EL AGUA EN IBEROAMÉRICA Aspectos de la problemática de las tierras secas EL AGUA EN IBEROAMÉRICA Aspectos de la problemática de las tierras secas Editores Alicia Fernández Cirelli Elena Abraham Publicado por: CYTED XVII Aprovechamiento y Gestión de los Recursos Hídricos PROGRAMA IBEROAMERICANO DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA PARA EL DESARROLLO 2003 Indice ASPECTOS DE LA PROBLEMÁTICA DE LAS TIERRAS SECAS La Serie: “El agua en Iberoamérica”.......................................................................7 Prólogo...............................................................................................................9 1- Hacia el uso sustentable del agua en las tierras secas de Iberoamérica ....................11 E. Abraham y A. Fernández Cirelli Panorama Argentino 2- Mendoza y el uso del agua..................................................................................17 E. Torres, E. Abraham, E. Montaña, M. Salomon, I. Torres, S. Urbina y M. Fusari 3- Relación entre las actividades agropecuarias y la escasez de agua en la Provincia de Santiago del Estero (Argentina) .........................................................35 C. Moscuzza, A. Pérez Carrera, J. Garaicoechea y A. Fernández Cirelli Panorama Brasileño 4- Brasil um país de terras secas: Problemática, Dimensão e alternativas de tecnologias apropriadas para o semi-árido.............................................................55 H. Peixoto da Silva, S. de Morais Andrade Panorama Chileno 5- Descripción de la situación del agua en Chile.........................................................65 A. León Stewart Panorama Costarricense 6- Situación de los recursos hídricos en los países del istmo centroamericano ...............73 M. Campos y O. Lücke Panorama Cubano 7- Situación medio ambiental de los recursos hídricos en el ecosistema Sabana – Camaguey ..........................................................................................95 B. Lora Borrero Panorama Ecuatoriano 8- Indicadores y tecnologías apropiadas de uso sustentable del agua en las tierras secas de iberoamérica. Condiciones actuales del Ecuador .......................105 R. Galárraga Sanchez Panorama Peruano 9- Agua y tierras secas del Perú. Una aproximación..................................................119 J. Torres Guevara 5 Panorama Portugués 10- Indicadores de desempenho de sistemas hídricos e de sistemas de rega ...............131 L. Santos Pereira ANEXOS 11- Anexo 1: Grupos de investigación participantes en el proyecto.............................141 12- Anexo 2: CYTED-XVII: Cooperación Científico-Tecnológica Iberoamericana. Una herramienta útil para aportar soluciones a la compleja problemática del agua ...145 A. Fernández Cirelli 6 LA SERIE “EL AGUA EN IBEROAMÉRICA” Esta serie de publicaciones CYTED ha sido gestada como producto de diversas acciones del Subprograma XVII: Aprovechamiento y Gestión de Recursos Hídricos, que inició sus actividades en el año 2000. A lo largo de sus distintos volúmenes, el objetivo de esta Serie es encarar la problemática del agua en la región, desde diferentes ópticas y atendiendo a mostrar las realidades de los distintos países, mediante el aporte de sus especialistas, en un enfoque interdisciplinario y cooperativo. Considerando prioritario atender a la vinculación entre los centros de investigación y desarrollo y los organismos de gestión del recurso hídrico, la Serie apunta a facilitar la difusión de información y a conectar a los generadores del conocimiento, entre sí y con los responsables de la gestión, y por lo tanto de las alternativas de manejo y aprovechamiento del recurso. La Serie consta de los siguientes volúmenes: Vol 1: “Acuíferos, lagos y embalses” ISBN 987-43-2546-1 Alicia Fernández Cirelli (Ed). Noviembre 2000 Vol 2: “Funciones de los humedales: Calidad de vida y agua segura” ISBN 9876-43-3591-2 Alicia Fernández Cirelli (Ed). Julio 2001 Vol 3: “De la limnología a la gestión en Sudamérica” ISBN 987-43-5079-2 Alicia Fernández Cirelli y Guillermo Chalar Marquisá (Eds). Octubre 2002 Vol 4: “De la escasez a la desertificación” ISBN 987-43-5080-6 Alicia Fernández Cirelli y Elena Abraham (Eds). Octubre 2002 Vol 5: “Aportes para la integración entre los organismos de gestión y los centros de investigación” ISBN 987-43-5908-0 Alicia Fernández Cirelli (Ed). Abril 2003 En esta oportunidad, se presentan en forma simultánea los tres nuevos volúmenes de la Serie: Vol 6: “Aspectos de la problemática urbana” ISBN 987-43-6505-6 Alicia Fernández Cirelli y Cecilia Di Risio (Eds). Octubre 2003 Vol 7: “Tópicos Básicos y Estudios de Caso” ISBN 987-43-6506-4 Alicia Fernández Cirelli y Miquel Salgot (Eds). Octubre 2003 Vol 8: “Aspectos de la problemática de las Tierras Secas” ISBN 987-43-6507-2 Alicia Fernández Cirelli y Elena Abraham (Eds). Octubre 2003 7 8 PROLOGO DE LOS EDITORES En este volumen de “El Agua en Iberoamérica” se reúnen los trabajos que fueron presentados y discutidos en la Reunión Técnica para la elaboración del proyecto: Indicadores y tecnologías apropiadas de uso sustentable en las tieras secas de Iberoamérica, realizada en Buenos Aires, Argentina, en abril de 2003. En Iberoamérica todos los países poseen en mayor o menor extensión tierras secas, con un alto porcentaje de habitantes. Sin embargo, es difícil hacer un análisis simplificado sobre esta problemática debido a las diferentes situaciones socioeconómicas, políticas, étnicas y ecológicas. Durante el ”II Seminario Internacional CYTED-XVII: Un enfoque integrado para la gestión sustentable del agua. Experiencias en regiones semiáridas”, se puso de manifiesto la necesidad de la integración de conocimientos y la importancia de una gestión integrada y participativa del agua para que su escasez no dé lugar a la desertificación. Este fue el punto de partida para que un conjunto de especialistas de varios países de la región, en forma interdisciplinaria, decidieran abordar integralmente el problema a través de un proyecto CYTED. Este proyecto pretende identificar indicadores y tecnologías apropiadas para poner en valor las experiencias en el uso sustentable del agua que se han desarrollado en los distintos ecosistemas y sociedades de las tierras secas de Iberoamérica. Los resultados que se obtengan serán de utilidad para los tomadores de decisión facilitando la gestión apropiada del agua en las distintas regiones de sus respectivos países. En el caso de Argentina, se han seleccionado dos áreas de piloto para poder aplicar y validar los indicadores consensuados por el conjunto de los grupos de investigación: el caso de Mendoza y el de Santiago del Estero. Como primer paso, se describe la situación de ambas provincias, tanto desde el punto de vista edafoclimático como socioeconómico, relevándose las fuentes de agua superficiales y subterráneas con que cuenta cada una de ellas. En el caso de Brasil, se presenta un panorama de la dimensión del problema y las alternativas que se presentan en la región del semiárido, en el nordeste del país. En el caso de Chile, se presenta una visión de la disponibilidad de agua en las distintas regiones del país, identificando las regiones áridas y semiáridas donde la variabilidad del recurso es aún más evidente que en otras zonas. Se describe la demanda para diferentes usos, el marco legal imperante y las potencialidades del sistema científico-tecnológico. En el caso de Costa Rica se realiza un esfuerzo por presentar un panorama del uso y gestión del agua en todos los países de centroamérica, logrando un diagnóstico detallado de la situación en cada país En el caso de Cuba, se describe el ecosistema Sabana-Camaguey, donde la sequía es un problema prioritario para el estado, destacándose la disponibilidad de recursos hídricos, su calidad, los procesos degradativos y aquellas actividades antrópicas que más afectan la escasez de agua. En el caso de Ecuador, se presenta un panorama general de las condiciones de las zonas secas del país, las causas de su deterioro y los conflictos de uso del agua. En el caso del Perú se reflexiona sobre la situación general de los recursos hídricos, enfatizando la importancia de la recuperación de usos y tecnologías tradicionales. En el caso de Portugal, se realiza una revisión de los conceptos de indicadores de desempeño para sistemas hídricos, enfocado en los sistemas de riego, pero bajo la 9 perspectiva de una aplicación más amplia. Se discuten los conceptos de uso y consumo, usos beneficiosos y no beneficiosos, de perdidas y desperdicios, fracción consumida y no consumida, reutilizable y no reutilizable, concluyendo que el mejoramiento en el uso del agua pasa por minimizar los consumos no benéficos y las fracciones no consumidas y no reutilizables. Estos estudios de caso evidencian problemas comunes y específicos, cuya identificación y ponderación a través de indicadores permitirá su comparación. El relevamiento y la selección de las tecnologías más apropiadas en cada caso será la base de recomendaciones útiles y extrapolables a otras regiones. Los editores agradecen a los autores de los trabajos la participación en este volumen de “El agua en Iberoamérica” y al CYTED por haber permitido el intercambio fructífero de especialistas de varios países con amplia experiencia en la generación de conocimientos y la gestión del agua en las tierras secas. Esperamos que este material sea de utilidad en nuestra región para lograr un mejor aprovechamiento y gestión del agua. Alicia Fernández Cirelli Elena Abraham 10 HACIA EL USO SUSTENTABLE DEL AGUA EN LAS TIERRAS SECAS DE IBEROAMÉRICA Elena Abraham* y Alicia Fernández Cirelli** *IADIZA, Mendoza **Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua e-mail: ceta@fvet.uba.ar Resumen Las tierras secas constituyen una cuarta parte del territorio de América Latina y el Caribe, donde la variabilidad climática y las actividades humanas causan el problema ambiental más serio: la desertificación. No puede pensarse en una gestión sustentable de las tierras secas sin tener en cuenta un manejo integrado de los recursos hídricos. Estas premisas han servido de base para el Proyecto CYTED-XVII-1: Indicadores y tecnologías apropiadas de uso sustentable del agua en las tierras secas de Iberoamérica, que tiene como objetivo identificar indicadores y tecnologías apropiadas para poner en valor las experiencias en el uso sustentable del agua que se han desarrollado en los diferentes ecosistemas y sociedades de las tierras secas de Iberoamérica. Palabras clave: tierras secas, indicadores, tecnologías apropiadas, uso sustentable del agua Tierras secas: la otra realidad de Iberoamérica Una cuarta parte del territorio de América Latina y El Caribe (20.553.000 km2) está conformado por tierras secas, contrastando la tan difundida imagen de una región verde, cubierta por pluviselvas, bosques, sabanas y pastizales. Las tierras secas, según la definición adoptada por la UNCCD (Convención Internacional de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y la Sequía) comprenden las regiones áridas, semiáridas y subhúmedas secas –excluidas las regiones polares y subpolares- en las cuales el coeficiente de precipitación anual en relación con la evapotranspiración potencial, se extiende entre 0,05 y 0,65. El problema ambiental por excelencia que afecta a las tierras secas es la desertificación, causada por la variabilidad climática y por las actividades humanas. La desertificación ocurre porque los ecosistemas de tierras secas son sumamente vulnerables a la sobreexplotación y el aprovechamiento inadecuado de la tierra. La pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, el pastoreo excesivo y las prácticas deficientes de riego reducen la productividad de la tierra y contribuyen al aumento de la pobreza. A su vez la pobreza y la presión sobre los recursos originan la degradación de muchas de esas tierras secas. De los 465 millones de habitantes con que cuenta América Latina y el Caribe, unos 110 millones viven por debajo de la línea de pobreza. A pesar de la extensión de las tierras secas en América Latina es esencialmente difícil simplificar los análisis sobre desertificación, dado la alta diversidad de situaciones socioeconómicas, políticas, étnicas y ecológicas que se presentan. Los desiertos latinoamericanos de la costa del Pacífico se extienden desde el sur del Ecuador a lo largo de toda la costa peruana y hasta el norte de Chile. Penetran en el continente a través de la gran cordillera andina, desplegándose en los altiplanos secos a altitudes entre 3.000 y 4.500 metros. Estos cubren extensas zonas de Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Al este de los Andes una amplia región árida se extiende desde las estribaciones septentrionales del Chaco en Paraguay hasta Patagonia, en el sur de Argentina. El noreste brasileño incluye zonas semiáridas dominadas por la sabana tropical, conformando sólo el 11 18% del territorio de este extenso país, pero con una población afectada de 18,5 millones de personas. La mayor parte de México es árida y semiárida, sobre todo en el norte. Los Estados del Caribe también comprenden tierras secas. Cuba es el país que presenta el mayor porcentaje y afectación, pero prácticamente todos los estados insulares, sobre todo Haití, República Dominicana y Jamaica están amenazados en mayor o en menor grado por la fragilidad de sus ecosistemas y la alta presión sobre los recursos. En numerosos pequeños estados insulares del Caribe oriental se está intensificando la degradación de tierras por problemas de erosión y falta de agua. De los 20,18 millones de km2 que conforman la superficie total de América Latina y El Caribe, 5,27 millones de km2 (26% del territorio) son tierras secas donde el índice de aridez indica que las precipitaciones son inferiores a la evapotranspiración potencial. El 70% de estas tierras secas presentan vulnerabilidad y distintos grados de desertificación. Aquí viven aproximadamente 68,1 millones de habitantes, de los cuales 24 millones se localizan en regiones seriamente afectadas por desertificación, con una superficie aproximada de 18 millones de km2. La lucha contra la desertificación es imprescindible para garantizar la productividad a largo plazo de estas tierras secas. Muchos esfuerzos han fracasado por la utilización de enfoques parciales, sin tener en cuenta la complejidad y múltiples relaciones causa-efecto del problema. Reconociendo la necesidad de establecer enfoques integrados se destaca la importancia del estudio del agua en los procesos de desertificación Tierras secas, desertificación y recursos hídricos. Un abordaje integrado La sequía es un fenómeno que ocurre en forma natural en las tierras secas, y que se produce cuando la precipitación es significativamente inferior a los niveles normalmente registrados, produciendo desequilibrios hidrológicos severos que afectan en forma adversa los sistemas de producción de recursos agrícolas. Cuando la capacidad productiva de las tierras secas no está afectada por la desertificación, estas tienen la capacidad de recuperarse rápidamente después de las sequías o de períodos secos prolongados. Por el contrario, si ya han sido afectadas como consecuencia de una explotación excesiva (sobrecultivo, pastoreo excesivo, deforestación, mal manejo de los recursos hídricos, etc.) tienden a perder rápidamente su productividad biológica y económica, afectando seriamente los suministros de agua y alimentos y generando pobreza y migración. La sequía y la desertificación están asociadas con la disminución de los niveles hídricos de los acuíferos superficiales y subterráneos, afectando la cantidad y calidad de los abastecimientos de agua dulce. Por ello no puede pensarse en una gestión sustentable de las tierras secas sin tener en cuenta el manejo integrado de los recursos hídricos. Por otra parte, los problemas relacionados con el agua están generando tensiones políticas en muchos lugares del mundo. El manejo del agua se constituye pues en un aspecto fundamental de la lucha contra la desertificación, que empieza con el conocimiento del recurso que compone la oferta, su regulación y la demanda. Es necesario trabajar este aspecto en un marco general de planificación y ordenamiento ambiental, considerando el recurso hídrico como uno más –aunque estratégico- dentro de un sistema ambiental. Aunque el perfil básico de la utilización del agua y los problemas que se generan varían de una región a otra, los componentes básicos son los mismos. Siguiendo los conceptos de José Llamas (1987), sabio amigo, precursor e incansable luchador, es bien conocido que la gestión de un recurso es tributaria del conocimiento que de él se tiene. En el agua esta afirmación cobra grandes dimensiones, dado que si se la utiliza sin conocer sus posibilidades de autorecuperación y renovación pasa de ser un recurso renovable a uno limitado y vulnerable. Este conocimiento debe extenderse sobre su 12 volumen total o disponible, su calidad, su variabilidad en el tiempo y en el espacio, sus efectos sobre el medio ambiente próximo o remoto, sus limitaciones nacionales o regionales y su comportamiento. Sin estos conocimientos, la gestión del agua carece de previsión y la planificación se convierte en una peligrosa ilusión, con más incertidumbres que certezas. Los problemas causados por el agua bajo su aspecto recurso (escasez, contaminación y mala calidad, variabilidad en el tiempo y en el espacio, etc.) o como agente dinámico (inundaciones, erosión, sedimentación, etc.) son interdependientes, no debiendo ser tratados separadamente. Esto aumentaría exponencialmente el peligro de fragmentar las soluciones y alejarse de una verdadera política integrada del agua. Sin embargo, esta interdependencia no es evidente ni para los científicos, ni para los administradores, ni para los usuarios, y lo que es peor, tampoco lo es para los planificadores. Sólo advertimos los efectos, sin visualizar las verdaderas causas que generan esta fragmentación. Con frecuencia, una situación crítica - una sequía, por ejemplo- es en definitiva el final de un proceso creado por el agua como agente dinámico y por la desproporción entre la oferta y la demanda en sistemas frágiles. Su causa inmediata es la escasez propia de la variabilidad del sistema, pero las remotas normalmente se encuentran en un uso abusivo de los recursos, tales como desmonte y deforestación masivas, sobrepastoreo, canalizaciones injustificadas, prácticas agrícolas no sustentables que utilizan los grupos humanos en estas regiones para subsistir (en definitiva, los agentes de desertificación más generalizados). Estas acciones conducen a un punto común: la alteración del ciclo hidrológico a través de la disminución de los flujos disponibles, tanto superficiales como subterráneos. Es así como el mal manejo del recurso hídrico produce algunos de los más importantes procesos de desertificación, que es un fenómeno mucho más complejo, donde la sequía es sólo uno de los componentes, y no el determinante de los procesos de degradación, pérdida de productividad y pobreza. La variabilidad de la precipitación a corto y mediana plazo ha de ser aceptada como una restricción natural fundamental a la que se ha de adaptar la vida humana. Hacer frente a esa variabilidad para asegurar una producción de alimentos suficiente y sostenida es el desafío. Conscientes de este reto y de la interdependencia en la generación de conocimientos y su aplicación en la gestión, como resultado de la celebración del Seminario “II Seminario Internacional CYTED-XVII. Un Enfoque Integrado para la Gestión Sustentable del Agua. Experiencias en regiones semiáridas” se han iniciado las acciones del proyecto CYTED “Indicadores y tecnologías apropiadas de uso sustentable del agua en las tierras secas de Iberoamérica”. Las primeras contribuciones de este proyecto, que se incluyen en este libro, representan un esfuerzo conjunto de 8 países para abordar integralmente el fenómeno, incluyendo entre los ejes temáticos la relación entre los recursos hídricos y la desertificación y promoviendo la participación de todos los actores: desde científicos hasta administradores y usuarios. Hacia el uso sustentable del agua en las tierras secas de Iberoamérica El proyecto “Indicadores y tecnologías apropiadas para el uso sustentable del agua en las tierras secas de Iberoamérica” busca obtener- en un marco participativo- una visión integrada del recurso agua, partiendo de la premisa de que ésta es un bien estratégico que condiciona la dinámica y el desarrollo de las tierras secas. Se consideran las ofertas y las demandas, los usos urbanos y los rurales, las seguridades e inseguridades de los sistemas de aprovisionamiento y los escenarios posibles, valorando la influencia de los procesos naturales y los antrópicos, con énfasis en las condiciones socioeconómicas, políticas e institucionales que condicionan el uso y gestión del agua. Con esta información se ha iniciado el procedimiento de elaboración de una serie de indicadores que permitirán el intercambio fluido entre los distintos países que participan, la comparación entre escenarios y el planteo de recomendaciones dirigidas a los tomadores de decisión y usuarios, para el uso sustentable del agua en las tierras secas de Iberoamérica. 13 Este proyecto pretende identificar indicadores y tecnologías apropiadas para poner en valor las experiencias en el uso sustentable del agua que se han desarrollado en los distintos ecosistemas y sociedades de las tierras secas de Iberoamérica. Participan grupos de trabajo de Argentina, Brasil, Cuba, Chile, Perú, Ecuador, Costa Rica y Portugal. Desde el conocimiento de semejanzas y diferencias encontradas en las áreas piloto seleccionadas en los ocho países participantes, se podrán recomendar aquellas con mejores resultados para el diseño de las estrategias de uso sustentable del agua mejor adaptadas a cada región. Son objetivos del proyecto: 1. Promover el intercambio científico-técnico para conocer y articular las experiencias nacionales en Iberoamérica en el uso sustentable del agua en tierras secas, maximizando su replicabilidad y transferencia. 2. Favorecer la discusión de las alternativas de uso y de las técnicas más apropiadas identificadas en el contexto de cada caso y país seleccionado, que presenten la capacidad de ser mejoradas con poca inversión de infraestructura y recursos financieros, alto impacto, posibilidad de replicación y adopción por los distintos actores, especialmente por los gestores del agua y las comunidades rurales. 3. Identificar una serie de indicadores que adviertan sobre el grado de conocimiento e implementación a nivel de cuencas hídricas, de las mejores técnicas para aumentar la oferta de agua, y responder a las demandas en las tierras secas de Iberoamérica. 4. Desarrollar estrategias para la implementación y adopción de las técnicas más eficientes en cada región, que contribuyan a modificar las políticas institucionales hacia un uso de los recursos con mayor equidad social. Los grupos de investigación, que participan en el proyecto (Anexo 1), son interdisciplinarios (ingenieros agrónomos, civiles, hidráulicos, rurales, veterinarios, biólogos, meteorólogos, químicos, geólogos, geógrafos y sociólogos, con especializaciones en ecología de zonas áridas, manejo de agua y suelos, agua subterránea, hidrología, y calidad de aguas). Son grupos consolidados y han demostrado su capacidad de generalizar y obtener conclusiones viables, realizando trabajos relevantes en diferentes aspectos que hacen a la temática del proyecto tales como: modelos, requerimiento de agua para cosechas, influencias del cambio climático global en la disponibilidad del agua y las actividades productivas, gestión del agua en relación a la salud humana, calidad de agua para distintos usos, interacciones entre aspectos ambientales y socioeconómicos en temas de regadío, impactos de la agricultura en el agua subterránea, herramientas para la mitigación de la sequía, lucha contra la desertificación. Por otra parte, todos los grupos participantes han desarrollado acciones de transferencia a las comunidades y a los gestores del recurso en sus respectivos países y manifiestan un alto grado de compromiso con el logro de una mayor equidad social en el aprovechamiento y uso de un recurso limitado como el agua. La metodología adoptada para este proyecto implica: a) La generación y adecuación de indicadores apropiados que contemplen aspectos ambientales, sociales y económicos que garanticen el desarrollo sustentable de las tierras secas, su aplicación a áreas piloto y su reelaboración en función de los resultados obtenidos; b) El análisis de las tecnologías usadas, la ponderación de sus efectos en los indicadores utilizados y la posibilidad de su mejora. Dentro de cada país se ha procedido a seleccionar áreas demostrativas como estudios de caso que evidencien problemas comunes y específicos, que permitan ser identificados y ponderados a través de indicadores para facilitar su comparación entre los distintos países participantes. Se considera adecuado adoptar el criterio de cuenca como unidad de análisis, 14 siempre y cuando se considere para el estudio el contexto regional como área marco de referencia. Esto determinará la escala de trabajo a adoptar en cada caso de estudio, en cada país. Se parte de la definición de criterios para la selección de indicadores (confiables, sencillos, fáciles de cuantificar, sensibles al proceso, pertinentes, de bajo costo, fáciles de representar, accesibles, replicables). Es fundamental lograr el acuerdo y el consenso de todos los grupos involucrados en los casos de estudio para manejar o para operativizar los mismos indicadores en distintas áreas y comprobar si cumplen con los criterios de selección para luego aplicarlos y validarlos en cada caso de estudio, junto con la identificación y selección de las tecnologías apropiadas del uso del agua. La información obtenida permitirá ofrecer a los tomadores de decisiones un conjunto de indicadores para gestionar acertadamente los recursos hídricos existentes en las distintas regiones de sus respectivos países, considerando el conjunto de usuarios actuales y potenciales de las tierras secas con el objetivo de mejorar el manejo sustentable del agua y del ambiente, priorizando criterios de equidad social. Conclusiones La identificación y desarrollo de una serie de indicadores que adviertan sobre el grado de aplicación de las técnicas más beneficiosas en cada región, para aumentar la oferta de agua y optimizar la demanda, colaborarán en lograr un mejor conocimiento del recurso y un uso más eficiente y equitativo de los recursos hídricos disponibles. La metodología de trabajo, a partir de un análisis integrado de oferta – demanda – planificación y gestión de los recursos hídricos, con la incorporación de la serie de indicadores, proporcionará una herramienta rigurosa, desde el punto de vista científico y válida para la gestión del agua, como también para la obtención, comparación y recopilación de resultados entre los países participantes y que podrá ser extrapolada a cuencas dentro de cada país y/o a los restantes países de Iberoamérica. Los resultados que se logren a través de este proyecto serán de utilidad para los gestores del recurso y los tomadores de decisiones. Se pretende contribuir a un manejo racional y equitativo para optimizar el uso del agua y la mitigación de los procesos de desertificación que sufren vastas zonas de Iberoamérica. REFERENCIAS Abraham, E. M., 1995. "Metodología para el estudio integrado de los procesos de desertificación. Aporte para el conocimiento de sus causas y evolución”. En: V Curso “Desertificación y Desarrollo Sustentable en América Latina y El Caribe”. FAO, PNUMA, CPCA. Montecillo, México, 67-80. Abraham, E. M (2002), “Lucha contra la desertificación en las tierras secas de Argentina. El caso de Mendoza”. En: A. FERNANDEZ CIRELLI y E. M. ABRAHAM (Editores). El agua en Iberoamérica. De la escasez a la desertificación. Buenos Aires, Cooperación Iberoamericana CYTED Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el desarrollo, 27-44. CCD/PNUMA, 1995. Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación en los países afectados por sequía grave o desertificación, en particular en África. Texto con anexos. Suiza, 71p. A. Fernández Cirelli y A. Volpedo (2003), “Las tierras de Iberoamérica”. 15 El agua en Iberoamérica. Eds. A. Fernandez Cirelli y E. Abraham. CYTED-XVII. 5-32. ISBN 987 43 5080-6 Llamas, J. (1987), “Risk of Drought and Future Water requirements on a Regional Scale”. Water Resource Development, vol. 3, Nº 4. 16 MENDOZA Y EL USO DEL AGUA Eduardo Torres, Elena Abraham, Elma Montaña, Mario Salomón, Laura Torres, Silvia Urbina y María Fusari. IADIZA C.C. 507-(5500)-Mendoza, Argentina e-mail: abraham@lab.cricyt.edu.ar Resumen En el marco de las tendencias hacia la escasez de agua dulce de buena calidad y con objetivos orientados al uso más eficiente de los recursos hídricos y a la preservación de las fuentes de agua dulce, el artículo plantea la necesidad de desarrollar procesos sistemáticos que comprendan: (1) el conocimiento adecuado del recurso hídrico existente y disponible, (2) de los requerimientos de agua de las distintas actividades que se desarrollan en cada una de las cuencas y (3) la compatibilización entre oferta y demanda con una visión de futuro. Sobre la base de experiencias desarrolladas por el LaDyOT (IADIZA) en Mendoza, el trabajo analiza aspectos naturales y culturales del aprovechamiento de los recursos hídricos superficiales y subterráneos de esas tierras secas del centro-oeste argentino y sugiere indicadores para el desarrollo del proceso metodológico enunciado. Propone asimismo el diseño y adopción por parte de los países de Iberoamérica de indicadores compartidos de uso del agua que posibilitarían la comparación de las distintas situaciones presentes y facilitarían el avance hacia procesos integrales y articulados de gestión de los recursos hídricos. Posteriormente, el artículo expone los fuertes vínculos entre recursos hídricos y ordenamiento territorial en las tierras secas y la necesidad de reafirmar el rol del Estado como planificador del uso de los recursos hídricos y del desarrollo territorial en el marco de objetivos de equidad. A partir de allí, se ahonda en la noción de “seguridad” respecto al acceso al agua como factor necesario al desarrollo sustentable de estos territorios. Palabras clave: agua, Iberoamérica, indicadores, equidad social. Summary Within tendencies towards good quality water shortage and seeking for a more efficient use of hydric resources, the article raises the necessity to develop systematic processes that include: (1) suitable knowledge of the hydric resources, existing and available, (2) suitable knowledge of the water requirements coming from the different activities taking place in the basins and (3) supply and demand balance within a sustainable vision. Based on experiences developed by LaDyOT (IADIZA) in Mendoza, a dry land of centerwest Argentine, the work analyzes natural and cultural aspects of the use of superficial and underground hydric resources. It suggests indicators for the development of the enunciated methodological process. Thinking on Ibero-American countries, it also proposes the design and adoption of shared indicators of use of water that would make possible the comparison of the different present situations and would facilitate the advance towards integral and articulated processes of management of hydric resources. The article also presents the strong bonds between hydric resources and regional planning in dry lands. It emphasizes the necessity of a strong State involved in planning the use of hydric resources and territorial development. From this point, it goes deep in the “safety” notion applied to the access to the water as a factor of sustainable development in these arid territories. Key words: water, Ibero-America, indicators, social equity 17 Introducción Como es conocido, el agua dulce escaseará cada vez más en el planeta debido fundamentalmente a dos causas: aumento de población y contaminación de fuentes actuales de agua dulce. Respecto a la segunda causa es necesario conocer cuáles son las disponibilidades actuales de agua dulce y las situaciones que se presentan en cada país respecto al manejo de las fuentes y sus sistema de distribución y administración. Es necesario contar con indicadores que permitan advertir cuales son, y sobre todo cuales serán, las ofertas y las demandas de agua en las distintas regiones de Iberoamérica1. Para ello debemos ponernos de acuerdo en cuales son esos indicadores, para que luego cada país los aplique en su ámbito y se pueda llegar a hablar un idioma hídrico común en toda Iberoamérica. Diagnóstico El diagnóstico indicado anteriormente vale para todos los países de Iberoamérica, pero tiene marcada significación en los territorios comprendidos en las amplias zonas áridas y semiáridas. En el caso de Iberoamérica, cuyo territorio tiene una superficie total de 2.053,4 millones de ha2, las tierras secas ocupan una superficie de 543 millones de ha3 de las cuales se encuentran afectadas por desertificación 360 milones de ha. En estas últimas el efecto de las causas enunciadas será mayor. En el caso de Argentina que tiene un territorio continental de 276,7 millones de ha, las zonas áridas y semiáridas ocupan el 75% del territorio (207,5 millones de ha), de las cuales, según datos del PAN (1999), 60 millones de ha están en proceso de desertificación marcado a severo. Dentro de Argentina se toma el caso de la provincia de Mendoza como representativo de la situación que se presenta en las zonas áridas y semiáridas, con un marcado déficit natural de agua. En esta provincia Argentina, donde sólo el 2% de su superficie está irrigada artificialmente y por lo tanto bajo uso intensivo, se evidencia la necesidad de lograr un uso mas eficiente de los recursos hídricos y de preservar las fuentes de agua dulce. La pregunta es: ¿Es posible lograr esos objetivos?.., y la respuesta es: ¡Sí!, pero para ello se deben cumplir antes varias etapas. La primera de ellas se refiere a conocer cual es el recurso hídrico existente, vale decir cual es la oferta de agua en cada una de las cuencas que componen su territorio. Esta oferta de agua debe conocerse tanto a nivel del agua superficial como a nivel del agua subterránea, con lo cual se desea evidenciar la oferta conjunta de agua. La segunda etapa a cumplir apunta a conocer cuales son los requerimientos de agua de las distintas actividades que se desarrollan en cada una de las cuencas, vale decir cual es la demanda de agua. Los distintos pasos que componen esta etapa se cumplen a través de censos de población, relevamiento de industrias, medición de consumos, estimación de los desarrollos futuros, etc. Se tiene por lo tanto un panorama bastante acertado de las demandas. Sobre la legitimidad social de estas demandas volveremos en un paso posterior de este trabajo. La tercer etapa se refiere a compatibilizar, con una visión a futuro, la oferta con la demanda. Aquí están comprendidos los programas para lograr un uso más eficiente de los recursos hídricos, lograr el tan ansiado uso conjunto de los recursos hídricos superficiales y subterráneos y los referidos a la conservación y preservación de las fuentes de agua dulce. 