BLOQUE 3: LOS HC EN LA OBESIDAD, DISLIPEMIAS, DIABETES Y SÍNDROME METABÓLICO • HC y obesidad Según la definición clásica, la obesidad es un aumento de peso o un exceso de grasa corporal en relación con el peso estándar, que viene dado fundamentalmente por la talla, el sexo y la edad. En realidad, la obesidad es un exceso de tejido graso y no solamente de peso. Para clasificar el estado ponderal de la persona, y conocer la desviación de peso del obeso, se utiliza el índice de Quetelec o índice de masa corporal (IMC), basado en la relación peso/talla, reconocido como la referencia internacional. Indice de Quetelec o IMC = Peso (kg) / Talla (m)2 La SEEDO (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad) en el consenso del año 2000 propuso una clasificación: Valores límites del IMC (kg/m2) Peso insuficiente <18.5 Normopeso 18.5 - 24.9 Sobrepeso grado I 25 - 26.9 Sobrepeso grado II (preobesidad) 27 - 29.9 Obesidad tipo I 30 - 34.9 Obesidad tipo II 35 - 39.9 Obesidad tipo III (mórbida) 40 - 49.9 Obesidad tipo IV (extrema) > 50 Según las estadísticas de Stunkard y cols, en las clases socioeconómicamente más elevadas la obesidad no alcanza a más de un 5% de los individuos, mientras que en los estratos más bajos Posteriormente, otros estudios han corroborado este hecho. afecta a un 30%. La edad y el sexo también influyen, siendo la obesidad, en general, más frecuente en individuos de 50-55 años que en los de 30-34 años, y de predominancia femenina. Una característica en la manera de comer de la inmensa mayoría de los países desarrollados es que el papel de las grasas y de las proteínas ha adquirido un protagonismo excesivo y ha hecho retroceder el consumo de hidratos de carbono hasta porcentajes muy inferiores a los niveles considerados como adecuados. Y a pesar del ‘papel decisivo’ de los hidratos de carbono en la actividad metabólica, una información poco rigurosa sobre el tema ha determinado su mala imagen. Pero, ¿son en realidad son los hidratos de carbono los responsables de la obesidad? No, ya que su consumo diario es imprescindible dentro de una dieta equilibrada. No obstante, si se excede el consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono además de otros ricos en grasas pueden ser uno de los factores que predispongan al sobrepeso u obesidad. Pero, ¿cuál es la línea que separa ambos conceptos?. Para empezar, es necesario afirmar rotundamente que una alimentación equilibrada requiere que aproximadamente el 55% de las calorías ingeridas sean aportadas por hidratos de carbono. Incluso en personas con problemas de obesidad (sea el grado que sea), conviene que la presencia de los hidratos no se encuentre por debajo del 50% del valor calórico total. También es importante recordar que el contenido energético de los hidratos de carbono es de 4 kcal por gramo de alimento ingerido, muy lejos de las 9 kcal que aporta cada gramo de cualquier tipo de grasa. Por tanto, si se considera el aporte calórico como uno de los elementos que se relacionan con los problemas de exceso de peso u obesidad, en las dietas se debería moderar muchísimo más el contenido de lípidos o grasas que de HC. La pasta es un claro ejemplo de las beneficios de los HC La pasta es un producto que contiene un 75% de HC, además de ser un ejemplo inmejorable de todo lo explicado hasta ahora. Se consideran pastas alimenticias los productos obtenidos por desecación de una masa fermentada elaborada a partir de harina de trigo duro. Su contenido energético es bajo debido a la ausencia, casi total, de grasas en la pasta, ya que su base nutritiva la forman los HC y las proteínas. Por ejemplo, una ración de pasta (≈ 70g en peso seco) contiene aproximadamente 245 kcal.. Por este motivo, resulta un alimento muy apropiado para equilibrar dietas hiper e hipocalóricas. La pasta también arrastra una leyenda negra: muchas personas evitan consumirla porque consideran que ‘engorda’. En muchas ocasiones, combinamos la pasta con alimentos muy grasos o con salsas muy calóricas. Son este tipo de platos los responsables de que se ponga la etiqueta de que la pasta engorda. Este falso mito provoca que muchísimas personas dejen de tomar pasta cuando quieren mantener o reducir su peso. La realidad es bien distinta; la pasta no engorda más que otros alimentos, ya que en realidad, son los acompañamientos y las salsas que acompañan a esta pasta los que hacen que el plato sea más o menos calórico. Por tanto, será importante saber con qué alimentos combinar la pasta, cómo cocinarlos de manera saludable y conocer aliños ligeros sin renunciar a platos de pasta buenísimos y saludables. Tampoco debemos olvidar la importancia de las cantidades. Evitar servir platos muy abundantes y no terminárselo si no se tiene más apetito. 