FINAL DEL MUNDO ANTIGUO • Introducción. • Mediterráneo a comienzos del s. III (antes de la batalla de Italia. • Batalla de Italia. • Consecuencias de la guerra. • Tratado del 509 a. C. Resultados y problemática. • Mediterráneo después de la batalla de Italia y antes de la primera guerra púnica (509−264 a.C.) • Roma y Cartago, antes de las guerras púnicas. • Roma, potencia naciente. • Cartago, fundación fenicia. • Las guerras púnicas. • Elementos de la cultura material (s. V−III a.C.). • Conclusión. • Bibliografía. INTRODUCCIÓN En el trabajo que a continuación desarrollaremos, trataremos el final del mundo antiguo donde una valerosa Roma (tras haber vencido a Cartago en las cruentas guerras púnicas) empieza a despuntar, comenzando así un nuevo período dando definitivamente por acabada la protohistoria. El final de la protohistoria, es decir, el principio del mundo antiguo, es un período convulso donde se deja atrás una época arcaica y nace otra, más esplendorosa si cabe. Es un período relativamente corto, en el cual cartaginenses, griegos y etruscos luchan por u lugar en el Mediterráneo, lo que ocasiona un período lleno de guerras (como puede ser la batalla de Italia que captura política y territorialmente todo el Mediterráneo) y los siguientes acuerdos, con discrepancias entre ellos dando lugar a las guerras púnicas, que tendrán provocando o el Mediterráneo desde el año 264 hasta el 201 a.C., donde Roma procede a la eliminación de lo único potencia en el Mediterráneo occidental con suficiente peso político para mantener un equilibrio de fuerzas. A partir de aquí, Roma iniciará una política de expansión, que no sólo alcanza a las zonas de interés púnico, sino que también se proyectará sobre el Oriente helenístico, al que acabará por englobar en su sistema político, implicando con ello la historia del mundo mediterráneo. Nace en este momento la llamada cuestión del Imperialismo romano. Lo que hemos pretendido con este trabajo es conocer en profundidad una época ampliamente estudiada pero bastante compleja, donde el Mediterráneo cuenta .. su peso expansivo y político a occidente, donde como ya hemos dicho será Roma la que lleve las riendas del mundo conocido. MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL ANTES DE LA BATALLA DE ITALIA El Mediterráneo especialmente en occidente, a principios del s. III estaba siendo habitado por una serie de pueblos que caracterizarán este período: • Cartaginenses. 1 • Griegos. • Etruscos. En lo referente a Cartago, que fundada en las proximidades de la actual Túnez a finales del s. IX a.C. la ciudad fenicia de Tiro, como un eslabón más de una cadena de establecimientos que buscaban un propósito determinado: el acercamiento a las riquezas metalurgias del lejano Occidente y el fortalecimiento de una ruta marítima con una serie de factorías y puntos de apoyo a lo largo de la costa africana. Su magnífica posición acabó por hacer de la ciudad el más importante de los establecimientos fenicios en el Mediterráneo. El comercio de metales, principal recurso económico de las colonias era, sin embargo, demasiado rentable para no atraer pronto la atención de otro pueblo colonizador; los griegos (y en concreto los habitantes de la ciudad de Focea), que se establecieron en las bocas de Ródano en Marsella. Esta fuerte competencia griega vino a coincidir con un período político grave para las metrópolis fenicias de Levante, que terminaron sucumbiendo a las ambiciones del Imperialismo asirio y debilitaron los lazos que mantenían con sus colonias de Occidente. En este contexto fue Cartago, fortalecida por su posición y por su poderosa energía comercial, la que aglutinó al resto de los establecimientos de la zona para plantar cara a los griegos y paralizar su competencia en áreas tradicionalmente púnicas. Pero en la política internacional también estaba un tercer elemento, los etruscos que despuntan desde el s. VII a.C. cuando desde la Toscaza extendieron sus intereses a la Italia central dibujándose como la tercera fuerza marítima del Mediterráneo occidental. Por eso, entraron en fuego la diplomacia y el equilibrio de fuerzas, lo que llevó al entendimiento de cartagineses y etruscos, frente a otro pueblo, el griego, cuyos intereses eran paralelos tanto al pueblo cartaginés como al etrusco. Esta rivalidad no tardó en plasmarse en la batalla de Italia Roma el 540 a.C. ocurrida en aguas de Cerdeña. BATALLA DE ITALIA (Y OTRAS BATALLAS