VOL. 1, N� 3 E. MORENO MILLAN • NUEVAS VIAS DE ABORD AJE EN RESUCITACI ON CARDIOPULM ONAR PAG.5 Nuevas Vías de Abordaje en Resucitación CardiopulmoIlar E. Moreno Millán. Servicio de Medicina Intensiva Hospital de Txagorrit xu, Vitoria INTRODUCCION PROTOCOLOS Y T ECNICAS DE RESUCITACION CARDIOPULMONAR Parada cardiorespiratoria (PCR) es el cese brusco, inesperado y potencialmente reversible de la circula­ ción y respiración espontáneas. Su consecuencia in­ mediata es la anoxia de los diferentes órganos, con­ duciendo a su fallo funcional. Esta situación llevará, de no ser revertida, a la muerte de la víctima. El retraso en la actuación sobre la PCR puede provocar daños irreparables en los diferentes órganos1.2 . Resucitación cardiopulmonar (RCP) es el conjunto de medidas dirigidas a revertir la PCR, prevenir la apa­ rición de posibles nuevos episodios de ella, tratar los efectos de la anoxia sobre los diferentes órganos y evi­ tar la extensión del daño tisular1,2. Innumerables aportaciones conducen a lo que po­ dría denominarse RCP moderna, cuyo desarrollo en las últimas cuatro décadas ha revolucionado no sólo la asistencia a la propia PCR, sino también el tratamien­ to del enfermo crític01 . De esta forma, en la década de los 50 se produce el avance de las técnicas de so­ porte ventilatorio, basadas en la ventilación boca-boca como maniobra de RCP y de la ventilación artificial co­ mo soporte ventilatorio. En los años 60 se desarrollan el soporte circulatorio, mediante masaje cardíaco ex­ terno3 y el tratamiento eléctrico'de diferentes situacio­ nes productoras de PCR. En los años 70 aparece el concepto de resucitación cerebral, y se inician trabajos encaminados a la rever­ sión del daño tisular anóxico en los diferentes órga­ nos4 Los años 80 estimulan los intentos de diferen­ tes organizaciones para la estandarización y difusión de las técnicas de RCP, así como la realización de aná­ lisis críticos de estas maniobras, dando lugar a las de­ nominadas controversias de RCP Las recomendaciones más aceptadas en RCP inclu­ yen un conjunto de maniobras que suelen ordenarse, con fines didácticos, siguiendo un orden alfabético que identifica cada letra con la técnica correspondiente: A B C D E F G H I Permeabilización de la vía aérea. Ventilación con boca o bolsa sobre boca, mascarilla o tubo. Soporte circulatorio. Drogas, fluídos y vía de administración. Electrocardiograma. Tratamiento de la fibrilación ventricular y otras situaciones. Valoración global. Valoración de viabilidad de las funciones «Hu­ manas» Cuidados Intensivos post-resucitación. = = = = = = = = = Distintas organizaciones han propuesto modelos de protocolos de aplicación de las técnicas de RCP en los diferentes medios. El más difundido es el de la Ame­ rican Heart Association (AHA) que, desde 1.975, vie­ ne publicando periódicamente sus « Estándares y re­ comendaciones para resucitación cardiopulmonar y cuidados cardíacos de emergenciaS, Este protocolo distingue tres fases: soporte vital bá­ sico, donde las técnicas A, B y C son aplicadas por cualquier persona mínimamente entrenada y sin reque­ rir equipo alguno; soporte vital avanzado, que incluye A, B Y C realizadas con equipo y entrenamiento ade­ cuados, y D, E y F que requieren siempre equipo y constituyen el tratamiento definitivo de la PCR; final­ mente, cuidados intensivos post-resucitación, incluyen­ do las técnicas G, H e I realizadas siempre por espe­ cialistas capacitados1,5. La World Federation of Societies of Anaesthesiolo­ gists propone un protocolo similar al de la AHA, pero considerando como básica la realización de A, B y C· PAG.6 EMERGENCIAS sin o con equipo, y avanzada sólo la realización de D, E Y F. En Europa, expertos de todos los países se reu­ nieron en Lyon (Francia), en enero de 1.987, aceptan­ do la estructura general del protocolo de la AHA, aun­ que con matizaciones