2.3 EL PLAN MARSHALL Y LA ORGANIZACIÓN EUROPEA DE COOPERACIÓN ECONÓMICA Los primeros dos años de la posguerra estuvieron dominados, en un primer momento, por la ayuda humanitaria. Había que atender a decenas de millones de heridos, prisioneros y desplazados, a poblaciones devastadas y a naciones desorganizadas. Las nuevas administraciones en los territorios liberados del control nazi, con la ayuda de los ejércitos aliados y de la organización de las Naciones Unidas para la Ayuda y la Rehabilitación (UNRRA) concentraron su atención inicial en estas tareas urgentes, de supervivencia. Progresivamente, la desorganización y el caos se fueron superando. La acción colectiva también se fue normalizando, y los países europeos fueron realizando elecciones y configurando un nuevo mapa político. Cuando cesaron las hostilidades, los acuerdos de Préstamo y Arriendo se terminaron, pero pronto se vio claramente que Estados Unidos se vería obligado a proporcionar ayuda a la Europa herida por la pobreza. Así desde julio de 1945, Norteamérica empezó a facilitar ayuda a Europa a través de varias organizaciones, sobre todo la Administración de las Naciones Unidas para Ayuda y Rehabilitación, y a principios de 1948 se habían distribuido unos 25.000 millones de dólares por todo el continente, incluyendo Europa oriental. El verano de 1947, los Estados Unidos lanzó la propuesta de un gran plan de ayuda para la reconstrucción de Europa. Ayudas enviadas a Europa, 1942-1952 (miles de millones de dólares) Dólares al poder Porcentaje de adquisitivo de 1948 Estados Unidos 44,6 62 98 1943-47 4,0 5 72 1945-48 16,3 20 100 1948-52 12,5 12 100 Periodo Dólares corrientes Lend-Lease 1942-45 UNRRA Interin Aid-GARIOA ERP- Plan Marshall Total 99 Europa occidental no registró en 1947 ningún empeoramiento de su situación económica en comparación a 1946, bien al contrario, aceleró su ritmo de recuperación. De hecho, el único signo preocupante era el de su balanza comercial con Estados Unidos. En lugar de seguir la pauta de reducción del déficit comercial de 1946, todos los países europeos se lanzaron, en los primeros meses de 1947, a una alocada carrera de importación de bienes de capital procedentes de Estados Unidos. Toda Europa se había embarcado en ambiciosos programas de modernización productiva para mejorar sus niveles de 1 competitividad. El problema residía en que, como dichas importaciones eran muy superiores a la capacidad de pago de los países europeos, la alta demanda europea tendría que ajustarse, quizás pronto y bruscamente. La incertidumbre que ello implicó para la economía norteamericana, al evocar la tan temida recesión posbélica constituye la raíz del plan de ayuda. Washington sintió la imperiosa necesidad de buscar fórmulas para mantener el excepcional nivel de exportaciones y, por ende, de actividad y empleo que la economía americana había alcanzado gracias a la guerra. Marshall Plan Chronology, 1947-1951 June 5 1947 Secretary George Marshall’s speech, Harvard University June 27-July 2 1947 July 12-September 22 1947 Anglo-French- Soviet conference (Paris), answer to the Marshall speech, breakdown with the Soviets Economic Cooperation conference of Paris, report by the sixteenth European countries on the Aid program, 22 billions $ during 4 years asked October 5 1947 Creation of the Kominform November 6 1947 Harriman Report is issued December 17 1947 March 17 1948 Brussels pact between Belgium, Netherlands, Luxemburg, France en Greta-Britain March 21 1948 Signature of the protocol for a custom Union by France and Italy April 3 1948 April 16 1948 Creation of OEEC, Robert Marjolin general secretary June 23 1948 Berlin crisis: blockade of the western zone in Berlin June 28 1948 October 16 1948 Creation of the first European multilateral payment system by the OEEC October 22 1948 Zhdanov calls on Communists to undermine Marshall Plan January 7 1949 Resignation of Secretary G. Marshall, Dean Acheson in charge March 3 1949 Signature of the interim Aid program Act to Europe, $509 millions for France, Italy and Austria Signature by Truman of the Foreign Aid Act of 1948 , first year of the Marshall Aid (April 1948 to June 1949) Signature of the French and American agreement upon the Marshall Aid. Each country member of the Marshall plan has to sign such an agreement Attempt of French an British for building a European Long Term Plan in order to reconstruct the European economy. Failure 2 Signature of the North Atlantic Treaty at Washington August 1949 Coming into force of April 4 1949 October 31 1949 December 29 1949 Liberalization of 50% of the inter-European private trade June 23 1950 Korean war September 19 1950 Creation of the European Payment Union (EPU) February 1st 1951 Liberalization of 75% of the inter-European private trade October 10 1951 December 31 1951 Marshall Plan officially ends the Embargo lists against Communist countries ECA Administrator Paul Hoffman’s Speech to OEEC (Paris) on Western European integration Approval by President Truman of the Mutual Security Act ending of the Marshall Plan and creating