CAPITULO VI.-EL AMOR BIENLENGUAJEANTE: PENSANDO ENTRE LENGUAS CONCEPTOS: Epistemología: La epistemología es una disciplina que estudia cómo se genera y se valida el conocimiento de las ciencias. Lenguajeo: Término acuñado por el biólogo chileno Humberto Maturana, quien dice que sólo a través del lenguaje el ser humano puede explicar su experiencia en el vivir y asimilarla a la continuidad de su vida, que incluye la racionalidad y la emocionalidad. El lenguajeo no se utiliza para singularizar situaciones bilingües o plurilingües. VIVIR EN LA FRONTERA. LA EXPERIENCIA DE LOS INDIOS DE CHIAPAS (De Vos, 1994): reflejo del acoso de la globalización sobre las culturas nativas y de cómo la denominada cultura occidental está en peligro. o La conquista y la consiguiente expansión de la cultura europea, incluyendo sus lenguas, supuso una transformación en las historias locales que conllevó la aparición de la “mundialización” como la otra cara de la globalización. La consecuencia de la aparición de un pensamiento fronterizo es que la epistemología que así surge operará en dos lenguas, en lugar de una epistemología territorial. Las lenguas nacionales se introdujeron en el lenguajeo en complicidad con el Estado y con instituciones que regulan el uso de la lengua. Se cuestiona la gramática de la lengua como elemento localista. Igualmente, se cuestiona la geopolítica de la lengua como elemento de control territorial por parte de las Potencias Colonizadoras. 1. UNA LENGUA FRONTERIZA, UN PENSAMIENTO FRONTERIZO. Cuestiones importantes: ¿Cómo se debe estudiar la reconceptualización de la lengua y su complicidad con la nación? ¿De qué manera se deberá proyectar la reforma de los conceptos actuales relativos a la relación entre lengua, imperios y naciones? Nebrija fue el precursor del concepto de lengua relacionada con imperio, al responder a la reina Isabel de Castilla que la lengua era el acompañante del imperio. Para Nebrija, una lengua unificada contrarrestaría la pluralidad existente en los países a conquistar. Esta idea retrotrae a San Agustín y a la fusión de las tradiciones platónica y cristiana. San Agustín consideraba que la lengua original provenía de las Escrituras. 1 Nebrija rescribe el programa de Valla, para quien la reconstrucción de un imperio era un objetivo a conseguir no sólo por las armas. Luis Vives contrapone la lengua primordial hablada por Adán a la Torre de Babel, que dio lugar a la diversidad lingüística. Para Valla, la historia de la civilización es la historia de la lengua. Para Nebrija, la historia del Nuevo Mundo se escribiría en castellano por ser ésta la lengua de la polis de origen. El castellano se constituye en lengua política, mientras que la gramática latina de Nebrija fue la que se utilizó para el aprendizaje, como lengua docente. Los amerindios debieron hablar castellano y comenzaron a utilizarlo como su vehículo de comunicación y escritura, lectura y narrativa. De esta forma, la lengua política se convierte en vehículo de conquista. Los españoles se designaron a sí mismos para poner en forma coherente las historias que consideraban que los amerindios contaban de forma incoherente. De esta forma, se elimina la posibilidad de que la voz de los sometidos sea oída en su forma original y, por lo tanto, su mensaje puede ser manipulado y transformado. Se ignora un conocimiento implícito y se rescribe un conocimiento explícito. LENGUAS VIVAS Y MUERTAS (FICHTE): Para Fichte, lenguas muertas son las que se encuentran aisladas y presentan tradiciones rotas y mezcladas. El francés se separó del latín y se convirtió en una lengua propia en sentido estricto. El inglés se convirtió en una lengua mezclada tras la conquista normanda. El alemán mantiene la continuidad desde su origen. Fichte no estudia ni el español, ni el portugués ni el italiano. Casi doscientos años después de Fichte, la idea de lengua muerta se invierte, y dichas lenguas consideradas muertas pasan a ser consideradas vivas. Anzaldúa (1987) revive la dimensión dual texto-nación, dimensión que fue suprimida por el primer sistema colonial de educación y después por la convicción de los fundadores y creadores de las naciones de que éstas se basaban en la alfabetización. Una cultura académica deberá crearse en términos de legados textuales nacionales de manera que los textos conforman un sistema educativo a la europea y facilitan y permiten la exportación y transmisión del conocimiento. 