en aspectos muy concretos6. En España, el Plan Nacional de Resucitación Car­ diopulmonar, iniciado por la Sociedad Española de Me­ dicina Intensiva y Unidades Coronarias, en 1.983, ha publicado recientemente sus protocolos de RCP, que aceptan el esquema global del de la AHA, sobre todo con fines docentes7. VIAS DE ACCESO CIRCULATORIO EN RESUCITACION CARDIOPULMONAR Ya en 1.980 la AHA afirmaba que «una parte esen­ cial del soporte avanzado cardíaco es el establecimien­ to precoz de una ruta intravenosa para la administra­ ción de las drogas y fluídos necesarios», mientras que en 1.986 ya matizaba que «la canulación de alguna ve­ na central o periférica es preferible a la inyección in­ tracardíaca, dado que el empleo de las venas subcla­ via o yugular supone la interrupción de las maniobras de RCP»5 La utilización de una vía de acceso circulatorio, en una situación de PCR, es por tanto imprescindible, de­ biendo buscarse aquella que permita una mayor rapi­ dez en la técnica, que presente más seguridad para el personal sanitario y que no interfiera en las manio­ bras de RCp1,2,6,7. En este sentido, históricamente, se han venido em­ pleando en estos cuadros la vía intravenosa (IV), tanto periférica (IVP) como central ( IVC), y la intracardíaca (IC), siguiendo las recomendaciones citadas de la AHA y otras organizaciones 5.9 No obstante, cada una de ellas presenta p�culiari­ dades y características muy definidas. Las vías perifé­ ricas, especialmente de la extremidad superior, son fá­ cilmente accesibles -incluso por personal no muy en­ trenado- suponiendo una técnica sencilla y rápida, habitualmente sin problemas ni complicaciones89 Las vías centrales (subclavia, yugular interna y fe­ moral) presentan las ventajas indiscutibles de su ma­ yor flujo, no colapso y menor distancia al corazón, es­ pecialmente las dos primeras, pero su punción debe realizarse «a ciegas», precisando experiencia y cono­ cimiento de la técnica, con graves complicaciones no infrecuentes, requiriendo la interrupción de las manio­ bras de RCp, lo que las contraindica en muchas oca­ siones8·11. La vía IC presenta graves complicaciones (punción de arteria coronaria, arritmias intratables por adminis­ tración intramiocárdica de drogas o fluídos, derrame pericárdico, neumotórax) precisando también la inte­ rrupción de la compresión cardíaca externa. Era utili­ zada hasta hace muy poco tiempo, cuando no existía un claro acceso venos08, 12, siguiendo las recomenda- NOVIEMBRE-DICIEMBRE 1988 ciones de la época, pero los nuevos protocolos de la AHA la han relegado a un plano muy inferior. No obs­ tante, trabajos recientes citados por Kaye8 parecen demostrar la seguridad de esta vía en manos de mé­ dicos y paramédicos. Algunos estudios, publicados en esta última déca­ da, intentan subrayar las ventajas de las vías centra­ les. Así, Niemann sugiere la inexistencia de mecanis­ mo valvular en las venas axilares8; Barsan, la mínima diferencia en los tiempos y pico de niveles entre inyec­ ciones producidas en aurícula derecha, ventrículo iz­ quierdo y vena femoral13; Hedges, sin embargo, en­ fatiza que la IVC alcanza tiempos más cortos y picos mayores que la IVP 1o; Redding iguala los tiempos cir­ culatorios de la adrenalina administrada por vías IC, endotraqueal y vena femoral14 En muchas ocasiones, sin embargo, la dificultad de obtener un acceso circulatorio a través de la vía IV es eviden'e: neonatos, niños, obesos, ADVp, dializados, shockados. cateterizados; así como la dificultad física de poder acceder a las estructuras vasculares del pa­ ciente en ambiente urgente prehospitalario (posición anormal. atraoamiento. falta de iluminación, falta de estenlidad). Desde ace algunos años, se han venido publican­ do expenencias de distintos investigadores sobre la ne­ cesidad de encon rar una vía alternativa, eficaz y rápi­ da. en es as situaciones