the Mutual Security Program El reconocimiento de la ineficacia relativa del programa de ayuda fue un factor que propició un cambio de política en 1947. Pero el cambio estuvo probablemente más condicionado por el giro de los acontecimientos políticos: * la política expansionista de la Unión Soviética el endurecimiento en su relación con Alemania: bloqueo de Berlín (junio 1948-mayo 1949) y creación de la RFA y de la RDA Guerra civil en Grecia, 1946-1949 en febrero de 1948, los comunistas tomaban en Checoslovaquia las riendas del poder tras un golpe de Estado. * el temor a disturbios sociales y políticos y la amenaza de los regímenes comunistas en el Oeste jugaron un papel nada despreciable en la confección del nuevo programa de ayuda. Cuando se anunció la nueva oferta en junio de 1947, por el secretario de Estado George Marshall, se vio claramente que, por razones políticas, se limitaría principalmente a Europa occidental. Además, se condicionó la ayuda a las naciones receptoras a que éstas cooperasen con el fin de asegurar que la ayuda fuera utilizada del modo más efectivo posible. Los fondos tenían que ser administrados, por parte de Estados Unidos, a través de la Administración de Cooperación Económica, mientras que por el lado europeo 16 naciones se unieron para formar la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), a la que correspondía la tarea de estimar las necesidades nacionales y distribuir la ayuda entre sus miembros. 3 Organismos responsables Estados Unidos Europa Administración de Cooperación Económica Organización Europea de Cooperación Económica Entre abril de 1948 y junio de 1951, el gobierno estadounidense proporcionó a los países de Europa occidental, con la excepción de España (que la solicitó y no la obtuvo) y Finlandia (que no la solicitó), ayuda por importe de más de 13.000 millones de dólares de la época. Dicha ayuda constituyó la esencia del Programa de Recuperación de Europa (ERP) que conocemos como Plan Marshall en homenaje a quien dio a conocer el proyecto en su forma embrionaria, el entonces secretario de Estado, el general Marshall, en un discurso en Harvard, el 5 de junio de 1947. En conjunto, los fondos del programa fueron bien administrados. Mientras que en el primer año, aproximadamente, una parte considerable de la ayuda se necesitó para la compra de alimentos, más adelante los fondos fueron empleados para materias primas y para la reconstrucción de la capacidad productiva. En conjunto, Estados Unidos pagó 13.365 millones de dólares por las mercancías requeridas por las 16 naciones del ERP, de los que 5.539 millones fueron para productos alimentarios y agrícolas, 6.167 para mercancías industriales y el resto en otros servicios. Los Estados receptores de la ayuda, clasificados de mayor a menor cuantía, y la proporción que ésta representó sobre el PNB de 1950, para poder apreciar mejor su impacto relativo. Los países más beneficiados fueron algunos de los pequeños, como Grecia, Austria y Holanda. El resto (grandes y pequeños) obtuvieron recursos correspondientes, aproximadamente, a una proporción que variaba entre el 5 y el 10 % de su PNB de 1950. Sólo destaca por arriba Irlanda, pese a ser neutral, y Portugal y Suecia, precisamente por el hecho de haberlo sido. 4 Distribución de los fondos del Programa de Reconstrucción de Europa entre los países adheridos, de abril de 1948 a junio de 1951 Millones de dólares, Porcentaje sobre el Porcentaje sobre el 1948-1951 total de la ayuda PNB de 1950 Reino Unido 2713,6 24,0 7,2 Francia 2401,0 21,2 9,2 Alemania (RF.) 1297,3 11,5 5,1 Italia 1297,3 11,5 8,5 Holanda 977,7 8,6 17,2 Austria 560,8 5,0 20,3 Bélgica y Luxemburgo 546,6 4,8 9,8 Grecia 515,1 4,6 27,7 Dinamarca 256,9 2,3 8,5 Noruega 231,7 2,0 7,8 Irlanda 146,2 1,3 12,0 Turquía 144,7 1,3 - Suecia 118,5 1,0 1,8 Portugal 50,5 0,4 2,8 Trieste 33,4 0,3 - Islandia 23,7 0,2 - 11314,7 100,0 Total El total no incluye los fletes ni los gastos administrativos ni la ayuda humanitaria anterior al inicio del ERP ni los fondos asignados a instituciones multilaterales como la UEP. Una vez incluidos alcanzan los 13.000 millones mencionados en el texto. El Plan Marshall se repartió entre los países participantes básicamente según la renta per cápita. Gran parte del dinero se destinó a los grandes grupos industriales, puesto que se pensaba que su regeneración era esencial para la reconstrucción europea. Además, el reparto según la renta por cápita era una manera indirecta de ayudar a los Aliados, dejando menos para los países del Eje o los neutrales. La tabla siguiente muestra la cantidad de ayuda por país y año. 5 Distribución de los fondos del Programa de Reconstrucción de Europa entre los países adheridos, de abril de 1948 a junio de 1951(en millones de dólares) País 1948-49 1949-50 1950-51 Total Alemania Occidental 510 438 500 1448 Austria 232 166 70 488 195 222 360 777 Dinamarca 103 87 195 385 Francia 1085 691 520 2296 Grecia 175 156 45 366 Irlanda 88 45 — 133 Islandia 6 22 15 43 Italia y Trieste 594 405 205 1204 Noruega 82 90 200 372 Países Bajos 471 302 355 1128 