SIGNIFICATIVAS) Los pueblos analizados desde el Mediterráneo oriental al occidental disfrutaban de una notable superioridad en las técnicas militares y en la organización social, que les permitió implantar puestos comerciales y otro tipo de asentamientos, donde quisieran en las nuevas costas. Igualmente, parecen haber respetado legalmente sus recíprocas zonas de acción, aunque los fenicios y etruscos, probablemente, si encontraban una nave griega aislada la asaltaban, los mercaderes griegos comerciaban con ambos vecinos, e incluso se establecían en Etruria y Cartago. En el s. XVI a.C., sin embargo, los pueblos orientales se encontraron en abierta pugna en el Mediterráneo occidental. Estas dimensiones no se referían tanto a asuntos comerciales en las posesiones territoriales, y los que provocaron los g. fueron los griegos, a causa de su constante expansión. En el norte de África, inmediatamente después del 500 a.C., trataron de establecerse cerca de Trípoli, en en el 580 a.C., colonizaron Igrigento en la costa meridional y trataron de establecer una estación comercial incluso en la lejana punta occidental de Silabea; en España llegaron por el sur, partiendo de su base en Marsella hasta Ménoca, en la Campaña los griegos y los etruscos se encontraba ahora unos frente a otros. La chispa que hizo estallar la guerra fue el establecimiento de los focenses, hacia el 540 a.C., en Italia (Córcega), un puerto que se encontraba a lo largo de la ruta comercial que llevaba desde Sicilia a Marsella. Como este colonia era una amenaza para las costas etruscas y el comercio de Cartago a Etruria, etruscos y cartaginenses unieron sus fuerzas y hacia 535 a.C. entablaron una gran batalla naval contra los griegos frente a Italia. Los griegos vencieron, pero sufrieron tamañas pérdidas de vidas humanas, que tuvieron que abandonar su establecimiento comercial. Córcega cayó en manos de los etruscos, y Cerdeña en la de los cartagineses. 2 A continuación, los cartagineses expulsaron a los griegos del sur de España, y posteriormente, en el 480 a.C. unieron sus fuerzas para lanzar un gran ataque a Sicilia. Grecia estaba trastornada en este período por la invasión persa, que llevó a las batallas de Salamina y Platea, y los griegos de Sicilia se hallaban enormemente , a pesar de ello, el tirano de Siracusa, Gelon, consiguió una gran victoria en Humera, en la costa septentrional. A partir de ese momento, griegos y cartagineses lucharon en Sicilia durante dos siglos, hasta que fueron dominados por los romanos. Los etruscos, por su parte, consiguieron un limitado éxito sobre los griegos. En el 524 a.C. Cumas consiguió rechazar un ataque etrusco por tierra. En el 474 a.C., Siracusa y Cumas se unieron para librar una gran batalla naval frente a Cumas, en la que los etruscos fueron derrotados. Hierón de Siracusa dedicó en Olimpia un yelmo etrusco. Ya en el 510 a.C. Síboris había sido destruida por sus rivales, y en las otras ciudades−estado de la Italia meridional disputaban entre sí como los Estados griegos. Consecuencias de las guerras Las poblaciones indígenas del Mediterráneo occidental no tuvieron un papel independiente en estas guerras, aunque se vieron obligadas a proporcionar y dinero a sus respectivos dueños. Pero a pesar de ello, cuando acabaron estos conflictos se habían creado las estructuras en cuyo interior vivían a continuación. Así quedó abierto el camino para la aparición de una potencia local Roma, que conquistará a todos los pueblos más civilizados y podrá hacerlo así justamente a causa de sus dimensiones. Además más el hecho de que Cartago mantuviera sus bases en Sicilia y en España contra los griegos, conducirá a una persistente tensión, que al final favorecerá la expansión de Roma fuera de los límites de Italia. En el interior de Italia, sin embargo, seguirá predominando la influencia griega. En lo político y social Roma desarrolló una notable serie de instituciones y concepciones que le facilitaron la tarea de asegurarse el predominio, pero en lo cultural siempre tendrá una gran deuda con Grecia. La aparición de la civilización romana será una de las más sorprendentes manifestaciones de la fecundidad de la cultura helénica. Al estudiar la ascensión de Roma hay que recordar siempre que Roma se enfrentó al oeste con las regiones menos civilizadas de Europa y al Este con la cuna de la civilización antigua. El hecho, además de que Italia y Occidente estuvieron atrasados