CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío CAPITULO II: HISTORIA AMBIENTAL DE LA REGION DEL BIO-BIO I. EL POBLAMIENTO ABORIGEN Y SU INTERACCIÓN CON EL MEDIO AMBIENTE Aunque se han descubierto pocos vestigios arqueológicos sobre cuya base se puedan reconstituir las distintas fases del poblamiento precolombino de la Región del Bío-Bío, la presencia humana se remonta, al menos, a unos 4.000 años atrás. Entonces, pequeños grupos nómades de cazadorespescadores-recolectores transitaban por el litoral en búsqueda de los recursos marinos, su principal fuente de sustento. En efecto, durante el transcurso de cientos de años el consumo humano de diversos tipos de moluscos fue generando acumulaciones de conchas marinas en diferentes lugares de la zona costera, dando origen a los "conchales" de Tomé, Penco, Talcahuano, San Vicente, Bellavista, Lagunillas, La Posada, Escuadrón, Puchoco, Arauco, Tubul, Morguilla, Quidico y Tirúa, entre otros. Estos sitios arqueológicos, que antiguamente fueron lugares de asentamiento temporal de agrupaciones nómades, permiten visualizar la directa dependencia entre el hombre y su entorno, donde el mar jugaba una función esencial en la subsistencia diaria de aquellos aborígenes, proveyéndolos tanto de alimentación como de materias primas. En el mar se capturaban peces, mamíferos y aves, recolectándose además grandes cantidades de mariscos y algas. Sin embargo, el uso de estos recursos naturales no era intensivo, debido a que la población existente en aquella época era escasa y sus utensilios, técnicas de caza y de conservación, eran rudimentarios y no le permitían una gran acumulación de excedentes. 1. Los Mapuches El conocimiento sobre las formas de vida de los pueblos originarios de la Región aumenta considerablemente con la documentación histórica aportada por los cronistas españoles. La información proporcionada por los cronistas e historiadores coloniales permite evaluar las condiciones ambientales en que se encontraba el territorio regional, así como las diversas interacciones entre los indígenas y su entorno natural. En 1550, cuando los españoles irrumpieron en el territorio que actualmente constituye la Región del Bío-Bío, éste estaba poblado por los mapuches, nombre que traducido al idioma español significa "gente de la tierra". El dominio mapuche abarcaba el territorio de mar a cordillera, extendiéndose un poco más allá del Río Itata, por el norte y sobrepasando el Río Toltén por el sur. En la práctica, los mapuches ocupaban mayor parte de la actual Región del Bío-Bío, la totalidad de la IX Región de La Araucanía y el norte de la X Región de Los Lagos. En este vasto territorio indígena, denominado "La Araucanía" por los españoles, se asentaban distintas agrupaciones mapuches, cuyo estado evolutivo correspondía al de una sociedad tribal que desconocía el uso de los metales, con una economía doméstica basada en diversas actividades productivas tales como la caza, la pesca y la recolección, y en un tipo de agricultura y ganadería autóctonas, acorde a sus necesidades. Al iniciarse la conquista, la población mapuche, que ocupaba los diferentes hábitat existentes entre los Ríos Itata y Toltén, se estimaba en aproximadamente 500.000 personas. El área de mayor concentración demográfica se ubicaba en la llanura costera y ambas vertientes de la Cordillera de Nahuelbuta, desde el Río Bío-Bío al Imperial, tratándose de un poblamiento sedentario de tipo disperso. Datos históricos más específicos indican que en la llanura costera que va desde Talcahuano hasta Arauco, existió una población de unos 40.000 indígenas. La concentración poblacional del área se explica por la fertilidad del territorio, capaz de generar los recursos necesarios para la manutención de sus CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío habitantes. Los ríos, lagos y lagunas eran fuente de peces y aves acuáticas comestibles, mientras que en los bosques de Nahuelbuta crecían las araucarias (Araucaria Araucana) y avellanos (Gevuina Avellana) que aportaban frutos de un alto valor nutritivo, todos los que formaban parte de la dieta diaria indígena. No menos importante era la abundancia de presas de caza, destacando entre ellas el guanaco (Lama Guanicoe), el huemul (Hippocamelus Bissulcus) y el pudú (Pudu Pudu). La preparación y siembra de la tierra destinada a cultivos también era especial: utilizaban una serie de herramientas típicas como las palas o "hueullos", azadones, barretas, cuchillones, mazas y palos para plantar, entre otros, herramientas que -en generaleran fabricadas de madera. Con ellas se realizaban tres operaciones elementales consistentes en aflojar, dar vuelta y moler la tierra, dejándola en condiciones de recibir las semillas, pues no existía trabajo efectuado por animales ni arado del suelo. Asimismo, los recursos marinos fueron fundamentales en la alimentación y economía indígena, principalmente entre los mapuches costinos o "lavquenches", que habitaban la llanura costera y el lado occidental de la cordillera de Nahuelbuta entre los ríos Bío-Bío e Imperial. El mar proporcionaba gran cantidad y variedad de peces, mariscos y algas, prevaleciendo entre estas últimas el cochayuyo (Durvillea Antartica) y luche (Ulva Lactuca). Los excedentes de estos productos, secos y ahumados, eran intercambiados por otros productos con los mapuches del interior o "lelbunches", que habitaban el lado oriental de Nahuelbuta y los llanos de la depresión intermedia, generándose un activo trueque de especies entre ellos. En relación a la actividad ganadera indígena, ésta también se practicaba de acuerdo a los requerimientos de la economía doméstica mapuche. Probablemente se trataba de la cría de ganado de pequeña escala. Desde antes de la llegada de los españoles, los mapuches se dedicaban a la crianza de la "llama" (Lama Lama), animal que les proporcionaba materias primas indispensables para cubrir sus necesidades básicas como, por ejemplo, la lana para la confección del vestuario. Además, era usada como ofrenda en sacrificios rituales y su tenencia involucraba prestigio social en la comunidad. Las características físicas del territorio favorecían un tipo de agricultura donde se aprovechaban los claros de bosques y fértiles terrenos de vegas para el cultivo, mientras que el riego era proporcionado por la abundancia natural de lluvias. Las chacras y sembradíos mapuches eran pequeños y en forma de policultivos, es decir, en un mismo lugar se cultivaban distintas especies vegetales nativas. Al respecto, el cronista Gerónimo de Vivar señala: "Los naturales tienen maíz y frijoles y papas y una hierba a