Portugal — — 70 70 1316 921 1060 3297 39 48 260 347 Bélgica y Reino Unido Suecia Luxemburgo 6 Objetivos Político: evitar que los países de la Europa Occidental se convirtiesen en economías socialistas por la vía electoral para ello había que eliminar los argumentos económicos a la izquierda europea Económico: evitar una posible recesión de la economía norteamericana por falta de mercados para sus productos Resultados 1. Se freno el expansionismo de la URSS en Europa 2. Estados Unidos líder de las democracias de libre mercado 1. Reconstrucción europea rapidísima y una reactivación económica espectacular pero de forma desigual 2. Fuerte dependencia tecnológica, económica y financiera de Europa respecto de los Estados Unidos Es difícil estimar el impacto del programa con alguna precisión, pero está claro que, sin ayuda, el proceso de recuperación europeo se habría visto gravemente dificultado. El problema crítico era la escasez europea de divisas con las que comprar las importaciones que tanto se necesitaban, y en este aspecto la ayuda fue decisiva para capacitar a los países de la OECE para cubrir sus déficits exteriores. En el caso de Alemania, por ejemplo, el 57 % de las importaciones de este país entre 1947 y 1949 fueron financiadas por medio de la ayuda exterior. Es verdad que en el año en que se alcanzó la cifra máxima (1948-1949), las entregas totales en concepto de ayuda ascendieron a menos del 5 % de la renta nacional de Alemania, mientras que la inversión correspondiente equivalía al 9 % de la inversión bruta (1950). Pero como contribución a los recursos totales, por encima y por debajo de las exigencias mínimas, las cantidades implicadas son impresionantes, y en una época crítica proporcionaron recursos de una clase que Alemania se habría visto obligada a obtener. Además, el impacto cualitativo de estos incrementos adicionales fue importante, especialmente en términos de la reconstrucción de las industrias básicas. 7 Aumento de la renta nacional entre 1948 y 1952 (1948=100) Austria 143 Bélgica 115 Dinamarca 117 Francia 133 República Federal Alemana 167 Grecia 114 Irlanda 112 Italia 134 Holanda 117 Noruega 117 Portugal 111 Suecia 115 Gran Bretaña 110 8 Indice de la producción industrial y agrícola en Europa entre 1947 y 1951 (1937/38 =100) Producción industrial Producción agrícola 1947 1949 1951 1947 1949 1951 Austria 56 123 166 70 74 98 Bélgica 106 122 143 84 93 111 Dinamarca 123 142 162 97 97 126 Finlandia 117 142 177 75 106 115 Francia 92 118 134 82 95 108 Irlanda 122 151 176 100 96 106 Italia 86 101 138 85 97 109 Holanda 95 126 145 87 104 123 Noruega 115 140 158 98 101 118 Portugal 112 112 125 99 95 102 España 127 120 147 88 80 86 Suecia 141 157 171 104 109 113 Gran Bretaña 115 137 155 117 122 130 9 Distribución de los fondos del Programa de Reconstrucción de Europa, 1948-1951 Porcentaje sobre el total de la ayuda Aumento de la renta nacional entre 1948 y 1952 (1948=100) Reino Unido 24,0 110 Francia 21,2 133 Alemania (RF.) 11,5 167 Italia 11,5 134 Holanda 8,6 117 Austria 5,0 143 Bélgica y Luxemburgo 4,8 115 Grecia 4,6 114 Dinamarca 2,3 117 Noruega 2,0 117 Irlanda 1,3 112 Suecia 1,0 115 Portugal 0,4 111 El Plan Marshall tenía como objetivo financiar, durante un máximo de cuatro años, aquellas importaciones que Europa parecía necesitar y que excedían su capacidad de pago. A cambio, Europa se comprometía, una vez culminada su recuperación posbélica, a iniciar sin dilación el proceso de liberalización comercial al que obligaba el compromiso aceptado en 1944 en Bretton Woods. Para el rápido fortalecimiento económico regional, el gobierno norteamericano no sólo financió la exportación de bienes hacia Europa occidental sino que realizó dos acciones decisivas para el futuro económico de Europa en su conjunto: 1º eliminó el techo productivo impuesto a Alemania tras la guerra. Esta medida facilitó la normalización productiva de toda la fábrica europea occidental tan dependiente históricamente de las exportaciones alemanas, pero conllevó la división de Alemania y, por ende, del continente europeo. 2º autorizó a los gobiernos europeos a desplegar, con carácter temporal, sistemas preferenciales para fortalecer el comercio intraeuropeo. La discriminación hacia países terceros era temporal y finalizaría con el Plan Marshall. De haber funcionado en su diseño original, el resultado del Plan Marshall habría sido una Europa que acatara plenamente el sistema de Bretton Woods o, lo que es lo mismo, la decidida apertura de los mercados europeos a la competencia de los productores más eficientes del mundo: los originarios del área del dólar. El resultado, en cambio, no estaba en el guión original. Los europeos financiaron aún más generosamente aquellas políticas de reconstrucción que cada uno de ellos había diseñado en su día por 10 consenso, impidiendo que los americanos las modificasen, siquiera un ápice. Además, una vez abierta la caja de los truenos, idearon la manera de mantener la discriminación hacia el resto del mundo más allá del horizonte temporal del Plan Marshall, de hecho, hasta hoy. Así, el Plan Marshall no sólo dividió el continente europeo en dos, sino que alentó el desacato del conjunto de Europa occidental al firme compromiso de apertura generalizada a la competencia internacional que había aceptado, no sin mucho pesar, en 1944. 