18 Pretender cumplir estas tres etapas exige desarrollar toda una metodología de evaluación, donde la identificación de indicadores y su medición a través de los años resulta imprescindible a los fines de comprobar que las acciones que se desarrollen, basadas en las recomendaciones a las que se pueda arribar con motivo de la implementación del proyecto conjunto, apuntan en la dirección correcta. Indicadores Considerando que un indicador es un atributo que permite sintetizar y operar un proceso de medición sobre una realidad, se intentará establecer un conjunto de indicadores líderes que resulten sensibles y representativos en la escala de la provincia de Mendoza. En materia de recursos hídricos surge un primer grupo de indicadores básicos, el primero se refiere a si existen o no registros de variables meteorológicas. Si estos registros existen es posible calcular un segundo indicador, el déficit hídrico general de una zona o una cuenca, relacionando la Precipitación (P) y la Evapotranspiración Potencial (ETP). Para el cálculo de la ETP se puede utilizar alguno de los métodos corrientes tales como Penman, Thornthwaite, Turc, Papadakis o Le Houerou. El más sencillo de aplicar es el correspondiente a Le Houerou4 1989, ya que solo es necesario multiplicar la temperatura media anual (t) por el coeficiente 68,64. En toda la provincia de Mendoza impera el clima árido o semiárido, con precipitaciones altamente variables en el tiempo y el espacio, que van de 100 mm/año en el norte a 450 mm/año en el sur, y hacia el oeste, en las montañas, registros de hasta 600 mm/año, existiendo curvas isohietas que cubren todo el territorio provincial. Otro tanto ocurre con los registros de temperaturas, existiendo curvas isotermas que cubren toda la provincia. Ambas variables han sido registradas en general en todo el territorio nacional, ha través de estaciones meteorológicas operadas por el Servicio Meteorológico Nacional y/o por entes provinciales, por lo que se cuenta con datos suficientes para el trazado de curvas isohietas e isotermas. Ha sido posible entonces calcular el déficit hídrico que se presenta en todo el territorio nacional y también confeccionar mapas como el de zonas bioclimáticas de Argentina5 y el de zonas áridas de Mendoza (Figuras 1 y 2). Indicadores básicos sugeridos Registros meteorológicos Déficit hídrico = P/ETP Agua superficial Sí Sí No No Caudales Permanentes. Los cursos de agua en la provincia de Mendoza tienen régimen nival, vale decir que presentan mayores caudales en verano, en concordancia con el aumento de las temperaturas y por lo tanto con la fusión de la nieve y de los glaciares, y menores caudales en invierno. Las precipitaciones en forma de lluvia que se producen en las partes altas de las cuencas tienen poca influencia sobre los caudales de los ríos. Como se ha señalado Mendoza es una región semiárida, con precipitación media anual de 200 mm. Si se compara esta cifra con los 700 a 800 mm/año que son necesarios para desarrollar el principal cultivo mendocino: la vid, se entiende por qué se han realizado grandes inversiones en materia de obras de infraestructura hídrica, ya sean diques de embalse, diques derivadores, canales, compartos, pozos para extracción de agua subterránea y obras de arte en general. 19 Con esa finalidad se analizará a continuación la situación que se plantea en cada río de curso permanente cuyas aguas son aprovechadas -Mendoza, Tunuyán, Diamante, Atuel y Malargue-. Todos ellos cuentan con obras para el embalse de sus aguas, y/o con diques derivadores para riego. Además todos estos ríos están relacionados con embalses subterráneos de los que se extrae agua subterránea para complementar las dotaciones superficiales (Figura 3). Al río Tunuyán se lo considera dividido en dos sectores, el río Tunuyán Superior y el río Tunuyán Inferior, siendo el punto de división el embalse Carrizal. El río Tunuyán Superior riega el oasis del Valle de Uco, en cambio el río Tunuyán Inferior riega, junto con el río Mendoza, el oasis Norte. El río Tunuyán Superior, mientras transita por el Valle de Uco, colecta agua de sus afluentes y drena agua subterránea del embalse subterráneo del Valle de Uco, vale decir que el derrame de este río a la salida de la Precordillera (542 hm3) es menor que a la salida del Valle de Uco (1.065 hm3). • Río Mendoza El río Mendoza aforado en Cacheuta tiene un derrame anual de 1.601,19 hm3 y su curso es regulado por el embalse Potrerillos, recientemente inaugurado, con una capacidad de almacenamiento de 420 hm3. Aguas abajo se encuentra el dique derivador Cipolletti, con capacidad de derivación de 80 m3/s. De este último se desprende una importante red de canales primarios y secundarios con la finalidad de arrimar agua a los cultivos y a los otros usos: agua potable, uso industrial y urbano. La red de canales tiene una longitud de 4.910 km, encontrándose impermeabilizada sólo el 2% de la misma6. Esto último significa un grave problema a resolver en el futuro inmediato debido principalmente a la necesidad de controlar las recargas al embalse subterráneo Norte de la provincia. Esas recargas se verán incrementadas significativamente por el escurrimiento de aguas claras por la red de canales sin impermeabilizar, como consecuencia de la entrada en funcionamiento del embalse Potrerillos. • Río Tunuyán Inferior El río Tunuyán inferior tiene un derrame anual de 1.065 hm3 -medido a la salida del embalse Carrizal- y cuenta con ese embalse, que tiene una capacidad de 385 hm3, para la regulación de las aguas. Dispone aguas abajo del dique derivador Tiburcio Benegas que tiene una capacidad de derivación de 60 m3/s, y del dique derivador Phillips. A partir de estos diques derivadores nace una red de canales primarios y secundarios de 1.570 km de extensión, de los cuales solo está revestido el 10%. Esta situación ha generado inconvenientes ya que al aumentar las recargas al sistema subterráneo han ascendido los niveles freáticos de aguas subterráneas, fenómeno que continuará hasta que se logre el equilibrio entre las recargas de agua al subsuelo y las descargas. Ambas situaciones planteadas, la del río Mendoza y del río Tunuyán inferior están enlazadas por la naturaleza, ya que las áreas urbanas y rurales servidas por ambos ríos se asientan sobre el embalse subterráneo norte de la provincia de Mendoza7 que tiene una extensión de 22.800 km2 y una reserva total de agua subterránea de 228.000 hm3. Existen aproximadamente 12.800 perforaciones para extraer agua subterránea de este embalse, ya sea en áreas urbanas, para abastecimiento poblacional, o en áreas rurales, para complementar las entregas superficiales cuando éstas no alcanzan, o proveer de agua en forma exclusiva cuando las redes de canales no llegan a las propiedades. Vale decir que su existencia y explotación ha servido para mantener o ampliar los usos del agua en la zona. Esta situación pone de manifiesto la importancia que tiene el mantener la calidad del agua subterránea, situación que desde hace un tiempo se ve comprometida seriamente por la existencia de pozos rotos o mal construidos que desmejoran la calidad de esas aguas. Este grave problema ya se ha planteado en innumerables artículos y publicaciones científicas y aún no se soluciona. Esta se logrará cuando se haga una explotación organizada del agua subterránea, a través de baterías de pozos de bombeo estratégicamente ubicadas en la cuenca y continuamente monitoreadas, a fin de evitar o disminuir las explotaciones 20 atomizadas, sin control, que son las responsables de la contaminación. En otras palabras, este fenómeno de contaminación paulatina que sufren los acuíferos de esta cuenca norte de agua subterránea sólo se solucionará cuando se concreten medidas de control de las explotaciones y se cambie el sistema actual atomizado y anárquico por otro concentrado y con control por parte de los organismos específicos. El objetivo es lograr el uso conjunto de las aguas superficiales y subterráneas, tema muy tratado y discutido pero aún no logrado. Fuera de la zona cultivada, en el desierto, se explota agua subterránea en todos los puestos y caseríos a través de pozos balde - o “pozos indios”- y ramblones, para bebida de la población y el abrevado del ganado. Los pozos balde tienen una profundidad de 10 a 20 m, dependiendo de la profundidad del nivel freático del agua subterránea. Los caudales extraídos son muy pequeños ya que los sistemas de extracción consisten generalmente en mangas o baldes operados manualmente. Esta fuente de aprovisionamiento brinda la seguridad que se necesita en el desierto, imprescindible para el mantenimiento de los asentamientos. • Río Tunuyán Superior El río Tunuyán Superior tiene un derrame anual de 542 hm3, medido en el dique derivador de Valle de Uco, y no cuenta con ningún dique para el embalse de sus aguas, pero tiene en su cuenca los diques derivadores para riego de: Valle de Uco con capacidad de derivación de 15 m3/seg; Aguanda, sobre el arroyo homónimo que es afluente del río Tunuyán Superior, con capacidad de derivación de 4 m3/s; Yaucha, sobre el arroyo Yaucha, también afluente del Tunuyán Superior, con capacidad de derivación de 4 m3/s y Las Tunas, sobre el arroyo del mismo nombre y también afluente del Tunuyán Superior, con capacidad de derivación de 5 m3/s. De los diques derivadores se desprende una red de 2.680 km de canales primarios y secundarios, de los cuales sólo se encuentra impermeabilizada el 9%. El sistema superficial se encuentra relacionado con el sistema subterráneo constituido por el embalse subterráneo del Valle de Uco, que cubre una superficie de 3.200 km2 y tiene una reserva total de agua subterránea de 96.000 hm3. En esta cuenca las infiltraciones que se producen pasan a recargar el sistema subterráneo, que cuando supera su capacidad de almacenamiento, transfiere agua a los arroyos efluentes del embalse subterráneo, que son tributarios del río Tunuyán Superior en su parte baja - Claro, Caroca, Guiñazú, Guajardino, etc - y por ende aumentan su caudal a la salida de la cuenca. Este fenómeno se advierte al comparar los derrames anuales del río Tunuyán Superior, con los del río Tunuyán Inferior (1.065 hm3), vale decir que el río Tunuyán colecta aguas al pasar por la cuenca Centro. En la cuenca hidrogeológica del Valle de Uco existen aproximadamente 1.900 perforaciones construidas para extraer agua subterránea. Muchas de esas perforaciones, debido a la excelente calidad química y muy baja salinidad de las aguas que extraen, son utilizadas en plantas para el envasado de agua, que luego es distribuida para su venta en distintos puntos del País. • Río Diamante Con las aguas de este río y la del Atuel, más la subterránea que se explota del embalse subterráneo Sur a través de 2.800 pozos, se abastecen las áreas urbanas y rurales de San Rafael y General Alvear. El embalse subterráneo Sur tiene una extensión de 13.500 km2 y una reserva total de agua subterránea de 135.000 hm3 Sobre el río Diamante, que tiene un derrame anual de 1.169 hm3, se encuentran los embalses de Agua del Toro (370 hm3), Los Reyunos (244 hm3) y El Tigre (7 hm3), actuando el primero como embalse de acumulación de agua y el segundo y tercero como contra embalses, a los fines de maximizar la generación hidroeléctrica y resolver las demandas para riego y agua potable. Aguas debajo de Los Reyunos se encuentran los diques derivadores para riego Galileo Vitali y Vidalino, con capacidades de derivación de 60 m3/s y 21 4 m3/s respectivamente, de los cuales se desprende una red de canales de 2.480 km, de los cuales solo está impermeabilizado el 6%. • Río Atuel Sobre el río Atuel, que tiene un derrame anual de 1.095 hm3, se han construido los embalses de Nihuil (260 hm3) y Valle Grande (160 hm3), actuando este último como contra embalse del primero. Sobre el lecho del río y entre ambos diques señalados se han construido las centrales hidroeléctricas de pasada Nihuil I, Nihuil II, Nihuil III y Nihuil IV. El conjunto permite maximizar los aprovechamientos hidroeléctricos y abastecer las necesidades de uso público, agua potable y de riego. Aguas abajo se encuentra el dique derivador de Rincón del Indio, del que nace una red de canales de 540 km de longitud, de los cuales se encuentra impermeabilizada solo en 6% de la misma. • Río Malargüe El río Malargüe tiene un derrame anual de 305 hm3 y no tiene en su curso ningún embalse para el almacenamiento de sus aguas. Cuenta sin embargo, a la salida de la cordillera con el dique derivador Malargüe, que tiene una capacidad de derivación de 5 m3/s, de donde nace una red de canales de 90 km de extensión, que no se encuentra impermeabilizada. Con las aguas de este río y la que se extrae del embalse subterráneo de Malargüe a través de 800 pozos, se abastece a la ciudad de Malargüe y al área cultivada adyacente, caracterizada por los cultivos de papas para semilla. Se explota agua subterránea para complementar las entregas superficiales o para abastecer completamente los usos para agua potable, uso industrial y uso agrícola. El embalse subterráneo de Malargüe tiene una extensión de 7.000 km2 y almacena un volumen de agua subterránea de 70.000 hm3, que denota la importancia del mismo como fuente segura para el abastecimiento de agua. En la cuenca de Malargüe se encuentra la Reserva Faunística Laguna de Llancanelo, creda por Decreto N° 9 del año 1980. Esta Reserva ha sido declarada además Sitio Ramsar, como humedal de importancia mundial. Esta laguna se recarga principalmente con parte de las aguas del río Malargüe, más la subterránea proveniente de las infiltraciones de los ríos Salado y Atuel (en la zona de Las Juntas) y la de los arroyos Manzano y Chacay (a la salida de la cordillera). Vale decir que a la laguna de Llancanelo convergen tanto escurrimientos superficiales como subterráneos. • Ríos Grande y Barrancas Los caudales de los ríos Grande y Barrancas, afluentes del río Colorado, forman parte del Convenio Interjurisdiccional por las aguas de la cuenca del río Colorado (COIRCO) a través del cual a la provincia de Mendoza le ha correspondido un caudal de 34 m3/seg a retirar del río Grande. Si bien en su momento la empresa Agua y Energía Eléctrica de la Nación y mas recientemente la provincia de Mendoza han realizado estudios con la finalidad de concretar el trasvase de ese caudal a la cuenca del río Atuel, aún la obra no se concreta y la provincia de Mendoza no hace uso de ese importante caudal de agua que posibilitaría la ampliación de la superficie cultivada en los departamentos de Malargüe, San Rafael y General Alvear. Teniendo en cuenta los caudales medios anuales de los ríos de la provincia de Mendoza, la concreción de la obra de trasvase tendría los efectos de sumar un río más a la realidad hídrica provincial. Detalle de los ríos de la provincia (Figura 4): La calidad de las aguas superficiales Los cursos permanentes de agua en la provincia de Mendoza tienen régimen nival, vale decir que presentan mayores caudales en verano, en concordancia con el aumento de las 22 temperaturas y por lo tanto con la fusión de la nieve y de los glaciares y menores caudales en invierno. Estas variaciones estacionales en los caudales actúan directamente sobre el carácter químico de las aguas de los ríos. En el caso de la salinidad total, ésta es mayor en invierno que en verano. Las características químicas del agua superficial8 se presentan predominantemente cálcica sulfatada y eventualmente cálcica sódica, con pH que varían entre valores de 7,0 a 8,1, mientras que la salinidad varía según la época del año, entre 588 a 1520 µΩ/cm. Esto determina que la aptitud del agua para diferentes usos se clasifiquen (teniendo en cuenta únicamente la conductividad eléctrica del agua) como de peligrosidad salina moderada (C2) a peligrosidad salina mediana (C3) lo que implica ciertas restricciones en cuanto a su uso. Caudales temporarios Existe una densa red de cursos superficiales que sólo conducen agua durante las lluvias. Algunos nacen en las zonas elevadas - áreas de cordillera y cerros - donde la inclinación de las formaciones superan el 1% de pendiente y otros nacen en las zonas de llanuras, donde las pendientes no superan el 1%. En ambos casos la circulación del agua es consecuencia de que la tasa de precipitación supera a la tasa de infiltración. Las características de las formaciones rocosas de las áreas de alimentación y circulación y el caudal de la corriente de agua determina la carga sólida de la misma. En algunos casos los cauces efímeros pierden su caudal por infiltración y evaporación antes de alcanzar un curso de agua permanente y en otros casos estos caudales temporarios pasan a engrosar los caudales permanentes de ríos y arroyos. En las áreas de elevadas pendientes se potencian los procesos de erosión y transporte y en las áreas de baja pendiente tienen preponderancia los procesos de sedimentación. En las zonas de llanura existe una práctica medianamente implementada por los pobladores que consiste en conducir esas corrientes efímeras hacia zonas topográficamente bajas, donde el agua se acumula y es utilizada para bebida de los propios pobladores y los animales. No existe una práctica generalizada de aprovechar las corrientes efímeras en las zonas de cordillera y cerros a través de cierres o tapones en los cursos. Esto puede ser debido a que las obras de este tipo que se han construido han sido erosionadas por el agua de alguna intensa tormenta y se ha perdido el trabajo realizado. Esto podría corregirse con un diseño adecuado del cierre del cauce, que posibilite el desvío de las aguas que excedan la capacidad del vaso, actuando a modo de aliviadero de la obra. Los caudales de los cursos temporarios dependen del área de la cuenca de alimentación, de la intensidad y duración de la precipitación y de las características de los suelos y cobertura vegetal. Cuando el área de alimentación es grande, con suelos de baja o nula permeabilidad, con pendientes mayores al 1% y escasa vegetación, están dadas las condiciones para que las precipitaciones, por pequeñas que sean, induzcan escurrimientos de importancia. Por el contrario si en la superficie de las cuencas de alimentación predominan los suelos con elevada permeabilidad, baja pendiente y elevada cobertura vegetal, tendrá mayor magnitud la infiltración del agua en el subsuelo. Las características químicas de las aguas de esas corrientes temporarias dependen de las rocas que forman la superficie de la cuenca y de los procesos antrópicos que se hayan desarrollado en sus superficies. 23 Agua potable Si bien todo el territorio de la provincia de Mendoza está clasificado como zona árida o semiárida, el volumen de agua potable que consume cada habitante en el principal centro urbano, el Gran Mendoza, no condice con aquella clasificación. Según los registros aportados por la empresa que tiene la concesión de ese servicio9 Obras Sanitarias Mendoza, el consumo en la época estival llega a 450 litros por día y por persona, y en la época de invierno es de 350 litros por persona y por día. Estas cifras están muy por encima de las recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que indica que un consumo normal, para una zona como la del Gran Mendoza es de 250 litros por persona y por día para la época estival. Sin lugar a dudas, este es un aspecto a resolver en el futuro inmediato ya que la población del Gran Mendoza continuará aumentando y las fuentes de agua dulce tienen una disponibilidad acotada. Relación oferta/demanda de agua superficial A modo de aproximación a un balance hídrico de la provincia se puede indicar que el déficit de abastecimiento10 de agua que tienen los derechos en uso en la provincia es de 380 hm3. Esta cifra surge de confrontar la demanda total de agua para todos los usos con los derrames medios posibles de distribuir. El oasis irrigado que tiene el mayor déficit es el del norte de la provincia, en donde los caudales superficiales son complementados con volúmenes muy importantes de agua subterránea. La extracción anual de agua subterránea en este oasis es de aproximadamente 350 hm3 y se realiza principalmente en los períodos de primavera y verano. Vale como ejemplo lo ocurrido en el año 1971, de intensa sequía, en donde el reservorio subterráneo Norte aportó 900 hm3 de agua dulce. Al considerar como déficit lo que aporta el sistema subterráneo pone de manifiesto que el uso conjunto de recursos hídricos superficiales y subterráneos no se considera como esquema básico de aprovechamiento, situación que se señala como errónea ya que el recurso hídrico es uno solo, sin importar que se encuentre en superficie o en el subsuelo. Según datos publicados en medios de comunicación de la provincia de Mendoza11, la eficiencia global en el uso del agua para riego, en el oasis Norte, está en el orden del 35%, cifra que por si misma indica que los sistemas de distribución y de uso del agua en las propiedades deben ser estudiados y mejorados. Reuso de aguas superficiales Los efluentes cloacales e industriales que se generan en los oasis irrigados, si son tratados convenientemente, se convierten en una fuente de agua superficial para el riego de cultivos restringidos especiales. De esta forma se están solucionando dos problemas al mismo tiempo, por un lado los efluentes en sí mismo, que si no son tratados convenientemente y reusados en irrigación, se convierten en una fuente permanente de contaminación de cauces superficiales o de reservorios subterráneos, por otro lado al permitir el reuso de esos efluentes se está proveyendo de agua para los cultivos seleccionados. Esta práctica12 se desarrolla en la provincia de Mendoza y gracias a ella se dispone de recurso hídrico para regar 9.039 ha, distribuidas en las cuencas de los ríos Tunuyán Inferior, Tunuyán Superior, Mendoza y Diamante. 24 Reuso de aguas de riego Las aguas de riego, una vez que han sido utilizadas en sus destinos iniciales, pueden producir sobrantes que salen del ámbito de la propiedad. Esta es un agua que no se ha infiltrado y por lo tanto mantiene las características químicas del agua de riego. Otro caso distinto es cuando las aguas de riego se infiltran, colman la capacidad de campo de los terrenos y producen un flujo de aguas subterráneas correspondiente al nivel freático. Si este nivel freático está a poca profundidad produce los consabidos problemas de salinización de la superficie de los terrenos –salitre- y el ahogo de las plantas. El remedio para esta situación es construir redes de drenaje para bajar ese nivel freático y producir a su vez la evacuación de esas aguas fuera de los límites de las áreas cultivadas. Estos drenajes por lo general tienen una salinidad elevada, compatible con las sales que han incorporado en su recorrido por el subsuelo. Ambas situaciones pueden llegar a sumar sus efectos dando por resultado un caudal de agua que puede ser reutilizado en la agricultura, siempre y cuando los cultivos acepten la salinidad del agua resultante. En el caso del oasis Norte de la provincia se ha estimado que los caudales correspondientes a colectores y drenajes13 que salen del área cultivada son del orden de los 45,68 hm3 al año. Esta agua escurre hacia el confín de la cuenca y vierte al sistema lagunar del río Mendoza. Agua subterránea En la provincia de Mendoza las investigaciones del agua subterránea comienzan ordenadamente a fines de la década del 60’, a través del “Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo” y de la participación de un grupo de profesionales argentinos que actuaron como contraparte en cada una de las disciplinas de trabajo. A partir de allí los estudios realizados por organismos nacionales y provinciales han puesto de manifiesto la existencia de un gran volumen de agua dulce almacenado en los terrenos permeables del subsuelo en forma de agua subterránea. Esta agua subterránea se extrae para cubrir los déficit de agua superficial en los años de sequía en los oasis irrigados y constituye la única fuente de abastecimiento de agua en las zonas de desierto. A través de estudios geológicos e hidrogeológicos se han logrado identificar los grandes reservorios de agua subterránea, calculando las áreas que abarcan, como así también conocer los espesores saturados y los coeficientes de almacenamiento. Todo esto ha permitido calcular los volúmenes de agua almacenados en las formaciones permeables correspondientes a los grandes embalses subterráneos de la provincia14, que ocupan el 49,31% de su territorio. Se ha calculado que el volumen total de agua almacenada es del orden de los 701.000 hm3. A los fines prácticos, compatibles con su extracción para irrigación y bebida, ese volumen se reduce a 21.323 hm3, considerando este último valor como el representativo del volumen de agua subterránea almacenado en el subsuelo que se puede extraer fácilmente, a través de sencillas obras de captación. El reservorio que tiene la mayor explotación es el que corresponde al embalse subterráneo Norte, siendo posiblemente ésta la razón por la cual es el más estudiado. Tanto los niveles estáticos del agua subterránea como la calidad química del agua son monitoreados, en general, dos veces al año, lo que ha permitido obtener registros de las variaciones que han experimentado ambos parámetros a través del tiempo. Esas mediciones comienzan a fines de la década del 60´ y con algunas interrupciones se continúan aún en el presente. 25 En este embalse subterráneo Norte, en las zonas de acuíferos semiconfinados y confinados, se han logrado identificar tres niveles principales de extracción de agua subterránea, en correspondencia con tres niveles del subsuelo donde se ubican los paquetes sedimentarios más permeables. La profundidad de estos tres niveles cambia dentro de la cuenca en correspondencia con los cambios debidos a los procesos que los han generado. Los niveles identificados en general se ubican, el primero entre 60 y 120 m de profundidad, el segundo entre 150 y 200 m de profundidad y el tercero entre 240 y 350 m. Existe un permanente cambio de pozos que explotan los niveles primero y segundo por otros que pasan a explotar el tercer nivel, ya que existe una continua salinización de los primeros niveles por fallas en los pozos debidas a roturas de las cañerías de aislación o deficientes cementaciones entre acuíferos de muy distintas calidades de agua. Como es dable esperar los pozos son más costosos a medida que son más profundos, por lo que los usuarios sólo profundizan sus explotaciones a medida que la calidad de las aguas que extraen de los niveles primero y segundo se hacen inapropiadas para los usos requeridos. Se van abandonando los niveles primero y segundo para pasar a explotar el tercero. Esta situación hace que se pierdan grandes volúmenes de agua subterránea dulce. En el resto de los embalses subterráneos de la provincia, que presentan condiciones hidrogeológicas similares al embalse Norte, pero que son mucho menos explotados, no se han definido distintos niveles de extracción del agua subterránea. Reservas totales y económicamente explotables de agua subterránea en la provincia de Mendoza (figura 5) En los oasis bajo riego artificial los pozos para extraer agua subterránea en general son construidos con máquinas de perforar y se encuentran entubados con cañerías de acero y filtros estratégicamente ubicados y extraen caudales entre 50 y 300 m3/h, a profundidades que van de los 80 a 300 m. En las llanuras desérticas se explota agua subterránea mediante pozos balde o pozos indios construidos con técnicas ancestrales y los caudales extraídos son muy pequeños, del orden de 0,2 a 3 m3/día, a profundidades que van de 10 a 20 m. Se advierte la importancia que tiene la reserva de agua dulce, almacenada en los acuíferos subterráneos, al compararla con la capacidad total de almacenamiento de agua de los embalses superficiales (Nihüil, Valle Grande, Agua del Toro, Los Reyunos, Carrizal, Potrerillos) que es sólo de 1.800 hm3. Existen varias causas por las que se pierde agua subterránea dulce, dos de ellas son muy importantes, se pueden remediar, y demandan urgente solución. La primera se refiere a que una proporción cercana al 35% de los pozos que explotan agua subterránea se encuentran fuera de servicio debido a distintas causas, entre las que se destaca su abandono por salinización del agua que producen. Esa salinización proviene de la comunicación que se ha establecido entre los distintos acuíferos debido a fallas en la construcción de los pozos o por roturas por corrosión de sus cañerías de aislación. La comunicación puede ser por dentro de las cañerías (roturas por corrosión) o por los espacios anulares (inexistencia o fallas en las cementaciones de aislación). Lo más lamentable es que esa comunicación produce un flujo continuo de agua subterránea entre los distintos acuíferos, que tienen distintos potenciales hidráulicos, se encuentren o no los pozos en producción. Si no están en producción la dirección del flujo de agua será desde los acuíferos más profundos hacia los más superficiales. Por el contrario, si los pozos están bombeando, vale decir extrayendo agua del subsuelo, la dirección es desde los acuíferos no explotados hacia el que está siendo explotado. Lógicamente, las diferencias entre los potenciales hidráulicos se incrementan al bombearse los pozos, siendo por esta causa aún mayores los volúmenes de agua que se transfieren entre los distintos acuíferos. 26 Debido a esa comunicación se están salinizando paulatinamente acuíferos de agua dulce, que hasta hace poco tiempo se explotaban para irrigar cultivos y para provisión de agua potable. Esta circunstancia está produciendo una pérdida de fuentes de agua dulce que no podrán disponerse en el futuro, salvo que se tomen urgentes medidas para reducir al mínimo posible el número de pozos en producción y se controle que los mismos estén bien construidos y no permitan la comunicación entre distintos niveles acuíferos. La segunda causa se refiere a la falta de coordinación en las explotaciones de los embalses superficiales y los subterráneos. En el año 1971, de intensa sequía, el reservorio subterráneo Norte aportó 900 hm3 de agua dulce, que sirvieron para suplementar los escasos derrames de los ríos Mendoza y Tunuyán inferior. En un año de condiciones climáticas medias este reservorio aporta un volumen promedio de 350 hm3 de agua, que se utiliza para irrigar los cultivos, uso industrial y provisión de agua potable. Todos los embalses subterráneos están relacionados naturalmente con cursos de agua sobre los que existen embalses superficiales. Esta relación es la que permite proyectar su operación coordinada, con el fin de aprovechar al máximo sus posibilidades de regulación, para guardar agua en los años hidrológicamente ricos y explotarla en forma conjunta y planificada en los años de sequía. Ambas circunstancias, la comunicación entre acuíferos y la falta de coordinación en la explotación de los embalses, redundan en una pérdida de agua dulce que debe ser remediada lo más pronto posible. La Gestión El Departamento General de Irrigación La gestión de los recursos hídricos en Mendoza15 se encuentra muy dispersa, si bien es el Departamento General de Irrigación (DGI) el administrador mayorista de los recursos hídricos y generador de la política hídrica en la Provincia, en la realidad su responsabilidad se encuentra muy dispersa debido a la cantidad de organismos que superponen sus funciones. Es así que en temas ambientales existe la Subsecretaría de Medio Ambiente en el Ministerio de Ambiente y Obras Públicas que tiene competencias en temas vinculados con el agua, de igual forma los Municipios tienen oficinas en los que se controla el ambiente y la calidad del agua, además existe otro ente oficial denominado Ente Provincial del Agua y del Saneamiento (EPAS) que también incursiona en la calidad. Esta situación le reduce competencias al DGI y esto se pone en evidencias en la falta de una política ambiental coordinada que se implemente a nivel provincial y que ponga orden en los vicios de la oferta, demanda y contaminación del recurso hídrico. Esta situación se produce debido a que la provincia de Mendoza posee una ley de aguas del año 1884 que fue una copia de la ley de aguas de España del año 1879. Lamentablemente hasta el presente no hubo en esta ley, tal como sucedió en España, una debida actualización lo que ha provocado una verdadera anarquía en la administración del recurso. Mendoza en la actualidad posee una ley para una sociedad colonial agrícola en un momento en que la sociedad es más compleja y con una organización urbano-industrialagrícola que no existía en la época que se sancionó la Ley de Aguas. Esta situación ha traído como consecuencia la imposibilidad de mantener la calidad del agua dentro de las pautas modernas y por ello se están produciendo fuertes impactos que a la larga traerán como consecuencia la disminución del volumen de agua a disposición de los habitantes locales y una fuerte disminución de las posibilidades de desarrollo económico en la región. 27 Indicadores sugeridos: a) Para la caracterización de las cuencas Densidad de corrientes = n° de cauces permanentes y no permanentes/área Densidad de drenaje = longitud de los cauces perm y no permanentes/área Pendiente cauce principal = Dif altura puntos extremos/long del cauce Tiempo en que circula agua por el cauce: perennes, efímeros o intermitentes Por su posición topográfica o edad geológica: montaña (juveniles), transición (maduros), planicie (viejos) b) Para la caracterización de los cuerpos de agua Aguas en movimiento Aguas estancadas c) Para la caracterización de la cantidad de agua disponible Existencia de redes de minitoreo en operación Variaciones en el balance hídrico superficial Variaciones en el balance hídrico subterráneo Variaciones en los cuerpos de agua (lagos, lagunas, embalses, humedales) d) Para la caracterización de la calidad de las aguas Existencia de redes de minitoreo en operación Variaciones en la salinidad (conductividad eléctrica, µΩ/cm) Contaminación: inorgánica u orgánica, natural o antrópica e) Para la caracterización del uso y administración del agua Río – Embalse regulador Río – Embalse derivador para riego Río – Área asociada cultivada Río – Agua potable Río – Uso industrial Río – Recarga embalse subterráneo asociado Río – Embalse subterráneo – Uso conjunto Río – Administración Río – Manejo por cuenca f) Para la caracterización del uso del agua en los oasis irrigados Agua potable Consumo medio por habitante Políticas para aumento de eficiencias Tratamiento de efluentes Agua para uso industrial Volúmenes disponibles por actividad industrial Circuito cerrado o abierto Tratamiento de efluentes Agua para riego Sistemas de riego Riego a manto Riego por goteo Riego presurizado Políticas para el aumento de las eficiencias Reuso de sobrantes Si Si Si Si Si Si Si Si Si g) Para la caracterización del uso del agua fuera de los oasis irrigados Sistemas de captación pozos balde 28 No No No No No No No No No ramblones represas Destino del agua Tratamientos de potabilización h) Tecnologías Alternativas Cámaras porosas Captación de aguas de lluvia Captación del rocío por condensadores Perlas para forestación con riego inicial Diques en subálveos Las seguridades vs. las inseguridades El agua es un recurso que debe ser preservado en todo el planeta. Esta afirmación toma marcada significación en el caso de las tierras secas, en donde el agua es un recurso estratégico que debe ser manejado con equidad social. Una de las misiones más importantes del Estado es la de planificar, con visión a futuro, el desarrollo del territorio, para lo cual –y en el caso de las tierras secas es imprescindiblese debe planificar el uso del agua. Esta debe ser la gran política que desvele a los dirigentes, para lograr brindar seguridad a los pobladores y conseguir el desarrollo económico de la sociedad. Tal como lo señala el Dr. César Magnani en uno de sus escritos, citando un concepto del filósofo inglés Bertrand Russell “Un país carente de políticas, se asemeja a un hombre que camina mirándose los pies, sabe quizás donde pisa, pero no hacia donde se dirige...”. Las políticas en materia de recursos hídricos deben señalar caminos posibles de transitar, con el objeto de lograr una mejor calidad de vida de todos sus habitantes, basadas en las seguridades que ofrece la naturaleza y en la inteligencia de sus habitantes. Como es sabido, las precipitaciones en las tierras secas son escasas, altamente variables en el tiempo y el espacio y no alcanzan para sustentar las actividades de sus pobladores, situación que se advierte fácilmente en el caso de la agricultura. Vale decir que las precipitaciones no ofrecen las seguridades imprescindibles para el desarrollo de las actividades humanas. Es por eso que el hombre ideó técnicas para el aprovechamiento del agua de sus ríos, sabiendo de antemano que los caudales de esos ríos también eran escasos y variables. Si se aceptan como razonables los cómputos efectuados sobre la existencia de agua en el planeta16, que señalan que del total de agua sólo el 3% corresponde a agua dulce y de ese porcentaje el 1% corresponde a agua dulce superficial de fácil acceso, mientras que las existencias de agua subterránea son del 20%, se comprende por qué el agua subterránea ofrece las seguridades que no brindan otras fuentes. En el caso de la provincia de Mendoza se ha indicado que los grandes reservorios subterráneos cubren el 49,31% de su superficie y almacenan un volumen de 701.000 hm3 de agua dulce. Todo esto frente a caudales muy variables y pequeños de sus ríos, a una capacidad de todos los embalses superficiales de tan sólo 1.800 hm3 y a valores de precipitación muy por debajo de los necesarios para el desarrollo de cultivos de alto valor. Esto está indicando que el agua subterránea es y será la fuente segura para el abastecimiento de agua para usos urbanos, industriales, ganaderos, mineros, agrícolas y de recreación, sin pensar que ésta sola fuente pueda sustentar todos esos usos, pero sí está 29 indicando que explotada en conjunto con los recursos superficiales brinda la seguridad necesaria que necesitan los distintos aprovechamientos. REFERENCIAS CIA, 2002. The World Factbook. En : www.cia.gov/cia/publications/factbook/index.html Chambuleyron, J., 2001. Plan Estratégico de Mendoza 2010. Oferta Hídrica. Departamento General de Irrigación de la Provincia de Mendoza, 2002. Reuso Agrícola de Efluentes Cloacales e Industriales. Departamento General de Irrigación de la Provincia de Mendoza. Obras y Proyectos, 1997 – 2001. Infraestructura Hidráulica Básica Le Huerou, H.N. 1989, Classification écoclimatique des zones aride (s.l.) de L´Afrique du Nord. Ecología Mediterránea,. XV (3/4): 95-144 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 1971. Investigación de las Aguas Subterráneas en el Noroeste Argentino. Estudio preliminar de las aguas subterráneas de la cuenca inferior del río Mendoza. Informe Técnico N° 4. Preparado para el Gobierno de la Argentina por las Naciones Unidas. Nueva York. 167 pp. más ilustraciones. Roig, F. A., González Loyarte, M. M., Abraham, E. M., Méndez, E., Roig, V. G. y Martínez Carretero, E. 1991. World Atlas of Desertification. United Nations Environmental Programe. UNEP, pp. 50-53. Servicio Geológico de Obras Públicas, 1983. Utilización conjunta de aguas superficiales y subterráneas (Andrés Sauquillo Herráiz, Director). Universidad Politécnica de Valencia. España. Torres, E. y J. Zambrano, 2000. Hidrogeología de la provincia de Mendoza. En: Argentina: Recursos y Problemas Ambientales de la Zona Arida. 