Se plantea el recurso al serle negado al interno la posibilidad de asistir a una actividad deportiva programada como parte de la sanción de privación de paseos y actos recreativos comunes que tiene impuesta. Tiene razón el recurrente. Tanto la Ley como el Reg1amiento Penitenciario establecen que la sanción para la comisión de determinadas faltas es la "privación de paseos y actos recreativos comunes", sin que esto último pueda ser interpretado extensivamente y ello por lo siguiente. La L.O.G.P. se refiere en su art. 24 a la participación de los internos, en la forma que reglamentariamente se señale, en actividades o responsabilidades de orden educativo, recreativo, religioso, laboral, cultural o deportivo, y en similares términos se expresa el art. 55.1 R.P. Hay, pues, una enumeración de diversos tipos de actividades, diferenciando claramente las citadas disposiciones unas y otras; no las mezcla ni confunde, y ni siquiera las recreativas y deportivas están una a continuación de la otra de modo que pueda inducir a error en cuanto a lo querido decir; no es así, sino que as expresiones son claras y son actividades con diferente contenido, aunque pueda ser coincidente en algunos casos cuando se combinen intereses conjuntos a varias de ellas o así ocurra en algunos internos. Por otra parte, dentro del tratamiento penitenciario, al que se dedica el Titulo V del Reglamento Penitenciario, están las actividades deportivas (art. 118.1, que no menciona las recreativas) incluidas en las actividades de tratamiento, como un elemento más para lograr la finalidad resocializadora de la pena, así como el desarrollo integral de los internos mediante las actividades - culturales, deportivas y de apoyo - que se programen y coordinen por las Juntas de Tratamiento. Por ese motivo, "el seguimiento con aprovechamiento de las actividades educativas y formativas y, en general, de todas a las que se refiere el articulo anterior - también socioculturales y deportivas - se estimulara mediante los beneficios penitenciarios y recompensas que procedan" (art. 119.1 R.P.), y con igual fundamento, el art. 263 1.P. se refiere a las recompensas que pueden obtener os internos por actos que pongan de manifiesto buena conducta, espíritu de trabajo y sentido de la responsabilidad en su comportamiento así como la participación positiva en las actividades asociativas reglamentarias o de otro tipo que se organicen en el Establecimiento, todo lo cual supone que la sanción determinaría la perdida de unos beneficios que en si misma aquélla no lleva aparejada. En consecuencia, no se pueden identificar las actividades deportivas programadas con las recreativas por más que aquéllas puedan "divertir o deleitar" a quienes las realicen - lo que sin duda también podría ocurrir con las culturales o las educativas o con cualquier otra si el interés personal del interno recae sobre ellas- pues no es la finalidad de la ley el sancionar al interno con la privación de todo aquello que pueda producir ese efecto sino exclusivamente de lo que no repercuta en su tratamiento y en el proceso de reinserción y reeducación y afecte a actos comunes con un contenido muy específico. Por último, no parece que la participación en este tipo de actividades sea la forma buscada por los internos para eludir el cumplimiento de la sanción. Y si por su inclusión en todo tipo de actividades programadas aquéllos carecen de tiempo para asistir a los actos -por otra parte, termino concreto que utiliza la ley para determinar la aplicación de la sanción y que no es sinónimo del de actividad- puramente recreativos (actuaciones, charlas, encuentros deportivos), o éstas no les interesan, no por ello se ha de extender la interpretación de la ley a otro tipo de actividad. Todo ello conduce a la estimación del recurso, declarando el derecho del interno a que la no se suspenda la actividad deportiva programada que realizaba por la imposición de una sanción de "privación de paseos y actos recreativos comunes". AUTO 623/99, 11.5.99, EXP. 141/98