¿Qué profesionalidad se construye en la universidad pública

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Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires – Facultad de Ciencias Humanas
V Encuentro Nacional y II Latinoamericano La Universidad como objeto de investigación
¿QUÉ PROFESIONALIDAD SE CONSTRUYE EN LA UNIVERSIDAD PÚBLICA?
INDAGACIONES SOBRE CALIDAD ACADÉMICA, FORMACIÓN PROFESIONAL Y PERTINENCIA SOCIAL
Damián Fió*, María Cristina Plencovich**, Silvia Quadrelli*** y María Eugenia Rovetto****
* Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales UNR. Maestría en Gestión y Políticas
Universitarias MERCOSUR. Instituto para el Desarrollo de la Educación Superior.
** Facultad de Agronomía UBA. Maestría en Gestión y Políticas Universitarias MERCOSUR. Instituto para
el Desarrollo de la Educación Superior, plencovi@agro.uba.ar
*** Facultad de Medicina UBA. Maestría en Gestión y Políticas Universitarias MERCOSUR. Instituto para el
Desarrollo de la Educación Superior, silviaq@satlonk.com
**** Programa de Calidad. Secretaría de Políticas Universitarias MECYT. Maestría en Gestión y Políticas
Universitarias MERCOSUR. Instituto para el Desarrollo de la Educación Superior.
E-mail: damfio@yahoo.com
plencovi@agro.uba.ar
silviaq@satlink.com
mrovetto@me.gov.ar
PALABRAS CLAVE: percepción social de la profesión, calidad académica, pertinencia social, formación
ciudadana
INTRODUCCIÓN
En la década de 1990, el tema de la calidad universitaria adquirió mayor visibilidad en la Argentina,
especialmente en relación con aspectos vinculados a los procesos de autoevaluación, evaluación y acreditación
de carreras e instituciones universitarias luego habilitados por la Ley 24 521 de Educación Superior. Se estaba
dando un prolongado debate en los claustros que se centró más en la legitimación de los procesos
evaluadores que en el análisis del atributo «calidad», visto hacia el interior de la vida universitaria. En cierta
manera, la calidad parecía que ponía en entredicho a la propia autonomía universitaria.
En el imaginario social universitario se manifestaba una suerte de asociación entre la idea de calidad
con las de competitividad y libre mercado que, bajo la impronta neoliberal reducía la universidad a una
empresa, los estudiantes a clientes y los profesores a proveedores. Incluso se cuestionaba la búsqueda de
certificación de calidad orientada por estándares internacionales, como los formulados y sistematizados por la
ISO.
Todas estas cuestiones acompañaban en la escala mundial el mutis del estado del escenario público, la
internacionalización de la universidad, la posible comercialización de los servicios educativos universitarios a
partir del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (en inglés, GATS), etc. También señalaban las
constricciones financieras que azotaba el sistema de educación universitaria [Brunner, 2007; Brunner y Tillet,
2005; Skilbeck 2002; van den Bor, W. y de Jong, F. 1997]. La universidad argentina no quedó ajena a estos
debates [Krotsch y Prati, eds.2002; Vilella et al. 2003].
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Existen muchos estudios sobre la calidad académica como atributo inescindible de la vida
institucional universitaria. Este concepto ha sido abordado por distintos equipos de investigación que en
muchos casos se han referido a su constitutiva ambigüedad. La calidad es un concepto polisémico e integrado
que presenta múltiples facetas desde las cuales puede ser abordado [Mena, 1984; Ewell, 1988; Arredondo,
1992 Pascarella and Terenzini, 1991 Becher, 1992].
Desde la perspectiva de los actores [Crozier, 1971], nuestro programa de investigación busca construir
conocimiento sobre la percepción social (Moscovici, 1961; Jodelet, 1986) que tienen los estudiantes
universitarios en distintas etapas de su carrera acerca de la calidad, como atributo asociado a su formación
profesional. Asimismo, buscamos indagar si el concepto de calidad académica en interacción con el de
profesionalidad excede una pura racionalidad técnica (referida solamente a antecedentes docentes,
equipamientos, laboratorios, etc.) y se abre a aspectos vinculados con la pertinencia social de las carreras, la
formación ciudadana y el papel social que cumple la profesión, en especial en el ámbito de la universidad
pública.¿Hasta qué punto la universidad se compromete en el ejercicio de este papel?¿Cómo visualizan los
estudiantes este papel (si es que tal papel es percibido)?