2 Existen ciertas lenguas nacionales que, al estar ligadas a las naciones colonizadoras y al propio fenómeno del colonialismo, se transforman directamente en las lenguas que generan la cultura académica asociada a una época determinada, como fue el caso del francés, inglés y alemán desde el S. XVIII. Estas mismas lenguas producen en los países colonizados una nueva forma de cultura que se transforma en cultura propia con la descolonización. Se produce así de forma sucesiva la exportación del conocimiento y de los moldes académicos a las excolonias y la descolonización y migración de retorno desde las excolonias hacia las metrópolis. Como consecuencia de la colonización, el Estado gobernante obliga a los ciudadanos al monolenguajeo – entendido como la obligatoriedad de hablar, escribir y pensar desde el interior de una sola lengua controlada por la gramática de la polis o potencia colonizadora. Se establece así la diferenciación entre bilingüismo como habilidad de hablar en dos idiomas y bilenguajeo como forma de vida. El autor prefiere el bilenguajeo frente al bilingüismo como forma de vida más libre y natural que la impuesta por el uso de dos idiomas. El bilenguajeo compromete necesidades y deseos para poner en vigor la política y la ética de la liberación. Pensamiento dialógico (Paulo Freire, 1972): medio para la acción y la liberación de la opresión social y económica, de la colonización intelectual. Trata más de pensar con el pueblo que sobre el pueblo o por el pueblo. Bilenguajeo y pensamiento dialógico son herramientas que contribuyen a la transformación de las ciencias humanas en formas de conocimiento que superan el poder hegemónico como medio de conquista para refundir las diversas culturas en un medio de diversidad del conocimiento. Moraga construye la genealogía discursiva sobre memorias duales fundadas en dos o más lenguas, generando conocimiento que no disciplina. Mente bicultural o bilenguajeante: mente inscrita en condiciones coloniales y producida por ellas, que pueden generar igualmente por diversos legados coloniales mentes biculturales distintas. Bilenguajeo y naciones se configurarán según el lugar que ocupe la nación en cuestión en relación con las estructuras coloniales e imperiales. El español es una lengua subalterna del holandés como consecuencia de la pérdida de hegemonía de España hacia Amsterdam como centro comercial, y, a su vez, es una lengua hegemónica sobre las naciones amerindias conquistadas por España. Esta 3 doble situación significa una doble devaluación del español al variar su posición en relación con otras culturas y naciones. El español retrocede como lengua nacional al aparecer las naciones amerindias tras la descolonización, apareciendo una nueva lengua, la de una nación llamada “Extraña Aztlán”. Aquí se entiende el bilenguajeo como el desplazamiento de la lengua hegemónica e imperial (español, inglés) y su relocalización con respecto a las lenguas amerindias. Los modelos tribales originales se ven transformados y corrompidos como consecuencia de los cinco siglos de interacción con las instituciones coloniales y nacionales. Aparece el lenguajeo como punto de encuentro donde tiene lugar la concienciación y la lucha de concienciación entre potencias dominadas y dominantes, entre formas tribales reprimidas y subyugadas. El bilenguajeo como proyecto educativo y epistemológico descansa sobre una crítica de la razón, de las estructuras disciplinarias y de la cultura académica cómplice de las lenguas nacionales e imperiales. El Estado-Nación fomenta el amor a la lengua nacional. El amor bilenguajeante nace desde y en las periferias de las lenguas nacionales y en experiencias transnacionales. Es un amor por la intersección entre lenguas, por la desarticulación de la lengua colonial y por las lenguas subalternas, por la impureza de las lenguas nacionales y es amor como correctivo del poder hegemónico que institucionaliza la violencia. Es amor como revulsivo de todo lo que la hegemonía, la epistemología y la educación sistematizada desde la urbe impuso sobre la periferia. Richard Lee distingue dos fases en el conocimiento del siglo XX: desde 1945 a 19671973 y desde 1973 hasta 1990. La primera fase consagró la hegemonía de Estados Unidos en el mundo al mismo tiempo que se condicionaba la articulación y la dirección de la producción del conocimiento. La segunda fase presenta como aspectos críticos la ambigüedad de la idea de progreso vinculada a la confianza en la ciencia y en la tecnología como garantía de proceso, modernización y desarrollo; el ataque a las ciencias clásicas y el resurgimiento de la teoría del caos y su influjo sobre las ciencias humanas; y el colapso resultante de los límites disciplinarios y el surgimiento de los estudios culturales. Todo esto se produjo en las tres lenguas más importantes en las segunda y tercera fases del periodo (inglés, francés y alemán). Conclusión del capítulo: como principal argumento del mismo, aparece la desarticulación de la complicidad entre lengua, literatura/cultura y nación, tanto por razones históricas como por experiencias y prácticas literarias que han tenido lugar 4 desde la década de los 70. Se produce la relocalización de las culturas académicas al insertarse las culturas locales en sistemas globales. CAPITULO VII.