11 Mitos acerca del Plan Marshall El presidente norteamericano, Bill Clinton, y líderes europeos se reunieron la semana pasada para celebrar el 50º aniversario del Plan Marshall, y para decirnos cómo la iniciativa estadounidense facilitó la recuperación económica de la Europa de la posguerra. No sólo se le acredita al programa de ayuda de 13 mil millones de dólares (alrededor de 87 mil millones en dólares actuales) con generar la prosperidad europea; aparentemente éste ayudó a promover el capitalismo, fortaleció la economía de los Estados Unidos, y fue motivado por razones de seguridad y humanitarias. La última edición de Foreign Affairs conmemora el plan como "un programa de ayuda gubernamental que funcionó, para provecho de los donantes al igual que de los beneficiarios." El plan ha atraído tanta admiración a través de los años que no existe casi ningún rincón del mundo -sea éste Rusia, Africa, Europa del Este, las barriadas de América, el sector granjero de Estados Unidos, el Medio Oriente, o el que usted nombre- para el cual los políticos no hayan propuesto un Plan Marshall para resolver los problemas existentes. Los programas de ayuda externa, los cuales el plan ha ayudado a instituir como una característica permanente de la política exterior de los Estados Unidos, pueden haber producido resultados lamentables por más de cuatro décadas, pero el Plan Marshall todavía dispone de un desmedido respeto. Una mirada más de cerca a los efectos de la ayuda de los Estados Unidos a la Europa de la posguerra revela que mucho del prestigio del Plan Marshall está construido en mitos. Un estudio del economista de la George Mason University, Tyler Cowen, concluyó que el rápido crecimiento económico en los países ocupados por Alemania durante la guerra ocurrió "independientemente del momento y del alcance de la ayuda del Plan Marshall." En Alemania Occidental -el país citado con mayor frecuencia como un éxito del plan a causa del posterior "milagro alemán"- la recuperación económica comenzó antes de que comenzara a fluir la ayuda. De hecho, coincidió con la eliminación, por parte de Ludwing Erhard, de una extensa cantidad de restricciones que la Comisión de Control de los Aliados había fijado sobre el comercio, la producción, los precios, y la distribución. Prácticamente en todos los países anteriormente controlados por los nazis, el crecimiento no se reanudó hasta que estos severos sistemas de control económico fueron removidos. La llegada de los fondos del Plan Marshall no se correlaciona con la reanudación del crecimiento. En un análisis de la economía de Alemania Occidental de 1945 a 1951, el economista alemán Werner Abelshauser concluyó que "la 12 ayuda externa no fue crucial en el comienzo de la recuperación o para que ésta continuara." La recuperación económica de Francia, Italia y Bélgica, según Cowen, es anterior a la ayuda de Estados Unidos. De hecho, Bélgica, el país que adoptó antes que ningún otro una política económica de libre mercado, después de su liberación en 1944, experimentó así la recuperación más rápida, evitando la severa escasez de vivienda y de alimentos que sufrió el resto del continente europeo. La ayuda de los Estados Unidos, que en total nunca fue más del 5 por 100 del PIB de los países del Plan Marshall, fue además una cantidad muy pequeña para tener un impacto financiero significativo y probablemente causó más daño que beneficio. En Alemania Occidental, por ejemplo, las políticas de Estados Unidos ocasionaron una pérdida neta de recursos porque las indemnizaciones y el costo de la ocupación de los Aliados alcanzó del 11 al 15 por 100 del PIB. La ayuda del Plan Marshall permitió a otros países mantener políticas que de otra manera serían insostenibles. Por ejemplo, Austria, Grecia y otros grandes beneficiarios a nivel per capita de los fondos estadounidenses comenzaron su recuperación a medida que la ayuda se cortó. Gran Bretaña, el mayor beneficiario de la ayuda estadounidense, tuvo la tasa más lenta de recuperación europea en la era de la posguerra. La iniciativa de la ayuda no favoreció al libre mercado. El sesgo intervencionista de los administradores del Plan Marshall ayudó a arraigar la planificación económica del gobierno en muchos países europeos, un legado contra el cual hoy día los europeos todavía luchan. A los gobiernos beneficiarios, además, se les pidió incrementar el gasto público en un dólar por cada dólar recibido bajo el Plan Marshall, expandiendo así el sector estatal a costa del sector privado. Los fondos del programa subsidiaron las exportaciones a Europa de compañías norteamericanas de petróleo, de tabaco y de otros bienes en detrimento de otros países, como Grecia o Argentina, que disfrutaban de ventajas comparativas. Como podemos ver, las consideraciones de política doméstica y la beneficiencia