durante mucho tiempo desde el punto de vista cultura, significa que un pueblo como al romano fue capaz de desarrollar sistemas de vida que no eran una pura y simple de los de la civilización del P. Oriente. En conclusión, la batalla de Italia en el 540 a.C. configurará política y territorialmente el Mediterráneo. En dicha batalla se enfrentaron una flota etrusco−cartaginesa contra otra griega para decidir sus futuros intereses y destino: los griegos quedaron circunscritos a sus establecimientos del sur de Italia y parte de Sicilia (separados de la zona de Marsella). En el sur de la P. Ibérica quedó cerrado a los griegos el acceso directo a los metales de Occidente, que volvieron a manos exclusivamente púnicas y reforzaron la posición directora de Cartago. Pro su parte, los dos enemigos de los griegos, cartagineses y etrusco, cimentaron una alianza ofensiva y defensiva, en el reconocimiento y respeto mutuo de sus respectivas zonas de actividad, que dejaba el sur del Mediterráneo en manos púnicas. Todo esto se plasmó en el Tratado del 509 a.C. (que las fuentes pre−romanas consideraron firmado por Cartago y Roma, la cual en esos momentos era apenas una colonia etrusca que intentaba sacudirse el yugo de sus dominadores etruscos). TRATADO DEL 509 a.C. RESULTADOS Y PROBLEMÁTICA Antes de nada, es necesario decir, que lo fecha de este tratado es problemática. Siguiendo a Polibio la hace coincidir con el primer año de la República romana, 509, lo que parece tener cierto artificio. Su latín arcaico presenta para los expertos grandes dificultades de interpretación. El interés de Polibio radica en que él es el 3 único en reproducir los textos, acompañandolos de un comentario. Pero, centrándonos en el resultado del Tratado es necesario decir, que la primera condición estipulada prohíbe a los romanos y a sus aliados navegar más allá del Promontorio Bello, según Polibio, son los Emparia de la Byracena y de la pequeña Sirte donde más, hay otras cláusulas que siguen, admiten y reglamentan bajo la vigilancia de funcionarios públicos el comercio romano y África y Cerdeña, concediéndole, en la parte cartaginesa de Sicilia, derechos especiales. Las restricciones que el tratado impone a la circulación de los romanos ante las costas de Cartago tienen por contrapartida, del lado púnico, el compromiso de respetar la soberanía de Roma en el Socio, no causar daños a los latinos súbditos de Roma (onciates, circeos, terracinos) no atacar las ciudades de los que no son súbditos y, en caso de temor alguno, entregarle intacto a los romanos. Este tratado es uno sólo de los muchos que aparecen al estudiar las relaciones entre Roma y Cartago y no están exentos en la dificultad de interpretación histórica−arqueológica. Polibio, además del Tratado del 509, cita enseguida otros dos conservados (en el primero) en el Capitolio, junto al Templo de Júpiter, pero no hace ninguna observación sobre ellos, además no se conocen sus fechas, pero parece ser que uno de ellos coincide en el tiempo a la empresa de Pirro de Italia. También son estudiados por Tito Livio y Aiodoro y este último el que fecha el Tratado del 509 en el año 348 a.C. Por todo ello, es necesario decir que no se debe tomar al pie de la letra el tratado del 509 en cuanto a su fecha, porque, por coincidir con el año de fundación de la República romana como ya he dicho antes. Igualmente, una de las manzanas de la en la historiografía es el problema de las fechas de los Tratados entre Roma y Cartago. Pero, lo cierto es que el tratado del 509 es uno de los instrumentos diplomáticos utilizados por ambas potencias para definir sus relaciones antes del conflicto armado en el 264, la primera Guerra Púnica. MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL DESPUÉS DE LA BATALLA DE ATALÍA Del 509, fecha del mítico tratado entra la poderosa Cartago y la naciente Roma (que era más bien una colonia etrusca) y el 264 donde se desarrolla la primera de las tres guerras púnicas; es un período marcado por varios hechos que pondrán en peligro el equilibrio de fuerza conseguido en el último tercio del s. VI a.C. Estos hechos son dos: • Rápido declinar del poder etrusco en el Mar Tirreno y en la Italia central, donde va creciendo una nueva fuerza; la República romana. • Despertar político de las ciudades griegas de Sicilia plantando cara a los cartagineses. Así, a finales del s. VI a.C., el declinar de la hegemonía etrusca sobre el