Introducción - Universidad Católica Argentina

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Introducción
Marcelo Labeque
Para que seamos libres, nos ha liberado Cristo. Gál. 5,1.
Esta obra es el primer escrito del equipo de reflexión social Santa María, el cual está conformado
mayoritariamente por un grupo de académicos pertenecientes a la Universidad Católica Argentina.
Dicho texto es fruto de dos años de diálogo y discusión acerca de un tema central: Iglesia y
libertad. La mirada ha sido interdisciplinar, ya que el análisis ha contado con la participación de
teólogos, filósofos, economistas, y abogados.
¿Por qué elegimos este tema? Porque: 1) lo creemos central para la construcción de una moral
social católica que dignifique a la persona y a la sociedad; 2) entendemos que de acuerdo a como
este se resuelva, todas los demás cuestiones llevarán su sesgo; 3) pensamos que este ha sido un
tema de difícil resolución, y durante el cual la teología católica ha tenido corrimientos hacia una
relación más equilibrada entre ambas; 4) estamos convencidos de que muchas de las críticas que
la sociedad le hace a la Iglesia son por no respetar la libertad. Por tanto, la cuestión es ver si estas
críticas son ciertas... y si son actuales. Ahora bien, hay un convidado que hemos tratado de que
nunca falte en nuestros debates: la verdad. Honestamente nos hemos planteado si la verdad
puede entrar en conflicto con la libertad. De ser así, ¿cómo se resuelve el dilema?
Estos escritos abordan algunas de las cuestiones centrales que hacen a la pregunta sobre la
relación existente entre la Iglesia y la libertad. Cada uno de los artículos han sido extensamente
debatido por todos, aún así conservan la impronta de su autor. Es por eso, que si bien en la
mayoría hubo un amplio consenso, en algunos se ha mantenido más la opinión de su autor, que es
finalmente quien la expresa.
Comenzamos con Persona y Libertad de Catalina della Role. En él, la autora comienza con un
intento de definición de persona dentro de la tradición cristiana. Luego elabora la noción de
libertad, para luego preguntarse sobre los problemas que se plantean cuando la libertad se vuelve
contra la persona o la comunidad. Una vez aclarada dicha cuestión, entendimos que el primer
tema a tratar en la relación Iglesia y libertad es el de los derechos humanos. El tema es introducido
por Joaquín Migliore en Derechos humanos y Doctrina Social de la Iglesia. La cuestión de si las
modernas declaraciones de derechos (entendidos fundamentalmente como libertades),
constituyen, respecto de la doctrina clásica de la ley natural una continuidad o una ruptura es la
pregunta que intenta contestar dicho trabajo. Tras analizar la disputa mantenida entre Maritain y
Meinvielle se concluye que la discusión acerca de si sólo debieran reconocerse libertades para
realizar aquello que es correcto o si, por el contrario, existe un “derecho” incluso a realizar lo
incorrecto constituye el núcleo de este debate y es la clave para comprender la manera en que el
tema de los derechos humanos se encuentra recogido en la Doctrina Social de la Iglesia.
Andrés R. M. Motto continúa con Los cristianos y los Derechos Humanos. Frente a las numerosas
violaciones que la humanidad ha realizado sobre ellos, el artículo plantea su enérgica defensa.
Para ello se intenta definirlos, ver sus fuentes y características. Dedicando mayor espacio a uno de
los temas más discutidos: ¿es posible su fundamentación?, el autor intenta un camino intermedio
entre iusnaturalistas y contractualistas. A continuación, se reflexiona honradamente acerca de la
relación entre Derechos Humanos e Iglesia, apuntando sus desencuentros y encuentros.
Finalmente, el escrito concluye con una invitación a construir un mundo más humano, donde los
cristianos vivamos la defensa de los Derechos Humanos como una manera de encarnar el
Evangelio.
