La suplencia de la queja deficiente y la jurisprudencia de constitucionalidad Carlos Alberto López del Río Licenciado en derecho, Universidad Autónoma de Zacatecas Sumario: I. Breves antecedentes del artículo 76, fracción I, de la Ley de Amparo. II. El objeto de la suplencia de la queja deficiente en el caso del artículo 76 bis, fracción I, de la Ley de Amparo. III. Conclusiones. Referencias. D octrinalmente se ha dicho que la suplencia de la queja deficiente constituye una excepción al principio de estricto derecho que rige las sentencias de amparo (entre otros: Burgoa, 1991; Serrano, 1999; Allier, 2003). Ese principio no se establece en forma expresa en la Constitución o en la Ley de Amparo vigente, sino que se ha inferido de lo que dispone el artículo 76 bis, de este último ordenamiento, en cuanto señala que la suplencia únicamente procede en los casos específicamente señalados en su texto, y que pueden sistematizarse, en términos generales, considerando la materia del asunto en el que se emitió el acto reclamado y los sujetos que promueven el juicio o el recurso de que se trate (es el caso de las fracciones II, III, IV y V), la trascendencia de alguna violación cometida contra el quejoso o recurrente (fracción VI), y finalmente, con base en la existencia de algún vicio en la norma general reclamada o que se aplicó en un acto específico de autoridad, siempre y cuando esa imperfección haya dado origen a una declaración de inconstitucionalidad en otros asuntos y que esto, a su vez, haya originado la emisión de la 10 R EVISTA DEL I NSTITUTO DE LA J UDICATURA F EDERAL jurisprudencia respectiva por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En este ensayo no analizaré con profundidad todos los supuestos de procedencia de la suplencia de la queja deficiente, sólo me limitaré a examinar un aspecto vinculado con la fracción I del artículo referido, o sea, la que opera cuando la norma general aplicada en el acto reclamado fue declarada inconstitucional por la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, hipótesis que la doctrina denomina jurisprudencia de constitucionalidad (Acosta Romero, 2002), pues advierto se presenta una situación peculiar derivada de la existencia de los acuerdos que emite la propia Corte para delegar su competencia para conocer del recurso de revisión cuando en el amparo se haya reclamado alguna norma local de carácter general. I. BREVES ANTECEDENTES DEL ARTÍCULO 76, FRACCIÓN I, DE LA LEY DE AMPARO El artículo 76 bis, fracción I, fue introducido en la Ley de Amparo con motivo de la reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación, el veinte de mayo de mil novecientos ochenta y seis, y el texto correspondiente pervive hasta nuestros días, con la siguiente redacción: Artículo 76 bis.- Las autoridades que conozcan del juicio de amparo deberán suplir la deficiencia de los conceptos de violación de la demanda, así como la de los agravios formulados en los recursos que esta ley establece, conforme a lo siguiente: I.- En cualquier materia, cuando el acto reclamado se funde en leyes declaradas inconstitucionales por la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia… Sin embargo, en realidad la reforma aludida no representó una innovación, pues el enunciado normativo que se contiene en el texto legal se introdujo en el diverso artículo 76 desde la “Reforma Miguel Alemán” publicada en el Diario Oficial de la Federación, el diecinueve de febrero de mil novecientos cincuenta y uno, con la importante salvedad de que ésta última reforma se precisó que “podría” y no que “debería” suplirse la deficiencia de la queja cuando el acto reclamado estuviera fundado en leyes CARLOS A LBERTO L ÓPEZ DEL RÍO 11 declaradas inconstitucionales por la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (Martínez, 1995; Allier, 2003). La obligación para los órganos de control constitucional de suplir la deficiencia de la queja en ese supuesto, fue consagrada en el mismo artículo 76 con motivo de la reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el dieciséis de enero de mil novecientos ochenta y cuatro y se reiteró en la reforma del veinte de mayo de mil novecientos ochenta y seis, cuando se adicionó el artículo 76 bis en los términos previamente indicados (FixZamudio, 1999; Acosta Romero, 2002). II. EL OBJETO DE LA SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE EN EL CASO DEL ARTÍCULO 76 BIS, FRACCIÓN I, DE LA LEY DE AMPARO La facultad de suplir la deficiencia de la queja de conformidad con el precepto