19 9 7 A B U Z T U A 4 1 f! A N D El A ku I J u r a _„_ Rajas tan inauguró el ciclo flamenco de los Festivales de Nafarroa. 140 OdónAlonsodirigirá a la Sinfónica de Euskadi en un homenaje a Sorozabal. 141 El momento de Kepa Junkera • El trikitilari bilbaíno habla de su proyecto con la Orquesta Sinfónica. • «Quiero evolucionar en los medios y en la promoción», señala. • Después de veinte años, sigue «creyendo en el romanticismo de la música». A sus 32 años, Kepa Junkera vive una etapa clave de su carrera. Mientras se enfrenta a uno de sus proyectos musicales más ambiciosos — el concierto con la Orquesta Sinfón i c a - , la firma con una multinacional puede dar n u e v a s alas a sus discos. Además, pronto publicará un libro muy especial. BILBO Karolina ALMAGIA Entre las múltiples ideas que le rondan a Kepa Junkera la cabeza, hay una que le interesaba especialmente desde hace años: mezclar su música con un arrope no convencional en la trikítixa. En búsqueda de nuevas sonoridades, había pensado en un cuarteto de cuerda, pero en eso le surgió la oportunidad, por medio de !a BBK. de contar con la Orquesta Sinfónica de Bilbao. «Yo no quería demostrar que ta trikitixa puede tocar en un momento dado un lema de Bach o Vivaldi. sino que quería ver cómo puede sonar mi música con una orquesta. Y lo que no quería era que la orquesta hiciera de mero colchón, de acompañamiento, sino entablar un diálogo con la orquesta». Un proyecto difícil —«pero para mí hasta el proyecto más sencillo es muy difícil, toda mi vida me ha costado mucho lo que he hecho y creo que alguien que nunca ha creado algo, no se puede imaginar lo que cuesta»— que le tiene algo preocupado, aunque reconoce que le gusta ponerse el listón bien alto, «Yo soy autodidacta y eso me ha marcado el carácter. Cuando yo empezaba, creía que actuar y grabar un disco tenía que ser algo mágico. Después de viente años, sigo creyendo en ese romanticismo». Evolución En busca de esa magia se encuentra Junkera encerrado estos días en un teatro de Santurtzi, junto a setenta músicos y el director de orquesta Juanjo Mena. El día 5 habrá oportunidad de ver los resultados de este esfuerzo, en el concierto que ofrecerán en Getxo. dentro del Festival Internacional de Folk. Kepa Junkera, cuya canción sobre Marijaia no deja de sonar an BHbo. Músico de creciente prestigio, la crítica de Madrid le ha señalado como el referente vasco a nivel internacional. «No quiero pensar en eso, porque me supondría una gran carga de responsabilidad. Te puedo decir que, a nivel de todo el Estado español, toco muy a gusto. Y fuera también. Estoy deseando ir a tocar por ahí; me tratan muy bien, aunque yo también hago un gran esfuerzo, me entrego a tope porque sé lo difícil que es abrir camino con la trikiüxa. Supongo que sienten ese intercambio de energía». Lo cierto es que esa buena acogida ha sido también percibida por las multinacionales, algunas de las cuales ya le han tentado. Después de editar cinco discos con Elkar y otros dos con sellos de fuera, sabe ya que aceptará alguna de las nuevas ofertas. «Quiero ir evolucionando, a la vez que musicalmente, en los medios y en la promoción. He tenido la suerte de que las propuestas que he tenido respetan mi trabajo como músicos, porque después de siete discos yo ya tengo una experiencia sobre lo que es grabar un disco. Creo que con este paso sale ganando mi música, y si no funciona, pues no pasa nada». El libro Mientras todo eso sucede, Kepa Junkera espera con impaciencia la edición de un libro que incluirá cien canciones suyas y muchas cosas más. Escritores, músicos, pintores, escultores —desde Edorta Jiménez o Jon Sarasua, hasta Phil Cunningham, Flaco Jiménez, Julián Vallejo, o Juan Carlos Egilleor—, hacen sus particulares aportaciones. «Después de las desilusiones que te llevas con la gente que está mal informada y te critica por cosas absurdas, para mí ha sido una enorme satisfacción ver cómo todos los amigos se volcaban desinteresadamente en este proyecto, y más cuando ya nadie hace nada a cambio de nada». «Maurizia me pone carne de gallina» KÁ Aunque haya quien crea lo contrario, Junkera es un gran admirador de lo tradicional. «Mi abuelo tocaba la pandereta y mi madre era campeona en un grupo de danzas. Yo eso lo vivo y se me pone la carne de gallina cuando escucho a Maurizia y a León. Lo que pasa que yo he optado por otro camino, pero con muchísimo respeto a las tradiciones». Quiere dejarlo claro porque, muchas veces, dice, «hay ciertos complejos creados y ahora parece que hay que hacer lo que hago yo. Al que le guste tocar en una ermita, lo tiene que hacer. Yo he sido muy feliz tocando en una romería. Lo más importante es hacer lo que tú sientes, no engañarte a ti mismo. Yo he trabajado con músicos de jazz y he visto que a veces creían que por meter más armonía, o por meter más notas, iban a ser mejores músicos, pero no es eso». Kepa Junkera, que a los quince años escuchaba música étnica cuando esa etiqueta aun no estaba de moda, sigue abierto a todo tipo de influencias. Si estos días, al levantarse, se pone un disco de Bela Fieck, cuando sale a la calle no le queda más remedio que oir la canción de Marijaia, que se comprometió a componer haciendo un esforzado paréntesis en su trabajo con la orquesta. «A algunos les ha gustado y a otros no. y eso lo entiendo. Lo que me ha dolido es leer comentarios sobre el coste de la canción, cuando yo no he cobrado por mi cariño a Bilbao y a Marijaia».