Lacio, abrirá un vacío de poder, que en un plazo muy corto, cambió el mapa político de la zona. Roma se sacude del yugo etrusco y no sólo eso, también conducirá con éxito una política independiente de conquistas en su límite septentrional. Por ello, a comienzos del s. V vio duplicado su territorio. Pero, sin embargo la invasión fala y el saqueo de la ciudad en el 390, pusieron en entredicho esta política y obligaron a Roma a la búsqueda de aliados en su intento de afirmarse en la Italia central. Por su parte, Carago, una vez derrumbado la potencia etrusca, necesitaba también un aliado para que como ocurría con los etruscos, sirviera de contrapeso a Siracusa en el Mediterráneo Occidental. Así, ambas potencias se necesitaban en el caso romano, la amenaza siracusana también interfería en sus intereses marítimos. La consecuencia fue la firma de al menos dos tratados, en el 348 y 343, en lo que al tiempo que 4 Cartago reafirmara su zona marítima exclusiva, también se reconocían los intereses de Roma en el Lacio. A comienzos del s. III a.C., Roma había consolidado su posición en la P. Itálica y se dirigía a cumplir el último capítulo de la anexión de Italia en lucha contra Taranto (la más fuerte de las ciudades griegas) que buscaba apoyo, llenó a Pirro (rey griego de Epiro) para combatir por su causa. Pirro, educado con la referencia conquistadora que dejó Alejandro Magno, vio en dicha petición la ocasión de crear un Imperio Occidental que incluyera el Sur de Italia y Sicilia (donde los púnicos controlaban una parte del territorio insular). El enemigo común debería llevar a una alianza romano−púnica (firmado en el 279). La vistoria de Roma sobre Pirro, alejó su peligro, y dio a la República del Tiber la hegemonía sobre toda Italia. Esto trajo un nuevo panorama, porque ahora Roma y Cartago tenían unos intereses comunes, cuya colisión daría lugar en el 264, a la primera confrontación armada de ambas potencias, es decir, la primera guerra púnica. ROMA Y CARTAGO ANTES DE LAS GUERRAS PÚNICAS Roma, potencia naciente Aunque el período del 509 al 264 a.C. vio una situación de estancamiento de los romanos en lo cultural, nunca como entonces renacieron, en cambio sus capacidades políticos y militares. Durante este período bastante oscurso conquistaron toda la península, mientras que el interior llevaban a acabo, lentamente y con muchas incertidumbres, una reorganización de sus sistema político, que al final desembocó en una democracia formal. Poco a poco, se va conquistando Italia occidental también peleaban con la ciudad etrusca de Veyes. Después se produjo el peor golpe que Roma sufrió hasta el momento de su caída definitiva cuando los galos realizan una serie de incursiones por el centro de Italia, quedando la propia ciudad prácticamente destruida. Una vez pasada esta crisis, los romanos tuvieron un gran apogeo y durante el período del 350 al 264 a.C. conquistaron el resto de la P. Itálica. A pesar de esto tuvieron problemas como los protagonizados por Pirro cuando salió en ayuda de los terentinos, pero todo esto se acabó solucionando. La conquista romana de Italia no fue fruto de un plan deliberadamente programado, porque exigió casi dos siglos de operaciones militares casi casuales. Si los romanos combatieron tan ininterrumpidamente se debió en parte a la general inestabilidad de Italia en esa época. En cuanto a lo político, un factor importante fue la circunstancia de que, simultáneamente, los romanos procedieron a una amplia reforma de la antigua estructura de la ciudad. Estado republicano, adaptada por ellos en el 509 a.C. al final crearon un sistema político y exaltaron un espíritu cívico que unió a todos los elementos de mayor importancia del Estado en la común empresa de la expansión militar. Hacia el 264 a.C. Roma había organizado su sistema de gobierno interno y había conquistado toda la P. Itálica. En ese momento empezó a mirar hacia el exterior e inició con relativa rapidez la conquista del Mediterráneo occidental, primero, y después de las zonas costeras del mundo helenístico. La conquista romana de Italia fue fruto tanto de la sustancial unión entre los romanos, como de la retrógrada organización de la mayoría de los pueblos vecinos. Los griegos y los etruscos, que eran los más avanzados, no estaba unidos y a menudo aceptaron la dominación romana sin una oposición real. Así, los romanos se dedicaron exclusivamente a los problemas políticos y militares, con gran éxito. Cartago, fundación fenicia. 