¿Qué es la vocación y cómo puede conocerse?

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¿Qué es la vocación y cómo
puede conocerse?
MARTES, 15 julio 2014
Laicos
Redentoristas
Pero, ¿qué es la vocación y cómo puede conocerse?
La vocación se refiere a la llamada de Dios que se manifiesta en la
historia, se revela y encomienda una misión a la persona, capacitándola
para ello. La vocación, por tanto, es siempre iniciativa de Dios, que elige
a personas “normales” , con sus debilidades, para una gran misión.
En el Nuevo Testamento vemos que Dios llama a través de Jesús. Y
Jesús, cuando llama, lo hace con una triple invitación: en primer lugar,
Jesús invita a la persona a vivir una especial amistad e intimidad con él;
en segundo lugar, Jesús invita al seguimiento, a caminar con él, a seguir
sus pasos; en tercer lugar, Jesús invita a participar en su misión
evangelizadora.
Si lo cierto es que todos somos llamados a ser 'buenos administradores'
del don de la vida, así como –por nuestra fe– testigos de la Buena
Noticia del Evangelio, cuando hablamos de conocer nuestra vocación,
nos referimos a si, en su designio y providencia, Dios tiene, además, un
proyecto especial para nosotros. Y detectar esta llamada no es fácil: se
precisa un discernimiento para autentificar la percepción interior y
liberarnos de una posible proyección de deseos personales, o de
influencias exteriores, y reconocer que se trata, como decíamos antes,
de una iniciativa divina.
Sea como sea, si Dios es quien llama, y Él tiene poder para comunicarse
con cada uno de nosotros, es inconcebible que pueda estar deseando
una obediencia de nuestra parte o algún proyecto suyo y que no nos
enteremos. De una u otra forma, por diferentes hechos, coincidencias,
experiencias íntimas, resonancia de la Palabra de Dios, mediaciones
familiares o eclesiales, el que es llamado llega a conocer el don que ha
recibido, aunque permanece libre para aceptarlo o no.
Coordina: Grupo de Vigo y Valencia (Eucaristía y Laudes)
09.00: Canto de Laudes
09.30: Desayuno
10.30: Temas comunes de formación: Crisis en el mundo, crisis en la
Iglesia. Bernardo Pérez.
13.00: Oración preparada por el ponente.
14.00: Comida y tertulia
17.00: Talleres de formación
Ciclo formativo para el próximo cuatrienio:
Moral: la sobreabundancia de la redención: un criterio moral
redentorista. Carlos Sánchez de la Cruz
Espiritualidad: Antonia de Oviedo y la mujer caída. Mª Luisa
del Pozo.
Misión: Los redentoristas y la nueva evangelización. Manuel
Cabello.
Solidaridad: José Luis Pareja.
19.00: Descanso
19.45: Eucaristía: Carlos Sánchez: la vocación redentorista.
21.00: Cena. Degustación “Los sabores de la tierra”. Cada comunidad
de origen aportará productos propios de su lugar y se compartirán
sustituyendo la cena. Se propone un poco más de organización, con un
momento de apertura.
22.15: Cantos y danzas de la tierra.
23.30. Oración de la noche y silencio
ORACIÓN DE LA MAÑANA
Canto:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
AMBIENTACIÓN INICIAL: «Confío en Ti, Señor»
Una escena que puede ayudarnos a entender qué grande debe ser
nuestra confianza en Dios es la del niño situado en lo alto de una mesa;
su papá le pide que no tema tirarse en sus brazos, y el niño lo hace a
fondo perdido, sin dudar, aún siendo cierto que sin los brazos de su
padre la caída sería fatal. ¡Pues cuánto más nuestro Padre del cielo! El
que nos ha regalado la vida, el que nos sostiene en sus brazos, ¿acaso
nos dejará caer? Todo aquel que ha conocido al Señor y ha recibido de
su Amor, tiene la certeza de que Él –y sólo Él– es digno de nuestra
confianza. ¡Confía en Él!
