ASOCIACIÓN DE CENTROS DE ESTUDIOS GNÓSTICOS, ANTROPOLÓGICOS, PSICOLÓGICOS Y CULTURALES A. C. Matrícula Cámara de Comercio S0-500484 de 2004 Personería jurídica 1294 de 1990. NIT. 800-160659-0 E-mail: asociaciondeestudiosgnosticos@yahoo.com WEB : www.acegap.org EL MUNDO INTERIOR Y LA DROGADICCION E s incuestionable que así como existe el mundo exterior en el cual vivimos, así también en nuestra intimidad existe un mundo psicológico. Y así como en la vida mundial común y corriente hay gentes de toda clase y lugares de gentes buenas y de gentes perversas, así también sucede en nuestro mundo interior: allí viven muchas clases de gentes. Esas gentes son nuestros propios “Yoes”: legiones de ira, de orgullo, de lujuria, de codicia, de drogadictos, de alcohólicos, de mentirosos, etcétera. Usted no ignora jamás la ciudad, la comarca, la población o la urbanización donde vive físicamente; pero sucede que desconoce el lugar psicológico donde se halla ubicado. Así como en el mundo físico existen urbanizaciones de gentes decentes y cultas, así también sucede lo mismo en la comarca psicológica de cada uno de nosotros. Así como en el mundo físico existen urbanizaciones con callejuelas peligrosas, así también sucede en nuestro mundo interior. Todo depende de la clase de gente que nos acompañe: si tenemos amigos borrachos, iremos a parar a la cantina, y si éstos son drogadictos, no hay duda que nuestro destino estará en las fantasías y en la hipnosis profunda, inconsciente, infraconsciente. Si uno se identifica, verbigracia, con un “Yo” de ‘miedo a la vida’, éste a su vez lo relaciona a uno con otros “Yoes” de barrios más bajos, donde viven drogadictos, alcohólicos, y al relacionarnos con ellos, éstos a su vez nos controlan el cerebro y los centros capitales de la máquina orgánica y el resultado: terminamos cometiendo terribles errores, y va uno a parar por último en la miseria, en los conflictos, en la degeneración, a la cárcel, al cementerio... El todo porque nos identificamos con ese “Yo”, con ese habitante de nuestro mundo interior y por eso fuimos a dar a semejantes tugurios, a una cloaca inmunda, asquerosa. Hay “Yoes” dentro de uno que nos dictan lo que debemos hacer y decir: “tómate unas cervecitas para que te animes, mira todo lo que tú trabajas y tienes derecho, goza la vida, eso es lo único que te llevas”; o, “fúmate un pase de marihuana para que te alivies de esa tensión”, etcétera. Si uno se identifica con ellos terminamos tomándonos una, dos o tres canastas de cerveza o unas botellas de aguardiente, de ron o fumándonos un tabaco de marihuana o inhalando unos gramos de cocaína, o inyectándonos unos centímetros de heroína. Claro, si no nos identificamos con esos “Yoes”, que nos están diciendo que hagamos semejante locura, pues entonces, no se hace. Así que, dentro de nuestro Mundo Interior cada cual tiene sus acompañantes, que son los “Yoes” psicológicos. Estos nos llevan a los lugares que están relacionados con nuestras características psicológicas: el borracho, a la cantina; el lujurioso, a la casa de citas; el ladrón, a la calle oscura; el asesino a la casa de un enemigo, y así sucesivamente. Desafortunadamente, la Conciencia, lo más digno que llevamos; está metida en todos esos “Yoes” que llevamos dentro. Por oposición el drogadicto, el alcohólico, puede emanciparse, liberarse y regresar al punto de partida original, y lo hará, si se libera de sus malos acompañantes que lo tienen embutido, prisionero, metido en los tugurios de la perdición. Cuando un drogadicto o alcohólico, descubra dentro de sí, en su intimidad, los “Yoes” de la perdición, sufrirá lo indecible, pasará por terribles arrepentimientos, le dará dolor haber creado abominables monstruos, pero no hay duda que a base de Trabajos Conscientes (auto-observación, auto-exploración, comprensión, eliminación) y comprendiendo las consecuencias o efectos de ese error, logrará reducir a cenizas, a polvo cósmico, a todos esos elementos inhumanos del alcohol y de la droga, que en su interior viven. Esos sujetos, regresarán al punto de partida original. Incuestionablemente, dentro de cada uno de nosotros viven muchísimas personas diferentes, algunas mejores, otras peores. Cada uno de estos “Yoes”, de estas personas, lucha por la supremacía, quiere ser exclusivo, controlar el cerebro intelectual o el emocional o el Motor- Instintivo- Sexual, cada vez que puede, mientras otro lo desplaza. Así pues, lo que queremos preguntarle en este Documento Gnóstico es, ¿dónde vive usted psicológicamente o en qué parte de sí mismo vive? ¿En qué parte de su mundo interior vive generalmente? Tratemos de comprender lo que significa nuestra psicología interior, distinguiéndola del mundo externo, y debemos hacer continuamente, de momento en momento esta separación. Cuando usted empiece a Auto-observarse discierne que tiene en su persona un espacio psicológico distinto del espacio físico; entonces comprenderá el significado de estar en un muy mal lugar en sí mismo en un momento dado, del mismo modo que puede estar en una calle oscura, siniestra, llena de ladrones, de drogadictos, de alcohólicos y demás, en el sentido físico externo. Se necesita mucha observación de sí mismo, para comprender que estamos en un lugar peligroso en nosotros mismos; darse cuenta de esto requiere una gran atención dirigida intencionalmente hacia uno mismo. Al cabo de cierto tiempo de práctica, a medida que se va desarrollando el sentido de la Auto- Observación Psicológica, nos damos cuenta que estamos en un mal lugar de sí mismo y rodeado de “Yoes” malignos, verdaderos engendros infernales, y que debemos conducirnos con el mayor cuidado, es decir, por ningún punto identificarnos con ellos, exactamente como si estuviéramos en un barrio de mala fama y rodeados por gentes de pésimo aspecto. Lo asombroso es que las gentes no notan que tienen un mundo interior, psicológico, mucho más extenso que aquel en el cual vivimos y conocemos. Alguien podría decir: No entiendo lo que quiere decir con su mundo interior. ¿Dónde está? ¿Cómo puedo hallarlo? Esto indica el estado de sensualismo en que nos encontramos; el mundo para las gentes consiste tan sólo en lo que registran los sentidos externos y no en lo registrado por la Observación de sí. Si un hombre es atacado en un barrio de mala fama, la gente suele decir: ¿Por qué habrá ido allá? ¿Por qué no se da cuenta de esto mismo, pero en su interior psicológico, cuando consume drogas, sean estas la marihuana, el hachís, el basuco, la cocaína, la heroína, el alcohol? Y por qué no se pregunta, ¿por qué habrá ido allá...?