1) HC y dislipemias Dislipemia es cualquier alteración en los niveles normales de lípidos plasmáticos, principalmente colesterol y triglicéridos. El aporte de excesivo de hidratos de carbono simples (azúcares), al igual que el consumo de alcohol, puede ser la causa de una elevación de triglicéridos en sangre en personas predispuestas. La conclusión práctica, en lo que al tratamiento dietético de las dislipemias se refiere, es que si el consumo de hidratos de carbono se mantiene dentro de límites adecuados (50-60 por 100 del aporte calórico diario) no se observan efectos negativos sobre los lípidos del plasma. Conviene tener presente su aportación energética para evitar que el incremento calórico de la dieta pueda causar obesidad y dislipemias, especialmente hipertrigliceridemias. Por otra parte, se debe asegurar el consumo adecuado de fibra con la ingesta de verduras y hortalizas, frutas, frutos secos, legumbres y cereales (especialmente integrales), dentro de una dieta equilibrada. Además, un correcto aporte de fibra (25-30g/dia) disminuye la absorción de las grasas de la dieta, entre ellas el colesterol. Igualmente incrementa la eliminación fecal de las sales biliares por formar complejos insolubles, contribuyendo a la disminución del ‘pool’ de colesterol y a la disminución de su reabsorción por el círculo entero-hepático. También se produce un ‘secuestro’ de ácidos grasos de cadena larga que no pueden ser absorbidos. 2) HC y diabetes Los HC en la diabetes deben representar el 50-60% de la ingesta calórica y estar repartidos en varias tomas con unos porcentajes determinados para conseguir un buen control de la glucemia. 1gr. de HC aporta 4 calorías. Es preferible utilizar HC complejos o de absorción lenta, llamados así porque se absorben más despacio en el intestino: (cereales, legumbres, verduras, hortalizas, arroz, pastas y harinas) que HC simples o de absorción rápida: (frutas, azúcar, miel, pasteles y helados), priorizando los de mayor contenido en fibra. Deben estar distribuidos en 4-6 comidas al día, con el fin de evitar las oscilaciones bruscas de la glucemia. Recomendaciones específicas sobre el aporte de HC. ADA1. Clinical Practice Recommendation 2007. • Existen pocos estudios que demuestren los efectos, a largo plazo, del seguimiento de dietas con bajo contenido en HC. • No se recomiendan dietas bajas en HC que aporten (30-35g fibra/día) <130g HC/día. • El 45-65 % de energía debe provenir de los HC. • Incluir en la dieta alimentos ricos en fibra y con IG bajo. Sistema de raciones El modelo de dieta por raciones se basa en el intercambio de alimentos según los HC que contengan éstos, ya que los HC son los macronutrientes que más directamente influyen sobre la glucemia. Por consiguiente, será una dieta en la que se contabilizan principalmente los HC y se controla la ingesta de grasas y proteínas. La unidad en que se mide la cantidad de carbohidratos de un alimento se denomina RACIÓN. Una ración es la cantidad de alimento (en peso comestible) que suministra 10 gramos de hidratos de carbono. Este contenido es siempre relativo y la ración es una estimación de su contenido, teniendo en cuenta que el mismo contenido produce distintas respuestas glucémicas. Por tanto, la ración es una estimación del contenido en carbohidratos del alimento, pero no nos informa de qué magnitud será la respuesta glucémica cuando se ingiera dicho alimento. Para diseñar una dieta por raciones es necesario conocer la cantidad de HC contenidos en un alimento y buscar su equivalencia con cualquier otro alimento que igualmente los contenga. Ejemplo: 20 gr. de pan ofrecen la misma cantidad de HC que 100 grs. de