manera de avena, que es buen mantenimiento para ellos. Son muy grandes labradores y cultivan muy bien la tierra". Otros productos agrícolas autóctonos producidos en la Araucanía fueron la "quinoa" (Chenopodium Quinoa), el "madi" (Madia Sativa) y algunas variedades de granos como el "mango" (Bromus Mango) y la "teca" o "tuca", actualmente desconocidos. Las llamas fueron denominadas "hueques o chilihueques" por los mapuches, en tanto que los españoles las nombraron "carnero u oveja de la tierra". Estos camélidos sudamericanos fueron, quizás, los únicos animales criados con fines ganaderos por estos indígenas hasta la introducción del ganado europeo traído por los conquistadores. En suma, la abundancia de recursos naturales, la disponibilidad de tierras aptas para el laboreo agrícola y las técnicas empleadas por la sociedad mapuche en el aprovechamiento de tales recursos, explican la sustentabilidad del sistema económico imperante en esta ancestral cultura aborigen. En efecto, hasta mediados del Siglo XVI, el sistema económico mapuche fue equilibrado, pues existían diferentes actividades productivas (caza, pesca, recolección, agricultura y ganadería) que se complementaban entre sí. Más aún, en muchos casos dichas actividades producían excedentes, generándose un CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío activo trueque o intercambio en La Araucanía, satisfaciendo las múltiples necesidades de esta sociedad. 2. Los Pehuenches Según los antecedentes históricos más antiguos, a mediados del Siglo XVI los pehuenches o "gente de las araucarias" -grupo indígena de cazadores recolectores nómadas, vinculado étnicamente a los mapuches- ocupaban los valles y mesetas altoandinas de ambas vertientes de la cordillera, entre los nevados de Chillán, por el norte, hasta la zona del Volcán Villarrica, por el sur. Las características físicas del territorio pehuenche lo hacen un medio hostil, que aún hoy dificulta la existencia de sus habitantes. Sin embargo, ni el accidentado relieve ni las duras condiciones climáticas fueron obstáculos para el temprano poblamiento de dicho espacio geográfico, pues sus características biológicas permitían la subsistencia de pequeños grupos humanos. En aquel territorio existía una abundante caza, siendo huanacos y ñandúes las presas de mayor tamaño. Pero, los bosques de araucarias eran lo más significativo y determinante. Antaño cubrían mayores extensiones territoriales y sus frutos, los piñones, constituían la base alimenticia de los pehuenches. Según cálculos del naturalista alemán Eduard Poepig, quien recorrió parte del territorio pehuenche en 1828, "un individuo podía ser alimentado durante todo el año con los frutos de, a lo sumo, 18 araucarias". Las características físicas y recursos naturales del territorio fueron determinantes para el desarrollo étnico-cultural de los pehuenches, que adaptaron convenientemente su ciclo vital nómade al ciclo natural de las estaciones del año y recolección del piñón. De esta manera, desde fines del verano y durante el otoño, los pehuenches permanecían en los bosques de araucarias o pinares, en lo alto de las montañas, recolectando grandes cantidades de piñones que almacenaban para el consumo invernal. A fines del otoño se trasladaban a las orillas los ríos o lagunas en los valles andinos bajos, pasando el invierno donde nevaba menos. En la primavera partían a las vegas y de caza, al pie de las montañas, repitiendo su ciclo de vida ancestral. Cabe señalar que, a diferencia de los mapuches, estos indígenas no poseían ningún tipo de agricultura ni criaban llamas, pero sí mantenían una importante actividad de intercambio comercial en ambos lados de la Cordillera de los Andes. El proceso de recolección y consumo del piñón se mantiene aún hoy en la mayoría de las comunidades pehuenches del Alto Bío-Bío y Lonquimay. 3. Cosmovisión Indígena y Naturaleza Ciertamente la antigua presencia aborigen en la Región del Bío-Bío significó algún nivel de intervención en los hábitat naturales ocupados. Sin embargo, la mayor parte de aquel vasto territorio mantuvo condiciones prístinas hasta la irrupción hispánica. Esta situación se explica, en gran parte, por el respeto a la naturaleza que existía en la cosmovisión indígena, pues ella estaba presente en los distintos ámbitos de la vida cultural. La misma naturaleza proporcionaba los materiales con que los mapuches construían sus viviendas, llamadas "rucas". Éstas consistían de una fuerte armazón de troncos, que sostenía el techo y paredes, ambos cubiertos por ramas, cañas, juncos y/o paja, según el material disponible en el lugar del asentamiento. Este tipo de vivienda, de forma rectangular, protegía convenientemente a la familia mapuche de las inclemencias del tiempo. Cuando eran abandonadas por migraciones o cambios de sitio de sus moradores, las rucas se deterioraban no dejando, con el paso de los años, mayores vestigios de su permanencia. Se trataba, entonces, de una vivienda amigable con el medioambiente. En el caso de los pehuenches, al tratarse de cazadores recolectores nómades, poseían viviendas cuya principal característica era su transportabilidad. CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío El "toldo pehuenche" se armaba uniendo una serie de varas largas que posteriormente eran cubiertas con pieles de guanaco (Lama Guanicoe), adquiriendo forma semi-cónica. Estas viviendas se desmontaban con facilidad cada vez que el campamento era trasladado. Cumplían las mismas funciones de las rucas mapuches, sin causar mayor impacto en el hábitat natural. Los toldos, con algunas modificaciones, fueron utilizados hasta cerca de fines del Siglo XIX, época en que los pehuenches se asentaron definitivamente en los lugares cordilleranos que hoy ocupan. En el ámbito de la medicina indígena, la naturaleza proveía, tanto a mapuches como a pehuenches, de las esencias medicinales para tratar sus dolencias. Las curanderas o "machis" conocían una serie de plantas y hierbas medicinales que eran usadas en los ritos de sanación de enfermedades. Muchos de estos productos medicinales naturales, aún hoy, son utilizados por la población chilena para el tratamiento de ciertas enfermedades. El canelo (Drimys Winteri), árbol también asociado a los rituales curativos, era considerado sagrado por los mapuches. Las ramas de canelo siempre estaban presentes en las ceremonias religiosas o rogativas como el "guillatún", donde se pedía por la lluvia, la abundancia de las cosechas y la reproducción del ganado. La araucaria (Araucaria Araucana), como fuente alimenticia, era sagrada para los pehuenches. De igual manera, a los