LA ARTICULACIÓN DE ACTORES PARA EL DESARROLLO LOCAL Daniel Cravacuore 1. Presentación El enfoque del desarrollo local difundido en las últimas dos décadas presupone la construcción de un conjunto de redes alternativas a las del mercado y a aquellas centradas en el Estado. Estas relaciones requieren configurarse en un nivel amplio de acuerdos y compromiso entre los actores privados y públicos, cuyas acciones y omisiones condicionan las dinámicas territoriales del desarrollo, determinando para cada sitio una configuración particular y suponiendo que, en todo proceso local, las visiones, demandas y expectativas que los actores estratégicos llevan a la arena de negociación resultan categóricas en la articulación y definición de las políticas a ejecutar. Sin embargo, este enfoque no niega un papel relevante para el Estado, especialmente en su nivel local, ya no por su centralidad, sino por su potencial catalizador y armonizador de las prácticas de los actores estratégicos. Simultáneamente a la paulatina inclusión del enfoque del desarrollo local en la agenda pública, proceso que en la Argentina abarca la última década, la lógica del proceso de reforma del Estado generó un deterioro sobre el reconocimiento ciudadano del accionar gubernamental para la satisfacción de las demandas sociales. Cantidad de estudios dan cuenta de este fenómeno del incremento de la incredulidad social respecto de la acción del gobierno en todos sus niveles –nacional, provincial y local-, estimulado por hechos de falta de transparencia, procesos de privatización que no se manifestaron en mejoras substanciales de la calidad de los servicios públicos y liderazgos poco consistentes entre su discurso, su acción y su conducta, fenómeno que tuvo su punto más bajo con la crisis política de diciembre de 2001. Por ello, nuestra preocupación en esta ponencia será llamar la atención sobre la existencia de las condiciones sociales necesarias para la implementación de proyectos de desarrollo local, especialmente cuando el actor catalizador de estos procesos – el gobierno local – se encuentra objetado en su accionar, aunque sea parcialmente, por los actores sociales. Consideramos que, habitualmente, se toma por dato cierto la voluntad de los actores estratégicos por participar de estos procesos, señalando sólo la necesidad de una efectiva canalización por parte del gobierno local, sin analizar adecuadamente las visiones, demandas, expectativas y capacidades que estos poseen. 2. Sobre el enfoque del desarrollo local El enfoque teórico supone que la gestión del desarrollo local plantea a los agentes públicos el reto de fortalecer relaciones horizontales con el conjunto heterogéneo de actores no estatales. De este modo, sin abandonar la tradicional vinculación con las organizaciones comunitarias, se requiere la construcción de nuevas relaciones con las cámaras empresariales, los sindicatos, los centros educativos y con los actores privados. Experiencias internacionales reconocidas muestran que, para conducir adecuadamente estos procesos, son necesarios acuerdos territoriales al nivel local, capaces de promover la complementación en los esfuerzos de actores públicos estatales y no estatales, así como la institucionalización de los compromisos asumidos. La participación genuina, los mecanismos de deliberación eficaces y la responsabilidad de los actores estratégicos involucrados pasan así a ser elementos constitutivos de la capacidad de la sociedad local para ejecutar una política de desarrollo viable y concensuada. Habitualmente se asume que la incorporación de nuevos actores en la gestión local persigue el propósito explícito de lograr una mejor identificación de las demandas y una más apropiada definición de los objetivos de las políticas locales, en la búsqueda de mejorar la efectividad de los programas públicos. Sin embargo, esta inclusión crea una nueva forma de legitimación política, basada en una articulación entre el Estado local y la sociedad civil, en la que se renueva la naturaleza del vínculo a partir de la eficacia, la eficacia y la efectividad de la gestión. Esta articulación público – privada resulta determinante para el tejido institucional que enmarque la acción de los actores que dan impulso al proceso. De acuerdo con el enfoque teórico, se entiende que las redes densas de relaciones cooperativas entre cámaras empresariales, sindicatos, centros educativos, empresas y el gobierno local constituyen un elemento central para posibilitar una utilización eficiente del potencial de recursos locales disponibles y mejorar la competitividad territorial. Desde esta perspectiva, una variedad de experiencias en marcha en Argentina 2 indica que el fortalecimiento de los vínculos entre el gobierno local y los agentes estratégicos locales ha pasado a constituir la prioridad en la gestión de las políticas de desarrollo1, más allá de la diversidad de estrategias utilizadas. 