Regulación del trabajo infantil y juvenil Las Cortes Constituyentes, en uso de su soberanía, decretan y sancionan la siguiente ley: Art. 1.º Los niños y las niñas menores de diez años no serán admitidos al trabajo en ninguna fábrica, taller, fundición o mina. Art. 2.º No excederá de cinco horas cada día, en cualquier estación del año, el trabajo de los niños menores de trece años, ni el de las niñas menores de catorce. Art. 3.º Tampoco excederá de ocho horas el trabajo de los jóvenes de trece a quince años, ni el de las jóvenes de catorce a diez y siete. Art. 4.º No trabajarán de noche los jóvenes menores de quince años, ni las jóvenes menores de diez y siete en los establecimientos en que se empleen motores hidráulicos o de vapor. Para los efectos de esta ley, la noche empieza a contarse desde las ocho y media. Art. 5.º Los establecimientos de que habla el art. 1.º situados a más de cuatro kilómetros de lugar poblado, y en los cuales se hallen trabajando permanentemente más de ochenta obreros y obreras mayores de diez y siete años, tendrán obligación de sostener un establecimiento de instrucción primaria, cuyos gastos serán indemnizados por el Estado. En él pueden ingresar los trabajadores adultos y sus hijos menores de nueve años. Es obligatoria la asistencia a esta Escuela durante tres horas por lo menos para todos los niños comprendidos entre los nueve y trece años y para todas las niñas de nueve a catorce. […]. Ley de 24 de julio de 1873. Colección Legislativa de España, CXI, núm. 679. Reproducido en A. Fernández García y otros, Documentos de Historia Contemporánea de España, Madrid, Actas, 1996, pp. 226-228. Comentario: Características del trabajo en las primeras fases de la revolución industrial, con especial énfasis en la situación de los niños. El documento a analizar es la regulación del trabajo infantil y juvenil en la primera fase de la Revolución Industrial decretada por las Cortes Constituyentes Españolas. Dicho texto se trata de una fuente primaria y tiene un carácter jurídico ya que expone y asienta, detalladamente, las bases y condiciones en las que debe desarrollarse el trabajo infantil y juvenil ,amenazando con sancionar el incumplimiento de dichas leyes. El documento está fechado el 24 de julio de 1873, en pleno Sexenio Revolucionario, momento en el que se inicia la 1ª República en España. Tras la revolución de 1868 (la Gloriosa) se inicia una experiencia política más democrática en España, como lo reflejan la imposición del sufragio universal, la Constitución de 1869 y esta misma ley de mejoras laborales, que demuestra el interés republicano en atender a algunas de las reivindicaciones laborales de amplios sectores de la población explotados por el nuevo sistema económico nacido con la Revolución Industrial. ANÁLISIS El documento, referido a la historia social de España, nos permite analizar la situación laboral de la mano de obra infantil y juvenil en las primeras fases de la Revolución Industrial en España, aunque también hace referencia a la educación La Ley de Regulación del trabajo infantil y juvenil es un texto legislativo pionero y progresista en la regulación del trabajo de los menores en España, así como en la extensión de la enseñanza a la mayor parte de la población. Se la conoce como “Ley Benot” en honor a su promotor, Eduardo Benot Rodríguez, ministro de Fomento durante un periodo de la Iª República. Del texto se pueden destacar como ideas básicas: • • • • • • Prohibición del trabajo infantil hasta los diez años Regulación de la jornada de cinco horas para niños entre 10 y 13 años Jornada de ocho horas máxima para los jóvenes de 13 a 15 años y las jóvenes de 14 a 17 Prohibición del trabajo nocturno en contacto con motores a chicos menores de 15 años y chicas menores de 17. Obligación para las empresas de costear escuelas primarias en lugares alejados de las poblaciones y de asistencia para los trabajadores Hay una discriminación positiva de las chicas con respecto a los chicos en la determinación de la edad. La ley protege más a las chicas. Esta especial protección a las niñas obreras vuelve a hacerse patente cuando al prohibir el trabajo nocturno en fábricas con motores hidráulicos o de vapor, consideradas probablemente de mayor riesgo, se establezca nuevamente una diferencia entre chicos y chicas. COMENTARIO DEL TEXTO La Revolución industrial, que se produce a lo largo del siglo XIX, trajo la aparición del proletariado. El proletariado es la mano de obra que las industrias deben emplear para elaborar sus productos manufacturados. Las