Canto:
El salmo, del cual se ha tomado la Palabra de vida, nos recuerda que
nosotros somos el pueblo de Dios y que Él nos quiere guiar, como hace
un pastor con su rebaño, para introducirnos en la tierra prometida. Él,
que nos ha pensado desde siempre, sabe cómo tenemos que caminar
para vivir en plenitud, para alcanzar nuestro verdadero ser. En su amor
nos sugiere qué hacer, qué no hacer y nos señala el camino a seguir.
Dios nos habla como a amigos porque quiere introducirnos en la
comunión con Él. Si uno escucha su voz -dice nuestro salmo en su
conclusión-, entrará en el "reposo" de Dios, es decir, en la tierra
prometida, en la alegría del Paraíso.
SALMO 94 “Cantemos alegres al Señor”
Mujeres Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Hombres Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano los abismos de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque Él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Mujeres Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Hombres Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Mujeres Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Canto
ECOS DE LA PALABRA DEL DÍA… Ez 37, 12b -14
Así dice el Señor: “Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir
de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y,
cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros,
pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y
viviréis; os colocaré en vuestra tierra, y sabréis que yo, el Señor, lo digo
y lo hago.” Oráculo del Señor.
Silencio orante
Concéntrate en la llama de alguna velita cercana a ti. Tú eres otra
pequeña luz, tú eres un poco de sal. Pregúntate si respondes a lo que
Dios te está pidiendo. ¿Dónde debes poner sabor, dónde debes poner
color y calor?. Pídele a Dios que te dé fuerza para darte allá donde estés
y con las personas que estés. Allí debes hacer realidad el Evangelio.
Hacemos oración la palabra. (Libremente desde su sitio cada uno hace
una petición en alto y luego el que quiera puede compartir su oración).
1.- Intercede para que sepamos reflejar en nosotros el mensaje de Jesús
y que los demás vean en nuestras obras y en nuestro interior que Él
acompaña nuestra existencia. TE LO PEDIMOS SEÑOR.
2.- Ora al Señor por todas las personas con rostro y nombre que, en el
Espíritu, nos ayudan a creer en la fe. TE LO PEDIMOS SEÑOR.
3.- Pide al Señor que guíe a los gobiernos del mundo para poder hacer
de la tierra un espacio agradable y digno de convivir. TE LO PEDIMOS
SEÑOR.
4.- Por todos los niños del mundo, para que sigan creciendo en el amor
hacia Jesús. Te LO PEDIMOS SEÑOR.
5.- Para que nuestros jóvenes abran el corazón a Cristo, "que no quita
nada y lo da todo", y se planteen con valentía ¿Señor que quieres de mí?.
TE LO PEDIMOS SEÑOR.
Pedimos al Señor que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo,
rezando juntos la oración que Él nos enseñó.
PADRE NUESTRO
ORACIÓN DE MAHATMA GANDHI
Señor ayúdame a decir la verdad
delante de los fuertes y a no decir
mentiras para ganarme el aplauso
de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra
cara de la medalla,
no me dejes inculpar de traición
a los demás por no pensar
igual que yo.
Enséñame a querer a la gente
como a mí mismo y a no juzgarme
como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo
si triunfo, ni en la
desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso
es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar
es un signo de grandeza y que la venganza
es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito,
déjame fuerzas
para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente,
dame valor para disculparme
y si la gente me ofende,
dame valor para perdonar.
¡Señor...si yo me olvido de ti,
nunca te olvides de mí!.
BENDICIÓN FINAL
Señor Jesucristo, que eres manso y humilde de corazón y ofreces a los
que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera, dígnate, pues,
aceptar los deseos y las acciones del día que vamos a comenzar; para
que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos
constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén.
Canto:
EUCARISTÍA
“Vocaciones, testimonio de la verdad”
Monición de entrada
Bienvenidos a la Fiesta de la eucaristía, a la fiesta del Buen Pastor.
Hoy, celebramos la jornada de oración por las vocaciones
Redentoristas. Todos tenemos una vocación, una llamada, una vida
con Dios. Pero hoy, oramos por las vocaciones al sacerdocio. Jesús es el
Buen Pastor y necesita pastores que sigan alimentando a sus ovejas.
La Iglesia, continuadora de la misión de Jesús, necesita sacerdotes que
presidan la eucaristía y que dejándolo todo le sigan y lo busquen como
lo único necesario.
