¡Acontecimientos futuros como éstos le afectarán en el futuro! Plan 9 del espacio exterior Hay muchos argumentos en contra, pero usted no los entendería. El proceso. No escribo este libro con el único propósito de sacar de quicio a esos desdichados bibliotecarios que pronto tendrán que enfrentarse a la irritante tarea de ajustarlo a la clasificación decimal Dewey. Me propongo divertirme de forma más subversiva. (Está usted avisado). Este libro se deleita con misterios, se regodea en ambigüedades y enigmas. Escudriñaremos, por decirlo de algún modo, cosas que se mueven como serpientes de cascabel si se ven desde un ángulo, pero que desde otro, no menos plausible, se asemejan más bien a un día entre semana. Dicha relatividad perceptiva resultará angustiosa para las mentes cansadas o rígidamente dogmáticas. Los Creyentes Acérrimos, sean de la confesión que sean, deberían apartarse de este libro 'como el Demonio huye del agua santa'. Les aviso. Está usted avisado. No vaya luego a quejarse si estas páginas acaban siendo el matadero sangriento en que sucumban sus Vacas Sagradas favoritas, ni si empiezan a inquietarle cosas que antes parecían sencillas y verdaderas.Aquellos ma e intrépidos que ignoren esta advertenciano tardarán en leer, entre otras cosas, acerca de un misteriosohúngaro que quizá haya sido el autor de gran número de obras consideradas clásicos canónicos de la pintura moderna; o sobre aquel insólito artista que deambula por las selvas de Uganda intentando vestir a los gorilas de payaso. Veremos las barbaridades de la 'Femigogia' a fin de estudiar el declive y la caída de Shakespeare y el horror sexual que se esconde en la música de Beethoven, sin olvidar otros sorprendentes descubrimientos de los políticamente correctos, que también comentaremos. Asimismo revelaré mi vida después de la muerte, y hablaré de las paradojas reales/surrealistas de la lente fotográfica de 18,5. Estudiaremos una sociedad secreta de origen posiblemente sobrehumano, un grupo de europeos inteligentes que reciben de forma regular instrucciones de una escuela por correspondencia, supuestamente extraterrestre, llamada UMMO, y la última primicia de los denostados Illuminati de Baviera. Nos adentraremos en las tinieblas del medio excluido y de la confusa lógica de Aristóteles. También tendrán noticia de un intento frustrado de encontrar la normalidad o la media, y verán cómo la herejía multicultural invade el calendario. Incluso examinaremos el caso de un matemático que alumbró más teoremas importantes que ningún otro contemporáneo, y ello sin necesidad de disponer de un cuerpo. Nuestro paradigma: un día de 1986 estaba yo curioseando, con gran reverencia, en la Sala Grande de la Biblioteca del Trinity College, en Dublín, donde guardan algunas primeras ediciones muy preciadas. Mirando las primeras impresiones de las obras de Locke, Hume, Newton, Buffon o Tom Paine tuve una sensación extraña, 'mística', como si estuviera trascendiendo el tiempo; me inquietó aún más ver The Book of Kells (El libro de Kells), impreso e ilustrado a mano en el siglo VIII. Pero lo que más profundamente me conmovió, provocando en mí un gran desasosiego, fue el libro titulado Travels in Remote Parts of the World (Viajes a los lugares remotos del mundo), publicado en 1726 por un tal Lemuel Gulliver de Nottinghamshire. Viajando con mi imaginación poética (otra manera de llamar a lo divino, según Blake), participé de lo que seguramente sintieron los primeros lectores cuando pasaban aquellas páginas plausibles. Puede que mi público de hoy se sienta a veces como aquellos aficionados a los libros de viajes que en 1726, siguiendo la moda de la época, corrieron a comprar esta obra de Gulliver y sufrieron accesos de perplejidad y síndrome de Heisenberg -incertidumbre terminal- cuando leyeron historias de enanos más pequeños que cualquiera de los que se pueden encontrar en Europa, gigantes no menos inusitados y mentes 