1º Parte: Pcias. de Mendoza, San Juan y La Rioja Tomo I: Caracterización Ambiental (E. M. Abraham y F. Rodríguez Martínez, Ed.), GTZ, IDR (Univ. Granada), IADIZA, SDSyPA. Bs.As., pp. 49-58. Torres, E., A. Alvarez y L. Torres, 1992. Evaluación del recuso hídrico del sistema lagunar del río Mendoza. Lavalle. Consejo de Investigaciones de la UNC. UNEP, 1990. The Assessment of Global Desertification: Status and Methodology. Nairobi, 1517 feb., 61p. UNESCO, 1997. Research Guide to the Arid Lands of the World. En: www.unesco.org.uy Notas 1 2 3 4 Superficie de todos los países de Iberoamérica: Sur América, Centro América, Islas del Caribe y México Fuente: Torres, Eduardo(2003) Cálculo elaborado en base a datos de: Research Guide to the Arid Lands of the World.UNESCO(1997);CIA-The World Factbook 2002. UNEP, 1990. The Assessment of Global Desertification: Status and Methodology. Nairobi, 15-17 feb., 61p. Le Huerou, H.N. Classification écoclimatique des zones aride (s.l.) de L´Afrique du Nord. Ecología Mediterránea,XV (3/4): 95-144 30 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 World Atlas of Desertificatión. United Nations Environmental Programe. 1992. Pag 50 Argentine Bioclimatic Zones y Aridit zones in Mendoza (index P/PET) Fuente: Departamento General de Irrigación. Año 2002 Argentina: Recursos y Problemas Ambientales de la Zona Arida. TomoI. pag. 56. Hidrogeología. E Torres,Zambrano J. 2000 Plan Estratégico de Mendoza 2010.Oferta Hídrica. Chambouleirón J. 2001 Diario Los Andes, 23/03/2003 Plan Estratégico de Mendoza 2010.Oferta Hídrica. Chambouleirón J. 2001 Diario Los Andes, 23/03/2003 Departamento General de Irrigación de la Provincia de Mendoza. Reuso Agrícola de Efluentes Cloacales e Industriales. 2002 Evaluación del recuso hídrico del sistema lagunar del río Mendoza. Lavalle. E Torres, Alvarez A, Torres M L.CIUNC.1992 Argentina, recursos y problemas ambientales de la zona árida. Tomo I. Hidrogeología. Torres, E; J. Zambrano 2000 Plan Estratégico de Mendoza 2010.Oferta Hídrica. Chambouleirón J. 2001 Atlas of the environment 1990 FIGURAS Figura 1. Tierras secas de Argentina Fuente: Roig, Aaaf.., González Loyarte, M. M., Abraham, E. M., Méndez, E., Roig, V. G. Y Martínez Carretero, E. 1991. 31 Figura 2: Zonas de aridez en Mendoza (índice de aridez = precipitación / evapotranspiración potencial) Fuente: Roig, F. A., Gonzalez, L., Abraham, E. M., Mendez, E., Roig, V. G. y Martinez E., C. (1991) Figura 3. Oasis artificiales bajo riego. Fuente: LaDyOT, 2003 32 Figura 4: Detalle de los ríos de la provincia Río y estación de aforo Derrame anual (hm3) Módulo (m3/seg) Mendoza en Cacheuta 1.601,19 50,77 Tunuyán Superior en Valle de Uco 542,00 17,19 Tunuyán Inferior en Carrizal 1.065 33,77 Diamante en La Jaula 1.183,83 37,54 Atuel en La Angostura 1.090,59 34,58 Malargüe en La Barda 260,07 8,25 Subtotal 5.742,68 182,10 Grande en La Gotera 3.344,37 106,05 Barrancas en Puente Barrancas 1.103 35,0 Fuente: División Hidrología, Departamento General de Irrigación. Estadísticas Hidrológicas 1994, Secretaría de Energía de la Nación Figura 5: Reservas totales y económicamente explotables de agua subterránea en la provincia de Mendoza Cuenca Superficie (km2) Yalguaraz Uspallata Valle medio río Tunuyán Malargüe Río Colorado Región ríos Mendoza-Tunuyán Región ríos Tunuyán-Diamante Región ríos Diamante-Atuel Región Sur TOTALES 150 180 3.200 7.000 1.750 22.800 16.800 13.500 9.000 74.380 Espesor saturado (m) 50 200 100 100 100 100 100 100 25 33 Coefic. Almacenamiento 0,10 0,10 0,15 0,10 0,01 0,10 0,10 0,10 0,10 Reservas Totales (hm3) 750 1.000 96.000 70.000 1.750 228.000 168.000 135.000 500 701.000 Económ. Explotables (hm3) 45 60 4.800 2.100 18 6.480 3.360 4.050 50 21.323 34 RELACIÓN ENTRE LAS ACTIVIDADES AGROPECUARIAS Y LA ESCASEZ DE AGUA EN LA PROVINCIA DE SANTIAGO DEL ESTERO (ARGENTINA) Carlos Moscuzza; Alejo Pérez Carrera; Juana Garaicoechea y Alicia Fernández Cirelli Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua. Facultad de Ciencias Veterinarias. Universidad de Buenos Aires. Av Chorroarín 280 (C1427CWO). TE: 54-11-4524-8484. e-mail: ceta@fvet.uba.ar Resumen La provincia de Santiago del Estero, ubicada en la región noroeste de la República Argentina, presenta gran variabilidad climática, siendo el área centro - oeste de características semiáridas, mientras que la zona oriental puede considerarse subhúmeda. El promedio anual de precipitaciones es de 575 mm, pero la marcada estacionalidad de las lluvias durante el período estival, condiciona el aprovechamiento del agua para los distintos usos. En la región, la silvicultura, la ganadería y la agricultura son las actividades productivas más importantes. Estas actividades se han desarrollado utilizando los recursos naturales en forma no sustentable produciendo un gran impacto ambiental y social reflejado en el abandono de las zonas degradadas y en los procesos migratorios que se dan en la provincia. En este trabajo se han identificado las zonas de la provincia con mayor deterioro ambiental, vinculando las actividades productivas con el ciclo hidrológico debido a que la escasez de agua condiciona el desarrollo de estas actividades, pero a su vez, las prácticas productivas no sustentables inciden negativamente en la disponibilidad del recurso hídrico. Palabras clave: escasez de agua, Santiago del Estero, silvicultura, agricultura, ganadería, prácticas no sustentables, demografía. Summary Santiago del Estero province, located in the northwest region of Argentine, presents great climatic variability with semi-arid characteristics in the center-west area, and sub humid characteristics in the eastern zone. Mean annual precipitation averages 575 mm, but seasonal rains during summer, condition the utilization of this resource. In the region, forestry, livestock and agriculture are the most important productive activities that have been developed using natural resources in a no sustainable way with great environmental and social impact. In this work, the areas of the province with greater environmental impact have been identified, relating the productive activities with the hydrological cycle. Water scarcity conditions the development of productive activities and, nonsustainable productive practices also affect the availability of the hydric resource. Key words: water scarcity, Santiago del Estero, forestry, agriculture, livestock, no sustainable practices, demography. 35 Introducción Las zonas áridas y semiáridas representan el 75% del territorio de la República Argentina. En ellas habitan 9 millones de personas, que representan el 30% de la población total. Estas zonas son la Puna, la Prepuna, el Chaco, el centro - oeste y la Patagonia. Cada una de ellas presenta características productivas distintivas, pero la ganadería es, en general, la actividad económica predominante. Los sistemas productivos están organizados en minifundios y en latifundios, dependiendo de la región. En las regiones del Chaco y del centro - oeste la agricultura es la actividad más importante, por lo que en muchos casos, con el objetivo de aumentar la productividad de las tierras, se han aplicado técnicas inadecuadas de riego. Estas técnicas generaron problemas de salinización y sodificación de suelos en el 40% de la superficie (584.049 ha) (INTA, 1992). En la Patagonia, las pérdidas y deterioro del suelo se deben prácticamente a la introducción del ganado ovino y al sobrepastoreo. La provincia de Santiago del Estero está situada en la región chaqueña. En ella, la variabilidad climática y las actividades agropecuarias y forestales no sustentables han intensificado los procesos de degradación ambiental y la desertificación, con reducción o pérdida de la productividad del suelo, con un importante impacto negativo sobre el desarrollo económico y social, altamente condicionado por la cantidad, calidad y distribución de sus recursos naturales. Esta provincia ha sido ubicada, de acuerdo a su situación socioeconómica, en el puesto número 21 sobre un total de 24 jurisdicciones de nuestro país; sólo las provincias de Formosa, Catamarca y Jujuy se encuentran por debajo según los índices considerados (López Murphy y Moskovitz). La Convención Internacional de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía (UN CCD) define la desertificación como “la degradación de las tierras en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas”. Los procesos de desertificación son complejos, sus principales causas son la deforestación, el sobrepastoreo y las prácticas inadecuadas de cultivo (CCD/PNUMA, 1995). El sobrepastoreo y la deforestación destruyen la vegetación protectora del suelo en las regiones áridas y semiáridas, favoreciendo la erosión hídrica y eólica y disminuyendo la fertilidad por pérdida de los estratos superiores. Las prácticas agrícolas no sustentables eliminan los nutrientes del suelo, salinizándolo, desecándolo, compactándolo o sellando su superficie y provocando la acumulación de sustancias tóxicas. Estas diversas formas de degradación ecológica y perturbación socio económica derivan de una combinación de: las condiciones climáticas adversas, en particular las graves sequías recurrentes, la inherente fragilidad ecológica del sistema de recursos de las tierras secas y la explotación humana, que sobrecarga la capacidad natural del ecosistema, y que propicia el descuido y abandono de la tierra y la migración de los pobladores. La deforestación, el sobrepastoreo y las prácticas inadecuadas de cultivo son también causas que producen la mayor alteración del ciclo hidrológico, a través de la disminución de los caudales disponibles y el deterioro de la calidad del agua. En las tierras secas, por su vulnerabilidad, y por lo imprescindible del agua como factor de desarrollo y calidad de vida, la relación oferta - demanda debe ser cuidadosamente analizada. La conservación y el manejo del agua están relacionados con la eficiencia en su uso y el deterioro de su calidad, incide en su disponibilidad. La sobreexplotación del recurso, allí donde es escaso, generalmente destinado a actividades agropecuarias, provoca la salinización de suelos con pérdidas de la productividad y trae como consecuencia el éxodo rural. Por eso es importante la evaluación de los condicionantes naturales y la presión antrópica, valorando la recuperación de los conocimientos tradicionales, generando o adaptando tecnologías adecuadas y priorizando la participación de la población en el manejo del recurso (Fernández Cirelli y Abraham, 2002). 36 En Santiago del Estero, la evaluación estratégica de los principales impactos ambientales y socioeconómicos es de vital importancia para la preservación del medio y el desarrollo de la provincia. Una herramienta eficaz es el uso de indicadores que permitan una completa descripción de los principales problemas ambientales imperantes, identificando su relevancia, para el desarrollo de futuras acciones correctivas y mitigadoras. Es necesario para ello conocer el diagnóstico de la situación y la disponibilidad de información. La silvicultura, la agricultura y la ganadería, son las principales actividades productivas de la provincia. En este trabajo se ha relevado la información existente para identificar las zonas de mayor deterioro ambiental y las actividades humanas que alteran en mayor medida el equilibrio natural de los ecosistemas y el ciclo hidrológico. La escasez de agua condiciona el desarrollo de las actividades agropecuarias pero, a su vez, las prácticas inadecuadas de manejo inciden negativamente en la disponibilidad del recurso. La provincia de Santiago del Estero Santiago del Estero posee una superficie de 145.690 km2, siendo la décima provincia en extensión de la República Argentina. Se encuentra ubicada entre los 25º 35´ y los 30º 41´ de latitud sur y entre los 61º 34´ y los 65º 34´ de longitud oeste -(Figura 1). Limita al norte con las provincias de Salta y Chaco, al este, con Santa Fe y Chaco, al sur, con la provincia de Córdoba; y al oeste, con Tucumán y Catamarca. Está dividida administrativamente en 27 departamentos (Figura 1). Características físicas El clima de Santiago del Estero es cálido y corresponde con el de las regiones subtropicales, por estar situada entre las isotermas de 20º C y 22º C. La influencia alternativa del clima de regiones circundantes (Selva Tucumano-Boliviana, Monte Occidental, Llanura Pampeana y Selva Misionera) provocan en el área centro-oeste de la provincia gran variabilidad climática, con una característica predominante de semiaridez, basándose en el balance hidrológico. Sin embargo, el clima de la parte oriental de la provincia puede considerarse de tipo subhúmedo. Se distingue una estación lluviosa, de octubre a marzo, con altas temperaturas (media entre 26º C y 28º C), y otra seca, desde abril a septiembre, con temperaturas menores (media entre 15º C y 20º C). La temperatura media anual provincial es de 21,5º C, con máximas de hasta 45º C (enero) y mínimas de -5º C (julio). La diferencia entre la máxima y la mínima diaria oscila entre 5º C y 15º C. Las precipitaciones en la provincia de Santiago del Estero disminuyen en sentido este a oeste, con un promedio anual de 575 mm. Sin embargo, aproximadamente un 85% del total anual se concentra en el período estival, con 30 días de lluvia, con una media estival de 380 mm. Los vientos dominantes en la provincia son los del norte, en verano y del sur, que representan casi la totalidad de los vientos reinantes, en invierno. Los más beneficiosos son los del sur, porque provocan lluvias del tipo frontal (Bolleta, et al, 1989). Su territorio es una planicie que presenta una pequeña inclinación en dirección noroeste-sureste, interrumpida por los ríos que corren en sentido diagonal y por elevaciones ubicadas en la zona sur, oeste y noroeste; donde se registran las mayores altitudes provinciales, que no superan los 300 m de altura (sierras de Guasayán, Sumampa y Ambargasta). 37 Los tipos, características y propiedades de los principales grupos de suelos de la provincia, permiten ubicarla, considerando el factor relieve, dentro del sistema de sierras y planicies. Los suelos de la parte oriental de la planicie santiagueña, originados a partir de materiales loésicos y aluviales, presentan moderado desarrollo, con horizontes orgánicos relativamente espesos. Dentro de los sistemas fluviales de los Ríos Salado y Dulce se observa una gama de suelos que va desde minerales hasta hidromórficos. En el sudoeste de la provincia, zona de salinas, los suelos salitrosos no permiten el crecimiento y el desarrollo de ningún tipo de vegetación. Hacia el oeste, con la disminución de las precipitaciones, los suelos presentan menor desarrollo, con muy bajos tenores de materia orgánica. Las planicies occidentales son definidamente áridas (Moscatelli, 1990). Los ríos de Santiago del Estero presentan una gran variabilidad tanto en su caudal como en las posibilidades de aprovechamiento. Los más importantes son: Dulce, Salado, Horcones, Urueña, y Albigasta (Figura 6). Características socioeconómicas La provincia cuenta con una población de 806.347 habitantes (INDEC, 2001). Los departamentos de Río Hondo, Capital y La Banda, agrupan la mitad de la población de la provincia (Figura 2). La distribución de la población por sexo y edades permite apreciar que, en las edades activas (entre los 20 y 45 años), es donde más se advierten los efectos de las migraciones. La población de la provincia es joven, dado que el 44% de la misma tiene menos de 14 años. Pero la interpretación correcta de este hecho debe tener en cuenta no solamente la existencia de una natalidad alta, sino también la disminución relativa de los restantes grupos de edades por factores migratorios. Sólo un 43,3% de la población es urbana, distribuida en 17 centros, lo que constituye un bajo porcentaje en relación al nacional (89,3%; INDEC, 2001). La población rural, presenta un alto índice de dispersión en la mayor parte del territorio de la provincia, habitando pequeños núcleos, que en su mayoría oscilan entre los 300 y 1.000 habitantes. Silvicultura La provincia de Santiago del Estero es apta para la actividad forestal, con dos tipos de bosques productivos: maderables, proveedores de madera para carpintería; y combustibles, que proveen leña y carbón vegetal. Las especies más explotadas son: quebracho colorado (Schinopsis lorentzii) y quebracho blanco (Aspidosperma quebracho blanco). Además, se extraen especies de menor valor como el algarrobo (Phaseolus vulgaris), el mistol (Ziziphus mistol Griseb) y el chañar (Geoffroea decorticans). El rendimiento que alcanza este monte, en las zonas de mayor superficie de bosque virgen y semivirgen, considerando un rodal de 500 ha, con 100 ha de obras, es de 7 m3/ha, para las especies de quebracho colorado y quebracho blanco. Para el resto de las especies, el rendimiento oscila entre 18 y 20 m3/ha. La provincia posee sólo 3.000 ha de bosques implantados (salicáceas, eucaliptos y paraíso). Sin embargo, existen superficies potenciales con aptitud forestal en áreas de riego 38 y de secano, en las que se pueden realizar plantaciones en cortinas o macizos, con especies de elevado valor económico, ya sea de madera dura o blanda. Agricultura Con excepción de las áreas de salinas, el suelo de la provincia de Santiago del Estero es relativamente fértil y apto para diferentes tipos de cultivos, que se desarrollan en sistemas agrícolas bajo riego y de secano. La tendencia general de la agricultura provincial indica una recuperación del sector que tiene su origen en la ampliación de la superficie sembrada (principalmente) y en la tecnificación incorporada en algunos rubros. Las zonas de agricultura bajo riego son: A) El Sistema del Río Dulce: abarca aproximadamente 290.000 ha, comprendidas en los departamentos de La Banda, Robles, Silípica, Sarmiento y Loreto (Figura 1). La base productiva está compuesta por cultivos frutihortícolas, de gran importancia dentro del país. Los principales son: melón, cebolla, batata, sandía, tomate, zapallo, lechuga, y con menor relevancia, algodón, alfalfa, trigo, maíz, sorgo y pasturas. Desde el punto de vista agrícola, la región es económicamente activa, pero no puede extender su superficie cultivada ya que la cantidad de agua utilizada para riego es limitada. La unidad económica está determinada en 25 ha. B) Zona de Riego del Río Salado: en esta área (Departamentos Figueroa, Avellaneda y Taboada) (Figura 1) se explota una superficie que alcanza las 19.000 ha y la cantidad de agua disponible permite asegurar el desarrollo de cultivos como algodón, alfalfa y maíz. C) Zona de Riego del Río Horcones y Urueña: los ríos del área (Departamento Pellegrini) (Figura 1) se caracterizan por ser estacionarios, esto quiere decir que sólo tienen caudales aprovechables en períodos cortos, que la mayoría de las veces, favorecen a los cultivos estivales. Los principales cultivos de esta zona son el poroto y el garbanzo; en la actualidad se observa un importante aumento en el cultivo de soja. La superficie en explotación bajo riego se calcula en unas 4.000 ha. D) Subzona de riego con aguas surgentes (120 - 450 m de profundidad): abarca parte de los Departamentos de Pellegrini, Jiménez, La Banda y Río Hondo (Figura 1). Las unidades de producción se caracterizan por ocupar más de 100 ha. Los sistemas de irrigación tradicionales fueron las acequias, aunque en la actualidad predominan los equipos de riego por aspersión. Los principales cultivos son: soja, sorgo granífero, girasol, comino y cultivos forrajeros. Las zonas de agricultura de secano comprenden la región sudeste de la provincia (límite con Santa Fe), en los Departamentos de Rivadavia, Taboada y Aguirre, y parte de la zona norte, Departamentos de Alberdi, Moreno e Ibarra (Figura 1). En las zonas con precipitaciones estivales, nos encontramos con sorgo forrajero y granífero, además se cultiva maíz, girasol y cultivos forrajeros. Las zonas que tienen menor precipitación es donde encontramos los cultivos de doble propósito. El sorgo granífero es un buen ejemplo, cuando se encuentra con buenas condiciones climáticas y precipitaciones adecuadas, se cosecha; pero si en cambio las lluvias 39 son escasas o inoportunas, el rendimiento del sorgo es muy bajo y sólo se utiliza como pastura para el ganado. Ganadería Santiago del Estero es la provincia con mayor desarrollo de la ganadería de la Región Noroeste de Argentina, ya que cuenta con el 50% del stock ganadero regional. El desarrollo de esta explotación, determina que sea la región con las mejores posibilidades pecuarias, luego de la Región Pampeana. En el año 2002 el stock bovino ascendía a 1.056.043 cabezas, que representaban el 1,4% del total del país (Censo Nacional Agropecuario). Los departamentos con mayor existencia de vacunos son: Moreno, Copo, Rivadavia, Gral. Taboada, Alberdi y Belgrano, cuya existencia bovina representa el 50% del total de la provincia. La ganadería santiagueña responde a las características de la zona semiárida, con ganado criollo adaptado a las condiciones climáticas, mejorado genéticamente con la introducción de razas europeas (Aberdeen Angus y, en menor medida, Hereford, Shorthon, y Holstein). En los últimos veinte años se incorporaron razas índicas puras y sintéticas, de probada resistencia y capacidad de adaptación (Brahman, Brahford y Brangus). Un problema que a menudo reviste gravedad es el déficit, en cantidad y calidad, de agua para bebida. La época más crítica es el final del invierno y comienzo de la primavera. Los productores ganaderos solucionan este problema con obras de conducción y almacenaje de aguas superficiales y perforaciones para extracción de agua subterránea. En gran parte de la superficie dedicada a la ganadería en zonas de secano, se realiza la explotación de cría y recría sobre campos naturales con monte, llegando hasta un 10% las pasturas cultivadas y rastrojos de cultivo, en los que también se realiza engorde. En zonas de riego, la actividad ganadera que se realiza es la de engorde. En Santiago del Estero la producción lechera se concentra en los Departamentos de Rivadavia y Belgrano por influencia de la cuenca lechera del noroeste de Santa Fe, y en menor medida en la zona de riego del río Dulce cuya producción cubre sólo el 20% del consumo total de las ciudades de Santiago del Estero y La Banda. La ganadería caprina se distribuye en forma uniforme y dispersa en toda la provincia sin una concentración territorial definida. Son sistemas de producción familiares que utilizan el recurso forrajero nativo como fuente de alimentación. Industria En Santiago del Estero predominan las empresas familiares unipersonales, con producción tradicional-artesanal y escaso avance tecnológico. La industria se encuentra localizada en los departamentos Capital y La Banda, en los cuales se radican 530 establecimientos con 4.000 obreros. En el departamento Choya, zona calífera, se asientan otros 105 establecimientos, que ocupan a unas 800 personas. En general, los establecimientos industriales son pequeños, sólo 193 del total, poseen más de cinco personas ocupadas. Los principales rubros son: conservas de hortalizas, algodón hidrófilo, fábricas de mosaicos, hilanderías de algodón, maderas y carpintería de obra, caños y accesorios sanitarios de hormigón. La escasez de agua El agua como recurso natural presenta en Santiago del Estero un panorama variable, a través de los contrastes hidrológicos existentes. Casi toda la provincia presenta condiciones 40 de aridez o semiaridez, aunque dispone de un área de influencia de los ríos Dulce y Salado con abundancia de agua superficial y subterránea que supera los rigores del déficit hídrico. En otras regiones se cuenta únicamente con provisión de agua de lluvia durante cuatro meses al año. Por lo tanto la actividad humana se asocia a los sectores donde el agua es más abundante y está regularmente distribuida. Los recursos hídricos superficiales y subterráneos provienen de las precipitaciones, (78.400 hectómetros3/año; sobre un territorio provincial de 136.351 km2) en las respectivas cuencas de la provincia y de las limítrofes. Las aguas superficiales de los ríos concentrados en la denominada mesopotamia santiagueña, representan unos 5.000 hm3/año. Las aguas subterráneas, están contenidas en acuíferos freáticos y artesianos, con calidades que varían desde aptas a inaptas para todo uso. Los acuíferos de carácter interprovincial, que proceden de Salta y Catamarca, son de particular importancia puesto que son fuente de extracción de los mayores volúmenes de agua de buena calidad para la provincia, ubicados en la zona oeste, ocupan el 17% (23.000 km2) de la superficie provincial (Gastaminza, et al, 1998). La estacionalidad de las lluvias y la evapotranspiración inciden fuertemente en la disponibilidad de agua. La estación seca (junio a octubre) es la época crítica por la carencia de humedad en el suelo debido a la escasez de lluvias, con una máxima pluviométrica de 120 mm y una mínima que oscila alrededor de los 55 mm con un promedio de 78 mm y 8,5 días de lluvia en el período. En la temporada de lluvia, la oferta supera a la demanda, sin embargo, este período es coincidente con el de altas temperaturas lo que favorece la evapotranspiración. Como ejemplo puede observarse que, en los meses de verano, el déficit hídrico es importante en Monte Quemado (Copo) y Frías (Choya), siendo menor en Selva, localidad situada en el Departamento Rivadavia (Figura 3, a, b, c). Se han realizado obras hidráulicas para permitir el aumento de la oferta de agua (embalses, canalizaciones, etc). Los principales embalses de la provincia son: Río Hondo, Desbastadero y Cuchi Paso. Toda obra de ingeniería sobre un río, afecta de alguna forma sus propiedades físicas, químicas y biológicas. Las obras de contención de agua son aprovechadas para la producción de energía hidroeléctrica, consumo humano, regulación del caudal, pesca, riego y recreación. Sin embargo, se generan consecuencias negativas pues la segmentación de un río afecta el libre flujo de sus componentes impidiendo por ejemplo, migraciones de especies a lo largo del mismo. Los canales tienen un efecto de menor envergadura que los grandes diques, pero su impacto ambiental no debe despreciarse. La construcción de diques trae también como consecuencia cambios biológicos: eliminación de especies migratorias al no poder atravesar el dique río arriba; desaparición de especies que aprovechan las planicies de inundación del río; aumento de la densidad de macrófitas debido a la estabilización del flujo; reducción en la diversidad de microhábitats, con la consecuente merma de biodiversidad y crecimiento poblacional de aquellas especies favorecidas por las nuevas condiciones imperantes. La cuenca Salí–Dulce comprende un 74% de la superficie de la provincia de Tucumán y un 3,3% de la provincia de Santiago del Estero. Cuenta con 3 diques importantes: Embalse Celestino Gelsi en Tucumán, Embalse de Río Hondo, entre Tucumán y Santiago del Estero y el Dique Los Quiroga, en las cercanías de la ciudad de Santiago del Estero. Este último inaugurado en 1950, controla un sistema de irrigación de 122.000 ha y el Embalse de Río 41 Hondo, inaugurado en 1967, fue realizado con el propósito de evitar las crecidas estivales y proveer de agua en la época seca al Dique Los Quiroga. El Embalse Río Hondo, constituye una barrera para las especies que necesitan migrar río arriba para desovar (Marcos Mirande, 2001) y debido al aporte de nutrientes de la cuenca de drenaje presenta un alto grado de eutrofización (Gastaminza et al, 1998). La eficiencia global del sistema de riego del Río Dulce se estima en un 36% (Prieto et al, 1994) ya que presenta una salinidad baja a media, atribuible a la aplicación de láminas excesivas de riego y signos de eutrofización evidenciados en la presencia de malezas acuáticas debido al uso de fertilizantes en las áreas agrícolas, mayormente en los canales de riego, debido a su baja velocidad de flujo y a la falta de mantenimiento. En el Río Salado la peligrosidad salina es media a alta y su variabilidad depende de la época del año. Debido a la presencia de sales en el agua de riego, se estarían incorporando al suelo más de 6 ton de sales ha/año en el área del Río Dulce y casi el doble en el Río Salado. La consecuencia de ello es la acumulación del exceso de agua y sales en la napa freática y el revestimiento salino de los suelos. La degradación de ecosistemas por actividades antrópicas La cubierta forestal de los ecosistemas naturales estables actúa como cubierta protectora al interceptar las radiaciones solares y disminuir la velocidad del viento. Cualquier alteración de esta cubierta, altera los parámetros citados y consecuentemente produce variaciones en la humedad relativa, temperatura del aire y del suelo y la evapotranspiración potencial. En el Parque Chaqueño seco, en cuya extensión está comprendida la provincia de Santiago del Estero, el desmonte, la introducción de cultivos de ciclo anual y la actividad ganadera inciden en la degradación de los ecosistemas (Figura 4). Explotación forestal no sustentable A principios del siglo XX, la provincia contaba con un patrimonio forestal de 10.000.000 ha, que se redujeron a 1.700.000 ha como consecuencia de la tala irracional. Tal devastación estuvo vinculada a la expansión del ferrocarril, a causa del gran consumo de maderas duras destinadas a durmientes y postes para alambrados, con aumento en la erosión del suelo y con el consiguiente empobrecimiento de la provincia. Desde principios del siglo pasado la actividad forestal ha sido netamente extractiva, sin dar lugar a la innovación tecnológica y la especialización. En varias regiones, la modalidad depredatoria, basada en la tala de árboles (caso exclusivo del quebracho) sin reposición, ha reducido el valor forestal, sin liberar la tierra para la agricultura. La superficie original, de aproximadamente 10 millones de ha, fue disminuyendo por la expansión agrícola, los incendios forestales y el crecimiento de las áreas urbanas. Esto no fue acompañado por un aumento de la superficie cultivada y se han destruido cerca de un millón de hectáreas, reduciendo el área boscosa casi un 70%. Actualmente, la superficie de bosques productivos y en regeneración, en toda la provincia es de 2.800.000 ha (Mariot, 1998; Guaglianone, 2001). Desde el punto de vista forestal, el bosque es un capital que genera una renta, cuya extracción racional permitiría que el capital se mantenga sin pérdidas en el tiempo. La extracción de una mayor cantidad de madera que la que el crecimiento produce, llevará a su eventual desaparición; para evitarlo, la superficie forestal debe ser lo suficientemente grande como para cubrir las necesidades de la industria sin afectar la masa boscosa. La instalación de industrias locales que aumenten el valor agregado del producto permitirá alcanzar la rentabilidad deseada con un consumo menor de madera en bruto. 42 Casas y Michelena, 1983, evaluaron las consecuencias del desmonte y habilitación de tierras para la agricultura, identificando los procesos degradatorios que afectan a los suelos y el impacto de cada uno de ellos (Figura 7). La intensa actividad extractiva de especies forestales de mayor talla y valor condujo a la degradación del bosque natural con la arbustización de los estratos bajos. Con la utilización de maquinaria pesada y métodos de desmonte que producen la alteración del suelo, se modificó la distribución de la materia orgánica, de los nutrientes y de la biomasa en los horizontes superficiales, alterando las propiedades físicas y químicas del mismo. (Hassink, 1993; Bardgett, 1999). La temperatura de un suelo desmontado supera por 6º a 9º C a la temperatura de un suelo con cobertura boscosa (Casas y Mon, 1983). La quema posterior del material leñoso residual intensificó el proceso de desertificación al influir sobre la acción del viento y la escorrentía superficial manifestándose a través de erosión eólica e hídrica. Prácticas agrícolas no sustentables La tendencia del desarrollo agrícola en Santiago del Estero, se ha dado por la ampliación de la superficie cultivable, sin la búsqueda definida del aumento de los rindes en las tierras tradicionalmente cultivables. Este tipo de estrategia, ha sido muchas veces, económicamente rentable, pero trajo como consecuencia la sobreexplotación de los suelos, que, junto con la salinización producida por un manejo deficiente del riego, han favorecido la desertificación de extensas zonas de la provincia. El laboreo del suelo destinado a los cultivos anuales se efectúa mediante tecnologías incorporadas desde la Pampa Húmeda produciendo, en una zona expuesta a fuertes vientos calientes, la alteración de la estructura del suelo y la erosión eólica del mismo. Esta conversión del bosque nativo a tierras de uso agropecuario con cultivos anuales, con prácticas de manejo no conservacionistas, producen un marcado descenso de la materia orgánica (Bremer, 1995; Albanesi, 1999). Prácticas ganaderas no sustentables Hasta fines de la década del 70, las prácticas ganaderas de pastoreo sin apotreramiento, condujeron a la destrucción de los renovales de las especies arbóreas forestales principales y a la expansión de elementos arbustivos invasores, en los 80, la subasta pública de tierras fiscales y la autorización del desmonte con fines agropecuarios, modificó las explotaciones ganaderas, degradando aún más el ecosistema. Una práctica habitual, realizada a fines del invierno, es la quema de los campos de pastoreo para favorecer los rebrotes primaverales. Las altas temperaturas que sufre el suelo durante la quema, provocan alteraciones en la microflora y microfauna del mismo (Albanesi, 1999). Estudios realizados por Lorenz, et al (1994), indican que las diferencias encontradas entre ambientes sometidos al impacto repetido del fuego y ambientes de suelo virgen, sin desmonte, son las siguientes: a) Incremento de la densidad aparente en el horizonte A y disminución de la proporción de macro poros. b) Disminución del contenido de materia orgánica en el horizonte A. c) Pérdida de reservas de materia orgánica en todo el perfil. Este tipo de manejo irracional ha llevado a la pérdida de la cobertura forestal, aumentando la erosión eólica que junto con el sobrepastoreo, han destruido en extensas regiones la estructura del suelo. Por otra parte, el pisoteo y la compactación del suelo, 43 disminuyen la tasa de infiltración, alterando su capacidad de almacenamiento e incrementando la escorrentía superficial con la consecuente erosión hídrica. La actividad caprina está radicada generalmente en zonas degradadas, aumentado aún más el proceso de desertificación, a través de los hábitos de consumo de esta especie. La consecuencia final de estas prácticas es el abandono de los campos. Las actividades agropecuarias y la escasez de agua El Departamento de Gestión Económica de la Casa de Santiago del Estero (1996) ha dividido a la provincia en distintas zonas productivas de acuerdo con las actividades agropecuarias y forestales de la región (Figura 5). Esta división fue realizada considerando los Departamentos provinciales, con lo cual cada zona no es homogénea. En función de la información recabada se ha analizado en cada zona el desarrollo de las actividades agropecuarias y su relación con la escasez de agua. La zona 1 corresponde a los departamentos de Copo y Alberdi, siendo este último de muy baja densidad poblacional (Figura 2). El déficit hídrico es significativo (Monte Quemado, (Figura 3 b) y la sobreexplotación del bosque natural ha causado desequilibrios en el ecosistema. Sin embargo, en esta zona, permanecen áreas circunscriptas donde se conservan bosques productivos. En las zonas ralas o desmontadas se desarrolla ganadería, fundamentalmente cría sobre campo natural. La zona 2 corresponde a los departamentos de Pellegrini y Jiménez, de densidad poblacional baja (Figura 2). Se realiza agricultura bajo riego (Río Horcones, Río Urueña y aguas surgentes) en una extensión de aproximadamente 4.000 ha, pero los caudales de los ríos son aprovechables en períodos cortos. Por otra parte, hay una tendencia a la disminución de la agricultura bajo riego como consecuencia de procesos de salinización y pérdida de la fertilidad de los suelos. En el oeste de ambos departamentos se ha incrementado el cultivo de soja en secano. La práctica de monocultivo anual y el manejo inapropiado del agua para riego son las principales causas de deterioro ambiental en la zona. La zona 3 está integrada por los departamentos de Río Hondo, Guasayán y Choya. Es una región más densamente poblada, especialmente el Departamento de Río Hondo, por su importancia turística (Figura 2). En esta zona es importante la agricultura bajo riego con extracción de agua subterránea. El desarrollo de áreas de cultivo de secano se ve limitada por la escasez de lluvias. El déficit hídrico de la zona es notorio (Frías, Figura 3 a). En el departamento de Guasayán, los incendios forestales, han transformado el bosque nativo en pastizales menos productivos. El deterioro de las aguas superficiales en esta zona se debe fundamentalmente a la intensificación de la agricultura, que además causa mayor presión sobre un recurso muy escaso para la población de esta zona. El embalse de Río Hondo ha sufrido un importante deterioro principalmente a raíz de los procesos de eutrofización y colmatación, que han reducido su volumen en un 24% (Mariot et al, 1999). Los departamentos que conforman la zona 4 son Atamisqui, Ojo de Agua, Quebracho y Salavina (Figura 2). Es la segunda en importancia ganadera. Las prácticas ganaderas, con quema de montes y pastizales para estimular el rebrote, y el sobrepastoreo, han producido un marcado deterioro del ambiente, especialmente en zonas de producción de ganado caprino. 