5 Al otro lado del Mediterráneo, Cartago también se había expandido. Su constitución, que fue elogiada por el experto político griego Aristóteles, por su estabilidad, se basaba en la expresión de la voluntad popular, el poder ejecutivo estaba confiado a dos sufitas, elegidos anualmente, y a un censo de 300, que actuaba por medio de comisiones internas. Las familias aristocráticas cartaginesas poseían extensas propiedades en los alrededores, pero también tenían intereses comerciales más amplios que los de la correspondiente clase romana, porque Cartago dominaba un vasto imperio comercial en el norte de África, en la España meridional, en la Sicilia occidental, en Cerdeña y en Córcega. Algunos de los productos que vendía a cambio de los metales y otras materias primas se elaboran en la propia Cartago, también los cartagineses, del s. V a.C. en adelante habían sufrido la influencia de la cultura griega. Para mantener su posición, Cartago disponía de un ejército mercenario, de cierta potencia naval (aunque su flota n había tenido desde hacía tiempo oportunidad de medirse en batallas navales) y de acuerdos diplomáticos en el interior de su espera comercial. Mientras que los romanos pedían soldados más que dinero, o sus súbditos de Italia, Cartago imponía pesados tributos en trigo y en metales preciosos, para cubrir los gastos de su imperio, a los pueblos sometidos. La población de los dominios cartagineses se valora en unos tres millones, aproximadamente la misma de la Italia romana. Al iniciarse el período de la república, Cartago y Roma habían estipulado un tratado que prohibía a los comerciantes romanos navegar a lo largo de la mayoría de la costa cartaginesa, mientras Cartago, por su parte, se obliga a no interferirse en lo espera de influencia romana en el Lacio. Así, Cartago entraba por la puerta grande en la historia, después de ser un imperio enclave estratégico donde los fenicios tenían un eslabón para el comercio de metales, principal recurso económico de esas colonias. LAS GUERRAS PÚNICAS La chispa que hizo estallar la primera guerra púnica fue un ataque de Hierón, tirano de Siracusa a unos mercenarios campanios, que habían ocupado Mesina, en el extremo nordeste de Sicilia. Estos marmertinos llamaron a su ayuda tanto a Cartago como a Roma. Cartago envió de inmediato una escuadra naval, y el Senado romano discutió la cuestión con gran perplejidad. Si Roma permitía que Cartago tuviese una base tan cerca de Italia, ésta podría obstaculizar el comercio de sus súbditos de Italia meridional, pero los intereses navales romanos habían sido siempre de tan poco relieve que el senado dudaba mandar una expedición a Sicilia. La respuesta a la petición de ayuda, que fue una de las más difíciles decisiones de toda la historia romana, se confió a la Asamblea. El pueblo, empujado por los cónsules, votó a favor de la intervención. Un destacamento romano de vanguardia expulsó a la guarnición cartaginesa que estaba ya en Mesina, pero cuando llegó el cónsul romano, Claudio, con el ejército, se encontró en pleno combate con los refuerzos cartagineses que habían llegado. La guerra resultante daría vida al imperio romano de ultramar. La primera guerra púnica. Al principio el ejército romano obtuvo grandes éxitos, porque los cartagineses no tenían bases navales en las cercanías para obstaculizar los movimientos de las tropas romanas que atravesaban el estrecho de Sicilia. Hierón se pasó a los romanos en el 263 a.C. y Agrigento cayó al año siguiente tras un asedio de más meses. Pero las otras ciudades de la costa no podían ser tomadas fácilmente, porque la flota púnica las aprovisionaba por el mar, y las incursiones en la propia costa itálica demostraban claramente cuan peligroso era, para los romanos, su debilidad en el mar. Los generales romanos comprendieron lo que había que hacer, y en el 261 a.C., construyeron una flota de 20 trirrenes y cien quinquerremes más pesados, en los que cada remo era manejado por 5 hombres. La flota romana al mando del cónsul C. Auilio, se hizo a la mar en el 260 a.C. y navegó hacia Sicilia, donde consiguió una importante victoria en Milas, contra los cartagineses armados por Aníbal, cuyas naves fueron capturadas 6 en su totalidad. Pronto a Cartago sólo le quedó la base de Silabea, en Sicilia occidental. Los romanos victoriosos, decidieron en el 256 a.C. asestar un golpe directo a Cartago. Su