aludido, no sólo se actualiza cuando se reclama precisamente la norma general declarada inconstitucional por la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sino también cuando únicamente se impugna un acto de autoridad que constituye, a su vez, el acto de aplicación de dicha norma. En el primer supuesto, la suplencia se traduce en la obligación del órgano de control constitucional de subsanar las deficiencias de los conceptos de violación enderezados contra la norma general y declarar nuevamente su inconstitucionalidad con la simple invocación de la jurisprudencia respectiva, para lo cual se requiere verificar su aplicabilidad al caso concreto. En cambio, en la segunda hipótesis, la suplencia implica que en la sentencia dictada en el juicio de garantías se conceda el amparo contra el acto de aplicación por haberse fundado en una norma general declarada inconstitucional por la jurisprudencia de la Corte, lo cual significa que, sin que sean llamadas a juicio las autoridades que intervinieron en la formación de dicha norma, aún así se examine esta última y, también en aplicación de la jurisprudencia, se declare su inconstitucionalidad. Como se ve, la segunda hipótesis consiste en una suplencia sui generis, con base en la cual los Tribunales de Amparo integran la demanda de garantías y la materia de la controversia del juicio de amparo, y al pronunciar la sentencia examinan la inconstitucionalidad de una norma general que no fue reclamada, en razón de que los órganos 12 R EVISTA DEL I NSTITUTO DE LA J UDICATURA F EDERAL que intervinieron en su formación ya fueron oídos y vencidos ante la Suprema Corte de Justicia cuando menos en cinco juicios distintos, por lo cual se considera innecesario emplazarlos nuevamente pues nada más podrían alegar en su defensa y, en todo caso, si llegaran a expresar alguna cuestión sobre ello, los argumentos serían declarados inoperantes por el órgano de control constitucional. Ahora bien, con motivo de la reforma al artículo 94 constitucional, publicada en el Diario Oficial de la Federación el once de junio de mil novecientos noventa y nueve, la Suprema Corte de Justicia de la Nación está facultada para emitir acuerdos generales para remitir a los Tribunales Colegiados de Circuito los asuntos de los que le compete conocer con el fin de lograr una mejor impartición de justicia. En ejercicio de dicha facultad constitucional, el veintiuno de junio del año dos mil uno, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió el Acuerdo General 5/2001 relativo a la determinación de los asuntos que conservará para su resolución y el envío de los de su competencia originaria a la Salas y a los Tribunales Colegiados de Circuito, y en él delegó en favor de los Tribunales Colegiados, entre otras, la competencia para resolver aquellos recursos de revisión contra sentencias dictadas en la audiencia constitucional por los Jueces de Distrito cuando en la demanda de garantías se hubiere impugnado una ley local o un reglamento. A lo anterior no se puso ninguna cortapisa, o sea, no se precisó que debería satisfacerse alguna condición adicional al simple reclamo de normas generales locales para que se actualizara el supuesto de competencia delegada. De cualquier manera, en el propio Acuerdo se dejó a salvo la facultad de la propia Suprema Corte para reasumir su competencia originaria cuando el Tribunal Colegiado de Circuito correspondiente estime motivadamente, de oficio o por alegato de parte, que existen razones relevantes para que el Pleno o alguna de las Salas de la Corte ejerzan dicha facultad. Así pues, con motivo del mencionado Acuerdo, por regla general, la competencia —aun cuando sea delegada— para decretar la inconstitucionalidad de alguna norma local de carácter general, legal o reglamentaria, radica en los Tribunales Colegiados de Circuito, y sólo excepcionalmente la Suprema Corte de Justicia de la Nación puede reasumirla en el supuesto examinado. CARLOS A LBERTO L ÓPEZ DEL RÍO 13 Por ese motivo, los mencionados Tribunales Colegiados son actualmente órganos terminales en lo referente a la decisión de cuestiones de inconstitucionalidad de normas locales de carácter general, en virtud de que la resolución que emiten en los recursos de revisión que se interponen en los juicios de amparo en los que se reclaman dichas normas no admiten recurso alguno, pues el propio Acuerdo 5/2001 no establece dicha posibilidad, y por el contrario, en su artículo duodécimo dispone que los Tribunales Colegiados resolverán en su integridad