44 La zona 5 incluye los departamentos de Mitre, Moreno, Ibarra, Rivadavia, Aguirre, Belgrano y Taboada. La densidad poblacional de esta zona va de 0 a 10 hab/km2 (Figura 2). Considerando los Censos Nacionales de 1991 y 2001, puede notarse que en el departamento de Mitre la población ha disminuido en los últimos 10 años, mientras que en Rivadavia se ha mantenido estable. En esta zona, el índice de sequía de Palmer se incrementa de este a oeste existiendo riesgo climático de desertificación. La pérdida de cobertura vegetal producida por el desmonte con fines agropecuarios promueve la pérdida de agua del suelo por evapotranspiración, intensificando el proceso de desertificación (Bolleta, 2001). Dentro de esta zona, los departamentos de Rivadavia y Belgrano poseen las mejores condiciones climáticas ya que cuentan con las mayores precipitaciones y no presentan déficit hídrico de Marzo a Mayo (Selva, Figura 3 c). En esta región se ha desarrollado la producción lechera de Santiago del Estero, principalmente por expansión de la cuenca lechera noroeste de la provincia de Santa Fe. La actividad agrícola de la zona está representada por cultivos extensivos en áreas de secano. En una pequeña zona del departamento de Taboada se realiza agricultura bajo riego, a partir de la cuenca del Río Salado. La zona 6 está integrada por los departamentos de Figueroa, La Banda, Robles, Capital, Sarmiento, San Martín, Avellaneda, Loreto y Silípica. Es la zona más densamente poblada, principalmente en las ciudades de La Banda y Santiago del Estero, donde el sector público es el empleador más importante (Figura 2). El área del Río Dulce, la más importante zona bajo riego de la provincia, comprende los departamentos de La Banda, Robles, Silípica, Sarmiento y Loreto. Es una región económicamente activa, pero la baja disponibilidad de agua limita la expansión de la superficie agrícola. En esta zona la horticultura tiene mayor desarrollo por la cercanía de los principales centros de consumo. Esta actividad requiere de fertilizantes y plaguicidas, potencial fuente de contaminación de aguas. En el Río Dulce se observa la proliferación de malezas acuáticas por aporte excesivo de nutrientes (eutrofización). La salinización de los suelos, por el uso de aguas de alto tenor salino para riego, trae como consecuencia la inutilización de tierras productivas. Los mayores problemas son la salinización de suelos y agua y los procesos de eutrofización en aguas superficiales. El manejo no sustentable del agua para riego y la persistencia de explotaciones agrícolas sin rotaciones ganaderas, son las principales causas de deterioro ambiental en esta zona. Gran parte del territorio provincial (Zonas 1, 3 y 5) se ve afectado por la baja disponibilidad de agua en cantidad y calidad adecuada, lo que condiciona el desarrollo demográfico, ya que existen poblaciones cuya provisión de agua es de aproximadamente 10 L/hab./día, muy por debajo de los 40 L/hab./día recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Conclusiones • Coexisten en la provincia diferentes zonas climáticas, siendo el área centro-oeste semiárida, mientras que la parte oriental puede considerarse subhúmeda. 45 • El promedio anual de precipitaciones (575 mm), supera los 500 mm, que es el promedio por debajo del cual se considera a una región como tierra seca (zonas áridas, semiáridas, desiertos). • La estacionalidad de las lluvias es un escollo para el aprovechamiento del recurso. La estación lluviosa (de octubre a marzo) coincide con el período de mayores temperaturas (media 26º - 28º C), siendo diciembre, enero y febrero los meses de mayor déficit hídrico. • Los suelos de la parte oriental presentan horizontes orgánicos relativamente espesos, siendo la zona comprendida entre los ríos Salado y Dulce la de mayor fertilidad. La zona occidental tiene menor desarrollo de suelos y la zona más crítica es el sudoeste que presenta suelos salitrosos. • La mayor parte de la población es rural o habita pequeños núcleos urbanos de menos de 2.000 habitantes. • La distribución de la población por sexo y edades evidencia el proceso migratorio que sufre la provincia. • La explotación no sustentable del recurso forestal producida por el incremento en el consumo de madera y la ampliación de la frontera agrícola - ganadera de la provincia, ha reducido, desde principios de siglo pasado, casi el 70% de los bosques productivos. • Las principales actividades productivas son las agropecuarias. La agricultura de secano ocupa la mayor extensión. Las zonas bajo riego muestran signos de salinización de suelos, principalmente en la zona del Río Salado. • La provincia es apta para la cría de ganado vacuno, estando limitadas las actividades de engorde por la calidad y cantidad del recurso forrajero. Es la provincia de mayor actividad ganadera del Noroeste argentino, si bien el stock bovino no es significativo respecto del total del país. • El ganado caprino, ampliamente distribuido en toda la provincia, es el segundo en importancia. Se trata de explotaciones de subsistencia que utilizan como fuente de alimentación del ganado, al monte nativo. El hábito de consumo de esta especie, que preda sobre los rebrotes, retarda la renovación del bosque nativo. • La escasez de agua en extensas regiones de Santiago del Estero demanda una adecuada planificación y gestión de los recursos hídricos, que permita el desarrollo socio económico provincial. • La sobreexplotación de los recursos naturales del área ha producido modificaciones en el ambiente, incrementando la degradación del ecosistema e influyendo en los cambios de las sucesiones ecológicas (aumento poblacional de especies arbustivas invasoras). • El deterioro ambiental en las zonas productivas analizadas se debe principalmente a: Zona 1: sobreexplotación de bosques. Zona 2: manejo inadecuado de la agricultura. Zona 3: intensificación de la agricultura. Zona 4: manejo inadecuado de la ganadería. Zona 5: riesgo potencial de deterioro por actividades agropecuarias. Zona 6: manejo no sustentable del agua para riego y falta de rotación agrícola-ganadera. 46 Estos procesos se dan en mayor o menor medida en todas las zonas ya que se ha tomado como unidad de análisis, cada jurisdicción. Por otra parte, las condiciones de déficit hídrico no son las mismas aún dentro de una misma zona productiva. • El marco general para la formulación de acciones correctivas o mitigadoras que permitan el desarrollo sustentable de la provincia debiera contemplar sus realidades socioculturales: dispersión de la población rural, precariedad de la tenencia de la tierra, mayor conocimiento de la dinámica de los ecosistemas chaqueños semiáridos, desarrollo de infraestructura para facilitar las comunicaciones y desarrollo y transferencia de tecnologías apropiadas, por ejemplo, de reuso de efluentes. • La escasez de agua limita el desarrollo de los sistemas productivos, pero a su vez, las prácticas inadecuadas de manejo de las actividades agropecuarias agravan este problema. La selección de indicadores de fácil medición que contemplen la calidad y cantidad del recurso agua (déficit hídrico, modificación de caudales, salinización, eutrofización), los índices productivos de las actividades agropecuarias (rindes, hectáreas bajo riego, carga animal, porcentaje de parición) y sociales (migraciones) permitirá el seguimiento de la evolución de la relación oferta-demanda. Sobre esta base podrán formularse estrategias de uso sustentable del agua que permitan el desarrollo de esta provincia y la mejora de la calidad de vida de sus habitantes. FIGURAS Figura 1. 47 Figura 2. 48 Figura 3. Evapotranspiración. A B Frias (mm) 180 160 160 140 140 Déficit 565 mm/año 120 100 80 80 60 60 40 40 20 20 J c A S O N D E F M Déficit 633 mm/año 120 100 0 Monte Quemado (mm) 180 0 A M J (metros) J A S O N D E F M A M J (metros) Selva (mm) 180 160 140 Déficit 214 mm/año 120 Precipitación en milímetros 100 Evaporación potencial 80 Deficiencia de agua 60 40 20 0 J A S O N D E F M A M J (metros) 49 Figura 4. Distintas vías de degradación del bosque natural por la actividad de la explotación forestal irracional y agropecuaria (Boletta, 2001). USO DE LA TIERRA Explotación forestal (obrajes) Extracción continua de árboles para: Durmientes. Vigas. Postes. Rodrigones. Varillas. Leña. Carbón. Uso ganadero dentro del bosque y en abras naturales (bovinos y caprinos): Quemas reiteradas. Sobrecarga animal (suelo desnudo y compactado) Erosión hídrica. Desmontes (actividad agropecuaria en gran escala): Extracción de cobertura vegetal original. Decapitación del suelo durante el desmonte. Erosión eólica. Encostramiento. Manchoneo. Disminución de rendimientos. Densificación de capa DEGRADACIÓN DEL BOSQUE NATURAL Bosque degradado, con recuperación a largo plazo. Suelo denudado y abandonado, con invasión de especies arbustivas. 50 Campos abandonados, con pérdida de capacidad productiva. Figura 5. Distintas zonas de produccción agrícola - ganadera de Santiago del Estero Zona 1 (Forestal-ganadera): Explotaciones con grandes superficies, forestal, ganadería 2da actividad (12% del total de cabezas). Zona 2 (Agrícola): Explotaciones entre 500 y 1000 ha. Producción de leguminosas. Actividad forestal: carbón vegetal y leña. Ganadería: 7% del total. Zona 3 (Agrícola-ganadera): Explotaciones de hasta 1000 ha. Agricultura: riego intensivo en zona de Río Hondo. Actividad forestal: carbón vegetal y leña. Ganadería: 5% del total. Zona 4 (Ganadera): Cría y recría bovina (18% del total de cabezas). Caprinos y ovinos (menor escala) Zona 5 (Ganadero-Agrícola): Algodón: incremento significativo del área sembrada. Ganadería (50% del Stock provincial). Cuenca lechera provincial. Zona 6 (Agrícola-ganadera): Bajo riego. Horticultura y algodón. Ganadería: 8% del total de cabezas. Fuente: Departamento de Gestión Económica. Casa de Santiago del Estero, 1996. 51 Figura 7: Ríos de Santiago del Estero. Fuente: Adaptado de Gastaminza et al, 1998. Río DULCE Recorrido provincial 450 km Origen Desembocadura Laguna de Mar Chiquita, Córdoba Santa Fe Río Salado (Depto. Pellegrini, Santiago del Estero) Salinas de San Bernardo, Santiago del Estero Depto Pellegrini, Santiago del Estero SALADO HORCONES 600 km 50 km Límite entre Salta y Tucumán Salta Salta ALBIGASTA 16 km Catamarca URUEÑA 10 km Límite entre Salta y Tucumán Aporte anual a la prov. 3274 hm3/año 400 hm3/año 124 hm3/año 67 hm3/año 10 hm3/año Figura 8. Procesos de alteración del suelo y rendimientos de cultivos en tierras desmontadas y habilitadas a la producción. Fuente: Casas, R. y Michelena R. 1983. Procesos de alteración del suelo, crecimiento y/o rendimiento del cultivo Encostramiento Manchoneo Erosión hídrica Disminución de rendimiento Densificación de la capa arable Porcentaje en los casos analizados 30% 23% 18% 12% 7% REFERENCIAS Albanesi, A.; Suarez E; Anriquez, A y Ledesma, R., 1999. Potencial de Mineralización de carbono como indicador de la calidad de suelos en el Centro Este de Santiago del Estero, Argentina. The Gibraltar Ornithological and Natural History Society , Gibraltar. VI: 133-144. Bardgett, R.D., Denton, C.S. and Cook, R., 1999 Below-ground herbivory promotes soil nutrient transfer and root growth in grassland. Ecology Letters, 2: 357 - 360. Bolleta, P. 2001. Utilización de información agrometeorológica y satelital para la evaluación de la desertificación en el Chaco Seco - Departamento de Moreno, Santiago del Estero. Tesis de maestría en Ciencias Agropecuarias. Universidad Nacional de Santiago del Estero. Boletta, P.; Acuña, L. y Juarez De Moya, M., 1989. 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Rua do Geremoabo, s/n. Instituto de Geocências, sala 104 - B. CEP: 40.170-290. Salvador - BA Resumo A aridez e/ou semi-aridez são condições climáticas e ambientais naturais que podem ser estabelecidas ou agravadas por ações antrópicas ou naturais, em escala geológica de tempo. Observando-se a extensão e ocorrência de zonas áridas e semi-áridas no globo terrestre, constata-se que, pelo menos, 49 países apresentam situações de ocorrência de terras secas em seus territórios, somando um percentual total global de 55% das terras do planeta. Neste contexto serão analisadas a dimensão, a problemática e aspectos da gestão da água em condições de escassez, focando a região semi-árida do Brasil. Palavras-chave: terras secas, escassez, água, semi-aridez, gestão. Summary The dryness and/or half-dryness are natural climatic and environmental conditions that can be established or be aggravated by anthropogenic or natural actions, in geologic scale of time. Observing the extension and occurrence of arid and semi-arid zones in the globe, is evident that at least 49 countries present situations of dry land occurrence in its territories, comprising a total of 55% of the planet land. In this context, it will be analized the dimension, the problems and the aspects of the management of water scarcity conditions, focusing on the semi-arid region of Brazil. Keywords: dry lands, scarcity, water, half-dryness, management. Introdução Uma análise espacial global em escala de território mundial permite observar que a ocorrência de terras secas, devido a condições climáticas marcadas por regimes de escassez de precipitação, implicando déficit hídrico, são muito mais frequentes que se possa imaginar. Regiões extremamente secas e moderadamente secas são condições ambientais que ocorrem com freqüência significativa em todo planeta. Observando-se a extensão e ocorrência de zonas áridas e semi-áridas em escala planetária (figura 1), constata-se que, pelo menos, 49 países apresentam situações de ocorrência de terras secas em seus territórios, somando um percentual total global de 55% das terras do planeta. Neste contexto, será analisada a dimensão, a problemática e aspectos da gestão da água em situação de escassez, focando a região semi-árida do Brasil. Existem muitos países, incluindo o Brasil, onde as condições climáticas semi-áridas e/ou áridas se constituem em grave poblema e/ou limitação ao desenvolvimento e bem estar social, condicionando centenas de milhares de famílias a uma situação de risco social, refletido nos baixos índices de desenvolvimento humano (IDH). Dentre elas, estão a maioria dos 25 milhões de habitantes do semi-árido brasileiro. Com extensão territorial quase equivalente à Europa, o Brasil possui uma vasta área inserida no chamado polígono das secas, onde água é um recurso escasso, sem garantia de atendimento seguro para as demandas de usos múltiplos. 55 Assim, o Brasil, país das florestas úmidas tropicais e rios exuberantes como a região da Amazônia, do Pantanal, das Cataratas do Iguaçu, da Mata Atlântica e outros biomas importantes, pode também ser considerado um país de terras secas, com grandes limitações para o desenvolvimento equânime das distintas regiões. Por outro lado, existem países que lograram desenvolver tecnologias apropriadas para a convivência, a gestão da escassez de água e o uso dos recursos naturais, internalizando na consciência do cidadão a necessidade de conviver adequadamente com esta realidade climática e, inclusive, estrategicamente, apropriar-se das vantagens econômicas favorecidas pelas características edafo-climáticas do ambiente das terras secas, adotando e combinando arranjos produtivos apropriados, agregando valor aos produtos gerados. Metodologia Através de recopilação de informações será apresentada, em escala de abrangência territorial, uma síntese sobre a problemática das regiões semi-áridas do Brasil e como estudos de caso dois exemplos característicos de situações no Estado da Bahia, situado na região Nordeste do Brasil. A ênfase da abordagem focará os principais fatores condicionantes da problemática da escassez da água, com destaque para o regime pluviométrico irregular, a natureza geológica das rochas, na maioria cristalinas, as altas taxas de evaporação condicionadas pela natureza magmatérmica do clima, a dinâmica hidrológica intermitente dos rios e a falta de políticas estratégicas de desenvolvimento científico e tecnológico dirigidas ao desenvolvimento de tecnologias apropriadas de convivência com as condições ambientais do semi-árido. Resultados e discussão As terras secas do Brasil estão situadas na parte nordeste do país e abrange quase 900.000 km2, aproximadamente 13% do território nacional (Figura 2). Trata-se de extensão territorial equivalente à superfície da França e Alemanha somadas. As condições climáticas semi-áridas associadas, historicamente, à falta de uma política comprometida e eficaz, dirigida ao desenvolvimento de tecnologias adaptadas e estratégias para o uso equânime e sustentável dos recursos naturais, com destaque para os recursos água e solo, têm contribuído para a manutenção e aumento das desigualdades, afetando um significativo contingente da população, pela exclusão social e pobreza. O clima predominante nas regiões de terras secas do Brasil se caracteriza pela irregularidade sazonal do regime de precipitações (entradas de água no ambiente semi-árido) e elevado índice de evaporação (saída de água do ambiente semi-árido), resultando num balanço hídrico deficitário, implicando escassez severa de recursos hídricos, com todas as conseqüências e riscos ambientais e sociais, condicionados pela falta de garantia de estoques/cotas de água “segura”, enquanto bem público de valor econômico indispensável à sobrevivência e ao desenvolvimento humano, cujo acesso deve ser equânime para todos. Uma das mais marcantes características da dinâmica hidrológica de regiões semi-áridas é o regime temporário (intermitente) de quase a totalidade dos cursos d’água. Inúmeros rios e córregos disponibilizam vazões não permanentes durante todo o ano hidrológico, requerendo uma estratégia de estocagem, proteção e conservação da água disponível. Assim é evidente a necessidade de um modelo eficiente de gestão das demandas, o desenvolvimento, a validação, a difusão e adoção de tecnologias apropriadas e identificação de indicadores validados que sirvam de apoio à decisão para orientar o uso eficiente e sustentável dos recursos hídricos. A vegetação natural adaptada às terras secas é denominada Caatinga, cobertura vegetal arbustiva e arbórea, pouco densa, marcada pela presença de muitas espécies de cactáceas, com arquitetura e fisiologia adaptadas às condições do semi-árido. 56 Pesquisas arqueológicas permitem concluir que o início da ocupação das zonas semiáridas do Brasil, com os primeiros sinais ou indícios de atividade humana, datam de 52.000 anos. Nesta época, especula-se que a região estava coberta por uma floresta tropical. Com o fim da última época glacial, há 9.000 anos, a então região úmida se transformou na zona semi-árida de terras secas de hoje (www.irpaa.org.br/ebookbr/). A problemática do semi-árido, de suas limitações, induz a pensar que seja exclusivamente devido à irregularidade do regime e escassez de chuvas. A precipitação é um, dentre vários fatores que definem o ecossistema regional. A saída de água do ambiente através das elevadas taxas de evaporação é um condicionante do clima que tem papel fundamental na regulação da possibilidade de estocagem de água, por mecanismos naturais e/ou artificiais, nas terras secas do semi-árido. Segundo Campos e Lima (2002), embora a causa primária das secas seja atribuída à insuficiência ou irregularidade do regime das precipitações pluviométricas, existe uma seqüência de causas e efeitos que condicionam vários e diferentes tipos de secas. Segundo Lisboa (1913), citado por Campos e Lima (2002), o fenômeno das secas deve ser tratado em todas as suas dimensões: a geográfica, a climatológica, a geológica, a botânica, as tecnologias apropriadas e a sócio-economia. Em continuação, apresenta-se estudos de casos de regiões semi-áridas representativas do Estado da Bahia, no Nordeste Brasileiro. Estudo de caso I: Bacia hidrográfica do Rio São Francisco -Juazeiro-Bahia-Brasil Figura 3 apresenta índices pluviométricos do regime de precipitação característico de zona de terra seca (semi-árida) no município de Juazeiro, Estado da Bahia. A caracterização do ano hidrológico expresso através da média plurianual situa o munícipio de Juazeiro na condição de um dos lugares mais secos do semi-árido do Estado da Bahia, com uma média de 505 mm de chuva por ano, distribuídos de forma irregular no tempo e no espaço. Isto significa que nunca se sabe, com probabilidade segura, a freqüência de ocorrência de precipitações abundantes e/ou secas severas. A análise das séries históricas de registros de quantidades anuais de chuvas revelam a irregularidade na distribuição dos índices pluviométricos. Um estudo de riscos revela que o ano 1986/87, com 467 mm de precipitação, foi um ano catastrófico para a agricultura, pois quase a totalidade da precipitação se concentrou no mês de março. Nos anos de 1993/94 também observam-se índices pluviométricos extremamente reduzidos. (www.irpaa.org.br/ebookbr). Figura 4 demonstra o comportamento da freqüência de ocorrência irregular das precipitações, com sazonalidade interanual entre os meses, mas também nos anos entre si. Nas terras secas do semi-árido do Brasil é possível e frequente registros de extremos de 1.000 mm a 185 mm de volumes precipitados em um ano hidrológico. Uma análise criteriosa visando identificar tecnologias estratégicas de estocagem e uso da água permite visualizar, nos valores dos índices de precipitação apresentados figura 4, que a somatória dos totais pluviométricos dos vários anos considerados resulta em um volume global precipitado, que permite inferir que existe déficit hídrico apenas relativo. A solução da gestão das demandas, frente às disponibilidades reduzidas e não regularizadas no tempo e no espaço, requer a adoção de um modelo eficaz de planejamento estratégico e nova cultura de convivência/sobrevivência apropriada ao ambiente semi-árido. O modelo de 57 gestão da escassez de água deve prever a aplicação de conhecimentos necessários sobre a dinâmica dos ecossistemas de zonas secas e das tecnologias apropriadas para captação, estocagem e conservação da quantidade e qualidade das águas precipitadas em anos de abundantes aportes pluviométricos, formando significativos estoques reguladores, protegidos da evaporação, para garantir disponibilidade hídrica segura, em anos de escassez de chuvas. A posição geográfica do semi-árido do Brasil o situa próximo do equador, condicionando a região a receber alta incidência de radiação solar, altas temperaturas durante o ano, ventos fortes e baixa umidade relativa do ar. Estes condicionantes climáticos implicam elevadas taxas de evaporação potencial, da magnitude de aproximadamente 3.000 mm/ano ou 3 metros de altura. Por isto, existem regiões secas com índices pluviométricos iguais e até inferiores aos registrados no semi-árido do Brasil, porém com taxa média de evaporação significativamente menor, onde a severidade das secas e escassez da água não se constituem em um problema sério, a exemplo de Paris 660 mm, Berlim 529 mm, Córdoba-Espanha 600 mm, como de média anual. Figura 5 expressa a relação entre precipitação e evaporação para a região de JuazeiroBahia-Brasil. A área entre as linhas representa o déficit hídrico. O aporte ou entrada de água no ambiente, por eventos de chuvas, é de aproximadamente 500 mm em média, enquanto que as condições climáticas favorecem potencialmente a saída de água por evaporação da ordem de até 3.000 mm. Nos anos em que se registram freqüências de ocorrências de índices pluviométricos acima da média, o balanço hídrico pode ser mais equilibrado, especialmente no mês de março. Porém, a disponibilidade excedente tem duração de apenas alguns dias ou semanas. Estudo de caso II : Bacia hidrográfica dos Rios Verde/Jacaré-Bahia-Brasil. O ano hidrológico na bacia hidrográfica objeto do estudo está condicionado pelo regime pluviométrico que se caracteriza por apresentar um período de chuvas mais intenso de novembro a março, podendo ocorrer chuva nos meses de abril e outubro, variando entre 40 mm a 50 mm/mês, em termos médios. De maio a setembro, os índices de precipitação são insignificantes variando em média de 4 a 14 mm/mês, sendo que o mês de agosto apresenta o menor índice médio de precipitação, da ordem de 4,3 mm. O total de volume precipitado médio anual é da ordem de 700,6 mm. A caracterização climatológica da área de estudo foi efetuada com base em dados da Estação Meteorológica de Irecê, referentes a séries históricas de 1944/1994, constante no estudo de BARBOSA (1998). De acordo com a classificação climática de Köppen, o clima predominante na área de estudos é o Bsw”h’ (clima muito quente e semi-árido, tipo estepe) (BAHIA, 1995). A marcante variabilidade espacial e temporal da distribuição pluviométrica associada aos baixos volumes precipitados anuais e altas taxas de evaporação sobre a bacia, são os principais fatores condicionantes do clima semi-árido com escassez de recursos hídricos, caracterizada por uma acentuada redução dos índices pluviométricos durante os meses de maio a setembro, na parte central da bacia, e de junho a setembro no setor norte. Embora uma acentuada redução do total sazonal das precipitações ocorrentes na bacia possa afetar os critérios de outorga, de gestão das demandas de recursos hídricos e do manejo da irrigação, pode-se afirmar que são de fato as variabilidades espacial e temporal das chuvas na escala de tempo intra-sazonal que afetam diretamente a sociedade de forma mais contundente. 58 Por exemplo, um ano no qual os totais pluviométricos sobre uma região superem a média climatológica pode, assim mesmo, representar um ano com severas restrições para a agricultura e ser excelente para a estocagem de água. Desta forma, a variabilidade intrasazonal da pluviometria é informação de extrema relevância para o planejamento estratégico da gestão dos recursos hídricos da região, associado aos condicionantes do meio físico da bacia de formação hidrogeológica cárstica. Mesmo em anos nos quais os totais pluviométricos mensais são próximos à média histórica, a distribuição temporal das chuvas pode afetar substancialmente, tanto a oferta dos recursos hídricos quanto os riscos para o conjunto de usuários. A alta variabilidade das chuvas observada na bacia dos rios Verde/Jacaré, durante o ano, é fator determinante e decisório para quantificar, entre outros, as demandas hídricas para irrigação dos diversos cultivos para evitar conflitos entre usos múltiplos e usuários. O estudo de séries históricas de índices pluviométricos de longo prazo, na bacia dos rios Verde/Jacaré, revela uma média anual de aproximadamente 630 mm e desvios padrões de 25%, índice que caracteriza esta região como semi-árida, inserida no polígono das secas. A análise da série temporal média das precipitações (mm) e sua tendência entre os anos de 1911 e 1983, observados na bacia dos rios Verde/Jacaré, demonstram que, em todo período de observações, as precipitações não foram inferiores a 300 mm e nem tão pouco superaram os 1.200 mm. Estes ciclos representam o comportamento climático nos limites da bacia, em particular, essa dinâmica parece estar associada a eventos El Niño/Oscilação Sul (ENSO), o qual ocorre com período de retorno ou freqüência de ocorrência de quatro e/ou sete anos, sendo sua intensidade variável, conforme se apresenta figura 6 (Rodrigues e Silva, 2002). Figura 6 apresenta a síntese do estudo das séries temporais médias das precipitações (mm) e sua tendência de longo prazo de distribuição areal na bacia dos rios Verde/Jacaré, entre 1911 e 1983. A linha média indica a tendência obtida pelo método dos mínimos quadrados. Embora o fenômeno El Niño ocorra no Pacífico, seu efeito afeta todo planeta. A ocorrência de quatro eventos de El Niño considerados fortes (1918, 1932, 1959 e 1982) estão indicados figura 6. Contudo, outros eventos de escassez de chuvas são evidentes. Anos de chuvas abundantes se alternam com anos de menor ocorrência de índices pluviométricos, de maneira compensatória para os valores médios que caracterizam o clima da bacia. Os altos índices de dispersão da precipitação correspondem a outra característica das chuvas no semi-árido. O desvio padrão médio anual apresenta um valor de 154 mm, sendo quase 25% do valor médio anual das precipitações que é de 626,9 mm. A linha de tendência apresentada figura 6 foi obtida através do método dos mínimos quadrados, onde X representa o tempo em anos. A curva de tendência descreve uma oscilação das precipitações entre 1911 e 1983, seguida de uma estabilização durante a década de 50. Esta descrição pode obedecer a duas interpretações: uma corresponde ao ciclo de longo prazo próprio do fenomeno El Niño; e a outra, uma manifestação de mudanças nas precipitações, principalmente, influenciado por ação antrópica, supressão da vegetação nativa na região. O estudo revela a existência de zonas de totais médios acima de 800 mm, consideradas áreas chuvosas, nas regiões mais altas da bacia, próximas aos divisores de águas. Nos demais setores da bacia, esses totais médios são inferiores a 700 mm/ano, principalmente em sua parte central, onde os valores não superam 600 mm/ano. A marcha anual da precipitação média na bacia evidencia a existência de uma “estação chuvosa”, ou seja, um certo período do ano em que as chuvas são mais abundantes, e, por conseqüência, uma “estação seca” bem definida. 59 A principal estação chuvosa da bacia está compreendida entre os meses de novembro a fevereiro, com o pico de chuva em dezembro. E a segunda estação abrange os meses de dezembro a março, com o pico em março. A permanência dos sistemas frontais é o principal mecanismo causador de precipitação. A análise do regime pluviométrico permite concluir que as variações sazonais (mensais e anuais) afetam todas as variáveis meteorológicas que, em geral, são interdependentes e se constituem em informação valiosa para o planejamento estratégico da agricultura irrigada, permitindo a visualização de um balanço hídrico detalhado, harmonizando ofertas, demandas e mitigando riscos de conflitos e prejuízos econômicos e ambientais. O estudo do regime de precipitações apresentado, associado às series hístóricas de vazões do Rio Verde, permitiu a definição de um modelo hidrológico de apoio à gestão das águas escassas, baseado numa função de equilíbrio entre disponibilidades hídricas e diferentes níveis de garantias, para o atendimento de demandas. O modelo é ferramenta com recursos para permitir quantificar o risco admissível e as vazões máximas que poderão ser outorgadas (Llamas,2002). A partir de uma amostra de vazões correspondente a uma série histórica de 22 anos, observou-se que a capacidade de permanência de volumes outorgáveis são reduzidas, então a função assintótica de distribuição de Gumbel I, para valores mínimos, foi escolhida e aplicada. Figura 7 y 8 apresenta as curvas correspondentes a três níveis de garantia (95%, 90% e 80%). O prolongamento e união das extremidades superiores destas curvas se constituem em uma envolvente que expressa o limite superior da capacidade de utilização integral dos recursos hídricos da bacia a montante da estação fluviométrica (Llamas,2002). Conclusões O desenvolvimento de modelagem hidrológica integrada, considerando as águas superficiais e subterrâneas, o conhecimento da distribuição dos regimes de chuva, da intensidade da evaporação são requisitos básicos para orientar a identificação e/ou desenvolvimento de tecnologias apropriadas e arranjos produtivos adequados às terras secas do semi-árido. Outras medidas mitigadoras das adversidades da escassez de água remetem a técnicas de coleta e estocagem de água, como impluvios, reservatórios com operação estrategicamente otimizada, cisternas, barragens subterrâneas, barragens com geometria que proteja o corpo d’água da evaporação, etc. A transformação de água, via irrigação, em forragens estocadas como feno e silos para alimentação de animais, a adoção de sistemas de irrigação localizados de alta eficiência, o uso da cobertura morta nos solos cultivados para reduzir a evaporação, a adoção das práticas de manejo e conservação de solo e da água nos sistemas de cultivos, mudanças na cultura de uso da água evitando o uso perdulário, o desenvolvimento de variedades de plantas com arquitetura e fisiologia adaptadas às terras secas, a dessalinização de águas salinas e o reuso. Neste sentido, vários grupos de pesquisadores e gestores públicos vêm trabalhando nas zonas secas do Brasil. 60 FIGURAS Figura 1. Áreas de limtação hídrica no mundo Fonte: Desertification: exploding The Myth, D, S, G, Tomas N, J Middleson (John Wiley Sons, 1994) Figura 2. Precipitação anual no Nordeste Brasileiro. Fonte: SCMISTEK, H. Água no semi-árido brasileiro. http://www.irpaa.org.br 61 Figura 3. Irregularidade das precipitações mensais Fonte: SCMISTEK, H. Água no semi-árido brasileiro. http://www.irpaa.org.br 62 Figura 4. Irregularidade das chuvas na comparação dos anos. Fonte: SCMISTEK, H. Água no semi-árido brasileiro. http://www.irpaa.org.br Figura 5. Valores médios de 84 a 99 em Juazeiro – Bahia-Brasil. Fonte: SCMISTEK, H. Água no semi-árido brasileiro. http://www.irpaa.org.br Figura 6. Série temporal média das precipitações (mm), efeitos do fenômeno el niño. Fonte: RODRIGUES e SILVA,. Relatório final de consultoria do Subprojeto 1.5, 2002. 63 Figura 7. Curva do volume requerido para garantir vazões mensais com vários níveis de probabilidade. Estação Rio Verde nº 47236000 Fonte: LLAMAS, J. Relatório final de consultoria do Subprojeto 1.5, 2002. Figura 8. Curvas de disponibilidade máxima mensal e da vazão máxima mensal garantida. Estação Rio Verde nº 47236000 Fonte: LLAMAS, J. Relatório final de consultoria do Subprojeto 1.5, 2002. REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS Bahia, Secretaria de Recursos Hídricos, Saneamento e Habitação, 1995. Plano Diretor de Recursos Hídricos: Bacias dos Rios Verde e Jacaré: Margem Direita do Lago de Sobradinho / Governo do estado da Bahia: PROJETEC. Barbosa, Diva Vinhas Nascimento, 1998. Os impactos da seca de 1993 no semi-árido bahiano. Caso de Irecê. Bahia. 