naranja, por lo que se pueden intercambiar. Además, es necesario 1 ADA: American Diabetes Association establecer una cantidad fija de HC, que suele ser del orden del 55 – 60 % de las calorías totales diarias. Estas calorías se dividen entre cuatro para obtener los grs. de HC correspondientes y el resultado se divide por 10 grs. para obtener el número de equivalentes o raciones de HC de un día; Ejemplo: dieta de 2000 calorías le corresponden 1200 calorías en HC, lo que supone su 60%, por una sencilla regla de tres, si 4 calorías corresponden a 1gr. de HC a 1200 calorías le corresponderán x, o sea 1000 entre 4 = 300 grs. de HC. Como cada ración es igual a 10 grs. de HC, por otra sencilla regla de tres, habrá que tomar 30 raciones. Las raciones correspondientes a cada individuo se reparten en 4 ,5 o 6 ingestas atendiendo a los otros parámetros del tratamiento de la diabetes. Durante el primer periodo se recomienda pesar los alimentos que aportan HC para familiarizarse con las medidas de los alimentos y sus equivalencias. Con el tiempo, se adquiere una cierta práctica y muchos de ellos no es necesario pesarlos. Para intercambiar los alimentos es necesario conocer las medidas de referencia y los alimentos a los que se les aplica, así como las raciones a las que corresponden dichas medidas. El vaso medidor de alimentos cocidos (adaptado a 2 raciones) es de gran utilidad para intercambiar los alimentos del grupo de los farináceos (patata, pasta, legumbres, arroz,…) El aprendizaje general de equivalencias, debe complementarse con el conocimiento de la cantidad en grs. de alimento que se transforman en una ración, y a modo de ejemplo general: 1) 1 ración de cereales y derivados se conseguiría con: 40 grs. de pasta cocida, arroz cocido 50 grs. de legumbres cocidas 50 grs. de patata (crudas, hervidas, horno). 50 grs. de alubias . 100 grs de guisantes cocidos . 40 grs. de pan o . 15 grs. cereales de desayuno 2) 1 ración de fruta se conseguiría con: 200g fresas, melón, sandía, pomelo .150 grs. de albaricoque .100 grs. de cereza, ciruelas, frambuesas, granada, higos frescos, kiwi, mandarina, mango, manzana, melocotón, moras, naranja, nectarina, nísperos, pera, piña . 50 grs. chirimoya, plátano, uva blanca y uva negra 3) En el caso de las verduras la mayor parte de ellas son de consumo libre (raciones de 300g o más). No obstante, se debe tener en cuenta que algunas verduras tienen un mayor contenido en HC, y la cantidad equivalente a una ración será menor. 4) En general, las verduras cocinadas al vapor o a la plancha contienen tan pocos gramos de carbohidratos que no llega a una ración. Lo mismo pasa con las ensaladas de lechuga, tomate, pepino, espárragos, etc. En general, todo lo que sea verde y se consuma crudo, se puede considerar libre en relación a su contenido en hidratos de carbono. En las principales comidas habitualmente el alimento rico en hidratos de carbono constituye el primer plato. Fundamentalmente las legumbres (lentejas, garbanzos, judías) y los cereales (arroz o pastas) son los constituyentes básicos de la comida, mientras que la verdura con fécula (patata) lo es en la cena. También puede ocurrir, que el primer plato no contenga casi carbohidratos (raciones, entrantes) y haya que utilizar los hidratos que se suministran en la guarnición de carnes o pescados (patatas, arroz, guisantes, zanahorias), a los que se les sumará el pan, la fruta o un postre especial. Ejemplo de distribución de los alimentos para una dieta de 2000kcal: Calorías ingeridas en forma de hidratos de carbono: 50% de 2000 = 1000 cal. de hidratos de carbono/día. ¿Cuántos gramos de hidratos son?: Si 1 gr. = 4 calorías, entonces serán 250gr. de hidratos al día lo que debamos tomar. 