Nuestro programa pretende generar conocimiento sobre la percepción que tienen los jóvenes
universitarios sobre calidad universitaria, profesionalización y pertinencia social estimada al inicio, al
promediar y al finalizar la carrera de grado de algunas universidades nacionales. Creemos que existe una
vacancia de conocimiento sobre el concepto de calidad vinculado con el concepto de pertinencia social en el
desempeño de la profesionalidad que la universidad pública no puede soslayar. El presente trabajo presenta
resultados parciales sobre dicha percepción, los que se utilizarán como insumos para el programa marco de
investigación mencionado.
METODOLOGÍA
La metodología utilizada en esta primera etapa es de carácter cualitativo y exploratorio. Se utilizó un
cuestionario con preguntas cerradas y una abierta para recabar información sobre dimensiones vinculadas a la
idea de calidad que manejan los estudiantes de distintas universidades públicas argentinas a distintas alturas de
su carrera. Se estudió el atributo calidad según la percepción de jóvenes de siete universidades públicas
argentinas: Universidad de Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mar del Plata, Entre Ríos, Lomas de Zamora y
Tucumán. No se trabajó con muestras estratificadas, ni se controlaron variables como altura de la carrera en
que estaban los alumnos en el momento de la administración o carrera cursada por los estudiantes. El estudio
es un sondeo exploratorio que ofrecerá inputs para el diseño de instrumentos en etapas posteriores.
Las carreras que siguen los estudiantes encuestados son tanto de tipo profesional (medicina, abogacía,
ingeniería, etc.), como académicas u orientadas a la docencia e investigación (licenciaturas en biología, en
ciencias sociales, etc.). El cuestionario se administró como un anexo a un sondeo de opinión que implementó
la Federación Universitaria Argentina y sus Federaciones Regionales. La administración del cuestionario se
realizó en forma presencial y escrita a 1.000 estudiantes universitarios entre los días 30 de Abril y 25 de Junio
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de 2007. Como mencionamos, los estudiantes pertenecían a distintas carreras y a distintos cursos -de primero
a quinto año- con una proporción igualitaria en cuanto a género.
La composición de la población respecto a la universidad de origen fue la siguiente:
11%
15%
8%
Mar del Plata
UBA
Lomas de Zamora
Paraná
Córdoba
Rosario
Tucumán
15%
30%
4%
17%
Figura 1: Composición de la población respecto de la universidad de origen.
Se utilizó una Escala Likert a través de la cual los estudiantes calificaron la calidad de la enseñanza que
recibieron en su Facultad en las siguientes dimensiones: espacio físico, nivel de los docentes, contenido de las
materias, biblioteca y material de apoyo, área administrativa y gestión de las autoridades de la Facultad. Se
trabajó con 5 valores: 5: totalmente satisfactorio; 4: muy satisfactorio; 3: satisfactorio; 2: poco satisfactorio y 1:
insatisfactorio.
Asimismo, los estudiantes señalaron cuáles eran según su percepción los principales problemas de la
educación impartida en las unidades académicas a las que pertenecen. En este caso, se utilizó un listado de
problemas posibles para que seleccionaran tres en orden de importancia. La lista incluía los siguientes
problemas: falta de espacio, bibliografía desactualizada, dificultad de adaptación a la universidad, docentes
poco calificados, falta de información general sobre manejo universitario, materiales didácticos insuficientes,
prolongación de los estudios, malas condiciones edilicias, dificultad para comprender los contenidos de las
materias, falta de formación práctica, desorganización administrativa, etc. Además, se incluyó la categoría
“otros” para que hicieran constar otros problemas, en caso de ser necesario. El repertorio de problemas se
elaboró a partir de fuentes bibliográficas secundarias (Plencovich y Bocchicchio, 1999; American College
Testing, 1999; Gloria y Kurpius, 2001; Álvarez Rojo y Lázaro Martínez, 2002; Barefoot, 2004; Feldman, 2005;
Sposetti y Echeverría, 2005).
