Hacia el Naturalismo: El realismo literario y sus anclajes científicos. Hemos visto como la edad moderna se caracteriza por el proceso de autonomización del individuo, proceso en el que emerge fuertemente la conciencia de sí, y cómo en el romanticismo este proceso se relaciona con la introspección, con el conocimiento de los sentimientos y con la conexión conflictiva del yo con el mundo que lo rodea. Hemos visto que el romanticismo se opone al racionalismo ilustrado, a la intelección racional y lógica, al espíritu utilitarista. El romántico se diferencia del burgués por su forma de estar en el mundo. Mientras la mentalidad burguesa piensa en el progreso a futuro y en la explotación de la naturaleza, el romántico se relaciona con ella desde la empatía. La imagen de hombre también difiere; por un lado tendremos la imagen del hombre trabajador que debe “progresar”, que no puede perder ni un minuto porque el tiempo es oro. Hombre pragmático, eficaz, hombre de acción con un objetivo en mente: conquistar el futuro. El futuro se concibe como una promesa de bienestar económico para el que sabe aprovechar las oportunidades. Por otro lado tenemos la idea romántica; hombre es el que siente, posee un conocimiento del universo que lo rodea que supera al conocimento práctico del mundo. Se conecta con la naturaleza y con la belleza de una forma no racional. El tiempo no se concibe como un proyecto a futuro, sino como una suspensión: el instante capta la belleza, lo absoluto y se vuelve eterno. Un segundo de belleza dura siglos y un día en el trajinar cotidiano, no significa nada. Hombre reflexivo, diletante, amante de las artes. Hombre de introspección. Estas dos visiones de mundo se contraponen, pero de ninguna manera se anulan, sino que se desarrollan en paralelo. La mentalidad práctica, lógica que acompaña el racionalismo ilustrado va generando las condiciones de desarrollo de corrientes científicas, filosóficas, políticas que a su vez influirán en nuevas corrientes estéticas. Veamos algunas de estas corrientes. POSITIVISMO El Positivismo es una epistemología que surge en Europa a principios del siglo XIX y comienza como una forma de legitimar el estudio científico del hombre, tanto del individuo como de la sociedad. Defiende el método de estudio de las ciencias naturales y su objetivo es explicar los fenómenos sociales y psicológicos a través de leyes generales y universales. Sostiene la idea que el conocimiento científico puede basarse en datos empíricos. Uno de sus representantes es Augusto Comte, reconocido por proponer la investigación empírica para la comprensión de los fenómenos sociales, suele ser llamado el “padre” de la sociología. Comte propone tres etapas en la historia humana: 1) Etapa teológica: El hombre explica al mundo por razones mágicas o religiosas (dios o los dioses como razón de ser de los objetos y los seres. Es lo que en clases llamamos etapas cosmocéntrica y teocéntrica. Hasta la Edad Media) 2) Etapa metafísica: El hombre busca explicaciones racionales. Intenta comprender porqué el mundo (la naturaleza, los objetos, las leyes físicas, médicas, etc.) se comporta de esa manera y reemplaza la idea de dios o dioses por conceptos abstractos (ley de gravedad, fluídos corporales, etc. Desde el Renacimiento hasta el siglo XIX) 3) Etapa científica (o positiva): Es la actual. El hombre se pregunta cómo funciona el mundo,basa su conocimiento en la observación y la experimentación de los fenómenos, de ellos extrae leyes generales que le permiten un dominio técnico de la naturaleza (recuerden el texto de Octavio Paz). En este momento histórico, surge la investigación de Hipólito Taine, un historiador y crítico francés que desarrolla una teoría sobre el conocimiento científico del hombre basadas en tres leyes que tendrán gran repercusión en la literatura. 1) Influencia del ambiente: El hombre es una animal social y las taras (defectos) sociales se transmiten por el medio en el que vive. Así los vicios de las clases sociales se “contagian” y se perpetúan en la misma clase. 2) Origen fisiológico de los sentimientos: Las pasiones y los sentimientos están estrechamente ligados con la estructura física de una persona. De este modo, una persona corpulenta, musculosa tendrá tendencia a tener un carácter “sanguíneo” violento, mientras que otra persona flacucha y débil será preminentemente “neurasténico”, melancólico. 3) Ley de herencia: Las taras físicas y psíquicas se transmiten “en la sangre”. El hijo de un borracho será borracho y el hijo de una prostituta sólo podrá ser delincuente. Hay que pensar estas concepciones en relación al entorno social, político, económico y cultural en el que surgen. Evidentemente, estas ideas se relacionan con una visión de mundo elitista, en la cuál hay individuos “que sirven” y otros que son “inútiles”. No olvidemos que entre los siglos XVIII y XIX es cuando surgen las instituciones de control social (escuelas, prisiones, manicomios, minas, fábricas en series, etc.) y en estas ideas la ideología preponderante no está ausente. A veces, bajo la máscara de “objetividad científica” pueden ocultarse más de una significación. Pero veamos como impacta esto en la literatura. Balzac y el Realismo literario « Realismo » puede ser una palabra engañosa si se pone al lado de « literario ». Ya hemos visto a principio de año que la literatura se caracteriza por articular la ficción. La literatura es el mundo de los « posibles » no de los verdaderos. En literatura no nos preguntamos por el estatuto de verdad de lo que narra, sino por sus horizontes de veridicción. Suele tomarse la década del ´´30 (1830) como comienzo del realismo. En 1829 Honoré de Balzac publica una novela llamada Fisiología del Casamiento y es todo un éxito. A partir de allí el autor desarrolla novelas llamadas « de costumbres » o « de observación ». No es raro que Balzac haya agradecido a Hipólito Taine en un prólogo, el autor tenía aspiraciones científicas y toma la ley de influencia del medio ambiente para desarrollar su teoría de las especies sociales. Balzac es un curioso y quiere desarrollar leyes que expliquen el comportamiento de la especie humana. Para él los hombres son regidos por leyes sociales y el medio ambiente (urbano/rural, profesional, etc) determinará ciertas « especies » de personajes. Método del realismo balzaciano El espíritu positivista se basa en la observación, descripción y experimentación de los fenómenos. En el caso de Balzac, la observación es el punto de partida. Puede decirse que la inspiración proviene del « mundo real ». Su método consiste en estudiar profundamente las « especies humanas ». Por caso, si su novela se trataba de abogados se entrevistaba con ellos, observaba su vestimenta, su léxico, sus gestos, trataba de recaudar la mayor información posible para después ser fiel en la descripción. Intenta hacer un retrato escrito de cada uno de sus personajes. Su máxima aspiración era competir con el Registro Civil, es decir desarrollar un paralelo literario de a sociedad del momento. Es por esto que muchos de sus personajes aparecen en obras cíclicas, podemos conocer un personaje en la infancia y luego leer una novela de su adolescencia, más tarde podemos encontrarlo en una obra que hable de su adultez. Cada novela es un capítulo de la sociedad francesa de la época. La Historia no es para el escritor realista un mero marco temporal, sino que es el centro del relato, el resorte principal que obliga al autor hacer de sus personajes tipos representativos de su época, de su creencia, de su raza.