DE HISTORIA. NATURAL. 471 demostrable en no pocas ocasiones. Hoy, por ejemplo, contando con los datos numéricos de tres estaciones sismológicas, no m u y cercanas entre sí, y dotadas de poderosos sismógrafos bien a m o r ­ tiguados, se puede d e t e r m i n a r con g r a n exactitud el epicentro de u n terremoto, a u n q u e diste más de 10.Ü00 kilómetros (1). En Manchester, tres sismólogos se ocuparon de este asunto: el profesor Zeiszig, de Darmstadt, con un elegante procedimiento gráfico; el Dr. Klotz, de Ottawa, quien repartió u n a s tablas n u ­ méricas para facilitar la aplicación de la proyección estereográfi­ ca, y, por ú l t i m o , el príncipe B. Galitzin, mostrando ejemplos en confirmación de sus cálculos, basados en los gráficos de dos com­ ponentes, situadas convenientemente en la m i s m a estación. Cier­ to que emplea péndulos de su invención, de e n o r m e a u m e n t o y casi aperiódicos, los que permiten llevar á cabo esa idea, esbo­ zada por el profesor O m o r i , d e T o k y o , y claramente emitida por el profesor W i e c h e r t , de Gotinga, a u n q u e tan sólo como p r o ­ bable. El ya citado procer ruso expuso un nuevo, modelo de compo­ nente vertical, también de registro fotográfico, y fundado en el mismo principio q u e ' s u s péndulos horizontales. U n a s espirales de alambre de cobre, convenientemente adaptadas á la masa, s e mueven al moverse ésta, entre los polos de dos poderosos i m a ­ nes, desarrollándose corrientes de inducción, las que desvían el espejo de un galvanómetro extra-sensible del tipo Arsonval, y , por lo tanto, el r a y o de luz que, reflejándose en dicho espejo, va á i m p r e s i o n a r una hoja de papel sensible arrollada á u n cilindro, al que mueve un aparato de relojería. T a m b i é n nos habló de la nueva organización sismológica rusa, sin disputa la mejor del m u n d o en lo que se refiere á i n s t r u m e n ­ tos, por más que se note la falta en las estaciones donde suele haber terremotos, de u n sismógrafo capaz de r e g i s t r a r los media­ n a m e n t e sensibles siquiera, ya que no los fuertes. Otro inconve­ niente pudiera ofrecerse, y es q u e u n a colección de péndulos Ga­ litzin requiere más de 2.500 pesetas de gasto a n u a l , e n t r e papel al gelatino b r o m u r o y l á m p a r a s Nerst, y a u n q u e ese gasto n a d a (1) U n esbozo de cómo se determina la posición del epicentro de n n terremoto, lo publicamos en Ciel et Terre, DUDO. 3 [1911";, en el artículo intitulado «Les Tremblements de Terre enregistrés à Cartuja (Granade) pendant l'année 1910».