DERECHO A LA EDUCACIÓN DE LAS PERSONAS PRIVADAS DE LA LIBERTAD SERGIO FERNÁNDEZ Investigador CIPC El Corpus Juris del Derecho Internacional de los Derechos Humanos reconoce la educación como derecho humano y ello supone que esta tiene las mismas características de los demás derechos humanos, a saber: - Exigibilidad: es justiciable o exigible por vía judicial. - Indivisibilidad: hace parte del catálogo de derechos humanos y pesa tanto como los demás. - Interdependencia: su garantía es condición para la realización de otros derechos - Inalienabilidad: no se puede renunciar a este derecho. - Universalidad: responde al ideal humano de bienestar orientado bajo el principio de respetar la dignidad humana (O´Donell, 2004). En tanto Derecho Económico Social y Cultural, el Estado adquiere obligaciones irrenunciables respecto a éste: • • • Obligación de adoptar medidas inmediatas Obligación de garantizar niveles esenciales de los derechos Obligación de progresividad y prohibición de regresividad (Abramovich, 2002) Dichas obligaciones deben orientar la acción estatal a fin de garantizar el goce efectivo del derecho a la educación garantizando así su contenido esencial: - Asequibilidad: Disponibilidad de distintos tipos de oferta educativa Accesibilidad: garantías para el acceso a la educación Aceptabilidad: condiciones materiales, institucionales Adaptabilidad: condiciones específicas de acuerdo al contexto social que permitan garantizar el derecho en distintas circunstancias y a distintas poblaciones (Comité DESC ONU) En materia de educación para personas privadas de la libertad, es preciso señalar, que si bien la reclusión supone la pérdida del derecho a la libertad, ello no implica la supresión de los demás derechos, incluidos los DESC; por el contrario, esta situación de sujeción especial de las personas privadas de la libertad supone para el Estado mayores esfuerzos a fin de garantizar el cumplimiento del “fin resocializador de la pena”. La garantía efectiva de derechos de las personas privadas de la libertad debe ser objeto de seguimiento por parte de la sociedad, una herramienta idónea para ello la ofrecen los indicadores de goce efectivo, los cuales dan cuenta de la garantía efectiva de cada uno de los elementos constitutivos del derecho a la educación. Ejemplo: 1. Elemento sustancial del derecho a la educación a medir: Adaptabilidad 2. Variable a evaluar: Grado de adaptación de la educación a las personas con necesidades especiales 3. Indicador: Existencia de planes, programas y proyectos dirigidos a población LGBTI, indígena, personas en situación de discapacidad, mujeres etc. En conclusión, es preciso señalar, que el derecho humano a la educación constituye un medio y un fin en sí mismo, es decir, es un medio para la garantía de otros derechos humanos y al mismo, constituye un fin en sí mismo en tanto el conocimiento es condición sine qua non para el desarrollo humano individual y social, pero al mismo tiempo es la expresión más pura de ese desarrollo. Como medio para alcanzar otros derechos, la evidencia señala que el acceso a la educación constituye el principal mecanismo de movilidad social, en tanto mejora las posibilidades de acceso al empleo digno, vivienda, salud y potencia el ejercicio y garantía de otros derechos humanos (Tomasevski, 2001); como fin, la educación constituye en sí mismo un propósito y necesidad humana, la producción y reproducción de información constituye la pieza angular de la evolución de todas las formas de vida y la producción y reproducción de conocimiento complejo para adaptarse al contexto ha sido la base de la evolución humana (Sagan, 1998). Esta concepción de la educación de derecho humano que garantiza el acceso a otros derechos y que constituye un fin humano en sí mismo, es negada de tajo por la concepción de la educación como formación de capital humano y mercancía promovida por la doctrina neoliberal; asimismo, la educación pierde su carácter emancipador en tanto es limitada por criterios penitenciarios que la reducen a un “beneficio penitenciario”. De esta manera, el derecho a la educación resulta anulado, por un lado por la lógica del mercado, cuyos alcances van más allá de las cárceles y que reduce éste derecho a una mercancía cuyo propósito es capacitar capital humano; por otro lado, la concepción de beneficio penitenciario reduce aún más el contenido material del derecho a la educación en tanto es orientada bajo el criterio de la seguridad. Defender la educación de las personas privadas de la libertad, supone defender su carácter de derecho humano sin matiz, pues de las condiciones especiales que implica el estado de reclusión y la pérdida del derecho a la libertad, no se colige bajo ninguna consideración, que la garantía de los demás derechos deba relativizarse; por el contrario, el carácter que adquieren las personas privadas de la libertad como personas en situación especial de sujeción demanda del Estado mayores esfuerzos para garantizar sus derechos. BIBLIOGRAFÍA Abramovich, V. (2002). Los derechos sociales como derechos exigibles. Madrid: Editorial Trotta. DESC ONU. Observación General No 13. Tomasevski, K. (2001). Indicadores del derecho a la educación. Revista IIDH, 40, 341–388 O´Donell, D. (2004). Derecho Internacional de los Derechos Humanos: Normativa, jurisprudencia y doctrina de los sistemas universal e interamericano. Bogotá: Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Sagan, C. (1998). Cosmos. Barcelona: Editorial Planeta.