Crisis económica de Argentina: causas y cura Jim Saxton (R

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Crisis económica de Argentina: causas y cura
Jim Saxton (R-NJ), Vice presidente
Joint Economic Committee
United State Congress
Traducción libre del paper elaborado por el Comité Económico del Congreso de los EEUU.
Estrella Perotti
Contador Público
eperotti@bcr.com.ar
Junio de 2003
Sumario
En 1998, Argentina ingresó en lo que se convertiría en cuatro años de depresión, años
durante los cuales su economía se contrajo un 28%. La experiencia de Argentina ha sido
como uno de los ejemplos del fracaso de los mercados libres y de los tipos de cambio fijos,
entre otras cosas. La evidencia no apoya ese punto de vista. Mejor dicho, las malas políticas
económicas convirtieron una recesión ordinaria en una depresión. Tres grandes incrementos
de tasas entre 2000-2001 desalentaron el crecimiento y entrometiéndose con el sistema
monetario, a mediados del 2001 crearon temor de devaluación de la moneda. Como
resultado de todo esto la confianza financiera en el gobierno argentino se evaporó. En una
serie de disparates aún perores que tuvieron lugar desde diciembre del 2001 hasta
comienzos del 2002, sucesivos gobiernos, violación de los derechos de propiedad mediante
el congelamiento de los depósitos bancarios, declaración de incumplimiento de los
compromisos externos (default de la deuda soberana) de una manera poco apropiada,
finalización de la larga relación peso – dólar, conversión forzosa de los depósitos y
préstamos en dólares a pesos argentinos a tasas desfavorables e invalidación de los
contratos. Conseguir un crecimiento económico a largo plazo sostenido, involucrará el
reestablecimiento de los derechos de propiedad.
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La crisis económica de la Argentina: causas y curas
En el 2002, la economía de Argentina sufrió la culminación de una declinación económica
que tuviera comienzos a fines de 1998. El cuadro N° 1 muestra algunas estadísticas de la
crisis de Argentina. Las crisis fueron en gran medida inusuales debido a que ocurrieron
cuando el resto del mundo experimentaba un lento crecimiento, pero no se encontraba en
recesión y mucho menos en una depresión. Entender qué sucedió en Argentina puede
ayudar a prevenir o aliviar futuras crisis financieras. Este reporte describe la reciente crisis,
discute qué podría hacer la Argentina para una rápida recuperación y examina las
implicancias de la crisis en la arquitectura financiera internacional y la política de los
EEUU para mejorar esta arquitectura.
Cuadro N° 1: una foto de la crisis
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El PBI cae un 28% desde su pico en 1998 hasta el 2002
La moneda argentina, el peso, igual a un dólar desde abril de 1991, fue devaluada en enero de
2002 y depreciada a aproximadamente 4 pesos por dólar antes de la recuperación parcial.
La inflación, baja e inclusive negativa a comienzos de la década del 90 fue del 41% en el 2002.
El desempleo, excluyendo a las personas que reciben subsidios de emergencia por parte del
gobierno, alcanzó el 12.4% en 1998, 18.3% en 2001 y 23.6% en 2002.
La tasa de pobreza alcanzó el 25.9% en 1998, 38.3% en 2001 y 57.5% en 2002.
En términos reales (esto es, ajustado por inflación) los salarios cayeron un 23.7% en 2002.
Background de la crisis
Turbulenta historia económica. Argentina tiene una historia de crónicos problemas
económicos, monetarios y políticos. Después de conseguir la independencia de España en
una guerra que tuvo comienzo en 1810, las provincias argentinas pelearon entre ellas
mismas por muchos años y no existió un estado nacional estable hasta 1862. Hasta finales
del siglo XIX, las provincias y el estado nacional frecuentemente financiaban sus déficit
presupuestarios con emisión monetaria.
Los resultados fueron, inflación persistente y escaso crecimiento económico. A fines del
siglo XIX principios del XX, la Argentina disfrutó de un rápido crecimiento económico
cimentado en el crecimiento de las exportaciones de carnes y trigo a Europa, a causa de
nuevas tecnologías en transporte ferroviario y barcos frigoríficos.