250 g de hidratos = 25 raciones al día (porque cada ración son 10g de HC) • Desayuno: 20% del total = 50g de HC = 5 raciones 1 vaso de leche (200 cc) = 1 ración 1 Naranja (≈ 200g) = 2 raciones Cereales de desayuno (30g copos de trigo y maíz) = 2 raciones • Media mañana: 10% = 30g de HC = 3 raciones Bocadillo de mediano de pavo, jamón o queso freso = 3 Raciones • - Pan 60g = 3 raciones - Queso fresco, pavo, jamón = 0 raciones Comida: 30% total = 75g de HC = 7,5 raciones Judías pintas con arroz y perdiz = 3,5 raciones 150 g de judías cocidas = 2,5 raciones - 40 g de arroz cocido = 1 ración - Pan 40 g = 2 raciones 1 manzana (≈ 200g) = 2 raciones • Merienda: 10% = 30g de HC = 3 raciones Bocadillo de mediano de pavo, jamón o queso freso = 3 Raciones - • Pan 60 g=3 raciones Queso fresco, pavo, jamón = 0 raciones Cena: 25% = 62,5g HC ≈ 6 raciones Judías verdes y patatas cocidas con aceite y vinagre = 2,5 raciones 100 g judías = 1/2 ración 100 g de patata = 2 raciones 1 huevo duro = 0 raciones 1 tomate mediano (≈150g) = ½ ración Pan 40 g = 2 raciones 1 kiwi = 1 ración • Antes de acostarse: 5% = 12,5 g HC = 1-1,5 raciones 1 vaso de leche (200cc) =1 ración + 1 galleta tipo maría = ½ ración Cálculo de raciones de HC en productos comerciales Para averiguar qué cantidad de producto equivale a 1 ración de HC, cuando esta viene expresada en grs. de HC por 100 grs. de producto, basta dividir 1000 por la cantidad de HC que nos indica la etiqueta lo que nos dará la cantidad de producto que equivale a 1 ración. Ejemplo: En un producto cuya información nutricional indique: “valor medio por 100 grs. a HC 5 grs.” significa que de cada 100grs. de dicho producto 5 corresponden a HC, por lo que aplicando la formula anteriormente explicada 1000 dividido entre 5 igual a 200, es decir 200grs. de producto equivalen a 1 ración. 1 ración = 10g HC 100g de producto 10g HC x ---------------------------- = 200g de producto 5 g HC Recetas de cocina ¿Cómo se puede calcular la cantidad de hidratos de carbono de una receta de cocina? Imaginemos que queremos preparar un tortilla de patatas para cenar, para toda la familia. ¿Cómo se puede saber la cantidad de hidratos de carbono que tendrá una porción para la persona con diabetes? Ejemplo práctico: Ingredientes para 6 personas • 6 huevos ------------------------------------- 0 raciones de HC • 1 Kg de patatas ---------------------------- 20 raciones de HC • Aceite ----------------------------------------- 0 raciones de HC • Sal --------------------------------------------- 0 raciones de HC TOTAL : 20 raciones de HC Si esta preparación se divide para 6 personas, significa que cada porción tendrá, aproximadamente, 3 raciones. Si la cantidad de raciones a consumir tiene que ser menor, se puede dividir en 8 porciones (2,5 raciones), o en 10 porciones (2 raciones). Importancia de la fibra dietética El papel de la fibra y su efecto beneficioso para la diabetes ya fue propuesto hace 30 años por Trowell. Durante la década de los 70 y principios de los 80 diversos grupos estudiaron la relación de la fibra contenida en alimentos y su relación con la mejoría en el control glucémico y lipídico, tanto en diabetes tipo 1, como en diabetes tipo 2. La Asociación Americana de Diabetes recomienda un consumo de fibra entre 20-35 g/día, tanto de tipo soluble como insoluble, en la misma cuantía que la recomendada para la población en general. Los mecanismos de acción por el que la fibra parece mejorar el control glucémico e insulinémico son: • La fibra soluble enlentece el vaciado gástrico, consiguiendo así un retraso en la acción de las amilasas pancreáticas, y con ello, una absorción de carbohidratos más lenta. Este efecto depende del grado de viscosidad de la fibra, de manera que las más viscosas son las más efectivas. • La producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), en especial de propionato, disminuye la producción hepática de glucosa, influyendo en la regularización de la gluconeogénesis, rebajando por necesidades de insulina. • Disminución de la resistencia periférica de la insulina. tanto, las 3) HC y Síndrome metabólico Desde que un grupo de trabajo de la OMS redactara la primera definición oficial del síndrome en 1998 se han propuesto varias definiciones alternativas. La más ampliamente aceptada de ellas la redactó el Grupo Europeo para el Estudio de la Resistencia a la Insulina (EGIR, en sus siglas inglesas), y el Programa Nacional para la Educación sobre el Colesterol de los EEUU (NCEP). Sin embargo tenía limitaciones para su aplicación clínica y su aceptación. La NCEP introdujo la definición del ATP III, que ha sido muy popular debido a su sencillez. Sus componentes se miden de manera