RESUMEN DE LA HISTORIA DE ROMA 1. ROMA EN SUS INICIOS El origen de Roma es confuso. Su fundación legendaria se atribuye a Rómulo y Remo en el año 753 aC. Los historiadores señalan a los etruscos y a los latinos como los verdaderos fundadores de la ciudad, situada estratégicamente cerca del mar y entre las rutas que unen el sur y el norte de la península itálica 2. ETAPAS DE LA HISTORIA DE ROMA Podemos distinguir tres etapas en la historia de Roma atendiendo a su estructura política: - Monarquía: desde la fundación de la ciudad (siglo VIII) hasta finales del siglo VI aC. Según la tradición hubo siete reyes, cuatro latinos y tres etruscos. Se configura la ciudad-estado, que se convierte en la más importante de la región del Lazio, aunque todavía bajo la órbita política de los etruscos. - República: de 509 a 27 aC. Se configura una organización política basada en la elección anual de sus dirigentes por el pueblo. El poderoso ejército facilita una gran expansión territorial, primero en Italia, más adelante en el Mediterráneo Occidental y, en la última etapa de la república, el resto del mediterráneo y Europa Occidental. Desde el punto de vista social, conflictos entre dos tipos de ciudadanos, patricios y plebeyos. - Imperio: en el 27 aC. Octavio es proclamado emperador. Se consigue la máxima expansión territorial de Roma y una larga época de paz (Pax Romana) que termina en el siglo III dC. En ese momento se inicia una larga crisis que se intenta solucionar dividiendo el imperio en dos, aunque el Occidental cae en el 476 aC. en manos de los pueblos germánicos. El imperio romano de Oriente, convertido en imperio bizantino, sobrevivirá hasta 1453 dC. 3. DE LA CIUDAD AL IMPERIO Roma, inicialmente una próspera ciudad-estado de Italia central, se convertirá con el tiempo en la cabeza de un extenso imperio en torno al Mediterráneo, considerado “Mare nostrum”. 3.1. Etapas de la expansión de Roma - El dominio de la península italiana: entre los siglos V a III aC., Roma derrota a los otros pueblos instalados en esta región: etruscos y samnitas al centro, galos al norte y griegos al sur. Poco a poco irá asimilando a estos pueblos itálicos. - La expansión por el Mediterráneo Occidental lleva a Roma a enfrentarse a la otra gran potencia de la zona, Cartago. Se producen así las tres guerras púnicas (siglos III-II aC), que acaban con la derrota cartaginesa y la conquista de Sicilia, Córcega, Norte de África y el occidente y la mayor parte de la península ibérica. - Las Guerras Macedónicas (siglos III-II aC.) otorgan a Roma la victoria sobre las monarquías helenísticas y le permiten dominar el Mediterráneo oriental. - Desde el siglo I aC. los romanos consolidan su dominio sobre la península ibérica y se expanden por otras zonas de Europa: Galia, el sur de las actuales Gran Bretaña y Europa central. 3.2. La crisis del siglo I aC. Las conquistas aportaron a los romanos grandes riquezas, esclavos y tierras, pero también provocaron una gran inestabilidad en la república: los ricos fueron los más beneficiados de las conquistas, mientras los pobres exigían tierras; además, la importancia del ejército y de sus líderes aumentó. Los soldados apoyaron a sus generales, y eso dio origen a un período de guerras civiles, como las que enfrentaron a Mario y Sila, Pompeyo y Julio César o Marco Antonio y Octavio. Finalmente, Octavio derrotó a sus rivales y concentró en su persona todos los poderes: nace así el imperio. 3.3. La Pax Romana Entre los siglos I a III dC., Roma alcanza su máxima expansión territorial. Los extensos territorios que comprenden el imperio son organizados en provincias, dirigidas por un gobernador, con el apoyo de funcionarios y militares. Las fronteras, el limes, son protegidas por un sistema de fortificaciones para detener posibles invasiones de los pueblos que vivían al otro lado, los bárbaros. Los territorios conquistados son sometidos a una intensa romanización. Prácticamente desaparecen las culturas prerromanas – a excepción de la griega, considerada incluso superior a la romana- y el latín, los templos, las calzadas o las ciudades romanas se extienden por todo el imperio, desde el norte de Gran Bretaña hasta las puertas del Sáhara. Es una época de gran estabilidad conocida como la Pax Romana. 4. LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA Además de la monarquía, dos son los sistemas políticos que afectan a los habitantes y a los territorios de la Roma antigua: la República y el Imperio. 