fenómenos naturales tales como el viento, la lluvia, los relámpagos, y el trueno, entre otros, se les otorgaba un carácter sagrado. Más aún, según las creencias aborígenes, ciertos espacios naturales como las cumbres de las montañas, los volcanes y las nubes se transformaban en moradas físicas de las personas que fallecían. Obviamente las prácticas mágico-religiosas de mapuches y pehuenches integraban al hombre y la naturaleza. En otras palabras, el hombre aparecía estrechamente ligado y dependiente de una naturaleza dadora de vida. La sociedad indígena tomaba de la naturaleza sólo lo necesario para la subsistencia, manteniendo una relación armónica con su entorno. II. LA COLONIZACION ESPAÑOLA Aunque es innegable un cierto grado de intervención ambiental prehispánica en el territorio de la Región del Bío-Bío, éste fue mínimo respecto del que produjo el poblamiento español en un lapso menor a los 300 años, mientras duró el período colonial. En la cultura de los conquistadores españoles, se percibía a la naturaleza al servicio del hombre por designio divino; es decir, el hombre podía explotar los recursos naturales ya que éstos estaban a su entera disposición. Tal idea permitía un uso intensivo de los recursos, lo que originó las primeras alteraciones ambientales severas en el territorio regional. De acuerdo al criterio económico-mercantil imperante en los europeos de esa época, La Araucanía era vista como un territorio inexplotado cuya abundancia de recursos naturales ejercía una fuerte atracción en los conquistadores. Al mismo tiempo, la comarca contaba con una numerosa población indígena de la cual se obtenía la mano de obra necesaria para la realización de las distintas faenas productivas en provecho del dominio colonial español. Frente a las expectativas que ofrecía la conquista, en 1550 el conquistador Pedro de Valdivia fundó la ciudad de Concepción del Nuevo Extremo en el actual sitio de Penco. Surgida como un fuerte militar, la antigua ciudad de Concepción fue el primer enclave español permanente en la Región del Bío-Bío, desde el cual se dirigía el proceso de conquista del territorio mapuche. La principal actividad económica introducida que se desarrolló inicialmente en el territorio regional -por ejemplo, en el sector de Quilacoya, en la ribera del Río Bío-Bío- fue la explotación del oro, desconocida por los mapuches prehispánicos. Sin embargo, en CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío las últimas décadas del Siglo XVI, los lavaderos de oro se fueron agotando, mientras la resistencia de los mapuches a la servidumbre forzada y al despojo a que eran sometidos iba en incremento. Araucanía sus propios cultivos y ganados. Las vacas, ovejas, caballos, trigo y cebada, entre otros, se adaptaron muy bien al nuevo territorio debido a sus favorables características físicas y biológicas. La actividad bélica indígena dificultó de sobremanera los planes de penetración hispana en La Araucanía, pues los indígenas defendían obstinadamente su territorio y modo de vida. El largo e intenso período de enfrentamientos hispano-indígenas -denominado "Guerra de Arauco"- que comenzó en 1550 y duró aproximadamente hasta la década de 1680, acarreó insospechadas consecuencias ambientales para la Región y La Araucanía en general. 2. Introducción de Cultivos y Ganados 1. Los Efectos Ambientales de la Guerra de Arauco La conquista, en su más amplio alcance, provocó un rápido colapso del sistema económico indígena, principalmente en aquellos sectores que estaban siendo ocupados por los enclaves coloniales. Amparados en el permanente estado de guerra, los españoles efectuaban continuas depredaciones sobre los productos agrícolas y el ganado de los mapuches, recursos que en pocos años se agotaron en la zona. Esta situación ocurrió desde la misma fundación de Concepción, quedando vívidamente ejemplificada en las palabras de Pedro de Valdivia: "hice recoger la comida que había en la comarca y meterla en nuestro fuerte, y comencé a correr la tierra y a conquistarla". Referente al mismo tema, en 1558, el cronista Jerónimo de Vivar señalaba: "Cuando entramos en esta tierra avía ganado -llamas- aunque no mucho, y con las guerras se han acabado, por lo cual no hay ahora ninguno porque donde entran españoles, especialmente en conquistas, son como las langostas en los panes". Sin duda el colapso del sistema económico indígena no tardó en afectar también a los incipientes asentamientos españoles, cuya subsistencia dependía, en gran medida, de los alimentos producidos por los mapuches. Esta realidad obligó a los españoles a introducir masivamente en La El clima y fertilidad de los suelos favorecieron la temprana expansión de especies vegetales de origen mediterráneo tales como el trigo, la cebada, la vid y hortalizas europeas. Asimismo, factores como la abundancia de pastos naturales, la ausencia de grandes competidores y la casi inexistencia de depredadores -salvo el puma (Felis Concolor)- fueron cruciales en la fácil propagación alcanzada por el ganado introducido, principalmente caballares, vacunos, ovinos y caprinos. La diferencia entre el sistema agro-ganadero español y el indígena era evidente, y no tardó en provocar alteraciones ambientales en gran parte del territorio regional. Los nuevos cultivos cerealeros introducidos (trigo y cebada) requerían limpiar grandes extensiones de terreno de todo tipo de vegetación, lo que generalmente se efectuaba mediante el roce a fuego, implicando la tala y quema del bosque nativo original. Luego, la tierra era preparada mediante el arado, para finalmente ser sembrada. Este tipo de agricultura se caracterizaba también por el monocultivo intensivo; es decir, en un mismo terreno, se cultivaba un solo tipo de especie vegetal durante varias temporadas seguidas. Al cabo de los años la tierra se agotaba tornándose improductiva, desencadenándose incipientes procesos erosivos, sobre todo en zonas de pendientes y de laderas de cerros. El monocultivo de la vid era similar, pues luego del despeje de extensas áreas de bosque nativo, ésta fue plantada en amplios sectores de la Cordillera de la Costa, e incluso al sur del Bío-Bío, con el fin de desarrollar la tradicional industria española del vino. Contrariamente a la agresividad medioambiental de los nuevos cultivos introducidos, la ancestral forma CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío de agricultura mapuche era sustentable, ya que las rotaciones y diversidad de especies vegetales, que conjuntamente eran cultivadas en las chacras araucanas, beneficiaban la tierra de laboreo y los mecanismos de auto control biológico