fácil y rutinaria en la mayoría de los entornos clínicos y de investigación. Se han sugerido otras definiciones del síndrome metabólico que han complicado la posibilidad de encontrar una definición de la afección con la que se esté de acuerdo con carácter internacional. Las distintas definiciones no sólo diferían en los componentes propuestos, sino también en los valores umbral que se utilizaban para cada uno de ellos. Esto ha generado una enorme confusión. Surgió un panorama de algún modo caótico en torno al síndrome metabólico, no sólo respecto a la definición y los valores umbral, sino también en torno a sus causas. La confusión se hizo obvia al intentar comparar la carga del síndrome metabólico en distintas poblaciones; las comparaciones de los índices publicados para poblaciones distintas han resultado difíciles (ver artículo de Mohan y Deepa en este mismo número). La aplicación de distintos criterios ha dado lugar a una proliferación de datos ampliamente variables. Esto subraya la necesidad de una definición estandarizada para todo el mundo. La FID toma la iniciativa La Federación Internacional de Diabetes (FID) reconoció la urgente necesidad de racionalizar el conjunto de definiciones que se habían desarrollado del síndrome metabólico. Esta necesidad iba desde la práctica clínica hasta la investigación. En concreto, se acumulaban pruebas de que existían diferencias étnicas en el nivel de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular por obesidad. Por lo tanto, la FID pidió a su Grupo de Trabajo sobre Epidemiología que reuniese a expertos de todas las Regiones de la FID para que formulasen una nueva definición de ámbito mundial. Se formó un grupo de consenso que incluía a representantes de otras organizaciones, que habían contribuido a redactar las definiciones anteriores. Sus objetivos eran: - Redactar un nuevo conjunto de criterios que se pudiesen utilizar tanto con carácter epidemiológico como de práctica clínica en todo el mundo a fin de identificar eficazmente a las personas con síndrome metabólico - definir mejor la naturaleza del síndrome - centrarse en las estrategias de estilo de vida y terapéuticas - contribuir a reducir el riesgo a largo plazo tanto de las enfermedades cardiovasculares como de diabetes tipo 2. Un componente principal de esta iniciativa era ofrecer orientación sobre los modos de compensar las diferencias entre poblaciones, en especial las asiáticas, en perímetro de cintura y distribución del tejido adiposo. Con fines de investigación, el grupo de consenso redactó recomendaciones para criterios adicionales que se pudiesen incluir al estudiar el síndrome. Además, la FID identificó áreas donde es necesario que se realicen más estudios, especialmente sobre el origen y desarrollo del síndrome. La nueva definición Teniendo en cuenta la urgente necesidad de una herramienta de diagnóstico única y universalmente aceptada que fuese sencilla de utilizar en la práctica clínica, la FID propuso una nueva definición que convierte la obesidad central en un requisito necesario (Tabla 1) y, por primera vez, ofrece distintos valores umbral de obesidad según grupos étnicos. La definición de la FID tiene en cuenta la acumulación de pruebas de que la adiposidad central es común a todos los componentes del síndrome metabólico. Un gran perímetro de cintura, medida aceptada como variable sustitutiva de la adiposidad abdominal, es hoy un requisito necesario para diagnosticar el síndrome. Por lo tanto, la primera prueba de rastreo para el síndrome metabólico, la simple medición de la cintura mediante una cinta métrica, se puede realizar de manera sencilla y económica en cualquier parte del mundo. Las investigaciones han demostrado que, entre grupos de población, el nivel de obesidad central a partir del cual aumenta el riesgo de desarrollar otras enfermedades es diferente. Por lo tanto, se han incorporado valores umbral de perímetro de cintura según etnia en la definición mundial de la FID (Tabla 2). Por ejemplo, para las personas de origen sudasiático o del sudeste de Asia, los valores umbral son 90 cm y 80 cm para varones y mujeres, respectivamente. Definición de síndrome metabólico de la FID Se denomina