las cuestiones de improcedencia, de fondo y de cualquier naturaleza que, en su caso, se presenten. Así lo consideró el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis número XVII/2003, que emitió con motivo del amparo en revisión 199/2002, resuelto en sesión del nueve de septiembre del año dos mil tres. Esto tiene especial relevancia en lo relativo a la facultad de emitir jurisprudencia sobre inconstitucionalidad de leyes, pues con anterioridad la propia Corte funcionando en Pleno, al examinar si los Tribunales Colegiados podían legalmente emitirla al dictar sentencia en el juicio de amparo directo, respondió negativamente esa cuestión, y el argumento que expresó para ello fue precisamente que dichos Tribunales no son órganos terminales, que son los únicos que pueden sustentar jurisprudencia, pues las resoluciones de las instancias intermedias son recurribles, y por ello carecen de definitividad. Por esta misma razón, sostuvo el Pleno de la Corte, no cabe aceptar que los Tribunales Colegiados de Circuito puedan, válidamente, sustentar tesis integradoras de jurisprudencia cuando no actúan como órganos terminales, como en el caso del amparo directo cuando efectúan consideraciones sobre constitucionalidad de leyes, porque de estos asuntos le corresponde conocer en última instancia a la propia Suprema Corte de Justicia. Finalmente, en la ejecutoria respectiva se dijo que de no aceptar esa conclusión, sucedería que en términos del artículo 193 de la Ley de Amparo, la jurisprudencia que estableciera algún Tribunal Colegiado en materia de constitucionalidad de leyes tendría que resultar obligatoria para Tribunales Unitarios, Juzgados de Distrito, Tribunales militares y judiciales del fuero común de los Estados y del Distrito Federal y tribunales administrativos y del trabajo, locales o federales, cuando el criterio respectivo estaría, para considerarse jurídicamente correcto e inalterable, sujeto a una revisión por parte de la Suprema 14 R EVISTA DEL I NSTITUTO DE LA J UDICATURA F EDERAL Corte de Justicia, con la consiguiente falta de firmeza de su contenido y alcances. La tesis respectiva aparece publicada con el número LX/98, en la página 56, tomo VIII, mes de septiembre de 1998, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Incluso, en la misma ejecutoria, se subrayó que únicamente al Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y no a las Salas de la misma o a los Tribunales Colegiados de Circuito, le corresponde resolver en definitiva sobre la constitucionalidad de leyes, de conformidad con los artículos 107, fracciones VIII y IX, de la Constitución Federal; 84, fracción I, inciso a), y II; y 10, fracciones II, inciso a), y III, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, ya sea que el asunto derivara del conocimiento de un juicio de amparo indirecto o directo en revisión. Sin embargo, no puede negarse que por virtud del Acuerdo 5/2001, los Tribunales Colegiados de Circuito (y las Salas de la Corte, en otros supuestos que no es el caso de examinar aquí) como se dijo, son órganos terminales cuando resuelven el recurso de revisión interpuesto contra las sentencias dictadas en la audiencia constitucional de los juicios de amparo indirecto, aunque la litis consista en la determinación de si alguna norma general local es o no contraria a la Constitución Federal, y esto, a su vez, permite inferir que están facultados para emitir jurisprudencia sobre dicho tema. Evidentemente, contra esta conclusión no puede argumentarse que el órgano terminal debería ser la propia Corte al resolver alguna contradicción de tesis, porque de aplicar este criterio, entonces, en ningún caso, ni aun cuando se tratara de cuestiones de legalidad, podrían los Tribunales Colegiados sustentar jurisprudencia, lo cual es notoriamente absurdo y sería nugatorio de lo que dispone el artículo 193 de la Ley de Amparo en cuanto consagra la facultad genérica de dichos órganos para emitirla. Tampoco sería dable considerar que sólo la Corte puede sustentar jurisprudencia sobre inconstitucionalidad de normas locales de carácter general cuando asume su competencia originaria a petición del correspondiente Tribunal Colegiado. Esto es así, porque como se dijo, la Corte sólo puede reasumir su competencia a petición del Tribunal Colegiado respectivo cuando existen razones relevantes para ello, y evidentemente, no en todos los casos se presentarán esas razones, incluso, considerando la finalidad del Acuerdo delegatorio, que no es otra que remitir todos los CARLOS A