Pidamos al Padre que envíe más operarios a su mies.
Entonamos el canto de entrada.
Canto
Acto penitencial
Ÿ
Seguir a Cristo, Buen Pastor, es hacerse pobre con Cristo pobre.
Sentimos la culpa de no evangelizar a los pobres. Señor ten
piedad.
Ÿ Seguir a Cristo, Buen Pastor, es hacerse humilde con Cristo
humillado. Sentimos la culpa de no estar más cerca de los pequeños
e indefensos. Cristo ten piedad.
Ÿ Seguir a Cristo, Buen Pastor, es vivir la misericordia con Cristo
compasivo. Sentimos la culpa de no estar más abiertos a las miserias
humanas y poder llorar con los que lloran. Señor ten piedad.
Canto: Gloria
Oración colecta
Oh Dios, que constituiste Redentor del mundo a tu Unigénito, y por él,
vencida la muerte, nos restituiste misericordiosamente a la vida;
concédenos que, al celebrar esos tus beneficios, nos adhiramos a ti con
amor constante, y seamos enriquecidos con los frutos de la misma
Redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos Amén.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2,36-41
El día de Pentecostés, Pedro dijo a los judíos:
«Todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que ustedes
crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías».
Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a
Pedro y a los otros Apóstoles: «Hermanos, ¿qué debemos hacer?»
Pedro les respondió: «Que cada uno de ustedes se convierta y se haga
bautizar en el Nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los
pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa ha
sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos aquéllos que están lejos: a
cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar».
Y con muchos otros argumentos les daba testimonio y los exhortaba a
que se pusieran a salvo de esta generación perversa.
Los que recibieron su palabra se hicieron bautizar; y ese día se unieron
a ellos alrededor de tres mil.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
El Señor es mi pastor
El Señor es mi pastor; nada me falta.
En verdes praderas me hace descansar,
a las aguas tranquilas me conduce,
me da nuevas fuerzas
y me lleva por caminos rectos,
haciendo honor a su nombre. R/
Aunque pase por el más oscuro de los valles,
no temeré peligro alguno,
porque tú, Señor, estás conmigo;
tu vara y tu bastón me inspiran confianza. R/
Me has preparado un banquete
ante los ojos de mis enemigos;
has vertido perfume en mi cabeza,
y has llenado mi copa a rebosar.
Tu bondad y tu amor me acompañan
a lo largo de mis días,
y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré. R/
Canto: Aleluya
Lectura del Evangelio según S. Lucas (Lucas 10,1-12-18)
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los envió de dos
en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y
les dijo: La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño
de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como
corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y
no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid
primero: "Paz a esta casa." Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz
reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma
casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su
salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os
reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y
decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros." En la ciudad en que
entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: "Hasta el polvo de
vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero
sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca." Os digo que en aquel
Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad.
Palabra del Señor.
ORACIÓN UNIVERSAL
Con la confianza puesta en el Dios, convencidos de que hoy
sigue llamando y que nos da la gracia necesaria para
responder, elevemos nuestras súplicas:
Ÿ Por el Papa y nuestros obispos, para que, a ejemplo del buen Pastor,
guíen a tu Iglesia por la senda del Evangelio. Oremos.
Ÿ Por los sacerdotes, a quienes has llamados a colaborar en la tarea de
guiar y apacentar al rebaño, para que, siendo fieles al don recibido,
entreguen con confianza su vida por el Pueblo de Dios. Oremos.
Ÿ Por los religiosos, para que sean signo transparente del Reino de
Dios y, con su entera existencia, nos muestren a todos los cristianos
nuevas formas de seguir a Jesús, nuestro Salvador. Oremos.
Ÿ Por los laicos, para que en medio de las circunstancias ordinarias de
sus vidas construyan el Reino de Dios y muestren al mundo el
esplendor del Evangelio. Oremos.
Ÿ Por los misioneros, para que no se cansen de proclamar el Evangelio
Ÿ
Ÿ
Ÿ
Ÿ
en aquellos lugares donde más se necesita escuchar tu voz.
Oremos.