en los cultivos. Se podría decir que los "policultivos indígenas" imitaban los ecosistemas naturales sin agredir al paisaje; no había trabajo animal ni arado, integrándose suelo, agua y productos vegetales. Por su parte, la introducción y rápida propagación de vacunos, caballares, ovejas y cabras, ganado con características morfológicas y comportamiento alimentario diferente al de las llamas, también contribuyó al deterioro ambiental del territorio regional. El intenso pastoreo de los animales con pezuñas, en particular de ovinos y caprinos, elevó en forma notable la presión de uso sobre los recursos naturales, generándose alteraciones locales de la cubierta vegetal, fundamentalmente en aquellos suelos con mayor riesgo como las laderas de cerros. De esta manera, el continuo consumo de hojas y ramas de arbustos y árboles y el tránsito de ganado también generó procesos erosivos locales en la Cordillera de la Costa y Pre-cordillera Andina. y que duró más de una década. Durante el transcurso de dicho evento, los mapuches estratégicamente se apoderaron de grandes cantidades de semillas y ganados introducidos. Se calcula que sólo "entre el 23 de diciembre de 1598 y el 15 de octubre de 1600 fueron arrebatadas por los indios, en las ciudades del sur, no menos de 500 mil cabezas, entre puercos, cabros, ovejas y vacunos". Si bien durante algún tiempo los cultivos nativos e introducidos coexistieron en el territorio indígena, paulatinamente los mismos mapuches fueron restringiendo cultivos tradicionales como el del maíz (Zea Mais), la quínoa y el madi. Otros fueron rápidamente sustituidos por el trigo y olvidados, desapareciendo variedades nativas de granos como el mango y la teca. 3. Sustitución de las Especies Nativas Asimismo, la llama o chilihueque, si bien se extinguió temprano a nivel local, por ejemplo, en la zona de Concepción durante la irrupción española, siguió siendo criada en el territorio indígena, pero en lugares menos expuestos a las depredaciones de los hispanos. Sin embargo, su reemplazo no tardó en ocurrir, y probablemente a fines del Siglo XVII, la llama ya había sido totalmente sustituida por el ganado introducido. Este último se reproducía con mayor facilidad, proporcionando las mismas materias primas que el chilihueque. Las ovejas pasaron a proporcionar la lana para la fabricación de los antiguos textiles mapuches. Desafortunadamente, estos hechos contribuyeron en forma decisiva a la extinción de la llama en el centro sur de Chile. No obstante, en la actualidad se estudian algunos planes para reintroducir esta especie doméstica en su antiguo hábitat. Un fenómeno especialmente interesante, debido a sus secuelas ambientales, fue la adopción consciente y deliberada que hicieron los mapuches de ciertos cultivos y animales de crianza introducidos, sustituyendo muchas de las antiguas especies autóctonas, esenciales en su economía doméstica. Tal situación cobró un acelerado desarrollo a partir del gran alzamiento indígena iniciado a fines de 1598 La asimilación de cultivos y de la ganadería introducida efectuada por los mapuches, también provocó alteraciones ambientales en los hábitat al sur del Río Bío-Bío, las que se pueden asociar a la ocurrencia de incipientes procesos erosivos locales, generados durante las primeras décadas del Siglo XVII, principalmente en ambos lados de la Cordillera de Nahuelbuta. Como es lógico, frente a la carencia de los recursos agropecuarios tradicionales que aseguraban su propia subsistencia, los mapuches no tardaron en adoptar muchas de las especies introducidas, contribuyendo a extender las alteraciones ambientales en los sistemas naturales de La Araucanía, más allá del dominio hispano. CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío 4. Los Fuertes Militares y sus Efectos en la Región La férrea resistencia mapuche a la conquista hispana determinó la construcción de una serie de enclaves militares o fuertes, a cuyo amparo se asentaron los primeros colonos españoles y se comenzaron a desarrollar las primeras poblaciones en el territorio regional. Entre los fuertes e incipientes ciudades fundadas durante el Siglo XVI en la Región se encontraban: Concepción (1550), Arauco (1553), Tucapel (1553), Purén (1553), Cañete (1558), Quiapo (1566), San Bartolomé de Gamboa o Chillán (1580), San Felipe de Austria de Yumbel (1585) y Santa Cruz de Coya (1595). A pesar de lo señalado, los acontecimientos bélicos que se desarrollaron entre fines del Siglo XVI y principios del Siglo XVII afectaron considerablemente el poblamiento español de la zona. En efecto, la exitosa sublevación indígena de 1598 hizo peligrar toda la conquista al sur del Río Maule. Sin embargo, sus principales efectos recayeron sobre aquellos asentamientos españoles ubicados al sur de Río Bío-Bío los que, entre 1598 y 1604, fueron abandonados o destruidos por los mapuches. De esta manera, el poblamiento colonizador de la Región quedó reducido a la precariedad de los fuertes fronterizos establecidos, principalmente, sobre el curso inferior del Río Bío-Bío y la Costa de Arauco. Estos eran Santa Lucía de Yumbel, Buena Esperanza de Rere, Nacimiento, Nuestra Señora de Hale, San Pedro de la Paz, San Idelfonso de Arauco, Santa Margarita de Austria y Paicabí, entre otros. Con el transcurso de los años, la línea fortificada del Río B í o - B í o s e r e f o r z ó , transformándose en la demarcación fronteriza entre españoles y mapuches. La gran mayoría de los fuertes se erigió en las riberas de ríos o cursos de agua menores, debido a lo cual también podemos suponer algún grado de contaminación hídrica asociada, principalmente, a la tala del bosque. Por lo general, los fuertes eran construidos de madera, implicando una importante tala de árboles nativos. El corte de árboles no sólo se limitaba al momento de la construcción del enclave militar sino que, en la práctica, se realizaba en forma permanente debido a que la guarnición requería del abastecimiento cotidiano de leña para la preparación de alimentos, calefacción e iluminación, además de la madera necesaria para reparar los daños causados por los continuos ataques mapuches y por el clima, que deterioraban muy rápido las estructuras de madera. Cabe recordar que al amparo de los fuertes surgieron nuevos poblados que acentuaron la tala del bosque nativo, ya fuera para obtener material de construcción para las viviendas de sus habitantes, o fuera por la necesidad del despeje del terreno para fines agrícolas. Con el declinar de la guerra de Arauco, hacia fines del Siglo XVII, el poblamiento hispano-criollo al norte del Bío-Bío se fue consolidando, situación