-GLOBALIZACIÓN, MUNDALIZACIÓN: PROCESOS DE CIVILIZACIÓN Y REUBICACIÓN DE LAS LENGUAS Y DE LOS CONOCIMIENTOS Diferencia colonial: eslabón perdido entre civilización, globalización y sistema-mundo moderno/colonial. El término globalización sugiere un proceso, el término civilización se refiere a un logro. La globalización es la última de las tres fases de transformación global lanzada desde 1945: desarrollo y modernización tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, ascenso de las corporaciones transnacionales y devaluación del estado tras la crisis del 68, y, finalmente, caída del muro de Berlín y colapso de la Unión Soviética. La globalización se transforma en una imagen del nuevo diseño civilizador. Se distinguen entre historias locales (mundialización) y diseños globales (globalización). El primer paso hacia la globalización y la constitución del sistema-mundo moderno/colonial fue propiciado por el Orbis Universalis Christianus que se consolidó con la expulsión de los judíos, la derrota de los musulmanes y el descubrimiento de América. El segundo paso tuvo lugar con la extensión de la hegemonía del cristianismo como misión civilizadora, con la desarrollo de un nuevo mercantilismo en Amsterdam y con el surgimiento de Francia e Inglaterra como nuevas potencias imperiales. El tercer paso es consecuencia del liderazgo de Estados Unidos que conllevó la aparición de nuevas formas de colonialismo no territorial sin nación colonizadora; además, aparece el concepto de globalización o colonialidad globalizadora. El Romanticismo transformó el concepto previo de salvaje en un concepto romántico basado en el exotismo de las tierras ignotas. Se cambian los modelos espaciales previos (los territorios y las civilizaciones se delimitan por fronteras) por modelos temporales al desaparecer la coetaneidad como parámetro delimitador. Aparece el concepto de sistema-mundo moderno, siendo la modernización la modernidad en marcha, sustituyendo la costumbre por razón. Desde el S. XVIII se reordena la historia universal y el tiempo se convierte en la esencia de la modernidad. El anteriormente citado segundo paso hacia la globalización lo constituyó el Standard of Civilization, que ligaba la secularización con un nuevo diseño global, en clara 5 relación con la Revolución Francesa pero independientemente de ésta. Aparece la idea de progreso, la crítica histórica a los registros bíblicos y el descubrimiento de la verdadera naturaleza de las grandes religiones y culturas del mundo. Las “normas de civilización” se formalizaron a comienzos del siglo XX debido a la aceptación de Japón (no cristiano, no europeo) y de Estados Unidos (cristiano pero no europeo) en la familia de naciones que satisfacían las normas de civilización. La Segunda Guerra Mundial transformó la “norma de civilización” en una institución histórica. El progreso transforma el planeta y lo organiza de forma lineal y jerárquica, convirtiéndose en aliado de la civilización. Actualmente, la globalización tiene por objeto establecer el poder del mercado, en coordenadas espaciales pero no temporales. Mapas lingüísticos: el italiano es el fundamento de los estudios sobre el Renacimiento y mantiene viva su relación con el latín, por ejemplo. Existe una relación entre la localización geocultural y geolingüística de la modernidad y los dominios geoculturales en los que la modernidad europea no era relevante o fue recibida como un elemento extranjero a aceptar o rechazar desde las propias lenguas y culturas vernáculas. En la mayoría del planeta existen áreas culturales geohistóricas con más de diez lenguas cada una. Además, en la mayoría de las áreas del mundo, con excepción de los países europeos, más del 40% de la población es analfabeta. Conclusiones: los países europeos presentan bajos niveles de analfabetismo como consecuencia de haber sido las potencias civilizadoras. El 95% de la población mundial habla un máximo de cien lenguas, y un 75% de la población mundial habla doce, de las cuales seis son