• (Sala de lo Civil, Sección 1ª). Sentencia núm. 789/2008, de 24 julio. De especial interés Sumario El TS declara no haber lugar al recurso de casación interpuesto contra la Sentencia dictada el 02-06-2001 por la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Madrid, en el Recurso de Apelación núm. 216/1998, dimanante de los autos sobre Protección Civil del Derecho a la Intimidad y a la Propia Imagen núm. 468/1996, del Juzgado de Primera Instancia núm. 4 de Alcobendas. El 5 de enero de 1996, se demandó a la revista Diez Minutos por la publicación, sin el consentimiento de la afectada, de fotografías de artista de notoria proyección pública y social obtenidas subrepticiamente con teleobjetivos en el interior de una finca de su propiedad, informando sobre determinadas circunstancias de su vida personal. El Juzgado de 1ª Instancia estimó en parte la demanda, declarando que las indicadas fotografías constituyen una intromisión ilegítima en el derecho a la imagen de la demandante, condenando a los demandados a la reparación del daño causado en la cantidad que se fije en ejecución de sentencia, y la inexistencia de intromisión ilegítima en su derecho a la intimidad. La sentencia de la AP confirmaba íntegramente la de instancia. Contra tal resolución se presenta recurso de casación fundado en dos motivos: a) Infracción del artículo 20 C.E., apartados "A" y "D", que disponen “se reconocen y protegen los derechos: A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción,... y a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”, en relación con la jurisprudencia interpretativa de tal precepto constitucional. La parte recurrente no comparte cómo ha podido entenderse que el texto de la información tenía relevancia pública, era veraz y estaba amparado por el derecho a la información, y sin embargo no se entienda así sobre las fotografías que ilustran el reportaje y forman un todo con él. Asimismo, aduce que la demandante había vendido, con anterioridad y con posterioridad al reportaje, exclusivas en las que el objeto de las mismas era la finca de referencia, y que las fotografías no son perjudiciales para la imagen de la demandante. La Sala, aplicando la numerosa y reciente doctrina jurisprudencial y constitucional al caso de autos, manifiesta que lo primero que ha de afirmarse es que el derecho a la propia imagen es singular y autónomo respecto del derecho a la intimidad, otorgando la facultad a la persona interesada de difundir o publicar su propia imagen y, por ende, su derecho a evitar su reproducción, en tanto en cuanto se trata de un derecho de la personalidad. Consecuentemente, el hecho de que se haya estimado que el texto escrito del reportaje no constituía una intromisión ilegítima en el derecho a la intimidad de la actora, no tiene por qué impedir que las fotografías captadas y publicadas en el medio periodístico puedan constituir una intromisión ilegítima en el derecho a la propia imagen de la demandante. En segundo lugar, la Sala considera que el que la demandante haya consentido en otras ocasiones la realización de entrevistas o reportajes en su finca privada, en modo alguno puede suponer que consienta de modo indefinido en el tiempo, e incondicionado en la forma y momento, para la obtención de imágenes de su vida privada en el interior de la misma. Máxime si, como acontece en el supuesto de hecho, las fotografías de la demandante en su finca privada son obtenidas de modo subrepticio, utilizando medios fotográficos capaces de captar imágenes a distancia. Por el contrario, el consentimiento ha de ser expreso, para la obtención y publicación de las fotografías, y la carga de su concurrencia corresponde a quien ha publicado las fotografías. b) Infracción del apartado 1º, del artículo 2 de la LO 1/1982, de 5 de mayo, infringido por el concepto de violación, por inaplicación, en relación con la jurisprudencia interpretativa de tal precepto constitucional. En el desarrollo del motivo se argumenta que el legislador estableció una delimitación a la protección del derecho civil del honor de la intimidad y de la propia imagen, por las leyes y por los usos sociales, atendiendo al ámbito que, por sus propios actos, mantenga cada persona reservado para sí misma o su familia. Por lo tanto, no existirá intromisión ilegítima en los derechos personales de una persona cuando ésta consintiere de una forma u otra en esa intromisión. La notoria proyección pública social de la demandante, alega la recurrente, reduce su ámbito de privacidad, máxime cuando ha fomentado o consentido publicaciones muy similares a la enjuiciada, no haciendo reserva ni custodia alguna de su imagen ni de su intimidad en la finca de su propiedad, por lo que no puede ahora volverse contra sus propios actos, manifestando que el reportaje en cuestión es causante de daños morales e infringe su derecho a la imagen. El consentimiento y autorización de la demandante le viene dado a la revista Diez Minutos por los actos propios de la misma, aduce la recurrente, insistiendo en que las fotografías tomadas no le causaron ningún perjuicio. A este respecto, el Tribunal vuelve a incidir en que las fotografías han sido obtenidas sin el conocimiento y publicadas sin el consentimiento de la interesada. No puede aceptarse el argumento de que el consentimiento y autorización de la demandante viene dado por sus actos propios precedentes porque con anterioridad haya concedido entrevistas o autorizado reportajes, incluso prestado su propia imagen, con fines económicos o no, en el interior de la indicada finca, puesto que, como se ha dicho anteriormente, el derecho a la propia imagen tiene un aspecto positivo, que supone la facultad del interesado de difundir o publicar su propia imagen, sin que ello elimine su facultad, inmersa en la vertiente negativa del derecho, de no autorizar o impedir la reproducción de su imagen, y tratándose de persona de notoriedad o proyección pública siempre que no se encuentre en lugar público, como acontece en este caso. Y desde luego que el consentimiento prestado en otras ocasiones no puede suponer que se autorice para lo sucesivo a que de modo subrepticio y utilizando medios ópticos de fotografía capaces de obtener imágenes a notable distancia, se pueda reproducir su imagen, fotografiando momentos de su intimidad en el interior de la mencionada finca privada de su propiedad, y ello sin contar siquiera con el conocimiento de la interesada. Los usos sociales no justifican indagar -fisgar- en los asuntos que pertenecen a la esfera exclusiva de otros y divulgar su resultado con el fin de satisfacer la curiosidad o el chismorreo de los consumidores de este tipo de revelaciones o comentarios. El consentimiento debe versar sobre la obtención de la imagen y sobre su concreta publicación en un determinado medio de comunicación social.