comedia gamberra sobre el SIDA para todos los públicos Colours: argentina, como no. La estupenda Cristina Rota borda este personaje en la escena más hilarante del cortometraje. es un cortometraje que cuenta la historia de Davihd, un joven que decide comunicar a su entorno que vive con VIH y que ha iniciado un tratamiento con ARV. La película ofrece una visión muy particular de este complicado momento en la vida del protagonista a partir de un guión que oscila entre la comedia gamberra y el melodrama ácido. Como es de esperar, Davihd se da de bruces contra el rechazo, la incomprensión y la exclusión por parte de su desconcertado círculo afectivo. Y no puede ser de otra manera porque si no la película perdería parte de su gracia, puesto que tal y como declararon sus autores a la prensa: «Colours pretende ser una patada visual sobre el problema del SIDA». Esta patada es el sentido del humor que irrumpe a los dos minutos escasos de inicio del corto y que no desaparecerá hasta dos minutos antes del final. Entre el planteamiento y el desenlace, el público disfruta de una comedia corrosiva, de ritmo trepidante que incluye escenas realmente divertidas. La hermana de Davihd, por ejemplo, interpretada por una alocadísima Isabel Prinz, es la defensora de las curaciones alternativas y querrá salvar al personaje a través de la fe, la medicina oriental, la meditación o los brebajes naturistas. Es la que no quiere aceptar. Los “amigos” de Davihd no se quedan a la zaga. Encarnan la figura de la exclusión, la gran aliada de la ignorancia. De perfil psicológico plano, arquetípicos en su memez y cortedad de miras, faltos de sensibilidad, serían la imagen del miedo. No en vano dice Davihd: «los amigos son el peor grupo de riesgo al que me he enfrentado nunca». Definitivamente Davihd es diferente desde que vive con VIH. Probablemente esté mal de la cabeza, tanto, que él mismo se provoca la enfermedad. Ésta es la teoría de su psiquiatra, C OLOURS Diamanda Galás gemidos, susurros, suspiros, aullidos penetrantes, ruidos guturales y tonos bajos. Todo esto con su magistral acompañamiento al piano y manipulaciones electrónicas. Sus puestas en escena han despertado las críticas de los sectores más conservadores pero también la han encumbrado a ser considerada como una artista de culto no apta para todos los públicos. Además del SIDA, son temas de su obra la muerte, la fragilidad de la condición humana y el psiquismo. En 1992 apareció su disco Vena cava obra en la que se exploraba la destrucción mental provocada por la depresión y la demencia causada por el VIH. a cantante californiana de origen griego Diamanda Galás (1952) ha mantenido su integridad artística sin ceder ni un ápice a los convencionalismos. Antes de dedicarse por completo a su música trabajó como investigadora en el campo de la inmunología y la hepatología. Fue militante de Act-Up y como ella dice: "Mi voz es al mismo tiempo un instrumento de inspiración y una herramienta de tortura y destrucción". Su rango vocal es de una impresionante cobertura. Sacude las conciencias a base de gritos, alaridos, L La Serpenta Canta es el título de su último doble álbum aparecido en 2002. 14 la cara culta LO+POSITIVO Ussi Tous INVIERNO 2003-04 Entre tanto gag y disparate, un pusilánime Davihd encuentra la comprensión entre l@s diferentes: una mujer lesbiana, Esther (Antonia San Juan), que lo invita a abandonar la autocompasión y un tipo extraño, solitario y homosexual, Gael (Daniel de Levin) que sobrevive a la diferencia a base de conocerse y aceptarse a sí mismo. Dicho y hecho. Davihd termina viviendo con Gael, aceptando su circunstancia, y construyendo una nueva vida llena de colores, los colores de las pastillas que alimentarán la ilusión por un futuro. ¿Por qué no? La película está bien realizada, su factura es de calidad y la producción, de 160.000€, es de las más caras del cine español. Se trata de un producto insólito por el tratamiento dado al tema y es probable que no provoque el mismo impacto en un/a espectador/a naïve que en un@ ya iniciad@. El cortometraje ha entrado inmejorablemente en los circuitos de exhibición. La preselección para una posible candidatura a los Oscar, que finalmente no se produjo, o la posterior participación en la Berlinale 2004 prácticamente le aseguran su presencia en los festivales más importantes. Cortometraje Duración: 20 minutos Dirección y producción: Fotografía: Historia original: Guión: CARLOS DUEÑAS y BIEL JOHNY YEBRA CARLOS DUEÑAS FRAN A. ZURIAN y CARLOS DUEÑAS JAVIER VILLALOBOS Música: Interpretes: Davihd: Berta: Esther: Gael: Psicoanalista: BIEL ISABEL PRINZ ANTONIA SAN JUAN DANIEL DeLEVIN CRISTINA ROTA Diatriba de dolor por un hermano que muere Fernando y Darío compartieron muchachos, aguardiente y marihuana después de salir milagrosamente indemnes de una monstruosa familia de 20 hermanos tiranizada por una madre casi inmóvil por voluntad propia y un padre fantasma que se sujeta absurdamente a la vida. En medio de la locura desbarrancada de esta prole trasunto de su Colombia natal, del microscopio infecto del Medellín tomado por el narcotráfico y los sicarios, buena muestra del planeta desquiciado que habitamos, Darío y Fernando recorren a salto de mata trayectos temporales maltrechos por la desidia y sólo vivificados por el recuerdo del sexo. Yendo más allá de La Virgen de los Sicarios (Alfaguara, 1994), donde la erótica y la ternura surgían con una sencillez pasmosa de la violencia gratuita y asesina, Vallejo amasa elementos autobiográficos con el delirio real que le circunda para lanzarnos su esputo más putrefacto, advirtiéndonos de que esa mezcla viscosa que tanto nos repugna no es más que el resultado de aspirar y masticar todo lo que le rodea, todo lo que nos rodea. n la fotografía de la portada extraída del álbum personal, Fernando Vallejo abraza por detrás a su hermano Darío cuando ambos apenas superan unos pocos años de edad. Fernando mira a la cámara de su tío Argemiro con la misma expresión descreída que conservará toda su vida. La misma con la que, claramente endurecida, apenas contenida en su rabia, posa en la foto interior del libro, donde Fernando supera aunque no lo confiese la cincuentena. Darío se muestra en cambio apenas un bebé partidario ya de disfrutar de las cosas tal como son, encantado con la imagen que le devuelve la lente, ignorante por elección. Fernando Vallejo, escritor colombiano nacido en Medellín que vive en México, narra en El desbarrancadero (Alfagura, 2001) con fruición no morbosa sino ofuscada, la implacable agonía de su hermano Darío enfermo de SIDA en los años en que las enfermedades oportunistas eran una lista inacabable de misteriosos términos latinos y sus remedios una lucha desesperanzada contra la fatalidad. Y lo hace con una furia tal, un torrente tan descarnado, que nadie se salva, ni mujeres, ni hombres, ni negros, ni blancos, ni la Iglesia, ni los políticos, ni Medellín ni México. Todos reciben su grito culpabilizador, todos son objeto de una diatriba profundamente adolorida que no admite mesura, que se rebela contra la contención, que sólo se reconoce en el exceso. E 15 la cara culta LO+POSITIVO María Ràfols INVIERNO 2003-04