Durante la década de 1930, cuando importantes socios comerciales discriminaron las
exportaciones de origen argentino, este país respondió comenzando un intercambio para
“sustitución de importaciones”, economía de autosuficiencia, con altas tarifas y amplio
control gubernamental. El resultado fue menor crecimiento y frecuente inflación. La
inflación fue normalmente de tres dígitos desde 1975 en adelante.
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Reformas económicas de 1990. En 1989 llega a la presidencia Carlos Menem. Luego de
algunas idas y vueltas, adopta un método de libre mercado que redujo la carga
gubernamental mediante privatizaciones, desregulación, recorte de algunas tasa de
impuestos y reforma del estado. La pieza central de las políticas de Menem fue la ley de
convertibilidad, la cual comenzó a aplicarse el 1 de abril de 1992. Esta ley termina con la
hiperinflación mediante el establecimiento de un tipo de cambio atado al dólar
estadounidense y respalda la moneda emitida mediante el banco central, sustancialmente
con dólares. El tipo de cambio fue inicialmente 10000 australes argentinos por dólar; a
partir del 1 de enero de 1992 el peso reemplaza el austral a la paridad $1 = 10000 australes.
La inflación se desploma de 2314% anual en 1990 al 4% en 1994.
Las reformas de Argentina fueron más rápidas y profundas que en cualquier otro país sin
considerar la constitución de bloques comunistas. El PBI real creció más del 10% en 1991 y
1992 antes de que se desacelerara a tasas más normales ligeramente por debajo del 6% en
1993 y 1994 (Argentina sufrió una recesión en 1995 debido a las repercusiones de la crisis
mejicana). La principal nube negra del período fue que la tasa de desempleo se incrementó.
De 1989 a 1999 el número de empleos creció tan rápido como la población pero el número
de personas que quería trabajar creció aun más rápido. Las leyes laborales inflexibles y las
altas tasas existentes para el empleo formal (las cuales aún se encuentran en vigencia)
trajeron como consecuencia que la creación de nuevos empleos formales fuera menor que
el crecimiento del número de personas que buscaban empleo. Algunos buscadores de
empleo fueron a trabajar en la amplia economía subterránea, la cual es más flexible pero
más precaria.
2. Cómo y por qué ocurrió la crisis
En 1998 Argentina ingresa en un período de recesión, a fines del 2001 la economía explota
en una depresión total. ¿Qué causó la crisis argentina?
Fuerzas externas motivaron una recesión. La crisis monetaria asiática de 1997-98 y la
crisis monetaria rusa de agosto de 1998 motivaron a los inversores en países en desarrollo a
ser mucho más precavidos en las inversiones a desarrollar en ellos. El más importante socio
comercial de Argentina, Brasil, soportó una crisis monetaria de agosto a octubre de 1998,
siguiendo de cerca la crisis rusa, pero cuando hizo frente a una nueva crisis en enero de
1999, Brasil permitió que su moneda flotara en lugar de mantener su sistema de “crawling
peg” con el dólar. El real brasilero rápidamente se depreció de 1.21 reales por dólar a 2.18
antes de que se recuperara un poco. El crecimiento económico de Brasil cayó de 3.3% en
1997 a 0.1% en 1998 y fue solo del 0.8% en 1999. Luego de años de ganancias, el comercio
argentino – brasilero fue plano en 1998 y se contrajo en 1999.
Las tasas de enero de 2000 se incrementan, destruyendo el brote de recuperación
económica. A fines de 1999, principios de 2000, la economía fue mostrando signos de
crecimiento. En diciembre de 1999, Fernando De la Rúa sucede como presidente a Carlos
Menem. Rápidamente su gobierno establece el primero de los tres paquetes de incrementos
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de tasas, el cual comienza a regir en enero de 2000. Los indicadores económicos
rápidamente se vuelven negativos ante este incremento de tasas aniquilando la incipiente
recuperación económica.