3. Sobre el desarrollo local en los municipios argentinos Para nuestro país, el enfoque del desarrollo local supuso un viraje en la concepción predominante, por el cual la organización productiva estaba planificada y gestionada centralizadamente por el gobierno nacional y, en menor medida, por los provinciales. Este modelo de desarrollo entró en dificultades primero por la crisis fiscal de la década del ochenta y, luego, por la reforma del Estado encarada en la década del noventa. El abandono del rol planificador del Estado, especialmente por la retirada del nivel nacional y por la falta de profundidad de las políticas implementadas por las provincias2, dio lugar, en algunos territorios, a políticas locales caracterizadas por nuevos instrumentos de promoción que planteaban un cambio en el enfoque del desarrollo. La cuestión del desarrollo local pasó a un tema central en la agenda pública, especialmente en los dos períodos de depresión económica que se dieron desde 1995 hasta la fecha. Fue entonces que el incremento del desempleo incentivó el origen de políticas promotoras: las agencias de desarrollo, los consorcios intermunicipales, las políticas de competitividad empresarial, la atención por el comercio exterior, las incubadoras de empresas, la planificación estratégica, el desarrollo de mecanismos alternativos de financiamiento, la promoción del microcrédito, y las políticas de capacitación de recursos humanos y de promoción del empleo, entre las más habituales. Generalmente, estas no se generaron articuladas entre sí, sino que se implementaron en forma dispersa, sin encontrarse territorios donde se las haya aplicado en forma simultánea. 1 2 Ver Cravacuore, D. (2002); Cravacuore, D. (2003); y Cravacuore, Ilari y Villar (2004). Debemos destacar que, mientras en algunas provincias, las políticas adquirieron un nivel de relevancia política y solidez técnica (más allá de los resultados finales, que estuvieron influenciados por las condiciones macroeconómicas nacionales), mientras que en otras provincias fueron, en la práctica, inexistentes. 3 El ingresó con fuerza en la agenda pública presentó una notable diversidad territorial3. No sólo pesaron las capacidades institucionales de los distintos gobiernos locales, ofreciendo las respuestas a su alcance frente a las demandas ciudadanas, sino también el peso de las políticas provinciales. En algunas provincias existieron planes de promoción que involucraron al conjunto de gobiernos locales desde la perspectiva de administrador territorial de los programas provinciales; en otros casos, fueron los propios municipios quienes tomaron la iniciativa. Con la difusión del esquema del desarrollo local, fue habitual reconocer la importancia que cobraban las relaciones que se establecían, al nivel local, entre los actores estratégicos: los últimos años han visto el desarrollo de nuevas iniciativas de concertación que buscaron articular a los sectores estatal y no estatal. Para ello se ha confiado en la capacidad de representación que poseen los actores institucionalizados, como las cámaras comerciales e industriales, las asociaciones rurales, los consejos profesionales y las instituciones del sector educativo. Sin embargo, para el caso argentino, con excepciones de sociedades con tejidos históricamente densos4, la mayor parte de las iniciativas tienen a los gobiernos locales como promotores de las iniciativas y como actores centrales en la ejecución. Queremos llamar la atención sobre qué, en nuestro país, en el imaginario colectivo y especialmente en el discurso político local, el Estado sigue estando en el centro de las decisiones vinculadas al desarrollo. Si antes era el nivel nacional quien lo garantizaba, actualmente es el local. En este plano discursivo, la inclusión de la promoción del desarrollo en la agenda fue un elemento clave que acompañó el fenómeno de revalorización política de los gobiernos locales5. Para los funcionarios locales ha significado la oportunidad para ocuparse de un tema que, por la naturaleza del proceso económico nacional, resultaba aquel de mayor relevancia social. Sin embargo, nuestra impresión es que la apropiación real del nuevo enfoque es aún débil –no en lo proclamado, dado que la mayor parte de 3 4 5 La Argentina cuenta con más de dos mil doscientos gobiernos locales, lo que supone que sólo una proporción limitada desarrollaron políticas sustentables hasta comienzos de la presente década... Podríamos citar el renombrado caso de la ciudad de Rafaela, en la provincia de Santa Fe. Este un fenómeno característico del proceso de transición democrática, durante el cual los gobiernos locales dejaron de ser considerados meros prestadores de servicios públicos para ser reconocidos como el nivel del Estado más cercano a los ciudadanos. Esta revalorización política es visible, particularmente, en la creciente importancia de los intendentes en los procesos político - electorales. Mientras que en el pasado un gobierno local no era un lugar que otorgaba prestigio político, sino sólo una plataforma para el ascenso a otros cargos gubernamentales, hoy se lo reconoce como un nivel estatal que dota a sus funcionarios del poder para influir en las decisiones provinciales y nacionales a partir de su fuerza electoral. 