90 M. BORDAS d e b e r e m o s , diferenciando fuertemente, v e r que la continuidad del ángulo del doblamiento es real y sólida, y además en cada rama ó p o r c i ó n del asa d e b e r e m o s encontrar indicios y restos d e la dualidad longitudinal, e x a c t a m e n t e c o m o nos sucedió en el análisis de las asas paquiténicas. Pues bien; hecha una enérgica diferenciación, encontramos los aspectos representados figura en la 56. C o m o era d e esperar, los filamentos cromáticos se han adelgazado, y el núcleo resulta más despejado, lo cual p e r m i t e un análisis más fácil y s e g u r o . E n esta figura los tres núcleos su­ periores c o r r e s p o n d e n aún al núcleo estrepsiténico v e r d a d e r o d e las figs. 5 1 2 y 5 - L° s restantes núcleos c o r r e s p o n d e n y a al principio ele la diacinesis unos, y otros á los de las figs. 53, 54 y 55- C r e e m o s que es bien estrecha é inmediata la relación en­ tre estas dos formas de núcleos; no es posible interponer entre a m b o s un estado diferente i n t e r m e d i a r i o . Pues b i e n ; se c o m ­ p r e n d e p r i m e r a m e n t e que las hendiduras de los cromosomas de los núcleos inferiores de la fig. 56, lám. v, c o r r e s p o n d e n c o n s e g u ­ ridad á las hendiduras de los c r o m o s o m a s de los núcleos supe­ riores, es decir, á la hendidura del estrepsinema, que son las del d e s d o b l a m i e n t o longitudinal del paquinema; en s e g u n d o lugar, se v e q u e casi todas las asas se presentan bifurcadas por sus dos e x t r e m o s , y en tercer lugar, que en cada rama del asa no h a y indicio alguno de dualidad. O p i n a m o s , en su vista, que el paso de los núcleos de las figu­ ras 52 y 56 (porción superior), á los de la fig. 56 (porción in­ ferior) y de las figs. 5 3 ; 53 bis, 54 y 5 5 , d e un simple acortamiento s e opera por medio de los filamentos de las asas nes, y que por lo tanto.no existe replegamiento alguno estrepsitemetasindé- tico en nuestro caso. . D u r a n t e este s e g u n d o período del estrepsinema, aumenta el n ú m e r o de las granulaciones negras en el protoplasma; en o c a ­ siones h a y una ó dos m a y o r e s que las restantes. P r o b a b l e m e n t e el cuerpo c r o m a t o i d e se ha resuelto en ellas, pues no se deja v e r . L a vesícula esférica se ha h e c h o m a y o r (fig. 54), su c o n t o r n o es m e n o s visible que en los estados p r e c e d e n t e s , y su forma es elíptica.