Por último, quisimos explorar cuáles son las causas que los estudiantes atribuyen a los problemas
señalados. A tal efecto, suministramos una serie de causas a las problemáticas referidas y les pedimos que
señalaran tres en orden de importancia. La nómina incluyó las siguientes dimensiones: causas atribuidas a los
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docentes, a los propios estudiantes, causas extrínsecas, etc. Por ejemplo:
los docentes no tienen la
capacitación necesaria; no hay colaboración de los estudiantes para que mejore la situación; no hay suficiente
presupuesto; los docentes no están motivados; hay demasiados alumnos; la administración de los recursos es
ineficiente; otros (señalar cuáles). ´
RESULTADOS
1) Respecto de la percepción de los estudiantes sobre la calidad de la enseñanza de las Universidades
Nacionales a las que pertenecen, destacamos las siguientes calificaciones:
En lo referente al espacio físico encontramos dispersión entre las categorías 5, 4 y 3 que expresan un
gradiente positivo de satisfacción. Podemos inferir que mayoritariamente (46.8 %) los estudiantes consideran
este aspecto como positivo -muy satisfactorio 29.6 % y totalmente satisfactorio 17.2 %-, y sólo lo valora
como poco satisfactorio un 12.8 % o insatisfactorio un 10.7 %.
Ahora bien, si abordamos la evaluación estudiantil sobre el nivel de los docentes, casi dos tercios de
la población encuestada (65.2 %) se encuentra entre los valores positivos de satisfacción (categorías 5 y 4); es
decir, halla que el nivel de sus docentes es muy satisfactorio (45.4 %) o totalmente satisfactorio (19.8 %) y
prácticamente uno de cada diez (10.7%) lo considera poco satisfactorio (7.1 %) o insatisfactorio (3.6 %).
En el momento de examinar la evaluación estudiantil sobre el contenido de las materias, dos tercios de los
estudiantes expresa una valoración altamente satisfactoria -un 47 % como muy satisfactoria y un 19.2 %
como totalmente satisfactoria- y una porción minoritaria los considera poco satisfactorios (6.8 %) o
insatisfactorios (2.1 %).
Respecto a la biblioteca y el material de apoyo, más de la mitad lo considera entre muy satisfactorio
(33.1 %) o totalmente satisfactorio (23.9 %), mientras que un porcentaje minoritario lo considera poco
satisfactorio (11.2%) o insatisfactorio (3.6 %).
En la evaluación del área administrativa una buena porción la califica como muy satisfactoria (28.2
%) o totalmente satisfactoria (9.8 %) y casi un tercio -31.4% sumando las categorías 1 y 2- la considera poco
satisfactoria (16.3 %) o insatisfactoria (15.1%).
En la valoración de las autoridades, prácticamente uno de cada cuatro -un 24.8 %- considera su
desempeño como muy satisfactorio, el 13.5 % lo define como totalmente satisfactorio y alrededor de uno de
cada tres estudiantes -un 30 % si sumamos las calificaciones inferiores- lo define como poco satisfactorio
(16.4 %) o insatisfactorio (13.6%).
