El momento de Kepa Junkera

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OdónAlonsodirigirá a la Sinfónica de Euskadi en un homenaje a Sorozabal. 141
El momento de Kepa Junkera
• El trikitilari bilbaíno habla de su proyecto con la Orquesta Sinfónica. • «Quiero evolucionar en los medios y en
la promoción», señala. • Después de veinte años, sigue «creyendo en el romanticismo de la música».
A sus 32 años, Kepa
Junkera vive una etapa
clave de su carrera.
Mientras se enfrenta a
uno de sus proyectos
musicales más ambiciosos — el concierto
con la Orquesta Sinfón i c a - , la firma con una
multinacional puede dar
n u e v a s alas a sus
discos. Además, pronto
publicará un libro muy
especial.
BILBO
Karolina ALMAGIA
Entre las múltiples ideas que le
rondan a Kepa Junkera la cabeza,
hay una que le interesaba especialmente desde hace años: mezclar su música con un arrope no
convencional en la trikítixa.
En búsqueda de nuevas sonoridades, había pensado en un cuarteto de cuerda, pero en eso le
surgió la oportunidad, por medio
de !a BBK. de contar con la Orquesta Sinfónica de Bilbao. «Yo
no quería demostrar que ta trikitixa puede tocar en un momento
dado un lema de Bach o Vivaldi.
sino que quería ver cómo puede
sonar mi música con una orquesta. Y lo que no quería era
que la orquesta hiciera de mero
colchón, de acompañamiento,
sino entablar un diálogo con la
orquesta».
Un proyecto difícil —«pero
para mí hasta el proyecto más
sencillo es muy difícil, toda mi
vida me ha costado mucho lo que
he hecho y creo que alguien que
nunca ha creado algo, no se
puede imaginar lo que cuesta»—
que le tiene algo preocupado,
aunque reconoce que le gusta ponerse el listón bien alto, «Yo soy
autodidacta y eso me ha marcado
el carácter. Cuando yo empezaba, creía que actuar y grabar
un disco tenía que ser algo mágico. Después de viente años,
sigo creyendo en ese romanticismo».
Evolución
En busca de esa magia se encuentra Junkera encerrado estos
días en un teatro de Santurtzi,
junto a setenta músicos y el director de orquesta Juanjo Mena.
El día 5 habrá oportunidad de
ver los resultados de este esfuerzo, en el concierto que ofrecerán en Getxo. dentro del Festival Internacional de Folk.
Kepa Junkera, cuya canción sobre Marijaia no deja de sonar an BHbo.
Músico de creciente prestigio,
la crítica de Madrid le ha señalado como el referente vasco a
nivel internacional. «No quiero
pensar en eso, porque me supondría una gran carga de responsabilidad. Te puedo decir que, a
nivel de todo el Estado español,
toco muy a gusto. Y fuera también. Estoy deseando ir a tocar
por ahí; me tratan muy bien,
aunque yo también hago un gran
esfuerzo, me entrego a tope
porque sé lo difícil que es abrir
camino con la trikiüxa. Supongo
que sienten ese intercambio de
energía».
Lo cierto es que esa buena
acogida ha sido también percibida por las multinacionales, algunas de las cuales ya le han tentado. Después de editar cinco
discos con Elkar y otros dos con
sellos de fuera, sabe ya que aceptará alguna de las nuevas ofertas.
«Quiero ir evolucionando, a la
vez que musicalmente, en los
medios y en la promoción. He tenido la suerte de que las propuestas que he tenido respetan mi
trabajo como músicos, porque
después de siete discos yo ya
tengo una experiencia sobre lo
que es grabar un disco. Creo que
con este paso sale ganando mi
música, y si no funciona, pues no
pasa nada».
El libro
Mientras todo eso sucede, Kepa
Junkera espera con impaciencia
la edición de un libro que incluirá cien canciones suyas y muchas cosas más. Escritores, músicos, pintores, escultores
—desde Edorta Jiménez o Jon
Sarasua, hasta Phil Cunningham,
Flaco Jiménez, Julián Vallejo, o
Juan Carlos Egilleor—, hacen
sus particulares aportaciones.
«Después de las desilusiones que
te llevas con la gente que está
mal informada y te critica por
cosas absurdas, para mí ha sido
una enorme satisfacción ver
cómo todos los amigos se volcaban desinteresadamente en este
proyecto, y más cuando ya nadie
hace nada a cambio de nada».
«Maurizia me pone
carne de gallina»
KÁ
Aunque haya quien crea lo contrario, Junkera es un gran admirador de lo tradicional. «Mi
abuelo tocaba la pandereta y mi
madre era campeona en un grupo
de danzas. Yo eso lo vivo y se
me pone la carne de gallina
cuando escucho a Maurizia y a
León. Lo que pasa que yo he optado por otro camino, pero con
muchísimo respeto a las tradiciones».
Quiere dejarlo claro porque,
muchas veces, dice, «hay ciertos
complejos creados y ahora parece que hay que hacer lo que
hago yo. Al que le guste tocar en
una ermita, lo tiene que hacer.
Yo he sido muy feliz tocando en
una romería. Lo más importante
es hacer lo que tú sientes, no engañarte a ti mismo. Yo he trabajado con músicos de jazz y he
visto que a veces creían que por
meter más armonía, o por meter
más notas, iban a ser mejores
músicos, pero no es eso».
Kepa Junkera, que a los
quince años escuchaba música étnica cuando esa etiqueta aun no
estaba de moda, sigue abierto a
todo tipo de influencias. Si estos
días, al levantarse, se pone un
disco de Bela Fieck, cuando sale
a la calle no le queda más remedio que oir la canción de Marijaia, que se comprometió a
componer haciendo un esforzado
paréntesis en su trabajo con la
orquesta. «A algunos les ha gustado y a otros no. y eso lo entiendo. Lo que me ha dolido es
leer comentarios sobre el coste
de la canción, cuando yo no he
cobrado por mi cariño a Bilbao y
a Marijaia».
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