Economía política de la migración - Red Internacional de Migración

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Economía política de la migración
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La visión dominante de las migraciones configura un mosaico variopinto
compuesto por cinco piezas: análisis microsocial, esquema push-pull, visión
neoclásica-neoliberal, transnacionalismo y agenda internacional de migración y desarrollo. Esta visión es consustancial a la globalización neoliberal,
según la cual las migraciones son una estrategia individual o familiar para
maximizar los ingresos, es además de ser catapultada por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, configura un espacio social transnacional y convierte a los migrantes en los nuevos agentes del desarrollo.
La construcción de un marco categorial alternativo descansa en la economía política de la migración, que se erige como una crítica a la visión
convencional de migración y desarrollo. El fenómeno migratorio es abordado desde la economía política marxista en su nivel más elevado de abstracción, es decir, en atención a la dinámica del capital en general, a partir
de las siguientes tres categorías analíticas:
1) La acumulación originaria. Esta categoría se vincula al surgimiento del
capitalismo sobre las ruinas del feudalismo, en el siglo xvi. La “escisión
entre productor y medios de producción” transforma al productor directo en una persona “libre”, despojada de sus medios de producción y
subsistencia y que, por lo mismo, se ve forzada a vender lo único que
posee, su propia fuerza de trabajo, a quien detenta la propiedad de los
medios de producción. De esta manera, la destrucción de formas precapitalistas de producción se convierte en un vertedero de fuerza de
trabajo para el empresario capitalista. La migración aparece como un
fenómeno asociado a la violenta expropiación de tierras al campesinado
o de instrumentos de trabajo al artesano. En el contexto del capitalismo
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contemporáneo y particularmente en el marco de la restructuración
neoliberal, esta categoría analítica ha sido recuperada para caracterizar
el proceso de liberalización de la fuerza de trabajo y concentración de
poder y riqueza en una reducida élite capitalista, mediante la acumulación por desposesión, que entraña la mercantilización de los recursos
públicos, el desmantelamiento progresivo del Estado de bienestar y, en
general, el ataque frontal a las condiciones de vida y de trabajo de la
mayoría de la población. Esta modalidad arroja amplios contingentes a
la economía informal, el desempleo y la migración forzada.
2) La sobrepoblación. Con el desarrollo del capitalismo y la creación de su
propio modo técnico de producción —en el marco del tránsito del
artesanado a la gran industria—, el crecimiento del capital, y por ende
de la acumulación, dejan de depender del crecimiento de la población.
El capital crea, de este modo, su propia ley de población y, en contraposición al maltusianismo, no es ésta la que determina los límites del
crecimiento económico y de la riqueza, sino a la inversa: la dinámica de
acumulación capitalista procrea una masa de fuerza de trabajo cuya
oferta supera siempre la demanda. Mediante la generación de una masa
de población redundante, el capital asegura permanentemente el aprovisionamiento de recursos humanos prestos a la explotación laboral,
más allá de la dinámica de la reproducción demográfica. Se genera así
una sobrepoblación relativa, un ejército industrial de reserva, que por
su importancia estratégica para el capital, se convierte en “una palanca
de acumulación capitalista, e incluso en condición de existencia del modo
capitalista de producción”. Para abordar la migración internacional es necesario incorporar la dimensión espacial al análisis y considerar las relaciones asimétricas que caracterizan a los procesos de acumulación de
capital entre regiones, países y al interior de éstos. La distribución geográfica desigual de la acumulación propicia que la sobrepoblación no se
distribuya homogéneamente a escala global. En los países y regiones
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más desarrollados —donde la capacidad de acumulación es mayor—,
la sobrepoblación tiende a ser relativamente menor y a ser compensada
a partir de la inmigración laboral proveniente de los países y zonas con
menores capacidades de acumulación. Refiriéndose al caso irlandés,
Marx acuña el término sobrepoblación absoluta para hacer referencia a
este fenómeno. Esto explica la existencia de zonas que fungen como
reserva laboral y acusan procesos de despoblamiento en los países subdesarrollados. La migración laboral internacional no sólo pone de manifiesto el despliegue de la relación capital-trabajo en el horizonte internacional, sino que evidencia la exposición de la sobrepoblación a
condiciones de alta explotación laboral y exclusión social en el marco
de la creciente transnacionalización, diferenciación y precarización que
caracteriza a los mercados laborales en el capitalismo contemporáneo.
3) La superexplotación. El régimen de flexibilización y precarización laboral
atenta, en términos generales, contra las condiciones de vida y trabajo de
la mayoría de la población. La gestión corporativa alienta la inseguridad laboral, el desmantelamiento de sindicatos, el abaratamiento laboral,
el incremento de la intensidad laboral y de la jornada de trabajo. Un elemento explicativo importante es el pseudosobresalario, es decir, el salario
percibido por los migrantes en los lugares de destino que, en primera
instancia, se presenta como superior al que podría devengarse en el lugar
de origen, pero que es menor al que en condiciones similares perciben
otros grupos laborales en los lugares de destino. Una fracción de este
salario se remite a los lugares de origen en calidad de remesa para sufragar
los gastos de subsistencia de los dependientes económicos.