que repercutió con mayor fuerza en el entorno natural. El aumento de la población en las ciudades de Concepción y Chillán significó mayores demandas de alimentos y, en general, de bienes para cubrir las necesidades básicas. A lo anterior se sumó el expansionismo comercial interregional e internacional, basado en productos derivados de la agricultura y ganadería. Entre los años 1692 y 1695, se produjo una gran demanda de trigo desde el Virreinato del Perú, debido a lo cual las siembras trigueras se duplicaron. Estos factores incrementaron sustancialmente la demanda de suelos aptos para la realización de faenas agrarias, con las consecuencias para el ambiente de la región. En 1700 existían en la Región una serie de grandes establecimientos agropecuarios denominados estancias o haciendas, en los cuales se desarrollaban distintas faenas productivas. Las estancias ubicadas en la Cordillera de la Costa y Depresión Intermedia estaban dedicadas principalmente al cultivo triguero, a la ganadería menor y a la producción de vinos. Otra actividad importante ejecutada en estas haciendas era la elaboración de carbón vegetal. Entre las más importantes haciendas regionales se encontraban Conuco, Coyanco, Florida, Cucha Cucha, San Sebastián del Manco y Tomeco. También existían haciendas en la Pre-cordillera Andina, CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío dedicadas exclusivamente a la ganadería de vacunos, caballares, ovinos y caprinos. Allí se aprovechaba la abundancia de los nutritivos pastos naturales de invernadas y veranadas. Los establecimientos ganaderos se ubicaban -principalmente- en la zona cordillerana frente a Chillán. A comienzos del Siglo XVIII la ocupación y explotación colonial efectiva de la Región alcanzaba solo hasta el Río Bío-Bío, aún cuando al sur de éste ya se había establecido la hacienda de Lagunillas, al amparo del fuerte de San Pedro. En 1739 se fundó la Villa de Nuestra Señora de Los Angeles, dándose inicio al poblamiento formal del territorio comprendido entre los Ríos Laja y Bío-Bío, conocido como "Isla de la Laja". Esta nueva comarca fue rápidamente incorporada a la producción agropecuaria, prosperando allí grandes haciendas particulares destinadas, fundamentalmente, a la crianza ganadera, como lo fue la conocida hacienda "Las Canteras". Esto significó, en la práctica, que este espacio natural sufrió progresivas modificaciones ambientales. En la medida que se concretó el traslado de la ciudad de Concepción desde Penco al Valle de la Mocha, sitio que actualmente ocupa, y debido al terremoto y maremoto de 1751 se revalorizó la posición estratégico-económica de este sector fronterizo. El nuevo emplazamiento de la ciudad -en la ribera norte del Bío-Bío- potenció la ocupación y explotación de la llanura costera de San Pedro y alturas norte de Nahuelbuta, al sur del río. Se establecieron nuevas haciendas como las de Palco y Pilén, frente al sector de Hualqui, dedicadas a la explotación maderera del bosque nativo, fuera de las habituales actividades agropecuarias. Hacia fines del Siglo XVIII, la frontera hispano-indígena se mantenía en la histórica demarcación del Río BíoBío, prolongándose hacia el sur por la planicie costera hasta el emblemático fuerte de Arauco. En ambas riberas del Bío-Bío, de mar a cordillera, se emplazaban los siguientes fuertes: San Pedro de la Paz, Santa Juana de Guadalcazar, San Rafael de Talcamávida, Nacimiento, San Carlos de Purén y Santa Bárbara. La frontera con el territorio pehuenche estaba custodiada, de norte a sur, por los fuertes de Tucapel del Laja, Vallenar de Antuco, Trubunleo y Príncipe Carlos de Villucura, terminando en el ya mencionado fuerte de Santa Bárbara en la ribera norte del BíoBío. Es importante señalar que la mayoría de estos enclaves militares dieron origen a los respectivos centros poblados que hoy conocemos. Tabla 1. Localidades Pobladas de la Región según el Censo Colonial de 1791 Localidad Ninhue Chillán Los Angeles Rere Quirihue Concepción Florida Coelemu Yumbel Pemuco Hualqui Ranquil Habitantes 8.597 8.519 6.533 5.194 4.900 4.607 4.122 2.682 2.644 2.308 1.862 1.497 Localidad Nacimiento Arauco Santa Bárbara Santa Fe Santa Juana Penco Talcahuano Tucapel San Pedro Colcura San Cristóbal Mochita Talcamávida Total Habitantes 1.503 1.366 1.233* 1.025 1.008 889 873 831 424 418 218 203 167 63.623 * Se incluye la población del fuerte de San Carlos de Purén. 5. Los Cambios en la Sociedad Indígena Durante el Siglo XVIII Entrado el Siglo XVIII, la sociedad indígena había sufrido la notable modificación de sus ancestrales patrones culturales. Tanto los mapuches como los pehuenches habían adoptado tempranamente el uso del caballo, destacándose la notoria rapidez con que estos indígenas se transformaron en hábiles jinetes. Gracias a éste mejoraron radicalmente su capacidad guerrera, permitiéndoles enfrentar de mejor manera la irrupción española. Más aún, la tenencia de caballos otorgaba prestigio social y ampliaba en forma considerable el horizonte geográfico del indígena, permitiéndole desplazamientos más rápidos y más lejanos. De hecho, este animal pasó a desempeñar un rol central en la cultura indígena. CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío En términos económico-productivos, el uso del caballo permitió al indígena el pastoreo de grandes rebaños de ganado vacuno, ovejuno y caprino. Es muy importante señalar que los pehuenches, desconociendo absolutamente la crianza de ganado, se transformaron en pastores ecuestres que se desplazaban por territorio montañoso en continua búsqueda de pastizales donde pudieran forrajear sus crecidos hatos de animales. Estos indígenas adaptaron su ancestral ciclo nómade a las necesidades del ganado doméstico, trasladándose con sus rebaños de acuerdo a las estaciones del año. En la primavera, verano y parte del otoño permanecían en las alturas cordilleranas, donde crecían los nutritivos pastos de veranadas, que hasta ahora solo habían alimentado a las manadas de guanacos. A mediados del otoño regresaban con sus arreos a los valles bajos a los potreros de invernada. El constante pastoreo del ganado introducido en el territorio cordillerano regional aumentó la presión sobre los frágiles suelos andinos, situación que dio inicio a las alteraciones ambientales ocurridas en muchos lugares del Alto Bío-Bío y de más al sur. Es necesario indicar que el territorio pehuenche aún no había sido ocupado ni por colonos ni establecimientos agropecuarios hispano-criollos como ocurría en otros espacios regionales, donde la coexistencia de haciendas y de población mapuche lugareña supuso el empleo de una