flota, al mando de los cónsules M. Atilio Régulo y Manlio Pulsan, derrotó a los cartagineses mandados por Amilcar y después el ejército romano desembarcó cerca de Cartago. Los cartagineses temerosos, pidieron ayuda a un mercenario espartano, Jantipo el cual inició hábilmente la infantería cartaginesa con los elefantes y la caballería númida. Régulo cayó prisionero y los supervivientes de su ejército fueron evacuados por la flota romana. Después los romanos sufrieron gravísimos desastres en el mar, a causa de las tempestades. El Estado romano y sus finanzas estaban a punto de hundirse, pero en el 244 a.C., el Senado emitió un empréstito público a cargo de los ricos para construir una nueva flota de 200 naves de guerra. En el 261 se hizo salir las naves a pesar de la tempestad y derrotó a la flota enviada pro Cartago en una batalla cerca de las islas Egodas. También Cartago estaba exhausta por la larga guerra y pidió la paz. Cedió Sicilia a los romanos y se comprometió a pagar un tributo de 3200 talentos en 10 años. Poco después de firmar la paz, los mercenarios cartagineses se revelaron en África, Cereña y Córcega porque Cartago no podía pagarles. Los romanos primero se negaron a ayudar a los rebeldes, pero después, en el 238 a.C. intervinieron y Cartago tuvo que cederles Córcega y Cerdeña y pagar otro tributo de 1200 talentos. Roma rompía así el viejo sistema itálico y empezó a fijar las normas con las que gobernaría el Imperio. Segunda guerra púnica. Después de esto, Cartago se curaba de sus heridas y empezaba a crearse una sólida posición en España, que había perdido prácticamente durante el difícil período de la primera guerra púnica. Esta deliberada expasión, dirigida por el general Amilcar y su yerno Asdrúbal, y a partir del 221 a.C. por su hijo Aníbal (245−183 a.C.), alarmó a Marsella, que envió a sus representantes a Roma. En el 226 a.C. los romanos impusieron a Cartago un acuerdo que establecía en el río Ebro los límites de su expansión por el norte, pero Roma, desconfiada, siguió vigilando con interés lo que ocurría en España. Estipularon una avanza con la ciudad de Sagunto, aunque ésta se encontraba al sur del Ebro y alentaron la actividad anticartaginesa de los saguntinos. El joven y orgulloso Aníbal se negó a soportar esta ingerencia de los romanos, y en el 219 a.C. conquistó Sagunto tras haberlo sitiado. Los romanos no hicieron nada por defender a su aliada, pero mandaron embajadores a Cartago con la petición de que les entregasen a Aníbal. Como los cartagineses se negaron, los embajadores, en marzo de 218 a.C., declararon la guerra. Dos escuadrones romanos se hicieron a la mar simultáneamente, la primera debía llevar a España un ejército romano, al mando del cónsul Cornelio Escipión, para atacar a Aníbal, y la segunda tenía que transportar un ejército, al mando de otro cónsul, Sempranio Sango. Pero los romanos se movieron con demasiada lentitud, mientras Escipión estaba en Marsella se enteró de la marcha cartaginesa demasiado tarde para detener a Aníbal. El cónsul envió a su ejército a España, medida de precaución importante para impedir después el aprovisionamiento de Aníbal y regresó a Italia. Sempranio abandonó su plan de atacar Cartago y subió hacia el norte. En diciembre del 218 a.C. en la batalla del río Trebia, los romanos perdieron dos tercios de su ejército en una emboscada tendida por los cartagineses. El valle del Po quedó en manos de Aníbal. El pueblo romano transtornado por la situación y por los numerosos auspicios favorables, se reunía en torno a su héroe, Flaminio, mientras Aníbal consiguió llevar a sus hombres a espaldas de Flaminio, mientras éste se apresuraba para alcanzarlo con sus dos regiones. El resultado fue otra asechanza cartaginesa en la ribera septentrional del lago Trasimero, de la que no se salvó nadie, ni siquiera el cónsul. Aníbal liberó a los prisioneros que provenían de las ciudades aliadas itálicas y avanzó hasta Campania, esperando en vano la deseada rebelión de los súbditos romanos. Mientras los romanos eligieron a un dictador, Fabio Máximo, el cual colocó tropas en el borde montañoso de Campania. 