¿Qué es la vocación y cómo puede conocerse? MARTES, 15 julio 2014 Laicos Redentoristas Pero, ¿qué es la vocación y cómo puede conocerse? La vocación se refiere a la llamada de Dios que se manifiesta en la historia, se revela y encomienda una misión a la persona, capacitándola para ello. La vocación, por tanto, es siempre iniciativa de Dios, que elige a personas “normales” , con sus debilidades, para una gran misión. En el Nuevo Testamento vemos que Dios llama a través de Jesús. Y Jesús, cuando llama, lo hace con una triple invitación: en primer lugar, Jesús invita a la persona a vivir una especial amistad e intimidad con él; en segundo lugar, Jesús invita al seguimiento, a caminar con él, a seguir sus pasos; en tercer lugar, Jesús invita a participar en su misión evangelizadora. Si lo cierto es que todos somos llamados a ser 'buenos administradores' del don de la vida, así como –por nuestra fe– testigos de la Buena Noticia del Evangelio, cuando hablamos de conocer nuestra vocación, nos referimos a si, en su designio y providencia, Dios tiene, además, un proyecto especial para nosotros. Y detectar esta llamada no es fácil: se precisa un discernimiento para autentificar la percepción interior y liberarnos de una posible proyección de deseos personales, o de influencias exteriores, y reconocer que se trata, como decíamos antes, de una iniciativa divina. Sea como sea, si Dios es quien llama, y Él tiene poder para comunicarse con cada uno de nosotros, es inconcebible que pueda estar deseando una obediencia de nuestra parte o algún proyecto suyo y que no nos enteremos. De una u otra forma, por diferentes hechos, coincidencias, experiencias íntimas, resonancia de la Palabra de Dios, mediaciones familiares o eclesiales, el que es llamado llega a conocer el don que ha recibido, aunque permanece libre para aceptarlo o no. Coordina: Grupo de Vigo y Valencia (Eucaristía y Laudes) 09.00: Canto de Laudes 09.30: Desayuno 10.30: Temas comunes de formación: Crisis en el mundo, crisis en la Iglesia. Bernardo Pérez. 13.00: Oración preparada por el ponente. 14.00: Comida y tertulia 17.00: Talleres de formación Ciclo formativo para el próximo cuatrienio: Moral: la sobreabundancia de la redención: un criterio moral redentorista. Carlos Sánchez de la Cruz Espiritualidad: Antonia de Oviedo y la mujer caída. Mª Luisa del Pozo. Misión: Los redentoristas y la nueva evangelización. Manuel Cabello. Solidaridad: José Luis Pareja. 19.00: Descanso 19.45: Eucaristía: Carlos Sánchez: la vocación redentorista. 21.00: Cena. Degustación “Los sabores de la tierra”. Cada comunidad de origen aportará productos propios de su lugar y se compartirán sustituyendo la cena. Se propone un poco más de organización, con un momento de apertura. 22.15: Cantos y danzas de la tierra. 23.30. Oración de la noche y silencio ORACIÓN DE LA MAÑANA Canto: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén AMBIENTACIÓN INICIAL: «Confío en Ti, Señor» Una escena que puede ayudarnos a entender qué grande debe ser nuestra confianza en Dios es la del niño situado en lo alto de una mesa; su papá le pide que no tema tirarse en sus brazos, y el niño lo hace a fondo perdido, sin dudar, aún siendo cierto que sin los brazos de su padre la caída sería fatal. ¡Pues cuánto más nuestro Padre del cielo! El que nos ha regalado la vida, el que nos sostiene en sus brazos, ¿acaso nos dejará caer? Todo aquel que ha conocido al Señor y ha recibido de su Amor, tiene la certeza de que Él –y sólo Él– es digno de nuestra confianza. ¡Confía en Él! Canto: El salmo, del cual se ha tomado la Palabra de vida, nos recuerda que nosotros somos el pueblo de Dios y que Él nos quiere guiar, como hace un pastor con su rebaño, para introducirnos en la tierra prometida. Él, que nos ha pensado desde siempre, sabe cómo tenemos que caminar para vivir en plenitud, para alcanzar nuestro verdadero ser. En su amor nos sugiere qué hacer, qué no hacer y nos señala el camino a seguir. Dios nos habla como a amigos porque quiere introducirnos en la comunión con Él. Si uno escucha su voz -dice nuestro salmo en su conclusión-, entrará en el "reposo" de Dios, es decir, en la tierra prometida, en la alegría del Paraíso. SALMO 94 “Cantemos alegres al Señor” Mujeres Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Hombres Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano los abismos de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque Él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Mujeres Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Hombres Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Mujeres Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Canto