corporativa no son atributos recientes de los programas de ayuda externa. El Plan Marshall permitió a las potencias europeas mantener sus colonias imperiales. Cowen coincide: "casi toda la ayuda del Plan Marshall a Francia en 1949-1950 fue contrarrestada por gastos militares franceses en territorios extranjeros, especialmente en Indochina". Asimismo, Holanda utilizó los fondos de Estados Unidos para sostener una guerra de dos años en contra de los nacionalistas anticoloniales en Indonesia. "Yo no veo cómo," protestó el Senador Wayne Morse, "nosotros podemos evadir la conclusión de que, en la medida en la que hemos sido útiles a la economía holandesa bajo el Plan Marshall, hemos ayudado al gobierno holandés en sus violaciones." Uno de los problemas de los programas de ayuda económica, el Plan Marshall incluido, es que los 13 fondos de ayuda son completamente intercambiables y se pueden utilizar para propósitos diferentes de aquéllos para los que se distribuyen. El Plan Marshall es todavía el programa de ayuda más venerado en la historia. Pero Europa se recuperó a pesar de la ayuda, no a causa de ésta. Afortunadamente para Europa, el plan duró sólo cuatro años. Su aplicabilidad a otras partes del mundo que tienen diferencias dramáticas en su economía, su historia jurídica y su cultura, es en cualquier caso nula. El Plan Marshall y la tétrica historia de más de mil billones de dólares en programas de ayuda de Estados Unidos que lo siguieron solamente destacan el hecho de que la prosperidad permanente no puede ocurrir sin la libertad económica-un objetivo generalmente impedido por la "ayuda" externa. 14 Críticas al Plan Marshall Al Plan Marshall no sólo se le atribuye la recuperación económica de la Europa de la posguerra. También ayudó a promover el capitalismo, fortaleció la economía de Estados Unidos, y fue motivado por razones de seguridad y humanitarias. La última edición de Foreign Affairs conmemora el plan como «un programa de ayuda gubernamental que funcionó, para provecho de los donantes al igual que de los beneficiarios». El plan ha atraído tanta admiración a través de los años que no existe casi ningún rincón del mundo para el cual los políticos no hayan propuesto un Plan Marshall para resolver problemas. Los programas de ayuda externa pueden haber producido resultados lamentables por más de cuatro décadas, pero el Plan Marshall todavía dispone de un desmedido respeto. Una mirada más de cerca a los efectos de la ayuda de Estados Unidos a la Europa de la posguerra revela que mucho del prestigio del Plan Marshall está construido en mitos. Un estudio del economista de la George Mason concluyó que el rápido crecimiento económico en los países ocupados por Alemania durante la guerra ocurrió «independientemente del momento y del alcance de la ayuda del Plan Marshall». En Alemania Occidental -el país citado con mayor frecuencia como un éxito del plan a causa del posterior milagro alemán-, la recuperación económica se inició antes de que comenzara a fluir la ayuda. De hecho, coincidió con la eliminación, por parte de Ludwing Erhard, de una extensa cantidad de restricciones que la Comisión de Control de los Aliados había fijado sobre el comercio, la producción, los precios, y la distribución. Prácticamente en todos los países anteriormente controlados por los nazis, el crecimiento no se reanudó hasta que estos severos sistemas de control económico fueron removidos. La llegada de los fondos del Plan Marshall no se correlaciona con la reanudación del crecimiento. En un análisis de la economía de Alemania Occidental de 1945 a 1951, el economista alemán Werner Abelshauser concluyó que «la ayuda externa no fue crucial en el comienzo de la recuparación o para que ésta continuara». La recuperación económica de Francia, Italia y Bélgica, según Cowen, es anterior a la ayuda de Estados Unidos. De hecho, Bélgica, el país que adoptó antes que ningún otro una política económica de libre mercado, después de su liberación en 1944, experimentó así la recuperación más rápida, evitando la severa escasez de vivienda y de alimentos que sufrió el resto del continente. La ayuda de Estados Unidos, que en total nunca fue más del 5 % del PIB de los países del Plan Marshall, fue además una cantidad muy pequeña para tener un impacto financiero significativo y probablemente causó más daño que beneficio. En Alemania Occidental, por ejemplo, las políticas de Estados Unidos ocasionaron una pérdida neta de recursos porque las indemnizaciones y el costo de la ocupación de los aliados alcanzó del 11 % al 15 % del PIB. La ayuda del Plan Marshall permitió a otros países mantener políticas que de otra manera serían insostenibles. Por ejemplo, Austria, Grecia y otros grandes beneficiarios a nivel per capita de los fondos estadounidenses comenzaron su recuperación a medida que la ayuda se cortó. Gran Bretaña, el mayor beneficiario de la ayuda 15 estadounidense, tuvo la tasa más lenta de recuperación europea en la era de la posguerra. La iniciativa de la ayuda no favoreció al libre mercado. El sesgo intervencionista de los administradores