El gobierno de De la Rúa pensaba que reduciendo el déficit fiscal infundiría confianza en
las finanzas del gobierno, lo que traería como consecuencia la caída de las tasas de interés y
el crecimiento económico. En medio de las opciones para la reducción del déficit, recortar
el gasto fue muy difícil políticamente; el gobierno dudaba que la reducción de las tasas de
interés estimularían lo suficiente el crecimiento en el corto plazo como para compensar
pérdidas de ingresos; no deseaba abandonar el sistema de convertibilidad y dedicarse
simplemente a emitir moneda.
Se cometieron peores errores en materia de política monetaria e impuestos en el 2001.
El retorno a una contracción económica en el 2000 y 2001 condujo a problemas políticos.
El 18 de marzo de 2001, ministros del partido político FREPASO renuncian al gabinete de
coalición del presidente De la Rúa en protesta a la propuesta de recorte de gastos. La
renuncia debilitó las bases de apoyo de la presidencia De la Rúa en el congreso argentino.
Al día siguiente la tasa de interés se trasladó a niveles más altos, con crecimientos cada vez
mayores durante el resto del año, resultado de las malas noticias suscitadas en política
económica.
En respuesta, el presidente De la Rúa designó como ministro de economía a Domingo
Cavallo. Cavallo contaba con mucho prestigio debido a su participación como ministro de
economía de 1991 a 1996, momento en el que ayudó a crear condiciones de fuerte
crecimiento económico en pocos años y cumplió un rol importante en la resolución de la
crisis financiera de 1995. Sin embargo, en su retorno como ministro de economía, Cavallo
llevó a cabo políticas muy diferentes a las instituidas en su anterior participación. De la Rúa
y Cavallo obtuvieron la autorización del Congreso Argentino para dos nuevos paquetes de
incrementos impositivos, el primero en abril y el segundo llevado a cabo en agosto de 2001.
Los ingresos generados por cada paquete de medidas fueron inferiores a las proyecciones
realizadas.
En política monetaria, el gobierno cometió los errores claves en abril y junio de 2001. El 17
de abril, Cavallo introdujo una ley para cambiar el tipo de cambio peso – dólar a una
combinación entre el dólar y el euro. El presidente del Banco Central, Pedro Pou, apoyaba
una dolarización (reemplazar oficialmente los pesos por dólares al tipo de cambio vigente,
uno a uno) como medida necesaria para asegurar la credibilidad del peso. Su punto de vista
lo llevó al desacuerdo con Cavallo y De la Rúa. El 25 de abril De la Rúa despide a Pou y lo
reemplaza por un funcionario más flexible. El 15 de junio, Cavallo anuncia un tipo de
cambio preferencial para la exportación. El cambio especial fue un paso importante hacia
las prácticas intervensionistas, frecuentemente utilizadas antes del sistema de
convertibilidad, mediante la utilización de un decreto gubernamental para la aplicación de
tipos de cambios diferenciales para diferentes categorías (establecidas también por decreto)
de compradores o vendedores, en lugar de permitir a todos el acceso al mismo tipo de
cambio.
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El gobierno argentino ingresó a una “trampa de endeudamiento” a mediados de 2001.
Los nuevos impuestos sobrecargaron aún más la difícil situación económica. Los cambios
en política monetaria redujeron la confianza en el peso. Incluso la tasa de interés en dólares
dentro de Argentina se elevó sustancialmente debido a la preocupación de que los depósitos
y préstamos en dólares también fueran riesgoso a causa de las políticas gubernamentales. El
mayor interés hizo muy oneroso para las compañías expandirse mediante la utilización del
crédito, contribuyendo de esa manera a más recesión.
Los errores del gobierno en tomar medidas efectivas para dar fin a la recesión crearon una
crisis de confianza en las obligaciones del gobierno debido a una difícil situación
económica dada a entender por una reducción de los ingresos por impuestos, fondos éstos
utilizados para honrar las deudas. El gobierno federal argentino había estado pagando entre
3 y 9 puntos porcentuales por encima de los prestamos del tesoro de los EEUU. Después
del error en política monetaria de abril del 2001, la prima subió a al menos 13 puntos
porcentuales. En julio de 2001, cuando las calificadoras de riesgo redujeron la calificación
crediticia de la deuda del gobierno argentino, esta prima alcanzó los 16 puntos porcentuales
y a fines de octubre ya superaba los 20 puntos porcentuales. Este incremento de tasas
ocasionó que muchos inversores temieran un default. El gobierno ingresa en una trampa de
endeudamiento, la deuda crecería rápidamente, tan rápido como para exceder la capacidad
del gobierno y de la economía para hacer frente a los pagos.