7 Otro punto importante fue Camas donde se desarrolló una cruenta batalla donde los romanos fueron sorprendidos por la táctica militar de los cartagineses y en consecuencia, los romanos sufrieron una gran derrota que hizo reunir inmediatamente el Senado. Esto fue un duro golpe para Roma y decidieron cambiar de táctica, se llevó a cabo la estrategia de agotamiento. En España, entre tanto, el ejército romano enviado en el 218 a.C. seguía presionando sobre los dominios cartagineses y bloqueando las tropas que Aníbal necesitaría. En el 211 a.C., los dos combatientes romanos (ambos de la familia de los escisiones) fueron asesinados. Pero al año siguiente, el hijo de uno de ellos, P. Escipión (llamado posteriormente el africano) fue enviado como general a España y conquistó un importante enclave, Cartago Nova, para posteriormente apoderarse de los territorios del norte. Igualmente, el ejército de Asdrúbal fue derrotado en Metauro (Italia). Nacía de nuevo la idea de derrotar a Cartago atacándola directamente. En el 204 a.C., Escipión desembarcó en África, y tras algunos éxitos, concedió a Cartago un trato de paz a título experimental. Pero se rompió el armisticio y tuvo lugar la batalla definitiva, en, en 202 a.C., contando Escipión lo la ventaja de la caballería. La paz fue dura para Cartago, cedió sus elefantes y todos los barcos de guerra excepto unos diez, tuvo que abandonar España y se comprometió a pagar 10.000 talentos en 50 años. Esto más la prohibición de Cartago de declarar la guerra sin el consentimiento romano, propiciando las órdenes internas, llevarían a la destrucción de Cartago. Aníbal había perdido. Los historiadores actuales creen que el sólido pueblo romano tenía más que ofrecer al mundo mediterráneo que Cartago, se expandía así la tradición de la cultura grecorromana. Mientras tanto, Aníbal, convertido en líder político de Cartago, pero la desconfianza romana le hizo exiliarse y Aníbal prefirió suicidarse en el 183 a.C., antes de caer en manos de los enviados por Cartago. Simultáneamente, moría también su antagonista Escipión el Africano, prácticamente exiliado a causa de rivalidades políticas internas, así se cerraba esta etapa histórica donde Roma nace victoriosa para conquistar el mundo conocido. LOS ELEMENTOS DE LA CULTURA MATERIAL EN EL MEDITERRÁNEO (s. V−III a.C.) La cultura material nos ayuda a entender nuestro pasado, nos informa de los movimientos de las personas, los acontecimientos históricos, de la economía, la cultura, la sociedad... Por todo para estudiar algo tan imprescindible necesitamos algunos sistemas como puede ser la prospección, utilizada en numerosas ocasiones por los arqueólogos. Y a a través de ella podemos entender mejor nuestro pasado. Con todo esto, hemos intentado hacer un recorrido por la cultura material que existe a lo largo del Mediterráneo, como un reflejo claro de las culturas que existieron en la antigüedad, sus contactos y por supuesto, estudiar los huellas que nos han dejado para entender mejor el complicado sistema de alianzas en el que se encontraba el Mediterráneo en los s. V al III a.C. En dicha época debemos enmarcar los primeros contactos de los griegos con la P. Ibérica. En este sentido cabe la posibilidad que en la Hispania Graeca trabaron artistas griegos emigrados, lo cierto es que se evidencia un importante grado de helenización en las culturas etruscas e ibera, que podemos constatar a través del estudio de los topónimos. Esto que se observa en la P. Ibérica es sólo un ejemplo de lo que ocurre en el resto del Mediterráneo donde los... y el desarrollo urbano están a la orden del día. Pero no sólo esto, también se observan como pruebas arqueológicas las restantes objetos griegos, encontrados en la P. Ibérica como enócoe protoático de Cádiz hacia el 675 a.C., fragmento de una copia... del tipo AZ hallado en Amelva, frangmentos de cótilas protocorinticas, también fragmentos de cuencos rodios, escipos protocorintios, copas de Grecia del este, sin olvidar los angares griegos sustancialmente áticos. Todo esto sin dejar atrás el mundo funerario que engloba los elementos, materiales e ideológica que conformas una determinado imagen y percepción de la muerte y todo lo ultraterrenal. Pero, también en esta época en el Mediterráneo se da la expansión fenicio−púnica y ya en el último período 8 que nos ocupa el imperio romano pero esto sería el fin de la época que tratamos. Para analizar esto pondremos como ejemplo la P. Ibérica, como caso representativo aunque es característica de lo que ocurre en el resto en el Mediterráneo. Así, nos centraremos en las costas del Levante español, donde pueblos como estos llegaron para asentarse y explotar sus recursos. Con todo ello, hay testimonio arqueológicos de la