LBERTO L ÓPEZ DEL RÍO 15 asuntos a los órganos colegiados, la inmensa mayoría de los recursos de revisión no tendrían esas características. En esas circunstancias, de aceptar el criterio aludido se llegaría a la conclusión absurda de que en la inmensa mayoría de los asuntos, que son aquellos en que la Corte no reasumirá su competencia por no existir razones relevantes para ello, jamás exista jurisprudencia sobre el tema; y a la inversa, en los asuntos en los que sí proceda la asunción de competencia, entonces, es previsible que el criterio que llegara a emitir la Corte sólo regiría para el juicio específico en el que se sustentó, pues al existir un pronunciamiento sobre el tema, éste dejaría de satisfacer el requisitos de relevancia para que nuevamente se asumiera la competencia originaria, lo cual también impediría la conformación de jurisprudencia. Precisado lo anterior, vuelvo a lo que dije al inicio sobre la suplencia de la queja deficiente que establece el artículo 76 bis, fracción I, de la Ley de Amparo, conforme al cual opera dicha figura cuando el acto reclamado se funde en leyes declaradas inconstitucionales por la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Como se habrá advertido, si se considera al pie de la letra lo que dispone el precepto aludido, entonces, la delegación de competencia en favor de los Tribunales Colegiados de Circuito para resolver aquellos recursos de revisión en los que la materia del amparo implique la decisión sobre la inconstitucionalidad de alguna norma local de carácter general, haría inoperante la suplencia de la deficiencia de la queja en el supuesto que es materia de examen o, por lo menos, reduciría en gran medida la posibilidad de que se actualizara, porque estaría supeditada a que por un cauce diverso, ya sea a través de una contradicción de tesis —sólo en el supuesto de que existieran tesis divergentes de los Tribunales Colegiados— o de la resolución de algún asunto en que la Corte reasumió su competencia, esta última se pronunciara sobre la inconstitucionalidad de la norma respectiva, lo cual, como se dijo, resulta insostenible. En esas circunstancias, es pertinente formular dos hipótesis para resolver el punto de discusión: a) El artículo 76 bis, fracción I, es claro y no admite otra interpretación que la literal o gramatical, y por ende, la suplencia de la queja deficiente sólo procederá cuando la norma local de carácter general haya sido declarada inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 16 R EVISTA DEL I NSTITUTO DE LA J UDICATURA F EDERAL b) El artículo 76 bis, fracción I, de la Ley de Amparo, debe interpretarse en forma armónica con lo que dispone el artículo 94 constitucional, respecto a la facultad de la Corte para emitir Acuerdos en los que delegue su competencia originaria, y en concordancia con lo establecido en dichos acuerdos, para concluir que la hipótesis de suplencia de la queja deficiente a que se refiere el precepto citado en primer lugar. También cuando la declaración de inconstitucionalidad procede de los Tribunales Colegiados de Circuito, ya que actualmente en ellos se deposita la competencia para resolver los recursos de revisión que se interponen contra las sentencias dictadas en los juicios de amparo en los que se impugnan las normas de esa índole. En abono de la primera solución pueden expresarse varias razones, entre ellas, que la referencia que hace el artículo 76 bis, fracción I, a la autoridad que emite la jurisprudencia, no admite interpretación, esto es, que el precepto no se refiere a la declaración de inconstitucionalidad por jurisprudencia del “órgano de control constitucional” o del “tribunal que corresponda”, o alguna otra frase análoga y genérica, sino que alude precisamente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y no existe alguna otra disposición legal ni siquiera en el propio Acuerdo 5/2001, del que se desprenda que esa referencia a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, deba extenderse a los Tribunales Colegiados de Circuito en los casos de competencia delegada. Asimismo, podría argumentarse que si se reformó la Constitución Federal para facultar a la Corte para emitir acuerdos generales delegatorios de competencia y el legislador no modificó, a su vez, el artículo 76 bis fracción I, de la Ley de Amparo, para incluir la jurisprudencia de los órganos a quienes se podría delegar dicha competencia, entonces, no existe razón legal o constitucional para concluir que también debe suplirse la queja deficiente cuando