del Plan Marshall ayudó a arraigar la planificación económica del gobierno en muchos países europeos -un legado contra el cual hoy día los europeos todavía luchan-. A los gobiernos beneficiarios, además, se les pidió incrementar el gasto público en un dólar por cada dólar recibido bajo el Plan Marshall, expandiendo así el sector estatal a costa del sector privado. Los fondos del programa subsidiaron las exportaciones a Europa de compañías norteamericanas de petróleo, de tabaco y de otros bienes en detrimento de otros países, como Grecia o Argentina, que disfrutaban de ventajas comparativas. Como podemos ver, las consideraciones de política doméstica y la beneficiencia corporativa no son atributos recientes de los programas de ayuda externa. El Plan permitió a las potencias europeas mantener sus colonias. Cowen coincide: “casi toda la ayuda del Plan a Francia en 1949-1950 fue contrarrestada por gastos militares franceses en territorios extranjeros, especialmente en Indochina”. El Plan Marshall es todavía el programa de ayuda más venerado en la historia. Pero Europa se recuperó a pesar de la ayuda, no a causa de ésta. Afortunadamente para Europa, el plan duró sólo cuatro años. Su aplicabilidad a otras partes que tienen diferencias dramáticas en su economía, su historia jurídica y su cultura, es en cualquier caso nula. El Plan Marshall y la tétrica historia de los programas de ayuda de Estados Unidos que lo siguieron destacan el hecho de que la prosperidad permanente no puede ocurrir sin la libertad económica -un objetivo generalmente impedido por la ayuda externa-. 16 The Marshall Plan, 1948-1951 RITSCHL, A. (2008) "The Marshall Plan, 1948-1951". EH.Net Encyclopedia, edited by Robert Whaples. February 10, http://eh.net/encyclopedia/article/Ritschl.Marshall.Plan Between 1948 and 1951, the United States poured financial aiding totaling $13 billion (about $100 billion at 2003 prices) into the economies of Western Europe. Officially termed the European Recovery Program (ERP), the Marshall Plan was approved by Congress in the Economic Cooperation Act of April 1948. After a transitory 90-Days Recovery Program, the Marshall Plan spanned three ERP years from July 1948 to June 1951. Congress appropriated payments to European countries in annual instalments. Most of U.S. assistance under the ERP took the form of grants; the loan component had deliberately been kept low to avoid transfer problems. Distribution of the ERP funds among the recipient countries and their allocation to key sectors were placed in the hands of a U.S. board operating in Europe, the Economic Cooperation Agency (ECA). Countries would present requests for deliveries of goods to the ECA, which evaluated and decided them according to a set scheme of priorities. Dollar payments by the ECA for any deliveries were complemented by a system of national matching funds in the recipient countries, called counterpart funds. Countries would pay for ERP deliveries, not in U.S. dollars but in their own national currencies. These payments were credited to their respective counterpart funds. With a view to the German transfer problem of the inter-war period, no attempt was made to transfer these payments into U.S. dollars. Instead, the ECA employed these counterpart funds to channel investment into bottleneck sectors of the respective national economies. Repayment to the U.S. of the ERP’s loan component was effected in the mid1950s. The Marshall Plan was by no means the first U.S. aid program for post-war Europe. Already during 19451947, the U.S. paid out substantial financial assistance to Europe under various different schemes. In total annual amount, these payments were actually larger than the Marshall Plan itself. One key element of the Marshall Plan was to bundle existing, rival programs in a package and to identify and iron out inconsistencies. The origin of the Marshall Plan lay precisely in a crisis of the previous aid schemes. Extreme weather conditions in Europe in 1946/47 had disrupted an already shaky system of food rationing, exacerbated a coal and power shortage, and threatened to slow down the pace of recovery in Western Europe. Faced with increasing doubts in Congress about the efficiency of existing programs, the Truman administration felt the need to come up with a unifying concept. The Marshall Plan differed from previous programs mainly in the centralized administration of aid allotments and the strengthened link with America’s political agenda. Researchers currently agree that any effects of the Marshall Plan must have operated through its political conditionality, far less so through its size. The Marshall Plan also did not bring about the immediate integration of Europe into international markets. Large external debts presented a serious obstacle to liberalization of Europe’s foreign exchange markets. A British attempt in 1947 to lift capital controls triggered a run on Britain’s foreign exchange reserves, and was abandoned 17 after six weeks. As a result, markets would not easily provide the large capital imports