ECOS DE LA PALABRA DEL DÍA… Ez 37, 12b -14 Así dice el Señor: “Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra, y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago.” Oráculo del Señor. Silencio orante Concéntrate en la llama de alguna velita cercana a ti. Tú eres otra pequeña luz, tú eres un poco de sal. Pregúntate si respondes a lo que Dios te está pidiendo. ¿Dónde debes poner sabor, dónde debes poner color y calor?. Pídele a Dios que te dé fuerza para darte allá donde estés y con las personas que estés. Allí debes hacer realidad el Evangelio. Hacemos oración la palabra. (Libremente desde su sitio cada uno hace una petición en alto y luego el que quiera puede compartir su oración). 1.- Intercede para que sepamos reflejar en nosotros el mensaje de Jesús y que los demás vean en nuestras obras y en nuestro interior que Él acompaña nuestra existencia. TE LO PEDIMOS SEÑOR. 2.- Ora al Señor por todas las personas con rostro y nombre que, en el Espíritu, nos ayudan a creer en la fe. TE LO PEDIMOS SEÑOR. 3.- Pide al Señor que guíe a los gobiernos del mundo para poder hacer de la tierra un espacio agradable y digno de convivir. TE LO PEDIMOS SEÑOR. 4.- Por todos los niños del mundo, para que sigan creciendo en el amor hacia Jesús. Te LO PEDIMOS SEÑOR. 5.- Para que nuestros jóvenes abran el corazón a Cristo, "que no quita nada y lo da todo", y se planteen con valentía ¿Señor que quieres de mí?. TE LO PEDIMOS SEÑOR. Pedimos al Señor que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo, rezando juntos la oración que Él nos enseñó. PADRE NUESTRO ORACIÓN DE MAHATMA GANDHI Señor ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles. Si me das fortuna, no me quites la razón. Si me das éxito, no me quites la humildad. Si me das humildad, no me quites la dignidad. Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo. Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás. No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso. Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo. Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza. Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso. Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar. ¡Señor...si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí!. BENDICIÓN FINAL Señor Jesucristo, que eres manso y humilde de corazón y ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera, dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que vamos a comenzar; para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Canto: EUCARISTÍA “Vocaciones, testimonio de la verdad” Monición de entrada Bienvenidos a la Fiesta de la eucaristía, a la fiesta del Buen Pastor. Hoy, celebramos la jornada de oración por las vocaciones Redentoristas. Todos tenemos una vocación, una llamada, una vida con Dios. Pero hoy, oramos por las vocaciones al sacerdocio. Jesús es el Buen Pastor y necesita pastores que sigan alimentando a sus ovejas. La Iglesia, continuadora de la misión de Jesús, necesita sacerdotes que presidan la eucaristía y que dejándolo todo le sigan y lo busquen como lo único necesario. Pidamos al Padre que envíe más operarios a su mies. Entonamos el canto de entrada. Canto Acto penitencial Seguir a Cristo, Buen Pastor, es hacerse pobre con Cristo pobre. Sentimos la culpa de no evangelizar a los pobres. Señor ten piedad. Seguir a Cristo, Buen Pastor, es hacerse humilde con Cristo humillado. Sentimos la culpa de no estar más cerca de los pequeños e indefensos. Cristo ten piedad. Seguir a Cristo, Buen Pastor, es vivir la misericordia con Cristo compasivo. Sentimos la culpa de no estar más abiertos a las miserias humanas y poder llorar con los que lloran. Señor ten piedad. Canto: Gloria Oración colecta Oh Dios, que constituiste Redentor del mundo a tu Unigénito, y por él, vencida la muerte, nos restituiste misericordiosamente a la vida; concédenos que, al celebrar esos tus beneficios, nos adhiramos a ti con amor constante, y seamos enriquecidos con los frutos de la misma Redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos Amén. Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2,36-41 El día de Pentecostés, Pedro dijo a los judíos: «Todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías». Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: «Hermanos, ¿qué debemos hacer?» Pedro les respondió: «Que cada uno de ustedes se convierta y se haga bautizar en el Nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos aquéllos que están lejos: a cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar». Y con muchos otros argumentos les daba testimonio y los exhortaba a que se pusieran a salvo de esta generación perversa. Los que recibieron su palabra se hicieron bautizar; y ese día se unieron a ellos alrededor de tres mil. Palabra de Dios. SALMO RESPONSORIAL El Señor es mi pastor El Señor es mi pastor; nada me falta. En verdes praderas me hace descansar, a las aguas tranquilas me conduce, me da nuevas fuerzas y me lleva por caminos rectos, haciendo honor a su nombre. R/ Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo; tu vara y tu bastón me inspiran confianza. R/ Me has preparado un banquete ante los ojos de mis enemigos; has vertido perfume en mi cabeza, y has llenado mi copa a rebosar. Tu bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días, y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré. R/ Canto: Aleluya Lectura del Evangelio según S. Lucas (Lucas 10,1-12-18) En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa." Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros." En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: "Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca." Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad. Palabra del Señor. ORACIÓN UNIVERSAL Con la confianza puesta en el Dios, convencidos de que hoy sigue llamando y que nos da la gracia necesaria para responder, elevemos nuestras súplicas: Por el Papa y nuestros obispos, para que, a ejemplo del buen Pastor, guíen a tu Iglesia por la senda del Evangelio. Oremos. Por los sacerdotes, a quienes has llamados a colaborar en la tarea de guiar y apacentar al rebaño, para que, siendo fieles al don recibido, entreguen con confianza su vida por el Pueblo de Dios. Oremos. Por los religiosos, para que sean signo transparente del Reino de Dios y, con su entera existencia, nos muestren a todos los cristianos nuevas formas de seguir a Jesús, nuestro Salvador. Oremos. Por los laicos, para que en medio de las circunstancias ordinarias de sus vidas construyan el Reino de Dios y muestren al mundo el esplendor del Evangelio. Oremos. Por los misioneros, para que no se cansen de proclamar el Evangelio en aquellos lugares donde más se necesita escuchar tu voz. Oremos. Por todos aquellos que, habiendo recibido una particular llamada de Dios, se preparan para responder con mayor generosidad al don recibido en nuestro seminario, en los noviciados y grupos apostólicos. Oremos. Por los jóvenes, para que, abriendo un espacio en su corazón a las continuas llamadas que la realidad les hace, sepan interpretarlas, guiados por el Espíritu, como una llamada de Dios a comprometerse de un modo específico en la misión de la Iglesia. Oremos. Por los niños y los jóvenes que participan en este encuentro, para que no se alejen de la iglesia y encuentren en Cristo razones para vivir alegres y confiados, Oremos. Por todos nosotros, para que con la gracia de Dios respondamos con generosidad y entrega a la misión que el Señor nos confía. Oremos. Acoge, Padre, estas súplicas que confiados en tu bondad y misericordia te presentamos. Haz que encontremos el profundo sentido de toda vocación y que tu Iglesia se forje en la respuesta generosa de sus miembros. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Canto: Ofertorio OFERTORIO (Danza gallega) Hoy, Señor, con estas ofrendas queremos poner en tus manos nuestro corazón y pedirte que mandes pastores a tu mies. Vela encendida: Danos tu Espíritu, Jesús, Buen Pastor, para perseverar en nuestra búsqueda, para seguir en camino, para animarnos a la esperanza activa de hacer un Reino de paz y de bondad para todos. Cartel por las Vocaciones Redentoristas: Queremos compartir tu sueño de construir un mundo justo, donde exista igualdad y una fraternidad real, donde haya pan para todos y la libertad sea una luz que ilumine a todas las personas. Bastón y estola del pastor: Jesús, Buen Pastor, queremos seguir tus pasos. Danos tu Espíritu, para aprender a vivir en la misericordia. Ayúdanos a descubrir la gratuidad de tu amor, entrega generosa, don de vida que se regala. Una cruz: Jesús, Buen Pastor, que pasaste haciendo el bien, viviendo la misericordia en la atención a los enfermos, en la búsqueda de los marginados, en la denuncia de las injusticias, en la apertura al Dios de la vida, en la enseñanza paciente de los discípulos, en el anuncio del Reino para todos. Pan y Vino: Danos tu Espíritu, Jesús, para seguirte, para imitar tu entrega, para hacer el bien en nuestros días, en el camino de cada uno, para vivir en la bondad, caminando hacia tu Reino. PLEGARIA