Por todos aquellos que, habiendo recibido una particular llamada de
Dios, se preparan para responder con mayor generosidad al don
recibido en nuestro seminario, en los noviciados y grupos
apostólicos. Oremos.
Por los jóvenes, para que, abriendo un espacio en su corazón a las
continuas llamadas que la realidad les hace, sepan interpretarlas,
guiados por el Espíritu, como una llamada de Dios a comprometerse
de un modo específico en la misión de la Iglesia. Oremos.
Por los niños y los jóvenes que participan en este encuentro, para
que no se alejen de la iglesia y encuentren en Cristo razones para
vivir alegres y confiados, Oremos.
Por todos nosotros, para que con la gracia de Dios respondamos con
generosidad y entrega a la misión que el Señor nos confía. Oremos.
Acoge, Padre, estas súplicas que confiados en tu bondad y
misericordia te presentamos. Haz que encontremos el
profundo sentido de toda vocación y que tu Iglesia se forje en
la respuesta generosa de sus miembros. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Canto: Ofertorio
OFERTORIO (Danza gallega)
Hoy, Señor, con estas ofrendas queremos poner en tus
manos nuestro corazón y pedirte que mandes pastores a tu
mies.
Vela encendida: Danos tu Espíritu, Jesús, Buen Pastor, para
perseverar en nuestra búsqueda, para seguir en camino, para
animarnos a la esperanza activa de hacer un Reino de paz y de bondad
para todos.
Cartel por las Vocaciones Redentoristas: Queremos compartir
tu sueño de construir un mundo justo, donde exista igualdad y una
fraternidad real, donde haya pan para todos y la libertad sea una luz que
ilumine a todas las personas.
Bastón y estola del pastor: Jesús, Buen Pastor, queremos seguir tus
pasos. Danos tu Espíritu, para aprender a vivir en la misericordia.
Ayúdanos a descubrir la gratuidad de tu amor, entrega generosa, don
de vida que se regala.
Una cruz: Jesús, Buen Pastor, que pasaste haciendo el bien, viviendo
la misericordia en la atención a los enfermos, en la búsqueda de los
marginados, en la denuncia de las injusticias, en la apertura al Dios de
la vida, en la enseñanza paciente de los discípulos, en el anuncio del
Reino para todos.
Pan y Vino: Danos tu Espíritu, Jesús, para seguirte, para imitar tu
entrega, para hacer el bien en nuestros días, en el camino de cada uno,
para vivir en la bondad, caminando hacia tu Reino.
PLEGARIA EUCARÍSTICA
Prefacio
Te damos gracias, Señor.
Tú nos has creado para que vivamos para Ti y nos amemos los unos a los
otros. Tú quieres que nos miremos y dialoguemos como hermanos, de
manera que podamos compartir las cosas buenas y también las
difíciles. Muchas veces has ofrecido a los hombres tu amistad y por
medio de los profetas nos has enseñado a esperar en tus promesas.
Cuando llegó el tiempo, que tu pueblo había deseado tanto, nos
mandaste a tu único Hijo como hermano mayor de nuestra familia,
para que todos pudiéramos vivir como amigos tuyos. Cuando él vuelva
al fin del mundo nos invitará a la fiesta de la vida en la felicidad de su
casa. Te damos gracias, Señor, porque en tu amor creaste el mundo y no
abandonaste en el mal a los hombres que habían pecado, sino que
viniste a su encuentro.
Ahora nos has mandado a tu querido Hijo Jesús, como luz que
resplandece en las tinieblas. Él era rico y se hizo pobre por nosotros,
para que nosotros fuéramos ricos con su amor. Te damos gracias,
Señor, porque haces cosas maravillosas para darnos a conocer lo bueno
que eres. No sólo a los buenos sino también a los malos les concedes
días repletos de flores, de frutos y de muchas cosas buenas, para que las
admiremos y juntos gocemos de ellas. Por eso, Padre, estamos
contentos y te damos gracias. Nos unimos a todos los que creen en ti, y
con los santos y los ángeles te cantamos con gozo:
Canto: Santo
Señor, tú eres santo. Tú eres siempre bueno con nosotros y
misericordioso con todos. Te damos gracias, sobre todo, por tu Hijo
Jesucristo. Él quiso venir al mundo porque los hombres se habían
separado de ti y no lograban entenderse. Él nos abrió los ojos para que
veamos que todos somos hermanos y que tú eres el Padre de todos. Él
nos reúne ahora en torno a esta mesa, porque quiere que hagamos lo
mismo que él hizo en la Ultima Cena. Padre bueno, envía tu Espíritu
para santificar este pan y este vino, de manera que sean el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo Jesucristo.