Las políticas del gobierno “contagiaron” al sector privado a fines del 2001 y 2002. En
diciembre de 2001 la crisis ingresó a su fase final, en la cual el gobierno esparció sus
problemas al sector privado a través de una variedad de políticas en lugar de tratar de
minimizar la propagación. Frente a la elección entre “un contagio” o “medidas de
saneamiento”, el gobierno optó por el contagio.
El gobierno fue teniendo problemas en dirigir el refinanciamiento de su deuda debido al
temor de que congelarían los depósitos bancarios, como fue hecho en 1982 y 1989. Durante
esos congelamientos, el gobierno utilizó parte de los depósitos confiscados para financiarse
a sí mismo y pagar la deuda externa. Después de fuertes retiros de depósitos de los bancos
el viernes 30 de noviembre, Cavallo anunció el congelamiento de depósitos el 1 de
diciembre. El congelamiento ocasionó que muchos sectores de la actividad privada se
paralizaran, debido a que bajo estas normas, las compañías y las personas individuales no
podrían utilizar sus depósitos para efectuar pagos de ningún tipo, excepto a otros
depositarios del mismo banco. La estimación de actividad económica mensual calculada
por el Instituto Nacional de Estadística de Argentina cayó un 15.5% anual, la serie más alta
desde que comenzaron a publicarse en 1993. La economía se desplomó a partir de lo que
casi indiscutiblemente podría haberse llamado una muy mala recesión dentro de una
verdadera depresión.
El 20 de diciembre, el ministro Cavallo y el presidente De la Rúa habían renunciado, tras
disturbios ocasionados por la contracción económica y el congelamiento de los depósitos.
El 23 de diciembre la corta administración del presidente Rodríguez Saá declara el default
sobre la deuda del gobierno federal con el exterior y sectores de crédito privado. La
situación fue tan desorganizada que el default habría sido imposible de evitar, pero luego de
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la presentación del default, el presidente Rodríguez Saá lo presentó como un acto de
desafío a los prestamistas. Tuvo ideas para otros rápidos cambios en política económica,
tales como la utilización de una segunda moneda nacional en paralelo con el peso pero esto
no fue implementado debido a su renuncia después de que en la semana siguiente el pueblo
se demostrara en su contra.
Eduardo Duhalde, quién asumió como presidente el 1 de enero de 2002 fue un fuerte crítico
de las políticas económicas de la década del 90’. Instituyó cambios revolucionarios
mediante la devaluación del peso, conversión forzosa de los depósitos y préstamos en
dólares a pesos (pesificación) y violación de muchas categorías de contratos. Alteró los
derechos de propiedad que habían sido bien establecidos en Argentina por leyes de la
última década y en algunos casos por leyes de la década del 80’. La economía cayó aun
más, la actividad económica mensual cayó un 16.9% en enero respecto de enero del año
anterior y un 16.6% en marzo, también teniendo en consideración el mismo mes del 2001.
La estimación no fue positiva sino hasta diciembre de 2002. La economía se contrajo un
10.9% en el 2002 siguiendo la tendencia del 2001, año en el que cayó un 5.5%.
Esto es frecuente a causa de medidas de estabilización que toman algún tiempo de trabajo,
pero una economía ya deprimida no debería contraerse un 10.9% más si las medidas
realmente ayudan en lugar de perjudicar. El desempleo y la pobreza se incrementaron
agudamente en el 2002. La proporción de argentinos por debajo de la línea de pobreza
definida oficialmente se incrementó del 38.3% en octubre del 2001 al 57.5% un año
después. Se estimó que el 40% de los argentinos vivía con $1 o menos por día y un 20%
más entre $1 y $2. Las exportaciones cayeron un 4.5% a pesar del enorme estímulo que la
depreciación de la moneda debería haberle dado. Los exportadores tenían dificultades para
obtener créditos debido al congelamiento de los depósitos y las políticas de gobierno que
provocaron temor en los agentes crediticios de más confiscaciones si recomenzaban a
otorgar préstamos.