160p. Dissertação, Mestrado em Geografia. Universidade Federal da Bahia. Llamas, J., 2002. Relatório final de consultoria do Sub-projeto 1.5: Análise de consistência de dados fluviométricos e pluviométricos a partir de séries históricas existentes em duas estações situadas na bacia do rio Verde/Jacaré. Salvador: UFBA / SRH. Rodrigues, Ricardo de Sousa; Silva, Heraldo Peixoto da, 2002. Relatório final de consultoria do Sub-projeto 1.5: Análise de consistência de dados climatológicos, quantificação e studo da variabilidade espacial e temporal dos elementos do clima, a partir das séries históricas existentes. Salvador: UFBA / SRH. Scmistek, H. Água no semi-árido brasileiro. http://www.irpaa.org.br Tomas D. S. G., 1994. Middleson N, J. Desertification: exploding The Myth. John Wiley - Sons. 64 DESCRIPCIÓN DE LA SITUACIÓN DEL AGUA EN CHILE Alejandro León Stewart Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables Facultad de Ciencias Agrícolas Universidad de Chile Santa Rosa 11.315, La Pintana Santiago de Chile - Chile e-mail: aleon-a@uchile.cl Resumen Chile presenta una gran diversidad de climas, y ello hace que el abastecimiento de agua sea también variable: en la zona al norte de Santiago la situación se prevée compleja. Entre la frontera con Perú hasta alrededor de las inmediaciones de Santiago se encuentran las regiones hiperárida, árida y semiárida de Chile, en las que existe en la actualidad un alto consumo de agua por parte de la minería, la agricultura, y la población y un bajo nivel de precipitaciones. Los escenarios futuros que plantean el crecimiento poblacional, el desarrollo económico y el resguardo medioambiental generan importantes desafíos en términos de la formulación de políticas para la creación tanto de las condiciones legales como de instrumentos económicos que promuevan la conservación y el uso más eficaz de este recurso escaso. Hay aquí también un gran desafío para la investigación científica. Este artículo muestra, en una apretada síntesis, la situación actual y futura en Chile en términos de abastecimiento y usos del agua, el marco jurídico que regula las transacciones en el mercado de derechos de agua, y los centros de investigación relacionados al tema. Palabras clave: fuentes y usos de agua, zonas áridas, crecimiento demográfico y económico, investigación. Summary Chile has a great variety of climates, which make water supply in the country highly variable. The area north of Santiago thus faces a complex future scenario. The territory between the Peru - Chile borderline and Santiago encompasses the hyper arid, arid, and semiarid regions, in which there is a high water consumption by mining companies, agriculture, and the population and low supply due to scarce precipitation. Increased future demand due to population growth, economic development, and environmental protection pose important challenges to policymakers in terms of creating the legal framework as well as the adequate economic instruments to promote water conservation. This represents a challenge for scientific research as well. This paper attempts to briefly characterize the current and future situation in Chile in terms of water supply and demand, the legal framework regulating the market transactions of water rights, and some of the research centers related to water. Key words: water sources and use, arid zones, population and economic growth, research. Introducción La conservación del agua en las zonas hiperáridas, áridas, y semiáridas representa un gran desafío para los formuladores de políticas, los investigadores científicos, y a la sociedad en su conjunto. En el caso chileno, los escenarios futuros indican que la situación tenderá a hacerse más restrictiva dados el cambio climático que parece avanzar en la dirección de una menor precipitación en estas áreas, el crecimiento poblacional, el desarrollo económico y la 65 necesidad de preservar el medioambiente. Estos factores incrementarán las posibilidades de conflictos futuros en torno al agua entre actores que competirán por su propiedad y uso. Por ello, el desafío para los investigadores científicos es importante, no solamente desde el punto de vista de las ciencias biofísicas sino también desde las sociales, incluyendo el derecho y la economía. Metodología Este artículo constituye una apretada síntesis de la situación actual y futura del agua en Chile. En su elaboración se consultaron fuentes bibliográficas que analizan los pormenores de la situación chilena desde el punto de vista de las fuentes y usos del agua, como también aquellas que describen la situación legal, especialmente en términos del calendario esperable para lograr algunas modificaciones al código de aguas de 1981 por parte del Congreso Nacional. Resultados y Discusión La distribución espacial y temporal del recurso hídrico en Chile es muy variada ya que, por ejemplo, la Región I con más precipitaciones anuales (3.263 mm) supera en más de 70 veces a la de menor precipitación (44,5 mm). Esto se refleja en la gran variabilidad que presentan los registros entre las estaciones meteorológicas ubicadas en diferentes latitudes a lo largo del territorio (Figura 1, que muestra que la precipitación aumenta de norte a sur). En cuanto a la variabilidad temporal, en la zona del Altiplano (Regiones I y II) las precipitaciones se producen durante el periodo diciembre-abril, mientras que la zona central (Regiones III a VIII) el clima es mediterráneo, con precipitaciones durante el otoño e invierno (abril-septiembre) y la zona sur y austral (Regiones IX a XII) reciben precipitaciones que se distribuyen durante todo el año. A pesar de que exista tan alta pluviometría anual en las zonas sur y austral de Chile, la disponibilidad de agua en otras áreas del país es limitada, ya que actualmente la demanda (consuntiva y no consuntiva) supera a la oferta en toda la zona comprendida entre la frontera norte con Perú y la Región Metropolitana (que corresponde a la zona hiperárida, árida y semiárida). Así, la situación actual se caracteriza porque la disponibilidad de agua por habitante es muy diferente entre las regiones ubicadas de Santiago al norte, y aquellas ubicadas desde Santiago al sur; entre ambas macrozonas hay diferencias en la disponibilidad de agua per capita del orden de 800:1 (Figura 2). Por esta razón, se prevé que los conflictos se incrementarán producto del crecimiento de la población, del crecimiento económico y de las mayores demandas por la conservación del ambiente. La Dirección General de Aguas estima que durante el período 1992-2017 las demandas domésticas, industriales y mineras se duplicarán, mientras que en el sector agrícola el aumento será del veinte por ciento (El Mercurio, 2003). Este escenario hace que la investigación relacionada a temas de agua en Chile sea de la mayor relevancia. En el país la disponibilidad promedio alcanzaba -en el año 1992- a los 5.475 m3/hab/año, no obstante que hacia el norte de Santiago la disponibilidad es menor a 1.000 m3/hab/año. Más aún, en algunos lugares del área nortina se dispone solamente de 500 m3/hab/año, que es un umbral considerado internacionalmente muy restrictivo para el desarrollo económico (Universidad de Chile, 2000). Además, dado el aumento en el consumo de agua por diferentes sectores productivos es fácil predecir fuertes presiones sobre este recurso en algunas regiones, lo que sólo podrá ser compensado por mejoramientos en la gestión y por la aplicación de instrumentos orientados a mejorar la asignación del recurso entre sus diferentes usos. Analicemos a continuación algunos sectores desde el punto de vista del consumo del recurso. El uso del agua en el país al año 1999 alcanzaba a un valor aproximado a los 2000 m3/s de caudal continuo, de los cuales el 67,8 % corresponde a usos hidroeléctricos, es decir a 66 usos no consuntivos, mientras que el 32,2 % corresponde a usos consuntivos. Entre los usos consuntivos el riego presenta el 84,5 % con un caudal medio de 546 m3/s. El uso doméstico equivale al 4,4 % de los usos consuntivos, con unos 35 m3/s, y es utilizado para dar abastecimiento al 98 % de la población urbana y aproximadamente al 80 % de la población rural concentrada. Los usos mineros e industriales representan el 11 % del uso consuntivo total. En relación con la industria, algunas estimaciones indican que en la actualidad se usan alrededor de 30m3/s (caudal medio anual) en la industria y la minería, lo que implica un caudal de captación de 67 m3/hab/año. En Estados Unidos esta cifra es de 153 m3/hab/año (Brown, 1997; citado por Universidad de Chile, 2000), lo que indica que si el crecimiento industrial futuro en Chile fuese importante, el consumo del sector podría llegar a duplicarse (Universidad de Chile). Por regiones, el riego es el mayor destino consuntivo entre las regiones IV y X, mientras que en las regiones extremas (II, III, XI y XII), la minería es la principal actividad consumidora de agua. En cuanto al primer uso, el riego, existen unos 2 millones de hectáreas económicamente regables entre las Regiones I y la XI. De ellas, sólo 1,2 millones cuentan con riego permanente, mientras que 600 mil tienen riego eventual. La habilitación de embalses, canales de regadío y otras obras han permitido aumentar la superficie regada. A partir de la década de los 90 una gran cantidad de obras de infraestructura de riego ha aumentado la seguridad en el riego e incorporado nuevas hectáreas a la producción. Existen proyectos de inversión que aumentarán la superficie regada durante la primera década del siglo XXI (MIDEPLAN, 1998). No obstante la mayor inversión en obras de riego, pueden producirse algunas externalidades negativas en el medio ambiente. El riego puede efectivamente producir aumentos en la concentración de sales en las capas superficiales del suelo e incorporar diversos agroquímicos al ciclo hidrológico, derivados del uso masivo de fertilizantes y pesticidas, además de que prácticas no adecuadas de riego producen erosión. Estos son aspectos relevantes que también deben ser abordados por la investigación científica ya que no han sido suficientemente desarrollados. Un dato relevante para la zona árida a semiárida de Chile lo constituye la relación oferta versus demanda. De la Región Metropolitana al norte la demanda supera al caudal disponible; se logra cubrir la demanda a través del uso reiterado que se hace del recurso (ver recuadro en Figura 3), que en esta zona se estima que llega a cuatro veces. Lo contrario sucede en las regiones del sur de Santiago en donde las demandas son en general satisfechas por la oferta y por lo tanto el agua puede ser utilizada en una ocasión. Marco Jurídico El marco jurídico que regula la gestión del agua está definido por el Código de Aguas de 1981 más algunos otros textos legales que regulan los vertidos, el fomento al riego, y la generación de energía, entre otros. La dimensión ambiental, tal como la mantención de un caudal mínimo ecológico, se incorpora mediante la promulgación de la Ley de Bases del Medio Ambiente de 1994. Algunos de los conceptos básicos que define el Código de Aguas y que determinan la forma cómo se administran los recursos hídricos son los siguientes: • El agua es un bien nacional de uso público: su dominio pertenece a la nación. • Es posible conceder derechos de aprovechamiento de agua a los particulares; el titular de un derecho de aprovechamiento puede usar, gozar, y disponer de él y, así como con cualquier bien susceptible de apropiación privada, tiene protección jurídica. Es decir, es un derecho real. • Este derecho es un bien principal, no accesorio a la tierra o industria para la que pudiese haber estado destinado. En consecuencia, se puede transar libremente, lo que enfatiza la dimensión económica del recurso. 67 • El Estado desempeña un rol subsidiario, orientando su acción a las tareas normativas y reguladoras, promoviendo la equidad social, y fomentando y desarrollando aquellas áreas que los privados no pueden asumir. Una de las limitaciones del sistema actual es que la casi totalidad de los derechos se encuentran completamente asignados a los actuales usuarios. Una medida que persigue un mejoramiento de la situación actual es la modificación al Código de Aguas (una iniciativa que está en el Parlamento desde hace diez años). El principal objetivo de la modificación es lograr que las aguas se destinen a proyectos productivos y asegurar que los caudales solicitados sean los que efectivamente se necesitan por los particulares. El principal cambio apunta al cobro de una patente a quienes no utilicen sus derechos de agua. Hoy, los propietarios no tienen obligación de utilizarla, lo que implica que otros usuarios tampoco pueden aprovecharlos. Ello se traduce en una gran cantidad de caudales no utilizados. Se estima que el 80% de los derechos no consuntivos no se usan. Esta situación se da especialmente en la agricultura de la Región VIII hacia el sur, ya que en zonas de más al norte sí se utilizan (El Mercurio, 2003). El valor de la patente por no uso será diferenciado según usos consuntivos y no consuntivos, como también de acuerdo a la ubicación geográfica. El segundo cambio importante se refiere al uso del agua que podrán ser solicitados en el futuro. Hoy, el Estado debe otorgarlos a quien los pida, sin importar el uso. Se pretende constituir derechos por caudales para los cuales exista justificación, y la autoridad estará facultada para denegar solicitudes de caudales no fundamentados. Se pretende incorporar consideraciones ambientales, como el caudal mínimo ecológico, y otorgar personalidad jurídica a las comunidades de agua (El Mercurio, 2003). Acceso al agua El Código de Aguas se ha mostrado eficiente desde el punto de vista del fomento de la inversión en proyectos productivos asociados a la explotación de recursos naturales, y se observa la realización de muy significativas inversiones en algunos sectores para mejorar la eficiencia de aprovechamiento y para explotar las aguas subterráneas (Peña, citado por Dourojeanni y Jouravlev 1999). Sin embargo, ello no ha redundado en una mayor eficiencia a nivel predial. En general, el funcionamiento del mercado ha posibilitado el uso de aguas en actividades económicamente más rentables. Un ejemplo es el de cuencas cuyo recurso hídrico se destinaba a usos agrícolas, que se traspasan al uso de la minería o el del abastecimiento de la población urbana (Vergara, citado por Dourojeanni y Jouravlev, 1999). Aún cuando existen claras ventajas derivadas del funcionamiento del mercado de derechos de agua, es necesario reconocer algunas de sus limitaciones. Un ejemplo es el de la zona semiárida de la república, en donde muchas familias dependen de la explotación caprina y del empleo (permanente y/o temporal) en la industria frutícola. Estas familias vendieron sus derechos de agua en el pasado a fin de mejorar su nivel de vida. A la larga, esto produjo la acumulación de derechos en manos de aquellos con mayor capacidad financiera. Así, se ha configurado un desigual acceso al agua que está regido por las fuerzas del mercado, que han condenado a los menos afortunados a la dependencia económica. Variabilidad y cambio climático Se ha observado en el país, específicamente en la zona árida a semiárida, una disminución sostenida de la precipitación anual desde fines del siglo XIX. Adicionalmente, los modelos de circulación atmosférica predicen cambios en el nivel de precipitaciones más intensos que los observados hasta ahora. Ello podría significar, además, un aumento de eventos extremos (inundaciones y sequías) interanuales, que aumentarían la vulnerabilidad de los sistemas productivos y sociales. 68 Investigación La investigación sobre temas relacionados al agua se ha realizado históricamente en las universidades e institutos de investigación, con financiamiento nacional e internacional. Ésta ha abarcado gran número de ámbitos, que van desde la ingeniería civil, la ingeniería forestal y la agronomía, hasta la hidrobiología y los estudios ambientales. Desgraciadamente, no existe una sistematización de los trabajos desarrollados, lo cual determina que no se cuente con grandes líneas referenciales acerca de las investigaciones ejecutadas. Actualmente existe un grupo de estudio que está formado por investigadores del Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables de la Universidad de Chile, en materias referidas a agricultura, e impactos de la variabilidad y el cambio climático. Más específicamente, este grupo ha desarrollado diversos proyectos de investigación en la región semiárida de Chile que se relaciona con los impactos sociales y económicos de la sequía en sistemas agrícolas comunitarios, y con el desarrollo de una metodología que permita medir la vulnerabilidad social a la sequía. También se ha investigado sobre la capacidad de respuesta de las instituciones públicas para incorporar al proceso de toma de decisiones la información científica derivada de los pronósticos estacionales de clima. Estos últimos se prevén como una herramienta eficaz para mejorar la capacidad de respuesta del sector público y así disminuir la vulnerabilidad de los agricultores a la sequía, un fenómeno recurrente en esta zona. Además, se ha investigado el impacto (evaluado a través del uso de series temporales de imágenes satelitales) que sobre la cobertura vegetal han tenido los regímenes privado y comunitario de tenencia de la tierra. Otras unidades de esta Universidad, tal como el Departamento de Geofísica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, han desarrollado investigación en climatología, física de nubes, caudales ecológicos, entre otros temas. En la Universidad de Talca existen estudios en hidrología de superficie, hidrología forestal y regadíos. En la Universidad Católica de Chile destacan grupos de investigadores ligados a la hidráulica fluvial y la hidrología estadística y estocástica. En la Universidad Austral de Chile, se posee una importante experiencia en limnología. El Centro EULA - Chile, dependiente de la Universidad de Concepción, ha realizado una serie de estudios relacionados principalmente con la VIII Región del país, como también sobre el impacto ambiental de los canales de riego sobre la fauna de peces de sistemas fluviales, sobre biodiversidad fitoplanctónica en el sistema de lagos del sur de Chile, etc. Recientemente se han formado dos centros regionales de investigación que tienen que ver con las zonas áridas. Estos centros son financiados por el CONICYT, el respectivo Gobierno Regional y, al menos en uno de los casos, por las Universidades involucradas (CONICYT, 2003). Efectivamente, se han involucrado universidades como también otras organizaciones locales (tales como el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA). Uno de ellos es el “Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto: Integrando pasado y presente,” que involucra a las Universidades de Tarapacá y Arturo Prat, y se ubica en la Región I. En este grupo hay una fuerte presencia de investigadores de las Ciencias Sociales. El segundo caso es el del “Centro de Estudios Avanzados de Zonas Áridas” (CEAZA), conformado por las Universidades de La Serena, Católica del Norte y el INIA. Uno de los objetivos de corto plazo de este centro es estudiar el ciclo hidrológico en el semiárido. Ambos centros han sido creados en el transcurso del 2003, de manera que se espera que produzcan resultados científicos en el futuro inmediato. Durante el 2002 se creó también en Chile el Centro Internacional del Agua para las Zonas Áridas y Semiáridas de América Latina y el Caribe (CAZALAC). Este es uno de los cinco centros existentes en el ámbito internacional destinado a investigar y promover acciones en materia de recursos hídricos en estas zonas geográficas. Este centro tiene su sede en la ciudad de La Serena, y cuenta con el financiamiento del International Hydrological Program (PHI) de UNESCO y el Gobierno de Flandes. Una de sus actividades ha sido, por ejemplo, 69 organizar talleres que involucran la participación de expertos internacionales para promover el uso racional del agua (UNESCO, 2003). Desde el punto de vista de las agencias gubernamentales, el organismo que ha desarrollado investigaciones en el plano de los recursos hídricos ha sido la Dirección General de Aguas. Asimismo, la fuente de financiamiento de investigación científica, Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, sólo en el año 1999 incorporó la disciplina de hidrología al sistema de Concursos Nacionales de Proyectos, lo cual demuestra que no ha existido una política de investigación en el caso de los recursos hídricos. Conclusión El aumento poblacional y el crecimiento económico de los sectores minero, industrial y agrícola asociados al problema del cambio climático expresado en menores precipitaciones en ciertas latitudes generarán una mayor demanda por agua. Este escenario hará que el agua aparezca como un tema prioritario en la agenda de la investigación científica en Chile durante gran parte del siglo XXI. Afortunadamente en el año 2003 han comenzado a aparecer algunas iniciativas orientadas hacia la investigación interdisciplinaria de este complejo tema. Y sin duda esta es una orientación correcta puesto que los problemas de acceso y uso adecuado de este recurso no se solucionan solamente con medidas y diseños ingenieriles adecuados. Estamos frente a un problema causado por el hombre y que afecta a la sociedad, por lo que las soluciones han de venir desde la ciencia en su sentido más amplio. De ahí que la colaboración internacional que se ha propuesto a través del mecanismo de la CYTED constituye un esfuerzo encomiable para países en vías de desarrollo. Notas Chile está dividido, administrativamente, en trece regiones, numeradas de Norte a Sur, a excepción de la número 13, que corresponde a la Región Metropolitana, que se ubica en el centro de la República, y en donde se encuentra la capital, Santiago de Chile. 1 FIGURAS Figura 1. Distribución espacial de la precipitación anual media según latitud. Fuente: Balance hídrico de Chile. Dirección General de Aguas, 1987. 70 Figura 2. Disponibilidad de agua por habitante (I a X Región). Fuente: Dirección General de Aguas, 1999. Figura 3. Disponibilidad y demanda de agua por Región (1993). Fuente: Dirección General de Aguas, 1999. 71 REFERENCIAS CONICYT, 2003. Centros Regionales. Información disponible en www.conicyt.cl/regionales. [Consulta 17 Agosto de 2003]. Dourojeanni, A. y A. Jouravlev, 1999. El código de aguas de Chile: entre la ideología y la realidad. Serie Recursos Naturales e Infraestructura – CEPAL. El Mercurio, 2003. Chile: el agua dulce tiene un futuro salado. Edición impresa del 23/3/2003. Mideplan, 1998. Cuencas Hidrográficas en Chile: diagnóstico y proyectos. IBSN 956-746333-6, Inscripción Nº. 103.342. Impresiones Andros, Santiago de Chile. UNESCO, 2003. Newsletter. Información disponible en www.UNESCO.cl/newsletter_unesco_santiago/ingles/newsletter_february_2003.htm. [Consulta 17 de Agosto de 2003] Universidad de Chile, 2000. Informe País: Estado del Medio Ambiente en Chile – 1999. Colección Sociedad, Estado y Políticas Públicas. LOM Ediciones. 72 SITUACIÓN DE LOS RECURSOS HÍDRICOS EN LOS PAÍSES DEL ISTMO CENTROAMERICANO Max Campos* y Oscar Lücke** *Comité Regional de Recursos Hidráulicos del Sistema de la Integración Centroamericana. Dirección Postal: Aptdo. 1527-1200 San José, Costa Rica Tel. (506) 296 4641 Fax (506) 296-0047 e-mail: crrhcr@racsa.co.cr **Universidad de Costa Rica, Escuela de Geografía. Comité Regional de Recursos Hidráulicos del Sistema de la Integración Centroamericana. Apartado Postal: 569-2070 San José, Costa Rica Fax (506) 280-0270 Tel. (506) 253-0991 Resumen El artículo es editado para la Asociación Mundial del Agua (GWP), concretamente para su Comité Técnico para Centroamérica. El propósito del trabajo es el de hacer una recopilación de la información sobre los recursos hídricos existentes en la región centroamericana de manera que el lector pueda llegar a sus propias conclusiones sobre el estado de los recursos hídricos en la citada región. Se hace referencia a los compromisos políticos regionales en la materia como la “Carta Centroamericana del Agua y la Alianza para el Desarrollo Sostenible (ALIDES)”, principios y políticas, así como sobre la institucionalidad regional existente. Se toma como referente para resaltar la importancia de este recurso en la región, una breve síntesis de los recursos hídricos disponibles per capita por año por país. Centroamérica cuenta con una disponibilidad de 31.064 metros cúbicos de agua per capita en el año 1999. Posteriormente se procede a describir la ubicación geográfica, el clima, la demografía, indicadores económicos y de desarrollo sostenible y la situación general de los recursos hídricos por cada uno de los países de la región desde Belice hasta Panamá. Palabras clave: Centroamérica, Agua, Recursos Hídricos, Principios, Políticas Summary The present article has been prepared for the GWP (Global Water Project/Program?), and more specifically for its Technical Committee for Central America. The purpose of the work is to gather information on the hydric resources of Central America, so that the reader of the paper can reach his own conclusions regarding the hydric resources in the region. The regional political agreements are referred to as the “Central American Water Chart” and the “Alliance for the Sustainable Development (ALIDES)”; principles and policies as well as institutional development are also mentioned. A brief report on the water availability per capita/year in each country is taken as a reference for assessing the importance of this resource in the region. (In 1999, Central America had a water availability of 31,064 m3 per capita.) Afterward, there is a description of the geographical situation, climate, demography, economical indicators, sustainable development indicators, and general situation of the water resources for each country of the region, from Belize to Panama. Key words: Central America, water, hydric resources, principles, policies. Principios y políticas sobre recursos hídricos1 Existe una clara conciencia en Centroamérica sobre la importancia de adoptar una serie de principios rectores, surgidos de importantes foros internacionales como resultado de una amplia sistematización de experiencias (figura 1). 73 Compromisos regionales en Centroamérica Los países de la región han manifestado su interés en reestructurar su sector de recursos hídricos. Una indicación de esto se presenta en el documento de la Alianza para el Desarrollo Sostenible (ALIDES)2, la cual establece una serie de objetivos y compromisos políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales en apoyo al futuro común de los países centroamericanos. El “Compromiso 39” con relación al agua expresa: Compromiso 39. Agua: Priorizar la formulación de políticas y legislación sobre manejo y conservación de los recursos hídricos que incluyan, entre otras cosas, el ordenamiento jurídico e institucional, mecanismos de coordinación entre las distintas autoridades encargadas del manejo y administración del recurso, tanto para consumo humano, como para riego y generación de electricidad; instruyendo a nuestras autoridades correspondientes la implementación de este compromiso. Por su parte, la “Carta Centroamericana del Agua”, emitida por el Parlamento Centroamericano (PARLACEN) y redactada como resolución del Taller sobre la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos del Istmo Centroamericano en 1994 (PARLACEN et. al., 1994)3, entre otros recomienda: • Considerar el agua como germen de vida, fuente de paz y desarrollo y bien de dominio público con valor económico. • Utilizar los recursos hídricos en forma eficiente, lógica, múltiple, secuencial, justa, equitativa y coordinada, garantizando a su vez un proceso gradual que asegure la conservación, preservación y acrecentamiento de su calidad. • Ver el Agua como el quehacer de un sector único, que considere los intereses de todos los actores involucrados y no como el de subsectores aislados actuando por interés propio y sin coordinación. En Mayo de 1996, la Conferencia sobre: “Evaluación y estrategias de gestión de Recursos Hídricos en América Latina y el Caribe”, tuvo como objetivo explorar estrategias que permitan a las entidades nacionales de recursos hídricos desempeñar un papel protagónico en el desarrollo nacional y regional de América Latina y el Caribe (BID y OMM, 1996)4. Durante la Cumbre de Panamá, 1997, los Presidentes Centroamericanos se pronunciaron sobre el tema del agua: “En cumplimiento del compromiso 39 de la ALIDES, reconocemos el trabajo que han desarrollado las instancias regionales relacionadas con el tema del agua para lograr una coordinación más efectiva sobre estos aspectos; que con el apoyo de estas instituciones nuestras autoridades nacionales relacionadas con el manejo, conservación y tratamiento de este valioso recurso, inicien la revisión final en un plazo no mayor de 90 días, y aprobar un Plan de Acción Regional”. Con el apoyo de la Organización para los Estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Agencia Danesa para el Desarrollo Internacional, entre otros, instituciones regionales como: la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD) y el Comité Regional de Recursos Hidráulicos (CRRH) y el Comité Coordinador Regional de Instituciones de Agua Potable y Saneamiento (CAPRE), pudieron cumplir con el mandato de la Cumbre de Panamá mediante el desarrollo de un proceso de consulta y amplia participación que culmina con el Taller de Presentación de Resultados del Plan Regional del Agua (PACADIRH), celebrado en Managua, Nicaragua, en junio de 1999 (SICA, 2000). 74 Durante la XX Cumbre de Presidentes Centroamericanos el PACADIRH es incluido dentro del “Marco Estratégico para la Reducción de la Vulnerabilidad del Istmo Centroamericano”5 y se instruye al Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), atender las recomendaciones expresadas en el Plan. Con el fin de iniciar la implementación del PACADIRH, el SICA establece la organización recomendada en el documento creando una estructura de tres niveles de amplia participación regional (figuras 2A y 2B). Situación a nivel nacional Belice Ubicación geográfica Belice está ubicado en la costa noreste de Centroamérica entre México (en el norte), Guatemala (en el sur y oeste) y el Mar Caribe (en el este). Tiene un área terrestre de aproximadamente 23.000 km2 y el 18,4% del país está cubierto de agua. La figura 3 resume los datos estadísticos del país. Clima El clima de Belice es subtropical húmedo, caracterizado por una temperatura promedio entre los 20 y 31° C , una humedad del 80% y una precipitación anual que oscila entre los 1.500 mm en la zona norte del país y 4.600 en la zona sur. Se definen una época con menor lluvia de febrero a mayo y una época lluviosa el resto del año, alcanzándose un máximo en julio. Las tormentas tropicales y huracanes afectan el territorio con una frecuencia media de una vez cada cinco años, causando inundaciones y daños considerables a la agricultura y la infraestructura física (Arteaga, 1994). Demografía La población de Belice, es de aproximadamente 247.000 habitantes. La tasa de crecimiento poblacional es de 3,4% al año, la densidad poblacional es de 11 personas por km2, y para 1999 la tasa de fertilidad total fue de 3,5 niños por mujer (Banco Mundial, 2001). Indicadores económicos y de desarrollo sostenible El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de Belice es de US$ 2.730, y su economía creció en 1999 en un 4,5% (GDP) (Banco Mundial, 2001). La tasa de inflación de Belice para 1999 fue de -1,2% y la tasa de desempleo fue del 12,8%. El área agrícola de Belice corresponde a un 6,1% del área total, 3,4% de éstas bajo riego y la contribución de este sector a su economía es de 19% GDP, 1999. Las exportaciones de bienes y servicios se han reducido desde 1990: 63,8% GDP, 1998: 50% GDP y 1999: 48,8% GDP. Asimismo, sus importaciones muestran oscilaciones: en 1990, 61,6% GDP, 1998, 57,2% GDP y 1999, 58,4% GDP. Belice cuenta con 13.000 km2, de bosque (aproximadamente 59,1% del área total) y se encuentra bajo alguna forma de protección cerca del 21% de su territorio. Su tasa de deforestación para 1999 fue de 2,3%. Situación de los recursos hídricos Belice y Panamá son los países Centroamericanos con mayor capital per capita en materia de recursos hídricos. La posición geográfica sobre el Caribe Centroamericano de Belice (barlovento) hace que las condiciones climáticas le permitan alcanzar 64.817 m3 per capita, convirtiéndolo en uno de los países con mayor capital hídrico del mundo, 75 solamente superado por los países africanos del Sub-Sahara. De todo este capital hídrico Belice toma únicamente un 0,6% para usos domésticos, industriales y agrícolas. En cuanto al potencial hidroeléctrico de Belice, éste está circunscrito a las posibilidades que presentan los ríos que se forman en la montañas Mayas, ya que el resto del territorio es bastante plano (Arteaga, 1994). El consumo de agua potable en Belice ha crecido por un 115% en los últimos 10 años, desde 550.115.000 galones en 1980 a 1.180.644.000 galones en 1999. La tasa de aumento promedio en el consumo es de 8,9% por año. El acceso de la población urbana a fuentes de agua mejorada es 83%, en año 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana a sistemas de saneamiento es 59%, 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la Organización Mundial de la Salud). Belice cuenta con 16 cuencas principales. El agua potable es extraída de ríos, pozos, acuíferos y aguas superficiales. Métodos para la “potabilización” del agua incluyen la clorinación, filtración y ósmosis inversa, entre otros. Guatemala Descripción Guatemala, con una superficie de aproximadamente 109.000 km2, se encuentra al norte del Istmo Centroamericano, sus tres cuartas partes son de orografía montañosa, cuyos orígenes se inician con la continuación de la Sierra Madre desde territorio mexicano, la cual se bifurca en dos cadenas montañosas. La primera en dirección noreste formando la Sierra de los Cuchumatanes, La Sierra de Chamá, la Sierra de Santa Cruz y Sierra de las Minas. La segunda la forma la Sierra Madre la cual se extiende a lo largo del litoral pacífico. La Sierra Madre también forma el Altiplano Central con valles intermontanos y constituye la divisoria de aguas continentales (Arteaga, 1994). Guatemala está definido por diez provincias fisiográficas: Llanura Costera del Pacífico, Pendiente Volcánica Reciente, Cadena Volcánica, Tierras Altas Cristalinas, Tierras Altas Sedimentarias, Depresión de Izabal y del Montagua, Planicie Baja Interior de Petén, Cinturón Plegado del Lacandón, Plataforma de Yucatán y Llanura Costera del Caribe. Además, cuenta con 33 volcanes, varios de ellos activos. La figura 4 resume los datos estadísticos del país. Clima Los niveles climáticos se pueden dividir de 0-600 m para clima caliente y temperaturas medias de 23º a 26° C, de 600-1.800 m para clima templado con temperaturas medias de l8º a 23° C y arriba de 1.800 m las tierras frías con temperaturas entre l0º y 17° C. La precipitación se presenta de mayo a octubre con variaciones desde 500 mm para la zona nororiental del país, hasta más de 5.000 mm en la zona norte (Arteaga, 1994). Demografía La población de Guatemala es aproximadamente 11.000.000 de habitantes con un crecimiento anual del 2,6% y una densidad de población de 102 habitantes por km2. La tasa de fertilidad para 1999 fue de 4,5 nacimientos por mujer y la vida promedio de los guatemaltecos ha aumentado de 61 años en 1990 a 65 en 1999 (Banco Mundial, 2001). Indicadores económicos y de desarrollo sostenible El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de Guatemala es de US$ 1.680, con un crecimiento anual de su economía del 3,6% del GDP, 1999. 