Porque Jesús, antes de morir por nosotros, mientras estaba cenando
por última vez con sus discípulos, tomó el pan, te dio gracias, lo partió y
se lo dio, diciendo:
"Tomad y comed todos de el, porque esto es mi Cuerpo, que
será entregado por vosotros".
Del mismo modo, tomó el cáliz lleno de vino, te dio gracias de nuevo y lo
pasó a sus discípulos, diciendo:
"Tomad y bebed todos de el, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será
derramada por vosotros y por todos los hombres para el
perdón de los pecados".
Y les dijo también:
Haced esto en conmemoración mía".
Por eso, Padre Santo, estamos reunidos delante de ti y recordamos
llenos de alegría todo lo que Jesús hizo para salvarnos. En este santo
sacrificio, que él mismo entregó a la Iglesia, celebramos su muerte y su
resurrección. Padre, que estás en el cielo, te pedimos que nos recibas a
nosotros con tu Hijo querido. El aceptó libremente la muerte por
nosotros, pero tú lo resucitaste. Por eso, llenos de alegría, te decimos:
Señor, tú eres bueno,
te alabamos,
te damos gracias.
Él vive ahora junto a ti y está también con nosotros.
Señor, tú eres bueno,
te alabamos,
te damos gracias.
Él vendrá lleno de gloria al fin del mundo y en su reino no habrá ya
pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar.
Señor, tú eres bueno,
te alabamos,
te damos gracias.
Padre Santo, tú nos has llamado a esta mesa, para que en la alegría del
Espíritu Santo, comamos el Cuerpo de tu Hijo. Haz que este Pan de vida
eterna nos dé fuerza y nos ayude a servirte cada día mejor. Acuérdate,
Señor, del santo Padre el Papa Francisco., de nuestro Obispo N., y de
todos los Obispos. Ayuda a todos los que creemos en Cristo, para que
trabajemos por la paz del mundo y sepamos comunicar a los demás
nuestra alegría. Acuérdate también de nuestros hermanos que han
muerto, admítelos a contemplar la luz de tu rostro; y concédenos que
todos, un día, junto con Cristo, con María, la Madre de Jesús, y todos los
santos, vivamos contigo en el cielo para siempre. Por Cristo, con él y en
él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo
honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
Llenos de alegría pedimos confiadamente al Señor que venga a
nosotros su reino.
Canto: Padre Nuestro
Rito de la Paz
Con este gesto se implora la paz y la unidad para la Iglesia y la familia
humana entera en caridad.
Líbranos, Señor, de todos los males y concédenos la paz en nuestros
días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres
de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la
gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. Tuyo es el Reino, tuyo
es el poder y la gloria por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles ¨La paz os dejo, mi paz os
doy¨ no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y,
conforme a tu palabra, concédeles la paz y la unidad. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos, Amén.
Dios quiere que recibamos su paz: La paz del Señor esté siempre con
todos vosotros, Y con tu espíritu. Como signo de unidad nos damos
fraternalmente la paz.
Canto:
Fracción del Pan
Este es el cordero de Dios, que quita los pecados del mundo, dichosos
los invitados a esta cena. Señor no soy digno de que entres en mi casa
pero una palabra tuya bastará para sanarme. El Cuerpo y la Sangre de
Cristo guarden nuestra alma para la vida eterna. Amén.
Canto: Comunión
ACCIÓN DE GRACIAS ANTES DE LA COMUNIÓN
Este es el momento de la comunión, es el momento de dar gracias a
Dios por todo lo vivido durante el curso en nuestras comunidades, y por
lo que nos queda por vivir durante este Encuentro. Aunque pobres
herramientas, Dios cuenta con todos nosotros para que seamos
testigos suyos en medio de este mundo.