EUCARÍSTICA Prefacio Te damos gracias, Señor. Tú nos has creado para que vivamos para Ti y nos amemos los unos a los otros. Tú quieres que nos miremos y dialoguemos como hermanos, de manera que podamos compartir las cosas buenas y también las difíciles. Muchas veces has ofrecido a los hombres tu amistad y por medio de los profetas nos has enseñado a esperar en tus promesas. Cuando llegó el tiempo, que tu pueblo había deseado tanto, nos mandaste a tu único Hijo como hermano mayor de nuestra familia, para que todos pudiéramos vivir como amigos tuyos. Cuando él vuelva al fin del mundo nos invitará a la fiesta de la vida en la felicidad de su casa. Te damos gracias, Señor, porque en tu amor creaste el mundo y no abandonaste en el mal a los hombres que habían pecado, sino que viniste a su encuentro. Ahora nos has mandado a tu querido Hijo Jesús, como luz que resplandece en las tinieblas. Él era rico y se hizo pobre por nosotros, para que nosotros fuéramos ricos con su amor. Te damos gracias, Señor, porque haces cosas maravillosas para darnos a conocer lo bueno que eres. No sólo a los buenos sino también a los malos les concedes días repletos de flores, de frutos y de muchas cosas buenas, para que las admiremos y juntos gocemos de ellas. Por eso, Padre, estamos contentos y te damos gracias. Nos unimos a todos los que creen en ti, y con los santos y los ángeles te cantamos con gozo: Canto: Santo Señor, tú eres santo. Tú eres siempre bueno con nosotros y misericordioso con todos. Te damos gracias, sobre todo, por tu Hijo Jesucristo. Él quiso venir al mundo porque los hombres se habían separado de ti y no lograban entenderse. Él nos abrió los ojos para que veamos que todos somos hermanos y que tú eres el Padre de todos. Él nos reúne ahora en torno a esta mesa, porque quiere que hagamos lo mismo que él hizo en la Ultima Cena. Padre bueno, envía tu Espíritu para santificar este pan y este vino, de manera que sean el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo Jesucristo. Porque Jesús, antes de morir por nosotros, mientras estaba cenando por última vez con sus discípulos, tomó el pan, te dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: "Tomad y comed todos de el, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros". Del mismo modo, tomó el cáliz lleno de vino, te dio gracias de nuevo y lo pasó a sus discípulos, diciendo: "Tomad y bebed todos de el, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados". Y les dijo también: Haced esto en conmemoración mía". Por eso, Padre Santo, estamos reunidos delante de ti y recordamos llenos de alegría todo lo que Jesús hizo para salvarnos. En este santo sacrificio, que él mismo entregó a la Iglesia, celebramos su muerte y su resurrección. Padre, que estás en el cielo, te pedimos que nos recibas a nosotros con tu Hijo querido. El aceptó libremente la muerte por nosotros, pero tú lo resucitaste. Por eso, llenos de alegría, te decimos: Señor, tú eres bueno, te alabamos, te damos gracias. Él vive ahora junto a ti y está también con nosotros. Señor, tú eres bueno, te alabamos, te damos gracias. Él vendrá lleno de gloria al fin del mundo y en su reino no habrá ya pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar. Señor, tú eres bueno, te alabamos, te damos gracias. Padre Santo, tú nos has llamado a esta mesa, para que en la alegría del Espíritu Santo, comamos el Cuerpo de tu Hijo. Haz que este Pan de vida eterna nos dé fuerza y nos ayude a servirte cada día mejor. Acuérdate, Señor, del santo Padre el Papa Francisco., de nuestro Obispo N., y de todos los Obispos. Ayuda a todos los que creemos en Cristo, para que trabajemos por la paz del mundo y sepamos comunicar a los demás nuestra alegría. Acuérdate también de nuestros hermanos que han muerto, admítelos a contemplar la luz de tu rostro; y concédenos que todos, un día, junto con Cristo, con María, la Madre de Jesús, y todos los santos, vivamos contigo en el cielo para siempre. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén. Llenos de alegría pedimos confiadamente al Señor que venga a nosotros su reino. Canto: Padre Nuestro Rito de la Paz Con este gesto se implora la paz y la unidad para la Iglesia y la familia humana entera en caridad. Líbranos, Señor, de todos los males y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. Tuyo es el Reino, tuyo es el poder y la gloria por siempre, Señor. Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles ¨La paz os dejo, mi paz os doy¨ no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédeles la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos, Amén. Dios quiere que recibamos su paz: La paz del Señor esté siempre con todos vosotros, Y con tu espíritu. Como signo de unidad nos damos fraternalmente la paz. Canto: Fracción del Pan Este es el cordero de Dios, que quita los pecados del mundo, dichosos los invitados a esta cena. Señor no soy digno de que entres en mi casa pero una palabra tuya bastará para sanarme. El Cuerpo y la Sangre de Cristo guarden nuestra alma para la vida eterna. Amén. Canto: Comunión ACCIÓN DE GRACIAS ANTES DE LA COMUNIÓN Este es el momento de la comunión, es el momento de dar gracias a Dios por todo lo vivido durante el curso en nuestras comunidades, y por lo que nos queda por vivir durante este Encuentro. Aunque pobres herramientas, Dios cuenta con todos nosotros para que seamos testigos suyos en medio de este mundo. Demos gracias a Dios por esta oportunidad de creer y soñar juntos como hermanos de esta comunidad Redentorista. Gracias, Señor, por formar parte de esta comunidad cristiana que nos has regalado y por confiar en nosotros la tarea de vivir creciendo y anunciando el Evangelio. Y gracias, Señor, por el don de la vida, por el don de la fraternidad y de la entrega permanente que tienes por cada uno de nosotros. ORAMOS POR LAS VOCACIONES REDENTORISTAS Señor Jesús, Redentor nuestro, Tú que miras esta Congregación con ojos llenos de ternura y la guardas como a la niña de tus ojos, ruega con nosotros al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Jóvenes que, respondiendo a tu llamada con un sí como el de María, te siga de todo corazón y se entreguen generosamente al anuncio del Evangelio. Y que también nosotros nos dejemos modelar por ti, de manera que nuestra vida sea testimonio elocuente de tu presencia en medio del mundo. Presencia que es Buena Noticia de salvación para todos los hombres, especialmente para los más abandonados. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. BENDICIÓN FINAL La celebración termina, la Eucaristía continúa en la vida, y la fuerza del Espíritu nos animará a acoger, comprender y acompañar. La fuerza de Cristo Resucitado por su Espíritu nos animará a sembrar el mundo de “gestos de bondad”. El dolor y el sufrimiento recuperarán la esperanza y el mundo vivirá la salud como experiencia que se abre a la Salvación. Dios Padre, que por la Resurrección de Jesús nos ha redimido y adoptado como hijos, nos llene de alegría con sus bendiciones. Amén. Y ya que, por la Pascua del Señor hemos recibido el don de la verdadera libertad, por su bondad recibamos la vida eterna. Amén. Y pues en el bautismo hemos participado de la Resurrección de Cristo, vivamos en el Amor y la justicia para que podamos alcanzar el cielo. Amén. Y la bendición de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. Amén. Canto: Despedida Reflexión personal para después de la celebración Eucaristíca Cualquier joven responsable se plantea el futuro de su vida: piensa en una profesión, si va a fundar una familia, etc. Un joven cristiano también se plantea la vida, pero preguntándose: ¿Qué espera Dios de mí? Sabe que Dios quiere la felicidad de cada persona y es capaz de dársela. Vocación significa "llamada": es lo que Dios está llamando a cada uno. Por la fe estamos todos llamados a vivir la vocación cristiana: ser testigos del amor de Dios en nuestro ambiente, en el trabajo, la familia, etc. Pero hay tres formas de vivir la vocación cristiana: 1. La vocación de laicos: Los cristianos que ejercen una profesión, viven en medio de la sociedad, se casan normalmente, fundan una familia y en todo tratan de construir el mundo según los planes de Dios. 2. La vocación sacerdotal: Los cristianos que reciben el sacramento del Orden para hacer presente a Jesucristo mediante la predicación de la Palabra de Dios, la celebración de los Sacramentos y el cuidado pastoral de la comunidad (parroquia, grupos, etc.). Para ello se preparan en el Seminario durante seis años y ofrecen su vida en una dedicación total, renunciando a constituir una familia y optando por el celibato consagrado a fin de imitar a Jesucristo y servir más plenamente a todos. 