críticas, habiendo comproba­ do la utilidad innegable de la vía intratraqueal (IT)1519 Este método supone la utilización de un dispositivo ya colocado en el paciente (intubación, punción tra­ queal), de fácil técnica (96% de parasanitarios nortea­ mericanos obtienen intubaciones exitosas) y que no Interfiere con las maniobras de compresión cardíaca externa, imprescindibles durante la RCP Supone una gran superficie de absorción, cuantifi­ cada en 65 metros cuadrados, pudiendo realizarse és­ ta a todos los niveles del árbol respiratorio, pero prefe­ rentemente a nivel alveolar. El mecanismo fisiopatoló­ gico de la absorción es análogo al de otras membra­ nas, lo que obliga a la integridad de la membrana alveolo-capilar, que no ocurre en situaciones de ate­ lectasia, neumonía, shock, etc. Dadas las característi­ cas de la composición lipídica de esta membrana, la mejor difusión se consigue con las drogas más lipo­ solubles16. Es imprescindible el aumento de dosis, (Fig. 1) la di­ solución en suero fisiológico (nunca bicarbonato), pre­ ferible su introducción profunda a través de un cateter y necesaria la hiperinsuflación posterior mediante ba­ lón de Ambú16. Se ha demostrado su utilidad para adrenalina, atro­ pina, lidocaína, naloxona, diazepam, estando en inves­ tigación para penicilina, esteroides, surfactante pulmo­ nar, nuevos agentes antiarrítmicos, betabloqueantes y antagonistas del calcio, etc16·18. Los efectos hemodinámicos de la adrenalina, admi­ nistrada por vía IT, también fueron comprobados por VOL. 1, N? 3 100 40 • PAG. 7 NUEVAS VIAS DE ABORDAJE EN RESUCITACION CARDIOPULMONAR intraósea (10) e'n mente en RCp, preferentemente en neonatos y niños, mediante la introducción de una a.guja en las proximi­ dades de la tuberosidad tibial, permite la administra­ ción de drogas y fluídos, consiguiendo tiempos circu­ latorios más cortos que por lavía IV (Fig. 3-6). o Inlravenous {:;, 80. 60 E. MORENO MILLAN En'dOlracheal :;: � u � (j) " " Trócar 20 O 3 10 100 30 300 = Ep,neph"ne Dosage !J.g1kg Figura 1.- Representación gráfica en la que se objeti­ va que para obtener el mismo nivel de efectividad, en­ tre las vías intravenosa y endotraqueal, es preciso un sustancial aumento de la dosis por la segunda (toma­ do de Roberts et al (17)). nosotros, observando el menor tiempo circulatorio ob­ tenido frente a la vía IVC, especialmente -sobre la fre­ cuencia cardíaca, presiones arteriales sistémicas dias­ tólica y media, y presiones pulmonares2o (Fig. 2). Figura 3.- Representación esquemática de los lugares idóneos de punción para la administración intraósea de fluídos y drogas (tomado de Moreno (24)). 8.0 7.9 B/m 7.8 HEART RATE 150 77 GJ , 100 ti �. 1' "1 S \ \�- - -- ---- -- - - -t ET x 2 IV - • • o 7.6 5 . 7 74 7.3 O""'i;;:::�VT 7.1 7.0 4 5 ¡ � I 69 L-..J. -L--..J.- L--..J.t 4 o 2 6. Vel \lricul:ü I"il JIIII:11ICm 3 Central Intraosseol"ls I (j) a. 7.2 50 2 Conlrol .. Pcripllor �II G 7 8 9 10 79 78 , min Figura 2.- Representación gráfica en la que se demues­ tra que las frecuencias cardíacas (medias y desviación standard) conseguidas por la administración endotra­ queal de adrenalina (doble dosis) son mayores y más precoces, e igual de duraderas, que las obtenidas por la inyección intravenosa (tomado de Moreno (20)). . 77 76 t Mccll,lfllCII Resl j��CII; ll( Ir '" • Pe"pheral 1> Central , Intraosseous �_� m �;� l' � I I� 7.1 Una técnica que comenzó en la década de los 40, en manos de Tocantins21, y que posteriormente fue progresivamente desechada, ha vuelto a cobrar ac­ tualidad gracias a Wagner22 y Glaeser23, habiendo también comprobado nosotros su efectividad24: la vía :--: 2"'8-,J30 . Control �I e 7.5 � N:IIICO.\ -.J.. 18 --: � -.J.. :2L-: 2 22 Time (min) 7.0 O 1 4 6 t 8 "entncular Ivlechanical Fibrillaticn Resuscitator 1� t 1'2 14 16 1� 201 1 30 Time (min) NaHC03 Figura 4.