Demos gracias a Dios por esta oportunidad de creer y soñar juntos
como hermanos de esta comunidad Redentorista. Gracias, Señor, por
formar parte de esta comunidad cristiana que nos has regalado y por
confiar en nosotros la tarea de vivir creciendo y anunciando el
Evangelio.
Y gracias, Señor, por el don de la vida, por el don de la fraternidad y de la
entrega permanente que tienes por cada uno de nosotros.
ORAMOS POR LAS VOCACIONES REDENTORISTAS
Señor Jesús, Redentor nuestro,
Tú que miras esta Congregación
con ojos llenos de ternura
y la guardas como a la niña de tus ojos,
ruega con nosotros al Dueño de la mies
que envíe obreros a su mies.
Jóvenes que, respondiendo a tu llamada
con un sí como el de María,
te siga de todo corazón
y se entreguen generosamente
al anuncio del Evangelio.
Y que también nosotros
nos dejemos modelar por ti,
de manera que nuestra vida
sea testimonio elocuente
de tu presencia en medio del mundo.
Presencia que es Buena Noticia de
salvación para todos los hombres,
especialmente para los más
abandonados.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN FINAL
La celebración termina, la Eucaristía continúa en la vida, y la fuerza del
Espíritu nos animará a acoger, comprender y acompañar. La fuerza de
Cristo Resucitado por su Espíritu nos animará a sembrar el mundo de
“gestos de bondad”. El dolor y el sufrimiento recuperarán la esperanza
y el mundo vivirá la salud como experiencia que se abre a la Salvación.
Dios Padre, que por la Resurrección de Jesús nos ha redimido y
adoptado como hijos, nos llene de alegría con sus bendiciones. Amén.
Y ya que, por la Pascua del Señor hemos recibido el don de la verdadera
libertad, por su bondad recibamos la vida eterna. Amén.
Y pues en el bautismo hemos participado de la Resurrección de Cristo,
vivamos en el Amor y la justicia para que podamos alcanzar el cielo.
Amén.
Y la bendición de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda
sobre vosotros y os acompañe siempre. Amén.
Canto: Despedida
Reflexión personal para después de la celebración
Eucaristíca
Cualquier joven responsable se plantea el futuro de su vida: piensa en
una profesión, si va a fundar una familia, etc.
Un joven cristiano también se plantea la vida, pero preguntándose:
¿Qué espera Dios de mí? Sabe que Dios quiere la felicidad de cada
persona y es capaz de dársela. Vocación significa "llamada": es lo que
Dios está llamando a cada uno.
Por la fe estamos todos llamados a vivir la vocación cristiana: ser
testigos del amor de Dios en nuestro ambiente, en el trabajo, la familia,
etc. Pero hay tres formas de vivir la vocación cristiana:
1. La vocación de laicos: Los cristianos que ejercen una profesión, viven
en medio de la sociedad, se casan normalmente, fundan una familia y
en todo tratan de construir el mundo según los planes de Dios.
2. La vocación sacerdotal: Los cristianos que reciben el sacramento del
Orden para hacer presente a Jesucristo mediante la predicación de la
Palabra de Dios, la celebración de los Sacramentos y el cuidado pastoral
de la comunidad (parroquia, grupos, etc.). Para ello se preparan en el
Seminario durante seis años y ofrecen su vida en una dedicación total,
renunciando a constituir una familia y optando por el celibato
consagrado a fin de imitar a Jesucristo y servir más plenamente a todos.
3. La vocación de vida consagrada: Consagrar la vida al servicio de Dios
y de los demás, mediante la ofrenda de los tres votos o consejos
evangélicos, a imitación de Jesucristo: la pobreza, la obediencia
viviendo en fraternidad y la virginidad consagrada. Esta consagración
se puede vivir de dos maneras:
Ÿ
Institutos de vida religiosa: Viven en comunidad y son variados,
porque cada uno actualiza y se fija en algún aspecto de la vida de
Jesús: la oración (los monjes y monjas contemplativos), el servicio a
los pobres, la enseñanza, las obras de misericordia, la predicación
(religiosos y religiosas de vida activa).