4 los gobiernos locales han adoptado el tema dentro de su agenda6, especialmente con la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social “Manos a la Obra” - y que se ha producido una suerte de desconcentración del viejo modelo de desarrollo: muchos gobiernos locales parecen replicar la antigua matriz estado céntrica, simulando el reemplazo del Estado planificador del desarrollo, centrándose como el núcleo de las sociedades locales. Esto es el producto, básicamente, de la mayor dotación de recursos -físicos, humanos, económicos, simbólicos- de los que disponen los gobiernos locales respecto de sus sociedades, especialmente considerando las particularidades del sistema municipal argentino7, así como de las debilidades estructurales de los actores no estatales. 4. Sobre los actores estratégicos del desarrollo local La densidad institucional8 necesaria para un proyecto de desarrollo es, en la mayor parte de los gobiernos locales argentinos, débil. Esto encuentra su razón en la dinámica social y política argentina contemporánea. Por un lado, los actores empresariales suelen estar organizados en entidades que responden a dos lógicas: la primera, las cámaras por rama de actividad, que suelen tener como objetivo la defensa de los intereses sectoriales ante las autoridades nacionales9; las segundas, las cámaras territoriales, que tienden a representar a las empresas en un territorio que, generalmente, es coincidente con la jurisdicción municipal10. En estas últimas coinciden establecimientos comerciales y/o industriales de todo tipo, organizados para representar 6 7 8 9 10 Los mecanismos de difusión de las experiencias se relacionan con el conocimiento de experiencias desarrolladas en otros países –especialmente, por los lazos lingüísticos y políticos, las del Reino de España- y, más recientemente, por el propio proceso de replica de las experiencias más visibles de nuestro país. Citando algunos ejemplos, la Agencia de Desarrollo de la ciudad de Córdoba resulta precursora respecto de este tipo de entes; y los planes estratégicos de Bahía Blanca, Rosario y Rafaela resultan precursores respecto de otros planes, compartiendo inclusive los equipos técnicos; y así con otro tipo de instrumentos. Recordamos que ocho de cada diez gobiernos locales de Argentina tienen menos de 10.000 habitantes y cuatro de cada diez, menos de 1.000 habitantes. La noción de densidad institucional remite a un concepto complejo que hace referencia no sólo a la existencia de organizaciones vinculadas a la actividad económica territorial sino fundamentalmente a niveles elevados de interacción entre las empresas entre sí, las organizaciones intermedias y el poder público local, que propicien la cooperación y el intercambio (Madoery 2001). Un tipo particular de cámaras sectoriales resultan las entidades que representan a las empresas por su tamaño. Las cámaras empresariales territoriales suelen organizarse en un número limitado de gobiernos locales, dado que por la naturaleza del sistema municipal argentino, la representación de intereses a escala local suele ser cara a cara. 5 al empresariado ante el gobierno local en sus demandas más tradicionales, como el mejoramiento de la infraestructura y las cuestiones tributarias. Estas cámaras territoriales suelen ser los actores incluidos en los procesos de desarrollo local. Sin embargo, por las características del desarrollo argentino en la última década, estas instituciones han perdido progresivamente representatividad: por un lado, numerosos afiliados han desaparecido por la naturaleza concentradora del proceso económico; por otro, las empresas más dinámicas se asocian a las cámaras sectoriales y, eventualmente, hacen valer su peso en la realidad local negociando directamente sin intermediaciones. Respecto de otros actores estratégicos locales, los sindicatos tampoco tienen un gran peso. Generalmente la fuerza sindical se ha concentrado en las grandes federaciones nacionales por rama de actividad, orientadas a la negociación con el Estado nacional y con las cámaras empresariales sectoriales en los acuerdos paritarios. Las seccionales locales de los gremios suelen ser poco activas y estar sometidas a las decisiones gremiales a escala nacional. Resulta claro que los sindicatos tienen poca experiencia en la vinculación con el gobierno local y prácticamente nula respecto del desarrollo local. Otro actor estratégico para el enfoque teórico son las instituciones educativas: aquí debemos realizar diferencias de acuerdo al nivel educativo considerado. El sistema de enseñanza básica y polimodal se encuentra diseminado por todo el país, pero su potencialidad es limitada por el tipo de contenidos impartidos, de relevancia limitada en función del desarrollo local. Adicionalmente, la autonomía de las instituciones es restringida, dado su dependencia de las autoridades educativas provinciales. Respecto del sistema educativo universitario, pese a la creación de nuevas universidades y el desarrollo del sistema de extensiones, se encuentra concentrado en las localidades de mayor tamaño. Adicionalmente, las universidades argentinas no han dado pasos significativos para involucrarse en los procesos de desarrollo local. Sólo en los últimos años ha habido un interés mayor en vincularse, pero pareciera que prima más la apertura de nuevas oportunidades que la participación responsable en tanto actores del desarrollo. Por lo expuesto, en la mayor parte de las sociedades locales, existen dificultades que presentan las instituciones capaces de generar las respuestas positivas para el desarrollo. Adicionalmente, esta debilidad condiciona la promoción efectiva de las iniciativas y la canalización del apoyo ciudadano determinante para sustentar los procesos. 