buena cantidad de mano de obra indígena en faenas productivas típicas. En consecuencia, se produjo un importante y continuo aprendizaje de las técnicas de labranza, del uso de implementos agrícolas como el arado y las "rejas" o rastras, y del manejo ganadero. Autores como José Bengoa señalan que el antiguo sistema económico mapuche "basado en la recolección de frutos, en la caza y la pesca, y en pequeñas plantaciones de hortalizas, fue reemplazado por una economía fundamentada en el ganado vacuno, ovejuno y caballar". Destacando además la importancia económica y social que tuvo la introducción de cultivos cerealeros, especialmente del trigo, que implicó la preparación de campos más grandes y la realización de faenas agrícolas más complejas; comenzándose a utilizar los arados simples. La aplicación de estos nuevos métodos productivos, nunca antes empleados en el territorio indígena, debieron provocar una significativa alteración de los sistemas naturales de la Región del Bío-bío, especialmente en lo referido a la degradación del suelo y de la vegetación nativa. Sin embargo esto no se compararía con los eventos que se desarrollaron durante los siglos venideros. III. EL TRIGO Y LA MINERIA DEL CARBON AL SUR DEL BIO-BIO Consolidada la independencia de la naciente República de Chile, hacia fines de la década de 1820 comenzó el repunte de la actividad agropecuaria regional, decaída tras los largos y sangrientos combates de la denominada "Guerra a Muerte". La nueva estabilidad política del país junto a sucesos internacionales como el descubrimiento de yacimientos de oro en California, Estados Unidos, y Australia contribuyeron al desarrollo económico de la Región, lo que a su vez impulsó la colonización del territorio indígena ubicado al sur del Río Bío-Bío. Poblacion Regional en 1819. Localidades Isla de la Laja Rere Itata Concepción Chillán Puchacay San Carlos Total Habitantes 23.581 19.927 21.150 17.460 20.941 16.283 20.168 139.510 CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío Es así como en 1848 se iniciaron exportaciones masivas de trigo a Estados Unidos y Australia para cubrir las necesidades alimenticias de miles de mineros y sus familias. Debido a este gran auge triguero las antiguas zonas cerealeras de Chillán, Itata, Coelemu y Tomé se vieron desbordadas, aumentando la presión por nuevas tierras agrícolas. Tal situación incrementó la ocupación espontánea que, desde fines del período colonial, venía ocurriendo en la llanura costera al sur del Bío-Bío, aumentando también las alteraciones ambientales por efecto de la deforestación del bosque nativo para la obtención de campos aptos para cultivos. Fue durante la década de 1850, con el afianzamiento de la explotación de los yacimientos carboníferos en Lota y Coronel, cuando se produjo un notable deterioro en el sistema natural de la zona costera de Arauco. En efecto, la minería del carbón requería de grandes cantidades de madera para la realización de las labores extractivas como el maderamen para apuntalar las galerías de las minas, consolidar los frentes de laboreo, la construcción de viviendas para los trabajadores y sus familias, entre otros. Paradójicamente, el combustible para surtir las necesidades energéticas de la creciente población de los pueblos mineros y sus alrededores no era el carbón, sino la leña. En consecuencia, tales demandas provocaron una intensa y sostenida tala de árboles que, con el correr de algunos años, agotó las reservas de bosque nativo cercano a los yacimientos mineros. 1. La "Pacificación de La Araucanía" y sus Repercusiones La demanda de nuevas tierras agrícolas fue una de las principales razones por las cuales el Gobierno de Chile decidió incorporar formalmente el territorio mapuche del sur del Bío-Bío a la jurisdicción de la República. Una vez más los indígenas se opusieron a la ocupación de su territorio, desencadenándose otro proceso bélico denominado "Pacificación de La Araucanía" que, en un lapso no mayor a dos decenios, condujo a la total colonización del territorio que aún permanecía en poder de los mapuches, incluido el territorio pehuenche de la vertiente andina occidental. Conforme progresaba la rápida y efectiva ocupación militar de La Araucanía, construyéndose una nueva línea de fuertes y fortines, el Estado de Chile pasaba a ser el único propietario de las tierras sometidas. Seguidamente, se ponía en marcha la segunda fase del plan: se repartían las tierras a los colonos, quienes se asentaban en torno a los fuertes y nacientes poblados. En la práctica, las ancestrales posesiones indígenas se convertían en forma automática en tierras fiscales, las que una vez medidas y loteadas, eran rematadas o entregadas a ávidos colonos nacionales y extranjeros. El despojo de la tierra causó un impacto demoledor en la sociedad indígena, truncando de modo severo su desarrollo cultural que entonces se basaba principalmente en la ganadería y agricultura. El proceso de Pacificación de La Araucanía en la Región se inició con el establecimiento del fuerte Varas, fundado en diciembre de 1862 junto con el pueblo de Lebu. Su función era defender a la nueva población contra posibles ataques de los indios hostiles, además de proteger a los colonos asentados en los fértiles campos vecinos y minas de carbón que eran explotadas en sus cercanías desde 1854. Entre los años 1868 y 1869 se adelantó definitivamente la línea fronteriza desde el Río Bío-Bío al Malleco, con lo cual quedó incorporado al dominio efectivo de la República gran parte del actual territorio regional. La fase final de la llamada Pacificación concluyó entre los años 1881 y 1883, con la ocupación de CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío los valles andinos en el Alto Bío-Bío y Lonquimay, últimos refugios de los pehuenches que, en la época, se estaban asentando definitivamente en aquellos lugares. Luego, el Gobierno procedió al "remate de secciones de talaje", que significaba el arrendamiento a particulares de los potreros de invernadas y veranadas para que éstos apacentaran allí a sus ganados. Tales procedimientos causaron un importante aumento de la masa ganadera incrementando la presión que, sobre el entorno natural, venían ejerciendo los rebaños pehuenches desde tiempos coloniales. De esta manera, se empezaron a conformar los grandes fundos en la zona cordillerana, cuya actividad productiva fue derivando hacia la explotación forestal del bosque nativo, instalándose aserraderos orientados, principalmente, a la elaboración de maderas nobles. En consecuencia se procedió a la tala masiva de araucarias, robles (Nothofagus Obliqua), coihues (Nothofagus Dombeyi), raulí (Nothofagus Alpina) y ciprés de la cordillera (Austrocedrus Chilensis), entre otras especies arbóreas. La Pacificación de La Araucanía generó una rápida pérdida del territorio indígena, reduciendo a mapuches y pehuenches a los estrechos límites de las tierras que el Estado les asignó. Esto dio origen a muchas de las actuales comunidades pehuenches, ubicadas en la comuna de Santa Bárbara en el Alto Bío-Bío, y a las comunidades de mapuches lavquenches establecidas en las comunas de Cañete y Tirúa. 