Fotografía de Valentina Galleguillos. Sin título, Concepción, 2006. Editorial De acuerdo a un catastro entre el año 2000 y 2006 enviado por el Colegio de Arquitectos, en Chile se realizaron un total de 37 concursos públicos, 11 de ellos para estudiantes y especialistas en iluminación (concurso Philips) y el resto, 26, de arquitectura. Esto da un promedio de menos de cuatro concursos públicos de arquitectura al año en Chile. También hay concursos privados, en los que se llama a oficinas que pueden –o no– tener un buen nivel profesional. According to records kept by Chile’s Colegio de Arquitectos for 20002006, there were a total of 37 public architectural competitions in the country during that period, including 11 for students and lighting specialists (the Philips competition) and 26 for professional architects, an average of fewer than four public architectural competitions a year, not counting invitational competitions that call on well-qualified –or sometimes not so well qualified– architectural firms. Una organización gremial fuerte e influyente en la opinión pública; médicos, ingenieros, abogados, arquitectos y otras, son fundamentales para la calidad de actuación de quienes, se supone, hacen que la vida sea mejor. Los años de la dictadura en Chile afectaron a todos los colegios profesionales y universidades, el nuestro fue más afectado que otros porque tiene menos antigüedad como profesión universitaria, pienso. Se habla del buen nivel medio de la arquitectura española, pero nada se dice de los numerosos concursos públicos de la que muchos de ellos proceden: auditorios, municipios, centros deportivos, edificios de viviendas, etc. Strong professional organizations capable of influencing public opinion are essential in ensuring good performance by professionals whose job is presumably to improve the quality of life (doctors, engineers, attorneys and others, as well as architects). Chile’s years of dictatorship affected universities and professional organizations in all fields. Our profession suffered more than others, perhaps because its history as an occupation based on university training is not as long a one. We are accustomed to hearing remarks on the high average level of Spanish architecture. But less notice is taken of the numerous public competitions that produce that country’s fine auditoriums, municipal buildings, sports centers, housing complexes, and so on. En este número hay dos concursos patrocinados por el Colegio de Arquitectos de Chile que tuvieron muy buena participación y diferentes resultados: el nuevo Liceo Alemán, muy preciso como bases y de muy buen resultado, y el Santiago College, con unas bases excesivamente frondosas y que dejaba en manos de la dirección del colegio –sin ningún arquitecto– el veredicto final. Difícil le fue al representante de los concursantes explicar por qué una votación con seis de los siete arquitectos del jurado a favor de un muy buen proyecto quedó en un segundo lugar con un primer premio ausente. This issue features two competitions sponsored by the Colegio de Arquitectos de Chile. Both evoked fine response and participation, and rather different results. The competition for the new Liceo Alemán, which had very well formulated rules led to a fine result. The rules of the Santiago College competition, on the other hand, though copious, lacked focus, and left the final verdict in the hands of the school’s board without any architect participating at that stage of the process. It proved very difficult to explain to the competitors’ representative why a proposal that garnered the votes of six of the seven architects on the jury was relegated to second place, while no winner was chosen. Un Colegio de Arquitectos fuerte es indispensable y ya se han hecho varios intentos. Perseveremos. A strong professional architectural organization is an indispensable presence, and a number of attempts have been made. Let us persevere! Montserrat Palmer Trias