6 5. Sobre los obstáculos para la definición de proyectos de desarrollo local Existe un conjunto de obstáculos adicionales para la consolidación de procesos de desarrollo local, que afectan directamente la canalización de la sinergia social necesaria. En primer término, la falta de un norte conceptual que identifique los escenarios futuros de las sociedades locales. Una visión estratégica otorga mayor coherencia a las acciones locales, permite determinar la prioridad y pertinencia de las mismas y ayuda a disminuir costos en términos de tiempo, dinero y recursos humanos, pero especialmente aumentan su impacto social. La experiencia argentina nos muestra que la construcción de estas visiones es aún una asignatura pendiente en la mayor parte de los gobiernos locales: adicionalmente, muchas iniciativas de planificación estratégica se reducen a una suma de planes gubernamentales, sin consensos responsables afirmados por los actores no estatales. La debilidad presupuestaria de los gobiernos locales resulta también un obstáculo. Por un lado, debemos notar que la baja participación local en el gasto público total, acompañada por los bajos niveles de recaudación de tasas municipales, genera una estrechez para sostener políticas sustentables en el tiempo y no dependientes de los aportes de terceros –los gobiernos nacional y provinciales –. Por otro, la concentración del gasto municipal en erogaciones corrientes impide que los gobiernos locales puedan contar con fondos de inversión para mejorar la infraestructura necesaria para el desarrollo. Otro obstáculo relevante es la carencia de recursos humanos idóneos para la canalización de los procesos de desarrollo local. Este tipo de enfoque requiere de funcionarios no sólo provistos de competencias técnicas para la elaboración, implementación y ejecución de políticas, sino también para la armonización de intereses y la construcción de los consensos. Sin embargo, la calificación del personal en buena parte de los gobiernos locales argentinos carece, lamentablemente, de estos atributos. La falta de información para los procesos de toma de decisiones, especialmente reconociendo cuáles podrían ser los instrumentos más adecuados para poder promocionar a los actores locales, resulta otro de los obstáculos. Generalmente los actores estratégicos carecen de información objetiva y consistente para operar en el territorio, primando las percepciones subjetivas adquiridas en la actuación cotidiana. La falta de atención a esto permite explicar fácilmente el fracaso de numerosa cantidad de 7 iniciativas interesantes pero que, lamentablemente, han fallado. Por último, queremos poner atención en un obstáculo mayor: la dosis de confianza que deposita la sociedad en el Estado local como catalizador del proceso de desarrollo. Esta desconfianza parece construirse en la convergencia de al menos tres factores: - La fuerte tradición centralista en los niveles superiores de gobierno, que promovido históricamente la desvalorización social de las capacidades reales de canalización de procesos complejos como el del desarrollo local por parte del gobierno local. - El clientelismo que se ejerce desde la mayor parte de los gobiernos locales como herramienta para el reclutamiento de voluntades, que genera desprecio por parte de quienes no integran esa cadena de lealtades. - La desconfianza respecto del uso apropiado de los recursos, básicamente porque la falta de conductas transparentes, percepción social generada básicamente en la década pasada, extiende el descreimiento social al conjunto de los gobiernos. La implementación y ejecución de procesos de desarrollo local parece entonces encontrar obstáculos en buena parte de los gobiernos locales. Sin embargo, muchas veces se da por supuesto que existen bases sólidas para la construcción de relaciones constructivas entre los actores para el desarrollo de estos procesos, sin considerar el conjunto de obstáculos que pueden afectar su sustentabilidad. Nuestro análisis, sin ser concluyente, busca realizar una llamada de atención sobre ello. 5. Análisis de caso: el municipio de Florencio Varela Para tener un caso demostrativo sobre los obstáculos que se encuentran en la implementación de procesos de desarrollo local, consideraremos los datos provistos en un trabajo realizado por investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes en el municipio de Florencio Varela11. Este se ubica en el segundo cordón del Conurbano Sur, a veinticuatros kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De acuerdo a los últimos datos oficiales12, en una superficie de 190 km2, cuenta con una población total de 348.970 habitantes. 