Desde aproximadamente agosto de 2002, la economía se ha recuperado. El tipo de cambio
se ha estabilizado y aún apreciado respecto del dólar. Diferente al último golpe de
depreciación severa, en 1989, la inflación no estuvo fuera de control, el índice de precios al
consumidor alcanzó el 41% en 2002 y la inflación puede ser de un dígito en el 2003. La
producción tocó fondo, algunos sectores exportadores comenzaron a expandirse y a
mediados de 2003 la recuperación ha comenzado a ser pronunciada. De diciembre de 2002
a abril de 2003 el gobierno quitó el congelamiento de los depósitos bancarios. El
crecimiento es aceptado pero nadie puede hacer cambiar el decepcionante historial de
Argentina sino no es a largo plazo. El 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner, gobernador de
la provincia patagónica de Santa Cruz se convirtió en presidente como resultado de las
elecciones llevadas a cabo el 27 de abril.
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3. Qué podría hacer ahora Argentina?
Setenta y cinco años atrás, Argentina era uno de los países más ricos del mundo, con un
ingreso per cápita superior a Francia, Alemania o Suiza. Hoy es un país pobre. Argentina
ha experimentado un crecimiento económico a largo plazo pero este ha sido lento. Que
podría hacer Argentina para elevar su tasa de crecimiento económico?
En la esfera monetaria, podría dolarizar, reemplazando al peso con el dólar como moneda
oficial. En los últimos años, Ecuador y El Salvador han dolarizado, con resultados
generalmente favorables. La principal opción contrincante con esta dolarización, un tipo de
cambio flotante combinado centrándose implícita o explícitamente en la inflación, ha
trabajado medianamente bien en algunos otros países, pero en la historia de Argentina, los
tipos de cambio flotante siempre han sido asociados a inestabilidades económicas.
El gobierno de Duhalde recortó algunas tasas de impuestos pero incrementó otras,
especialmente sobre productos exportables. La experiencia en Ecuador, país que combinó
en el 2000 dolarización con otras reformas económicas, sugiere que existen muchos lugares
por donde empezar a recortar tasas. El ingreso por impuestos de Ecuador de fuentes
distintas al petróleo se incrementó de 2.5 mil millones de dólares en la depresión del año
1999 a un nivel proyectado para el año 2003 de 4.9 mil millones de dólares debido al
crecimiento económico y a la mejor ejecución. Los ingresos se incrementaron aún cuando
el gobierno eliminó un impuesto a las transacciones financieras que en 1999 había
producido el 13% de los ingresos no provenientes por impuestos al petróleo.
El sistema bancario argentino está reconstruyéndose luego del desastre del año 2002. Su
salubridad a largo plazo dependerá de si la economía puede crecer nuevamente en lugar de
un rebote desde la depresión. Las perspectivas de Argentina dependen en parte del repago
por parte del gobierno de la deuda incumplida, depende además principalmente de que la
economía pueda crecer.
En el más largo plazo, Argentina debe enfrenta obstáculos de crecimiento en otras áreas
además de la económica. Los obstáculos son bien conocidos tanto dentro como fuera de
Argentina y todos ellos han sido objeto de extensos estudios.
§
Gobierno de ley. Salvaguardas contra la violación de propiedad privada por parte
de un gobierno débil. El sistema judicial tiene reputación de ineficiente y corrupto.
Los delitos violentos se convierten en grandes problemas cuando la recesión se
convierte en depresión.
