Sacerdotes y magistrados Sacerdotes y magistrados

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Hiems 07
III
Invierno 07
La revista informativa de la Asociación cultural Hispania Romana
Una civilización a la mesa
del potaje a las especias
¡Salud, por Apolo!
medicina, magia y religión
Carisio y los astures
guerra en las alturas
Sacerdotes y
magistrados
El poder en sus manos
CARTA DEL DIRECTOR
Gente para todo
D
ice un aforismo popular que
el dinero no hace la felicidad,
sino que la compra hecha.
Algo así se podría decir del estilo, ya
que hoy en día hay personas que alquilan su buen gusto. Estos paladines de la
apostura cobran caro por acompañar a
sus clientes a comprar trajes y perfumes
con los que conseguir el aspecto mundano e interesante que, tal vez, su personalidad les niega.
Cuando me enteré de la existencia
de estos zahoríes del “buen tono”,
como se decía antes, me quedé sorprendido. «¡Hay gente pa’to!», pensé,
recordando la rotunda frase del torero Rafael Gómez Ortega “el Gallo”.
El caso es que la aparición de profesiones nuevas, consideradas extravagantes en un primer momento, es una
constante a lo largo de la Historia.
Cambian las circunstancias y aparecen nuevas necesidades.
Al igual que el resto de sociedades, los
romanos también experimentaron este
fenómeno, a medida que su civilización
iba madurando. Sacerdotes y órganos de
representación civil fueron repartiéndose
las labores de gestión, incrementando el
colectivo dedicado a sostener el Estado.
En este número, Stilus repasa dos
momentos de la Historia de Roma —el
periodo de la Monarquía y el Alto Imperio— y describe la organización política
que se daba en cada uno de ellos. Se trata
de dos fórmulas diferentes que, compartiendo ciertas figuras e instituciones,
muestran la evolución de una sociedad
que tenía en alta estima la dedicación a
los asuntos públicos.
La creciente complejidad administrativa constituye una manifestación más
de la expansión de la Urbe, que hacía
afluir hacia Roma riquezas que acabaron transformando la sociedad. Con
más recursos, los ciudadanos quisieron
una vida mejor y empezaron a demandar servicios cada vez más especializados. Así, los rudimentarios métodos de
los curanderos cedieron terreno ante la
sofisticación de los remedios griegos y
egipcios, como se explica en la sección
de “El rincón de Esculapio”, dedicada a
los primeros pasos de la medicina.
Asimismo, los ‘arqueogastrónomos’
de KuanUm!, empresa que recupera
recetas ancestrales, relatan para Stilus
como el paladar sibarita de los más pudientes revalorizó las habilidades culinarias de la servidumbre. El asombro que
sentirían los ciudadanos más tradicionales ante la reputación de los cocineros
profesionales sería muy similar al que
despiertan hoy los gurús del buen gusto.
Probablemente los austeros romanos de
la “vieja escuela” se mirarían y afirmarían ceñudos: «¡Hay gente pa’tó!».
roberto.pastrana@yahoo.es
PASIÓN POR ROMA
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pollo numídico ?
¿Cómo se maneja un gladio ?
¿Qué dicen las inscripciones ?
¿Cómo se pone una toga ?
¿A qué sabe el
Si quieres saber la
respuesta a estas
preguntas y charlar con
personas interesadas
en la historia y las
costumbres romanas:
HISPANIA ROMANA
www.legioviiii.es
ROSTRA
¿Conservación del patrimonio?
DAVID-LLOYD PAÍS
Responsable del blog Commentariola Hispaniae
L
a web del Ministerio de Cultura informa de que la conservación del patrimonio español es responsabilidad del Instituto
del Patrimonio Histórico Español (IPHE): «Al Servicio de
Monumentos le corresponde la elaboración y ejecución de los planes para la conservación y restauración de los monumentos, conjuntos históricos, patrimonio arqueológico y etnográfico, así como
la cooperación con otras administraciones y entidades públicas o
privadas para el desarrollo de dichos planes y su seguimiento.
»Se encarga de la conservación y restauración de edificios y
conjuntos urbanos a través de operaciones de consolidación, reparación y mantenimiento del patrimonio arquitectónico adscrito a la
Administración del Estado, así como a través de convenios con otras
Administraciones Públicas.
»Asimismo, desarrolla la actividad del Instituto en la excavación,
investigación y estudio de yacimientos arqueológicos, conservación
de materiales y difusión de los resultados, además de en las labores
de investigación y documentación etnográfica».
A partir de estas declaraciones, ¿qué? ¿Quién se ocupa realmente
de conservar el patrimonio histórico español?
Esta es una pregunta que me he hecho en multitud de ocasiones
sobre todo cuando me encuentro con un vestigio de nuestro pasado.
Desgraciadamente no soy capaz de encontrar una respuesta satisfactoria, sobre todo viendo determinados atentados contra la integridad
de ese patrimonio.
Centrándome en los restos arqueológicos de época romana, uno
se queda de piedra cuando visita zonas con vestigios arqueológicos,
teóricamente patrimonio histórico y teóricamente, también, protegidos por las administraciones públicas. Como ejemplo dos pequeñas
muestras:
Hace trece años trasladé mi residencia desde Madrid capital a
Alcalá de Henares. Me hacía ilusión el traslado a una ciudad con
más de 2.000 años de historia: Iplacea, Complutum, Al-Ka’a-Nahar
y por fin, Alcalá de Henares. Un crisol de culturas. Cuan lejos de la
realidad mis ilusiones...
Al visitar la zona del foro romano de la antigua Complutum me
encontré con una zona vallada y deteriorada, con un cartel manuscrito (pero tirado en el suelo entre la maleza) oculto tras la llamada
Ermita de los Santos Niños que indicaba que aquel erial era lo que
quedaba del Foro de la ciudad de Complutum. Pregunté a un señor
mayor que aún recordaba que allí había habido “piedras”, pero que
hacía mucho que el Ayuntamiento las había dinamitado para construir un vivero municipal y viviendas de protección oficial.
Pasaron cerca de siete años antes de que mis ojos viesen a gente
trabajar en el yacimiento del foro (según la web del Ayuntamiento de
Alcalá para recuperar la zona y crear un parque arqueológico).
Diez años después de trasladarme a Alcalá me enteré de la
existencia de restos de una villa romana, un puente de época
romana y una calzada romana (aunque “malas lenguas” hablan
también de restos del primer asentamiento romano dentro de una
área militar cercana). Prefiero correr un tupido velo sobre el lamentable estado de conservación (¿desconservación, deterioro?)
tanto de la villa como del puente.
Así que ¿quién debe proteger nuestro patrimonio? Espero que
algún día las administraciones dejen de discutir sobre competencias
y realmente se pongan manos a la obra. Si no, nos pasará lo que nos
está pasando: perderemos nuestro bagaje cultural.
es una
publicación
de
Dirige: Roberto Pastrana.
Consejo Editorial: Alejandro Carneiro, Francisco
Gómez y Francesc Sánchez.
Colaboran en este número: Pablo Amado, Francisco Bascuas, Alejandro Carneiro, Francisco José
García Valadés, Juana María Huélamo, David-Lloyd País, Óscar Madrid, Salvador Pacheco, Francesc
Sánchez, David P. Sandoval y José María Solias.
Correo: asociacionhr@yahoo.es
Foto de portada: “Procesión de magistrados”, detalle
de un relieve perteneciente al Ara Pacis (Roma).
EN ESTE NÚMERO
SECCIONES
COMMENTARIOLA
NOTICIAS HR
PASATIEMPOS
BREVIARIUM
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37
REPORTAJES
TEMA DEL NÚMERO
DERECHO ROMANO
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REYES Y CIUDADANOS. Por
Francesc Sánchez.
ADMINISTRACIÓN
10
MUCHOS PUEBLOS, UN
MODELO DE GESTIÓN. Por
Pablo Amado y Alejandro Carneiro.
FIRMA INVITADA
14
UNA CIVILIZACIÓN A LA
MESA. Por Juana María Huélamo
y José María Solias.
EL RINCÓN DE ESCULAPIO
18
¡SALUD, POR APOLO! Por
Salvador Pacheco.
LA HUELLA DE LAS LEGIONES 24
CARISIO Y LOS ASTURES. Por Francisco J. García
Valadés.
ENTREVISTA
32
DAVID P. SANDOVAL. Por
Roberto Pastrana.
LA CINEMATECA DE CLÍO
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EL SIGLO DE LA SANGRE.
Por David P. Sandoval.
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COMMENTARIOLA
Selección de noticas recogidas de http://commentariola.blogspot.com/
ALICANTE
TARRAGONA/ Albergó al ejército que logró destruir Cartago Nova
Los romanos
introdujeron
el regadío
en Levante
Hallan un gran campamento
de Escipión el Africano
INTERNACIONAL
Pegamento
universal
Científicos del Museo de Renania
(Alemania) han descubierto en un casco romano
restos de un potente pegamento realizado con resina, betún y sebo de vaca, a
los que probablemente les
fue incorporado harina de
ladrillo u hollín como sustancias minerales.
Por otro lado, en una villa
de Herculano (Italia) se ha
encontrado un trono de madera y marfil, con relieves de
la resurrección de Attis.
04/12/2007.-
Viene en
todos los libros de Historia
como la fecha oficial de la
llegada de Roma a Hispania. Corría el año 218 a. C.
y las legiones llegaron a
las costas catalanas. Desde
hace poco ese dato está un
poco más constatado gracias al hallazgo del campamento romano más antiguo
en la Península. Está en
Palma de l’Aldea (Tarragona) y con una extensión
estimada de 30 hectáreas
pudo albergar hasta 25.000
soldados.
El descubrimiento se hizo
hace casi dos años y, durante
todo el tiempo que ha transcurrido, se han llevado a cabo
dos intervenciones arqueológicas. Las monedas localizadas (un tetradracma helenístico de Ptolomeo o una
22/10/2007.-
moneda romano-campana)
permiten datar la estructura
al periodo correspòndiente
a la segunda guerra púnica.
Uno de los responsables de
la excavación, Jaume Noguera, ha afirmado que «se
trata sin duda de uno de los
campamentos de Publio Cornelio Escipión el Africano».
Foto: Aviladigital.com
La construcción de una depuradora
para Novelda y Monforte
(Alicante) ha dejado al descubierto una acequia de los
primeros siglos de nuestra
era. El hallazgo pone de
manifiesto que la sofisticación de las técnicas de
regadío, que se creían introducidas por los árabes en el
Levante español.
La construcción de la infraestructura hídrica ha constatado la existencia de otros
tres yacimientos. La riqueza
del patrimonio arqueológico
de Monforte del Cid es conocida. De hecho se cree que
la antigua ciudad de Iaspis se
encuentra en las cercanías.
30/11/2007.-
La villa que apareció
en San Pedro del Arroyo (Ávila) sigue deparando gratas
sorpresas. Aparte de tumbas visigodas, han aparecido notables mosaicos datados entre el siglo III y IV d. C.
Nuevas sorpresas en el Vergel.-
ARAGÓN/ Aparecen en Calatayud los restos de unas grandes termas
Unas piscinas revelan que hubo una
importante ciudad cerca de Bilbilis
28/12/2007.- La tradición
historiográfica sostenía que
la moderna Calatayud nació al amparo de la cercana
Bilbilis, antigua ciudad celtíbera y luego romana, de
la que dista 19 kilómetros.
Los hallazgos encontrados
en la ciudad aragonesa se
intepretaban como pertenecientes a un grupo más
o menos disperso de villas
y explotaciones agrícolas
vinculadas al municipio
romano. Sin embargo esta
idea acaba de demostrarse errónea al aparecer en
la Plaza de Ballesteros los
vestigios de unas termas de
gran tamaño, destinadas a
dar servicio a una ciudad
importante.
Las piscinas que se han
hallado ahora, algunas de
amplias dimensiones, parecen haber estado en funcionamiento los cinco primeros siglos de nuestra era,
lo que revela que la nueva
ciudad descubierta sobrevivió a Bilbilis, que entró en
rápido declive y acabó despoblándose en el siglo III.
5
invierno 2007
VALENCIA/ La ciudad-estado íbera desapareció en el siglo III d. C.
Los arqueólogos encuentran
la “candidata perfecta” a Kili
BREVES
Guissona completará
este año sus termas
La campaña de excavaciones de
este año en las termas de la
antigua Jesso, la moderna
Guissona (Lérida), ha dejado al descubierto una piscina de 70 metros cuadrados. Este año se prevé que
acabarán las excavaciones
en este ámbito, de 1.500
metros cuadrados.
26/11/2007.-
Tres líneas
de murallas (alguna de ellas
de un metro de grosor), una
superficie de 8,5 hectáreas,
numerosos
yacimientos
a su alrededor y una ocupación de más de siete siglos. El yacimiento de La
Carència, en el municipio
valenciano de Turís, cuenta con muchas papeletas de
ser la antigua ciudad de Kili
o Gili, de cuya existencia
sólo se sabía por referencias en algunas monedas
09/10/2007.-
encontradas en el entorno
de Valencia.
La arqueóloga Rosa
Albiach, que ha dirigido
las últimas excavaciones,
ha confirmado que los recientes trabajos permiten
conjeturar que el tercer y
último anillo defensivo se
acabó de construir en el siglo I a. C.
Tras la llegada de las
tropas romanas la ciudadestado íbera no desapareció, ya que se han encontra-
do restos que constatan la
ocupación humana durante
el periodo republicano, el
altoimperial, certificándose
la desaparición de la ciudad
hacia el siglo III d. C.
La última campaña de
trabajos en La Carència se
ha dedicado a consolidar
lo encontrado en años anteriores y a profundizar en
su conocimiento, aunque la
labor en zonas inexploradas
ha conseguido conocer la
superficie total de la ciudad.
LEÓN / Bajo la Fundación Sierra Pambley
TERUEL
Más datos sobre el
cuartel de la Legio VII
Las termas
de Azaila
recuperan
su mosaico
El erudito
José Galiay afirmó a mediados de los años 40 que las
termas del yacimiento del
Cabezo de Alcalá, en Azaila, tenían un bello mosaico
geométrico. La afirmación
era la única noticia que se
tenía de esta obra, que no
aparecía citada ni siquiera
en los escritos del propio
descubridor del yacimiento,
Juan Cabré. Los estudiosos
daban por sentado que el
mosaico se perdió en algún
momento de las últimas décadas. Pero no fue así.
Nuevos trabajos han
encontrado el mosaico, de
unos 20 metros cuadrados
de superficie, bajo una capa
de medio metro de tierra. La
obra, con motivos geométricos, decoraba el vestuario
de las instalaciones.
Foto: El Mundo/La Crónica
09/11/2007.-
Las obras
realizadas en la sede de la
Fundación Sierra Pambley
han sacado a la luz una pieza
más del cuartel general (los
principia) de la Legio VII,
germen de la actual ciudad
de León. En concreto, los
trabajos han revelado una
parte del cerramiento de estas instalaciones, consistente
en un canal realizado con
tégulas y una calle de nueve
metros de ancho.
La Junta ha decretado
el interés de los restos que,
14/10/2007.-
musealizados, pasarán a
formar parte del edificio de
la Fundación. El arquitecto
Mariano Sáenz de Miera
ha instalado dos lucernarios
que permitirán contemplar
los restos.
Uniendo los diferentes
hallazgos realizados se sabe
que los principia tuvieron
una superficie de 7.000
metros cuadrados. Se han
delimitado por el este, norte
y sur. Quedaría constatar el
cierre oeste, que se cree tendría una puerta ornamental.
Hace dos mil años había
balleneros en Ceuta
El arqueólogo Darío Bernal ha
constatado que los pobladores de Ceuta en época
romana ya pescaban ballenas, tras un estudio de
restos óseos encontrados
en el enclave africano.
22/10/2007.-
Inscripciones en la
curia de Labitolosa
Se han
encontrado en la curia del
yacimiento de Labitolosa
(Huesca) once inscripciones con los nombres de
los cargos públicos que se
reunían en su interior, así
como 25 zócalos destinados a soportar estatuas.
22/10/2007.-
Rabanales (Zamora)
quiere ser Curunda
El pueblo de Rabanales esgrime
la aparición de una dedicatoria a Augusto como
prueba de la importancia
de este enclave, hace dos
mil años. Según un estudio, Rabanales podría ser
la mítica Curunda, capital
del pueblo de Zoelas.
04/11/2007.-
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DERECHOROMANO
Reyes y ciudadanos
Foto: Jastrow
Representación de la loba
amamantando a Rómulo y
Remo (esquina inferior izquierda). Rómulo es, según
la tradición, el fundador y
primer rey de Roma. Altar
de mármol del siglo I d. C.,
encontrado en Ostia.
Palazzo Massimo.
La monarquía tuvo una corta vida en la Historia
de Roma, pero buen número de las instituciones
creadas entonces sobrevivieron al derrocamiento de Tarquinio el Soberbio. El conocimiento de
estas instituciones ayudará a entender el marco
jurídico que se desarrolló en siglos posteriores y
que Stilus repasará en los próximos números.
Por Francesc Sánchez.
La leyenda ha fijado la fundación de
Roma en el año 753 a. C., según los
cálculos de Varrón, si bien la realidad
es que surge tras un largo proceso de
integración de las aldeas primitivas
(pagi). El primer régimen político conocido de Roma es la Monarquía, que
se fundamenta en tres órganos: el rey,
el senado y los comicios. Este sistema
desaparecerá en el año 509 a. C. con
la expulsión del último rey etrusco y
con su sustitución por dos magistrados
anuales, los cónsules, iniciándose así
el período republicano.
Roma se configura, pues, como una
ciudad-estado, una civitas, entendiendo
como tal «un agrupamiento de hombres
libres, establecidos sobre un pequeño
territorio, todos ellos dispuestos a defenderlo contra cualquier injerencia
extraña y conjuntamente partícipes de
las decisiones que importan al interés
común», según lo define Juan Iglesias,
catedrático de Derecho Romano.
La tradición reconoce durante este
período siete reyes, cuatro de origen
latino y tres de origen etrusco. El primer rey de origen latino sería Rómulo, descendiente de Eneas y mítico
fundador de la ciudad conjuntamente
con su hermano Remo, al que mata.
Gobierna con un corregente, Tito Tacio, rey de los sabinos.
A continuación nos encontramos
con Numa Pompilio, sabino, y que
desarrolla una gran actividad legisladora. Como tercer rey tenemos a Tulo
7
invierno 2007
Hostilio, destructor de Alba Longa y
con el que Roma empieza a erigirse
como potencia local. Le sigue Anco
Marcio y con él se da un periodo pacifico, en el que destaca la construcción
del pons Sublicius y el puerto de Ostia. Es el último rey latino-sabino.
Con el fin de los reyes latinos llegan los etruscos. Tarquinio Prisco es
el primero, al que sigue Servio Tulio,
reformador del ejército. Y finalmente, y como último rey Tarquinio el
Soberbio, rey déspota. Por su forma
de gobernar se produjo contra él un
levantamiento popular dirigido por
la nobleza, que condujo a la instauración de un nuevo sistema político, la
República.
Reyes de por vida
El rey era un personaje único y vitalicio, primero escogido de forma electiva
y posteriormente hereditaria.
Al rey le correspondía el culto a los
dioses, facultad que ejercía presidiendo los sacrificios. También tomaba los
auspicios, fijaba el calendario determinando qué días eras fastos y cuáles
La casta esposa que derribó al rey
C
uenta la leyenda que el final de la
monarquía y la proclamación de
la república tuvo como principal
motivo la triste historia de la aristócrata
romana Lucrecia. Tito Livio narra el episodio en el Libro I de su “Historia de Roma
desde su fundación”. Según nos explica, el
último rey de Roma, Tarquinio el Soberbio,
estaba en guerra con la ciudad de Ardea
en Italia, a la cual tenía sitiada.
Un buen día, estando bebiendo en su
tienda, Sexto Tarquinio, hijo del Rey, y Lucio Tarquinio Colatino, sobrino suyo, hablan
de las virtudes de sus respectivas esposas.
Cada cual alaba a la suya respectiva y para
demostrar cuál de ellas es más virtuosa, se
presentan de improviso en Roma y encuentran a la esposa del hijo del rey en plena
diversión, mientras que Lucrecia, esposa de
Colatino, se encuentra tejiendo en su habitación acompañada de sus esclavas. Gana por
tanto la apuesta Colatino. Sin embargo Sexto se siente atraído por la belleza de Lucrecia y se propone a partir de aquel momento
hacerla suya.
Días más tarde el hijo del rey se presenta
en el domicilio de la infortunada Lucrecia, y
ante la negativa de esta a aceptar sus requerimientos amorosos, espada en mano y bajo
amenazas, la viola. Al día siguiente Lucrecia
llama a su esposo y a su padre Espurio Lucrecio que llegan acompañados por Lucio Junio
Bruto y les cuenta lo sucedido. A continuación
y sin darles tiempo a reaccionar se suicida
clavándose un puñal en el corazón.
En el momento de su muerte Lucrecia proclama: «Vosotros veréis cuál es su merecido;
por mi parte, aunque me absuelvo de culpa,
no me eximo de castigo; en adelante ninguna
mujer deshonrada tomará a Lucrecia como
ejemplo para seguir con vida».
Bruto extrae el puñal y jura solemnemente perseguir y expulsar al
rey diciendo: «Juro por esta sangre
castísima que la injuria hecha por
el hijo del rey recibirá su merecido.
Desde hoy Roma ya no tiene rey».
A continuación arenga al pueblo y
se subleva contra él. Sexto Tarquinio muere asesinado
y el rey y su familia
son condenados
al destierro.
Se pone de
esta forma fin a
la monarquía y se
nombran dos cónsules, uno el
propio Lucio Junio Bruto y otro
Lucio Tarquinio Colatino, esposo
de Lucrecia. Corría el año 509
a. C. cuando Lucio Junio Bruto
fundó la República en Roma.
Seguramente lo contado por
Tito Livio no sea más que pura leyenda, pero al igual que con la fundación de Roma por Rómulo y Remo,
los grandes momentos de su historia
necesitaban de grandes leyendas que
la hicieran más grande y mítica.
“Lucrecia”,
de Lucas Cranach el Viejo.
Galería Dahlem, en Berlín.
8
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nefastos, ostentaba el mando supremo
militar, dirigía la política interior y exterior, convocaba al pueblo y al Senado, y
finalmente administraba justicia.
El rey nombraba como delegados de
su poder a una serie de cargos: los duoviri perduellionis que juzgaban delitos
de alta traición; los quaestores parricidii, especializados en casos de parricidio; el praefectus urbi, que sustituía al
rey cuando se ausentaba de Roma; el
magister equitum, que era su jefe de
caballería; el magister populi, jefe de
infantería; y los tribuna celerum, los
comandantes de la caballería de élite y
de la guardia imperial.
Por su parte, el Senado era, en origen, la asamblea de los jefes de las familias o gentes (patres), formada por los
mayores (senex). La denominación del
Senado perduró durante toda la Historia
de Roma. Todavía hoy se utiliza en muchas asambleas legislativas. Inicialmente estaba formada por 100 senadores, llegando a tener antes de la instauración de
la República unos 300 miembros.
En la época monárquica, el Senado
ejercía el interregnum. Al ser, al principio, un sistema electivo, al fallecimiento del rey se abría un periodo de
transitoriedad hasta el nombramiento
del nuevo sucesor. El Senado se hacía cargo del gobierno, escogiéndose
un senador (interrex) cada cinco días
para ejercer el poder, trasmitiéndolo al
finalizar este período a otro miembro
del Senado, también por cinco días, y
así sucesivamente hasta que se elegía
al nuevo rey.
La función del Senado consistiría en
el asesoramiento al rey, ejerciendo su
autoridad moral, y la ratificación de las
decisiones de las asambleas populares,
los comitia.
El papel del pueblo
La organización social de la civitas
romana, en su origen, se fundamentó en las familiae, entendidas como
grupos familiares formados por per-
Funciones terrenas
para hombres divinos
El progresivo crecimiento de Roma fue complicando tanto
la labor del rey, que se estableció la delegación de ciertas
funciones en corporaciones presididas por el monarca. Así
es como, a lo largo de los siglos, surgieron los colegios
pontificales, cuyas características principales se repasan
a continuación.
Augures
Su origen se remonta al propio Rómulo y eran los encargados de conocer e interpretar la voluntad de los
dioses. Tenían carácter vitalicio y al principio eran tres
aunque con el paso de tiempo fueron aumentando en
número. Ningún acto importante que afectase a la
vida pública (designación del rey, elección de magistrados, declaración de guerra, etc.) se realizaba sin
previamente haber consultado a los augures.
Estos utilizan diversas técnicas como la caelestia
auspicia, estudio de alteraciones atmosféricas; tripudia auspicia, estudio de alimentos ingeridos y dirección del vuelo de las aves; o la exta auspicia, análisis
de vísceras de animales.
sonas, animales, fundos y aperos de
trabajo. Todo ello se encontraba bajo
el gobierno de un paterfamilias. La
agrupación de diversas familias daría
lugar a una gens.
La asociación de grupos de gentes y
familiae da lugar al nacimiento de las
tribus. La división en tribus de la sociedad romana se considera realizada
por Rómulo y fueron tres al principio:
Rammes, Tities y Luceres. No se tienen muy claro las bases de creación de
cada una de ellas, si fueron por motivos territoriales o por dependencia a
determinados reyes.
La agrupación de tribus en diferentes asambleas dio lugar al nacimiento
de distintos comicios. Uno de ellos,
los comitia curiata, estaba compuesto
por 30 curias, diez por cada tribu. En
su origen tenía como fin proporcionar
miembros al ejército: 300 jinetes de
caballería y 3.000 soldados de infantería. Estaban presidiadas por el rey y
cada curia tenía un voto. Expresaban
Pontífices
El rey Numa es su creador. Los pontífices eran cargos
vitalicios y en un principio eran tres. Hay diversas
teorías sobre el origen de su nombre. Según Varrón,
deriva de su competencia para hacer puentes (pontes
facere) y la confirmaría el hecho de que el colegio
tenía la custodia del Pons Sublicius. Otros autores
mantienen que su origen está en la relación que mantienen los pontífices con los dioses más poderosos
(posse et facere).
Los pontífices se reunían en la Regia, un edificio
situado en el foro en donde vivía el Pontifex Maximus,
la principal autoridad en la interpretación de las normas del jus pontificale. De hecho, el Pontífice Máximo
señalaba los ritos a seguir y las fórmulas a aplicar. Su
obligación era hacer cumplir las normas establecidas
por los dioses (fas) y rechazar lo prohibido (nefas).
También, a partir de mediados de la república, publican anualmente los Annales Maximi, que describían los acontecimientos sucedidos cada año.
Finalmente, eran los encargados de fijar el calendario, estableciendo los días fasti que eran propicios a los dioses y se podía impartir justicia y hacer negocios, y los nefasti, cuando no se podían
hacer estas actuaciones.
9
invierno 2007
su parecer sobre las consultas que les
realizaba el rey.
Los comicios curiados tenían
también funciones relacionadas con
el derecho de familia y la organización de la familia y de la gens. Así,
ante las curias que actuaban como
testigos, el paterfamilias otorgaba
testamento, designaba sucesor y realizaba adopciones. Ante las curias se
realizaba la detestatio sacrorum que
era la renuncia al culto familiar, así
como la cooptatio o adopción de una
nueva gens; o al contrario, la adrogatio o sometimiento de una familia a la
potestad de otra familia.
Otro tipo de comicios eran los centuriados. Tito Livio y Dionisio de Halicarnaso atribuyen al rey Servio Tulio
la creación de los comitia centuriata,
que eran una asamblea formada por
diversas unidades independientes de
100 personas cada una. Si bien con el
tiempo varió el número, se respetó el
nombre. En un principio estaba compuesta por 93 centurias, cada una de
las cuales ostentaba un voto.
La adscripción de una persona a
una centura no dependía de la pertenencia a determinada familia o gens.
El motivo de la inclusión en una u otra
centuria era, al menos en los primeros
tiempos, la capacidad de costearse una
armadura. Posteriormente este criterio
varió, pasando a ser la piedra de toque
la riqueza personal.
◙
chez
Foto: Francesc Sán
PARA SABER MÁS:
• FERNÁNDEZ DE BUJÁN, A.
(2007): Derecho público romano,
Civitas.
• VIÑAS, A. (2007): Instituciones
políticas y sociales de Roma: Monarquía y República, Dykinson.
Sacrificio de un toro. Detalle de un altorrelieve del arco de Septimio Severo de Leptis
Magna. Museo de Trípoli.
Flámines
Vestales
Colegio femenino, presidido por la Virgo Vestalis Maxima, que rendía culto a la diosa del fuego Vesta. La
llama del templo debía permanecer siempre encendida. Las vestales, en número de seis, eran elegidas por
sorteo y debían observar el voto de castidad durante
todo el período de sacerdocio que era de 30 años. Si
inclumplían el voto era sepultadas vivas.
Tenían derecho a desplazarse escoltadas por lictores y no estaban sujetas a patria potestad. Al finalizar
el término del sacerdocio quedaban libres y podían
contraer matrimonio.
Viri Sacrorum
Colegio sacerdotal que asumió la custodia de los libros
sibilinos, procedentes de Cumas. Podían ser consultados
en contadas ocasiones, a requerimiento del Senado.
Sacerdotes que se consagraban a un dios determinado
y no actuaban colegiadamente. Había tres mayores y
doce menores. Los primeros y más importantes eran el
flamen dialis, dedicado a Júpiter, el flamen martialis, a
Marte, y el flamen quirinalis, a Quirino.
Feciales
Dedicado a asuntos relacionados con la política exterior, este colegio formado por 20 sacerdotes de carácter vitalicio debía participar necesariamente en los
ritos previos al inicio de un enfrentamiento armado
(jus fetiale) o en la firma de tratados de paz.
Los ritos para iniciar la guerra estaban totalmente regulados y antes del inicio de cualquier conflicto
armado, debía proponerse un acuerdo por medio de
una comisión negociadora, y si este no era aceptado,
se iniciaban las hostilidades tras lanzarse una lanza
sobre territorio extranjero.
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LASCIUDADESROMANASENHISPANIA/3
ADMINISTRACIÓN
Muchos pueblos,
un modelo de gestión
Unos cien años tras su definitiva pacificación, hacia el 73-74
d. C., el emperador Vespasiano extendió a toda Hispania el
derecho latino. La medida confirmaba la consolidación de
la civilización romana en la península, un triunfo que ya se
apreciaba en las ciudades, donde las élites replicaban la estructura administrativa de la Urbe. El auge de la estructura
municipal permitió un gran desarrollo en Hispania.
Por P. Amado y A. Carneiro.
Toda colonia y municipio, por pequeño que fuera, era un reflejo de la Roma
misma. Los habitantes se regían por el
Derecho Romano, y los edicta de los
magistrados mayores de Roma –cónsules y pretores– tenían efecto en estas
ciudades.
Sus habitantes podían disfrutar de
una doble ciudadanía. O mejor dicho,
gozaban de ciudadanía y media, ya que
eran ciudadanos de su civitas y después ciudadanos de Roma... o no. Porque para ser ciudadano de pleno derecho en cada una de estas comunidades
era necesario poseer individualmente
el mismo derecho que el de la ciudad
correspondiente, o uno superior. Es
decir, un ciudadano romano podía ser
miembro con pleno derecho en cualquier ciudad, pero un latino sólo podía
ser miembro de pleno derecho en las
ciudades latinas y peregrinas. Por esta
regla, un peregrino sólo se sentiría ciudadano en las ciudades peregrinas.
En la ciudad donde estaban inscritos, los ciudadanos romanos gozaban
de plenitud de derechos pasivos (fun-
damentales) y activos (de votar y ser
elegidos). También podían votar en los
comitia de Roma si se desplazaban a la
Urbe en elecciones, pero esta molestia
era innecesaria, pues en Roma los cargos públicos no se elegían, los otorgaba el emperador de turno. Por otra
parte, un ciudadano romano que
se asentase en otra colonia o
municipio romano (o en la
misma Roma) al inscribirse en el censo recibía la ciudadanía de
su nueva residencia.
El gobierno
de la colonia
o municipio
Vespasiano extendió el derecho latino a toda Hispania,
permitiendo que todas las
ciudades disfrutasen de las
mismas prerrogativas. El desarrollo de la administración
municipal fomentó la estabilidad y el auge del Imperio.
era una simplificación del sistema de
la propia Roma. Existían tres ámbitos
(Senado, magistrados y pueblo), a los
que se añadía el cuerpo de sacerdotes,
entre los que destacan por su singularidad los dedicados al culto imperial,
los seviri augustales, único cargo público que podían ostentar los libertos
enriquecidos de la ciudad.
Ricos e influyentes
El senado de la ciudad era el cuerpo
más importante, al igual que en Roma.
En cada colonia y municipio lo formaba el ordo decurionum, compuesto por ciudadanos elegidos en fun-
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ción de su riqueza y prestigio social.
Cada ciudad decidía por sí misma el
número de decuriones según su censo
y riqueza. No existió un número fijo
a escala imperial, aunque se pensó
durante mucho tiempo que eran 100,
siguiendo un texto de Plinio el Joven,
que hablaba de los 100 decuriones de
su querida Como. Sin embargo, por los
restos epigráficos hispanos, se deduce
que por aquí eran menos por norma
general. Por ejemplo, en Urso (Osuna)
posiblemente eran 75, y en las leyes de
la pequeña Irni (El Saucejo) estaban
fijados en 63.
Tampoco hay una norma general
sobre la capacidad económica y otras
cualidades necesarias para alcanzar el
decurionato. Varían bastante según la
ciudad del imperio de que se trate. En
el caso de Urso, como curiosidad, se
exigía residir en un radio de una milla
en torno a la ciudad.
Los poderes de este cuerpo eran
aconsejar a los magistrados y debatir
las cuestiones políticas tomando decisiones de alcance municipal en todos
los ámbitos, desde la fijación de los
días de fiesta hasta la formación de una
milicia local o el envío de embajadas.
En el caso de las colonias, en el
momento de la fundación, los decuriones eran elegidos a razón de uno por
cada diez colonos varones, mayores de
edad, libres y, por supuesto, ciudadanos romanos. Según la colonia crecía,
los puestos del senado eran ocupados
por los antiguos magistrados que pertenecían a los ciudadanos más ricos,
los únicos capaces de pagar la campaña electoral. El cargo de decurio era
vitalicio y sólo podía ser expulsado
del cuerpo por un crimen grave o una
afrenta moral, como el adulterio.
Tiempo de elecciones
Los cargos de magistrados estaban
mucho más acotados, estaban jerarquizados, pues había que ascender por una
cadena de rangos o cursus honorum;
eran colegiados, siempre por parejas,
y de duración anual, sin posibilidad
de renovación hasta transcurridos una
cantidad de años fuera del cargo. Este
plazo variaba según el lugar.
Los magistrados eran elegidos a
finales de año por el pueblo tras cele-
La participación en la vida municipal
permitía a los ciudadanos más influyentes intervenir en asuntos públicos
tales como instituir días de fiesta (arriba, fragmento de un calendario), pero
también incrementar su estima social
mediante el patrocinio de espectáculos
como los juegos gladiatorios (abajo,
recreación del grupo Ars Dimicandi).
Foto: R. P.
brar elecciones después de una larga
campaña electoral, de la cual Pompeya
nos ha dejado buenas muestras que podrían extrapolarse sin problemas a una
ciudad hispana.
Los cargos, que daban popularidad
y prestigio costaban un buen puñado
de dinero, pues se consideraba parte de
las obligaciones (munera) de los magistrados la construcción a su costa de
templos y edificios públicos —como
mercados, bibliotecas, baños públicos o anfiteatros— y, principalmente,
la celebración de espectáculos para el
pueblo, siempre deseoso de distracciones y dispuesto a que la frase “pan y
circo” no pasase de moda. De ahí que
la reglamentación de los juegos sea de
las partes más importantes dentro de
las leyes de las ciudades. Y que lo primero que hacían los magistrados al ser
elegidos fueran unos ludi para regocijo
del pueblo, tanto los duoviri como los
aediles. En aquellas ciudades sin anfiteatro, se solían celebrar en el foro o
en el teatro.
A su vez, los elegidos conmemoraban sus actividades con estatuas monumentales del emperador reinante, o
de ellos mismos, acompañadas de las
oportunas inscripciones que recordaran
los autores y el por qué de las grandes
obras realizadas. Pero estos dispendios
y excesos de gastos eran a corto plazo. En la práctica, permitían ascender
en la escala social y otorgaban nuevas
oportunidades de enriquecerse a mayor escala en el futuro, ya que ejercer
una magistratura local posibilitaba la
entrada en la administración imperial
y el ejército.
Cargos y funciones
Las cualidades del candidato no se medían por su programa político ni por las
promesas electorales, que son prácticamente inexistentes, sino que un candidato recibía apoyo por sus cualidades
morales. Si un candidato era honesto se
suponía que su gestión política lo sería
igualmente. La honradez en el trabajo
era, pues, apreciada entre los electores
tanto como en los tiempos actuales. Incluso mucho más, pues parecía la principal causa oficial para ser elegido.
Por rango ascendente, los magistrados eran dos quaestores, aunque en
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Candidatos por las paredes
Sabemos que en Pompeya todas las primaveras comenzaba la
fiebre electoral. Como no existía
ningún lugar específico para anunciarse, las paredes se inundaban
de mensajes pidiendo el voto. El
propietario de la vivienda o negocio podía comprometerse con los
candidatos y prestarles su apoyo.
Los que se presentaban a una magistratura no pedían el voto, no se-
Los carteles presentan una estructura formular y la mayor parte
de las veces fija. En primer lugar se
coloca el nombre del candidato en
acusativo y el cargo para el que se le
propone. Después suele aparecer el
nombre del que propone al candidato pidiendo el voto (en nominativo)
y la fórmula ROG(at/ant): propone/
proponen. También es muy habitual
la fórmula O(ro) V(os) F(aciatis): os
ría digno para un romano, sino que
sus seguidores lo hacían por ellos.
En un marco en el que no existían
los partidos políticos tal como los
conocemos hoy, se votaba exclusivamente a la persona.
Los carteles electorales se pintaban generalmente en rojo. Estaban
hechos por pintores profesionales en
un tipo de letra denominada scripta
actuaria. Primero se blanqueaba la
pared y luego se escribía sobre ella.
pido que hagáis.
Los carteles más abundantes en
Pompeya son los que proponen a un
solo candidato. Concurrir en pareja
no parecía la costumbre.
LOS CARGOS EN LAS
PINTADAS ELECTORALES
Las abreviaturas encontradas en
los carteles electorales son:
• AED = AED(ilem) = aedilem
(edil) o AED(iles) = aediles (si
son dos candidatos).
• II VIR = II VIR(um)= duovirum (duunviro) o II VIR(os) =
duoviros (con dos candidatos).
• II VIR I D = II VIR(um)
I(ure) D(icundo) = duovirum
iure dicundo (duunviro para administrar la justicia) o II VIR(os)
I(ure) D(icundo) = duoviros iure
dicundo (con dos candidatos).
A la derecha, pared
inundada de pintadas
pidiendo el voto para
los candidatos que se
presentaron a las últimas
elecciones municipales en
Pompeya. Arriba, detalle
de uno de estos anuncios.
Hispania aparecen en muy pocas ocasiones, dos aediles y dos duoviri de jure
dicundo. A veces, sobre todo en Hispania, se agrupan los aediles y duoviri
bajo el título de quattuorviri.
Los quaestores se dedicaban a labores de recogida de impuestos, aprovisionamiento y policía (las cuestiones
de murallas hacia fuera); los aediles,
a organizar los eventos religiosos y
festejos y mantener los edificios públicos (las cuestiones de murallas hacia
adentro). En lo más alto, los duoviri,
que eran una imagen de los cónsules de Roma, gobernaban la ciudad y
administraban justicia. Todos estos
magistrados tenían potestas, es decir,
capacidad para pronunciar edicta, pero
no imperium, poder para condenar a
muerte y regir el ejército. Sólo los cónsules y pretores de Roma y después
el emperador tenían estas facultades.
Quienes ejercían el imperium en provincias eran los procónsules y propretores, que eran elegidos por el Senado
y, más tarde, por el emperador entre los
ex magistrados de la Roma imperial.
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Finalmente, podían existir, dependiendo de la importancia del municipio,
cargos municipales auxiliares o subalternos, llamados en general apparitores,
que la mayoría de las veces eran esclavos
o libertos que podían ser propiedad de la
colonia o municipio. Por ejemplo, en el
municipio de Urso cada aedilis tenía un
secretario, cuatro esclavos públicos, un
pregonero, un flautista para anunciar su
paso por la calle y... ¡un adivino!
La última esfera de poder estaba en la
asamblea popular, el pueblo, compuesto por todos los ciudadanos masculinos
que habitaban en el perímetro urbano
de la colonia o municipio. Formaban el
censo de la ciudad y se dividían en curias. Sus principales funciones eran las
de elegir a los magistrados municipales,
los sacerdotes (si era la costumbre) y
aprobar los decretos honoríficos del senado local. Como contrapartida, debían
participar en prestaciones gratuitas de
jornadas de trabajo para la ciudad, normalmente reparaciones y construcción
de obras públicas.
Dignatarios para el culto
Los sacerdotes de la ciudad se ocupaban del culto, que era la relación de
la ciudad como comunidad con sus
dioses titulares, generalmente una tría-
Las tablas de la ley
La instauración del derecho latino
en Hispania incorporó esta provincia a un modelo administrativo
que ya se aplicaba en otras partes
del Imperio. Hasta ese momento,
las ciudades hispanas se había
regido por códigos surgidos en
la época de la conquista romana, bien fuese tras su conquista
o por el nacimiento de una nueva ciudad. Cabe destacar que, en
este último caso, no existían unas
leyes fundamentales de fundación de la ciudad. El equivalente
eran las tabulae de bronce que se
exhibían en el foro de la ciudad
y cuyas originales en papiro se
guardaban en el archivo municipal. Estas eran concesiones de leyes de emperadores respecto a la
ciudadanía, pero también incluían
cuestiones de derecho territorial y
de organización.
Ejemplos de estas tabulae se
han encontrado por toda España,
pero son muy fragmentarias. Las
más completas son las de Salpensa, Malaca, Urso y principalmente
Irni, que conserva seis de las diez
tablas originarias. Como las leyes
modernas, estas tabulae estaban
organizadas en artículos, que se
pueden clasificar en los siguien-
tes tipos: los referentes a la ciudadanía con sus requisitos y la
enumeración de las concesiones
de ciudadanía de los diferentes
emperadores; los organizativos
del gobierno de la ciudad; la extensión del ager o territorio rural
de la colonia y la potestad para
cobrar impuestos en los caminos,
puentes y puertos tanto fluviales como marítimos (vectigalia).
Debido a la igualdad de muchos
párrafos de estos documentos en
diversos lugares del imperio se
piensa que había un modelo en
Roma, un prototipo, que se adaptaba a las características locales.
En definitiva, sobre la amplia
variedad de pueblos se extendía
una capa homogénea de organización urbana que unía e identificaba cada pequeña localidad con
la urbe capital, cada polis con la
madre del imperio universal, ofreciendo un modelo de vida a los
habitantes de las diferentes provincias que los romanos, y poco
a poco los pueblos subyugados,
identificaron con la idea de civilización, como oposición al bárbaro
sin ciudad, “incivilizado”.
Y hasta hoy seguimos pensando lo mismo.
da, con el objetivo mantener el favor
divino para la ciudad. El culto, al ser
público, se realizaba con ceremonias
que incluían sacrificios y festivales en
días señalados como la fundación de
la ciudad o los días dedicados a cada
divinidad.
Las ceremonias eran muy complicadas y ritualizadas, establecidas según
las leyes religiosas. Los cargos sacerdotales eran el de pontifex, que debía
residir siempre en la ciudad, los flamines, encargados del culto imperial, y
los augures. Los cargos eran elegibles
anualmente y, en contadas ocasiones,
vitalicios. Debían estar casados y tener
una moral impecable. Otorgaban una
gran dignitas y se convertían en el final del cursus honorum para cualquier
magistrado local... y un trampolín de
primera para la administración provincial o incluso imperial.
Un caso especial de sacerdocio eran
los seviri augustales, colegio de seis
personas nombradas por los decuriones durante el periodo de un año. Se
dedicaban a realizar las ceremonias del
culto al emperador.
Al ser elegidos estaban obligados
a pagar una importante suma de dinero, por lo que era un cargo monopolizado por libertos enriquecidos, que
además lo utilizaban como medio de
promoción social para ellos y sus familias. Era como un título de nobleza
para ellos. El atractivo de este cargo
para los libertos urbanos lo manifiesta
claramente el liberto Trimalción en el
“Satyricon” al pedir que aparezca en
su epitafio «se le concedió el sevirato
en ausencia».
◙
PARA SABER MÁS:
• ETIENNE, R. (1992): La vida
cotidiana en Pompeya, Temas de
Hoy.
• MANGAS, J. (1996): Aldea y
ciudad en la antigüedad hispana,
Arcos Libros.
• MANGAS, J. (2001): Leyes
coloniales y municipales de la
Hispania romana, Arcos Libros.
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FIRMAINVITADA
GASTRONOMÍA
Una civilización
a la mesa
Banquetes interminables,
decenas de platos, comensales vomitando para
Mosaico del Museo de Aquileia (Italia). La
representación de los restos de un banquete
muestra de qué se alimentaba una familia
acomodada hacia el siglo I-II d. C. Pescados y
mariscos eran considerados productos de lujo.
poder comer más... Poca
verdad hay en los clichés
que se suelen manejar
sobre la dieta romana.
Frente al paladar sibarita
de algunos acomodados
aficionados a las especias,
el pueblo sobrevivía a base
de potajes y gachas.
Por J. M. Huélamo y J. M. Solias.
Tratar sobre la comida en Roma es
complejo por el hecho de haber de referirse, no sólo a un modelo de consumo y transformación alimentaria, sino
también a una evolución continuada de
alimentos y procesos culinarios a lo largo de alrededor de un milenio, y de una
cultura nutricional que se adapta a las
diversas realidades económicas, sociales y ecológicas que van constituyendo
su propia historia.
Es distinta la comida de un pueblo
que se desarrolla en un pequeño territorio en el centro de Italia, de la de un
imperio que domina la mayor parte del
orbe conocido. Esta evolución de la cultura romana sentó, sin duda, las bases
de nuestra civilización occidental.
Si bien la imagen que se nos ha transmitido de la gastronomía romana suele
Foto: Sebastià Giralt
asociarse con los banquetes, el lujo, el
exceso y los productos exóticos, la base
de su cocina hay que buscarla en el consumo de platos compuestos por harinas
vegetales y escasa carne. Esta base alimentaria se mantuvo bastante invariable
durante siglos, y se le fueron añadiendo
sucesivas capas de refinamiento gastronómico y de nuevos productos a medida
que Roma iba conquistando el mundo y
teniendo acceso directo a ellos.
Comedores de potajes
Plinio presenta como históricos los
orígenes —para nosotros legendarios— del inicio de la transformación
de los cereales en aquella cultura.
Cuenta el sabio almirante como el segundo rey de Roma, Numa Pompilio,
enseñó a los romanos a tostar el trigo,
abandonando así la tradicional comida
a base de bellotas. La harina resultante
de la molienda de aquel cereal se mezclaba con agua, formando el puls o
pulmentum, las gachas que constituían
el alimento principal de los romanos
en época arcaica. Hay que aclarar, asimismo, que la harina se podía obtener
no sólo de trigo, sino también de otros
cereales, o incluso de legumbres.
Podemos seguir la pista de este consumo en los nomina y cognomina de las
grandes familias. Evocadores son los
Léntulo (lenteja), Fabio (haba), Cicerón
(que tenía una verruga como un garbanzo) o Pisón (guisante).
Si estas preparaciones se completaban con grasas, carnes o verduras,
estamos hablando de potajes, platos
importantes en la dieta romana. Tal
es así que incluso la denominación
sarcástica de un romano era la de comedor de potajes: pultiphagus o pultiphagnides (Plauto).
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Foto: KuanUm!
Foto: Sebastià Gira
lt
Dieta popular y alta cocina. Arriba,
un fresco encontrado en una taberna
de Ostia muestra alimentos típicos
del pueblo. De izquierda a derecha,
un plato de guisantes y rábano con
salsera, un vaso de vino y salazones.
El mosaico de la derecha, encontrado en Libia, muestra diversos
productos apreciados, como una
mano de cerdo.
Los había de diversos ingredientes.
Así, por ejemplo, en el pulte fabacia
et larido, mencionado por Macrobio,
la harina, las habas y la grasa del tocino son los ingredientes de peso. El
proceso es pura economía alimentaria: se aprovecha la grasa del tocino
sobre la base de una mezcla de harina
de cereal y habas.
Más potajes con nombre propio
son, entre otros, el pultes julianae sic
coquuntur y el pultes cum jure oenococti, ambos mencionados en “De Re
Coquinaria” de Apicio. Su aparición en
recetas de alta cocina nos sugiere su cotidianeidad en la mesa romana.
En la misma obra hay más platos con
ingredientes y procesos de elaboración
similares. Así encontramos la tisanam
et alicam, un tipo de crema de cebada
y sémola aromatizada con las hierbas y
condimentos habituales, que cuenta en
su composición con el complemento
cárnico de un codillo de jamón.
Además de esta, existen diferentes
clases de pultes que incluyen siempre
variados tipos de harinas, además de sesos
y otras carnes trituradas (comida, esta
última, de gentes más favorecidas, claro
está).
Hasta el siglo II a. C., además de
estas papillas o potajes, el común de
los romanos se alimentaba también de
otras cosas sencillas: verdura –comían
mucha col–, queso y algunas frutas,
básicamente, manzanas e higos. Por lo
que respecta a la carne, esta se consumía con bastante moderación. En las
llanuras próximas a Roma abundaba el
cerdo, pero, a partir de la conquista de
las montañas centrales de la Península
Itálica y el dominio de las rutas de trashumancia, aumentó, asimismo, el consumo de carne de oveja y cordero.
Llega el refinamiento
Un momento importante en esta evolución culinaria se produjo a partir de
mediados de siglo II a. C. Este momento coincide con la expansión mediterránea de Roma. Se producen interesantes
contactos con la gastronomía griega y
los lujos de Oriente y, a partir de entonces, ya todo empieza a cambiar. Echemos mano de la literatura como apoyo
documental de este cambio. Ovidio nos
ofrece el recuerdo que se tenía de la pérdida de los primeros tiempos frugales:
«¿Me preguntas por qué se come
tocino grasiento en aquellas calendas,
y por qué mezclan habas con espelta
caliente? Ella (la diosa Carna, cuya
festividad se celebraba en las calendas de junio) es una diosa antigua y
se alimenta con la comida que acostumbraba antes, y no es golosa como
para desear manjares de importación.
El pez nadaba con aquellas gentes
antiguas sin temor al anzuelo y las
ostras estaban seguras dentro de sus
conchas. El Lacio no conocía las aves
que suministra la rica Jonia (el francolín) ni el pájaro que se deleita con la
sangre pigmea (la grulla). Y del pavo
real no agradaban más que las plu-
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mas, y la tierra no había enviado antes
los animales capturados. El cerdo estaba en estima: las fiestas se celebraban con matanza de cerdos. La tierra
sólo daba habas y espelta dura. Quien
quiera que coma en las calendas del
sexto mes estos dos productos al
mismo tiempo, dicen que a este no
le pueden doler las tripas» (“Fastos”, VI, 101).
La diversidad culinaria se
amplía con el dulzor de las
nuevas frutas venidas de lejos:
melocotones de Persia, albaricoques de Armenia, dátiles
de África... Frutas nuevas que
las excavaciones van sacando
a la luz y las representaciones
iconográficas nos muestran con
delectación gráfica.
Pero más importante aún, las
formas de preparar y servir los alimentos se complican y hacen necesaria la
aparición de especialistas. La figura del
cocinero alcanza un cierto prestigio y
empiezan a llegar a Roma profesionales
griegos, esclavos o libres, para servir en
las mejoras mesas. También es el momento en que empiezan a triunfar los
panaderos que ofrecen diversos tipos de
panes a sus clientes. La vajilla, por otro
lado, evoluciona y de ella nos habla con
precisión la arqueología.
Foto: S. Giralt
A mediodía tenía lugar el prandium.
Esta colación debía ser muy frugal, ya
que sabemos que, por ejemplo, Plinio el
Viejo se la tomaba muchas veces de pie
y sin siquiera lavarse las manos, como
nos explica su sobrino.
En las ciudades, además, existía la
posibilidad de adquirirlo o consumirlo
en un establecimiento público, el thermopolium. Estos establecimientos eran
pequeños bares o casas de comida caliente donde se ofrecían diversas especialidades culinarias y diferentes bebidas
La prosperidad de las clases pudientes
se reflejó en la aparición de productos
más refinados como el pan blanco. A la
izquierda, hogaza preparada por la empresa KuanUm! siguiendo restos encontrados en Pompeya. Arriba, hornos de
moler, de una panadería de esa ciudad.
a modo de los actuales “fast food”, tan
frecuentes en nuestros espacios urbanos.
La gran comida del día se tomaba al
anochecer y recibía el nombre de cena.
En ese momento de la jornada, cuando
ya habían finalizado las obligaciones, se
reunían las familias y los amigos para
gozar de manjares y compañía. La gente
comía en la sala que recibía el nombre
de triclinium. En esta se encontraban
tres camas que se disponían en forma
de ‘U’ alrededor de una pequeña mesa.
En cada una de ellas se podían acomoLas casas de comidas
abundaban en las ciudades.
En el mostrador de este
thermopolium de Herculano
aún se pueden observar los
recipientes donde se conservaba la comida.
Foto: KuanUm!
Una cena copiosa
Pero, al igual que hoy, no se comía lo
mismo a todas las horas del día y los
menús variaban según las estaciones
(lo que hoy llamaríamos “cocina de
mercado”). La variedad en la comida
era una realidad que cada vez se iba
haciendo más habitual en el mundo
romano.
De todos modos, las comidas eran
básicamente estas. La primera del día
recibía el nombre de jentaculum, era
un desayuno frugal que se tomaba
nada más salir el sol. Podía consistir
en un trozo de pan con queso; incluso
podían ingerirse los restos de la cena
del día anterior. Muy habitual debía de
ser también prepararse un moretum, o
salsa de queso con hierbas y especias,
tal como se recoge en las múltiples
variantes de esta receta que se datan
desde el siglo II a. C. hasta, como mínimo, el siglo IV de nuestra era.
Foto: KuanUm!
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dar al mismo tiempo tres comensales,
los cuales accedían con la mano derecha a los viandas que iban depositando
los esclavos en la mesita.
Como los alimentos venían ya trinchados de la cocina, los únicos cubiertos que se usaban eran cuchillos y cucharillas, por lo que era imprescindible
el uso de las manos para asir la comida.
Esto convertía en imperiosa la necesidad de lavárselas con frecuencia, cosa
que realizaban con agua los esclavos
que pululaban alrededor de los comensales, y también se usaban las servilletas de lino que cada comensal llevaba
consigo. Servilletas que a menudo hacían servir los invitados, para llevarse
las sobras a casa. Marcial nos dejó testimonio del uso intensivo que hacían de
ella los gorrones:
«No hay nada más miserable ni más
glotón que Santra (el gorrón de turno).
Cuando llega corriendo invitado a una
cena en toda regla, que ha estado buscando tantos días y noches, pide tres
veces criadillas de jabalí, cuatro veces
lomo, y ambos muslos de una liebre
y sus dos brazuelos, y no se ruboriza
por jurar en falso acerca de un tordo
(y jurando no haberlo comido, conseguir engullir otro) y arramblar con las
descoloridas mollas de las ostras. Con
unos bocados de tarta pone pringando
su asquerosa servilleta, allí se ponen
también unas uvas de orza, unos pocos granos de granada, el repugnante
pellejo de unas parias (esto es, placentas, bocado considerado exquisito)
vaciadas y un higo lagrimeando y un
hongo boleto desequido. Pero cuando
la servilleta ya revienta con sus mil y
un hurtos, esconde al calor de su seno
unas costillas mordisqueadas y una
tórtola trinchada, luego de devorar su
cabeza» (“Epigramas”, VII, XX).
guir una bebida de sabor más agradable
y ayudar a evitar su deterioro.
Los romanos conocían perfectamente las diferentes variedades y procedencias de los vinos. Producían caldos muy
apreciados, como el másico y el falerno
(que habitualmente se confunden entre
sí) y que se cosechan al pie de los Montes Másicos, en las tierras campanas
linderas con el Lacio, una de las más
afamadas denominaciones de origen.
En contrapeso se hallaban vinos detestables, como los del campo Vaticano,
proverbialmente considerado un vino
flojo y de baja calidad y otros, como
el vino layetano (de los alrededores de
Barcelona), abundante aunque de ínfima calidad. Pero, hagamos una pausa y
brindemos, amigos, acabando aquí porque esa es otra historia.
◙
FUENTES CONSULTADAS
Mesa de especias de KuanUm!,
utilizada en la reconstrucción
de platos romanos. Se ha constatado el uso de más de cien
especias.
• APICIO, M. G.: De Re Coquinaria.
• COLUMELLA, L. J. M.: De Re Rustica.
• MARCIAL: Epigramas.
• OVIDIO NASÓN, P.: Fastos.
• PLAUTO: Poenulus y Mostellaria.
• PLINIO EL JOVEN: Cartas.
• PLINIO EL VIEJO: Naturalis Historia.
PARA SABER MÁS:
• FEEMSTER JASHEMSKY, W.;
MEUER, F. G. (eds.) (2002):
The Natural History of Pompeii.
Cambridge University Press.
• HARRIS, M. (1994): Bueno
para comer, Madrid, Biblioteca
temática Alianza, núm. 7, Ed. El
Prado.
• HUÉLAMO GABALDÓN, J. M.;
SOLIAS ARÍS, J. M. (2006):
Herbes, espècies i condiments
en época romana, Museu de
Badalona.
• HUÉLAMO GABALDÓN, J. M.;
SOLIAS ARÍS, J. M. (2007): El
vi en época romana, Museu de
Badalona.
Foto: KuanUm!
El reino de las especias
La comida romana de época clásica era,
sobre todo, de consistencia blanda y jugosa, ya que los procedimientos básicos
consistían en hervir o cocer para posteriormente, pero no siempre, freír.
La salsa, generalmente, se añadía al
final de la preparación, justo antes de la
presentación. Siendo así, los morteros
debían ser elementos importantes en
las preparaciones culinarias, tal y como
demuestra la arqueología. La manteca
servía para untar las cazuelas antes de
la preparación, pero aparece poco en los
libros de Apicio. De gran importancia
eran las hierbas, especias y condimentos utilizados quizás a veces en demasía: 107 diferentes se llegan a contabilizar en “De Re Coquinaria”. Pimienta, y
sobre todo, garum, son los más usados
en las cocinas exquisitas. Este garum,
verdadero oro líquido de la Antigüedad,
consistía en una salsa de pescado azul
realizada a partir de la fermentación de
las vísceras de caballa, morralla –alevines de anchoa y sardina– y otros peces.
La comida se regaba sobre todo con
vino, rebajado con agua, y la mayor
parte de las veces, con adición de otros
elementos que ayudaban a controlar sus
propiedades organolépticas, para conse-
• IBÁÑEZ ARTICA, M. (1995):
APICIO De Re Coquinaria. Gastronomía en la Antigua Roma
Imperial. Comentarios y traducción a cargo de Miguel Ibáñez
Artica, Bilbao, R&B Ediciones.
18
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ELRINCÓNDEESCULAPIO
LA MEDICINA MÁGICO-RELIGIOSA
¡Salud,
por Apolo!
Mitos y supersticiones se mezclan en la
explicación que las civilizaciones de la Antigüedad dieron a la enfermedad. Conjuros,
amuletos y extravagantes remedios pretendían mantener apartado el mal y el dolor.
Por Salvador Pacheco.
Foto: Michael Wilson
Restos del templo de Apollo Medicus, en Roma, construido al parecer
para acabar con una epidemia
que se desató en 431 a. C. Antes de
adoptar a Esculapio, Apolo era verenado como protector de la salud.
En los primeros siglos de la
historia de Roma no existió
la profesión de médico. Así lo
afirman las fuentes. De esto se
hace eco Plinio en su “Historia
Natural” al constatar primero
que «existen millares de pueblos que viven sin médicos y
sin embargo no sin medicina»,
y más al afirmar que Casio Hemina, autor antiguo, escribió
que «el primer médico que se
estableció en Roma fue Arcagato del Peloponeso».
Ciertamente, esta afirmación
debe tomarse con cierta prudencia, o al menos debe entenderse
en lo referente a los médicos
griegos, pues ya Dionisio de
Halicarnaso nos indica que durante la peste del año 453 a. C.,
en la que murieron casi todos
los esclavos y la mitad de los
ciudadanos, «no fueron suficientes los médicos y el auxilio
de los parientes y de los amigos
para atender a los enfermos».
Tampoco deja de ser significativo que en las obras de Plauto
(254-184 a. C.) aparezcan va-
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rios médicos, lo que indudablemente
nos indica que esta era una actividad
conocida en la ciudad.
Existieran o no profesionales encargados de la salud de sus conciudadanos, la llegada de la medicina griega significó una inflexión conceptual
en la forma de entender este arte. Veamos cómo era la medicina en Roma
antes de la llegada de Arcagato (219
a. C.), o lo que es lo mismo, antes del
triunfal desembarco de la medicina
griega.
Mitos y creencias
Para comprender la medicina romana,
tanto durante la monarquía como en
los primeros siglos de la república,
resulta imprescindible explicar las necesidades que llevaron a la aparición
de la medicina y a las distintas formas
en que esta se fue materializando; y el
modo en que aquellas gentes vivieron
la enfermedad y su tratamiento, introduciendo, sobre una visión general,
algunas particularidades del mundo
romano.
Si hoy podemos afirmar que la actual medicina es un cúmulo de disciplinas científicas aplicadas a los procesos morbosos que se desarrollan en
el organismo humano y que, aunque
pueda parecer lo contrario, esta medicina es una ciencia o un arte relativamente nuevo, no es menos cierto
que la enfermedad es más antigua que
la propia raza humana. Asaltó a ésta
desde su propio inicio, antes de que
los hombres pudieran darle una interpretación racional.
El temor a la muerte llevó desde
los orígenes de los tiempos a una interpretación terapéutica basada en mitos, creencias y ritos, apareciendo así
una medicina mágico-religiosa, que
sin duda ha sido la que por más tiempo
y en más lugares se ha aplicado. Aún
hoy, incluso en las zonas más cultas y
civilizadas se sigue practicando, pues
el pensamiento mágico religioso ante
la enfermedad no ha cambiado en su
esencia: subjetividad, creencias colectivas profundamente ligadas a las
culturas tradicionales, sin la noción
del devenir histórico y que hacen diferir la esperanza de curación a unos
mitos ancestrales sitos en los orígenes
del mundo. Este conocimiento ancestral, encerrado en sí mismo, no puede
nunca ser partida para nuevos conocimientos. Es preciso un planteamiento
nuevo y radical para, sobrepasando
esta mentalidad, descubrir un nuevo
mundo, el del empirismo, la razón, y
con el tiempo, la ciencia.
La verdadera medicina aparece cuando una voluntad consciente
trata de buscar las causas y los remedios para sanar una enfermedad.
Curación o enfermedad ya no depende de fuerzas externas al propio
enfermo, no es el poder del rito, ni
la actuación del ser sobrenatural la
que induce la curación o la enfermedad. Es un desequilibrio que hay
que corregir. Es el hombre el que ha
enfermado y no al que han enfermado al sustraerle sus fuerzas por ser
invadido por demonios malvados.
Esto no prueba que esta medicina
mágico-religiosa no tenga eficacia y
Remedios mágicos
En la historia de Roma podemos
recoger, salpicados en distintas
citas, elementos de esa medicina mágica. Así, cuando Columela nos informa de que para
que el vitíligo sea realmente
eficaz, debe ser recogido con la
mano izquierda y antes de que
salga el sol; o la creencia en la
acción preventiva de la palabra
«Salus» –hoy sustituida por «Jesús»– que pronunciada tras un
estornudo podía facilitar la curación del catarro; o la superchería
expuesta por el culto Plinio de
que, tras admitir la incapacidad
de la medicina del primer siglo
para combatir las “fiebres cuartanas” (el paludismo), refiere algún remedio de mago, como la
eficacia de un amuleto realizado
con la tierra, convenientemente
envuelta en un lienzo atado con
hilo rojo, donde se haya revolcado un halcón; o la utilidad del
colmillo de un perro negro para
este mismo mal.
No por menos mágica debe
tenerse la creencia de que la
sangre recogida y bebida, aún
caliente, de la cabeza de un
gladiador recién fallecido era
un eficacísimo remedio contra
las enfermedades mentales. Tal
creencia se extendió a lo largo de
los siglos de manera que, abolidos los juegos gladiatorios en el
año 400, la sangre de los gladiadores fue sustituida por la de los
reos decapitados.
El mosquito anopheles es responsable del contagio del paludismo, que los
romanos intentaban curar con sangre de gladiadores y ajusticiados.
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esta eficacia no se haya mantenido en
los mismos niveles desde que apareció con las primeras culturas. Es
evidente que la fe del enfermo juega
un papel trascendente en la convicción de poder sanar o enfermar. Sirva
como ejemplo, en este caso negativo,
de lo denominado por W. B. Cannon
como “Voodoo Death”. Entre los
aborígenes australianos, la imprecación lanzada por un hechicero contra determinado individuo lleva a su
lenta e inexorable muerte por la sola
convicción de la imposibilidad de
evitarla.
Pecado y castigo
¿Cuál fue el origen de esta medicina
mágica? Podemos intuir que fue la
angustia del hombre ancestral por la
muerte, la inseguridad de la vida la
que le llevó a armarse de una serie de
estructuras psicológicas que le dieran
una sensación de seguridad. Estruc-
turas tal vez familiares, sociales, tribales, mítico-religiosas, estructuras
que en último término introducen un
orden personal y cósmico donde uno
se puede encontrar, comprender su
propia e íntima situación, y tener armas que sirvan para enfrentarse a la
angustia propia de la vida consciente.
Es evidente que si la seguridad
se obtiene de este orden inquebrantable, la salida de él no sólo es un
terrible crimen, sino que va empa-
Una pléyade de deidades benéficas
Muchas son, en el mundo romano, las deidades de mayor o menor rango, propias o extranjeras,
que actuaban en el mantenimiento
o recuperación de la salud. Y por
tanto, también eran múltiples los
sacerdotes que hacían de intermediarios entre el dios y el rogante.
El propio Apolo estaba relacionado con la salud y la medicina,
pero también otros menores como
la diosa Salus, personificación de
la salud, a la que se debía acudir
especialmente antes de iniciar un
viaje. Esta deidad fue una de las
primeras asociadas al emperador
por lo que fue conocida como Salus Augusta. Salus, que terminó
por confundirse con la Higia (o Higieya) griega, tuvo un santuario
en el Quirinal como consecuencia
del voto realizado durante las guerras samnitas por el cónsul Junio
Bubulco. Encargada de la salud
individual, la del emperador y la
colectiva del pueblo romano, recibía sacrificios el 8 de agosto por la
salud común.
También la diosa Streva, que
poseía un templo cerca del Coliseo;
o Sumnus que facilitaba el sueño
al que requería el descanso reparador, durante el cual se le mostraba lo que debía hacerse para recuperar la salud. A estos podemos
añadir a Febris, eficaz contra las
fiebres y honrada en sus templos
de los montes Palatino, Equilino y
Quirinal. Los enfermos que a ella
recurrían, y cuya acción permitía la
curación, dedicaban tales remedios
a la diosa.
También Mephitis, que disipaba
las miasmas y que sobre el Esquilino tenía su templo. Subigo, que
velaba por los desfallecimientos
viriles. Antevorta y Postventa que
corregían las malas posiciones fetales en el momento del parto. Ossipago que consolidaba los huesos
de los recién nacidos.
La diosa Cardea o Carna, protectora de las funciones vitales y
de órganos como el propio corazón (y de los goznes de las
puertas), cuyo templo estaba en el monte Celio.
No menos importante
era su misión de protección contra las
aves striges –feroces y voraces rapaces nocturnas que
Retrato de Higieya,
fechado a mediados del
siglo II y encontrado en
las cercanías de los baños
públicos de Odessos, hoy
Varna (Bulgaria).
chupaban la sangre y devoraban
las vísceras de los niños–. En sus
fiestas, celebradas en las calendas
de junio, se comían habas en su
honor y le era sacrificada una lechoncita cuyas entrañas, a modo
de rito de sustitución, quedaban
expuestas sobre su altar.
Se podría seguir con esta lista
hasta la extenuación: Mena, Juno
Fluonia, Cinxia, Virginense, Mutus
Tutunus, Estimula, Juno Lucina, Prosa, Cunina, Vagitanus, Rumina...
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rejado al castigo y la enfermedad.
Así, el mantenimiento del orden
social, religioso y personal (salud)
queda íntima e inseparablemente
unido: trasgresión social, pecado y
enfermedad (particular o colectiva)
quedan insolublemente unidas en
muchas sociedades. Sanar, en muchos casos, es purgar un pecado y
reconstruir el orden social roto.
En este sentido se cuentan las ordalías que aún –al menos en el pasado siglo XX, y posiblemente aún
hoy– seguían practicándose en muchas partes de África, consistente en
la toma de venenos que tendrían por
misión tanto diagnosticar el pecado,
como en su caso castigarlo. Si tras el
rito el individuo fallece, esto se debe
no al veneno en sí: la muerte es la demostración de su culpabilidad en la
falta. El veneno sólo sirve para ponerlo de manifiesto, y es el instrumento
que castiga y permite expulsar drásticamente de la comunidad al que ha
incumplido sus normas.
En este mismo orden de cosas, en
el antiguo Israel las enfermedades
impuras debían ser apartadas de la
comunidad, previo diagnóstico por
los sacerdotes, no sólo por su posible contagio, sino para demostrar que
están apartadas del beneplácito de
Yahvé.
Igualmente en el antiguo Egipto,
como en tantas otras culturas antiguas (cf. los libros Védicos mesopotámicos), la medicina estuvo ligada a
los sacerdotes. Éstos no sólo podían
interpretar la voluntad de los dioses,
saber qué faltas se habían cometido
contra ellos, sino también conocer
cómo atraer la voluntad de los dioses
bienhechores y evitar la ira de dioses
y demonios hostiles. La salud se confunde con estar en paz con los dioses,
los espíritus y los muertos.
También esto lo vemos en el
mundo romano, tanto en lo individual como en lo colectivo. Baste citar como los sordomudos eran considerados como la manifestación del
castigo ante una grave falta propia o
de los progenitores. También en lo
personal, la enfermedad podía ser
atraída al invocar a las fuerzas oscuras mediante la magia negra. Y en lo
Restos del templo de la ninfa Juturna, en Roma.
Foto: Anthony M.
Manatiales de salud
Los romanos veneraban a innumerables deidades que vivían en
fuentes y manantiales, a los que
conferían poderes curativos. Por
esta razón, el día 13 de octubre
tales manantiales eran merecedores de una fiesta pública.
Citemos primeramente a la
ninfa Juturna que poseía un templo en el Campo de Marte y una
fuente aún localizable en el Foro
Romano. Se celebraba su fiesta
el 11 de enero y en ella tomaban
una especial participación los fontaneros de la ciudad.
Si nos centramos sólo en la
Hispania romana podemos citar
deidades acuáticas como Airo, que
aparece en una lápida de Uclés,
Cuenca; o el Genius Fontis Agineesis en Boñar; o Bormanicus en Caldas de Vicela; Edovinus en Caldas
de Reis; Lacubegus; Durbelicus.
En Hispania también abundaban
las ninfas. Así, conocemos la existencia de Salus Umeritana; Ameipicer en Bracara; las ninphae fontis Ameucni en León; Castaeca en
Santa Eulalia de Barrosa; Celiborca
en Villasbuenas; Celenae Aquae en
Caldas de Reyes; Aquae Eeletenses en las antiguas aguas termales de Retortillo; Fovida en Braga;
Lapitae en el concejo de Villa Real
de Tras-os-Montes; Salus Bidiensis en la fuente Bidia, en Montánchez; Tanitacus en Santa Eufemia
de Ambia; las ninphae Varcilanae
en Valtierra; las Caparenses en los
Baños de Montemayor...
Como vemos en la inagotable
relación de deidades acuáticas y
ninfas hispanas, Roma no tuvo
reparo en asimilar dioses extranjeros, como los egipcios Isis
y Serapis o el asiático Mitra, o
el propio Esculapio, griego en su
origen, en cuyo templo se practicaba la incubatio, donde el dios
se presentaba en sueños para indicar al enfermo el mejor modo
de resolver sus males.
Otras deidades también prestaban mediante este sistema sus
consejos. Es conocido como Julio
César, en el templo gaditano de
Hércules-Melqart, soñó que yacía
con su madre, lo que fue interpretado por los sacerdotes como la
inequívoca señal divina de que su
designio era dominar el orbe identificado con la figura materna.
Con esta abigarrada lista se
comprueba la necesidad de recurrir a fuerzas sobrenaturales de
nuestros antiguos ancestros que
protegieran cada momento particular de sus vidas.
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checo.
lvador Pa
Maleficios en plomo
Este sería el caso de las tabellae defixionum. Ovidio describe cómo se
practicaba este rito tratando, en este
ocasión, de forzar la acción de Tácita
Muta (o Lara, madre de los Lares).
Aquella que fue condenada por Júpiter al silencio eterno, al exiliarla en
el reino de los Manes tras chismorrear las lascivas intenciones del dios
a la ninfa Juturna: «Tomando con
tres dedos tres granos de incienso,
los coloca bajo el umbral por donde un minúsculo ratón ha practicado
un pasadizo secreto. A continuación
ata con negruzco plomo, con hilos
encantados y remueve en su boca
siete habas negras. Asa al fuego, después de haberla cocido, una cabeza
de anchoa que previamente ha embadurnado de pez y atravesado con
una aguja de bronce. Vierte además
unas gotas de vino». Con este rito se
ha forzado al hechizo, exclamando la
Foto: Sa
colectivo, sirva de ejemplo la “peste
antonina” declarada en el año 167
e importada desde la remota Siria
–según afirma Eutropo– por las victoriosas tropas de Lucio Vero, vencedor de los partos. La última causa
de este azote que castigaba a toda
Roma era, según Amiano Marcelino, un acto sacrílego realizado por
las tropas en el saqueo de Seleucia,
en relación a un cofrecillo donde
eran guardados los secretos de los
caldeos.
De lo expuesto es lógico que de
aparecer la enfermedad, lo primero
que deba practicarse es un examen de
conciencia, y descubierta la ofensa,
una oración, un sacrificio podrá aplacar la cólera de la deidad ofendida.
En estas últimas razones podemos ya distinguir un cambio entre
la mentalidad propiamente mágica
y la mentalidad religiosa, donde la
propia apreciación de la impotencia
humana lleva, mediante una actitud
humilde, a rogar al dios todopoderoso que se apiade de su mal. Por
el contrario, en la mágica, mediante
ritos, se quiere llegar a la deidad, al
demonio o a los espíritus causantes,
y forzarles a actuar según nuestros
intereses.
Reconstrucción de una tabla de
deifixión encontrada en Hadrumetum
(Túnez), realizada contra los aurigas
de las facciones blanca y verde. El anverso representa un demonio que sostiene un vaso con asa y una lámpara o
inciensario. A su lado se leen palabras
máginas de oscuro significado.
vieja satisfecha al marchar: «Hemos
encadenado las lenguas hostiles y las
bocas enemigas».
Evidentemente, magia y religión
muchas veces conviven y se confunden. Sabiéndolas diferenciar, es lícito hablar de una mentalidad o medicina mágico-religiosa. Y es más,
esta convivencia se da aún con la
medicina empírica y aun en la científica: ¿la propia creencia en la omnipotencia de la ciencia no es una
modalidad más de esta mentalidad?
Una separación difusa
Los egipcios, que conocían fórmulas eficaces, solían acompañar su
producción con encantamientos que
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invierno 2007
potenciaran sus efectos, o por el contrario, como parte del mismo rito, podían usarse sustancias en unos casos
realmente eficaces por sí mismas (los
opiáceos, por ejemplo), pero otras
veces, de acción totalmente espuria.
La frontera entre medicina mágica, religiosa, empírica, y aun científica, no siempre es clara y precisa.
Descrito hasta aquí el pensamiento
médico más antiguo, conviene advertir que sin una separación clara,
fue apareciendo otro tipo de medicina. Evidentemente, había lesiones
donde la relación causa-efecto era
evidente y completamente natural:
traumatismos, luxaciones, fracturas,
abscesos, lo que hizo surgir un grupo
de médicos distintos a los sacerdotes: los prácticos.
En grandes obras, ejércitos,
grandes complejos palaciegos, no
es desdeñable que se vieran en la
necesidad de contar con personas
diestras en resolver este tipo de lesiones. Su dedicación fue haciendo
que fueran cada vez más precisos en
el diagnóstico, pronóstico y técnicas terapéuticas a aplicar, de modo
que en fechas muy lejanas podemos
ver verdaderos tratados quirúrgicos
en antiguas civilizaciones como la
egipcia (por ejemplo, en el papiro
de Edwin Smith, 1550 a. C.).
Esta medicina empírica aún se
conserva hoy en día y con la misma
distinción que hace tantos siglos.
Mientras que el sanador, el curandero, está imbuido de ciertos poderes
sobrenaturales, el “algebrista”, el
componedor de huesos, es considerado por los asiduos a estas “medicinas” populares como una persona de
gran habilidad y de conocimientos
antiquísimos transmitidos de generación en generación; pero no por poseer poderes distintos al resto de los
mortales. A estos nos dedicaremos
en otra entrega.
◙
PARA SABER MÁS:
• LAIN ENTRALGO, P. (1982):
Historia de la medicina. Ed.
Salvat.
• STAROBINSKI, J. (1965): Historia de la medicina. Ed. Madrid.
Sustancias repulsivas contra la enfermedad
Desde tiempos inmemoriales, los
médicos no han rechazado el uso
de sustancias repulsivas o hediondas para expulsar al espíritu
malo del cuerpo del enfermo. El
objetivo es hacer a este espíritu
incómoda su permanencia en el
organismo, mediante productos
malolientes o la ingesta de materias repulsivas. Esta forma de
atajar el mal ha pervivido hasta
fechas recientes, pues hasta el
siglo XVIII
la farmacopea fecal estuvo
en vigor en Europa.
Y también
en la medicina —llamémosla racional— romana
podemos verlo. Así,
Dioscórides nos manifiesta la utilidad del
estiércol bovino para reducir la inflamación de las
heridas aplicado sobre estas.
También recomienda la boñiga
de toro quemada como sahume-
rio para resolver el prolapso de
matriz. Y nos avala como las de
cabra, bebidas con vino y especialmente si la cabra es montesa,
son muy útiles para la ictericia.
No se quedan atrás las producidas por la oveja, que en
cataplasma con vinagre solucionarían las verrugas o los callos.
Pero si el enfermo sufre de expectoración de sangre, mucho
mejor serán los excrementos
del jabalí, secos y bebidos con
agua o vinagre. Si por el contrario es epilepsia lo que padeciera,
lo más recomendable serían las
deyecciones de cigüeña bebidas
con agua. Y por no seguir más
con esta lista de tan peculiares
medicamentos, los excrementos
de perro, recogidos con los calores del estío, secos y bebidos con
agua o vino serían de gran utilidad para restriñir el vientre.
Foto: Mary Harrsh.
La farmacopea
fecal no ha desdeñado las heces en sus
productos y bebedizos.
Copa de plata del periodo augústeo. Metropolitan
Art Museum de Nueva
York.
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LASHUELLASDELASLEGIONES
Publio Carisio y la
hostilidad de los astures
La cima del monte Curriechos, en Asturias, aún muestra restos de un campamento
romano que formó parte de la
ofensiva de Augusto sobre los
nativos de estas latitudes. Las
legiones eligieron la ruta más
escarpada para aproximarse
Plano Google
UBICACIÓN
al corazón del último reducto
no sometido en Hispania.
Pico Boya o Curriechos, Pola de Lena (Asturias).
COORDENADAS
43º 45’ 29” N; 5º 42’ 10” O.
DESCRIPCIÓN
Campamento romano a 1.728 metros de altura situado
en la misma Cordillera Cantábrica. Controla el paso en
altura de la llamada Vía Carisa, un ramal de la Ruta de
la Plata, así como el acceso a los valles centrales de
Asturias. Consta de un recinto aterrazado en atalaya
con anillos de fosos concéntricos, y de otro inferior, de
forma triangular, limitado por un doble foso que acota
un espacio para habitación, dejando en su interior un
manantial que asegura el suministro estival.
DATACIÓN
Existen evidencias de diferentes ocupaciones, pero la
mayor parte de las estructuras defensivas se corresponden con el periodo de conquista del territorio astur
transmontano en torno al 23 a. C.
Texto y fotos: F. J. García Valadés.
El castra necessaria de La Carisa fue
contemplado, ya a mediados del siglo
XIX, por Tuñón y Quirós como un castro
indígena. Tal interpretación se debió a la
característica disposición concéntrica de
las defensas de su atalaya y a su ubicación
agreste. Hasta las últimas décadas del siglo
XX esta ha sido la opinión de los expertos.
Resultaba difícil atribuir a la presencia
romana un campamento en un paraje tan
hostil, a 1.728 metros de altura, casi sobre
el mismo eje de la Cordillera Cantábrica,
en el que la nieve reina durante seis meses
al año. Esto obliga a su ocupación temporal, como castra aestativa, restringida a la
época estival. Sólo un manantial perfectamente incorporado dentro de las defensas
exteriores permite el suministro de agua.
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invierno 2007
glosario
· Castra necessaria: campamento romano de diseño adaptado al
terreno.
· Castra aestativa: campamento
romano de ocupación estival.
· Fossa duplex: doble foso con
caballete central.
· Fossa cuadruplex: doble fossa
dúplex.
· Fossa fastigata: foso con sección
en V.
· Agger: talud interior sobre el foso
por el que discurre el vallum.
· Contra-agger: talud exterior
sobre el foso, era opcional.
· Vallum: balizamiento del castra.
· Intervallum: espacio libre entre
defensas.
· Titulum: tipo de entrada al campamento consistente en adelantar
parte del lienzo defensivo dejando
dos vanos de acceso.
Su importancia es tal, que condiciona
los límites del recinto.
Los últimos estudios realizados
por J. Camino, R. Estrada e Y. Viniegra han puesto en evidencia el
carácter romano del emplazamiento.
El yacimiento se sitúa en una loma
sobre la dorsal de un estrecho cordel
que se interna en Asturias a tan sólo
cuatro kilómetros del eje de la Cordillera Cantábrica. La loma está coronada por un cerro de formas suaves,
El plano muestra un fuerte desnivel entre las estructuras.
Las legiones eligieron
el camino más
seguro para entrar
en la Asturia:
los cordeles de la
Cordillera Cantábrica
con la parte superior amesetada, y
desde cuya base se precipita la ladera. Tal ubicación se corresponde con
los emplazamientos en altura propios
de los campamentos romanos de las
campañas con en terreno montañoso.
Como se viene constatando en la zona
cántabra del conflicto, las vías de entrada de las legiones eran a través de
cordadas, nunca por los valles, por
evidentes razones de seguridad y de
control estratégico.
El hombre de Augusto en el frente norte
Al parecer, el nombre de Carisa que
designa a la vía sobre la cual se sitúa
el campamento, es un eco del mismo
nombre de Carisio que, como legado
de Augusto, abrió este acceso en altura a la Asturia Transmontana. Huella bimilenaria indeleble que da pistas
sobre la importancia del general en el
curso de la historia de estas tierras.
Fiel a la causa de Octaviano, se
sabe que Carisio toma partido contra Marco Antonio durante la guerra civil. Se ve recompensado al
ser nombrado pretor de Lusitania
entre 26 y 22 a. C.
Aparentemente apaciguado el territorio astur, Publio Carisio fundó en
el 25 a. C. Emerita Augusta. Sería el
destino de sus legionarios licenciados. Legionarios que dejarían en la
Asturia numerosos núcleos de futuras
ciudades, tales como la actual Astorga, de manos de la Legio X Gemina,
e incluso León, pues está confirmada
la presencia de la Legio VI Victrix.
En el año 22 a. C se desata una
rebelión entre los astures. La razón
pudiera haber sido el comportamiento severo y cruel del propio Publio
Carisio con los recién conquistados.
Quizás las defensas correspondientes al espacio triangular del campamento de La Carisa fuesen de este
momento. Estos hechos necesitaron
del auxilio del legado de la Tarraconense, Cayo Furnio. Apaciguada la
revuelta, Carisio fue destituido. Pero
su impronta en la historia de estos
pueblos aún perdura, evocándose su
mismo nombre incluso en leyendas
que oralmente se han ido contando
durante más de dos mil años, de
generación en generación. La misma Vía Carisa ha sabido conservar
el recuerdo de su fundador. A la
que se puede añadir un excepcional
ejemplo de castra necessaria de sus
legiones, en unas condiciones topográficas y climatológicas tales, que
aún nos hablan de la hostilidad de la
Guerra de los Astures.
26
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Restos del enlosado original de la calzada que domina el campamento.
Una vía hacia la costa
Igual que los legados del ejército
de la Cantabria, Carisio abrió vías
de acceso en altura hacia los valles
centrales de la Asturia Transmontana. Buscaba así mayor seguridad
para sus fuerzas, además del control de puntos estratégicos hasta
llegar a la misma costa.
Una de esas vías sería la llamada Carisa, que abandona el último
pueblo de la meseta, Pendilla, para
acceder a la Asturia Transmontana
a más de 1.500 metros de altura.
Discurre al menos hasta Ujo, ya en
los valles abiertos centrales. Aún
hoy podemos contemplar fragmentos del empedrado original al pasear por buena parte de su trazado
primitivo en una bella ruta perfectamente señalizada.
Sobre la propia Vía Carisa se fortaleció la posición de un cerro con
excepcional valor estratégico. En
un principio fue vanguardia misma
del avance romano. Momento al
que corresponden las estructuras
defensivas concéntricas de la “atalaya”. Posteriormente mantendría
su valor estratégico como punto de
control y escala de suministros hacia el interior.
Las excepcionales defensas con
las que cuenta el castra y una posible defensa muraria astur localizada frente a él, puede llegar a hacer
plausible la idea de que hubiese
sido campo de batalla mismo. Al menos arroja luz sobre las dificultades
encontradas por las
legiones de Carisio
en su avance hacia
la costa.
Hoy la
señalización
impide perder el rumbo
al seguir el
trazado de la
Vía Carisa.
Desde la “atalaya” del castra de
La Carisa se dominan visualmente
las cabeceras de los valles de los ríos
Lena y Aller, al encontrarse sobre la
propia línea de vertiente de aguas. A
sus pies discurre la llamada Vía Carisa, un ramal de la Vía de la Plata
que acaba de dejar la meseta para
internarse en Asturias, que permite
el control sobre el tránsito. Se pueden contemplar, además, las cumbres
occidentales de Picos de Europa y el
valle central donde actualmente se
encuentra Oviedo. En días despejados se puede apreciar incluso la bruma del mar. Sobra justificar su valor
estratégico. Indudablemente la elección del lugar fue muy bien estudiada
e impresiona por sí misma.
El análisis de las defensas también se explica por la naturaleza
romana del enclave. Tales defensas
se agrupan en torno a una “atalaya”
que se corresponde con el mismo
cerro del Pico Curriechos y una
posible zona de acampada anexa
por el suroeste, delimitada por dos
líneas defensivas que confluyen en
el manantial.
El sistema defensivo de la “atalaya” consiste en líneas concéntricas
y sucesivas de fosos. En la base del
cerro se contempla una fossa duplex
que lo circunvala. A media altura discurre una fossa cuadruplex que sólo
cubre el frente que recorre su vertiente oeste de norte a sur. Tiene
una sección cóncava,
pero es muy posible
que se deba al efecto
de la colmatación.
En relación con el
resto de fosos del
yacimiento, probablemente se trataran
igualmente de fossae
fastigatae, de sección en ‘V’, de una
profundidad no superior a un metro.
Se pueden apreciar pasillos entre las
fosas concéntricas que se podrían
identificar como intervalli.
Parece ser que estas estructuras
pudieron configurar el núcleo original de las diferentes ocupaciones. El
resto de las defensas se incorporarán
en posteriores campañas. Por esta
Pasa a la página 28
27
invierno 2007
La guerra de los astures
En el año 26 a. C. se inicia la campaña contra las tribus no sometidas
del noroeste peninsular. Antistio
Veto era el pretor de la provincia
Tarraconense y junto con Augusto
desarrolla un ataque contra la Cantabria dividiendo el cuerpo del ejército en tres brazos. La arqueología
parecer aclarar que la estrategia
consistió, en una primera fase, en
hacer operaciones de castigo a los
núcleos castreños normeseteños,
los de mayor entidad. Posteriormente se abrirían paso buscando
la costa a través de pasos en altura
por cordales montañosos, evitando los valles, que se controlarían
a modo de “ojeo de fieras”, como
alude el historiador romano Floro,
hasta posteriores intervenciones.
Dejamos el frente cántabro, que
discurre paralelo al astur. En el año
25 a. C. Publio Carisio asume como
legado el control de operaciones del
frente astur. Los astures habían sido
meros espectadores de las operaciones del año anterior contra la
Cantabria.
Las legiones que le son encomendadas pasan el invierno en tres
cuarteles junto al Esla, el antiguo río
Astura, en la frontera misma. Las
tribus astures se organizan y anticipan, conocedores de lo que Roma
había iniciado en la Cantabria. Proceden a atacar en tres cuerpos de
ejército los diferentes campamentos invernales, cuando aún las nieves sobre las cumbres anuncian que
es pronto para la guerra, pero no
así para la supervivencia.
Los brigecios, una tribu astur,
posiblemente fronteriza y próxima
a los acuartelamientos romanos,
avisan a Publio Carisio de las intenciones del resto de tribus astures.
Las fuentes afirman que el desastre
hubiese sido de gran magnitud para
las tropas romanas de no haber sido
alertados con la suficiente antelación
El frente astur (25-22 a. C.)
Posible mapa de operaciones tras la toma de Lancia por Carisio.
como para movilizar las legiones en
busca de campo abierto. Publio Carisio pudo desplegar sus fuerzas con
intención disuasoria. Los astures tal
vez optasen por volver a sus “montañas” para esperar más seguros en
una guerra montaraz, como así venían desarrollando los cántabros con
graves consecuencias para el ímpetu
de las legiones. Pero no fue así.
Los astures decidieron arriesgar
seguros de sus fuerzas enfrentándose en campo abierto a las tres legiones con que contaba Carisio. Sería la primera y la última batalla de
tal magnitud frente a frente. Fueron
rechazados por los romanos aunque
con grandes bajas. Sólo el hecho de
desbaratar los planes astures hizo
contemplar la batalla como triunfo
para Roma.
El grueso del contingente astur
en retirada se reagrupó en la ciudad de Lancia, el más grande de
los castros astures cismontanos. La
ciudad fue asediada por Publio Carisio. Cuando cayó rendida prohibió el
pillaje y su incendio para que fuese
testimonio de su gran victoria.
Poco más lejos llegan las fuentes
históricas a cerca del Bellum Asturicum, la Guerra de los Astures. Pero
la paz no parece que llegara tan inmediata a la batalla de Lancia. Si
hasta aquí el relato es posible, en
adelante se entra en la total conjetura. En apoyo del mismo relato
acudimos al campamento de La Carisa, un ejemplo de que las campañas posteriores se parecerían a las
hostilidades expuestas por la historiografía para el caso de la Cantabria.
Carisio acuarteló sus legiones
dentro de la Asturia Cismontana;
posiblemente la X Gemina, VI Victrix y V Alaude. Posteriormente obligó a abandonar los emplazamientos
castreños de las montañas para bajar a los valles, siguiendo las órdenes de Augusto.
Publio Carisio se enfrentó como
legado hasta el 22 a. C. con la necesidad de afianzar una conquista que
requería el sometimiento de la Asturia Transmontana, a pesar de su
inferior interés para la explotación
de recursos.
28
hiems·mmdcclx·auc
razón existen solapamientos entre
los fosos del espacio triangular inferior, con los propios de la atalaya, y
en ocasiones estos últimos son drásticamente modificados. Abierto al suroeste el vallum exterior de la atalaya,
se fractura para dejar una puerta en
titulum, que quedaría posteriormente
incluida dentro del espacio de habitación triangular.
Las defensas exteriores se corresponden con el espacio triangular que
arranca de la base del cerro por el
suroeste hasta cerrar el manantial en
su interior. Constan de contra-agger,
doble fossa fastigata y agger. Las
fosas de sección en ‘V’ tendrían una
profundidad aproximada de un metro
y la anchura superior próxima a los
cinco. Entre ambas fosas discurre un
estrecho caballete central. El agger
se elevaría unos dos metros sobre el
foso, y por encima de él discurriría el
vallum. Estos fosos acusan una fuerte
pendiente para recoger en su extremo
el manantial que asegure el suministro de agua.
El espacio habitacional sumaría
una superficie de más de tres hectáreas, a las que habría que añadir el
espacio de un supuesto tercer recinto
que en la ladera sur quedaría limitado por un doble escalón muy erosionado, que aún está por investigar.
Vemos así también cómo las estructuras defensivas se ajustan a los
cánones de castramentación romana,
lo que confirma la naturaleza del yacimiento. Igualmente abundan en él los
En la foto superior, vista de una de las fosas de la fossa duplex que circunvala
la atalaya del campamento.
Arriba, sección de la fossa duplex del recinto triangular en fuerte desnivel hacia
el manantial. Aún hoy las defensas se mantienen imponentes, mientras la niebla
evidencia la dureza de las condiciones. Abajo, vista de la atalaya del Pico Curriechos, en la que se contemplan los aterrazamientos y líneas de fosos concéntricos.
En primer término una fossa duplex. En la parte superior una fossa cuadruplex.
29
invierno 2007
Vista desde la Collada Propinde, sobre el valle del Lena, a los pies de la Vía Carisa. El paso original está aún a mayor
altura. Sólo así se garantizaba la seguridad en un territorio tan hostil.
objetos asociados al emplazamiento.
Se han localizado cimentaciones
de elementos defensivos de madera.
Se han hallado puntas y regatones de
pila, un dardo de ballista, proyectiles plomados de honda, azadas, una
dolabra, un hacha y piquetas de tienda. Entre las monedas descubiertas
Las condiciones
climáticas en la cima
del campamento
cambian rápido en una
misma mañana.
Todo para estar
intacto y en alerta
destacan un denario de Julio César,
conmemorativo de su victoria sobre
los germanos, y una moneda acuñada
entre el 30 y el 29 a. C. con las efigies de Augusto y Agripa. Se suman
a estos restos, aquellos encontrados
en las proximidades, como un casco
de bronce con relieves, localizado en
1849 por un vaquero, o lo que se ha
descrito como una cimera, encontrada
en 1860.
Esta visita es recomendable para
todo aquel que disfrute de la montaña
y del pasado. El paisaje estremecedor
de Asturias desde las alturas. Imaginarse portar el peso de la impedimenta durante tantos kilómetros en ascensión. Las condiciones climáticas tan
duras que en una misma mañana se
puede acabar creyendo haber estado
en dos sitios distintos. Viento, sol y
niebla. Humedad, mucha humedad...
Contemplar desde allí la bruma marina cuando se acaba de entrar en Asturias, las agrestes cumbres occidentales de Picos de Europa, el mismísimo
Vindius, los valles del Lena y el Aller.
Todo a nuestros pies…
El silencio es inquietante en un lugar tan inhóspito. Hasta las escarpadas
laderas recientemente desbrozadas estremecen con las retorcidas formas de
los restos quemados de sus arbustos.
Descender vertiginosamente por los
dobles fosos de proporciones aún imponentes. Ver como un pobre manantial condiciona todas las estructuras
por la pura razón de supervivencia...
Más que resultar evocador, todo parece estar intacto y en alerta.
◙
PARA SABER MÁS:
• CAMINO, J.; ESTRADA, R.;
VINIEGRA, Y. (2003): “La Carisa
Camp”, Morillo,A. & Aurrecoechea
J. (eds.), The roman army in Hispania: an archaeological guide,
León, págs. 306-309.
• CAMINO, J.; ESTRADA, R.;
VINIEGRA, Y. (2001): El campamento romano de Vía Carisa
en Astura Transmontana, págs.
261-271.
• MARTINO, E. (2002): Roma
contra cántabros y astures. Nueva lectura de fuentes, León.
30
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NOTICIASHR
Más información y fotografías en http://www.legioviiii.es/galeria/galeria.htm
La Asociación Hispania Romana crece un 40% en su primer año de vida
Trece personas
ingresaron el año pasado en
Hispania Romana, lo que representa un crecimiento del 40%
respecto al 2006. Este dato fue
uno de los que se hicieron públicos durante la Asamblea General de la Asociación, que repasó
los logros conseguidos durante
2007 y el estado de la organización. Más allá del aumento
del número de miembros, el presidente
de HR, David Sandoval, destacó que en
el primer año de vida de la Asociación al
margen de Nova Roma «fue satisfactorio
comprobar que hay más implicación e ilusión por lo que hacemos».
La Asamblea General dio su visto
bueno a las cuentas presentadas y eligió
a una nueva Junta Directiva, en la que
repiten dos personas: David Sandoval,
reelegido como presidente, y Roberto
Pastrana, que pasa de vocal a secretario.
La reunión anual de socios, que contó con la participación de más de la
mitad de los miembros, constituyó una
oportunidad para supervisar el estado
de los proyectos que tiene en marcha la
Asociación, entre los que sobresale la
participación en las jornadas de reconstrucción de Lyon, a mediados de 2008, o
la celebración de una nueva edición del
campamento legionario, tras los buenos
24/11/2007.-
Dos momentos de los debates de la
Asamblea General, celebrada en Olesa.
Nueva Junta Directiva de HR
Presidente:
David. P. Sandoval
sceptia@yahoo.es
Tesorero:
José Gabriel Puche
jgpuche@actuarios.org
Secretario:
Roberto Pastrana
roberto.pastrana@yahoo.es
Vocal:
Arantxa Monteagudo
legioviii2002@yahoo.es
Vocal:
Óscar Madrid
marcus_flavius_lupus@yahoo.es
resultados de la experiencia organizada
en Numancia el pasado mes de julio.
También se repasó la labor de las comisiones encargadas de la reconstrucción
de diferentes aspectos de la vida en la
antigua Roma.
Asimismo, la Asamblea General aprobó establecer en 50 euros la cuota a pagar
por los socios este año y se dio un plazo
de dos meses para satisfacerla. Este plazo finaliza el 1 de marzo de 2008.
EN CONSTRUCCIÓN
¿Te gusta la Historia? ¿Disfrutas escribiendo?
¿Se te da bien el dibujo?
Seguro que puedes echarnos una mano para hacer
una revista mejor.
Colabora en su realización.
e s c ri b e
as
a
a h o o .e s
y
r@
h
o c ia c io n
31
invierno 2007
Jugando a ser oradores
Aprender oratoria
jugando. Con este objetivo se reunieron los socios de la AHR el pasado
27 de octubre. La sesión comenzó
con una representación teatral de un
texto clásico: un escándalo moral
que –nos cuenta Flavio Josefo– sacudió la Roma del s. I.
Un acaudalado caballero, Decio
Mundo, soborna a los sacerdotes
del templo de Isis para conseguir
los favores Paulina, una bella y virtuosa matrona. Esta acude al templo engañada con el supuesto amor
del dios Anubis, que no es otro que
Mundo disfrazado.
En este marco histórico y moral,
27/10/2007.-
dos equipos representaron un juicio
contra Paulina, ¿mujer adúltera o
humillada? (género judicial); tras el
cual, otro dos presentaron propuestas sobre el destino de los bienes
confiscados al templo, ¿Escuela de
Virtud o Termas Nudistas? (género
deliberativo).
Como guía para preparar los discursos, se repasaron algunos consejos
de Cicerón sobre retórica: argumentación, estructura y orden en los discursos, elocución, técnica de memoria,
declamación. Otros medios de persuasión, no menos romanos, como el
soborno, las amenazas o los abucheos,
formaron también parte del juego.
Una ventana hacia los clientes de Caja Navarra
agenda
19 DE ENERO
Visita a la exposición SPQR
Visita a la exposición “SPQR Senatus Populusque Romanus”, en la
Fundación Canal (Madrid).
19 DE ENERO
Gastronomía antigua
Evento organizado en Madrid para
socios de HR, donde se podrán degustar diversos platos de la gastronomía romana.
20 DE ENERO
Entrenamiento legionario
Prácticas del grupo de reconstrucción militar, en Madrid.
17 DE FEBRERO
Entrenamiento legionario
Prácticas del grupo de reconstrucción militar, en Madrid.
1 Y 2 DE MARZO
Mercado romano de Sagunto
Representación del aseo y el vestuario de una matrona romana.
06/11/2007.- Los mejores proyec-
tos no pueden llegar a buen puerto
si no cuentan con recursos. Por este
motivo, la Asociación Hispania Romana participa en el proyecto “Tú
eliges: tú decides” de Caja Navarra.
La Asociación expondrá su proyecto
cultural a los clientes de diversas sucursales de la entidad financiera para
buscar su apoyo. Caja Navarra somete cada año a votación, para que
sus clientes decidan, en qué invertir
parte del presupuesto de su obra social, que en el año 2006 ascendió a
42 millones de euros. Esta cantidad
se repartió entre más de 1.300 proyectos presentados por un millar de
entidades sin ánimo de lucro.
Hispania Romana hizo su primera presentación en la oficina de la
Caja, ubicada en la calle Zurbano
(Madrid). En un intento de mostrar a
los clientes de la entidad la vertiente
divulgativa de HR, varios socios pusieron en escena dos charlas dramatizadas sobre los primeros momentos
del día en una familia acomodada de
la antigua Roma y sobre la equipación y las tácticas de las legiones.
Durante 2008, HR realizará nuevas presentaciones de su proyecto en
defensa del patrimonio. Los eventos,
aún sin fecha fija, tendrán lugar en
sucursales de Madrid y Navarra.
La Asociación ha sido invitada a
participar en la celebración de un
evento lúdico-cultural en Sagunto
(Valencia). Los legionarios de la
Legio VIIII patrullarán en el mercado romano organizado en esta
milenaria ciudad.
7-9 DE MARZO
Reunión de HR en Zaragoza
La Asociación Hispania Romana
celebrará su primera reunión de
2008 en la provincia de Zaragoza.
Para la ubicación de este evento se
barajan dos posibilidades: Daroca
y Calatayud.
Información actualizada en
http://legioviiii.ief.st/
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LAENTREVISTA
David
P. Sandoval
La Asamblea General celebrada a finales de
noviembre le ratificó como presidente de la
Asociación Hispania Romana. En su segundo y
último mandato, David P. Sandoval se propone
consolidar un marco normativo ágil que permita
a la asociación continuar su crecimiento, tanto
en número de asociados como en actividades.
—Para aquellos que no
conocen HR, ¿podría explicar brevemente a qué
se dedica esta asociación?
¿Cuáles son sus fines?
—Hispania Romana es
una asociación cultural que
pretende aunar la recons-
todo el mundo aficionado
al período romano en la península e ínsulas, dejando
libertad siempre para elegir
el grado de implicación del
socio. Ante todo, esta Asociación está para disfrutar
de nuestro pasatiempo.
pal, como he dicho, el querer disfrutar junto con otras
personas de una afición cultural interesante. Intercambiar información de libros,
de trabajos, enseñar objetos
recreados y su forma de uso
o finalidad, visitar conjun-
Hispania Romana estará este año en
las jornadas de reconstrucción de Lyon
trucción histórica, la investigación y la divulgación del
conocimiento adquirido.
Como tal, pretende ser
punto de encuentro para
—¿Qué perfil o qué
características comparten
los miembros de esta Asociación?
—El primero y princi-
tamente exposiciones, yacimientos, lugares de gran
interés, y en suma pasar
buenos ratos con personas afines. El siguiente, un
Fotos: R. P.
amor por la Historia, la hispanorromana, por supuesto, pero en general por una
disciplina que resulta hoy
día tan compleja y a la vez
manipulable. Y por supuesto, el gusto por encontrarse
con personas agradables y
cuyos esfuerzos son, muchas veces, impresionantes.
—Finalizado ya el año
2007 es buen momento
para los balances. ¿Cuáles son las principales
diferencias entre la Asociación que afrontaba el
2007 y la que acaba ese
ejercicio?
—La primera de todas
es que nuestra Asociación
es, aunque sea redundante,
nuestra. Fuera del ámbito
33
invierno 2007
de Nova Roma, con quienes esperamos mantener
aun relaciones, pero que
considero una etapa ya pasada, tenemos más expectativas tanto de actuación
como de crecimiento. Ha
costado asentar ciertos procedimientos, pero claro...
¡nacimos como asociación
en el 2003!
Este año estamos quizá más cohesionados, con
mayores grados de conocimiento de los mecanismos
internos; tenemos más claros los medios y los fines, y
hemos madurado en las relaciones interpersonales. El
cambio mayor ha sido dejar
los teclados para vernos las
caras más a menudo. Y desde luego, la Legio ha sido
el motor del cambio, pero
como todos los motores,
necesita una buena carrocería y mantenimientos.
—¿Qué logros destacaría de lo conseguido en
2007?
—Bueno, el hecho de
haber acudido a los eventos a los que hemos ido y
tenerlos compensados económicamente... Aparte de
ese, el de asentar administrativamente gran parte de
la Asociación, si bien queda
mucho trabajo que es cansado, ingrato y poco lucido.
También resaltaría el haber logrado dotarnos de una
identidad propia partiendo
de atrás. Creo que hemos
consolidado muchas cosas.
Otro logro es el de tener
esta revista, un proyecto
de muchos que nunca pensé que pudiera arrancar, y
mira, estamos en el tercer
número...
—¿Cuáles son las actividades más importantes
que ha llevado a cabo HR
este año?
Dos de las actividades
más representativas de
HR durante 2007: el
campamento legionario
de Numancia (arriba)
y su presencia en las
jornadas divulgativas de
Keltiberoi (derecha).
Foto: F. J. García Valadés
El año pasado
dejamos de lado
el teclado del
ordenador para
vernos las caras
más a menudo
Las cuotas de
2008 serán 20
euros más baratas
para tres de cada
cuatro socios
—Destacaría tres: la reconstrucción, en verano, de
un campamento legionario.
Fue una actividad divertida,
enriquecedora y gratificante. También hemos participado con nuestros amigos
pintianos en Garray, en el
segundo evento de Keltiberoi al que acudimos. Otra
cosa que destacaría, de nuevo, es la publicación de la
revista Stilus.
—Usted ha sido reelegido como presidente. ¿Qué retos se plantea
para el 2008?
—En primer lugar, que
todos los eventos en los
que participemos no cuesten dinero al socio y dejen
un remanente importante
a la Asociación, para futuras actuaciones como, por
ejemplo, acudir a jornadas
como las que se celebran en
Lyon. Esta será la segunda
salida de la Asociación fuera de España y espero que
lo hagamos en mejores condiciones que la primera.
Otro de los retos que me
planteo es lograr una administración eficiente y clara
que facilite la participación
sin preocuparse mucho de
las “tripas” de la Asociación. Quizá así consigamos
participar en cada vez más
eventos de divulgación,
dándonos a conocer a todo
el mundo y realizando
una buena tarea, poniendo
34
hiems·mmdcclx·auc
nuestros conocimientos de
Roma al alcance de todos.
Al fin y al cabo, nuestra tarea es popularizar las ideas,
valores y visiones del mundo romano, de acuerdo con
la realidad histórica.
Otros compromisos son
los de fomentar la implicación de los socios, el rodaje
de ese ansiado cortometraje
(o medio o largo) que bien
puede ser ficción o documental. Y sobre todas las
cosas, mi reto principal...
¡No volver a ser elegido
para el 2009! (risas).
—Dentro del conjunto de asociaciones afines,
¿qué ofrece de nuevo
HR?
—Destacaría que no somos simplemente un grupo
de recreación, si bien es una
de las principales actividades. Tampoco somos simplemente una sociedad de
aficionados que se reúnen
periódicamente para hacer
lo que se puede hacer individualmente. Visitar una
exposición con un colega
que sepa de numismática,
con otro ingeniero, con un
epigrafista, con un arqueólogo, con un historiador,
con un experto militar o con
personas que tienen conocimientos más bien amplios
da un mayor grado de satisfacción y de empaque a
estas visitas.
Nuestro punto de diferenciación, también, es
que no somos elitistas o
cerrados. Estamos abiertos
a todo el mundo, con mayores o menores conocimientos, puesto que dentro de la
Asociación, se van a “romanizar” gracias a los demás socios. La implicación
por tanto es mayor y más
personal. Y sobre todo, creo
yo, que en este grupo nadie
hará nada que no quiera ha-
cer, y encima lo hará con la
participación de otros muchos. Creo, en suma, que es
una comunidad excepcional
y especial. Veremos si en el
futuro, si crece, se pueden
mantener estas características tan positivas.
—Uno de los puntos
que se debatieron en la
última Asamblea General
fue el de la cuota anual,
que se estableció en 50
euros. ¿No es muy ambiciosa para una asociación
tan joven?
—El dinero es el nervio
de la guerra y de la paz, y
por ello siempre hay que
tratar de gastar la menor
cantidad posible para que
la afición no sea muy onerosa.
En 2007, más o menos
un 75% de los socios pagaban 72 euros, frente a un
25% aproximado que pagaba 30 euros. En definitiva, se han bajado 20 euros
a la mayoría y subido esa
misma cantidad al resto.
Creo que ahora mismo es
un pago asequible, sin contar con que se ha aprobado
una cuota especial de 20
euros para los menores de
21 años, ya que los jóvenes
suelen tener poco dinero
pero mucho entusiasmo y
empuje.
—¿En qué se dedica el
dinero recaudado por la
Asociación?
—En primer lugar, a
pagarme la próxima hipoteca (risas). No, en serio,
prioritariamente a sostener
los gastos fijos de la Asociación, como el seguro
de responsabilidad civil, la
web que está en marcha, los
gastos administrativos propios de toda organización,
la promoción de la Asociación y a iniciativas que
revierten sobre los propios
asociados.
Otro uso que se la da a
las cuotas es la obtención de
equipaciones útiles para los
fines recreacionistas: tiendas, estacas, herramientas
y materiales que nos permitan cubrir los objetivos que
se marquen los socios.
Nova Roma es
una etapa pasada,
pero espero que
mantengamos
relaciones con
esa asociación
—Antes
comentaba
que habrá una partida
para iniciativas que reviertan en los socios. ¿A
qué iniciativas se refiere?
—Entre otras iniciativas, queremos regalar
nuestro polo asociativo,
una especie de “uniforme”
que nos identifica y da cierta identidad, así como el
otorgar un pañuelo legionario, el focale, a aquellos
recreacionistas que más
hagan por la Asociación.
Otra idea es la de tratar que las reuniones sean
aparte de una ocasión para
debatir nuestros asuntos,
una oportunidad para conocer una zona interesante
ya sea por sus yacimientos,
restos u otras características y que cueste poco al
socio. El buscar siempre
su participación en actividades culturales en
condiciones mejores a las
que se podrían obtener de
manera individual. Y por
supuesto, que el socio sea
parte eficaz participando,
ya de palabra, ya de obra,
en aquello que nos haga a
todos más felices. Esto es
una afición... y como tal,
hay que disfrutarla.
—HR también pretende fomentar la conservación del patrimonio
romano. ¿Cuáles son
las acciones prioritarias
para asegurar esta conservación?
—En primer lugar, debo
35
invierno 2007
admitir que el año 2007 ha
sido escaso, por no decir
nulo, en este ámbito respecto de nuestras actuaciones.
Si bien nuestras actividades de divulgación y
de participación en ciertos
eventos buscan esta finalidad, las mejores acciones
son, a mi juicio, el actuar
con cierta rapidez.
En España la Historia,
como digo, es una cenicienta, y la arqueología
tiene que lidiar con una ley
mediocre ─en comparación
con otras como la británica─, una falta de sensibilidad muy acentuada y una
indiferencia mortal para el
patrimonio.
Eso no quita que debamos buscar medios de
denuncia, como el mandar
cartas de protesta a aquellas administraciones públicas responsables cuando
seamos conocedores de
una violación en el patrimonio, incluso llegando,
si es el caso, a personarnos
para realizar manifestación
pública del desacuerdo con
dicha violación.
También una acción
prioritaria será el contactar con asociaciones afines
que puedan ampliar y amplificar el alcance de dicha
defensa mediante el trabajo conjunto. En todo caso,
es posible que busque, siguiendo mi apreciada afición a delegar, a un responsable para estas tareas.
—¿Cómo pueden asociarse a la Asociación
Hispania Romana las
personas interesadas?
—Sencillo, mandando
un correo a nuestro foro
provisional (www.legioviiii.ief.st) e indicando su
deseo de asociarse. Entonces recibirán un correo
de un miembro de la Junta
Directiva con los pasos a
seguir. También se puede
dirigir directamente a un
miembro de la Junta Directiva [las direcciones de la
directiva se puede consultar en la página 31], quien
le indicará qué tiene que
hacer.
El pago se podrá efectuar a partir del 1 de enero
de 2008 y a lo largo de todo
el año, pagando la mitad de
la cuota a partir del 1 de
julio. Ya actualizaremos
datos en el foro y página
web.
—¿Dónde se podrá ver
a la Asociación en acción
este año?
—Espero que en colegios y centros educativos,
explicando el mundo romano a los alumnos. Espero que también en algunas
ciudades
emblemáticas
como Sagunto, Guissona,
Baeza, Lyon o Segovia,
entre otros.
Y también, por supuesto,
en eventos como Keltiberoi
en Garray (Numancia) y
otros que están pendientes.
En todo caso, también se
podrá disfrutar, siendo socio, del castra campamento
legionario, con más actividades y experimentaciones.
Y siempre en visitas a yacimientos, exposiciones, museos y similares. Lo nuestro
es afición.
Un buen espectáculo puede hacer mucho por la Historia
—HR realiza eventos divulgativos apoyados en sus grupos de
reconstrucción. ¿En qué estado
se encuentran estas actividades en
comparación con otros países de
nuestro entorno?
—En mantillas. Estamos en un
país donde el mayor grupo en cuanto a medios y capacidades es, quizá,
el del Proyecto Fénix de Tarragona,
con su Legio VII. Hay muchos más
grupos, como la Prima Germánica,
los Septimani Seniores, los de Iruña
Veleia, Orgenomescos, Legios IV y
V, y más personas o entidades que
tratan de darle más empaque al asunto. Pero de momento no existe una
implicación de las administraciones
públicas, como en países de nuestro
entorno, como Alemania, Gran Bretaña o Francia.
Echamos de menos más apoyo
político. En muchas ocasiones se
equipara la reconstrucción militar
romana con actos de apología del
fascismo. Falta un conocimiento serio de la Historia por parte política
para apostar por la divulgación como
complemento al mundo académico.
Y en el mundo de la enseñanza, sobre todo la superior, falta cierto acercamiento a la gente de la calle que
permita evitar igualar Historia con
libros polvorientos, quevedos viejos
y ancianos resabiados y pedantes.
La Historia puede estar viva, ser
materia de conocimiento con estos
medios. En el extranjero lo saben.
Un buen espectáculo puede hacer
mucho por la Historia, siempre que
se sepa hacer.
—Es una visión pesimista...
—No todo es negativo; creo que
el grupo de la Legio VIIII Hispana
ha sabido crecer y aumentar su capacidad, siendo críticos con nuestros
equipos y exigentes con nuestras
investigaciones. Si alguien de nuestro grupo dice “Esto se hacía así”
siempre lo apoyará con un trabajo de
investigación en fuentes primarias
y en otras fuentes posteriores, argumentando el porqué de lo que hace o
no hace. Y la discusión fluye siempre con las exigencias mínimas del
respeto y de la coherencia.
A este respecto, me gustaría hacer
una mención especial e individual a
varias personas que han dado un
empuje muy enérgico a esta Asociación: Arantxa y Salvador, además
de nuestro armero y suministrador,
Jordi. Extiendo esta mención al resto que, en la sombra, callados, pero
investigando sus libros, sus fuentes,
dedicando tiempo, tratan de acercarnos a un mundo muy desconocido.
Desde la humildad, estamos ahí, mejorando. Pero queda, en general en el
panorama español, mucho, muchísimo por hacer...
36
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PASATIEMPOS
Los viajes de
Septimius
¿Has leído con atención Stilus? Veamos si recuerdas
algunas nociones que han aparecido en este número.
Por Roberto Pastrana.
Q
uerido primo Gneo: Supimos por un soldado licenciado que pasó por la ciudad,
que te destinaron a Batavia y que
estás bien. Nos alegramos de que la
escaramuza con los caucos quedase
sólo en un susto. También se alegra
tu madre, aunque lo niegue. Sigue sin
comprender por qué te enrolaste en la
legión, cuando podrías haber hecho
carrera aquí. Para serte sincero, nadie
lo entiende. Supongo que fue la vena
excéntrica de tu padre. Los Septimios
siempre fueron un poco raritos.
El caso es que tu madre se entristece cuando llegan las elecciones y piensa
que tú podrías estar luchando por una
magistratura. Tu venico Crescens, que
nació el mismo año que tú, comenzó su
carrera política al alcanzar la edad requerida. No le costó ser elegido para el primer puesto, el de ..................... Tampoco
fue difícil su siguiente paso, el de ser
................, y no esconde su afán de llegar
a ..................... de su ciudad natal. Lo logrará con el dinero que tiene su familia.
Tiene gracia: ¿te acuerdas de que cuando
éramos pequeños y jugábamos en la calle nadie quería a Crescens en su equipo? Pues mira donde ha llegado. No hay
nada como ver tu nombre escrito en las
paredes, pintado en .............. ................,
para ser respetado.
Y mientras, tú dando vueltas por el
mundo y sin un puñado de harina para
mezclar con agua y hacer un mísero plato de .............. Primo, ¡vuelve!
soluciones en la página siguiente
Drusus, un centurión en Hispania
Por Óscar Madrid
¡¡A LA C
ARGA,
La Legio
Nona avanza
por tierra de
pintianos.
Pero alguien
acecha...
VACCE
O
S!!
¡Legionarios,
formación
en círculo!
Esta es la razón de la alta tasa de
mortalidad entre los centuriones.
¡¡¡¿EING?!!!
¡¡Pero dejadme
entrar en el círculo,
MAMONEEES!!
37
invierno 2007
BREVIARIUM

punto de lectura
CONSPIRATIO. EL CASO.../Ben Pastor
Seix Barral, 2007 - 448 págs.
BÁRBAROS Y ROMANOS
EN HISPANIA
Javier Arce
En el año 304 d. C., el soldado e historiador Elio
Espartanio recibe el encargo de escribir la biografía del emperador Adriano, fallecido casi 175 años
antes. Para ello deberá esclarecer los sucesos que
rodearon la muerte de Antínoo, favorito del emperador, ahogado en extrañas circunstancias. Una
novela detectivesca ambientada en el esplendor del Imperio romano.
¿Quién era...
J
(150-212 d. C.)
El siglo V d. C. es uno de los peor conocidos de la historia de la Península
Ibérica. La llegada de los llamados
‘pueblos bárbaros’ suele presentarse
como un período de ‘invasión’, caos y
destrucción en el que se desintegran las
estructuras políticas, administrativas
y económicas romanas existentes, así
como la estructura social de la Hispania
romana. Este libro, sin embargo,
revisa los textos
disponibles para
demostrar que
‘los bárbaros’ no
pretendieron acabar con el Imperio sino integrarse y establecerse
en él.
¿
Emilio Papiniano
Marcial Pons Ediciones, 2007
320 págs.
urista y experto en leyes al servicio del emperador Severo. Probablemente originario de Siria y pariente del emperador por afinidad, fue
asesor del pretor prefecto y actuó como secretario del emperador desde
el 194 al 202 d. C., respondiendo a las peticiones dirigidas Severo.
En 205 d. C., sucedió a Fulvio Plautiano como prefecto pretorio. Escribió
sobre asuntos legales tanto oficial como extraoficialmente, y entre sus obras
más importantes destacan la titulada “Quaestiones”, recogida en 37 libros
y finalizada antes del 198 d. C., y “Responsa”, publicada en 19 libros, entre
los años 206 y 212 d. C.
Su estilo es conciso y a la vez complejo, pero su argumentación y razonamiento son poderosos y demuestran un fuerte sentido de la equidad como
fundamento del principio de imperio de la ley.
Sus obras tuvieron una gran influencia incluso tras su muerte. Constantino le puso a la altura de los juristas Paulo y Ulpiano. La ley de citas de 426,
que regulaba la recitatio de las obras de los juristas ante los tribunales (o sea,
qué juristas podían ser invocados y los criterios para la decisión del juez ante
opiniones diversas de estos) le concedió la preeminencia entre los juristas
romanos clásicos, al establecer que, si no existía mayoría en un sentido o
había empate entre Gayo, Paulo, Ulpiano, Modestino y él, prevalecía su opinión. En caso de que no se hubiera manifestado sobre el particular, el juez
quedaba libre de elegir entre las opiniones presentadas por las partes.
Al llegar al poder en 211, el emperador Caracalla le destituyó y permitió
a los pretorianos darle muerte tras haberse negado Papiniano, ese mismo
año, a justificar el asesinato de Geta, hermano del emperador.
Por Francisco Bascuas.
SOLUCIONES A
Los viajes de
Septimius
1------------Quaestor
2------------Aedil
3------------Duovir
4------------Scripta actuaria
5------------Puls/pulmentum
e
ad
c
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t
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La ci
Clío
p re se n ta .. .
El siglo de la sangre
JULIO CÉSAR
Julius Caesar (1953)
Director: J. L. Mankiewicz.
Guión: W. Shakespeare/ J. L.
Mankiewicz.
Actores: Marlon Brando, James
Manson, John Gielgud.
Duración: 120 minutos.
Por David P. Sandoval.
Tras las guerras serviles, llegaron las
guerras civiles. En esta época se ambientan dos grandes superproducciones:
“Cleopatra” y “Julio César”. Ambas
películas comparten mucho, tanto que
podrían contarse una como continuación de la otra. Dirigidas por Joseph Leo
Mankiewicz y protagonizadas por un rutilante elenco de estrellas, en la primera,
todo acaba con la batalla que enfrenta a
Marco Antonio contra Bruto (Filipos)
mientras que en la segunda comienza
con la batalla de César contra Pompeyo
(Farsalia) y acaba con la derrota en el
mar de Marco Antonio y Cleopatra ante
un Octaviano poco Augusto (Actio). Por
tanto, un recorrido por las guerras civiles
más largas y sangrientas de Roma que
derivarían, posteriormente, en el Principado de Augusto.
Rodada la primera en estudio (salvo
algún exterior) y la segunda, con mayor
coste, en gran parte de España, ambas
comparten, no obstante, la misma idea
de vistosidad, de grandiosidad de Roma.
En “Julio César”, un remedo del Coliseo
recibe a Julio César triunfante ante Pompeyo, con rencores acusados entre ciertos
senadores. Y naturalmente, las dudas de
Bruto, la inquina de Casio (como el otro
Casio de Otelo que es Yago) y el desbordante discurso de Marco Antonio en las
escaleras de la Curia, forman parte de
esa vistosidad. Aquí importa la palabra,
el verbo violento, más que las túnicas de
fantasía, los soldados de chapa y otros
aspectos pocos realistas. No ocurre así
en la procesión inicial, con los lictores
bien representados y el trabajo de documentación de ciertas prácticas religiosas
y supersticiosas.
En cuanto a “Cleopatra”, aun mutilada y maltratada, es uno de los mayores
monumentos cinematográficos, grandioso como las Pirámides, y amplio como la
muchacho desquiciado, violento, cobarde; dejando el mando a Agripa en Accio
por un mareo enfermizo o matando al
embajador de Cleopatra–.
Y por supuesto, los magníficos planos
como la pompa de Cleopatra en Roma,
bajo el reproducido Arco de Constantino, la tortuga de César en Alejandría o,
sobre todo, la mejor batalla naval jamás
rodada en cine. Pero los detalles cuentan.
Las togas de los senadores son auténticas
togas praetextas, las maniobras de la testudo son muy reales y la batalla está cuidada; si bien, en atención al espectador,
un juego de maquetas, como en muchas
otras películas bélicas, ayuda a componer la situación, hasta el punto que todo
queda claro. Y por supuesto, la propia
Cleopatra, representada como Isis junto
a su hijo, Cesarión-Horus, junto con las
Historia. Si peca de megalomanía, de un
excesivo protagonismo de Liz Taylor o
de una cierta abulia interpretativa de Richard Burton, lo compensa el magnífico
César interpretado por Rex Harrison –el
mejor de todos, a mi juicio, y con una
entrada en Alejandría magníficamente
rodada– y el villano encarnado en Octaviano –impagables secuencias como un
joyas y demás adornos muy elaborados
y cuidadosamente copiados.
Sin duda, dos películas para disfrutar del ambiente y el sabor de Roma en
sus guerras civiles; sangre, lucha por el
poder, sexo sofisticado... Pedazos de la
historia viva, narrada por Plutarco o Suetonio, y revividos, en el siglo XX, por un
nuevo romano, Mankiewicz.
CLEOPATRA
Cleopatra (1963)
Director: J. L. Mankiewicz.
Guión: J. L. Mankiewicz, R. McDougall, Sidney Bunchman.
Actores: Elisabeth Taylor, Richard
Burton, Rex Harrison.
Duración: 240-330 minutos.
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