2. Inicio de la Reforestación con Plantaciones Exóticas Como ya se ha señalado, las necesidades propias de la minería del carbón provocaron una intensa tala maderera que redujo significativamente el bosque nativo en la cuenca carbonífera de Arauco. Esta situación llevó a la "Compañía Carbonífera e Industrial de Lota" a introducir especies arbóreas exóticas con las cuales se reforestaron miles de hectáreas del suelo local. Los nuevos bosques artificiales empezaron a plantarse en 1894 en las haciendas de El Escuadrón, Colcura y fundo Los Llanos de Laraquete, cercanos a Lota, y en los fundos de Maquehua, Quilachanquín, en las inmediaciones de Curanilahue, donde se encontraban otros establecimientos mineros de la Compañía. Las principales especies plantadas fueron el pino insigne (Pinus Radiata), pino marítimo (Pinus Pinaster), eucaliptus (Eucaliptus Glóbulus), cipreses (Cupresus Macrocarpa), aromo australiano (Acacia Melanoxylon) y encina europea (Quercus Rubra). De acuerdo a la política forestal de la Compañía, todos los años se replantaban aquellas secciones de bosques que eran explotadas, para así mantener reservas madereras permanentes. Además de la actividad maderera, en las propiedades rurales de la Compañía se desarrollaba una intensa actividad ganadera, como se deduce de las 51.263 hectáreas que, en 1929 eran dedicadas al pastoreo. En la misma época, las plantaciones artificiales ubicadas en la zona carbonífera alcanzaban a un total de 7.309 hectáreas. IV. EL DESARROLLO INDUSTRIAL Hasta fines del Siglo XIX, el crecimiento económico de la actual Región del Bío-Bío se basaba en forma exclusiva en el tradicional rubro agropecuario y en la emergente minería del carbón. Sin embargo, a partir de la década de 1890, comenzó una paulatina declinación del auge triguero regional, lo que motivó sustanciales transformaciones en las políticas de desarrollo local fomentadas por el Estado. Los principales factores que influyeron en la CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío crisis del trigo fueron el decaimiento de los mercados internacionales del trigo; el menor rendimiento de los campos agrícolas, debido al monocultivo cerealero intensivo desde tiempos coloniales; y, en definitiva, al desplazamiento de las zonas productivas hacia el sur del país. Agudizada la crisis del trigo, durante las primeras tres décadas del Siglo XX comenzaron a desarrollarse una serie de actividades sustitutivas y a consolidarse una incipiente industrialización. La ampliación de las vías de comunicación, principalmente del ferrocarril, facilitaron la explotación del bosque nativo en aquellos lugares más apartados de la Región. Así también comenzó una masiva reforestación, con especies introducidas, tales como pino insigne y eucaliptus, en sectores de baja productividad agrícola. La "Ley de Bosques" promulgada en 1931, que promovía la forestación con especies exóticas, motivó un aumento sostenido de este tipo de plantaciones forestales, el que no ha decaído hasta la actualidad. Es importante señalar que las potencialidades forestales de la Región derivan de las favorables condiciones naturales del suelo y del clima. Paralelamente y sobre la base de capitales privados, se desarrolló la industria textil, del azúcar y del vidrio en las localidades de Penco, Tomé y Lirquén. Los puertos regionales de Talcahuano, San Vicente, Lirquén y Tomé, aumentaron su movimiento en virtud de los productos madereros y de aquellos generados por las nacientes y pequeñas industrias manufactureras. 1. La Industria Pesada Cuando la alicaída economía regional comenzaba a recuperarse del enorme daño causado por la crisis financiera internacional del año 1929, sobrevino el violento terremoto ocurrido el 24 de enero de 1939, que destruyó gran parte de las ciudades de Concepción, Chillán, Los Angeles, Penco y Tomé causando, además, gravísimos daños en los pueblos y campos de la Región, estimándose más de 35.000 muertos. Este desastre natural influyó decisivamente en la acción planificadora del Estado chileno y en el futuro del desarrollo regional. A fines de 1940 se instituyó la Corporación Nacional de Fomento de la Producción (CORFO), que pasó a ser la base de las inversiones industriales que se ejecutaron en todo el país y, especialmente en las provincias de Concepción, Ñuble y Bío-Bío, donde era más urgente la reconstrucción tras el terremoto. Así, la provincia de Concepción se transformó en un polo de desarrollo de la industria pesada. En 1942 se creó la gran usina de Huachipato, productora de acero, que en 1946 se constituyó en la Compañía de Acero del Pacífico (CAP). Junto a Huachipato comenzaron a instalarse nuevas industrias (ENAP, PETRODOW, INCHALAM, ARMCO, entre otras), dando origen al gran complejo industrial que hoy conocemos. En la elección del lugar específico para la instalación de las fábricas e industrias se consideró la disponibilidad de ciertos recursos naturales básicos para sus adecuados funcionamientos. Entre ellos, la abundancia de agua que proporcionaba el Río Bío-Bío y la cercanía de recursos energéticos, como el carbón mineral extraído en las minas de Lota y Coronel, tan necesario para el funcionamiento de la industria del acero. Como resultados del proceso de industrialización, comenzaron a aparecer los típicos problemas derivados de las grandes concentraciones humanas. Se produjo el explosivo crecimiento urbano de las ciudades, resultado de la masiva migración desde el campo a las ciudades, el hacinamiento de la población trabajadora en torno a los sectores CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío industriales, un mayor consumo de recursos energéticos de bajo costo y tantos otros. Todo lo anterior generó cada vez mayor presión en el uso del suelo y recursos naturales, alrededor de las ciudades en constante expansión. El crecimiento industrial, el aumento de la población urbana y la consecuente demanda energética fueron creando el círculo vicioso asociado a todo crecimiento urbano irracional. El sostenido aumento de la demanda energética determinó la construcción de las centrales