'inmensas, frías y despiadadas' que flotan por encima de ellos en una ciudad espacial. (El editor no pudo aliviar las dudas de los lectores: el manuscrito había llegado en plena noche, en circunstancias deliberadamente misteriosas). Enseguida la veracidad de los Travels se convirtió en un asunto muy debatido, como ocurre con cualquier tema en el arte posmoderno o incluso en la crítica posmoderna. Algunos lectores de entonces experimentaron dolorosas dudas protofoucaultianas acerca del señor Gulliver, un 'observador científico moderno' que describía cada reino de fábula con extremo detalle y precisión matemática. A los desconcertados lectores no les sirvió de mucho enterarse de que el señor Gulliver intentaba además escribir como un caballo inteligente, pues había llegado a amar a los caballos más que a las personas. Según Aristóteles el artista imita a la Naturaleza. Si uno se para a pensar, también imitan a la Naturaleza el estafador, el bromista y el falsificador. Algunos insectos logran imitar a la Naturaleza hasta el punto de volverse invisibles, excepto para los que miran todo con suspicacia; y Philip K. Dick ha tenido la memorable ocurrencia de que quizá compartamos el espacio y el tiempo con 'Zebra', una hipotética inteligencia gigante que no podemos ver porque se nos aparece con la forma de todo lo que nos rodea. Lemuel Gulliver no hacía más que imitar a la Royal Scientific Society, pero algunas de las personas que conoceremos en este libro parecen imitar todo tipo de cosas, de la Naturaleza y más allá de ella. ¿Quién, exceptuando al paranoico de manual, mira con tanto detenimiento como para ver todas las máscaras que ocultan.? Bueno, ¿todo lo que ocultan las máscaras?... Pero no queremos volvernos paranoicos. Sólo queremos fijarnos en algunas máscaras que nos permiten dilucidar los problemas urgentes de lo real y lo falsificado en que actualmente se encuentran enmarañados no sólo los 'enfermos mentales', sino aquellos que pasan por ser filósofos del lenguaje, críticos de arte/literatura, y los estudiantes más concienzudos de Ciencia Controvertida (llamada Pseudo-Ciencia por aquellas almas que, propensas al pánico, pretenden zanjar la controversia inmediatamente). Y aunque no prometo desembrollar completamente esta gran madeja de farsa y misterio, en la nueva y mejorada Gran Imagen hablaré sobre muchos puntos que quedaron sin esclarecer en los dos primeros volúmenes de la trilogía. Deseo expresar mi agradecimiento a las fuentes habituales, aquellos que aquí, al igual que en los anteriores libros, han influido profundamente en mis impresiones y concepciones: R. Buckminster Fuller, Timothy Leary, Barbara Marx Hubbard, Alfred Korzybski, Marshal McLuhan. También quiero destacar especialmente a los que me han inspirado a la hora de gestar y dar forma a esta obra: Moses Horowitz, Orson Welles, James Joyce, Jean Cocteau, Harold Garfinkle y el hombre que se llamaba a sí mismo Elmyr. El Comité para la Investigación Surrealista de Afirmaciones de lo Normal (CSICON)2 no es de ningún modo responsable del uso, o mal uso, que hago de sus descubrimientos parapsicológicos fundamentales, a saber, la Primera Ley ('No se puede encontrar una persona normal en cualquier parte') y la Segunda Ley ('Ni siquiera se puede encontrar un fontanero durante el fin de semana'). Concluyo estas borrosas pistas con una cita aún más turbia de una de mis novelas inmortales, la que ha dejado perplejos a tantos adictos a lo verdadero-o-falso como Gulliver con toda su obra: una nota que un policía escribió a toda prisa en su libreta cuando empezó a sospechar que cierta 'ficción fantasiosa' (de Ambrose Bierce, Robert Chambers y H. P. Lovecraft) contenía la clave del mayor misterio jamás afrontado: El engaño habitual: la ficción presentada como hecho real. El engaño, presentado aquí al contrario: la realidad presentada como ficción. Y añado un útil comentario de André Gide: 'No me entiendan demasiado rápido'.