síndrome metabólico cuando existe obesidad de distribución central, y se dan dos o más de las siguientes situaciones: disminución de las concentraciones del colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad (cHDL), la elevación de las concentraciones de triglicéridos, el aumento de la presión arterial (PA) y la hiperglucémia. El síndrome metabólico se está convirtiendo en uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI. Asociado a un incremento de 5 veces en la prevalencia de diabetes tipo 2 y de 2-3 veces en la de enfermedad cardiovascular (ECV), se considera que el síndrome metabólico es un elemento importante en la epidemia actual de diabetes y de ECV, de manera que se ha convertido en un problema de salud pública importante en todo el mundo. La morbilidad y la mortalidad prematuras debidas a la ECV y la diabetes podrían desequilibrar completamente los presupuestos sanitarios de muchos países desarrollados o en vías de desarrollo. El reconocimiento de estas características del síndrome metabólico en las personas con alteración del metabolismo de la glucosa y diabetes tipo 2 tiene una importancia especial debido a que indica la necesidad de aplicar medidas activas para reducir el riesgo cardiovascular. Afortunadamente, hay regímenes terapéuticos que pueden modificar todos estos factores de riesgo. El aspecto más importante es que la reducción del peso corporal y el aumento de la actividad física disminuyen la resistencia frente a la insulina, mejoran la tolerancia frente a la glucosa y otros factores de riesgo para ECV, como el incremento de los triglicéridos y la PA. En los pacientes en que no se obtienen buenos resultados con estas medidas se pueden utilizar diversos tratamientos farmacológicos para abordar de manera específica cada una de las alteraciones del síndrome metabólico, es decir, la elevación de la PA, el incremento de los triglicéridos, la disminución de las concentraciones de cHDL y el aumento de la glucemia. También se han introducido nuevos fármacos que pueden abordar dos o más de las alteraciones citadas, o bien que pueden facilitar la disminución del peso corporal. Además, es necesaria la interrupción del consumo de cigarrillos y la moderación en el consumo de alcohol. Desde que la IDF propuso su nueva definición han tenido lugar algunos acontecimientos muy interesantes y también, ciertamente, muy controvertidos. La American Diabetes Association (ADA) y la European Association for the Study of Diabetes (EASD) han publicado un informe conjunto sin precedentes relativo al síndrome metabólico. Basado en una revisión de los criterios utilizados originalmente por la OMS y por el ATP-III, en este informe conjunto se plantean varias preguntas: ¿Es realmente un síndrome?, sobre todo teniendo en cuenta que su causa precisa es desconocida; ¿su definición tiene un objetivo útil?, y ¿no es una forma de etiquetar a las personas (y también de medicalizarlas) de manera innecesaria? La creciente epidemia de diabetes tipo 2 y ECV en todo el mundo (especialmente en los países desarrollados) parece una razón suficiente para identificar y tratar a las personas que presentan el síndrome metabólico. Los autores de este artículo consideran que los nuevos criterios de la IDF, que recientemente han sido publicados en The Lancet, no constituyen la última palabra. Esperamos que sean útiles para identificar a las personas que muestran un riesgo aumentado y también que los estudios de investigación que se realicen en función de dichos criterios permitan la definición de índices predictivos con mejor capacidad diagnóstica. BIBLIOGRAFÍA 1. American College of Endocrinology Task Force on the Insulin Resistance Syndrome: American College of Endocrinology Position Statement on the Insulin Resistance Syndrome. Endocr Pract. 2003;9:236-52. 2. Alberti KGMM, Zimmet PZ, Shaw JE. The metabolic syndrome: a new worldwide definition from the International Diabetes Federation consensus. Lancet. 2005;366:1059-62 3. Avogaro P, Crepaldi G, Enzi G, Tiengo A. Associazione di iperlipidemia, diabete mellito e obesità di medio grado. Acta Diabetol Lat. 1967;4:36-41. 4. Balkau B, Charles MA. 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