Ÿ Institutos seculares: Se parecen a los religiosos en que profesan los
consejos evangélicos, pero se parecen a los laicos en que trabajan y
viven en medio de la sociedad, sin llevar distintivos, sino
distinguiéndose por su entrega y radicalidad evangélica a fin de
santificar el trabajo del mundo y las relaciones sociales.
Tanto la vocación sacerdotal como la vida consagrada suponen optar
por el de celibato por el Reino los Cielos. No se renuncia al amor. Se
experimenta el amor de Dios, se le elige a Él como el Amor absoluto de
la vida y se ama a los demás por amor a Dios.
ORACIÓN DE LA NOCHE
Canto: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
AMBIENTACIÓN INICIAL: «La tienda»
Un niño entró en una tienda. Tras el mostrador vio un ángel al
que preguntó:
- Señor ¿qué vende usted?
El ángel le respondió amablemente:
- Todo lo que tú quieras.
El niño le dijo: - Entonces sírvame, por favor, felicidad para
todos; que se acaben las peleas de los vecinos y entre los niños y, claro,
también las guerras; que todos los padres quieran y cuiden a sus hijos;
que todo el mundo respete la naturaleza y a todos les gusten las flores;
que nadie se muera de hambre y todos puedan ver la vida en colores y
no en blanco y negro; y también...
El ángel cortó al niño la palabra diciéndole:
- Perdona, no has entendido bien. Aquí no vendemos frutos,
sino sólo semillas.
Así empieza una parábola de Jesús: “El Reino de Dios es como
una buena semilla que un hombre fue a sembrar al campo...”
El Reino es siempre un inicio. Un minúsculo casi olvidado
inicio. El mismo Dios vino a esta tierra como una semilla, un fermento,
un pequeñísimo germen.
Una semilla es un milagro. Hasta el árbol más gigante nace de
una mínima semilla. Tu misma alma es un jardín en el que se han
sembrado las mayores empresas y los valores más espléndidos.
SALMO 137 “Acción de gracias”
Mujeres Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre.
Hombres Por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
Mujeres Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
Hombres El Señor es sublime,
se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Mujeres Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
Hombres El Señor completará
sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Canto:
ECOS DE LA PALABRA DEL DÍA… Mt. 13, 3-9
«Salió el sembrador a sembrar. Y al sembrar, unos granos cayeron en la
orilla del camino, y vinieron los pájaros y los comieron. Otros cayeron
en terreno pedregoso, donde no tenían mucha tierra, y brotaron en
seguida, porque la tierra era poco profunda. Pero al salir el sol, los
abrasó, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre
espinas, y las espinas crecieron y los ahogaron. Otros cayeron en buena
tierra, y dieron fruto, uno ciento, otro sesenta, otro treinta. El que tenga
oídos, que oiga».
Silencio orante
Ponemos en manos del Señor nuestras plegarias.
Libremente al terminar puedes poner aquello que más te
preocupa al servicio de la comunidad.
Escúchanos, Señor.
Contestamos:
1.- Te damos gracias, Señor, porque hemos sido enriquecidos en todo
por Cristo, tu Hijo; haz que por él crezcamos en todo conocimiento.
Oremos
2.- En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los que
gobiernan; dales, acierto en sus decisiones para que te sean gratos en su
pensar y obrar. Oremos
3.- Tú que a los artistas concedes inspiración para plasmar la belleza
que de ti procede, haz que con sus obras aumente el gozo y la esperanza
de los hombres. Oremos
4.- Tú que no permites que seamos tentados por encima de nuestras
fuerzas, da fortaleza a los débiles, levanta a los caídos. Oremos
5.- Para que nuestros jóvenes se dejen iluminar por la entrega de Cristo,
y ofrezcan su vida por Dios y los hermanos. Oremos
Tú que nos has prometido la resurrección en el último día, no
te olvides de tus hijos que ya han dejado el cuerpo mortal.
Unidos fraternalmente como hermanos de una misma
familia, invoquemos a Nuestra Madre la Virgen.
Canto: “Salve Virgen del Espino”
BENDICIÓN FINAL
Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo;
que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con
salud y gozo, el clarear del nuevo día. El Señor todopoderoso que es
Padre, Hijo y Espíritu Santo nos conceda una noche tranquila. Amén.
Canto:
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