clases bajas urbanas crecieron constantemente a lo largo del siglo XIX en España. Una parte importante de esta población se dedicaba al servicio doméstico, los oficios artesanales y, sólo un pequeño sector, estaba formado por el proletariado industrial. Se concentraba en el área de Barcelona, Asturias, Vizcaya o Málaga. Eran jornaleros y artesanos que vieron cómo sus condiciones de vida empeoraban. La ausencia de regulación laboral y de protección social agravaban este panorama. Los obreros padecían condiciones de vida y laborales muy negativas. Condiciones laborales • Sueldos muy bajos. • Jornadas laborales muy largas: eran de 12 a 14 horas, con un solo día festivo a la semana. • Niños a partir de siete años eran empleados en fábricas cobrando, como las mujeres, salarios muy inferiores a los hombres. Las largas horas de trabajo suponía para ellos tener un aspecto enfermizo, o padecer mayor número de enfermedades • Explotación intensiva de la mano de obra infantil y femenina (niños y mujeres cobraban menos por hacer el mismo trabajo); las mujeres, además, se encargaban de los trabajos domésticos. • Falta de higiene y de seguridad en el trabajo (accidentes laborales frecuentes). • Inexistencia de leyes que regularan las condiciones laborales (los obreros tenían que aceptar lo que les ofrecieran los patronos). • Inexistencia de seguro médico, de desempleo o jubilación, paro • Castigo sin sueldo de los retrasos y las ausencias, aunque fueran por enfermedad. • Condiciones de vida miserables que se endurecían cada vez más por las malas condiciones laborales, horas excesivas de trabajo, grandes esfuerzos físicos, condiciones insalubres • Se generaba también un aumento de la mendicidad debido a que los trabajadores perdían sus puestos o partes de su cuerpo debido a accidentes. Condiciones de vida de los obreros • Alimentación escasa y de baja calidad; impuestos muy elevados sobre los productos de primera necesidad. • Viviendas mínimas, situadas en barrios obreros periféricos, insalubres y muy contaminados; alta incidencia de las enfermedades infecciosas. • Esperanza de vida muy baja; tasas de mortalidad y mortalidad infantil muy altas. • Analfabetismo mayoritario (inexistencia de escuelas públicas gratuitas). • Tasas elevadas de alcoholismo. • Discriminación en el servicio militar («quintas»), del que escapaban las clases medias y altas. En definitiva, las condiciones de vida eran pésimas, los salarios eran muy bajos, y el ambiente de trabajo era lúgubre. Como refleja F. Engels para el caso británico, el proletariado vivía en casas sin apenas camas, casas pequeñas donde dormían muchas personas e incluso animales, en los barrios donde viven no existen cloacas, por lo tanto, las basuras, residuos o excrementos son arrojados a albañales, de modo que, las calles presentan olores nauseabundos y capas de suciedad estancada.En España, aunque no se llegó a este tipo de ciudades-carbón, las condiciones de vida en los suburbios obreros tampoco era demasiado buena. La concienciación de su precaria situación los condujo a la protesta y la reivindicación organizadas. Su única posibilidad de mejora radicaba en la presencia del movimiento obrero en España que se desarrolló desde el último tercio del siglo XIX, en forma de sindicatos y partidos políticos obreros. Y es precisamente en la época del Sexenio revolucionario cuando estos movimientos comienzan a organizarse, especialmente con la llegada de representantes de la AIT a España. Los gobiernos liberales de la época de Isabel II, por su parte, prácticamente no habían tomado medida alguna para mejorar la situación obrera. CONCLUSIÓN Los efectos que tuvo la promulgación de esta ley fueron mínimos, pero señalamos su importancia porque llamó la atención de la sociedad sobre una situación laboral penosa, y porque estableció las primeras bases para el intervencionismo estatal en materia de trabajo. En el ámbito laboral esta ley pretendió atender con urgencia a la protección de los menores desde un punto de vista legislativo; se trata de una norma calificada como una ley muy audaz para la época en que fue promulgada. Aunque era un texto legal dirigido a los niños de ambos sexos, puede ser asimismo considerada como la primera iniciativa legislativa sobre protección de la mujer trabajadora adoptada en España, pues reguló la jornada laboral y el trabajo nocturno hasta los 17 años, así como la asistencia a la escuela para todas las niñas hasta los 14 años. Y, por último, por el influjo que ejerció posteriormente en otras leyes posteriores.