§
Estrategia impositiva. Los ingresos reales por impuestos están creciendo
actualmente a medida que se afianza la recuperación económica. Los gastos reales
no se están incrementando de la misma manera debido a que los precios no se han
incrementado tan rápido como se ha depreciado el peso. Combinando rebajas de
impuestos con simplificación de impuestos y la mejor eficiencia por impuestos
burocráticos, Argentina podría provocar que mucha de la economía subterránea o en
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negro se blanquee. Esto podría cambiar a un país que impone elevadas tasas de
impuestos sobre una base imponible relativamente estrecha hacia un país que
impone bajas tasas sobre una amplia base. Objetivos ambiciosos pero no irreales
sobre el próximo o los próximos períodos presidenciales sería reducir el impuesto
al valor agregado del nivel actual del 21% al 10%, reducir el impuesto salarial del
27% al 20%; reducir la tasa máxima del impuesto a las ganancias y eliminar
impuestos engorrosos, incluyendo el impuesto sobre las transacciones financieras.
§
Relaciones financieras estado federal – provincias. Los ingresos federales por
coparticipación debilitan el vínculo entre gravámenes provinciales y gastos que
deben pagar. El gobierno federal no ha tenido voluntad de ser implacable con las
provincias que están esencialmente en bancarrota. Como resultado, las provincias
tienen poca disciplina financiera.
§
Gastos del gobierno. Los gastos por pensiones y salarios de los empleados del
estado, incluyendo empleos innecesarios, comprometen gran parte del presupuesto
que está acorde con el nivel económico de desarrollo de un país como Argentina.
§
Trabajo. Las inflexibles leyes laborales contribuyen a la elevada tasa de
desempleo. Los empleadores deben pagar grandes sumas por despidos, por lo cual
tienen menor probabilidad que los empleadores de EEUU de contratar asalariados
por un tiempo determinado. La agencia de estadísticas de Argentina estima que el
40% de los asalariados trabaja en la economía subterránea (muchas de estas
personas tienen un primer o segundo trabajo en la economía legal.
§
Salud. El programa de salud del gobierno es pobre.
4. Implicancias políticas de la experiencia Argentina
Política sobre crisis financiera internacional. Desde la crisis financiera de Méjico en
1994, se han sucedidos crisis similares en los mercados de importantes países emergentes
casi todos los años, así como también en los países más pequeños. Algunas de las crisis han
tenido repercusiones en los mercados financieros de los EEUU. La respuesta de los EEUU
y otros países fue intensificar los estudios sobre los problemas involucrados, adelantar
algunas soluciones y fortalecer la cooperación financiera internacional a través de un
número de medidas. Sin embargo, desde 1994, ninguno de los dos gobiernos de los EEUU
por lo visto, ni cualquier otro gobierno, ha articulado un criterio comprensivo acerca de
cómo solucionar las crisis. Los principales tema involucrados en las recientes crisis
financieras internacionales son: regímenes de tipos de cambio; regulaciones financieras; el
rol de las instituciones financieras internacionales, en especial el FMI, en la resolución de
las crisis y la reestructuración de la deuda del gobierno y del sector privado. Funcionarios
de los EEUU ya han expresado sus ideas sobre todos estos temas individualmente pero no
los han combinado dentro de un panorama claro y comprensivo. Semejante panorama no
debería afianzarse como piedra, sin embargo, debería reflejar cuál es la idea adquirida por
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los oficiales a partir de las experiencias de crisis suscitadas a partir de 1994 y ésta debería
servir como guía para futuras decisiones políticas. Carentes de una perspectiva clara, la
comunidad internacional en los último años ha carecido de consistencia en su tratamiento
hacia Argentina, lo cual ha contribuido a la toma de medidas erráticas por parte de los
gobiernos de este país.
Leyes americanas sobre embargos de bienes de propiedad extranjera. Un número de
acciones del gobierno de Duhalde han tenido los efectos de embargo de propiedad o
nulidad de los contratos hacia ciudadanos o corporaciones estadounidenses. Existen varias
normas en EEUU que apuntan a desalentar a los gobiernos extranjeros a tomar tales
acciones. Estas leyes generalmente no han sido aplicadas por sucesivas administraciones, el
congreso no estuvo presionado para su ejecución. Desde que las leyes son volcadas al
papel, una cuestión obvia es que si ellas siguen existiendo sirven para cualquier propósito.
