¿Qué tengo más logrado en mi modo de hacer, de actuar como director? ¿Qué necesita más de mí mi Claustro, mi colegio? La tarea educativa de los Centros de las Esclavas del Divino Corazón, queda marcada por la espiritualidad que Marcelo Spínola y Celia Méndez imprimieron a la Congregación, que no es otra que la EXPERIENCIA DEL AMOR PERSONAL DE CRISTO, centrado en su CORAZÓN. (Nuestro pensamiento educativo, pág 14) Desde la conciencia de ser queridos por Él, queremos a cada uno… Desde la conciencia de ser importantes para Él, nos importa cada uno… Desde la conciencia de ser acompañados por Él, acompañamos a cada uno… Como DIRECTORES estamos llamados a vivir esas características, o sea, en el lenguaje de este curso, estamos llamados a ACOMPAÑAR, que es: ♥ Conocer la realidad personal del otro. ♥ Creer en sus posibilidades, en su capacidad de crecimiento, desarrollo y cambio. Creer en el amor incondicional que Dios le tiene. ♥ Acoger y aceptar de forma incondicional. ♥ Actuar con empatía, llega a la realidad del otro con un conocimiento sincero. ♥ Demostrar un trato respetuoso, sencillo, cercano. ♥ Respetar la autonomía de la persona, sus capacidades y ritmos personales. ♥ Relacionarse con autenticidad. Eso es vivir y transmitir el CARISMA. Por ello, desde nuestra IDENTIDAD, como Colegios, como Claustros… hemos de ser “ESPECIALISTAS” en: ♥ Cercanía a todos los miembros de la Comunidad educativa. ♥ Sencillez en el trato. ♥ Respeto profundo a cada uno. ♥ Profundidad en las relaciones personales. ♥ Servicio a todos, de modo especial a los más débiles. ♥ Compromiso con la realidad en la que nos movemos. En las relaciones * con los profesores individualmente, * con el Claustro, * con las familias, * con los alumnos. En una organización que favorezca la atención a las personas sobre los papeles, las leyes,