11 12 Caminotti, M.; Frederic. S. (2003). Datos del el Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda de 2001. www.indec.gov.ar 8 Florencio Varela fue fuertemente castigado durante la década del noventa, siendo uno de los grandes municipios argentinos con mayores problemas de desempleo e incremento de la pobreza. Las tres principales actividades económicas locales -la horticultura, la industria y el comercio minorista- sufrieron simultáneamente una profunda crisis, asociada a la apertura económica -que afectó particularmente a las industrias locales, pequeñas industrias de bajo nivel tecnológico- y a la reducción del poder adquisitivo de los salarios y el desempleo -que afectó particularmente al comercio minorista y a la horticultura-. Si bien no se cuenta con datos rigurosos dada las unidades de análisis utilizadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, en 2002, durante la mayor profundidad de la última depresión económica, más del 60% de la población local estaba por debajo de la línea de pobreza y el 25% de la población era indigente. Por entonces, la mitad de los hogares vivían de los subsidios mensuales de planes de asistencia social y numerosas empresas locales se encontraban inactivas por problemas de mercado y sus trabajadores se hallaban licenciados. Si bien la situación se ha ido revertiendo paulatinamente con la recuperación económica iniciada en 2003, aún vastos sectores de la sociedad local se ven afectados por condiciones de pobreza. 5.1. El tema del desarrollo en la agenda local Hasta el año 2002, la política de desarrollo local en este municipio podría ser calificada como errática. El área encargada en el municipio había sido creada, con el rango de Secretaría, en plena explosión del tema a mediados de los noventa, cuando la provincia de Buenos Aires favoreció el desarrollo de proyectos productivos mediante el otorgamiento generoso de préstamos y subsidios dedicados a las microempresas, buscando paliar los efectos del creciente desempleo estructural. Inclusive cuando la estrategia provincial se profundizó con la creación del Instituto para el Desarrollo Empresarial Bonaerense (IDEB)13, un funcionado ligado políticamente al distrito fue elegido como presidente, lo permitió al gobierno local obtener prerrogativas importantes. El IDEB fue una iniciativa valiosa en cuanto fue la primera institución vinculada a la promoción empresarial bonaerense desde la perspectiva no ya del apoyo de la 13 El Instituto de Desarrollo Empresario Bonaerense fue creado en julio de 1996 por Ley Nº 11.807, votada por unanimidad en la Legislatura Provincial. Su misión fue la creación y fortalecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas de todos los sectores productivos de la provincia. 9 microempresa sino que también buscaba involucrar a los actores locales del sector de la pequeña y mediana empresa en políticas de competitividad. Adicionalmente su estructura descentralizada en agencias locales representó un gran paso para fortalecer el funcionamiento a escala local. Cada agencia involucraba y relacionaba a todos los actores socioeconómicos locales que trabajaren para el desarrollo local. Funcionaban como asociaciones civiles de derecho privado, en las que se integraba el gobierno municipal y el sector privado -las cámaras empresarias locales-, además de las instituciones educativas y, en algunos casos, otras organizaciones intermedias ligadas a la producción. Estas agencias prosperaron y de hecho, la desaparición del IDEB a escala provincial influyó poco en el trabajo activo que desarrollaron con posterioridad14. En el caso de la Agencia Florencio Varela, por el contrario, la experiencia fue traumática: si bien al principio funcionó sin obstáculos, las dificultades políticas y la presunción de conductas poco transparentes, tendieron a generar la desconfianza del empresariado local. Progresivamente, los integrantes del sector privado comenzaron a desentenderse de la misma y la falta de recursos terminó ahogando su funcionamiento. Adicionalmente, como también ocurrió en otros municipios bonaerenses, la agencia IDEB se confundió con la Secretaría de Producción, y su crisis se extendió a ella. Tras la renuncia de su titular, el personal pasó a depender de la Secretaría de Economía15 y, más tarde, a la Secretaría de Gobierno aunque bajo la dependencia directa de un funcionario de segundo orden, del cual dependían dos departamentos: el de Producción y el de Microempresa. Ambos eran competitivos entre sí dada la falta de objetivos claros y rivalizaban por cuestiones burocráticas, como los espacios físicos, el equipamiento y la realización de acciones mínimas. Estos departamentos poseían nulas relaciones con los actores productivos y generalmente se encargaban de realizar dos tipos de tareas: la realización de lobby para acciones individuales -muchas veces cercanas al clientelismo- y proyectos que tendían a justificar la permanencia del personal. Entonces la Municipalidad de Florencio Varela decidió encargar un estudio a la Universidad Nacional de Quilmes para el diseño de una política de desarrollo local. Nunca antes el desarrollo había sido considerado por el poder ejecutivo varelense como un fenómeno local, que debía impulsarse vigorosamente desde el propio municipio pero 14 15 Los centros más dinámicos siguen funcionando hasta la fecha. Sin embargo, desde 2006, no gozarán más del apoyo financiero provincial, lo que preanuncia el fin de su existencia. Denominación local de la Secretaría de Hacienda. 