3. La vocación de vida consagrada: Consagrar la vida al servicio de Dios y de los demás, mediante la ofrenda de los tres votos o consejos evangélicos, a imitación de Jesucristo: la pobreza, la obediencia viviendo en fraternidad y la virginidad consagrada. Esta consagración se puede vivir de dos maneras: Institutos de vida religiosa: Viven en comunidad y son variados, porque cada uno actualiza y se fija en algún aspecto de la vida de Jesús: la oración (los monjes y monjas contemplativos), el servicio a los pobres, la enseñanza, las obras de misericordia, la predicación (religiosos y religiosas de vida activa). Institutos seculares: Se parecen a los religiosos en que profesan los consejos evangélicos, pero se parecen a los laicos en que trabajan y viven en medio de la sociedad, sin llevar distintivos, sino distinguiéndose por su entrega y radicalidad evangélica a fin de santificar el trabajo del mundo y las relaciones sociales. Tanto la vocación sacerdotal como la vida consagrada suponen optar por el de celibato por el Reino los Cielos. No se renuncia al amor. Se experimenta el amor de Dios, se le elige a Él como el Amor absoluto de la vida y se ama a los demás por amor a Dios. ORACIÓN DE LA NOCHE Canto: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén AMBIENTACIÓN INICIAL: «La tienda» Un niño entró en una tienda. Tras el mostrador vio un ángel al que preguntó: - Señor ¿qué vende usted? El ángel le respondió amablemente: - Todo lo que tú quieras. El niño le dijo: - Entonces sírvame, por favor, felicidad para todos; que se acaben las peleas de los vecinos y entre los niños y, claro, también las guerras; que todos los padres quieran y cuiden a sus hijos; que todo el mundo respete la naturaleza y a todos les gusten las flores; que nadie se muera de hambre y todos puedan ver la vida en colores y no en blanco y negro; y también... El ángel cortó al niño la palabra diciéndole: - Perdona, no has entendido bien. Aquí no vendemos frutos, sino sólo semillas. Así empieza una parábola de Jesús: “El Reino de Dios es como una buena semilla que un hombre fue a sembrar al campo...” El Reino es siempre un inicio. Un minúsculo casi olvidado inicio. El mismo Dios vino a esta tierra como una semilla, un fermento, un pequeñísimo germen. Una semilla es un milagro. Hasta el árbol más gigante nace de una mínima semilla. Tu misma alma es un jardín en el que se han sembrado las mayores empresas y los valores más espléndidos. SALMO 137 “Acción de gracias” Mujeres Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti, me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre. Hombres Por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera a tu fama; cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. Mujeres Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca; canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande. Hombres El Señor es sublime, se fija en el humilde, y de lejos conoce al soberbio. Mujeres Cuando camino entre peligros, me conservas la vida; extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo, y tu derecha me salva. Hombres El Señor completará sus favores conmigo. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Canto: ECOS DE LA PALABRA DEL DÍA… Mt. 13, 3-9 «Salió el sembrador a sembrar. Y al sembrar, unos granos cayeron en la orilla del camino, y vinieron los pájaros y los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, donde no tenían mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda. Pero al salir el sol, los abrasó, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinas, y las espinas crecieron y los ahogaron. Otros cayeron en buena tierra, y dieron fruto, uno ciento, otro sesenta, otro treinta. El que tenga oídos, que oiga». Silencio orante Ponemos en manos del Señor nuestras plegarias. Libremente al terminar puedes poner aquello que más te preocupa al servicio de la comunidad. Escúchanos, Señor. Contestamos: 1.- Te damos gracias, Señor, porque hemos sido enriquecidos en todo por Cristo, tu Hijo; haz que por él crezcamos en todo conocimiento. Oremos 2.- En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los que gobiernan; dales, acierto en sus decisiones para que te sean gratos en su pensar y obrar. Oremos 3.- Tú que a los artistas concedes inspiración para plasmar la belleza que de ti procede, haz que con sus obras aumente el gozo y la esperanza de los hombres. Oremos 4.- Tú que no permites que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas, da fortaleza a los débiles, levanta a los caídos. Oremos 5.- Para que nuestros jóvenes se dejen iluminar por la entrega de Cristo, y ofrezcan su vida por Dios y los hermanos. Oremos Tú que nos has prometido la resurrección en el último día, no te olvides de tus hijos que ya han dejado el cuerpo mortal. Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos a Nuestra Madre la Virgen. Canto: “Salve Virgen del Espino” BENDICIÓN FINAL Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. El Señor todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo nos conceda una noche tranquila. Amén. Canto: