El vínculo que se establece entre padres e hijos comienza a desarrollarse desde los primeros momentos de apego inmediatos al nacimiento, reforzados previamente por las distintas vías de contacto con el bebé en su etapa intrauterina. Dicho vínculo deberá responder a las necesidades de cuidado y estimulación del bebe para su desarrollo físico y emocional, permitiéndole progresivamente adentrarse y aventurarse en el nuevo mundo fuera del vientre materno. En dicho camino, la tarea de ser padres no es una labor sencilla, se requieren cariño, constancia y paciencia a tiempo completo, todo con el fin de desarrollar lazos positivos con nuestros hijos, proceso de especial importancia, toda vez que nuestros hijos no llegan al mundo con un programa predefinido de conductas o afectos que determine completamente el cómo se comportarán a futuro, si bien cuentan con aspectos de su propio temperamento, sus respuestas serán en gran parte un reflejo de lo que hayan aprendido de los adultos que lo rodean. La paternidad implica aprender y superar nuestras propias deficiencias y temores, con el fin de brindar el apoyo y guía que nuestros hijos requieren para el desarrollo adecuado en las distintas esferas de su vida. Si bien los temores y ansiedades en los padres son esperables y comprensibles, sobre todos en quienes ejecutan su paternidad por vez primera, es importante recordar que no existen mamás no papás perfectos, por el contrario, suelen equivocarse y cometer errores. Asimismo, no existen los hijos perfectos. Como padres, debemos aprender de ellos y con ellos, aceptando y fomentando sus cualidades en función a sus competencias y limitaciones. En tal sentido, resulta necesario que los padres desarrollen sus propias habilidades para reconocer las características de nuestros hijos. El proceso de crianza y desarrollo de vínculos, puede en ocasiones tener que lidiar con elementos que demandarán mayor cuidado y preocupación por parte de los padres, tales como problemas de salud o de aprendizaje, generando preocupación e interferencias en las relaciones dentro de la familia. Las dificultades que se suceden en tales casos pueden afectar no solo al niño, sino a la dinámica familiar completa, debiendo lidiar con problemas que trascienden a distintos ámbitos y frente a los cuales no siempre se cuenta con la orientación debida para sobrellevarlos. El estar atentos a las señales que nos proporcionan nuestros hijos (señales muchas veces existentes, pero ajenas a nuestro foco de atención), a los reportes provenientes desde el jardín infantil o colegio, y a los controles en salud efectuados por el pediatra, nos puede favorecer el diagnosticar a tiempo la existencia de problemas que puedan estar afectando nuestros hijos, permitiendo la planificación y ejecución de los cuidados que requieran. En muchas ocasiones, los padres no conocen las distintas instancias de apoyo terapéutico y derechos legales existentes para colaborar en el tratamiento de la salud de sus hijos. En tal sentido, la primera tarea es informarse. Una de las fuentes de apoyo proviene del acceso a instancias de orientación en temas de crianza, evolutivos y psicológicos de los niños. En esa línea se han enmarcado algunas de las actividades psicoeducativas desarrolladas en la Jefatura de Sanidad: Taller en materia de Embarazo, Apego y Estimulación Temprana, Charla de abordaje psicológico en el tema del Grooming, Taller Niños, Familia y Límites: Educar a los hijos, sin estrés (actividad orientada a enseñar a los padres algunas soluciones prácticas y sencillas, para implementar disciplina en el comportamiento de sus hijos), y otras instancias de difusión: Niños y Adolescentes post-terremoto (orientaciones para recuperar la estabilidad emocional y retomar la cotidianeidad), La Familia: el mejor factor protector ante desajustes en salud mental, Videojuegos: Ni tan inocentes, ni tan diabólicos (información y orientación respecto de su manejo y uso en el hogar). Otra vertiente relativa a las instancias de apoyo, corresponde al ámbito de los beneficios y derechos que los padres poseen con respecto a ciertas situaciones. A modo de ejemplo, cuando el niño presenta una problemática, hereditaria o adquirida, que incide en la carencia o pérdida permanente de dos tercios o más de sus funciones corporales o mentales, impidiendo el desarrollo de sus actividades ordinarias de la vida, atendida su edad y sexo, es posible solicitar al señor Director General la Asignación Familiar al Duplo, acompañando los antecedentes médicos que acrediten tal condición. Dicha asignación consiste en un beneficio de carácter económico, que implica prestaciones en orden médico, asistencial y hospitalario. Salud mental.