4.1. La República En la Roma republicana, el poder está concentrado en una minoría dirigente, de la que salen los gobernantes (los llamados “magistrados”). No obstante, este poder está sometido a una serie de limitaciones: los cargos políticos son anuales, y, habitualmente, colegiados (hay más de un magistrado para el mismo cargo); y sus decisiones están controladas por otros magistrados o instituciones y por las leyes. Podemos distinguir entre: - Los comicios. Eran asambleas integradas por los ciudadanos libres, que eran organizados en función de su riqueza y de su origen. Aprobaban las leyes y elegían a los magistrados. - Los magistrados. Eran los encargados de gobernar. Las magistraturas eran elegidas por un año. Había varios tipos, entre los que podemos citar los cuestores, los administradores de las cuentas públicas; los ediles, encargados de la vida pública; los pretores, que administraban la justicia; y, finalmente, los dos cónsules, los magistrados máximos, que también dirigían el ejército. Solo los ciudadanos más poderosos podían acceder a todos estos cargos, por lo que los plebeyos, los ciudadanos de clase baja, lucharon durante siglos por obtener más derechos políticos. En el siglo I aC. se crea una magistratura, los tribunos de la plebe, que los defiende. - El Senado. De carácter vitalicio, está formado por 300 miembros, antiguos magistrados (luego serán 600). Asesoran a los magistrados y dirigen la política exterior, la religión y cualquier asunto de importancia. 4.2. El imperio En el año 27 aC., Octavio concentró en su persona todos los poderes. Fue nombrado imperator (jefe del ejército), augusto (elegido por los dioses), princeps (ciudadano principal) y Pontifex Maximus (Sumo sacerdote). No desaparecen las antiguas instituciones republicanas, pero la figura del emperador tiene el poder suficiente para ocupar, en caso necesario, el lugar de los pueblo o de los magistrados para tratar un tema político, religioso o jurídico. Se establece así un nuevo sistema de gobierno, el imperio, caracterizado porque el poder se concentraba en una sola figura, el emperador. El senado y las magistraturas siguieron existiendo, pero sometidos al poder principal. Un importante cuerpo de funcionarios administra el territorio. Aunque su cargo no era hereditario, muchos emperadores eran designados por el emperador anterior. Para poder gobernar mejor un espacio tan amplio y diverso, el emperador Teodosio divide en el año 395 dC. el imperio entre sus hijos. Se crea así un Imperio romano de Occidente, con capital en Roma, y un Imperio Romano de Oriente, con capital en Constantinopla, la antigua Bizancio griega. 5. LA CRISIS DEL MUNDO ROMANO 5.1. La crisis del siglo III Podemos destacar varios aspectos de esta situación: - Crisis económica: el fin de las conquistas territoriales provocó la escasez de mano de obra esclava. Esto hizo que se redujera la producción agraria, artesanal, minera y, en consecuencia, la actividad comercial. Para mantener sus ingresos, el Estado tuvo que aumentar los impuestos, lo que agravó la mala situación económica. Las ciudades pierden importancia y se produce una intensa ruralización. - Crisis política. El ejército, implicado en guerras para frenar a los invasores bárbaros, tiene cada vez más importancia. Esto hace que, al no haber un sistema sucesorio claro de los emperadores, muchos generales quieran acceder a este título, incluso a la vez, por lo que se producen guerras civiles y asesinatos de emperadores. - Crisis social: ante la decadencia económica de las ciudades y la inseguridad existente, muchos hombres libres se trasladan al campo, donde se ponen al servicio de los grandes terratenientes, convirtiéndose en colonos. 5.2. La difusión del cristianismo Desde el siglo III dC. cobró importancia el cristianismo en todo el imperio. La nueva religión, monoteísta y defensora de la igualdad de los seres humanos, chocaba con algunos elementos básicos del mundo romano, como su rechazo al culto al emperador, al ingreso en el ejército o a la esclavitud. Eso hizo que en este momento de crisis, y rompiendo con la tradicional tolerancia de la civilización romana hacia todas las religiones, se produjeran una serie de persecuciones contra los cristianos. La nueva fe tuvo que propagarse en la clandestinidad. A pesar de esto, el cristianismo siguió creciendo, y, en el 313 dC., el emperador Constantino permite por el Edicto de Milán su culto público. En el 380 dC., el emperador Teodosio proclama al cristianismo la religión oficial del imperio. 6.3. Las invasiones bárbaras Más allá del limes habitaban pueblos que los romanos denominaban bárbaros (extranjeros). Entre ellos, más allá del Danubio y del Rin, destacan los pueblos germánicos, que intentan penetrar en el imperio buscando nuevas zonas de asentamiento y aprovechándose de la debilidad del ejército romano en ese momento. Los emperadores romanos se vieron obligados a firmar pactos con algunos de estos pueblos germánicos, cediéndoles tierras dentro del imperio a cambio de cooperación contra otros pueblos invasores. Poco a poco los germanos fueron teniendo una gran importancia en el ejército. En el año 410 dC., los visigodos saquean Roma, y, en el 476, otra tribu germánica, los hérulos, deponen al último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo. Este acontecimiento marca, para los historiadores, el fin de la Edad Antigua y el inicio de la Edad Media. Esto no significa, no obstante, el fin de Roma: el imperio de Oriente sobrevivió a las invasiones y duró casi mil años más en lo que hoy conocemos como Imperio bizantino.