2) En este punto se indagó sobre la ponderación que hacen los estudiantes sobre los principales
problemas vinculados a la calidad de la educación que reciben en su Facultad. En cuanto a la infraestructura,
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si bien sólo un 16.5 % apuntó a la falta de espacio como el problema principal, un 28 % señala las malas
condiciones edilicias como un problema recurrente. Por otro lado, uno de cada 5 estudiantes aludió a la
bibliografía desactualizada como uno de los problemas que encontraba en la facultad. La misma proporción
se halla en los materiales didácticos, ya que uno de cada cinco lo escoge como problema. Una fracción similar
-un 21.1 % de los estudiantes- encuentra en su propio desempeño en el ámbito universitario un problema
para estar en la Facultad, ya que apuntan a la falta de adaptación a la universidad. A la vez, un 22.7 % -cerca
del cuarto de la población total- incluye a los docentes poco calificados como uno de los problemas que
aprecia en la educación que se imparte en la facultad.
Siguiendo con la jerarquía de problemas asociados a la educación universitaria, los estudiantes juzgan
en un porcentaje importante (28 %) que la falta de información general es un problema recurrente. En
cuanto a la duración prolongada de las carreras, se observa que sólo un quinto de los interrogados lo
considera un núcleo problemático.
Por último, si bien un 18.4 % de los estudiantes se involucra al momento de señalar los problemas, ya
que expresan la propia dificultad para comprender los contenidos de las materias; un 32.1 %, esto es, casi un
tercio de los encuestados, señala la falta de formación práctica como un problema.
3) Ahora bien, cuando se indagó sobre las causas de los problemas apuntados, se hicieron evidentes
algunas tendencias:
En primer lugar, un 29.4 % señaló que los docentes no tienen la capacitación necesaria. Un porcentaje
similar ponderó que no hay colaboración de los estudiantes para que mejore. La causa señalada como
principal responsable con mayor frecuencia -por el 58.4% de los estudiantes encuestados- fue la insuficiencia
presupuestaria. Un 36.5 % señala que hay demasiados alumnos. Finalmente, 45.5 % de los estudiantes
consideró como causa de los problemas de sus Facultades, la ineficiente administración de los recursos.
DISCUSIÓN Y REFLEXIONES FINALES
En cuanto al primer punto referido a las calificaciones que realizan los estudiantes respecto de la
calidad de la enseñanza que se imparte en su Facultad, hay algunos aspectos que queremos destacar. En lo
referente a la infraestructura del sistema público de universidades, sobresale la alta consideración por parte del
estudiantado. Podemos inferir que la conformidad con respecto al espacio físico es mayoritaria, ya que cerca
de la mitad de los encuestados considera entre satisfactorio y muy satisfactorio este aspecto y apenas uno de
cada cuatro lo valora como poco satisfactorio o directamente insatisfactorio. En el mismo sentido, si se trata
de ponderar la nota que le adjudican al ítem biblioteca y material de apoyo, observamos que más de la mitad
expresa una alta conformidad, mientras que un porcentaje minoritario, expresa una baja consideración.
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Si nos sumergimos en los aspectos académicos y pedagógicos, podemos resaltar lo siguiente: la
evaluación estudiantil sobre el nivel de los docentes es muy positiva, ya que casi dos tercios de la población
encuestada encuentra que el nivel de sus docentes es altamente satisfactorio – porcentaje que se vuelve
apabullante si incluimos al 20.6 % que consideran simplemente satisfactorio su nivel - y, sólo uno de cada
diez, los aplaza. La misma tendencia, podemos observar al momento de la evaluación estudiantil sobre el
contenido de las materias. Aquí, prácticamente 2 de cada tres estudiantes universitarios expresa por lo menos,
una buena valoración y sólo una porción minoritaria los desaprueba.
Ahora bien, las calificaciones referidas a la organización de la vida universitaria y a las autoridades
instituidas, nos muestran otros matices: al momento de dilucidar cómo califican los estudiantes al área
administrativa, notamos que las evaluaciones son más divididas. Mientras un 38.1 % se ubica entre quienes
tienen una muy buena opinión de las áreas administrativas de sus Facultades, cerca de un tercio de los
estudiantes expresa una valoración negativa de su funcionamiento. Lo mismo ocurre a la hora de valorar a las
autoridades: un porcentaje casi idéntico (38.3 %) tiene una alta consideración de sus autoridades, pero
prácticamente, uno de cada tres estudiantes, piensa lo contrario.
