QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Julio 2008 La humanidad de Cristo: su identificación )Qué escribió Elena de White acerca de la humanidad de Jesús? Responde DANIEL OSCAR PLENC director del Centro de Investigaciones White en la Argentina. La cristología es un tema al mismo tiempo importante y controversial para la teología adventista. Se ofrece, a continuación, una exposición breve del pensamiento de Elena de White acerca de la naturaleza humana de Jesús. Como lectura complementaria, se recomienda Mensajes selectos, tomo 1, páginas 284 a 340, y tomo 3, páginas 143 a 160. Su misterio y comprensión Al igual que Pablo (Col. 1:26; 1 Tim. 3:16), Elena de White dice que la encarnación de Cristo es un Amisterio@ insondable (Mensajes selectos, t. 1, pp. 289, 292; Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1.088; t. 6, p. 1.082). Como lo enseña Deuteronomio 29:29, solo algunos aspectos del tema han sido revelados (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1.103). Sin embargo, es un tema profundo, vital y esencial, que ha sido revelado en las Escrituras para nuestro estudio (A fin de conocerle, p. 27; Recibiréis poder, p. 108). Dice la señora de White: ALa humanidad del Hijo de Dios es todo para nosotros [...]. Esto ha de ser nuestro estudio@ (Mensajes selectos, t. 1, p. 286). ANecesitamos comprender, hasta donde sea posible, la naturaleza verdaderamente humana de nuestro Señor. Lo divino y lo humano estaban uniéndose en Cristo, y ambos eran completos@ (Mensajes selectos, t. 3, p. 153). Su semejanza con la humanidad En Jesús se cumplen las palabras de Juan 1:14 y 3:16 (Hijos e hijas de Dios, p. 13). ACristo fue un verdadero hombre@; Aplenamente humano@; Aparticipante de nuestra naturaleza@ (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 895). La autora cita Hebreos 2:14 y se expresa con claridad: ACristo no tomó la naturaleza humana en forma aparente. La tomó de verdad. En realidad, poseyó la naturaleza humana@ (Mensajes selectos, t. 1, p. 290). Elena de White recuerda que Cristo vino en Asemejanza de carne de pecado@ (Rom. 8:3) y fue Asemejante a sus hermanos@ (Heb. 2:16, 17). ADurante cuatro mil años, la familia humana había estado perdiendo fuerza física y mental, así como valor moral; y Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada. Únicamente así podía rescatar al hombre de las profundidades de su degradación@ (El Deseado de todas las gentes, p. 92; véase también Mensajes selectos, t. 1, p. 313). Algunas declaraciones parecen indicar una identificación completa con la naturaleza caída del hombre. Dice la autora: ATomó sobre sí la naturaleza caída y doliente del hombre, degradada y contaminada por el pecado@ (Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 1.169). A continuación lo explica, al decir que Cristo compartió nuestros Adolores@, Apesar@, Avergüenza@ y Atentaciones@. Agrega: AEn él no había ni engaño ni pecado; siempre fue puro e incontaminado; y, sin embargo, tomó sobre sí nuestra naturaleza pecaminosa@ (Ibíd., t. 7, p. 450). En alusión a Hebreos 2:18, dice la autora: ATomó sobre su naturaleza sin pecado nuestra naturaleza pecaminosa, para poder saber cómo socorrer a los tentados@ (Ibíd., t. 7, p. 448). ACristo, que no conocía en lo más mínimo la mancha o la contaminación del pecado, tomó nuestra naturaleza en su condición deteriorada@ (Mensajes selectos, t. 1, p. 296). El párrafo que sigue es muy conocido: AHabría sido una humillación casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aun cuando Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán, aceptó los efectos de la gran ley de la herencia. [...] Pero él vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado@ (El Deseado de todas las gentes, p. 32). En esa condición debió enfrentar las tentaciones. ACon las debilidades del hombre caído sobre él, en favor de la raza humana había de soportar las tentaciones de Satanás en todos los puntos en los que pudiera ser atacado el hombre@ (Mensajes selectos, t. 1, p. 314). La señora de White cita Hebreos 4:15, y agrega: AÉl tomó la naturaleza humana, y llevó las debilidades y la degeneración del hombre@ (Ibíd.). Su apariencia física Jesús se identificó con los hombres también en su apariencia física. ASu estatura era un poco mayor que la de los hombres en general. Su apariencia personal no poseía ninguna marca especial de su divino carácter, que pudiera inspirar por sí misma fe. No obstante, su forma perfecta, su porte digno, su semblante que expresaba bondad, amor y santidad, no eran igualados por nadie que viviera sobre la tierra@ (Spiritual Gifts, t. 4, p. 119). Agrega la autora que a Jesús Ano se lo distinguía entre la multitud@ (El Deseado de todas las gentes, p. 110). Natanael quedó desilusionado por las señales de pobreza y de trabajo que vio en él (Ibíd., p. 113). Tal como lo profetizó Isaías 53:2, Asu apariencia no era atractiva@ (Testimonies for the Church, t. 4, p. 373). No era diferente de los demás hombres de su raza. ADebía ser semejante a los que pertenecían a la familia humana y a la raza judía. Sus facciones tenían que ser semejantes a las de los seres humanos, y no debía tener tal belleza en su persona que la gente lo señalara como diferente de los demás@ (Mensajes selectos, t. 1, p. 143). Las cualidades que atrajeron multitudes tenían que ver más con el carácter que con cualquier otra cosa (El Deseado de todas las gentes, pp. 219, 220; Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 904; El evangelismo, p. 44). Elena de White señala que Jesús adoptó la humanidad definitivamente y que los rastros de su sacrificio lo acompañarán siempre (El conflicto de los siglos, p. 732).