coloniales (lenguas de la modernidad europea): inglés, español, alemán, portugués, francés e italiano; la lengua más hablada del mundo es el chino. Se produce una desconexión entre lenguas y territorios, con tres lenguas de la última modernidad (inglés, alemán, francés) que siguen siendo hegemónicas en el mundo académico y literario. La fase actual de globalización genera un desacoplamiento del lazo natural entre lenguas y naciones, fomentándose la relocalización de lenguas y la fractura de culturas. El inglés se está convirtiendo en la lengua universal del mundo académico. Existirán lenguas hegemónicas, otras subalternas, y otras que sean hegemónicas en un contexto y subalternas en ciertos diseños globales. 6 Aparece un nuevo elemento: no importa tanto cuál es el número de hablantes como cuál es la tasa de alfabetización en cada lengua, y cuál es la relación entre las lenguas habladas en un determinado país y las utilizadas en los medios de comunicación. Tras la Segunda Guerra Mundial, un nuevo líder mundial (Estados Unidos) dirige la reconversión de las normas de civilización y de la misión civilizadora. La nueva norma internacional son los Derechos Humanos, cuyo campeón es Estados Unidos. Otro candidato a sucesor de la norma de civilización es la norma de modernidad, manifestada como reivindicación del universalismo de la ciencia: las normas y los valores de la aldea global se convierten en universales al reivindicarse las normas globales de la calidad de vida, y a medida que la cultura urbana se entiende como norma de cosmopolitismo. La globalización permite a las comunidades subalternas de un Estado-nación crear alianzas transnacionales más allá del Estado para luchar por sus propios derechos sociales y humanos. Se produce un proceso de desintegración de los lazos entre lenguas y fronteras humanas. En América Latina aparecen intelectuales nativos que tienen como lengua materna una lengua amerindia. En el caso de Estados Unidos y Argentina, por ejemplo, el concepto de “frontera” como lindero móvil que dividía la civilización de la barbarie es un concepto epistemológico, puesto que el lugar de los primitivos y bárbaros era tierra desocupada desde el punto de vista de la economía y vacío de pensamiento y producción intelectual. La frontera se convierte en un espacio a conquistar. Cuando esta frontera se supera se alcanza el punto en que la civilización se convierte en planetaria más que occidental, aunque las normas y parámetros siguen siendo los del conocimiento occidental. La cultura de la transitoriedad aparece cuando se supera el concepto de homogeneidad cultural y de historia local. Esta cultura de la transitoriedad es un correctivo a la globalización desde el punto de vista de la mundialización. La cultura de la transitoriedad debe ser gobernada por historias locales. Política cultural es un proceso que se establece cuando los actores sociales configurados por diferentes significados y prácticas culturales entran en conflicto, cuando los significados y prácticas culturales relacionados con un determinado orden cultural dominante pueden dar lugar a procesos que deben aceptarse como políticos (Escobar, 1997). 7 El pensamiento fronterizo no es una contracultura sino la negación de la negación de la barbarie, es una forma de pensar que surge como respuesta a las condiciones de vida cotidiana creada por la globalización económica y la diferencia colonial. La descolonización acompañada por la Guerra Fría y la división del mundo en tres áreas jerarquizadas (Primer Mundo, Segundo Mundo y Tercer Mundo) implicaba una división del trabajo científico y académico. El Tercer Mundo pasa a tener cultura en lugar de civilización. Las culturas académicas no pueden exportarse y adaptarse a una nueva situación sin tener en cuenta la diferencia colonial y la subalternización del conocimiento. Los problemas son locales (asociados a su lugar de origen) y las culturas académicas exportan un método. La globalización está creando las condiciones para la espacialización de los procesos de civilización, denegando la coetaneidad de la expansión colonial imperial. La globalización está creando las condiciones para la teorización desde el Tercer Mundo para el planeta entero. Un mapa del nuevo orden mundial implicaría recartografiar las culturas académicas del mundo. Las fronteras no serán rígidas y las civilizaciones tendrán que defender su unidad y su pureza. El pensamiento fronterizo se sitúa en la intersección de las historias locales que promulgan diseños globales y las historias locales que se relacionan con ellas. 8