NOTA DE PRENSA Según un Nuevo informe de FRIDE La división norte-sur limita los vínculos de desarrollo entre Brasil y la UE No se han cumplido las promesas de alto nivel de llevar a cabo una cooperación trilateral debido al escaso compromiso y a las restricciones operativas. El discurso de Brasil de “norte contra sur” limita las posibilidades de coordinación a nivel multilateral, situando a Brasil y a la UE en lados opuestos. La UE y Brasil tienen oportunidades de crear alianzas en torno a objetivos específicos de desarrollo Madrid-Bruselas, 4 de Julio de 2014 – Brasil se unió al club de socios estratégicos de la Unión Europea (UE) en 2007, cuando las dos partes se reunieron con motivo de su primera cumbre bilateral en Lisboa. El encuentro fue interpretado como un punto de inflexión en las relaciones entre los dos socios y un reconocimiento del creciente peso global de Brasil. Sin embargo, aunque la reunión situó las relaciones entre Brasil y la UE en un nivel multilateral, una mayor cooperación se podría ver limitada. ‘A nivel multilateral el alcance de la participación es limitado, dado que gran parte del debate está impregnado por un discurso que, uniendo el "Norte" contra el "Sur" y los actores "tradicionales" frente a los "emergentes", coloca a Brasil y a la UE en lados opuestos’, analiza Lidia Cabral, investigadora del Institute of Development Studies (Instituto de Estudios para el Desarrollo) y autora del informe. ‘Sin embargo, hay oportunidades para construir alianzas en torno a temas específicos como la lucha mundial contra el hambre’. El ascenso de Brasil como actor en el desarrollo internacional es un fenómeno relativamente reciente. Refleja tanto el aumento de la importancia económica de Brasil como la activa campaña diplomática liderada por el anterior presidente Lula da Silva. Poniendo énfasis en las relaciones Sur-Sur, la administración de Lula fue propicia a vincular la influencia de Brasil en la gobernanza mundial con la situación financiera del país, mientras que afirmaba la posición de Brasil como potencia regional. En el centro del compromiso externo de Brasil se encuentra la “diplomacia de la solidaridad”, que privilegia la cooperación Sur-Sur y la no interferencia en los asuntos de los países socios. La declarada falta de intereses comerciales en su diplomacia también tiene un papel importante, aunque no se vea respaldada por el comportamiento actual de Brasil. A pesar del prolongado compromiso con el multilateralismo, la influencia de Brasil en las organizaciones internacionales es limitada. “Sin embargo, -explica Cabral-, Brasil ha asumido el liderazgo en la construcción de alianzas entre países en desarrollo para contrarrestar el dominio de Estados Unidos y Europa y para promover un orden multipolar”. Esto se refleja en el establecimiento en 2003 del G-20 de los países en desarrollo, así como en el papel de Brasil en otras alianzas “mini-laterales” y anti hegemónicas. “Hay dos áreas en particular en las que Brasil tiene el potencial de influir en la agenda internacional de desarrollo: la lucha mundial contra el hambre y la inseguridad alimentaria y la sostenibilidad medioambiental”, afirma Cabral. Brasil es un actor emergente en la lucha mundial contra el hambre. La elección de José Graziano como director general de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) sitúa a Brasil en el centro de la cuestión, presentando las políticas públicas y el discurso brasileño como una fuente de inspiración para la acción global. En el marco de la agenda de sostenibilidad medioambiental, Brasil tiene un papel importante en los procesos de multilateralismo, trabajando mediante alianzas “Sur-Sur” y fortaleciendo las relaciones con las naciones desarrolladas. Junto con sus aliados del sur, Brasil aboga por una perspectiva de 'responsabilidades comunes pero diferenciadas’ sobre el cambio climático. Las coaliciones “Sur-Sur” tienen un papel importante en la diplomacia del desarrollo de Brasil. Aun así, las alianzas con los miembros de la OCDE y los cuerpos internacionales establecidos no han sido rechazadas. A través de la cooperación trilateral, que permite la creación de asociaciones con otros “donantes” bilaterales o agencias de desarrollo en un tercer país en desarrollo, Brasil puede asegurar el acceso a la innovación tecnológica y a la experiencia de los países desarrollados. A pesar de sus ambiciones, es probable que la cooperación bilateral de Brasil siga teniendo un alcance limitado, particularmente con motivo de sus restricciones presupuestarias. Como Cabral explica, ‘el ascenso continuado de Brasil en materia de desarrollo internacional depende de la cooperación con otros donantes’. ¿Qué significa esto para las relaciones Brasil-UE? Ha habido una falta de progreso en la cooperación trilateral UE-Brasil. Esto refleja niveles ambiguos de compromiso y limitaciones operacionales tangibles. La prioridad otorgada a asuntos de desarrollo al más alto nivel diplomático contrasta con el escepticismo y la frustración en el terreno. Para la UE, hay escepticismo sobre la posición de Brasil como actor de desarrollo y dudas sobre la viabilidad de la alternativa meridional auto-proclamada por Brasil. Éste, por su parte, se muestra escéptico sobre el nivel de interés de la UE en una cooperación trilateral. En cuanto a sus restricciones, Brasil posee una capacidad operacional limitada, particularmente en aquellos países en donde no cuenta con representación y trabaja a través de canales diplomáticos. Por su parte, Bruselas no ha proporcionado una orientación concreta sobre cómo las delegaciones de la UE deberían interactuar con Brasil en temas de cooperación trilateral, tanto en Brasilia como en terceros países. A nivel multilateral, la implementación se ha quedado corta de promesas de alto nivel. Las áreas de posible cooperación incluyen un compromiso común de reformar el sistema multilateral y reforzar la ONU, consolidando la cooperación ante el cambio climático y la sostenibilidad medioambiental y la coordinación en la asociación postBusan para la efectividad del desarrollo. El éxito, sin embargo, ha sido limitado en todas esas áreas. ‘La asociación estratégica UE-Brasil sobre desarrollo internacional ha dado pocos resultados’ afirma Cabral. ‘Esto atañe a diferentes aspectos económicos y financieros del acuerdo’. Los elogios recibidos en declaraciones después de la cumbre contrastan con los resultados modestos y el escepticismo sobre el terreno. Mirando hacia adelante, la lucha mundial contra la pobreza, la inseguridad alimentaria y la malnutrición parecen ofrecer el mayor espacio para las sinergias. La UE es un donante de alimentos líder y es la mayor fuente individual de financiación voluntaria de la FAO. La influencia de Brasil en asuntos alimentarios y de nutrición está creciendo y el país tiene el potencial para ejercer una presión reformista en el sistema de ayuda alimentaria. Incluso si no se cumplen las perspectivas de una cooperación al desarrollo significativa entre la UE-Brasil, la cooperación ya proporciona una base para un compromiso más profundo. “Esto podría contribuir ampliamente al proceso de Asociación Global por la Eficacia del Desarrollo, no sólo como escaparate del potencial que supone trabajar con Brasil en materia de desarrollo internacional, sino también como imagen de superación de la división discursiva entre la cooperación Norte-Sur y Sur-Sur”, concluye Lidia Cabral. Lea la versión completa del informe (en inglés) aquí Contacto: Ana Valiente +34 91 2444756 avaliente@fride.org.es Alba Ambrós +34 91 2444745 aambros@fride.org.es