10 que, a su vez, requería la colaboración de los actores del sector privado, y se había actuado en forma refleja respecto de las políticas provinciales. La reacción de los empresarios frente a la propuesta diseñada por la Universidad fue tensa. Los principales obstáculos pasaron por la desconfianza de las cámaras empresariales –especialmente, la Unión Industrial de Florencio Varela; la Cámara de Comercio e Industria de Florencio Varela; y la Asociación de Productores Hortícolas de Berazategui y Florencio Varela, y menor en las otras tres cámaras empresariales16respecto de las nuevas iniciativas municipales, a las que asociaban con las conductas del pasado. En este contexto, la creación de un organismo de promoción del desarrollo local, el Instituto de Desarrollo Local (IDEL)17 fue acompañada por un estudio sobre la percepción de visiones, demandas y expectativas sobre el desarrollo local entre los actores empresariales18, cuyos resultados utilizaremos para mostrar, en un caso singular, algunas consideraciones expuestas con anterioridad sobre las que buscamos alertar y que, creemos, deberían ser estudiadas con mayor profundidad. 5.2. Sobre las visiones del empresariado varelense 16 17 18 Nos referimos a la Asociación de Comerciantes del Cruce de Florencio Varela, la Cámara de Microempresarios de Florencio Varela, y la Sociedad Rural de Florencio Varela. Pese a su denominación, que remite a una organización descentralizada, se trataba de una secretaría dependiente directamente del Intendente. Esto era el resultado de la búsqueda de un tránsito hacia una paulatina descentralización en el futuro mediato. El instrumento de recolección de información fue un cuestionario semi estructurado, confeccionado a los fines de realizar entrevistas personales a una muestra conveniente de responsables de empresas del municipio, con el fin de analizar la realidad empresarial local y sondear las expectativas de las empresas respecto de la formulación e implementación de políticas de apoyo al desarrollo local en el territorio. El cuestionario diseñado para sondear visiones, necesidades y expectativas de empresarios de Florencio Varela, se inscribió en un análisis cualitativo - etnográfico. El objetivo fue, en este caso, delinear con grandes trazos el universo significativo de estos agentes sociales respecto de los intereses y estrategias de gestión vinculadas al desarrollo local. El cuestionario ha sido aplicado a un conjunto de empresas (muestra) cuya selección reproduce la variabilidad interna de aquellos parámetros significativos para el municipio (valor de la tasa de seguridad e higiene pagada al municipio, así como rama de actividad y localización territorial). Sobre la base del listado de empresas activas proporcionado por la Municipalidad de Florencio Varela, se diseñó una muestra que tomó el 25% del total de las empresas allí consignadas. De tal modo, de un universo de 82 casos, se realizaron 21 entrevistas personales a empresarios (titulares o responsables de los establecimientos escogidos) en función del siguiente procedimiento de selección. En primer término, establecimos la distribución del conjunto de las empresas a efectos de tomar un número significativo de casos, se tomó como criterio el valor consignado de la tasa municipal de seguridad e higiene. De esta manera, se dividió el universo en cuatro secciones, realizándose cinco entrevistas por tres grupos y seis en el grupo restante. Luego se efectuó una clasificación por rama de actividad según la metodología del INDEC a efectos de conservar al interior de cada Grupo cierta diversidad en correspondencia con el universo. Por último, se correlacionó la variabilidad por rama de actividad con conectividad/localización, teniendo también como criterio la diversidad de patrones de accesibilidad de las empresas. 11 En primer término, el estudio realizado tuvo el obstáculo de que no todos los actores contactados quisieron participar del mismo19, lo que mostró la primera reticencia a vincularse al gobierno local. Consideramos que, si bien se trata de un hecho singular, no merece obviarse dadas las similitudes de este territorio respecto de otros. Para nuestra argumentación, un elemento inestimable es la evaluación de los empresarios locales realizaron respecto de la realidad territorial20. De acuerdo a la escala establecida para codificar las respuestas, sólo la calidad medioambiental alcanzó un nivel superior a bueno; la red de gas natural -responsabilidad de una empresa privada- resultó calificado de bueno a regular, mientras que el alumbrado público, el mantenimiento de la vía pública y la calificación de los recursos humanos locales, de regulares a malos; el estado de la red vial, de regular a muy malo, y