Como la libertad es uno de los más importantes derechos humanos, nos acercamos a dicha
cuestión a través del tema: Pluralismo cultural-religioso. Perspectiva histórica y debate ideológico,
a cargo de Gerardo Daniel Ramos. El autor hace una aproximación fenomenológica a vertientes de
la actual situación cultural-religiosa internacional: se detiene en algunas de sus expresiones,
analizando su complejidad, evolución y perspectivas teológico-pastorales. Hace notar que el
mismo cristianismo católico hoy sufre particulares tensiones internas, ante lo cual podríamos
preguntarnos si se trata de crisis, o si más bien el hecho no denota un sano ejercicio de libertad
responsable. Entre otras consideraciones, se refiere a la conflictiva relación Gobierno-Iglesia que
ha caracterizado algunas épocas de la historia de Latinoamérica, mirando especialmente a la
Argentina, lugar desde el cual estamos reflexionando. El artículo concluye con propuestas de
solución, basadas en la aceptación de la descripta complejidad, y con la consiguiente
recomendación de aprender a vivir pacífica y creativamente en el marco de un mundo plural.
Andrés Motto continúa dicha reflexión, analizando de lleno la cuestión acerca de Libertad religiosa
y cristianismo. Desde una mirada histórica, señala que frecuentemente el cristianismo fomentó la
libertad religiosa, dejando constancia que algunas veces se actuó en su contra. Entendemos que el
Derecho Humano a la libertad religiosa es uno de los derechos fundamentales de la persona, y que
siempre debe ser defendido ante cualquier fuerza que lo quiera conculcar. Posteriormente el
autor reflexiona con los conceptos de tolerancia, comunión y diálogo: la tolerancia es el medio que
fundamenta el diálogo, el cual tendrá como máxima aspiración la comunión. El artículo concluye
planteando las circunstancias en que este derecho debe admitir límites.
Ricardo Torres Brizuela continúa analizando el concepto de tolerancia, preguntándose cómo hacer
para convivir con las diferencias, presuponiendo que el hombre necesariamente es un “ser con
otro”. Para ello toma como punto de partida en un análisis crítico, un artículo del filósofo inglés,
Bernard Willians. En ese contexto, sostiene que la tolerancia debe ser buscada más allá de la
utilidad, la conveniencia o el cálculo político, ella debe vivirse como una forma de respeto al
hombre. A continuación, el articulista se pregunta, sobre la base de que un Estado supone una
unidad en la diversidad, si puede sobrevivir una democracia sin una base o acuerdo sobre
contenidos pétreos no negociables. También se pregunta si debe la democracia estar sustentada
en valores, y qué sucede cuando ella los olvida o viola.
En este sentido propone que la cuestión de la tolerancia se resuelve, de última, de acuerdo a la
noción de hombre que se posea. De este modo, pasa revista a ciertas posturas antropológicas de
conocidos filósofos. Concluye que la aspiración del hombre es llegar a la unidad con el otro, pero
mientras esto se dé, una forma aceptable de convivir es ser tolerante con las conductas diversas a
las mías. Finalmente se llama la atención sobre los obstáculos ciertos para que la tolerancia se
pueda vivir: el pensamiento único de la globalización, el fanatismo y el relativismo.
Libertad y economía: una perspectiva es el artículo presentado por Marcelo F. Resico. Frente a una
visión demasiado simplista del liberalismo y del neoliberalismo, el autor propone que este es un
fenómeno más complejo, y que algunas de sus líneas pueden ser compatibles con los pedidos de la
DSI. Para dicha tarea, el autor asume una visión histórica mostrando los antecedentes del
liberalismo, luego llega al liberalismo clásico de Adam Smith (1776) y David Ricardo (1826). Luego,
nos introduce en el apogeo británico del liberalismo económico que dio lugar al siglo de oro del
liberalismo o liberalismo Decimonónico, que se extendió desde el segundo cuarto del siglo XIX
hasta la primera guerra mundial. Frente a las numerosas desigualdades que promovieron y frente
a los legítimos reclamos gremiales y políticos se impulsaron algunos cambios. De este modo se van
dando versiones de un liberalismo que intentaba vincular una sociedad libre con una economía
basada en el mercado regulado. En este contexto pueden enmarcarse las reflexiones y soluciones
propuestas por John Maynard Keynes y William Beveridge en el Reino Unido, o la experiencia del
“New Deal” de Franklin D. Roosvelt en los Estados Unidos. El autor señala que la facción neoliberal
más proclive a unir libertad y ética sería el grupo de la Sociedad Mont Pèlerin. De modo que
podrían plantearse las pautas generales de la economía liberal pero dentro de un fuerte marco
institucional económico basado en la ética.