needed for European reconstruction. The prospect of having to finance Europe’s so-called dollar gap out of U.S. aid indefinitely was instrumental in shaping the Marshall Plan. During the three years of the Plan’s operation, U.S. policy temporarily turned away from the goal of implementing the Bretton Woods system. Instead, it focused on the more modest goal of liberalizing trade and payments within Europe. To this end, the European Payments Union (EPU) was established in 1950. It lifted most capital controls within Europe, and combined a European fixed exchange rate system with a first round of trade liberalization among its members (Kaplan and Schleiminger (1989)). Although itself independent of the Marshall Plan, the EPU’s system of overdrafts and drawing rights was backed by ECA funds. The EPU was designed to smooth Europe’s transition to full convertibility with the Bretton Woods system, and had largely achieved this goal when it was dissolved formally in 1958 (Eichengreen (1993)). Competing Interpretations of the Effects of the Marshall Plan The Marshall Plan is still renowned as a showcase of successful U.S. intervention abroad. It was hailed by contemporaries as the decisive kick that pushed Western Europe beyond the threshold of sustained recovery (e.g., Ellis (1950), Wallich (1982 [1955]). Later observers sympathetic to the Marshall Plan pointed to its high political payoff and its allegedly strong multiplier effects (e.g., Arkes (1972), van der Wee (1986)). Still today, economic folklore credits the Marshall Plan with everything that improved in Europe after the war: the restoration of decent food supplies, the opening of supply bottlenecks in industry, and most importantly, the reconstruction of capital equipment and housing stocks in the devastated economies of Western Europe. Later analyses of the Marshall Plan have disagreed fundamentally with this favourable interpretation, and have offered more sceptical views. An older literature interpreted the Marshall Plan largely as an American export program, inspired by Keynesian fears about stagnation in the U.S. post-war economy. At times enriched with a good dose of political Anti-Americanism, this interpretation was quick to assume that Marshall Aid primarily served the interests of U.S. big business. A revision to this doctrine highlighted the small relative magnitude of the Marshall Plan. U.S. assistance hardly exceeded 2.5% of GNP of the recipient countries, and accounted for less than 20% of capital formation in that period. The allocation of aid often seemed to follow political, not economic needs: nearly half the resources never arrived in the disaster areas on the former European battlefields but served to buy political support in England and France, and to fend off communist threats in various countries. Also, the overall political outcome hardly seemed to fit with U.S. plans. Post-war Europe emerged from the Marshall Plan as a largely protectionist bloc of countries under French leadership. Rather than integrating smoothly into the Bretton Woods system as envisaged by the U.S., Europe seemed to work towards its own economic and financial integration. Epitomized by the work of Milward (1984), this line of research sees France as the main winner over the U.S. in a contest over political dominance in post-war Europe. In this perspective, Marshall Aid appears as a frustrated, economically less-than-significant attempt to influence the course of events in Europe. This interpretation has seen its own revision. In spite of its small contribution to aggregate output growth, the Marshall Plan may have played a critical role in opening strategic bottlenecks in key industries. Borchardt and 18 Buchheim (1991) argued that raw material imports under the Marshall Plan accelerated the recovery of West German manufacturing. De Long and Eichengreen (1993) argued for Marshall Plan conditionality as a key element in breaking up structural rigidities and bringing about readjustment in the recipient economies. This perspective is a classical story about backward and forward linkages: according to it, the Marshall Plan relaxed binding constraints in a complex input-output framework. Consequently, a purely macroeconomic perspective would be misleading. However, as Eichengreen and Uzan (1992) pointed out, most of these effects were probably temporary, and even their magnitude is questionable. Conditionality and the investment of counterpart funds into strategic sectors may have accelerated the speed of Europe’s convergence back to its steady state. However, to affect the conditional steady state itself, the Marshall Plan would have had to accomplish more than that, and solve a cooperation problem that free markets could not easily handle. One such cooperation problem was a hold-up problem in labor markets, a theme recurrent also in Eichengreen (1996). Agents in Europe’s highly cartelized labor markets had the choice between reverting to an uncooperative equilibrium with high wage demands and low investment, or a new equilibrium with temporary