzas de Felipe II, las cuales se referían a los descubrimientos, al poblamiento y a la pacificación de los nuevos dominios. Consistía en la unión de por lo menos treinta españoles que se organizaban pagando sus expediciones y llegar a las tierras americanas para recibir una Capitulación, es decir, el derecho de fundar un nuevo centro de población en alguna parte, de distribuirse la caballerías o peonías necesarias, de recibir la jurisdicción civil y penal, y, finalmente, de elegir entre ellos a los funcionarios municipales (regidores y magistrados municipales). Los poblados eran de tres categorías: 1.- Ciudad 2.- Villa 3.- “Lugar” Cada una tenía un amplio o reducido grupo de funcionarios. Otro tipo de fundaciones eran las destinadas a la población indígena, llamadas Congregaciones, mismas que se llevaron a cabo las últimas décadas del siglo XVI y las primeras del XVII, creadas con el propósito de congregar en las cabeceras a la mayor parte de la población que se encontraba dispersa en pequeñas localidades, muchas de las cuales habían visto disminuir su número de habitantes como consecuencia de la crisis demográfica. Algunas restricciones para la construcción de las ciudades eran: *En lugares de clima agradable, topografía regular, que dispusieran de agua y abundantes recursos naturales. *Que su ubicación geográfica facilitara la comunicación y el comercio con la metrópoli. * Que fuera edificada cerca de los pueblos indígenas para dar seguimiento al proceso de evangelización. *Con respecto a la forma, ubicación y dimensiones, se establecieron los siguientes aspectos: a) Realizar la traza del plano de la ciudad partiendo de la plaza mayor, que estaba ubicada en el centro y de la cual debían partir las calles en forma rectilínea y paralela a los confines del poblado con este esquema reticular (cuadrícula), la ciudad tendría la posibilidad de crecer según las necesidades de la población. b) Si la población se erigía en la costa, este debía ubicarse frente al puerto. c) La construcción de los portales debía ser en la plaza mayor, con el objeto de proporcionar comodidad a los comerciantes para que allí ejercieran sus oficios. d) De la plaza debían salir las calles, una del centro de cada uno de los cuatro lados del rectángulo y dos de cada esquina formando ángulo recto. e) Cada una de las esquinas debía orientarse a los vientos principales, para proteger a la plaza de dichos vientos. f) Las cuadras o “manzanas”, una vez edificadas actuarían como rompe vientos. g) El ancho de las calzadas se determinaba según la ubicación, debiendo ser anchas en los lugares de climas fríos a fin de dejar pasar el sol, y angostas en los sitios cálidos para mantener las vías con sombra. h) El templo se colocaría al este de la plaza mayor. i) La casa real, la casa del consejo y el cabildo, se colocarían en torno a la plaza mayor. 3 j) Los hospitales para enfermos de males no contagiosos operarían junto a la iglesia, formando parte de su claustro, mientras que los destinados a la cura de enfermedades endémicas debían ubicarse en lugares donde ningún viento que pasará por ahí fuera a dar a la población, prefiriéndose siempre en terrenos altos. *Finalmente se procedía a la asignación de solares a los particulares. Las tierras a repartir entre los pobladores se clasificaban en: 1.- Peonías.- destinadas a peones e infantes, mismas que medían 14 metros de ancho por 28 metros de largo, además del espacio asignado para la cría de animales y el cultivo. 2.- Caballerías.- asignadas a los caballeros; su área comprendía el doble de la otorgada a la peonía. * La población estaban obligados a edificar sus solares y trabajar sus tierras dentro de un límite de tiempo preestablecido; en caso contrario la asignación de los terrenos sería retirada. 4