76 El área agrícola de Guatemala corresponde al 41,6% de su territorio total, y 6,6% de esta área agrícola se encuentra bajo riego. El aporte económico del sector alcanza un 23% del GDP, 1999. Otros sectores importantes son: comercios 24.6%, industria manufacturera 13,8%, transporte, almacenamiento y comunicaciones 8,8% y la administración pública 7,4%. Las exportaciones de bienes y servicios se han reducido del 21%, 1990 al 19%, 1999. Sus importaciones de bienes y servicios han aumentado del 24,8%, 1990 a 27,4%, 1999. El principal producto de exportación es el café con el 28,3% del total, le sigue el azúcar 15,2%, banano 9,2% y el cardamomo 2,8%. La riqueza y diversidad de los ecosistemas del país claramente se reflejan en la expresión vegetal y su paisaje, el cual en pocos kilómetros varía de coníferas y latifoliadas de climas templados a una vegetación tropical latifoliada en las tierras bajas. Guatemala cuenta con 29.000 km2 de bosque, aproximadamente el 26,3% de su territorio. El 16,8% de éste se encuentra bajo algún tipo de protección y la tasa de deforestación para 1999 fue de 1,7%. Situación de los recursos hídricos La configuración orográfica divide el territorio guatemalteco en las vertientes del Pacífico y Atlántico, dividiéndose esta última en las vertientes del Golfo de México y del Caribe. La vertiente del Pacífico tiene un 19% de la escorrentía total, la Vertiente del Atlántico con un 34% y la Vertiente del Golfo de México con un 47% de la escorrentía total media anual. El río más caudaloso es el Usumacita, le siguen el San Pedro, Pasión, Salinas y Chixoy en la Vertiente del Golfo de México; el Montagua, el Cahabón en la Vertiente del Atlántico y Paz, Nahualate y Coyolate en la Vertiente del Pacífico. En Guatemala también existen más de 300 lagos y lagunas, siendo los más grandes el Lago de Izabal (590 km2) y el Lago Atitlán (126 km2) (Arteaga, 1994). El capital hídrico de Guatemala es de 12.121 m3 per capita y su extracción para usos domésticos, industriales y agrícolas es del 0,9%. El acceso de la población urbana a fuentes de agua mejorada es del 97%, 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana a sistemas de saneamiento es del 98% para el 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la Organización Mundial de la Salud, 2000). Existen 27 sistemas de riego público o construidos por el Gobierno que cubren 16.000 ha (20%). Asimismo, 64.000 ha (80%) son regadas por sistemas privados; el potencial de tierras a irrigar es de 2.500.000 hectáreas. El consumo eléctrico per capita, según datos de 1998, es de 322 kW/h. La capacidad eléctrica instalada es de 1.030 MW, que cubren esencialmente la ciudad capital y las áreas urbanas del país. El mayor generador de electricidad es la hidroeléctrica Chixoy y el potencial hidroeléctrico del país se sitúa en 10.891 MW. Guatemala no cuenta con una Ley General de Agua; la propiedad la regula la Constitución Política (1985), el Código Civil (1966) y la Ley de expropiación (1845). Los usos son regulados por diversas leyes sectoriales; así el Instituto de Fomento Municipal -INFOM- es el ente rector del Agua Potable y Saneamiento a nivel nacional. El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación -MAGA- es el ente rector de la política hídrica (riego y recursos hidrobiológicos) con excepción del agua potable y saneamiento e hidroeléctrico, el cual es regulado por el Instituto Nacional de Electrificación -INDE-. La Dirección de Vigilancia y Control del Ministerio de Salud Pública vela porque los proyectos cumplan con las normas de saneamiento exigidas y porque sea implementado un programa de vigilancia de la calidad del agua en todo el país. Además vela por la calidad de las aguas la Comisión Nacional del Medio Ambiente -CONAMA-. La protección de bosques productores de agua la tiene a su cargo el Consejo Nacional de Áreas Protegidas -CONAP-. 77 La investigación sobre agua subterránea la ha efectuado el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH), el INFOM y la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA). El riesgo de cada una de las 38 cuencas del país ha sido recientemente estimado a partir de conjugar las amenazas naturales, definidas por la recurrencia de los fenómenos naturales y la vulnerabilidad ambiental, económica y social. En resumen, el sistema actual de uso y aprovechamiento del agua está agotado: no hay ley de aguas, la rectoría está en el sector agrícola, los demás sectores se rigen por sus propias normas, la cobertura de agua para consumo humano es baja, hay conflicto de uso entre comunidades (agua para consumo humano) y regantes; un bajo aprovechamiento del potencial de agua para riego e hidroelectricidad. Sin embargo, hay cierto consenso en reformar el sistema actual, así uno que promueva el manejo integrado de los recursos hídricos, a través de la definición de una política y de un organismo rector, independiente de los sectores, con una activa participación de todos los usuarios. Honduras Descripción Con 112.000 km2, Honduras es un país montañoso en casi todo su territorio, con excepción de la zona costera norte del Mar Caribe y una fracción que drena hacia el Golfo de Fonseca en el Océano Pacífico. Se identifican tres regiones: las tierras altas, por arriba de los 600 msnm con valles intermontanos (80% del territorio); los valles comprendidos entre los 150 msnm y 600 msnm (16%), y el resto áreas planas con poca pendiente en sus valles costeros (Valle del Sula y otros al norte y hacia el Pacífico el Valle de Nacaome) (Arteaga, 1994). La figura 5 resume los datos estadísticos del país. Clima Por su posición geográfica, Honduras posee un clima tropical. La orografía del territorio hondureño juega un papel muy importante en la diversificación del clima, ya que al interactuar con la circulación general de la atmósfera producen regímenes de lluvias distintos en la vertiente del Caribe, la vertiente del Pacífico y la zona central intermontana (Pastrana, 1976, citado por Argeñal, 2000). En el litoral del Caribe llueve durante casi todo el año. Durante los meses de noviembre a marzo inclusive, esta porción del territorio es invadida por frentes fríos los cuales producen cantidades importantes de lluvia (temporales) y temperaturas bajas. Las zonas intermontanas tienen un clima con un régimen de precipitación que presenta dos estaciones bien definidas, una estación lluviosa (mayo-octubre) y otra seca (diciembre-marzo). De igual forma que el régimen de la precipitación, el régimen térmico está determinado por la orografía del territorio y los fenómenos meteorológicos. La zona más caliente de Honduras es la región del litoral Pacífico, tal es el caso de Choluteca, donde en ocasiones, las temperaturas máximas absolutas alcanzan valores mayores a los 40° C durante los últimos meses de la estación seca. La zona más fría es la región occidental donde las temperaturas mínimas alcanzan valores menores a los 5° C, especialmente sobre las partes altas de las sierras de El Merendón, Puca Opalaca y Celaque, especialmente cuando los frentes fríos alcanzan el territorio Hondureño en los meses de diciembre a marzo inclusive. Demografía La población de Honduras es aproximadamente 6.000.000 de habitantes con un crecimiento anual del 2,7% y una densidad de población de 56 habitantes por km2. La tasa de fertilidad para 1999 fue de 4 nacimientos por mujer y la vida promedio de los Hondureños ha aumentado de 67 años en 1990 a 70 en 1999 (Banco Mundial, 2001). 78 Indicadores económicos y de desarrollo sostenible El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de Honduras es de US$ 760. Su economía a variado de 0,1% GDP, 1990 a 2,9% GDP, 1998 y - 1,9% GDP, 1999. Este último indicador está severamente influenciado por el efecto económico que produjo el huracán Mitch en octubre de 1998. El área agrícola de Honduras corresponde al 32% de su territorio total, y 3,7% de esta área agrícola se encuentra bajo riego. El aporte económico del sector alcanza un 16% del GDP, 1999. Las exportaciones de bienes y servicios han aumentado del 36,4%, 1990 al 42,9%, 1999. De igual forma, sus importaciones de bienes y servicios han aumentado del 39,8%, 1990 al 56,7%, 1999. Honduras cuenta con 54.000 km2 de bosque, aproximadamente el 48,1% de su territorio. El 6% de éste se encuentra bajo algún tipo de protección y la tasa de deforestación para 1999 era de 1%. Situación de los recursos hídricos El capital hídrico de Honduras es de 15.211 m3 per capita y su extracción para usos domésticos, industriales y agrícolas es de 1.6%. El acceso de la población urbana a fuentes de agua mejorada es del 97% para el 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana a sistemas de saneamiento es del 94% para el 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la Organización Mundial de la Salud, 2000). Hidrográficamente el territorio se ha dividido en 19 cuencas principales entre las que se incluyen las transnacionales que comparte con Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Las mayores desaguan hacia el Mar Caribe, destacando las cuencas del Río Ulúa con 22.817 km2 y con caudales medios anuales del orden de los 360 m3/s; el Río Patuca con 23.898 km2 y 407 m3/s, y el Río Aguán con 10.266 km2 y 182 m3/s. Hacia el Golfo de Fonseca el río Choluteca con 7.580 km2 y 84 m3/s. Las cuencas que desaguan hacia el Pacífico son las de mayor degradación y menor riqueza hídrica y representan el 12% del territorio nacional (Arteaga, 1994). El marco jurídico e institucional de los recursos hídricos en Honduras se está reestructurando. Se pretende fomentar la participación de los usuarios, especialmente a través de un tipo de organización que considere la cuenca como la unidad de gestión del recurso. Asimismo, se iniciará la administración integral de las cuencas hidrográficas con mayores problemas, tal es el caso de los ríos Choluteca, Chamelecón, Cangrejal y Ulúa. Las metas y prioridades de Honduras en cuanto al recurso hídrico contemplan la construcción de proyectos de riego que cubran aproximadamente 16 mil hectáreas. Se promoverá y estimulará al sector privado para que desarrolle la infraestructura secundaria, terciaria y productiva en los grandes y pequeños proyectos de riego, con incentivos de crédito a largo plazo, asistencia técnica efectiva y seguridad de la inversión. Además se apoyarán los proyectos de microriego y agua potable bajo la modalidad de co-participación Comunidad-Gobierno, los cuales serán administrados por los usuarios. Se aumentará en 3.6 millones de metros cúbicos la capacidad del embalse de la Concepción para abastecer una población de 153.000 habitantes de los sectores urbano marginal. También se desarrollará un proyecto de ampliación de subcolectores en zonas de barrios marginales de la ciudad capital. Se promoverán las políticas y metas siguientes: Plan Maestro de Riego y Drenaje, con un horizonte de 25 años para incorporar a la agricultura de riego 30.000 hectáreas, acorde con las necesidades de aumento de la producción agrícola para consumo interno para la exportación y para desarrollar los recursos hídricos en áreas que se requiera menos inversión. 79 En cuanto al marco legal, existe una propuesta de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente para actualizar la Ley de Aguas, la cual marcará una moderna y actual base legal, técnica e institucional para el manejo integrado de los recursos hídricos. El Salvador Descripción El Salvador con 21.000 km2, se divide orográficamente en tres regiones: norte montañoso (1.200-2.700 msnm) con valles estrechos y cañadas, la Meseta Central con valles y altiplanos (800-1.200 msnm) y la región costera del litoral pacífico (0-800 msnm). La figura 6 resume los datos estadísticos del país. Clima En el norte montañoso las temperaturas medias oscilan entre los 10 y 16° C, sobre la Meseta Central las temperaturas son del orden de los 19 a 22° C, y en la región costera del litoral Pacífico el clima es más caluroso y húmedo con temperaturas entre los 22 y 28° C. La precipitación media del país es de 1.180 mm por año, la cual varía entre los 1.500 mm sobre la zona plana costera y los 2.800 mm anuales en la región norte montañosa. Durante el año se manifiesta una estación seca de noviembre a abril y una estación lluviosa de mayo a octubre. En El Salvador el 3% de la lluvia caída corresponde al período seco y el 97% del total se concentra en la estación lluviosa. Demografía La población de El Salvador es aproximadamente 6.000.000 de habitantes con un crecimiento anual del 2% y una densidad de población de 297 habitantes por km2. La tasa de fertilidad para 1999 fue de 3,2 nacimientos por mujer y la vida promedio de los salvadoreños ha aumentado de 66 años en 1990 a 70 en 1999 (Banco Mundial, 2001). Indicadores económicos y de desarrollo sostenible El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de El Salvador es de US$ 1.920. Su economía a variado de 4,8% GDP, 1990 a 3,5% GDP, 1998 y 3,4% GDP, 1999. El área agrícola de El Salvador corresponde al 77,4% de su territorio total, y 4,4% de esta área agrícola se encuentra bajo riego. El aporte económico del sector alcanza un 10% del GDP, 1999. Las exportaciones de bienes y servicios han aumentado del 18,6%, 1990 al 24,8%, 1999. De igual forma sus importaciones de bienes y servicios han aumentado del 31,2%, 1990 al 36,9%, 1999. El Salvador cuenta con 1.000 km2 de bosque, aproximadamente el 5,8% de su territorio. El 0,3% de este se encuentra bajo algún tipo de protección y la tasa de deforestación para 1999 era de 4,6 %. Situación de los recursos hídricos El capital hídrico de El Salvador es de 2.876 m3 per capita y su extracción para usos domésticos, industriales y agrícolas es de 4,1%. El acceso de la población urbana a fuentes de agua mejorada es del 88%, 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana a sistemas de saneamiento es del 88%, 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la Organización Mundial de la Salud, 2000). Hidrográficamente tributa por completo sobre la vertiente del océano Pacífico y se le puede dividir en 10 pequeños sistemas, de los cuales el mayor y más importante está 80 representado por la cuenca del Río Lempa con 10.000 km2 que abarca el 49% de todo el territorio. Le siguen en tamaño las cuencas de los ríos Grande de San Miguel con 2.250 km2, río Jiboa con 1.717 km2, río Goascorán con 1.316 km2 (fracción nacional fronteriza con Honduras), el Río Paz que comparte con Guatemala con 958 km2, fracción nacional. Los embalses artificiales de los proyectos hidroeléctricos de Cerrón Grande, 5 de Noviembre y l5 de Septiembre, todos sobre el cauce del Río Lempa, el cual constituye la riqueza hídrica (72% del total nacional) y energética principal del país. Se estima que el volumen de escurrimiento territorial equivale a los 18 millones de m3 por año, que representan el 33% del total medio de lluvia caída. (Arteaga, 1994). Considerando los límites físicos de las cuencas hidrográficas, el área de las cuencas transfronterizas representa casi el 50% más del área del territorio nacional y lo que en términos de caudal llega a representar el 34% de la disponibilidad de agua a nivel nacional. Aproximadamente el 28% del agua que corre por el Río Lempa, proviene de Honduras y Guatemala, y que el 34% de toda la disponibilidad de agua de El Salvador se genera en ambos países. La falta de tratamiento de las aguas residuales domésticas, así como las industriales y agroindustriales, incide en la calidad de la fuente de agua más importante del país, el Río Lempa. Además, la posición geográfica y el recorrido hacia el mar del río facilitan que la contaminación que se concentra en él se pueda distribuir a lo largo y ancho del territorio. Una de las acciones primordiales, y que es determinante en el desarrollo futuro de los recursos hídricos de El Salvador, es la disminución de los contaminantes procedentes de los diferentes usos del agua, reduciendo de esta forma la posibilidad de que el agua sea usado como vehículo transmisor de enfermedades de origen hídrico como el cólera, diarreas, etc., las cuales que representan un porcentaje bastante alto de las causas de mortalidad infantil en el país. Gestión de los Recursos Hídricos En El Salvador no puede hablarse de un proceso de gestión del recurso hídrico, más bien lo que ha ocurrido es una explotación de los mismos con un sesgo sectorialista, lo cual es natural ya que las ventajas económicas, sociales y políticas determinan en gran medida el interés de los gobiernos por impulsar y organizar instituciones en los sectores o subsectores. A este hecho se puede agregar el esquema o modelo de desarrollo de los Recursos Naturales Renovables que imperó en los años 50-60, donde el manejo y desarrollo de los mismos era centralizado. Actualmente se ha propuesto una política sobre recursos hídricos cuyo objetivo general es lograr una disponibilidad equitativa y un aprovechamiento sustentable de los recursos hídricos, a través del manejo ambiental sostenible de su oferta nacional, atendiendo los requerimientos sociales y económicos en sus aspectos de calidad, cantidad y distribución. Específicamente se pretende lograr una disponibilidad eficiente, propiciando un desarrollo sustentable de los recursos hídricos, mediante el apoyo a un sistema de gestión integral, sustentado en el conocimiento de la ocurrencia y uso del agua, tanto en cantidad como en calidad, promoviendo y facilitando la participación de los usuarios privados y comunitarios del agua en su planificación, desarrollo y administración, dando la valoración económica adecuada al recurso. Además, es necesario garantizar la protección de los cuerpos de agua, zonas acuíferas y de recarga, por medio de la reglamentación necesaria que promueva el respeto a su conservación, facilitando el manejo de cuencas con énfasis en el manejo de los suelos y la cobertura vegetal, así como facilitando la investigación, la transferencia de tecnología para el manejo de los recursos, la información y el conocimiento de los mismos. Esta política debe también lograr el aprovechamiento sostenible e implantar y consolidar una reforma organizacional e institucional del sector. 81 Nicaragua Descripción Nicaragua con una superficie de aproximadamente 130.000 km2 es el país más extenso de Centroamérica y se encuentra en el centro geográfico del Istmo. La figura 7 resume los datos estadísticos del país. Su orografía lo divide en tres regiones: la del Pacífico con 38.700 km2, es un territorio de cuencas pequeñas y ríos de corto recorrido, donde se concentra la mayor densidad de población. La región Central con 42.400 km2 incluye mesetas escalonadas, forma las partes media y alta de las cuencas más grandes de los ríos que drenan al Mar Caribe, y la región Atlántica con 46.600 km2 hacia donde escurre el mayor volumen de los recursos hídricos superficiales. Clima La vertiente del Pacífico es donde las precipitaciones van de los 500 mm a los 1.000 mn anuales, drenan 220 m3/s (4%), mientras hacia el Atlántico o Mar Caribe donde las lluvias medias son en promedio 4.000 mm por año, escurren 5.300 m3/s (96%), marcando un gran desbalance de aguas superficiales en ambas vertientes. Demografía La población de Nicaragua es de aproximadamente 5.000.000 de habitantes con un crecimiento anual del 2,6% y una densidad de población de 41 habitantes por km2. La tasa de fertilidad para 1999 fue de 3,6 nacimientos por mujer y la vida promedio de los guatemaltecos ha aumentado de 64 años en 1990 a 69 en 1999 (Banco Mundial, 2001). Indicadores económicos y de desarrollo sostenible El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de Nicaragua es de US$ 410, con un crecimiento anual de su economía del 7% del GDP, 1999. El área agrícola de Nicaragua corresponde al 62,3% de su territorio total, y 3,2% de esta área agrícola se encuentra bajo riego. El aporte económico del sector alcanza un 32% del GDP, 1999. Las exportaciones de bienes y servicios han aumentado del 24,9%, 1990 al 33,6%, 1999. Sus importaciones de bienes y servicios también han aumentado del 46,3%, 1990 a 88,7%, 1999. Nicaragua cuenta con 33.000 km2 de bosque, aproximadamente el 27% de su territorio. El 7,5% de éste se encuentra bajo algún tipo de protección y la tasa de deforestación para 1990-2000 fue de 3%. Situación de los recursos hídricos El capital hídrico de Nicaragua es de 38.668 m3 per capita y su extracción para usos domésticos, industriales y agrícolas es del 0,7%. El acceso de la población urbana a fuentes de agua es del 95%, 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana a sistemas de saneamiento es del 96%, según datos del 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la Organización Mundial de la Salud, 2000). Hidrográficamente el país está dividido en 21 cuencas, de las cuales 8 drenan hacia el Pacífico (10% del territorio) y 13 al Atlántico (90% del territorio). La cuenca del Río Coco con 24.476 km2 se comparte con Honduras (21%) y la cuenca del Río San Juan con 41.870 km2, con Costa Rica (32%). Son los ríos más caudalosos e importantes y ambos drenan hacia el Mar Caribe. Les siguen en importancia los ríos Prinzapolka, Grande de Matagalpa y Río Escondido, 82 cuyas cuencas son del orden 11.000 km2, el resto del sistema hidrográfico está constituido por cuencas menores a los 3.000 km2, que drenan hacia el Pacífico (Arteaga, 1994). La generación hidroeléctrica en Nicaragua representa el 25,6% de la generación total de energía, siendo el consumo per capita de 281kW/h, según datos de Banco Mundial de 1998. El enorme capital hídrico de Nicaragua, particularmente en su vertiente Caribe hace que su potencial de energía hidroeléctrica ascienda a los 1.767 MW, actualmente la potencia instalada no supera el 6% de dicho potencial. Existe un área potencial de 700.000 ha de tierras irrigables por debajo de la cota de los 100 msnm, hoy día se está irrigando unas 30.000 ha, las cuales representan solamente un 4% del área potencial. En cuanto al marco institucional de los recursos hídricos en Nicaragua se puede decir que las funciones del uso y manejo del agua son competencias y atribuciones de un marco institucional existente, al cual le son conferidas mediante un conjunto de leyes; es así, que los distintos ministerios y entes autónomos del Estado cumplen con sus mandatos establecidos en sus leyes creadoras, leyes orgánicas, y otras leyes especiales relacionadas con los recursos hídricos. A pesar de disponer en Nicaragua de un Plan de Acción para el Manejo Integral del Agua (PARH), el Gobierno aún no ha iniciado su implementación, de manera que, no se cuenta con la Ley General del Agua aprobada y tampoco se ha establecido la Autoridad del Agua que se encargue de aplicar dicha ley, de modo, que en el corto y mediano plazo, se puedan implementar todas las acciones propuestas en el PARH, las cuales indefectiblemente, conllevarán en el largo plazo, a un manejo racional y sostenible del recurso. Con base en lo anterior, se puede afirmar que el país todavía continúa en un manejo fraccionado y carente de coordinación. En cuanto al marco legislativo, la Constitución Política de Nicaragua establece que los recursos naturales son patrimonio del Estado y que éste tiene la obligación de preservarlos y conservarlos. La propia Constitución consigna que el Estado puede celebrar contratos de explotación racional de los recursos naturales, cuando así lo requiera el interés nacional. El precepto anterior confirma el papel del Estado como custodio o administrador de los recursos hídricos nacionales En otro contexto, el Código Civil vigente, promulgado anterior a los preceptos modernos sobre el manejo integral de las aguas, contiene normas que la reconocen como un bien público, pero sujeto a determinadas reglas relacionadas con la propiedad privada de la tierra. El Código Civil consagra el derecho al uso por parte de todas las personas que lo necesiten, prohíbe la variación de los cursos de las corrientes, establece el derecho a la servidumbre y reconoce el derecho a transportar el agua a través de predios propiedad de terceros. En 1996, entró en vigor la Ley General del Ambiente y los Recursos Naturales, la cual confirma el dominio público de las aguas, en esa misma ley se establecen las bases para la administración de los recursos hídricos bajo el principio de autorización previa al uso, remitiendo a una ley especial (Ley General del Agua), todo lo relativo a su implementación y la definición de la autoridad competente. En Nicaragua falta una política nacional hídrica que marque el rumbo hacia una gestión integral ha originado la actual degradación de los cuerpos de agua más importantes del país, tanto superficiales como subterráneos, asimismo, prevalecen sin solución numerosos conflictos entre pequeños y grandes usuarios. Ante esta problemática y en la búsqueda de una salida, la Comisión Nacional de Recursos Hídricos (CNRH) gestionó, monitoreó y controló la elaboración del PARH, dentro del cual se preparó una propuesta de Política Nacional de los Recursos Hídricos. Esta propuesta define los grandes objetivos que en un 83 largo plazo conllevarían al uso y manejo sostenible del agua y por otro lado, establece los lineamientos de estrategias que deban aplicarse para lograr dichos objetivos. Recientemente ha sido aprobada la Ley de Organización, Competencia y Procedimientos del Poder Ejecutivo cuyas propuestas transformarán sustancialmente el aparato estatal. En materia de aguas se establecen mecanismos regulatorios que le atribuyen un valor económico al recurso por su uso, como si fuese un insumo más de los procesos de producción en los que se hace presente. Y, en cuanto se refiere al Anteproyecto de la Ley General de Aguas elaborada por el PARH, ésta se encuentra en un proceso de revisión en el seno de la CNRH, para luego ser sometida a la consideración de la Asamblea Nacional para su posterior aprobación. Costa Rica Descripción El territorio de Costa Rica con aproximadamente 51.000 km2 está dividido en dos vertientes, Caribe y Pacífico, por la Cordillera de Guanacaste, la Cordillera Central y la Cordillera de Talamanca. La figura 8 resume los datos estadísticos del país. Clima La vertiente del Pacífico tiene dos estaciones climáticas bien definidas, una época lluviosa de mayo a noviembre y donde octubre es el mes de máxima precipitación, y una estación seca de diciembre a abril. La vertiente del Caribe se caracteriza por tener una estación lluviosa casi durante todo el año, siendo diciembre el mes de máximas precipitaciones. En esta región el índice de humedad es positivo y no acusa déficit de agua pues aún en los meses más secos se tienen promedios de lluvia hasta de 200 mm (Arteaga, 1994). Demografía La población de Costa Rica es aproximadamente 4.000.000 de habitantes con un crecimiento anual del 1,8% y una densidad de población de 70 habitantes por km2. La tasa de fertilidad para 1999 fue de 2,5 nacimientos por mujer y la vida promedio de los costarricenses es de 77 años para el año 1999 (Banco Mundial, 2001). Indicadores económicos y de desarrollo sostenible El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de Costa Rica es el más alto del Istmo con US$ 3.570. Su economía a crecido de 3,6% GDP, 1990 a 8% GDP, 1999. El área agrícola de Costa Rica corresponde al 55,7% de su territorio total, y 25% de esta área agrícola se encuentra bajo riego, ubicándose principalmente a lo largo de las regiones con mayor déficit hídrico. Lo anterior contribuye a reducir las pérdidas durante épocas de sequía severa. El aporte del sector a la economía del país alcanza un 11% del GDP, 1999. Las exportaciones de bienes y servicios han aumentado del 34,6%, 1990 al 53,7%, 1999. Las importaciones de bienes y servicios han variado entre 41,4% en 1990, 50,9% en 1998 y 47,2% en 1999. Costa Rica cuenta con 20.000 km2 de bosque, aproximadamente el 38,5% de su territorio. El 14,2% de éste se encuentra bajo algún tipo de protección y la tasa de deforestación para 1999 era de 0,8%. 84 Situación de los recursos hídricos El capital hídrico de Costa Rica es de 31.318 m3 per capita y su extracción para usos domésticos, industriales y agrícolas es de 5,1%. El acceso de la población urbana a fuentes de agua mejorada es del 98%, 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana a sistemas de saneamiento es del 98%, 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la Organización Mundial de la Salud, 2000). Hidrográficamente el país está dividido en 34 cuencas, de las cuales la mitad desaguan hacia el Pacífico y 17 hacia el Caribe, 10 en forma directa y 7 a través del Río San Juan, fronterizo con Nicaragua. Los ríos más caudalosos son los de la vertiente del Caribe. Los del Pacífico experimentan mayores descensos durante los meses sin lluvias. De esta forma, el mayor porcentaje de la disponibilidad hídrica territorial se ubica en la vertiente Caribe, donde las cuencas más importantes de esta vertiente son las de los ríos Sapoá - Zapote, Frío, San Carlos y Sarapiquí, tributarias del Río San Juan, y las del Tortuguero, Reventazón, Pacuaré, y Chirripó y Sixaola (en la frontera con Panamá) que desaguan frente en el Caribe. En la vertiente Pacífico destacan las cuencas de los ríos: Tempisque, el Bebedero, Grande de Térraba y Grande de Tárcoles (Arteaga, 1994). En general se puede decir que para el sector hídrico nacional los principales problemas son: • Visión no integrada del manejo del recurso. Cada institución trata de desarrollar sus competencias. • Un marco legal fragmentado y obsoleto. • Utilización del recurso sin aplicar un concepto de solidaridad entre usuarios. • No existe un conocimiento real de la situación del agua en el país. No existiendo la base del conocimiento real sobre la disponibilidad hídrica nacional (cantidad y calidad). • El recurso hídrico no ha sido valorado adecuadamente. • Competencia de actividades productivas por el recurso en perjuicio de la disponibilidad de agua. • Demanda de agua creciente. • No existen políticas tendientes a la regulación al cambio de uso de la tierra. En cuanto a las políticas de los recursos hídricos el Plan Nacional de Desarrollo 1998 2002, contempla el siguiente objetivo estratégico: “Garantizar la protección del recurso hídrico para el suministro de agua suficiente y de calidad en las diferentes actividades del desarrollo nacional”. Para ello, plantea tres políticas específicas con una serie de programas y acciones generales, a saber: 1. Ordenamiento y planificación del uso del agua para el desarrollo nacional. • Fortalecimiento de la Dirección Nacional de Aguas del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), como ente rector de la planificación y fiscalización del recurso hídrico nacional. • Establecer el Plan Nacional de Ordenamiento del recurso hídrico. • Formular la estrategia nacional del manejo y uso del recurso hídrico. • Realización y cumplimiento de estudios de impacto ambiental en los proyectos públicos y privados de utilización del recurso hídrico. • Fortalecer las iniciativas interinstitucionales y de la sociedad civil en el manejo y la planificación integral de cuencas hidrográficas. • Desarrollar el Programa Nacional de Inversión, Recolección y Tratamiento de Aguas Negras o Residuales. 2. Incorporar los costos de protección del recurso agua en el valor de los servicios y bienes producidos. • Profundizar los estudios ambientales y económicos que determinen el valor real del recurso agua. 85 • Incorporar el valor real del agua en las tarifas de bienes y servicios producidos y suministrados por las instituciones públicas. • Interiorizar el costo del deterioro ambiental que se genera con la producción de bienes y servicios, donde se utiliza el recurso agua. 3. Promover el ordenamiento y el uso de aguas marinas. • Elaboración del Plan de Ordenamiento para el uso de las aguas marinas y protección de ecosistemas. • Plan de ordenamiento y rehabilitación del Golfo de Nicoya. • Plan de ordenamiento y manejo del Golfo Dulce. Asimismo, se pretende continuar con el control y minimización de la contaminación del agua de los ríos, controlando la descarga de efluentes, tarea a desarrollar por el Ministerio de Salud en coordinación con ICAA, involucrando dentro de este proceso a las municipalidades y a las empresas privadas. Panamá Descripción Panamá con una extensión territorial de 76.000 km2 ocupa la franja territorial más angosta del Istmo Centroamericano. Su configuración orográfica la forma la cordillera que se inicia en el Volcán Chiriquí (3.475 msnm), y atraviesa el país longitudinalmente de oeste a este hasta la provincia oriental del Darién en la frontera con Colombia, donde con el nombre de Cordillera de San Blas, se aproxima a las costas del Mar Caribe. La cordillera forma la divisoria de aguas entre las vertientes del Caribe hacia el norte, y la del Pacífico hacia el sur (Arteaga, 1994). La figura 9 resume los datos estadísticos del país. Clima El territorio panameño no es afectado directamente por las tormentas tropicales y huracanes que se forman en el Atlántico, pero está fuertemente influenciado por los desplazamientos de la Zona de Convergencia Intertropical, que da origen a las altas precipitaciones anuales y consecuentes ríos caudalosos y a la considerable riqueza hídrica que dispone Panamá (lluvias anuales de hasta 5.000 mm en la región central y 6.000 mm en la Península Valiente, hasta 7.000 mm y nueve meses de lluvias en las Provincias de Bocas del Toro y Chiriquí, fronterizas con Costa Rica. Al extremo oriental en la Provincia del Darién la precipitación supera los 4.000 mm. Los climas clasificados como tropicales húmedos a muy húmedo y seco, predominan en las planicies bajas, y en las tierras altas, el clima templado húmedo a muy húmedo. En la Provincia de Coclé y la Península de Azuero (zona conocida como el Arco Seco) se presenta el clima tropical seco con precipitaciones inferiores a 1.500 mm anuales imprimiéndole la característica seca a esta región, con escasez de recursos en aguas superficiales y subterráneas en comparación con la abundancia que prevalece en el resto del país. Demografía La población de Panamá es aproximadamente 3.000.000 de habitantes con un crecimiento anual del 1,7% y una densidad de población de 38 habitantes por km2. La tasa de fertilidad para 1999 fue de 2,5 nacimientos por mujer y la vida promedio de los panameños es de 74 años para el año 1999 (Banco Mundial, 2001). 