existe jurisprudencia emitida por los Tribunales Colegiados de Circuito que declara la inconstitucionalidad de normas locales de carácter general, porque si así hubiera sido, también se habría modificado el numeral aludido, con independencia de que esto pueda traducirse en una restricción velada a la aplicación de la suplencia por la remota posibilidad de que la Corte emita un criterio jurisprudencial sobre la norma respectiva. CARLOS A LBERTO L ÓPEZ DEL RÍO 17 Finalmente, también en apoyo de la primera posición, podrían expresarse razones de carácter prudencial, o sea, que si se admite la suplencia en el supuesto examinado se contravendría el principio de seguridad jurídica, considerando la pluralidad de Tribunales Colegiados, incluso, en un Estado o Circuito determinados. Enseguida expresaré los argumentos que podrían sustentarse frente a los razonamientos previamente aludidos, y a partir de ello se irá configurando mi postura sobre el problema a debate, la cual, anticipo, es coincidente con la sintetizada en el inciso b) y se funda en una interpretación sistemática del propio artículo 76 bis, fracción I; del artículo 94 constitucional; y, del Acuerdo General 5/2001, emitido por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Respecto a la primera afirmación, o sea, que el artículo 76 bis, fracción I, no admite otra interpretación que la literal, hay que decir que es indudable que dicho precepto señala expresamente que la jurisprudencia que declara la inconstitucionalidad de la norma general debe sustentarla precisamente la Suprema Corte de Justicia de la Nación y no algún otro órgano facultado para ello; sin embargo, no puede soslayarse el hecho de que la interpretación gramatical sólo puede servir de base para fijar el sentido de la norma cuando el sistema jurídico al que pertenece permanece incólume, de tal suerte que persiste el texto de los preceptos con los que tiene relación y que pueden incidir en el significado de los términos o del alcance de la redacción empleada en la norma a interpretar, de lo contrario podría llegarse a resultados absurdos derivados únicamente de la falta de técnica legislativa en el procedimiento de reforma, por la negligencia o descuido de concordar todos los preceptos vinculados con el tema correspondiente. Además, en el caso la interpretación gramatical debe descartarse, precisamente porque es la que provoca perplejidad, o sea, el problema que se pretende resolver deriva de la falta de certeza respecto a si con motivo de la reforma constitucional y de la emisión de los acuerdos delegatorios de competencia, la referencia expresa que el artículo 76 bis, fracción I, de la Ley de Amparo, hace a la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, debe continuar entendiéndose en la misma forma que consideró el legislador cuando lo creó, o de lo contrario, si la suplencia de la queja, en el supuesto aludido, también procede cuando la norma general aplicada en el acto reclamado fue declarada inconstitucio- 18 R EVISTA DEL I NSTITUTO DE LA J UDICATURA F EDERAL nal por jurisprudencia de algún órgano diverso a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y que actualmente está facultado para emitirla. De igual forma, el hecho de que el legislador haya omitido reformar el artículo 76 bis, fracción I, para posibilitar que se supla la deficiencia de la queja deficiente, en el caso de que algún Tribunal Colegiado de Circuito sustente la jurisprudencia de inconstitucionalidad de normas generales de carácter local, no sólo podría interpretarse como la tácita voluntad de que, aun con la reforma al artículo 94 constitucional y con la emisión de los acuerdos delegatorios de competencia, sólo procedería la suplencia de la queja deficiente cuando la jurisprudencia la sustentara la Suprema Corte de Justicia, pues también puede entenderse como una omisión de adecuar el primero de los preceptos a las normas vigentes o al entendimiento de que sería innecesaria la reforma legal porque al interpretar sistemáticamente el orden jurídico se llegaría a la conclusión de que actualmente también existe la obligación de suplir la deficiencia de la queja cuando la jurisprudencia sobre inconstitucionalidad de normas generales locales la emiten los Tribunales Colegiados de Circuito, al ejercer la competencia delegada por la Corte. Además, a mi juicio es inatendible el argumento de que provocaría inseguridad jurídica la pluralidad de criterios derivada de que diversos órganos de control constitucional podrían emitir jurisprudencia