presencia fenicia−púnica en numerosos lugares presenta a lo largo del tiempo una densidad de restos arqueológicos importantes incluyendo una continuidad en su ocupación que abarca desde el s. IV a.C. hasta la época altoimperial romana. Un testimonio de ocupación son las cisternas púnicas. Tampoco podemos olvidar las tumbas, algunas de ellas se remontan al s. VII a.C., los restos constructivos púnicas y también cerámica asignable correspondiente a los s. VII−VI a.C. de esto hay que unir fragmentos de cerámicas púnicas del s. V, platos o cuencos y cerámicas de imitación campaniense. Aunque también se han encontrado ajuares domésticos como la Uquilla de Mesa que imita tipos campanienses, como cuencos tipo Cambogua 6, pero también típicas ollas domésticas de la época. Todos estos elementos encontrados en la P. Ibérica no son otra cosa que un ejemplo más de lo que ocurría en el Mediterráneo en la época que nos ocupa. Sin embargo, hemos decidido centrarnos en nuestra Península como elemento representativo, de una expansión realizada por estos pueblos hacia los lugares que podían tener cierto atractivo, como es en este caso la Península Ibérica. Es por eso, que en las costas se han encontrado muchos de los fragmentos de los elementos descritos anteriormente, aún cuando también se han utilizado como puertos naturales o puntos de amarre fenicio en la isla. Igualmente, se ha excavado una planta de una posible torre de vigilancia y protección de la costa de la isla de Ibiza. La metalurgia como no podía ser de otra manera, también está presente, al encontrarse yacimientos para las numerosas actividades metalúrgicas. No obstante, también se han documentado elementos religiosos (terracotas dedicadas a dioses) y funerarios (con sarcófagos y ajuares fenicios, sin olvidar las tumbas romanas encontradas). Con todo esto, hemos intentado a través de elementos concretos analizar un período convulso donde los diferentes pueblos estudiados se movieron para alcanzar las riquezas que territorios como la P. Ibérica aprecia y es por ello que hemos elegido como un claro ejemplo dicha Península, como algo representativo del resto del Mediterráneo. CONCLUSIÓN Con todo esto lo que hemos pretendido es desentrañar un período de la protohistoria convulso, donde dicha protohistoria cierra su ciclo y se abre otro donde Roma con su Imperio marcará los signos de los siglos venideros. Pues bien, cabe mencionar que la mayor parte de nuestro trabajo ha estado o ha girado en torno al Mediterráneo occidental ya que es aquí donde parecen los primeros síntomas de modernidad de la mano, como ya hemos dicho anteriormente, de Roma, sus costumbres políticas, su desarrollado urbanismo, sin olvidar su fastuosa arquitectura que ha perdurado hasta nosotros. Todo esto, después de haber vencido en las guerras púnicas, a la todopoderosa Cartago, fundación fenicia como enclave para abastecerse de las riquezas que podía obtener de esta parte del Mediterráneo, como puede ser la P. Ibérica. Sin embargo, Oriente que se ve eclipsado por occidente de la mano de Roma, también experimentó algunos cambios significativos, por ejemplo, a partir del s. V a.C. tuvo lugar una profunda transformación de la sociedad griega, favorecido por el auge del comercio, que trae consigo las transformaciones económicas, la generalización de la moneda, los viajes comerciales y el contacto con otras culturas. Nacen la democracia y la igualdad (nomos), por la exigencia de una moral y una justicia nuevas basada en el 9 respeto a los ciudadanos libres e iguales, frente a los valores aristocráticos. Esto lleva al pensamiento racional. Pues bien, todos estas partes se dan en el Mediterráneo de la época, desde donde Roma comenzará su expansión hasta convertirse en el gran Imperio que fue, protagonizando de esta manera gran parte de los estudios de la historia antigua y medieval, pero es sin embargo, en la protohistoria donde nace, primero en forma de República después de haber salido victorioso de las guerras púnicas. BIBLIOGRAFÍA • VARIOS. Arqueología de la Magna Grecia, Sicilia y la Península Ibérica. Edita: Área de cultura excma. Diputación provincial de Córdoba. 1994 (Córdoba). • STARR, G. Chester. Historia del mundo antiguo. Edita: Akal editorial. 1974 (Madrid). • ROLDÁN, José Manuel. Roma y la conquista del mundo Mediterráneo (264−133 a.C.). Editorial Síntesis. 1994 (Madrid). • VARIOS. 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