El comportamiento del FMI hacia Argentina. Los problemas de Argentina se produjeron
por motivos propios pero el FMI ha tenido un importante número de errores en las
advertencias que han determinado y las acciones que han tomado respecto de Argentina. El
FMI sostuvo incrementos de impuestos en el presupuesto del gobierno argentino, a pesar de
la resistencia. Incrementando la presión impositiva, se desalentó el crecimiento económico.
Los funcionarios del FMI que han escrito o hablado públicamente han descrito de manera
errónea al sistema de convertibilidad de Argentina como un sistema monetario de mercado
(a tasa fija), lo cual no es así. Por ejemplo, distinto a un mercado monetario ortodoxo,
permitía que su ratio de reservas internacionales para obligaciones de naturaleza monetaria
se colocaran en el exterior en un 100%. Los funcionarios del FMI supuestamente
propiciaban la devaluación del peso, la cual demostró ser enormemente destructiva, debido
a que pensaban que esta moneda se encontraba sobrevaluada. A mediados de 2001, se
había hecho evidente que las políticas que se estaban aplicando en Argentina no eran
exitosas en la restitución del crecimiento económico y la reducción de la elevada tasa de
deuda. Sin embargo, en septiembre de 2001, el FMI aprobó un incremento en los
préstamos por 8 mil millones de dólares para este país. En diciembre de 2001, el mismo
FMI reflexionó que el préstamo de más dinero sería un despilfarro de recursos y suspendió
el desembolso del resto del préstamo. Cuando el Congreso de los EEUU aprobó un
incremento de las contribuciones americanas al FMI en 1998, exigió ciertas condiciones.
Una fue que en los casos donde un país experimentara dificultades en su balanza de pagos
elevando repentinamente la pérdida de confianza, el FMI debería cargar una tasa de interés
de al menos 3 puntos porcentuales sobre su menor tasa ordinaria. Esta provisión se originó
en la IMF Transparency and Efficiency Act of 1998, introducida por Rep. Jim Saxton,
luego presidente del comité económico del congreso. De los aproximadamente 25 mil
millones de dólares en préstamos que el FMI aprobó para Argentina desde que el congreso
fijó esta condición, tres cuartos habían sido tasas de interés ordinarias del FMI, las cuales
promediaban 2.29% durante abril y mayo de 2003, solo una cuarta parte había sido a tasas
de Suplemental Reserve Facility, las cuales mayores a 3 y 5% son aún bastante más bajas
que lo que el gobierno de argentina debería haber pagado si hubiese podido tomar
préstamos en el mercado internacional de capitales. El 5 de septiembre de 2002, el FMI
permitió que Argentina difiriera el repago de aproximadamente 2.8 mil millones de dólares
por un año. El 14 de noviembre, Argentina incumplió el pago de un préstamo con el Banco
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Mundial. Ésta omitió un pago al Banco Interamericano de Desarrollo justo el 15 de enero y
amenazó con incumplir con los repagos de préstamos del FMI que comenzaban el 17 de
enero. Argentina es uno de los más grandes deudores de las tres instituciones. Un default de
Argentina habría perforado el mito de que ellos no encaran significativos riesgos de
incumplimiento de los países miembros. Para preservar esta leyenda, los países
industrializados que son miembros del FMI presionaron para renovar hasta agosto los
créditos existentes devengados. El staff del FMI fue supuestamente poco entusiasta en la
renovación de los préstamos debido a los procedimientos ordinarios llamados nonrenewal
(o de no renovación). El 17 de enero de 2003, el director administrativo del FMI anunció
que recomendaría la renovación por lo que Argentina no caería en default. El 24 de enero,
el directorio del FMI aprobó un total de 6.8 mil millones de dólares en préstamos, cuyos
efectos fueron que Argentina no tendría que repagar ningún crédito devengado antes de
agosto de 2003. En efecto, Argentina ganó un juego de acobardarse contra la institución
financiera internacional y sus más importantes gobiernos miembros, dejando un mal
precedente para otros grandes deudores.