86 Indicadores económicos y de desarrollo sostenible El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de Panamá de US$ 3.080. Su economía a variado de un 8,1% GDP en 1990 a un 4,4% en 1998 hasta un 3% en 1999 (Banco Mundial 2001). El área agrícola de Panamá corresponde al 28,6 % de su territorio total, y 4,9 % de esta área agrícola se encuentra bajo riego. El aporte del sector a la economía del país alcanza un 7% del GDP, 1999, siendo Panamá el país en Centroamérica que menos depende de la agricultura como base económica. Las exportaciones de bienes y servicios han disminuido del 38,4% en 1990 al 32,9% en 1999. Las importaciones de bienes y servicios han variado del 33,8 % en 1990, al 41,8 en 1998 y al 41,4% en 1999. Panamá cuenta con 29.000 km2 de bosque, aproximadamente el 38,6% de su territorio. El 19,1% de éste se encuentra bajo algún tipo de protección y la tasa de deforestación para 1999 era de 1,6%. Vale destacar que los bosques proveen grandes servicios en la regulación de la evaporación del agua, en los procesos de recarga de los acuíferos, en el control de los vientos, de la erosión y sedimentación y en el mantenimiento de la temperatura ambiente. En nuestros bosques del trópico húmedo, un 25% del agua de lluvia se queda en las copas de los árboles, el 15% se evapora, un 25% corre por la superficie y el 35% va a los acuíferos, que son las reservas de los períodos climáticos secos; en cambio en las zonas deforestadas el 40% del agua se evapora, el 50% se va por las superficies y sólo un 10% va a los acuíferos. De acuerdo con la Dra. Ligia Herrera (CATHALAC) “la cobertura de bosques del país pasó del 93% del territorio hacia el año 1800, al 70% cerca de 1947, para reducirse a entre un 38 y un 45 por ciento hacia 1980, estimándose pérdidas de 50.000 hectáreas de bosque por año, a cuenta en lo fundamental de la expansión de las fronteras agrícolas”. Situación de los recursos hídricos El capital hídrico de Panamá al igual que Belice es uno de los más ricos del mundo, éste es de aproximadamente 52.437 m3 per capita y su extracción para usos domésticos, industriales y agrícolas es de 1,1%. El acceso de la población urbana a fuentes de agua mejorada es del 88%, 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana a sistemas de saneamiento es del 99%, 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la Organización Mundial de la Salud, 2000). La República de Panamá cuenta con 52 cuencas hidrográficas, de las cuales dos son compartidas con los países vecinos de Costa Rica y Colombia. La cordillera que es divisoria de aguas entre las vertientes del Caribe hacia el norte, y la del Pacífico hacia el sur hace que la región Caribe sea más estrecha. Aquí se distribuyen 150 ríos de pequeñas cuencas y cauces de corto recorrido, por ejemplo: el Río Sixaola (fronterizo con Costa Rica), el Río Changinola (2.991 km2), y el Río Chagras (3.315 km2) que alimenta al Lago Gatún, éste último de importancia para el funcionamiento del Canal de Panamá. La vertiente del Pacífico comprende un territorio más amplio que el Caribe y está integrada por más de 330 ríos que desembocan hacia los golfos de Chiriquí y Panamá entre los que se incluyen 8 cuyas cuencas son mayores de 2.000 km2 y la del Río Tuira con 10.664 km2, la más extensa del país. Para hablar de la situación hídrica en Panamá hay que partir de referirse a las relaciones entre el agua, el ambiente y el desarrollo en el país. A lo largo de la historia, la sociedad panameña ha estado dominada por el régimen de la pluvioagricultura. Según el arqueólogo Richard Cooke, hay importantes demostraciones de haber existido la agricultura especializada (o sea de pocas especies sembradas en cantidades apreciables), en algunas comunidades ubicadas en vegas de los ríos y lagos y en valles intermontanos, tales como Cerro Punta, Chitra, El Valle de Antón y Cerro Azul. Sin lugar 87 a dudas esta economía agraria de riego natural estuvo favorecida por las condiciones climáticas resultantes de la posición geográfica de Panamá -ubicada como está en la zona de convergencia intertropical- y de su configuración orográfica. En las cordilleras no escaseó nunca la precipitación; y los densos bosques, ricos en biodiversidad y con una extensa cobertura sobre las laderas en las altas cuencas, eran unos extraordinarios administradores naturales del recurso hídrico ante la significativa inclinación del relieve de nuestro territorio continental. A partir de las ultimas décadas del período colonial, el régimen agrario de la pluvioagricultura transitó aceleradamente en el tiempo hacia un desajuste crítico, sobrellevado por las estructuras de explotación extensiva de la tierra que logran por un lado, deteriorar la alta productividad del suelo y por el otro, desorganizar la administración natural del agua sin alcanzar entre tanto su reemplazo por un nuevo sistema de administración artificial, para la racionalización del recurso. Las cifras actuales son contundentes al respecto: del total de tierras potencialmente irrigables, solamente un 14,8% están bajo riego controlado en la República y éstas las integran casi en su totalidad las tierras en explotación de las bananeras, los ingenios azucareros y unas 6.000 ha en producción de arroz. En el campo energético, Panamá tiene un potencial hidroenergético de 12.000 Gw/h y sólo un 10,7% está utilizado. Se ha venido ampliando continuamente la base de producción termoeléctrica, con las respectivas implicaciones en consumo de combustibles fósiles de mayor impacto ambiental. El consumo per capita de electricidad es de 1.211 kW/h, 1998 (Banco Mundial 2001). En cuanto a la disponibilidad de información hidrometeorológica, en Panamá existe información mensual de precipitación, temperatura y caudal, recabada en las principales instituciones que se encargan de éstos registros como lo son la actual Empresa de Transmisión Eléctrica S.A. (ETESA), la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) y la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM). El Centro de Investigaciones Hidráulicas e Hidrotécnicas de la Universidad Tecnológica de Panamá, con el apoyo de la UNESCO, realizó durante los años 1988-89, el Balance Hídrico del Istmo de Panamá. En esta iniciativa colaboró el Departamento de Hidrometeorología del Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación (IRHE), hoy ETESA. Para este trabajo se utilizó la metodología de la guía publicada por UNESCO/ROSTLAC en el año de 1982, trabajando el período comprendido entre 1965 1982. Los mapas nacionales se presentaron a escala 1:250.000 y el mapa regional a escala 1:2.000.000. Sin embargo, hoy día la actualización de la evaluación de los Recursos Hídricos en Panamá resulta una tarea urgente, pues la red hidrometeorológica actual del país no cubre a cabalidad aquellas regiones en donde empiezan a presentarse conflictos por el recurso agua (arco seco del país). En el marco institucional, la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), es la institución responsable de otorgar los permisos para el uso del agua en el país. A su vez, tanto el Ministerio de Salud, como el de Agricultura tienen ingerencia en la construcción de pozos para explotación de aguas subterráneas. El Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN), es la entidad responsable del suministro de agua potable y recolección de aguas servidas en las principales ciudades del país. La generación de energía hidroeléctrica está bajo la tutela de la actual Empresa de Transmisión Eléctrica S.A. (ETESA), A su vez, el manejo de las aguas de la cuenca del Canal de Panamá es responsabilidad de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP). Notas 1 SICA (CRRH, CCAD, CAPRE, DANIDA), 2000. Plan Centroamericano para el Manejo Integrado de los Recursos Hídricos (PACADIRH). 88 2 3 4 5 ALIDES: Es una estrategia nacional y regional, orientada a hacer del Istmo Centroamericano una región de paz, libertad, democracia y desarrollo (Rodríguez y Salas, 1995, Alides, 1994). Parlamento Centroamericano (PARLACEN), UNICEF, CRRH, CAPRE, CIUDAGUA, Guatemala, 1994. Taller sobre la Gestión Integrada del Recurso Hídrico del Istmo Centroamericano. OMM, BID, San José, Costa Rica, 1996: Conferencia sobre evaluación y estrategias de gestión de recursos hídricos en América Latina y el Caribe. SICA, 1998. XX Cumbre de Presidentes Centroamericanos, Secretaría General, Sistema de la Integración Centroamericana, Guatemala. FIGURAS Figura 1. Principios de la Conferencia Internacional del Agua y Medio Ambiente, Dublín, Irlanda, 1992. Principios de Dublín: • El agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para la vida, para el desarrollo y para el medio ambiente; • El desarrollo y gestión del agua debe basarse en un enfoque participativo involucrando a los usuarios, planificadores y tomadores de decisión a todos los niveles, tomando las decisiones al nivel más bajo posible que sea el adecuado; • La mujer juega un papel central en la provisión, gestión y salvaguarda del agua; • El agua tiene un valor económico en todos sus usos competitivos y debe ser reconocida como un bien económico. Fuente: Conferencia Internacional del Agua y Medio Ambiente, Dublín, 1992. Figura 2A. Estructura organizativa para la implementación del PACADIRH. DIRECCION GENERAL DEL SICA Secretario General-Directores Generales de Economía-Ambiente y Social GRUPO CONSULTIVO DEL AGUA CRRH – CAPRE – CCAD – CORECA/CAC –CEPREDENAC – CEAC SECRETARIA GRUPO CONSUTIVO DEL AGUA Comité Regional Recursos Hidráulicos (CRRH) Fuente: Plan Centroamericano para el Manejo Integrado de los Recursos Hídricos, 2000 89 Figura 2B. Indicadores básicos de los países Centroamericanos y de la región. Países Guatemala Honduras Belice Nicaragua El Salvador Costa Rica Panamá América Central Población Crecimiento Población Área (km2) (GNI/cap.) Ingreso nac. bruto per cap. (US$) Recursos Hídricos disponibles per capita (1999) (m3/capita) 11.000.000 6.000.000 247.000 5.000.000 6.000.000 4.000.000 3.000.000 35.247.000 2.6% 2.7% 3.4% 2.6% 2.0% 1.8% 1.7% 2.4% 109.000 112.000 23.000 130.000 21.000 51.000 76.000 522.000 1.680 760 2.730 410 1.920 3.570 3.080 2021.4 12.121 15.211 64.817 38.668 2.876 31.318 52.437 31.064 Fuente: Banco Mundial, 2000. Figura 3. Estadísticas de Belice. Superficie: 23.000 km2 Población: 247.000 habitantes Crecimiento población: 3,4% GNI/per capita: US$ 2.730 Recursos hídricos per capita (1999): 64.817 m3/capita Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 0.6% Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 83%. Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año 2000): 59%. Área agrícola (% del área total): 6,1%. Contribución agrícola a economía (% GDP - 1999): 19%. Área agrícola bajo riego: 3,4 % del total agrícola Áreas protegidas (% área total): 21% Área cubierta de bosque (% área total, 1999): 13.000 km2, 59,1%. Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 1,7 (1998) Fuente: Banco Mundial, 2001. 90 Figura 4. Estadísticas de Guatemala. Superficie: 109.000 km2 Población: 11.000.000 habitantes Crecimiento población: 2,6% GNI/per capita: US$1.680 Recursos hídricos per capita (1999): 12.121 m3/capita Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 0,9 % Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 97% Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año 2000): 98% Área agrícola (% del área total): 41,6%. Contribución agrícola a economía (% GDP - 1999): 23%. Área agrícola bajo riego: 6.6% del total agrícola Areas protegidas (% área total): 16,8% Área cubierta de bosque (% área total, 1999): 29.000 km2, 26,3%. Consumo eléctrico per capita: 322 kW/h (1998) Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 0,8 (1998) Fuente: Banco Mundial, 2000. Figura 5. Estadísticas de Honduras. Superficie: 112.000 km2 Población: 6.000.000 habitantes Crecimiento población: 2,7% GNI/per capita: US$ 760 Recursos hídricos per capita (1999): 15.211 m3/capita Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 1,6% Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 97% Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año 2000): 94% Contribución agrícola a economía (% GDP - 1999): 16% Área agrícola bajo riego: 3,7% del total agrícola Areas protegidas (% área total): 6,0 % Area cubierta de bosque (% área total, 1999): 54.000 km2, 48,1 %. Consumo eléctrico per capita: 446 kW/h (1998) Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 0,8 (1998) Fuente: Banco Mundial, 2000. 91 Figura 6. Estadísticas de El Salvador. Superficie: 21.000 km2 Población: 6.000.000 habitantes Crecimiento población: 2,0% GNI/per capita: US$ 1.920 Recursos hídricos per capita (1999): 2.876 m3/capita Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 4,1 % Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 88% Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año 2000): 88% Área agrícola (% del área total): 77,4%. Contribución agrícola a economía (% GDP - 1999): 10% Área agrícola bajo riego: 4,4 % del total agrícola Áreas protegidas (% área total): 0,3% Área cubierta de bosque (% área total, 2000): 1.000 km2, 4.6% Consumo eléctrico per capita: 559 kW/h (1998) Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 0,6 (1990) Fuente: Banco Mundial, 2000. Figura 7. Estadísticas de Nicaragua. Superficie: 130.000 km2 Población: 5.000.000 habitantes Crecimiento población: 2,6% GNI/per capita: US$ 410 Recursos hídricos per capita (1999): 38.668 m3/capita Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 0,7% Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 95% Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año2000): 96% Área agrícola (% del área total): 62,3% Contribución agrícola a economía (% GDP - 1999): 32% Área agrícola bajo riego: 3,2% del total agrícola Áreas protegidas (% área total): 7,5% Área cubierta de bosque (% área total, 2000): 33.000 km2 (2000), 27% Consumo eléctrico per capita: 281 kW/h (1998) Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 0,8 (1990) Fuente: Banco Mundial, 2000. 92 Figura 8. Estadísticas de Costa Rica. Superficie: 51.000 km2 Población: 4.000.000 habitantes Crecimiento población: 1,8% GNI/per capita: US$ 3.570 Recursos hídricos per capita (1999): 31.318 m3/capita Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 5,1% Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 98% Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año 2000): 98% Área agrícola (% del área total): 55,7%. Contribución agrícola a economía (% GDP - 1999): 11%. Área agrícola bajo riego: 25% del total agrícola Áreas protegidas (% área total): 14,2 % (1999) Área cubierta de bosque (% área total): 20.000 km2 (2000), 38,5%. Consumo eléctrico per capita: 1.450 kW/h (1998) Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 1,6 (1998) Fuente: Banco Mundial, 2000. Figura 9. Estadísticas de Panamá. Superficie: 76.000 km2 Población: 3.000.000 habitantes Crecimiento población: 1,7% GNI/per capita: US$ 3.080 Recursos hídricos per capita (1999): 52.437 m2/capita Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 1,1% Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 88% Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año 2000): 99% Área agrícola (% del área total): 28,6% Contribución agrícola a economía (% GDP-1999): 7% Área agrícola bajo riego: 4,9% del total agrícola Áreas protegidas (% área total): 19,1 % (1999) Área cubierta de bosque (% área total): 29.000 km2 (2000), 38,6% Consumo eléctrico per capita: 1.211 kW/h (1998) Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 2,9 (1998) Fuente: Banco Mundial, 2000. 93 REFERENCIAS Alides, 1994. Alianza para el Desarrollo Sostenible. Arteaga, O., 1994. Infraestructura administrativa y de datos básicos para la planificación de recursos hídricos en el Istmo Centroamericano. Organización Meteorológica Mundial (OMM), Comité Regional Recursos Hidráulicos (CRRH). Banco Mundial, 2001. The Little Green Data Book, Washington D.C. Banco Mundial, 2001. The Little Data Book, Washington D.C. OMM, BID, 1996. Conferencia sobre evaluación y estrategias de gestión de recursos hídricos en América Latina y el Caribe. San José, Costa Rica. Parlamento Centroamericano (PARLACEN), UNICEF, CRRH, CAPRE, CIUDAGUA, 1994. Taller sobre la Gestión Integrada del Recurso Hídrico del Istmo Centroamericano, Guatemala. Rodríguez y Salas, 1995, ALIDES, 1994. Primera Reunión Plenaria. Rodríguez, J. y A., SALAS, 1995. Primera Reunión Plenaria, Alianza para el desarrollo sostenible, los recursos naturales, biodiversidad y legislación ambiental. Panamá. SICA, 1998. XX Cumbre de Presidentes Centroamericanos, Secretaría General, Sistema de la Integración Centroamericana, Guatemala. SICA (CRRH, CCAD, CAPRE, DANIDA), 2000. Plan Centroamericano para el Manejo Integrado de los Recursos Hídricos (PACADIRH). 94 SITUACIÓN MEDIO AMBIENTAL DE LOS RECURSOS HÍDRICOS EN EL ECOSISTEMA SABANA – CAMAGUEY Bernardo Lora Borrero Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos Humbolt 106, Esq. P, Vedado Ciudad Habana Cuba Cp 10400 Telfax: (537) 8783138 e-mail: lora@hidro.cu Resumen La lucha contra la desertificación y la sequía tiene una alta prioridad para el estado cubano, por su significación e implicaciones en asuntos claves como la alimentación, suelos, agua, aire, bosques y el manejo de cuencas hidrográficas. Prevenir y controlar las causas que contribuyen al desarrollo de los procesos conducentes hacia la desertificación mediante la aplicación de medidas prácticas necesarias y suficientes que permitan detener y revertir dichos procesos, mitigar los efectos de la sequía y contribuir al desarrollo sostenible de zonas afectadas con el propósito de elevar la calidad de vida de todos sus pobladores, es el objetivo fundamental del estado cubano. Los procesos conducentes a la desertificación que más inciden en Cuba son la erosión, la salinidad, la compactación y la pérdida de fertilidad de los suelos. El factor antrópico ha desencadenado estos procesos, a través de la deforestación, cambio de uso de los suelos, sobre-explotación de suelos, mal manejo del agua, de las tecnologías del riego y el uso de tecnologías inapropiadas entre otras, permitiendo identificar los ecosistemas más afectados. La desertificación, es el resultado del desarrollo y la combinación de los procesos degradativos mencionados anteriormente. En el diagnóstico presentado es notable el comportamiento de las sequías que han duplicado su frecuencia de aparición en los últimos 20 años. Algunos resultados de importancia adoptados por el estado cubano para mitigar los efectos de la desertificación y la sequía: 1. Sistema de alerta temprana de la sequía agrícola, el cual generó una metodología aplicable en todo el territorio nacional, con énfasis en las zonas afectadas. 2. Sistema de información, monitoreo y tecnologías integrales para preservar los suelos de la salinidad geológica y marina. 3. Otros resultados abordan los impactos del cambio climático y las medidas adoptadas, las cuales ofrecen información suficiente para el manejo integral de los ecosistemas semiáridos. Palabras clave: desertificación, sequía, prevención, control, diagnóstico, resultados, Cuba. Summary The battle against desertification and dry season is high priority for the Cuban government; due to its meaning and implications in some important subjects such as alimentation, ground the watersheds. Preventing and controlling the causes that contribute to develop the process of desertification by means of practical measures that allow to stop and to revent this process, to mitigate the effects of dry season and to contribute to the development of affected zones with the purpose of raising the life quality of the inhabitants, is the main objective at Cuban government. 95 The most common leading processes of desertification in Cuba are: erosion, salinity, compactness and the loss of fertility of the ground. The antropic factor has brought about these processes by means of deforest, changes of the use of grounds, over exploitation of grounds, bad use of water and the technologic of irrigation. Desertification is the result of the development and the combination of the processes already mentioned. The diagnostic presented assures that in the last twenty years, the dry seasons have duplicated its frequency. Some important results taken by the Cuban government to mitigate the effects of desertification and dry seasons: 1. System of soon alert of the agricultural dry season, which territory, emphasizing in the affected zones. 2. System of information, advising and integral technologies to presence the grounds against geological and sea salinity 3. Other results approach the impacts of climatic changes and the adopted measures which give enough information to manipulate the semiarid ecosystems. Key words: desertification, dry season, prevention, control, diagnosis, results, Cuba. Introducción El agua es el componente principal de la materia viva, constituye entre el 50 y 90% de la masa de los organismos vivos, es la única sustancia que existe a temperaturas ordinarias en los tres estados: sólido, líquido y gaseoso. A su vez, el agua es el elemento clave en el desarrollo socioeconómico; su demanda se incrementa con el crecimiento de la población, el desarrollo de la industria, la agricultura y el turismo. Es necesaria una acertada política de uso y aprovechamiento de los recursos hídricos, de forma tal que satisfagan las crecientes necesidades de desarrollo nacional, en concordancia con los principios de sustentabilidad, de la preservación de la calidad de vida y del medio ambiente. Sin embargo, en la Estrategia Nacional Ambiental de Cuba se declara como uno de los principales problemas ambientales la contaminación de las aguas terrestres y marinas. Se entiende por contaminación, la incorporación de materias extrañas al agua, como microorganismos, productos químicos, residuos industriales o de otro tipo, así como de aguas residuales. El ecosistema Sabana-Camagüey posee componentes bióticos y abióticos fuertemente interconectados. La contaminación originada en las cuencas hidrográficas, así como el represamiento realizado, ha afectado la biodiversidad (incluidos los recursos pesqueros) en áreas de pastos marinos. Esta influencia causa afectaciones a los arrecifes coralinos al saturarse el poder amortiguador de las lagunas. Por otra parte la alteración de las características del agua ha causado impacto al medio terrestre al provocar la mortalidad de manglares en cayos y costas de la Isla Principal. Los cuerpos de agua interiores están formados a manera de bahías conectadas entre sí, de modo que los cambios de una tienen influencia sobre las otras. Los manglares retienen los contaminantes y los sedimentos evitando que vayan a parar al mar, afectando a pastos marinos y arrecifes coralinos. 96 Caracterización físico - geográfica Situación geográfica El Archipiélago Sabana - Camagüey, ocupa el litoral Norte de las provincias Matanzas, Villa Clara, Sancti Spiritus, Ciego de Avila y Camagüey incluida la plataforma marina y su cayería, teniendo una extensión de 75.000 km2 (Figura 1). Clima El clima es tropical estacionalmente húmedo, con influencia marítima y rasgos de semicontinentalidad (Iñiguez y Mateo, 1980). Esto concuerda con los resultados de otras clasificaciones, como la de Köppen (modificado), que le asigna a la mayor parte del país el tipo Aw (cálido tropical con estación lluviosa en el verano). Por su situación geográfica, se encuentra situada en una latitud muy cercana al Trópico de Cáncer, lo cual condiciona la recepción de altos valores de radiación solar y determina el carácter cálido de su clima. Sin embargo, también se halla en una posición singular, en la frontera entre la zona de circulación tropical y extratropical, recibiendo la influencia de ambas con carácter estacional. Los eventos meteorológicos más importantes son los ciclones, frentes fríos y sures. Geología Dentro del gran cinturón plegado de las Antillas Mayores, esta región se caracteriza por presentar una estructura geológica sumamente compleja debido a la superposición de secuencias rocosas formadas en diferentes ambientes geodinámicos. La gran variabilidad geológica y su ubicación en la zona tropical han posibilitado la formación de yacimientos minerales de muy diverso tipo, tanto metálicos como no metálicos; endógenos como exógenos así como yacimientos de petróleo y gas. Relieve El relieve está condicionado por su posición en la zona de interacción de las placas de América del Norte y del Caribe, por su ubicación en el borde septentrional de la zona de los bosques tropicales periódicamente húmedos y por la influencia de las oscilaciones paleoclimáticas del Cuaternario. Ello determina la heterogeneidad, la complejidad, el carácter y el desarrollo de sus elementos morfoestructurales y culturales. Predomina el relieve de llanura en un 75% del territorio, seguido por alturas bajas. Existiendo un porcentaje de áreas que ocupan los humedales. Recursos naturales climáticos Esta región dispone de elevadas sumas anuales de radiación solar global. La marcha de este elemento a través del año muestra los máximos en abril y los mínimos en diciembre y enero. La insolación, por su parte, también alcanza altos valores, con sumas anuales de aproximadamente 2.900 horas–luz en las costas e inferiores a las 2.500 horas–luz en las zonas altas del ecosistema. Los valores medios anuales de la temperatura oscilan entre los 24 y los 26° C en las llanuras. El elemento climático que más varía en la región es la lluvia. El acumulado medio anual de la lluvia en el territorio oscila entre los 600 y 1.600 mm al año, correspondiendo los acumulados más bajos a los cayos. El año se divide en dos períodos estacionales, el lluvioso (de mayo a octubre) y el poco lluvioso (de noviembre a abril). Una zona con registros 97 relativamente bajos de lluvia es la costa norte de Camagüey. Aunque la variabilidad de la lluvia es mayor en el período poco lluvioso, el impacto socioeconómico de la irregularidad de la lluvia en la temporada lluviosa es mucho más importante. La humedad relativa es normalmente alta, con valores por encima del 60%. Los máximos diarios ocurren a la salida del sol (en ocasiones que llegan a ser superior al 95%). Los mínimos, al mediodía, se ubican en las costas; disminuyendo hasta aproximadamente 60% en el interior del territorio. Los meses más húmedos son septiembre y octubre y los menos húmedos son abril y marzo. El viento predominante es del Este, girando del NE al E de mayo a octubre, y pueden rotar al SE en caso de retraimiento del centro anticiclónico oceánico. De noviembre a abril los rumbos más frecuentes son del primer cuadrante, debido a la afectación de los organismos propios de la circulación invernal. Las velocidades máximas del viento se deben al paso de frentes fríos, ciclones extratropicales, tormentas locales severas, ciclones tropicales y otros, sobre el país o por sus inmediaciones. En cuanto a la presión atmosférica, la influencia anticiclónica prevalece durante todo el año, reflejando valores más elevados y mayores gradientes de presión en los meses de invierno, y más bajos en verano. La evaporación es elevada en este territorio, en promedio asciende a 2.100 mm/año. Las magnitudes más bajas de este importante componente del balance hídrico corresponden a las regiones altas (Sierra de Cubitas, en Camagüey; alturas del Noreste de Las Villas y alturas de Limonar). El cálculo de los índices de aridez climáticos ha revelado la existencia de núcleos semiáridos en las costas de Camagüey, fundamentalmente. Recursos hídricos La configuración alargada y estrecha así como la posición longitudinal de la región, condicionan la peculiaridad de su red fluvial. Los ríos están dispuestos en la vertiente Norte y generados desde un parteaguas central situado a todo lo largo del territorio cubano. Entre sus características fundamentales están la dimensión limitada de sus cuencas, el poco caudal y la dirección de las corrientes del parteaguas central hacia el Norte. Régimen hidrológico Este régimen es muy fluctuante y espacialmente heterogéneo, ocurriendo cambios locales abruptos esporádicamente causados por eventos meteorológicos. En los cayos y lagunas no sólo es determinado por el escaso intercambio agua dulce-océano, sino también por la cantidad de obstáculos geográficos (cayos, puntas, bancos) y la poca profundidad, que raramente excede los 4 metros; añadiéndose a esto un régimen de precipitaciones por debajo del observado en el resto del territorio nacional, y especialmente bajo en las zonas del litoral y del archipiélago. Salinidad Los valores de salinidad salvo algunas excepciones tienden a ser notables, frecuentemente superiores a los oceánicos. Tal es así, que en las lagunas la salinidad es mucho mayor en las cercanías de la costa principal que hacia el océano. Hidroquímica Los parámetros hidroquímicos presentan una marcada variabilidad espacial, sobre todo las sales nutrientes, que exhibieron patrones de distribución horizontal caracterizados por fuertes gradientes de concentración. 98 Hidrogeología El ecosistema presenta particularidades propias en cuanto a la presencia de las aguas subterráneas, a los ciclos de reposición natural de los recursos de éstas y al peculiar conjunto de procesos que controlan su composición química y calidad; todo lo cual proporciona propiedades hidroquímicas y un régimen de explotación muy singular. Este ecosistema está formado por acuíferos cársicos con patrones de porosidad de composición carbonatada, cubiertos por sedimentos aluviales y palustres. En sentido general, las aguas subterráneas del archipiélago son de composición carbonatado-cársico y clorurado-sódica, con mineralización muy alta debido a la influencia de la instrucción marina. Las aguas subterráneas dulces generalmente se encuentran formando una lámina delgada a nivel del mar. No está totalmente clara la relación del archipiélago Sabana-Camagüey con las estructuras y unidades hidrológicas de tierra firme de las provincias que la conforman. Abasto de agua En los cayos del Ecosistema Sabana-Camagüey (ESC) no existen potenciales de suministro de agua natural potable, por lo que se han proyectado soluciones de abasto que utilizan fuentes en tierra firme. En la actualidad, para la zona de desarrollo turístico el abasto se realiza mediante una estación de bombeo con una batería de tres pozos de 79 L/s cada uno localizados en Morón, un tanque elevado de 10.000 m3 a la entrada del predraplén que conduce a la cayería y tres tanques en los cayos Turiguanó, Coco y Guillermo y una extensa red de distribución de 127 km. Tratamiento de residuales líquidos Esta red de infraestructura técnica tiene prevista la utilización de diferentes medios de tratamiento, de acuerdo con las características de los cayos y la magnitud de desarrollo socioeconómico proyectado. Es fundamental para ello, el monitoreo de los tratamientos previstos debido a la fragilidad del ecosistema de la cayería; siendo recomendable vigilar la capacidad de los medios de tratamientos para no sobrepasarlos. Ríos y embalses Los ríos más importantes que desembocan directamente al mar son Caña, Sagua la Grande, Sagua la Chica, Jatibonico del Norte, Chambas, La Yana, Caonao, Máximo y Saramaguacán. En las islas y cayos del archipiélago está ausente la red de drenaje superficial. Se destacan también las lagunas de La Leche y La Redonda, ambas represadas. Existen en el territorio 32 embalses, con más de 27 hm3 de capacidad total y otros 18 más pequeños con 9 millones más. Dichos embalses tienen sus efectos en la salinización de los cuerpos de agua interiores y al Oeste de la Bahía de Buena Vista (Río Chambas y Laguna La Leche), Bahía de Los Perros (Laguna La Redonda) y Bahía Jigüey (Río Caonao). Contaminación por residuales Se señala la existencia de un alto número de fuentes contaminantes de diversos orígenes: industrial (33%), agropecuaria (25%) y doméstico (42%). La situación actual de dichas fuentes reflejan que un alto porcentaje de las mismas no poseen sistemas de tratamiento y que las que funcionan lo hacen de manera deficiente. Esta contaminación incide directamente en la calidad de las aguas para el riego, por lo que los suelos del territorio resultan también afectados. Procesos degradativos En el país se han identificado 4 de las principales causas que mundialmente conducen al desarrollo de la desertificación: mal manejo del agua de riego, tecnologías de manejo de 99 tierras mal empleadas, manejo inadecuado de la ganadería y la deforestación. El uso del recurso agua, su aplicación a suelos sobre humedecidos o en zonas de drenaje deficiente, así como la utilización de aguas ricas en sales, ha desencadenado un proceso activo de salinización en diferentes regiones del país. Los procesos de degradación más importantes que se desarrollan en Cuba, son la erosión, la salinidad y la degradación de la cubierta vegetal. Otros procesos y condiciones edafoclimáticas, actúan conjuntamente en las áreas propensas e intensifican la evolución hacia la aridez. Las áreas afectadas por la desertificación ocupan preferentemente las llanuras costeras del país (ubicadas entre las alturas de 5 y 40 msnm). Generalmente, la valoración de sequías se refiere a la ausencia de lluvias, lo cual no expresa la sequía edáfica que en las condiciones de Cuba es más severa y nociva a los efectos de mejoramiento, uso y conservación de los suelos. En cuanto a la salinidad y/o sodicidad se ha incrementado debido a la mala selección de áreas para el riego y deficiencias constructivas en obras hidráulica, redes viales y redes de canales. También a causa del riego con agua cuyos tenores salinos estaban por encima de lo permisible para el suelo y cultivo en cuestión, por excesivas normas de riego (sin el consecuente sistema de drenaje necesario); todo lo cual, provocó la elevación del manto freático a niveles que afectaban la zona de desarrollo radicular (Figura 2). En los territorios de Ciego de Ávila y Camagüey, han incidido más el uso del agua de mala calidad, incluyendo la de pozos alcanzados por la penetración marina. El mal drenaje se ha incrementado por la eliminación de los cauces naturales en áreas buldoceadas, construcción de carreteras y caminos sin una adecuada planificación y carencias de las obras de fábricas necesarias, ejecución de sistemas riego sin las obras de evacuación requerida, y construcción de drenajes parciales sin un estudio integral de la cuenca. Sequía En la segunda mitad del siglo XX el clima en Cuba ha transitado hacia condiciones que están caracterizadas por el incremento de la temperatura superficial del aire y una mayor influencia del evento El Niño/Oscilación del Sur (ENOS); pudiendo apreciarse, por una parte, el aumento de la frecuencia e intensidad de eventos de sequías moderadas y severas dentro del período lluvioso del año y, por otra, el incremento de la proporción de totales de lluvia en invierno o período seco. Estudios realizados sobre la sequía en Cuba en el período 1931-1990, utilizando un número importante de estaciones pluviométricas de referencia, revelaron que la frecuencia de años con déficit moderados y severos en los acumulados de las lluvias, se duplicaron en el treintenio 1961-1990 en relación con el treintenio 1931-1960, lo que redujo el período de retorno de este perjudicial fenómeno de 5 a 2,5 años, con un aumento simultáneo de su persistencia. La frecuencia de los años con déficit severos experimentó un aumento aún más considerable entre ambos períodos, pasando de una a cuatro veces cada 25 años. En la década de los años 60, también se observó el mayor número de provincias afectadas. Dos casos interesantes son los años hidrológicos 1992-1993 y 1997-1998, donde se apreció un notable contraste entre las abundantes precipitaciones que tuvieron lugar en los meses del período poco lluvioso (noviembre-abril) y los intensos procesos de sequía de corto período que afectaron al país en meses del período lluvioso (mayo-octubre). Estos elementos, ponen de manifiesto la urgente necesidad de que en Cuba se preste cuidadosa atención a los reiterados y nocivos eventos de sequía, que combinados con altas tasas de evaporación originan el agotamiento de los suelos y la disminución de las reservas de agua subterráneas. En ocasiones incluso, las fuertes tensiones ejercidas sobre la vegetación y el clima en general, se agravan mucho más, cuando la sequía es interrumpida 100 por episodios de lluvias torrenciales que son causantes de intensos procesos erosivos en los suelos que para entonces presentan una pobre cubierta vegetativa y un alto drenaje superficial. El fenómeno de la sequía, que por sí mismo genera consecuencias muy perjudiciales sobre numerosas actividades socio-económicas, conjuntamente a otros procesos antrópicos, contribuye a que en amplias zonas costeras y tierras secas de nuestro país, se experimenten significativos síntomas de desertificación. Existen subzonas que se dedican fundamentalmente a actividades agrícolas y forestales, en las áreas más degradadas predominan los forestales y pastos para la ganadería bovina ya que la caprina es muy pobre. En las áreas de mejores suelos se cultivan: viandas, hortalizas, caña de azúcar, cultivos de secano, excepto pequeñas áreas de hortalizas y viandas con riegos en función de las disponibilidades de agua en pequeñas presas que se han construido con este fin (Figura 3). Problemas que más afectan los recursos hídricos Los indicadores que se adopten para monitorear el desarrollo de la desertificación y la sequía, así como el progreso de las acciones que se ejecuten, deben ser cuantitativos y fáciles de medir. Sobre la base de un estudio en zonas de ambiente seco que comprende 24 indicadores, se trabaja en la selección de aquellos de mejor ajuste a las condiciones cubanas. Catorce de ellos, están relacionados con el clima, 2 con la vegetación, 6 con las condiciones edáficas, 1 con el agua y 1 con las condiciones sociales. Estos índices deben ser validados en el ambiente espacio temporal y determinarse los límites de clase según la intensidad (ligera, moderada, grave y muy grave). En tanto se cuente con tales resultados, se emplean los siguientes (Fuentes generadoras de contaminación de las aguas): Agricultura • Manejo inadecuado de agroquímicos, que luego de ser arrastrados por las aguas se infiltran, contaminando las aguas superficiales y subterráneas. • Aguas negras procedentes de cochiqueras y vaquerías. • Aumento de la colmatación de los ríos y embalses producto del inadecuado laboreo de los suelos o producto de los procesos erosivos. • Bajas eficiencias de riego. • Empleo de normas de riego inadecuadas. • Entrega de agua no controlada, no existe hidrometría. • Bajo nivel técnico en la base. • Inadecuado control de la explotación. • Deficiente nivelación de suelos. • Deterioro de los equipos de riego. • Inadecuada preparación de suelos. • Dimensionamiento incorrecto de canales, acequias y surcos. • Carencia o deficiente sistema de drenaje. • Morosa incorporación de los adelantos de la ciencia y la técnica. • Falta de entrenamiento y superación técnica del personal de riego. • Inestabilidad del personal. Industria Sistemas de tratamiento de residuales existentes insuficientes e ineficientes en su mayoría debido a las siguientes causas: • No se ejecutaron según lo proyectado faltando elementos del sistema. 