wage restraint and high investment rates. To the extent that the ECA successfully linked Marshall Plan deliveries to wage restraint in collective bargaining, it implemented a low-wage, high-investment equilibrium. Again, however, from a neoclassical perspective this may have affected the speed of convergence more than the steady state itself. There was also a bigger, international cooperation problem in whose solution the Marshall Plan was instrumental. Germany’s financial war machinery had left behind large amounts of debts owed to the formerly occupied countries. To this were added reparation demands that potentially dwarfed those of World War I. Any scheme for economic recovery and cooperation in Western Europe would have to deal with these unsettled financial consequences of World War II. At the same time, it had to address the security concerns of America’s allies, which perceived any reconstruction of Germany beyond the necessary minimum as a future threat. All of this implied defining a role for postwar Germany, a delicate task that had initially been left open. The Monnet Plan for French postwar reconstruction envisioned shifting the center of European heavy industry from Germany’s Ruhr valley to France. U.S. postwar policies were initially built on similar principles: under the Morgenthau Plan, Germany’s heavy industry would be cut back and the German economy would be restructured to be based on light industry and agriculture. The price of these policies consisted of continued U.S. assistance to Europe. Coal and steel as well as machinery were shipped to Europe across the Atlantic, while German heavy industry, a traditional exporter of such items, was operating far below capacity. Among other things, the Marshall Plan was also a reaction to this problem of deficient German deliveries to Europe. Diplomatic historians have long argued that German reconstruction under U.S. political aegis was the core of the Marshall Plan (see particularly Gimbel (1976) and Hogan (1987)). Given continued U.S. military presence in Europe, self-sustained recovery and economic cooperation could be implemented, such that U.S. deliveries to Western Europe were substituted with German exports. Berger and Ritschl (1995) document the diplomatic armtwisting especially of France by the U.S., and interpret the Marshall Plan as a set of institutions, designed to serve as a commitment device for economic cooperation within Europe. To implement a cooperative equilibrium, U.S. 19 policies linked Marshall Aid to free trade within Europe, to an agreement over the economic reconstruction of West Germany, and to a standstill regarding reparations and war debts as long as Germany was divided. Viewed from this perspective, Marshall Aid and its conditionality were merely the outer shell of a program whose core was a far wider political agenda for economic cooperation in Western Europe. References Arkes, Hadley. Bureaucracy, the Marshall Plan, and the National Interest. Princeton: Princeton University Press, 1972. Berger, Helge and Albrecht Ritschl. “Germany and the Political Economy of the Marshall Plan, 1947-1952: A Re-Revisionist View.” In Europe's Postwar Recovery, edited by Barry Eichengreen, 199-245. Cambridge: Cambridge University Press, 1995 Borchardt, Knut and Christoph Buchheim. “The Marshall Plan and Key Economic Sectors: A Microeconomic Perspective.” In The Marshall Plan and Germany, edited by Charles S. Maier and Gunter Bischof, 410-451. Oxford: Berg, 1991 De Long, J. Bradford and Barry Eichengreen. “The Marshall Plan: History's Most Successful Structural Adjustment Program.” In Postwar Economic Reconstruction and Lessons for the East Today, edited by Rudiger Dornbusch et al, 189-230. Cambridge: MIT Press, 1993 Eichengreen, Barry. Reconstructing Europe's Trade and Payments: The European Payments System. Manchester: Manchester University Press, 1993. Eichengreen, Barry. “Institutions and Economic Growth: Europe after World War II.” In Economic Growth in Europe since 1945, edited by Nicholas Crafts and Gianni Toniolo, 38-70. Cambridge: Cambridge University Press, 1996 Eichengreen, Barry and Marc Uzan. “The Marshall Plan: Economic Effects and Implications for Eastern Europe and the USSR.” Economic Policy 14 (1992): 14-75. Ellis, Howard. The Economics of Freedom: The Progress and Future of Aid to Europe. New York: Harper & Row, 1950 Gimbel, John. The Origins of the Marshall Plan. Stanford: Stanford University Press, 1976 Hogan, Michael J. The Marshall Plan, Britain, and the Reconstruction of Western Europe, 1947-1952. Cambridge: Cambridge University Press, 1987. Kaplan, Jacob and Gunter Schleiminger. The European Payments Union: Financial Diplomacy in the 1950s. Oxford: Oxford University Press, 1989. Milward, Alan S. The Reconstruction of Western Europe, 1945-1951. London: Methuen, 1984. van der Wee, Herman. Prosperity and Upheaval: The World Economy, 1945-1980. Berkeley: University of California Press, 1986. Wallich, Henry. Mainsprings of the German Revival. New Haven: Yale University Press, 1982 (1955). 20