2.- MONODIA PROFANA. Practicada de forma paralela al canto gregoriano en castillos, cortes, calles y plazas por: JUGLARES: artistas itinerantes que vagan de pueblo en pueblo divirtiendo a las gentes con sus múltiples talentos y habilidades (cuentan historias, exhiben animales amaestrados, son acróbatas y saltimbanquis y también cantan y bailan acompañándose de algún instrumento). NO son compositores. Cantan canciones populares (de bodas, de soldados, picarescas y satíricas, etc.) o canciones compuestas por otros. Su clase social es baja. TROVADORES: su origen es noble. Inventan las letras y componen las melodías de sus canciones. Son los grandes cantantes del amor cortés: un amor en que se idealiza a la mujer. Otros temas: el espíritu caballeresco, los héroes de las cruzadas, etc. GOLIARDOS: El término se utilizó durante la Edad Media para referirse a cierto tipo de clérigos vagabundos y a los estudiantes pobres pícaros que proliferaron en Europa con el auge de la vida urbana y el surgimiento de las universidades en el siglo XIII. Muchos de ellos escribieron poesía satírica en latín, donde, expresando su descontento, criticaban a la Iglesia, a la sociedad establecida y al poder, así como composiciones líricas donde elogiaban el vino, la taberna, el juego, las mujeres y el amor. No es extraño, pues, que los concilios condenasen de forma recurrente a los goliardos y su vida disipada. Como características de esta música podemos señalar: Cantan en la lengua del pueblo. Cantan con acompañamiento de instrumentos. Muchas canciones tienen la forma de estrofa y estribillo. Su ritmo es marcado. Algunas podían bailarse. En España disponemos de testimonios muy valiosos de este tipo de actividad musical: Las cantigas de Santa María (siglo XIII), de Alfonso X el sabio (más de 400 cantigas que alaban a la virgen o cuentan sus milagros). Las cantigas de amigo, del trovador gallego Martín Codax: siete cantigas de temática amorosa.