hidroeléctricas que, desde 1947, entregan energía eléctrica aprovechando las aguas del Lago y Río Laja. Paralelo a la industrialización, el paisaje rural de la Región del Bío-Bío comenzó a evidenciar cambios notables debido al incremento de la actividad forestal. Amplias zonas de la Cordillera de Nahuelbuta se empezaron a ver cubiertas por los verdes mantos de pino radiata y eucaliptus, que progresivamente se extendían ocupando vastas áreas del territorio regional. Se originaron también importantes industrias de productos derivados de la madera, como la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC). Mientras esto ocurría, en la década de 1960 poderosos consorcios madereros como "Maderas Ralco S.A.", continuaron la explotación del bosque nativo en los sectores de la Cordillera Andina. La actividad forestal de monocultivos de pino y eucaliptos acrecentó los flujos migratorios de población rural a las ciudades, pues las plantaciones no sólo se extendieron en los terrenos improductivos o de bajo potencial agrícola, sino también en aquéllos altamente productivos. Asimismo, los monocultivos forestales intensivos contribuyeron significativamente al deterioro ambiental de la Región, provocando disminución de biodiversidad y sustitución de ecosistemas propios de la VIII Región. Población Regional en 1952 Provincia Concepción Ñuble Biobío Arauco Total Población urbana Población rural 315.297 87.941 44.146 20.699 98.269 163.401 94.146 51.590 Total 413.566 251.342 138.292 72.289 875.489 A pesar de la fuerte industrialización y de la preponderancia alcanzada por la actividad forestal en la Región, en las provincias de Chillán y Bío-Bío, principalmente, se continuó desarrollando una importante y tradicional actividad agropecuaria, cuya principal función era generar los recursos alimenticios que surtirían a la población de los grandes centro urbanos. En términos comparativos, las actividades agrícolas y ganaderas eran menos dañinas con el entorno, facilitando, en muchos casos, la conservación de espacios naturales poco intervenidos. Tanto el proceso de industrialización como la actividad forestal fueron, junto con la pesca, indudablemente, los principales pilares del desarrollo económico y progreso de la Región del Bío-Bío durante el Siglo XX. Sin embargo, la evolución no sustentable de ambos procesos ha generado un enorme costo ambiental, cuyas futuras consecuencias son impredecibles. No obstante lo señalado, se puede concluir que desde los primeros tiempos de la colonización española se inició un lento, continuo y sistemático proceso de intervención humana en los sistemas naturales, causando un progresivo deterioro ambiental en los distintos espacios del territorio regional. Obviamente, el grado de intervención humana fue en aumento, por lo tanto, el daño ambiental se acumuló e intensificó con el transcurso de los siglos, haciéndose más patente y notorio con el crecimiento poblacional, la expansión urbana de las ciudades y el desarrollo tecnológico. CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío ACTIVIDADES ¿Crees tú que quienes vivimos en Chile, tenemos la misma visión sobre el medio ambiente y sobre la forma en que nos relacionamos los seres humanos? Si existen semejanzas o diferencias, ¿qué podría explicarlo? En nuestra región existe población mapuche, la cual está representada por 125.100 personas de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (1993). Averigua qué porcentaje del total de población regional corresponde la población mapuche. Averigua y localiza en un mapa la actual distribución territorial de la población mapuche. Compara esta información con la distribución presentada en el Mapa Frontera Hispano-Indígena de fines del Siglo XVIII. ¿Qué diferencias aprecias? Realiza un trabajo de investigación sobre las cosmovisiones (perspectiva con que se mira y comprende el mundo) de nuestros pueblos originarios y cómo éstas se expresan en sus costumbres y formas de relación, ritos, cantos, música, instrumentos, poesía, entre otras. Para conseguir información puedes buscar en las siguientes fuentes: - Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI): www.conadi.cl - Consejo de todas las tierras: aukin@entelchile.net - Corporación de mujeres mapuches: auhinko@entelchile.net - Corporación Xeg Xeg: cmxegxeg@entelchile.net - Corporación mapuche Newen: newen@interaccess.cl - Centro Lu lul Mawida: paillan@chilesat.net - Bazares mapuches existentes en tu localidad - Contactarte con personas mapuches o descendientes de mapuches que vivan en tu localidad - Buscar en www.forjadoresambientales.cl escuelas asentadas en zonas de comunidades indígenas y comunicarte por correo electrónico con ellos Organiza una mesa redonda sobre las diferencias que existen entre la visión de los pueblos originarios y las que predominan en la sociedad actual, respecto del valor que tiene el medio que nos rodea y las formas de relacionarnos con ese medio. ¿Crees tú que en la cultura predominante existe influencia de las culturas de los pueblos originarios? Fundamenta tu respuesta. El texto nos plantea cuáles son los principales cambios que ha tenido nuestra región desde el punto de vista ambiental. Como una manera de visualizar mejor esta evolución, sobre la base de la información del texto y utilizando bibliografía complementaria (textos de historia y/o ciencias sociales, crónicas del período de conquista) completa el siguiente cuadro, que te permita una visión comparativa de distintos períodos históricos en la región: PERIODO Pre-Hispánico Población: principales grupos Distribución de la población en el territorio Formas de asentamiento y principales poblados Conquista-Colonia s. XIX - XX CONAMA Capítulo Il: Historia ambiental de la Región del Bío-Bío • Octava Región del Bío-Bío PERIODO Pre-Hispánico Conquista-Colonia s. XIX - XX Principales actividades económicas Principales formas de producción Características del ambiente natural Características de la estructura social Principales impactos sobre el medio ambiente Formas de relación con el medio natural - ¿Cuáles crees que son los principales impactos sobre la forma de vida de las personas y grupos humanos, en relación a los cambios ambientales que han ocurrido en la región? - ¿Crees tú que el estado en que se encuentra el medio natural, incide en la calidad de vida de las poblaciones y grupos humanos que habitan en torno a ellos? Fundamenta tu respuesta. - Sobre la base de lo que sabes de desarrollo sustentable y de la evolución ambiental de nuestra región, ¿qué período crees que se acerca más a la idea de un desarrollo sustentable? Fundamenta tu respuesta.