- Representación gráfica en la que se demues­ tra que los pH alcanzados (medios y desviación stan- PAG. 8 EMERGENCIAS dard) con la administración intraósea y central de bi­ carbonato sódico son similares y superiores a los ob­ tenidos por vía venosa periférica, tanto en muestras de sangre de aurícula derecha como de ventrículo iz­ quierdo (tomado de Hedges (10)). 2.20 --' 1.98 1.76 _ 1.54 1.32 � i 110 a. ,-- ----- ----- - ___� .s '" T o I �--+_--�-�--_+--�-� 3 6 Figura 5.- Representación gráfica en la que se objeti­ va que los niveles sanguíneos de diazepam alcanza­ dos son más elevados por vía intraósea que intrave­ nosa (tomada de Hedges (10)). -- GíOL!� 1 --- SíCl.P 2 20 10 5 O (IntraoSSéOt..:S) (IV) :5 1 º :"1 a lS 6: '� I 1 En resumen, nos parecen vías de acceso circulato­ rio en caso de emergencia crítica, específicamente en PCR, las IVP y IVC, IT e 10. Las primeras, en manos de personal siñ alta cualificación, pueden ser de elec­ ción, especialmente las antecubitales, administrando 10 mi �e �ero después de la droga y elevando el bra­ zo durante algunos segundos, sin requerir la interrup­ ción de la compresión cardíaca. Si el paciente está in­ tubado, creemos que la IT es de elección, específica­ mente para-adrenalina, por otra parte única droga que debe administrarse en toaaslas PCR. En manos ex­ ¡:í8rtas y si la RCP se prolonga más de 10 minutos, es necesario obtener una IVC, bien yugular interna dere­ cha o subclavia. CONCLUSIONES �:: 1 22 NOVIEMBRE-DICIEMBRE 1988 Time (lTlIn) 3 6 10 F igura 6.- Representación gráfica de mantenimiento si­ milar de los niveles sanguíneos de fenobarbital por las vías intraósea e intravenosa, si bien el nivel alcanzado es más alto en el primer minuto (tomado de Hedges (10 )). En definitiva, podemos concluír que 1 . .la obtención de una vía para acceso circulatorio � fundamental en RCP avanzada. 2. Actualmente, se admiten las vías IVp, IVC, IT e 10 existiendo moderada controversia por la IC, que no­ sotros desaconsejamos absolutamente. 3, Vía de elección debe ser la IVp, especialmente en manos no muy expertas, dado que no interrumpe las maniobras de RCP, tiene mínimas o nulas complica­ ciones y es una técnica sencilla y rápida. Se utilizará cateter largo, administrando 10 mi, de suero salino y elevando el brazo correspondiente después de la dro­ ga. 4. Si el paciente presenta dificultades de acceso ve­ noso periférico (propias o del entorno) y está intuba­ do, debe emplearse la vía IT Es preciso un aumento de la dosis (adrenalina: doble), disolución en 5-10 mi. de suero salino para su inyección profunda mediante cateter endotraqueal e hiperinsuflación posterior con balón de Ambú, 5, Si el paciente pres8nta dificultades, pero no está intubado (?), es imprescindible detener el resto de ma­ niobras para obtener una IVC, concretamente yugular interna -preferentemente derecha- o subclavia, lo mismo que si la RCP se prolonga más de 10 minutos sin resultados positivos. Como alternativa, si la punción de estas vías no se consigue con facilidad y rapidez, debe emplearse la vía femoral, con cateter largo que quede en posición supradiafragmática y administran­ do tras la droga 10 mI. de suero salino. 6. En neonatos debe utilizarse la punción de los se­ nos venosos epicraneales o de la vena umbilica! o, en su defecto, la QuncJ.9n intraósea, Este es un procedi­ miento que se muestra progresivamente más eficaz y sencillo, recomendando su empíeo. 7. En am5íe-nte-extrahospitalario y si el paciente es­ tá intubado (si no lo está, debe intubarse) aconseja­ mos la IT, especialmente para administrar adrenalina, atropina o lincaína. Es una vía a la que debe acostum­ brarse el personal sanitario o parasanitario de asisten­ cia urgente prehospita:laria. V OL. 1, N? 3 E. MORENO MILLAN • NUEVAS VIAS DE ABORDAJE EN RESUCITACION CARDIOPULMONAR 8. Como última posibilidad, si ninguna de las ante­ riores hubiese resultado eficaz -lo que es evidente­ mente difícil- puede emplearse la vía le. BIBLlOGRAFIA 1.