Hasperué comienza su artículo: La libertad económica en la Doctrina social de la Iglesia, aclarando
las diferencias fundamentales entre el capitalismo –sistema de libertad económica- y el socialismo
–sistema de planificación estatal de la economía-. Como es sabido, el Magisterio de la Iglesia ha
defendido tradicionalmente la propiedad privada y la economía de mercado, pero también ha
advertido sobre la necesidad de la intervención estatal y de poner algunos límites al mercado para
beneficiar a los más pobres. El tema fundamental del artículo consiste en analizar con qué tipo de
argumentos el Magisterio defiende la libertad económica y con qué tipo de razones sostiene que
debe limitarse dicha libertad, porque, según Hasperué, no son fundamentaciones de la misma
naturaleza. Mientras los fundamentos para la defensa del derecho de propiedad y la libertad
económica se encuentran directamente en la dignidad de la persona, como exigencias morales de
su reconocimiento: las limitaciones a la libertad o, lo que es lo mismo, la intervención del Estado,
sólo se justifican en virtud de las supuestas consecuencias negativas de tipo social que tendría un
mercado libre. El autor sostiene que los efectos que tiende a producir un sistema de libertad
económica así como también las consecuencias que produce la intervención estatal, son materia
propia del análisis económico y no de la filosofía o la teología. De ahí que la cuestión de la mayor o
menor intervención estatal en la economía debería ser considerada opinable desde el punto de
vista moral, pero no así la libertad económica, que constituye un derecho humano fundamental.
Como conclusión, el autor dice que los cristianos deben estar unidos en la defensa de la libertad
humana, incluida la libertad económica, pero pueden diferir, por razones de análisis social y
económico, en cuanto a la conveniencia o no de algún grado de intervención del Estado en la
economía.
Cerramos la presente publicación con las libertades políticas. El artículo La Libertad Política y la DSI
de Gustavo Irrazábal sostiene que el Estado constitucional democrático no sólo es fruto de algunas
corrientes ilustradas, inspiradas en el individualismo y el racionalismo, sino también, y de un modo
más decisivo, de los valores introducidos en la historia por el cristianismo y su proyección en el
ámbito político, especialmente a partir del medioevo. En efecto, el surgimiento del Estado
constitucional democrático no puede comprenderse sin la contribución histórica de la fe cristiana,
porque es ella la que introduce la conciencia de la igual dignidad de los hombres, de que la
sociedad no está al servicio del Estado sino de lo individuos, y que los gobernantes son servidores
de sus súbditos. Para llegar a estas afirmaciones el autor nos invita a un recorrido de carácter
histórico-institucional, que se propone superar la estrechez del tratamiento exclusivamente
doctrinal. Sin embargo, aunque la democracia tiene vínculos tan profundos con el cristianismo, su
asimilación por parte de este último ha sido progresiva y difícil. Este complejo proceso fue
consecuencia de problemas puntuales a nivel ideológico e histórico, pero que no respondían a una
incompatibilidad esencial. La actual aceptación crítica por parte del magisterio católico de la
democracia republicana constituye la etapa más reciente de una empresa que continúa: la de
afrontar a la luz del evangelio los desafíos actuales de la vida política, contribuyendo a la
edificación de una sociedad más libre y solidaria.
Que esta lectura nos sea provechosa para plasmar en la vida lo que afirma el Compendio de la
Doctrina Social de la Iglesia: dado que “los valores de la verdad, de la justicia y de la libertad,
nacen y se desarrollan de la fuente interior de la caridad, la convivencia humana resulta ordenada,
fecunda en el bien y apropiada a la dignidad del hombre.... cuando es realizada en la libertad que
corresponde a la dignidad de los hombres, impulsados por su misma naturaleza racional a asumir
las responsabilidades de sus propias acciones” (nº 205).
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