Préstamos, rescate, depreciación y default. Cuando encarando los elevados problemas
financieros, los gobiernos en Argentina y otros países en vías de desarrollo frecuentemente
siguieron un modelo de cuatro pasos: tomar préstamos domésticos e internacionales, buscar
el rescate del FMI y de otras fuentes en el sector público internacional cuando los sectores
privados se volvían reacios a prestar aún más; depreciar la moneda como una forma de
tributación para obtener recursos del sector privado doméstico, de modo tal que el gobierno
pudiera continuar pagando a los prestamistas y, si esto no daba resultado, incumplir sus
obligaciones. Argentina fue insólito debido a que incumplió inmediatamente antes de
devaluar en lugar de después de devaluar. Los defaults de Rusia en agosto de 1998 y de
Argentina en diciembre de 2001 invitan a preguntarse si el segundo y el tercer paso son
beneficiosos para todos los países que pagan elevadas tasas de interés por la deuda
soberana. Al mismo tiempo, el FMI realiza sus últimos préstamos a Rusia y Argentina
antes de sus defaults, sus problemas no fueron únicamente temporales, ellos podrían
sobreponerse con un año o dos de respiro de los créditos del FMI. En cambio, encararon los
permanentes problemas de financiamiento de sus deudas soberanas, determinando políticas
económicas a seguir. Los rescates incrementaron la ya elevada deuda soberana. La
depreciación de la moneda puede ser desastrosa para compañías endeudadas en dólares o
otra moneda extranjera, lo cual con frecuencia es la única manera de obtener medios de
financiamiento a mediano o largo plazo a tasas de interés predecibles. Si el gobierno debe
incumplir, deberían hacer esto lo más rápido posible en lugar de dilatarlo y evitar la
depreciación de sus monedas para incrementar los recursos para pagar sus créditos con el
exterior. Sin embargo, disponer un default ordenado es difícil. El gobierno de los EEUU, en
colaboración con otros gobiernos y el FMI se encuentra investigando para desarrollar
procedimientos que harían que los default fueran más ordenados, sin alentar un default
simplemente porque un gobierno encuentre que sus deudas con el extranjero es molesta.
La importancia del reestablecimiento de los derechos de propiedad. Las políticas
económicas del gobierno de Duhalde han trastornado los derechos de propiedad construidos
con grandes esfuerzos durantes las décadas anteriores. La tendencia del gobierno de
Duhalde y muchos de los analistas extranjeros fue tratar los cambios como meras
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diferencias de técnicas y olvidar su naturaleza revolucionaria. En noviembre de 2001,
Argentina era un país donde los contratos eran generalmente cumplidos, los depósitos
bancarios eran seguros, las personas eran libres de comprar y vender moneda extranjera
según su conveniencia, el control de precios era escaso y el gobierno honraba sus contratos
con las compañías, incluyendo muchas compañías extranjeras que modernizaron la
infraestructura de dicho país. En febrero de 2002, la Argentina se convirtió en un país
donde nadie podría confiar en los contratos, donde el gobierno había congelado los
depósitos bancarios, las personas se arriesgaban al arresto por la compra o venta de moneda
extranjera en mercado de divisas, muchos bienes fueron sujetos a control de precios y el
gobierno había roto los contratos que tenía con los inversionistas privados extranjeros en
infraestructura. Cuando los derechos de propiedad no son seguros, la inversión en el futuro
se vuelve muy riesgosa y la actividad económica se centra en el logro de ganancias a corto
plazo en lugar de hacer inversiones a largo plazo que puedan tener una alta productividad
permanente. Pensando en el crecimiento económico de Argentina a largo plazo se requerirá
el respeto de los derechos de propiedad en lugar de las frecuentes violaciones de los
mismos de las cuales este país ha sido víctima durante el último año y medio.
Kurt Schuler
Senior Economist to the Vice Chairman
Investigación & Desarrollo – Departamento de Capacitación y Desarrollo de Mercados
Bolsa de Comercio de Rosario
www.bcr.com.ar - capacita@bcr.com.ar
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