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En un nivel más concreto del desarrollo del capitalismo mundial, en el
nivel de regiones y países, y considerando las asimetrías inherentes al desarrollo capitalista, es posible englobar dentro de lo que se ha dado en llamar
el paradigma histórico-estructural —en contraste con el funcional-modernista— una amalgama de enfoques teóricos, marxistas y heterodoxos. Las
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posturas teóricas más importantes en esta línea son las emanadas de las
teorías de la dependencia, del sistema-mundo, la causación acumulativa y
la teoría de los mercados duales de trabajo. Sin entrar en mayores detalles, es pertinente destacar que:
1) Las teorías de la dependencia tienden a considerar la migración no sólo
como producto de las condiciones adversas y las limitaciones de la
acumulación dependiente o subdesarrollada, sino como causa a la vez
de la profundización del subdesarrollo. Por el período histórico en el
que se desarrollan estas teorías, donde la orientación de los países subdesarrollados era preferentemente hacia el mercado interno, el énfasis
primordial es en la migración interna.
2) La teoría del sistema-mundo es heredera de las teorías de la dependencia. A diferencia de aquellas cuyo centro de análisis es América Latina,
su contexto analítico abarca al capitalismo mundial, distinguiendo no
sólo entre centro y periferia, sino incorporando a la llamada semi-periferia. Esta perspectiva teórica comparte la visión de que las migraciones
internacionales son producto de la expansión y creciente integración
(asimétrica) del sistema capitalista mundial y la dominación ejercida
por los países centrales sobre los semi-periféricos y periféricos.
3) La teoría de la causación acumulativa se basa en los planteamientos
teóricos del economista heterodoxo sueco Myrdal (1957). Esta teoría
sostiene que el desarrollo capitalista tiende a profundizar las inequidades espaciales y sociales en el ingreso y el bienestar. Bajo esta óptica,
la migración se enmarca en un círculo vicioso perverso que priva a las
comunidades de origen de su fuerza laboral más valiosa, incrementando
la dependencia y estimulando una subsecuente secuela de emigración.
4) La teoría de los mercados de trabajo duales sostiene que las migraciones
internacionales atienden a una demanda permanente de mano de obra
en las sociedades industriales avanzadas y dan lugar a una segmentación
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de los mercados laborales, donde los trabajadores extranjeros ocupan
trabajos de bajo perfil desdeñados por los trabajadores domésticos.
Cabe acotar que los enfoques histórico-estructurales referidos se centran ante todo en las causas estructurales del fenómeno y, lo más importante,
en las relaciones asimétricas que se producen en el horizonte norte-sur
(a excepción de la teoría de los mercados duales de trabajo). En contraste
con las perspectivas funcionalistas-modernizadoras, aportan —desde nuestro punto de vista— una visión más comprehensiva del fenómeno, aunque
ofrecen una visión limitada de la dimensión estratégica del fenómeno o de
la agencia, por lo que se les tilda muchas veces de deterministas.
Como correlato de las crecientes asimetrías y desigualdades que caracterizan al capitalismo contemporáneo, se ha producido un crecimiento
significativo de los movimientos poblacionales, particularmente de la migración laboral de sur a norte, incluyendo un importante contingente sursur. Asimismo, se han producido transformaciones importantes en los
circuitos migratorios internos y la relación de estos movimientos con las
migraciones internacionales. Estrechamente relacionado con ello, el flujo
de remesas familiares de norte a sur ha crecido al grado de superar los
flujos de inversión extranjera directa y la ayuda oficial conferida a los países
subdesarrollados. Ello ha propiciado que los principales organismos internacionales promotores de las políticas neoliberales estén impulsado una
agenda sui generis de desarrollo, que supone que la migración puede convertirse en una palanca de desarrollo en los países de alta emigración.
Ante esta situación, la economía política ha retomado críticamente la
cuestión de la migración y el desarrollo. En contraste con las posturas neoliberales que sobredimensionan y obnubilan la naturaleza y el papel de las
remesas, desde este mirador alterno el universo analítico se amplía considerablemente y su campo de preocupaciones se redefine drásticamente.
Entre los principales temas introducidos en está discusión se encuentran las
relaciones entre países bajo el espectro del desarrollo desigual, la profundi-
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zación de asimetrías y la transferencia de excedentes; la migración laboral y
la precarización de los mercados laborales (incluyendo fuerza de trabajo
calificada y no calificada); y, en general, la dialéctica entre acumulación y
migración bajo una perspectiva de clase.
Emprendurismo
El agente privilegiado del modelo neoliberal es el empresario, pues se plantea que es el generador de riqueza y el creador de fuentes de empleo. La
actividad empresarial privada produce crecimiento económico y bienestar
social. La ideología dominante defiende la libre empresa como uno de sus
pilares, con lo cual se denuesta la gestión estatal y el sector social de la economía, cuya amalgama se denota, de manera despectiva, como populismo,
ineficiencia y corrupción.
Los emprendedores persiguen, ante todo, satisfacer su interés individual y egoísta, lo cual significa maximizar sus utilidades. Para ello, el Estado
actúa como un garante del clima de inversión privada y adopta pautas empresariales en su accionar, bajo lo que se llama nueva gerencia pública. El
gobierno resultante es un facilitador y promotor entusiasta de la inversión
privada, para ello canaliza una cauda de recursos públicos y facilidades administrativas, además de que concede infraestructura, servicios y financiamiento, sin contar la cesión de sectores económicos estratégicos, mediante los programas de privatización.
El capitalismo contemporáneo, denominado bajo distintos conceptos
como globalización neoliberal, nuevo imperialismo, acumulación por despojo, redita o pone al día la acumulación originaria, que ya no puede ser
designada originaria, pero que sigue basándose en le explotación y despojo,
para abrir espacio de valorización a los grandes capitales. En lugar de un
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