la seguridad y las obras de infraestructura, de malos a muy malos. En los restantes los entrevistados prefirieron no contestar o desconocer al respecto, demostrando tanto su ignorancia de los temas consultados como falta de interés en los mismos. De estos resultados, sacamos dos conclusiones: que, por un lado, los empresarios tenían en este caso una débil valoración de la acción pública; por otro, que los ítems de menor valoración corresponden a aquellos servicios prestados directamente por el municipio -a excepción de la seguridad pública-. El hecho que los empresarios poseían una evaluación menguada de la gestión local influía en la valoración que puedan tener sobre las potencialidades que pueda tener el gobierno local como catalizador de un proceso complejo como resulta un proyecto de desarrollo local. Seguramente puede adjudicarse a nuestra argumentación el valor de la singularidad del caso; no obstante ello, queremos poner atención en este aspecto, dada la común insatisfacción ciudadana respecto de la acción municipal en buena parte de los gobiernos locales del país. Considerando la necesidad de conocer en profundidad las potencialidades para el desarrollo local, el estudio exploró en la densidad institucional, buscando conocer las 19 20 “Cabe destacar que la dificultad para arribar al número de casos previsto originalmente obedeció a la negativa del sector – a veces disfrazada de indiferencia – a participar de la misma”, para agregar: “En rigor, durante el trabajo de campo primó la resistencia a participar de la entrevista, pero el entrenamiento del entrevistador permitió avanzar con ella, muchas veces luego de conversaciones telefónicas de más de 30 minutos, bajo el argumento de que se trataba de una iniciativa cuya responsabilidad le cabía principalmente a la Universidad Nacional de Quilmes”. (Caminotti y Frederic, 2003: 15). Se consultó a los empresarios respecto de: estado de la red vial; calidad medioambiental; seguridad; obras de infraestructura existentes; alumbrado público; barrido y limpieza de vía pública; red de gas natural; manejo de cuencas y prevención de inundaciones; calificación de los recursos humanos; políticas de empleo; apoyo al desarrollo empresarial; y capacidad ejecutiva del gobierno local. (Caminotti y Frederic, 2003: 18 – 19). 12 relaciones establecidas entre las empresas, su participación en entidades sectoriales, así como la existencia de vinculaciones con organizaciones comunitarias y organismos públicos de diversos niveles del Estado. Consultados sobre la participación de las empresas en algún tipo de organización sectorial, menos de la mitad de los entrevistados contestaron afirmativamente respecto de su participación activa, siendo notablemente predominante la participación en cámaras sectoriales de carácter nacional. En este sentido, resulta destacable que, si bien se registraron reticencias de orden general respecto de las entidades empresariales21, el grueso de las críticas se dirigió hacia la principal cámara del distrito, adjudicándole una ineficacia en el cumplimiento de la representación de intereses. Esto debe alertarnos sobre la necesidad de ponderar la representación institucional cuando se convoca a la construcción de los consensos implícitos desde el enfoque del desarrollo local. Respecto del establecimiento de vinculaciones interempresariales, bajo la forma de alianzas, la totalidad de los entrevistados manifestó no promoverlas, aunque deben diferenciarse las distintas razones aludidas dado que resultan de gran interés para comprender la trama del tejido de relaciones. Entre los principales argumentos, sobresalieron las cuestiones de especificidad del rubro, que operaban, en el imaginario empresarial, como obstáculos para el establecimiento de vínculos cooperativos con otras empresas locales –sin observar las potencialidades de complementación-; en segundo lugar, la existencia de malas experiencias pasadas, que provocaban reticencias a establecer nuevas relaciones más allá del necesario vínculo de comprador de insumos o vendedor de productos. En estos casos se observa una alta valorización de la independencia empresarial respecto del establecimiento de relaciones cooperativas con otras empresas. En tercer lugar, la situación de crisis en contextos de depresión económica, que conducía a la búsqueda de soluciones individuales para sortear sus efectos más perjudiciales. En cuarto lugar, las limitaciones culturales, ligadas a una visión que enfatiza la competencia y conduce a sospechar del asociacionismo entre empresas. Finalmente, la percepción de una falta de necesidad de establecer alianzas, no observando su dimensión positiva. 21 Caminotti y Frederic transcriben las razones dadas por estos entrevistados: “No creo en ellas, no las considero beneficiosas ni interesantes”; “Esto se debe al hecho de ser sucursal de una casa matriz que centraliza todo ese tipo de actividades”; “Nunca tuve la oportunidad de hacerlo”; “No me interesan”; “Las cámaras y asociaciones de productores están demasiado politizadas y ello perjudica la defensa de las empresas, sobre todo las más pequeñas. Asimismo, “las cámaras no son de fácil ingreso para muchas empresas pequeñas”; y “No participo porque no tengo tiempo para dedicarle a esta clase de actividades”. (Caminotti y Frederic 2003, 21). 