- Sánchez 1, Moreno E. Parada Cardíaca. En ,,1er Plan Nacional de Resucitación Cardiopulmonar (RCP). Unidad Didáctica n° 6 (Soporte Circulatorio), pp 3-4, Arán Ed, Madrid, 1.987. 2.- Alvarez J. Controversias en Resucitación Cardio­ pulmonar. Jornadas Técnicas sobre "Atención Médi­ ca Urgente», Hospital '88, Bilbao, 1.988. 3.- Kouwenhoven WB, Jude JR, Knickerbocker GG. Closed-chest cardiac massage. JAMA 1.960; 173: 1.064-1.069. 4.- Safar P Advanced life support. En: Safar P Car­ diopulmonary cerebral resuscitation. AS Laerdal ed, pp 95-137, Stavanger, Noruega, 1.981. 5.- Standards and guidelines for cardiopulmonary re­ suscitation (CPR) and emergency cardiac care (ECC). JAMA 1.986; 255: 2.905-2.992. 6.- Controversias y recomendaciones en Resucitación Cardiopulmonar. Comité Organizador del I Congreso Internacional de Ayuda Médica Urgente, Lyon, 1.987 . 7.- Plan de Asistencia Médica Urgente, Sociedad Es­ pañola de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias, M3.drid, 1.983. 8.- Kaye W, Bircher NG. Access for drug administra­ tion during cardiopulmonary resuscitation. Crit Care Med 1.988; 16: 179-182. 9.- Kuhn GJ, White BC, Swetnam RE, et al. Periphe­ ral vs central circulation times during CPR: A pilot study. Ann Emerg Med 1.981; 10: 417-421. 10.- Hedges JR, Barsan WB, Doan LA, et al. Central versus peripheral intravenous routes in cardiopulmo­ nary resuscitation. Am J Emerg Med 1984; 2: 385-390. 11.- Dalsey WC, Barsan WG, Joyce SM, et al. Compa­ rison of superior vena caval versus inferior vena caval access using a radioisotope technique during normal perfusion and cardiopulmonar y resuscitation. Ann Emerg Med 1.984; 13: 881-889. 12.- Davison R, Barresi V, Parker W, et al. Intracardiac PAG. 9 injections during cardiopulmonary resuscitation. JAMA 1.980; 244: 1.110-1.118. 13.- Barsan WG, Levy RC, Weir H. Lidocaine levels du­ ring CPR: Differences after peripheral venous, central venous, and intracardiac injections. Ann Emerg Med 1.981; 10: 73-7 7. 14.- Redding JS, Asuncion JS, Pearson JW Effective route of drug administration during cardiac arrest. Anesth Analg 1967; 46: 253-258. 15.- Elam JO. The intrapulmonary route for CPR drugs. En: Advances Cardiopulmonary Resuscitation. Safar P Ed, pp 132-137, Springer-Verlag, Nueva York, 1.977. 16.- Greenberg MI. Emergency use of endotracheal medication. En "Advanced techniques in resuscitation», MI Greenberg, MD Gernerd, JR Roberts. Williams and Wilkins Ed, pp 35-44, Baltimore, 1.985. 17.- Roberts JR, Greenberg MI, Knaub M, et al. Com­ parison of the pharmacological effects of epinephrine administered by the intravenous and endotracheal rou­ tes. JACEP 1.978; 7: 260-265. 18.- Ralston SH, Voorhess WD, Babbs CF. Intrapulmo­ nary epinephrine during prolonged cardiopulmonary resuscitation: improved regional blood flox and resus­ citation in dogs. Ann Emerg Med 1.984; 13: 79-83. 19.- Greenberg MI, Spivey W H. Comparison of deep and shallow endotracheal administration of dionosil in dogs and effect of manuel hyperventilation. Ann Emerg Med 1.985; 14: 209-213. 20.- Moreno E. Utilité de I'administration de drogues par voie intratacheale pendant I'asistance d'urgence prehospitaliere. 1er Congrés International d'Aide Mé­ dicale Urgente, Lyon, 1.987. 21.- Tocantins L M, O 'Neil JF. Infusion of blood and ot­ her fluids into the circulation vis the bone marrow. Proc Soc Exp Biol Med 1.940; 45: 782-783. 22.- Wagner MB, McCabe JB. A comparison of four techniques to establish intraosseous infusion. Ped Emerg Care 1988; 4: 87-91. 23.- Glaeser PW, Losek JD. Intraosseous needles: new and improved. Ped Emerg Care 1.988; 4: 135-136. 24.- Moreno E. Utilidad de la vía intraósea, como al­ ternativa de acceso circulatorio, en situaciones de emergencia. Urgencias 1.986; 131: 444-447.