En síntesis, podemos observar que, de las dimensiones de la calidad de la enseñanza que reciben en su
Facultad, las que reciben una evaluación más negativa son las áreas de gestión y administrativa. Si bien estas
dimensiones son problematizadas a nivel teórico por muchos autores al señalar las cuestiones vinculadas al
gobierno y la gestión de las universidades, no son abordadas prioritariamente por las propias autoridades
universitarias, ni por las políticas públicas destinadas a las universidades, sea en los procesos de evaluación y
acreditación como en el diseño de los programas de mejoramiento.
En cuanto a los problemas que los estudiantes encuentran en su tránsito por la universidad, nos
hemos encontrado con una notoria dispersión en las respuestas frente a los problemas señalados. Pareciera
ser que en la opinión de los estudiantes, todos o la mayoría de los problemas indicados forman parte de su
cotidianeidad y, puestos a seleccionar tres de ellos en orden de importancia, no se pueden demarcar grandes
campos problemáticos comunes o una taxonomía diferenciada.
Cuando indagamos sobre las causas de los problemas apuntados, aparecieron algunas tendencias que
queremos subrayar. En primer lugar, y en lo que pareciera ser un punto de tensión con la evaluación antes
descripta, un 29.4 % señaló que los docentes no tienen la capacitación necesaria. Sin embargo, un porcentaje
similar, ponderó que no hay colaboración de los estudiantes para que mejore.
Un núcleo problemático que no se puede soslayar es el tema presupuestario, ya que la tendencia más marcada
se encontró en la insuficiencia presupuestaria: un 58.4 % -cerca del 60 %- de los estudiantes lo marcó como
una de las causas más relevantes de los problemas de la educación universitaria.
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En lo que puede ser una consecuencia o un efecto colateral sobre las limitaciones presupuestarias,
más de un tercio de los estudiantes apunta a que los docentes no están motivados. Un porcentaje similar,
señala no obstante, que hay demasiados alumnos como una causa a tener en cuenta.
Un dato a remarcar sobre la legitimidad de las instituciones pertenecientes al sistema público de
universidades: podríamos decir que alrededor de la mitad de los estudiantes -un 45.5 %- entiende como causa
de los problemas a la ineficiente administración de los recursos.
Asimismo, es interesante destacar que ninguno de los encuestados -ante la posibilidad planteada de
elegir otras causas a los problemas de la educación que se imparte en su Facultad- ha hecho referencia a la falta
de interacción con el medio, esto es, a la función social de la extensión universitaria ni a la formación
profesional con sentido social y crítico, tal cual se expresa en los estatutos universitarios y en los planes de
estudio. Seguramente, estas ausencias, alimentarán también nuestro programa de investigación.
En resumen, podemos observar que, si bien desde la perspectiva de los estudiantes los problemas referidos a
la calidad de la enseñanza son diversos y multicausales, existe una importante tendencia a considerar una
corresponsabilidad en este aspecto de las autoridades nacionales -incluimos aquí al Poder Ejecutivo y al Poder
Legislativo- en cuanto a la insuficiencia del presupuesto asignado a las universidades nacionales y de las
autoridades universitarias instituidas, en cuanto a la ineficiente administración de los escasos recursos
disponibles.
Concluyendo, creemos que para un abordaje integral de la percepción social de la profesión y de la
calidad de la enseñanza en el sistema público de universidades, se hace necesario atender a la complejidad
institucional de las universidades y, por tanto, observar a todos los actores que la constituyen.
Este trabajo exploratorio, pretende ser un insumo que nos permita comenzar a reconocer la
percepción de un actor sustantivo del sistema, los estudiantes universitarios. Dicha percepción pocas veces ha
sido considerada en el diseño e implementación de las políticas de evaluación y acreditación y en aquellas de
mejoramiento de la calidad de la educación, de las cuales los estudiantes son los principales destinatarios así
como, esencialmente, sujetos protagónicos.
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REFERENCIAS
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