13 Por el contrario, frente a la falta de interés en asociarse con otras empresas, pudo detectarse que, prácticamente, la totalidad de las empresas poseían vinculación con organizaciones comunitarias. Sin embargo, estas relaciones se basaban en un asistencialismo clásico, mediante la entrega de insumos para el funcionamiento de comedores comunitarios, sociedades de fomento y escuelas, entre otras instituciones. Las mismas se establecían en un contexto de mantenimiento de los lazos de buena vecindad entre empresas y organizaciones comunitarias, sin más. Consultados sobre el establecimiento de relaciones con organismos del sector público, sólo un tercio de los entrevistados respondió afirmativamente: generalmente se trataba de una vinculación asociada al funcionamiento cotidiano de las empresas, como el acceso a financiamiento a través de la banca pública y el asesoramiento técnicos por parte los institutos estatales de innovación tecnológica. Por último, resulta de suma relevancia para la presente ponencia la exploración que realizaron Caminotti y Frederic (2003) de la visión de los empresarios acerca de las responsabilidades de los distintos actores en la formulación de líneas de acción para la promoción del desarrollo local. Las respuestas ofrecidas por los entrevistados muestran una notable uniformidad, predominando la idea de que la obligación mayor recae fundamentalmente sobre el sector público, más concretamente en el Estado nacional y, en segundo lugar, en la provincia, asignando al gobierno local un papel de mero ejecutor de las líneas de acción formuladas desde los niveles superiores de gobierno22. Como conclusiones generales, encontramos en este caso singular: una primera reticencia a vincularse con el gobierno local; un bajo nivel de valoración de la acción pública del gobierno local en el cumplimiento de las competencias tradicionales; una limitada participación en las entidades representativas y una visión crítica respecto de la representatividad de la principal cámara empresarial local; no sin sorpresa, una persistencia entre los empresarios, de la visión del viejo modelo estado céntrico en el que se atribuye al gobierno nacional, y en menor medida al provincial, la principal responsabilidad del desarrollo. En síntesis, algunas consideraciones que merecen ser 22 Entre las concepciones que se apartaron de esta mirada general, se destacaron respuestas individuales que enfatizaban: que el grueso de la responsabilidad recaía en el sector público, pero ubicando en primer orden al gobierno municipal; que la responsabilidad debía ser compartida tanto por el Estado como por el sector empresario y la sociedad civil; que el municipio tiene poca incidencia sobre el tema, en tanto las principales problemáticas que enfrentaban las empresas superaban la realidad territorial; y que el Estado no debía apoyar al desarrollo empresario. (Caminotti y Frederic, 2003: 27 – 28). 14 analizadas, caso por caso, para poder garantizar la factibilidad de las iniciativas de desarrollo a escala local. 6. A manera de reflexión final En esta ponencia hemos tratado de plantear algunas especulaciones sobre la viabilidad del enfoque del desarrollo local en Argentina. Lejos de cuestionarlo, nuestra preocupación pasa por las condiciones políticas y sociales preexistentes para el éxito de las iniciativas. Consideramos que, muchas veces, la difusión del enfoque se ha hecho de manera acrítica y la puesta en marcha de las iniciativas ha pecado de cierta ingenuidad a partir de un mal diagnóstico de las condiciones para su ejecución. El desarrollo local ha llenado páginas de textos académicos y discursos gubernamentales, lo que podría hacer suponer al lector poco conocedor sobre su apropiación por los actores locales en todo el país. Sin embargo, aún pareciera que la vitalidad del enfoque parece estar más en su notoriedad discursiva y no tanto en su apropiación como metodología para el logro del desarrollo. Debatir sobre el desarrollo local resulta imperioso, porque pudiera ser que, en el imaginario colectivo, aún esté presente como ideal el modelo estado céntrico en el que los niveles nacional, y en menor medida provincial, tiene responsabilidades centrales; y que el desarrollo local hubiera sido tan sólo una estrategia para un momento histórico, en el cual el Estado nacional renunció al ejercicio de las atribuciones que había ejercido por medio siglo. 7. Bibliografía - ALBURQUERQUE Francisco (2004): El enfoque del desarrollo económico local, Cuadernos DEL (España). Número I, OIT, Mimeo, Buenos Aires (argentina), Julio. - ALBURQUERQUE, Francisco (2001): “Desarrollo local en Europa y América latina”; en VÁZQUEZ BARQUERO, Antonio; MADOERY, Oscar (EDS.) Transformaciones globales, instituciones y políticas de desarrollo local. Homo Sapiens. Rosario (Argentina) 15 - AMORÓS PERICH, Moisés (S/F): “Participación ciudadana y postburocracia en el gobierno local”. 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