sobre inconstitucionalidad de normas locales, pues además de que los posibles criterios divergentes sólo podrían sustentarlos Tribunales Colegiados de un mismo Circuito, aún quedaría la instancia de la contradicción de tesis para decidir cual de ellos prevalece. Esta última precisión debe ser entendida en su justa medida, porque podría conducir a pensar que con ello se justifica que sólo la Corte, al resolver la contradicción, pueda emitir jurisprudencia sobre inconstitucionalidad de normas locales; sin embargo, al aplicar el mismo criterio a las cuestiones de legalidad de las que originariamente les corresponde conocer a los mencionados Tribunales, se concluiría que en este tema tampoco estos últimos están facultados para emitir jurisprudencia (algo que nadie se atrevería a suscribir), porque sus criterios siempre estarán sujetos a una posible denuncia de contradicción de tesis y a que eventualmente su tesis sea superada por la respectiva resolución de la Corte. CARLOS A LBERTO L ÓPEZ DEL RÍO 19 Finalmente, en apoyo de la postura sintetizada en el inciso b), se puede alegar que la delegación de competencia no sólo debe entenderse limitada a la decisión de los asuntos, pues también comprende todas las consecuencias que le son inherentes, entre otras, la posibilidad de emitir jurisprudencia sobre el tema específico materia de la delegación, máxime que la facultad de los Tribunales Colegiados para sustentar jurisprudencia y a la obligatoriedad de la misma, encuentra apoyo en los artículos 94 constitucional y 193 de la Ley de Amparo. Por las razones expuestas, concluyo que el artículo 76 bis, fracción I, debe interpretarse en forma sistemática con lo que dispone el artículo 94 constitucional respecto a la facultad de la Corte para emitir acuerdos delegatorios de competencia, así como con lo que establece el propio Acuerdo 5/2001 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y con lo que señala el artículo 193 de la Ley de Amparo con relación a la obligatoriedad de la jurisprudencia de los Tribunales Colegiados de Circuito, pues de dichas disposiciones se infiere que actualmente estos Tribunales son órganos terminales cuando resuelven el recurso de revisión contra sentencias dictadas en juicios de amparo en los que se reclamó la inconstitucionalidad de alguna norma general de carácter local, lo cual se traduce en la posibilidad de que emitan jurisprudencia sobre el particular, y esto, a su vez, se traducirá en la obligación de los jueces de Distrito de suplir la deficiencia de la queja de conformidad con el primero de los citados preceptos, en cuyo supuesto podrán conceder el amparo contra los actos en los que se aplicó la norma correspondiente, aun cuando ésta no se hubiere reclamado. III. CONCLUSIONES De acuerdo con lo anteriormente razonado, pueden expresarse las siguientes conclusiones: I) Con motivo de la última reforma al artículo 94 constitucional y a la emisión del Acuerdo delegatorio de competencia 5/2001, emitido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los Tribunales Colegiados de Circuito, por regla general, son órganos terminales cuando resuelven el recurso de revisión cuando en la 20 R EVISTA DEL I NSTITUTO DE LA J UDICATURA F EDERAL demanda que dio origen al juicio de amparo se reclamó la constitucionalidad de alguna norma general de carácter local. II) También por virtud de lo anterior, los Tribunales Colegiados de Circuito están facultados para emitir jurisprudencia, con carácter obligatorio, en la que se declare la inconstitucionalidad de alguna norma general de carácter local. III) En el juicio de garantías deberá suplirse la deficiencia de la queja a favor del quejoso cuando, sin haberse reclamado la norma local declarada inconstitucional por jurisprudencia de los Tribunales Colegiados de Circuito, el acto reclamado se funde en ella, de conformidad con una interpretación sistemática del artículo 76 bis, fracción I, de la Ley de Amparo, en relación con el artículo 94 constitucional, el Acuerdo 5/2001 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el artículo 193 de la Ley de Amparo. REFERENCIAS Acosta Romero, Miguel (2002), Derecho jurisprudencial Mexicano, México: Porrúa. Allier Campuzano, Jaime (2003), Naturaleza y alcance de la suplencia de la deficiencia de la queja en amparo laboral, México: Porrúa. Burgoa Orihuela, Ignacio (1991), El juicio de amparo, México: Porrúa. Fix-Zamudio, Héctor (1999), Ensayos sobre el derecho de amparo, México: Porrúa. 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