¡Cuidado!: La minería propone llevar sus desechos al mar

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¡Cuidado!: La minería
desechos al mar
propone
llevar
sus
Florencia Ortúzar – Karol Rodríguez
Abogada de AIDA y pasante de AIDA – Tomado de www.aidaamericas.org/es
La minería implica un problema grave: la producción de desechos generados
por la extracción de mineral. Éstos son acumulados en “relaves mineros”, un
conjunto de desechos tóxicos con alto potencial de dañar el ambiente. En Chile
ya no quedan espacios en tierra para depositar estos desperdicios y ahora las
empresas mineras apuntan a dejarlos en el fondo del mar.
La historia nos ha enseñado, a duros golpes, que estos desechos pueden tener
efectos nefastos en las comunidades cercanas a los lugares donde son
depositados. Por ello su manejo responsable es clave en la minería si queremos
un desarrollo económico que traiga más beneficios que problemas.
En Chile, los desastres causados por la mala disposición de relaves
mineros son cuantiosos. Las empresas mineras se están quedando sin lugares
para deshacerse de estos peligrosos subproductos. Nadie los quiere cerca ni
lejos de su hogar o comunidad. Depositarlos en zonas alejadas o en zonas áridas
con poca biodiversidad no es garantía, porque fenómenos naturales como la
lluvia o los aluviones arrastran los contaminantes hasta las comunidades.
En ese contexto, a las empresas mineras en Chile se les ocurrió una idea
“brillante”: depositar los relaves mineros en el mar, a través de un ducto que
llevaría toneladas de residuos a una especie de valle en el fondo marino.
El océano: Misteriosa y delicada cuna de vida
El océano es uno de los grandes misterios del planeta. De hecho, 95% del fondo
marino no ha sido mapeado, lo que significa que conocemos apenas un 5% de
él. Podemos decir que hoy se conoce más sobre la superficie lunar que de las
profundidades oceánicas. Más aún, los océanos son los ecosistemas más
complejos del planeta. Las variables involucradas en su salud y dinámica son
infinitas. Por todo lo anterior, es imposible predecir el comportamiento que
tendrían los desechos mineros una vez depositados en el fondo del mar.
Esta incertidumbre es razón suficiente para aplicar el tan importante Principio
Precautorio, clave para prevenir la degradación de la naturaleza por actividades
económicas humanas. No sabemos cómo los desechos podrían afectar al tan
complejo ecosistema marino, a sus especies y a nosotros, quienes nos nutrimos
de la pesca. ¿Cómo podríamos entonces dormir tranquilos mientras un
ducto deja caer residuos contaminantes y ciertamente peligrosos? Los
efectos del daño ambiental podrían serían amplios e incontrolables, pues una
vez que los desechos son liberados en el fondo marino, no hay vuelta atrás.
Un taller internacional para discutir la idea
Para saber más de esta preocupante iniciativa, dos renombrados ambientalistas
chilenos —Juan Pablo Orrego, presidente de Ecosistemas, y Flavia Liberona,
directora ejecutiva de la Fundación Terram— asistieron en junio a un taller
internacional realizado en Lima, en el cual se discutió la viabilidad de
depositar relaves mineros en el mar. El taller fue organizado por el Grupo
Conjunto de Expertos Sobre los Aspectos Científicos de la Protección Ambiental
Marina y la Organización Marítima Internacional. Consulta aquí el artículo que
Orrego escribió sobre el tema.
En el taller se conoció que la idea de llevar desperdicios mineros al mar no es
nueva. Es algo que ya ocurre en Canadá, Turquía, Papúa Nueva Guinea y
en algunos países africanos como Togo. El Gobierno noruego autorizó hace
poco el uso de un fiordo (estrecha entrada de mar) prístino como depósito para
los relaves de una mina de rutilo. En el taller, un funcionario del Gobierno de
Noruega argumentó la decisión señalando que “el beneficio social de la mina
es superior a la destrucción del fiordo”. ¿Según quién?
A favor y en contra
Los partidarios de la propuesta consideran que tirar relaves al mar no conlleva
necesariamente un peligro. Afirman que los riesgos son mínimos porque, al no
haber oxígeno en el fondo del mar, no se produce el efecto químico que hace
que los relaves contaminen cuando están en la superficie.
En este sentido, Leonel Sierralta J., ex funcionario del Ministerio de Medio
Ambiente de Chile y actual Director Científico de Iniciativas Sustentables para la
Minería, escribió una carta abierta en respuesta al artículo de Orrego. En ella
expresa que aunque ha habido casos desastrosos de depósitos mineros al mar,
también existen casos en los que la iniciativa se ha llevado a cabo en países
desarrollados siguiendo criterios ambientales exigentes y basados en la ciencia.
Esos argumentos no convencen a quienes se oponen a la propuesta. Es el caso
de los cinco senadores chilenos que presentaron un proyecto de ley para
prohibir la descarga de relaves en el mar.
Una alternativa: Neutralizar el peligro
Orrego propone regular la minería de forma más severa, exigiendo que antes de
depositar los relaves, las empresas mineras extraigan de ellos todos los
metales pesados y neutralicen sus químicos. De ese modo sería factible
depositar relaves prácticamente inertes en lugares apropiados, tales como
antiguos piques mineros (perforaciones verticales profundas). Las empresas
tendrían incluso una oportunidad de negocio al extraer y reciclar los elementos
peligrosos. La neutralización de los relaves es una alternativa adecuada
para no seguir degradando el ambiente.
La propuesta es sensata. Es razonable que las actividades económicas
riesgosas para el ambiente continúen sólo en la medida en que puedan
neutralizar sus impactos. Si generamos más desechos de los que podemos
tratar es porque no estamos actuando sosteniblemente, lo que significa, que
no estamos asegurando la conservación de un planeta sano para nuestra
descendencia. Por ello en AIDA trabajamos a diario para preservar la salud
de los ecosistemas frente a la contaminación de actividades como la
minería.
Edición 461 – Semana del 28 de agosto al 3 de septiembre de 2015
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