101 • No reciben mantenimiento, desconociéndose en ocasiones por parte de los propietarios su existencia. • No utilización del efluente final, como es el caso de los azucareros, realizando vertimientos al medio. • Nivel de aprovechamiento de los residuales muy bajo, por no tener las condiciones creadas. • Derrame de petróleo por negligencia en unos casos y en otros por falta de tecnología. Asentamientos Urbanos • Insuficiencia en los sistemas de alcantarillados, que responden sólo a una parte de la población, mientras que el resto no posee sistemas para evacuar sus residuales, provocando desbordamiento de fosas, por otra parte en estos lugares los residuales domésticos están contaminando constantemente las fuentes de abastos subterráneas y superficiales. Los efectos de la contaminación del agua incluyen los que afectan a la salud humana. La presencia de nitratos en el agua produce enfermedades que pueden llegar a ser fatales para la vida humana si no se atiende rápidamente, sobre todo a la población infantil. Otro aspecto que es necesario tener en consideración es el peligro potencial que para las fuentes de agua representaría el no mantener un control de las aguas residuales que se generan en los diferentes focos contaminantes (domésticos, industriales y agropecuarios) así como las dificultades que se presentan en algunos casos con el tratamiento y disposición de esta agua las cuales poseen en ocasiones amplias posibilidades para su utilización después de un tratamiento, de esta forma se beneficiaria igualmente el ecosistema costero. Constituye un problema importante el desconocimiento de las potencialidades que poseen las aguas residuales para su utilización, sin embargo aún estamos a tiempo de corregir esta dificultad, con el correcto tratamiento de esta agua y su utilización con las cuales se aportan al suelo cantidades apreciables de nutrientes al suelo. Medidas adoptadas por el estado cubano para mitigar los efectos de la desertificación y la sequía: 1. Mecanismos de monitoreo, diagnóstico temprano y medidas de respuestas que permiten aplicar oportunamente los planes de contingencias oportunos. 2. El servicio hidrológico ha establecido un sistema de vigilancia hidrológica a partir de los niveles de fuentes de aguas, embalses y mantos friáticos, durante la fase de alerta y diariamente durante la fase de alarma. 3. Varias medidas agrotécnicas complementan en la agricultura estos esfuerzos. La agricultura urbana ha mitigado el efecto de la sequía sobre las producciones agrícolas tradicionales al crear huertos intensivos y organopónicos con bajos niveles de consumo de agua. 4. Establecimiento de franjas hidroreguladoras, protectoras de los embalses de agua. 5. La experiencia de las fincas forestales integrales, con alto componente social y económico. 6. Reducción de la carga contaminante como factor de degradación, producto del reuso de los residuales líquidos de la industria azucarera fundamentalmente. 7. Consolidación de la educación ambiental en el sistema de educación y en otros organismos del país. 8. Medidas legislativas principales adoptadas: • Ley Nº 81 de 1997 de Medio Ambiente, • Ley Nº 85 de 1998, Ley Forestal y su decreto Nº 26 de 1998. • Decreto Ley Nº 212 de Gestión de Zonas Costera. 102 Conclusiones El estado cubano a pesar de las dificultades que enfrenta como pequeño estado insular, dispensa una alta prioridad a lucha contra la desertificación y al fenómeno de la sequía. El programa nacional de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía responde así mismo al cumplimiento de los compromisos internacionales contraídos durante la Cumbre de Desarrollo Sostenible y en particular con la Convención de las Naciones Unidas. La sensibilidad ciudadana es un objetivo de suma importancia y de actuación permanente. Los recursos humanos capacitados con que cuenta Cuba, están a disposición de la Cooperación Sur - Sur. FIGURAS Figura 1. Área aproximada del Ecosistema Sabana – Camagüey. Figura 2. Área afectada por la salinidad (miles de ha) en las provincias que forman parte del Ecosistema del archipiélago Sabana - Camagüey. Provincia Matanzas Villa Clara Sancti Spíritus Ciego de Avila Camagüey Débilmente salino 4,2 51,0 53,5 31,2 61,9 Medianamente salino 12,0 7,9 26,0 14,1 32,5 Fuertemente salino 1,2 5,4 17,8 19,8 41,0 Fuente: MINAGRI, 1985. 103 Muy fuertemente salino 0 16,9 2,7 12,0 10,7 Total Área agrícola afectada 17,4 81,2 100,0 77,1 146,1 (%) 2,7 13,4 20,8 15,4 11,5 Figura 3. Subzonas edafoclimáticas donde pueden afectarse los ecosistemas hacia la aridez. Denominación Área costera de la llanura norte Villa Clara –Sancti Spiritus Península de Hicacos Extensión(km2) 1123,55 Localización / provincias Villa Clara, Sancti Spiritus 18,72 Matanzas Fuente: MINAGRI, 1997. REFERENCIAS CITMA, 2002. Segundo informe Nacional Comité de Revisión e Implementación de la Convección de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía, 4/2002, Cuba. Proyecto GEF/PNUD, CUB/92/G31, 1997. Protección de la Biodiversidad y establecimiento de un desarrollo sostenible en el ecosistema Sabana - Camaguey. Cuba. IGEO-ICGC-ACC, 1989. Nuevo Atlas Nacional de Cuba, Cuba. IGEO-ICGC-ACC. Grupo Hidráulico Nacional del DAP, 1975. Memoria de Investigaciones hidrometeorológicas de Embalses, Cuba. INRH, 1992. Principales embalses de Cuba, Cuba, Pueblo y Educación. Ionin, A. S.; Pavlidis, S. y R. Delgado, 1972. Geomorfología de las zonas litorales de la costa norte de Cuba. En procesos de erosión y métodos de investigación de las zonas litorales marinas. Moscú, Nauka AMA, CITMA, 1998. Situación ambiental cubana. Cuba, AMA, CITMA. 104 INDICADORES Y TECNOLOGÍAS APROPIADAS DE USO SUSTENTABLE DEL AGUA EN LAS TIERRAS SECAS DE IBEROAMÉRICA. CONDICIONES ACTUALES DEL ECUADOR Remigio Galárraga-Sánchez Departamento de Ciencias del Agua Escuela Politécnica Nacional Apartado Postal 17-01-2759 Quito, ECUADOR e-mail: remigala@server.epn.edu.ec Resumen El Ecuador, dada su ubicación geográfica y su configuración orográfica presenta particularidades que hacen que muchas zonas del país sean proclives a la desertificación. Las actividades humanas han jugado un papel importante en el uso desordenado del territorio lo que ha acelerado aún más el proceso de desertificación en el país. Muchos organismos descentralizados están hechos cargo de la administración del agua, los cuales en muchos de los casos no reciben el apoyo estatal necesario para hacer sustentable el manejo del agua. Palabras clave: Ecuador, desertificación, administración del agua. Summary Ecuador for its geographical location and its orographic configuration presents unique characteristics that makes of the country suitable for desertification. Human activities have played an important role in the disorderly use of the land that accelerated the desertification problem in the country. Many decentralized institutions are in charge of water administration many of which do not receive appropriate attention from the central government for a sustainable water management. Key words: Ecuador, desertification, water administration. Antecedentes El problema de la desertificación en el Ecuador es reconocido como uno de los problemas ambientales más importantes en los últimos años. La deforestación, la desordenada ocupación del territorio, el uso inadecuado del suelo, y el empleo de prácticas agropecuarias no sustentables, ha provocado la erosión agresiva del suelo y el deterioro de las propiedades físicas y químicas del suelo, las cuales están íntimamente relacionadas a las condiciones socioeconómicas de la población, conjuntamente con factores climáticos extremos, que constituyen las principales causas de la desertificación en el Ecuador (Cazar y Vergara, 2003). Lugo (1995) identifica que el 4% del territorio nacional del Ecuador está sujeto a procesos de desertificación, lo que constituye aproximadamente 1.100.000 de hectáreas. Esta situación es más importante en la región costera del Ecuador, pero en la región Interandina o Sierra, el problema es generalizado, especialmente debido al uso inadecuado del suelo, inadecuadas prácticas agrícolas y el sobre pastoreo de zonas de montaña cada vez más altas. Este fenómeno no es perceptible en la región Amazónica ecuatoriana y poco se conoce de la región Insular de Galápagos. Sin embargo, se conoce que existen problemas de degradación del suelo y flora (por tala de árboles, principalmente), y éstos han repercutido en la pérdida de biodiversidad. El INAMHI (1995), y el MAG/OEA (1990) han determinado la ubicación de las zonas más secas en el Ecuador, las cuales aparentemente tienen visos de tendencia a la desertificación, las cuales son zonas en las provincias de Loja, El Oro, Guayas y Manabí, Figura 1. En términos generales se puede decir que casi el 50% del territorio ecuatoriano 105 tiene problemas relacionados con la erosión, deforestación (2,3% anual), malas prácticas agrícolas, altas densidades poblacionales, que han puesto en peligro de sequedad y desertificación amplios sectores del Ecuador. Ante estas circunstancias, el problema de suministro de agua para desarrollar actividades económicas importantes, se ve disminuida considerablemente y se entra en un círculo vicioso de falta de agua, degradación del medio ambiente, agudización de la pobreza, y así sucesivamente. Muchos lugares en el Ecuador han sido afectados por este espiral de sucesos que perturban el medio ambiente y afectan a las disponibilidades de agua. El Proceso de Desertificación en el Ecuador El problema de la desertificación, el aparecimiento de zonas secas, y la disminución de caudales en los ríos en el Ecuador, no es un problema nuevo. Desde hace décadas, las condiciones inapropiadas de uso del suelo, las malas prácticas agrícolas, la tala de bosques nativos para aprovechar la madera como combustible o para la construcción, han hecho que los problemas de sequedad del suelo, salinización del mismo, y por último la desertificación, se vaya extendiendo cada día más. Las principales causas de estos problemas son: Erosión La erosión es el principal aspecto de degradación de los suelos en el Ecuador. Aproximadamente el 50% del territorio nacional está afectado por este problema, de los cuales, el 15% de estas tierras están ubicados en el callejón interandino, y el restante 35% en las partes montañosas de las cordilleras, tanto en las estribaciones de la Cordillera Occidental hacia el Pacífico, como de las de la Cordillera Oriental, hacia la Amazonía Ecuatoriana. Este problema es más agresivo en la Sierra, debido lógicamente al relieve montañoso y escarpado, la diversidad de microclimas, y por ser suelos que están siendo ocupados para la agricultura, que debido a las malas prácticas empleadas por el hombre, hace que la erosión sea acelerada y muy dañina. La provincia de Loja, en el sur del Ecuador, es el territorio más afectado, con un área erosionada de 5.212 km2, y unos 3.790 km2 en pleno proceso de erosión, en el cual están incluidos unos 672 km2 en la provincia costera de El Oro y en la provincia de Zamora Chinchipe en la Amazonía Ecuatoriana (INEFAN, 1995). Deforestación En la actualidad la deforestación es uno de los mayores impactos ambientales que está sufriendo el Ecuador, producto de la agresiva tala de bosques. Los bosques son los protectores del suelo de condiciones extremas de frío, viento, agua, aridez, favorecen la agricultura al permitir las precipitaciones, fijan el terreno y regulan el régimen hídrico en las cuencas hidrográficas. El Ecuador se encuentra entre los 10 países con la más alta tasa de deforestación (2,3%). Según el Ministerio de Agricultura y Ganadería (1994), la deforestación estimada es de 100.000 ha anuales. Variabilidad climática Estudios de cambios climáticos en nuestro país, han dado la pauta de que existen procesos naturales que evidencian una disminución de la precipitación, un aumento de la temperatura, lo que ha evidenciado la presencia de sequía en varias zonas del Ecuador, se ha acentuado la erosión y todo esto lleva a pensar que se está presentando con fuerza la desertificación, en varias partes del país. 106 Desertificación La desertificación es la disminución o destrucción del potencial biológico de la tierra, ocasionada por la utilización indiscriminada de los recursos naturales. En el Ecuador esta desertización, originada aparentemente por los cambios climáticos, ha dado origen a los desiertos tropicales. En la zona de la Costa, además de estos cambios climáticos, las corrientes marítimas y la acción del hombre han influido de manera alarmante en el avance del mismo. La disminución de las lluvias por este fenómeno en los últimos 50 años, ha hecho que los desiertos avancen y no sólo en el frente árido sino también en los frentes húmedos (INEFAN, 1997). Sequía Se ha determinado que en el Ecuador el área más propensa a la sequía es toda la franja litoral del Pacífico cercana al océano (excepto la mayor parte del extremo norte), la cual incluye las provincias de Manabí, Guayas, El Oro y el extremo occidental de Loja. También hay que hablar de los núcleos secos y bajos del callejón interandino, que va desde la provincia de Imbabura hasta la de la provincia de Loja. Se tiene dos tipos de sequías, la meteorológica y la agronómica. La sequía meteorológica es un fenómeno que se da por la disminución de la precipitación hasta en un 50% de lo normal, en un período determinado y la agronómica causada precisamente por la disminución de la precipitación, que provoca en los cultivos o plantas la marchites, variable que puede llegar a permanente. La disminución de la producción de cultivos llegando a veces a la pérdida total de éstos, es el efecto más evidente de las sequías, lo que conlleva a decrecer los ingresos de estas actividades, finalizando con problemas sociales y económicos como las migraciones, sean temporales o permanentes, y una crisis alimentaria general. Deterioro de las cuencas hidrográficas Las cuencas hidrográficas son ecosistemas que se ven afectados por las actividades humanas y por los fenómenos naturales. Su comportamiento hidrológico se altera por la deforestación y las formas inadecuadas de uso de suelo, lo que genera una erosión dinámica que a la vez aumenta aceleradamente el volumen muerto de las presas existentes, como es el caso de Paute. El mal manejo de las cuencas hidrográficas, ha generado desarticulación de los sistemas productivos tradicionales en las partes medias y altas de las mismas. Ocupación del territorio El crecimiento poblacional excesivo existente en los últimos 30 años ha dado como resultado la presión exagerada de toda esta población sobre ciertas áreas, en especial el suelo, hasta llegar al agotamiento de los recursos, por el mismo hecho de satisfacer sus necesidades. Análogamente se está observando el cambio brusco de uso de suelo en los valles interandinos hacia la ganadería, que ha desplazado la población e incorporado al uso agrícola las áreas de declive, así como también grandes áreas de la zona costera y de la amazonía destinadas a la producción de los bienes para la exportación que ha desplazado los cultivos destinados al consumo interno. Este proceso permite la colonización a áreas definidas como nuevas fronteras agrícolas, las mismas, luego de su aprovechamiento, son abandonadas lo que permite el desarrollo de la desertificación. 107 Administración y Gestión del agua en Zonas Secas Problemática del agua en zonas secas El agua, más que cualquier otro de los elementos naturales existentes en una cuenca hidrográfica, está sometida a una problemática tanto en su uso, en su manejo administrativo y legal, en las metodologías y técnicas empleadas para su uso y disposición, en los impactos ambientales posteriores a su uso, como el impacto negativo sobre otros recursos naturales, y además de aquellos efectos no tomados en cuenta en su uso o manejo, que afectan directamente a su desarrollo. Conflictos de uso La disponibilidad de agua en el Ecuador en la actualidad, puede ser considerada como más que satisfactoria con relación a la media mundial, dado el volumen de agua estimado de 430.000 hm3 (sin considerar las Islas Galápagos) por año, la cual está dividida en 115.000 hm3 por año para la vertiente del Pacífico y de 315.000 hm3 por año para la vertiente del Amazonas, lo que supone, en la actualidad de un volumen por habitante (asumiendo una población de 11.500.000) por año de 37.391 m3, cantidad que sobrepasa en mucho a la media mundial de 10.800 m3 por habitante por año. En base a estos datos, pudiéramos considerar que la situación del país es excelente; sin embargo, dada la naturaleza de la distribución espacial y temporal tanto de la precipitación como de los caudales, esta aparente abundancia de agua, pasa a ser crítica en algunos rincones de la patria, por sus particularidades orográficas, climáticas e hidrológicas. Es notorio el caso de algunas provincias ecuatorianas, donde la escasez de agua es alarmante. Tal es el caso de Loja, la que ha obligado a una migración hacia otros lugares de la patria. También tenemos el caso de Manabí, la cual debido a una de las sequías de los años 60, dio lugar al aparecimiento del CRM. También es importante mencionar el caso de la parte occidental de la península de Santa Elena en Guayas y la costa de Manabí, en la cual los niveles de precipitación son inferiores a los 150 mm por año, lo cual acarrea la aparición de un cinturón de “pobreza hídrica” ya que la regulación anual no sobrepasa el 25% del agua disponible. Es por eso que las economías de muchas regiones del país no se desarrollan ya que mayoritariamente dependen del agua para sus actividades, principalmente la agrícola y ganadera, y han sufrido estancamientos por décadas, como el caso de Manabí, que siendo una zona agrícola muy rica, en las décadas de los 70 y 80 no ha despegado por un inadecuado sistema de distribución de agua y de gestión de búsqueda de nuevas fuentes de agua. Además el nivel de desarrollo de una comunidad, medido como un buen nivel de abastecimiento de agua potable, es crítico en algunas regiones del país, como el caso de Manabí también. Varios son los conflictos que aparecen como consecuencia del uso del agua en las cuencas en el país. A pesar de que no existe documentación sobre los conflictos en el uso del agua, estos aparecen desde el momento mismo que fluye en los cursos naturales, en las divisiones para uso en riego, en la captación de agua para agua potable o hidroelectricidad, entre otros. Entre los conflictos de uso se destacan los conflictos por cantidad, denominándose así a aquellos originados en la carencia (déficit) de agua para satisfacer las necesidades de todos los peticionarios del agua en una localización específica de captación de agua. Esto es especialmente grave en aquellas zonas del país en el cual el déficit de agua es grande. El Anexo 8 del Plan Nacional de los Recursos Hidráulicos del Ecuador de 1989, claramente identifica la solución al problema de déficit de agua en las cuencas deficitarias del país. Así es el caso de las cuencas consideradas deficitarias, pero con abundancia de aguas sobrantes. Además identifica las cuencas que quizá representan las más conflictivas en 108 cuanto a la satisfacción de las demandas totales. Para el primer caso, identifica a las siguientes cuencas como deficitarias con abundancia de aguas sobrantes, en las cuales, estas cuencas se convierten en distribuidoras de caudales excedentes, pero de aquellos caudales que esta cuenca a su vez recibe. Tal es el caso de la cuenca del Guayas, la cual podría, y como en realidad puede, trasladar caudales hacia zonas deficitarias como la Península de Santa Elena. La cuenca del río Esmeraldas podría transferir grandes caudales excedentes hacia la cuenca del río Guayas. Otro ejemplo está en la cuenca del río Pastaza, que puede aportar volúmenes considerables a las cuencas de los ríos Chimbo o Chanchán. En cuanto a las cuencas deficitarias que no mantienen recursos sobrantes, estas son las cuencas o sistemas hidrográficos que tienen balances hídricos deficitarios a futuro, con sobrantes mínimos. La solución que se plantea para estos casos es el de los trasvases desde otras cuencas, sin dejar de lado otras soluciones, como podría ser la conservación del agua, principalmente. Los casos mencionados para esta situación son: cuencas del Muisne, Cojimíes, Jama, Chone, Portoviejo, Jipijapa, Zapotal, Taura, Balao y Arenillas -Zarumillas. A nivel internacional también debería considerarse el análisis integral de la cuencas binacionales, principalmente las del Catamayo-Chira y del Puyando-Túmbez, con Perú; y las cuencas en la frontera norte con Colombia, como es el caso de la experiencia de los ríos San Miguel y Putumayo. La administración del agua en general La difícil situación económica del Ecuador en la década de 1980 hizo que los gobiernos de turno reconsideren su papel en el manejo y gestión del agua, amen de las otras responsabilidades que como Gobierno tienen. Los gobiernos han replanteado sus tareas específicas de trabajo para reorientar el gasto público hacia medidas de austeridad fiscal y para incrementar la eficiencia y cobertura de los servicios públicos bajo su responsabilidad. En ese contexto han venido trabajando en la descentralización de funciones, la participación cada vez más activa del sector privado en áreas que tradicionalmente fueron de responsabilidad del Estado (hidroelectricidad, vías, agua potable, riego), y la utilización de instrumentos económicos. Es importante en este sentido y relacionado con el agua, el papel que el Consejo Nacional de Recursos Hídricos ha tomado como ente encargado de la formulación de las políticas, la administración y la planificación de los recursos hídricos. La gestión del agua en el Ecuador tiende a compatibilizar los diferentes usos y competencias para lograr una administración eficiente del agua y en general de los recursos naturales de las cuencas hidrográficas, a fin de proteger la calidad del agua y prevenir los efectos de fenómenos hidrometeorológicos extremos. Lo descripto anteriormente, pone de manifiesto el problema de las condiciones físicas de muchas zonas del Ecuador y concomitantemente con ello la del suministro de agua en muchas zonas del país. Se ha mencionado que la zona litoral del Ecuador tiene grandes áreas que varían de secas a desérticas y por lo tanto los volúmenes de agua existentes en dichas áreas son insuficientes para cubrir las necesidades humanas. El problema se ve magnificado, si se toma en cuenta que muchas zonas tienen niveles de precipitación tan bajas como 250 mm de lluvia anual, como en el caso de la Península de Santa Elena, en la Provincia del Guayas. En otras partes de la misma costa, los meses de baja o ninguna precipitación alcanzan los 7 meses, y por lo tanto los caudales de muchos de los ríos durante estas épocas son insuficientes para satisfacer los diferentes usos. Otras zonas del país han tenido problemas de suministro de agua en la década de los 60, acompañado de malas prácticas agrícolas, cuando el período seco prolongado propició la movilidad de grandes conglomerados humanos de las provincias de Loja y 109 Manabí hacia la Región Amazónica y de esa forma se han generado polos de desarrollo desorganizado en zonas ecológicamente frágiles. La gestión del agua ante estas circunstancias ha sido circunstancial y no definida como una política de estado. A fin de disminuir los graves efectos de falta de agua, las instituciones públicas de alto nivel crearon instituciones regionales para el manejo del agua en dichas zonas y aparecen las corporaciones regionales de desarrollo, las cuales tuvieron fines específicos que cumplir; en algunos casos, únicamente para satisfacer necesidades de riego, otras para agua potable, hidroelectricidad, o control de inundaciones. Aparecen así las siguientes corporaciones regionales: CEDEGE (Comisión de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del Río Guayas) fue creada en 1965 y es una agencia pública semi autónoma adscrita al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y a la Presidencia. Tiene su sede en Guayaquil, cuenta con fondos propios y está regulada por un directorio. Fue creada para desarrollar estudios para el desarrollo de la cuenca del río Guayas, pero en 1970 la jurisdicción de CEDEGE se expandió para incluir a la Península de Santa Elena. En 1972 se le dio autoridad para diseñar y desarrollar proyectos y en 1979 se le dio responsabilidad para llevar a cabo el proyecto de propósito múltiple Jaime Roldós Aguilera (conocido como el proyecto Daule-Peripa) que fortaleció su función de planificación regional y mejoró la coordinación interinstitucional. Con el proyecto Daule Peripa y el de Santa Elena en pleno funcionamiento, CEDEGE contará con más de 100.000 ha regables, pero estos proyectos se desarrollan por etapas. En la primera fase, que se inició en 1990, estaban programadas regarse 17.000 ha. El saldo restante se ejecutaría en fases posteriores. Con la desaparición del INERHI, el campo de acción del CEDEGE se amplió a aquellos proyectos que esta fenecida institución tenía en la Provincia Bolívar, con los proyectos tales como: Vinchoa, San Lorenzo, Santa Fe. Esto ha repercutido en que estos proyectos no tengan la atención debida y prácticamente estén abandonados, con poco personal y presupuesto para su operación y mantenimiento. CREA (Centro de Reconversión Económica del Austro), La Corporación para el desarrollo de la región de las provincias de Azuay, Cañar y Morona Santiago, Centro de Reconversión Económica de las Provincias del Azuay, Cañar y Morona Santiago, fue creada en 1958, es una agencia pública semi autónoma adscrita al Ministerio de Agricultura y Ganadería. Es una entidad legal con presupuesto propio y establecido en la Cuenca. Antes de la desaparición del INERHI, trabajaba con ésta en la mejora de la administración y manejo de las cuencas hidrográficas y la mejor utilización de los recursos hidráulicos. PREDESUR (Subcomisión Ecuatoriana de la Comisión Mixta Ecuatoriano-Peruana para el Aprovechamiento de las Cuencas Hidrográficas Binacionales Puyando - Túmbez y Catamayo - Chira). PREDESUR existe como una entidad legal independiente; es un elemento de la Dirección Ejecutiva de la Subcomisión Ecuatoriana para el Desarrollo de la Cuenca de los ríos Puyando -Túmbez y Catamayo - Chira. La Dirección Ejecutiva fue creada en 1972 con presupuesto propio, sujetándose al compromiso bilateral de 1971 con el Perú. El acuerdo Bilateral exigía el establecimiento de subcomisiones en los 2 países para explotar los recursos hídricos binacionales de las cuencas binacionales. La Dirección Ejecutiva estableció PREDESUR en 1975 y es legalmente responsable de esta Institución. La principal intervención de PREDESUR en riego fue el proyecto Puyando -Túmbez que incluye la represa de Tahuín. El proyecto de la represa fue transferido al INERHI luego de que la represa estaba concluida en un 60%. Cuando se complete el proyecto Puyando-Túmbez (incluyendo 2 represas más), se regarán cerca de 70.000 ha en el Ecuador. Otro proyecto más pequeño de 6.000 ha (Zapotillo Alto) también se encuentra en estudio. 110 CRM (Centro de Rehabilitación de Manabí). La Corporación para el desarrollo de la provincia de Manabí (CRM), fue creado en 1962 como consecuencia de una severa sequía que ocasionó condiciones de emergencia en ese año en Manabí. Es una agencia pública semiautónoma, adscrita al Ministerio de Agricultura y Ganadería. Tiene su propio presupuesto, está ubicada en Portoviejo y tiene jurisdicción únicamente sobre la Provincia de Manabí, región con un régimen climático seco. El CRM se ha enfocado principalmente al agua potable, con muy poca intervención en riego. Proyecta expandir su participación en riego con la construcción del proyecto de uso múltiple Carrizal - Chone y con la rehabilitación del proyecto de propósito múltiple, Poza - Honda. Estos y varios proyectos más pequeños añadirán cerca de 31.000 ha adicionales bajo riego. El CRM también proyecta traer agua del reservorio del Daule - Peripa a la presa de La Esperanza (como parte del proyecto Carrizal-Chone) y de allí, al reservorio de Poza Honda. Esta agua cumplirá con las crecientes demandas urbanas de agua potable en la zona de Portoviejo y resolverá un creciente conflicto entre agua para la agricultura y para las zonas urbanas. Posteriormente aparecen otras corporaciones regionales, más como instituciones encargadas del manejo de los sistemas de riego, que estuvo a su tiempo a cargo del Instituto Ecuatoriano de Recursos Hídricos (INERHI), que como organismos descentralizados para el manejo y gestión integral del agua. Éstas aparecen con la desaparición del INERHI y la consecuente creación de Consejo Nacional de Recursos Hídricos: la Corporación Regional de la Sierra Centro (CORSICEN), de las provincias de Chimborazo, Tungurahua, Cotopaxi y Pastaza, creada conjuntamente con el CNRH. La Corporación Regional Autónoma de la Sierra Norte (CORSINOR), de Pichincha, Imbabura, Carchi, Esmeraldas, Napo y Sucumbíos, creada conjuntamente con el CNRH. La Corporación Autónoma de Desarrollo Regional de El Oro (CODELORO), de la provincia de El Oro, excepto el manejo de la Cuenca Binacional Puyando -Túmbez, a cargo de PREDESUR y creada conjuntamente con el CNRH. Últimamente es creada CODERECH (Corporación Regional de Desarrollo de la Provincia de Chimborazo), quitando a CORSICEN la administración de esta provincia. Por último para 1999 aparece CODERECO, una corporación que tiene jurisdicción sobre la Provincia de Cotopaxi. El uso y manejo adecuado del agua, es de vital importancia en el manejo integral de los recursos naturales desde el punto de vista sustentable. Es por eso que, para entender los mecanismos de uso y manejo del agua, esto tiene que ser entendido desde la perspectiva del máximo organismo rector del agua en el Ecuador, cual es el Consejo Nacional de Recursos Hídricos (CNRH), para lo cual hacemos algunas reflexiones en cuanto a su naturaleza, fines y objetivos. Todos estos organismos descentralizados dependen de alguna manera de las políticas generadas en el CONSEJO NACIONAL DE RECURSOS HÍDRICOS, el cual fue establecido mediante Decreto Ejecutivo 2224, publicado en el Registro Oficial Nº 558 de 28 de octubre de 1994, con modificaciones en el Decreto Ejecutivo 2.526, publicado en el Registro Oficial 637 de 20 de febrero de 1995, en reemplazo del Instituto Ecuatoriano de Recursos Hidráulicos, como un cuerpo colegiado multisectorial, de derecho público, con personería jurídica y autonomía administrativa y financiera. La función fundamental del CNRH es la de formular y determinar las políticas del Sector de Aguas en el Ecuador, y le da un papel fundamental en la priorización de inversiones en proyectos del sector público, pero principalmente en el sector riego. Además, desde el punto de vista de este proyecto, le da un rol importante en el manejo de cuencas. La gestión del agua en zonas secas Como se mencionó anteriormente, la satisfacción de las necesidades de agua en el Ecuador no ha tenido una estructura y política orgánica y planificada, sino que ha sido 111 coyuntural, proveniente de grandes catástrofes que han afectado a grandes zonas productivas del país, especialmente en la zona costera y en la parte sur del país. Todas las corporaciones regionales han trabajado en la construcción de obras hidráulicas de envergadura para balancear los desequilibrios temporales y espaciales de la precipitación y escurrimiento superficiales en el suministro de agua. Muchas de estas obras son presas y trasvases principalmente. Las principales obras que han ayudado a la gestión del agua en zonas secas de Ecuador son: CEDEGE Presa Daule Peripa Se considera tanto obras civiles como el plan de manejo ambiental con un costo de operación y mantenimiento de 2.140.700.000,00 de sucres (el cambio actual de dólares a sucres es de US$ 1 por S/. 25.000). La presa cuesta en operación 6.695.800.000,00 de sucres. Estos valores son los requeridos por la institución para el año 1998. Sistema de Riego y Drenaje Babahoyo. Es un área para sembrado de arroz, en dos cosechas anuales y ocupa un área de 3.200 ha. Se estima que puede generar 272.000.000,00 en 1998 y que la producción sería de 320.000 qm de arroz. Sin embargo se requiere de 929.000.000,00 de sucres para mantenimiento. Sistema de Riego del Valle del Río Daule 17.000 ha Proyecto terminado de construir en 1994, aunque no se ha llegado al riego del área planificada. En 1998 se espera llegar a un total de 11.000 ha y obtener una producción de 1.788.960 sacas de arroz de 200 libras. La recaudación esperada para 1997 es de 3.000.000.000 de sucres, a pesar de que lo presupuestado para una operación óptima es de 7.859.400.000 sucres. Sistema de Riego Phase Trasvase. Plan Hidráulico Acueducto Santa Elena. Para 1998 el área de riego fue de 4.564 ha, distribuidas de la siguiente manera: Canal Chongón Playas: Chongón: Daule: Cerecita: 1.790 ha 478 ha 570 ha 1.726 ha Se esperaba recaudar durante el año 2000 la cantidad de 1.950.000.000 de sucres, aunque la cantidad requerida para su mantenimiento y operación es de 10.055.800.000 de sucres. Sistema de Riego Cuenca Baja Este es un proyecto del ex-INERHI, y está constituido de los siguientes subsistemas: 1. Sistema de Riego Milagro En la provincia del Guayas, con 10.335 ha donde se produce fundamentalmente caña de azúcar, banano, arroz y maíz. 2. Sistema de Riego Manuel de J. Calle 112 Ubicado en las provincias de Cañar y Guayas con un área regable de 50.000 ha, de las cuales efectivamente se riegan 22.000 ha, dedicadas al cultivo de caña de azúcar, banano. 3. Sistema de Riego Chilintomo Ubicado en la provincia del Guayas, con un área de riego de 1.768 ha. 4. Sistema de riego San Lorenzo Ubicado en la provincia Bolívar, con un área de riego diseñada de 400 ha, pero con 390 ha efectivas de riego de maíz, papas y trigo. 5. Sistema de Riego Vinchoa Ubicado en la provincia Bolívar, con un área de riego diseñada de 400 ha, pero con 300 ha efectivas de riego de maíz, papas y trigo. 6. Sistema de Riego Santa Fe Ubicado en la provincia Bolívar, con un área de riego diseñada de 900 ha, pero con 838 ha efectivas de riego de maíz, papas y trigo. Para la operación y mantenimiento de estos proyectos se estima que se requiere un total de 3.259.900.000 de sucres. CRM (MANABI) Para el año 1988 se manejaba en la Provincia de Manabí unas 13.270 ha con infraestructura de riego, localizadas principalmente en las cuencas del Río Chone y Portoviejo. Sin embargo, sólo el 50% de esta área estaba efectivamente servida con agua. El resumen de los sistemas de riego se da en la figura 1. Por tanto, el total del área regada es de 6.250 ha. Este bajo porcentaje de riego real se puede deber a inadecuados sistemas de distribución, a ineficientes programas de operación y mantenimiento de los sistemas de riego y a la escasez de agua para riego. Tecnologías utilizadas Las técnicas utilizadas en el Ecuador para el uso del agua son muy diversass y varían desde simples taponamientos en cursos de agua, pasando por canales abiertos en tierra, canales revestidos, túneles, acueductos, hasta grandes complejos hidráulicos compuestos de enormes presas, con la conformación de grandes reservorios, conjuntamente con obras de captación para diferentes usos, como puede ser para hidroelectricidad, riego, agua potable, y el uso de obras de excedencias para control de inundaciones. Es de destacar también que, debido a la configuración topográfica de muchas de las zonas de servicio de agua, es necesaria la construcción de grandes obras de bombeo, las mismas que por su naturaleza, requieren de obras especiales, tales como la construcción de reservorios especiales para colocar bombas. Muy poco se conoce sobre las técnicas que se utilizan para conservación del agua en zonas secas. Se conoce el esfuerzo que los gobiernos han realizado para dotar de grandes sistemas de suministro de agua, los cuales provienen de zonas relativamente ricas en agua. Se debe por tanto realizar esfuerzos para gestionar proyectos sobre el manejo integral no sólo del agua, sino de los recursos naturales de las cuencas deficitarias en agua, las cuales son muchas en el país. 113 FIGURAS Figura 1. Afectación de la desertificación en Ecuador. provincias afectadas por la desertificación provincias afectadas por desertificación en menor grado provincias no afectadas Fuente: Ministerio del Ambiente, 2000. 114 Figura 2. Sistemas de riego existentes y áreas bajo riego en 1988. Cuenca Sistema de Riego Área (ha) Sitio Captación Área regada (ha) Chone Portoviejo Portoviejo Portoviejo Portoviejo Portoviejo Portoviejo Portoviejo Portoviejo Portoviejo Chone Portoviejo Cantagallo La Estancilla La Ciénega El Pechiche Pasaje Santa Ana Mejía Ceibal Jagua El Cerrito La Guayaba - 2.150 300 650 500 3.250 530 2.700 1570 400 300 800 70 50 R. Carrizal R. Chico R. Chico R. Chico Presa Santa Ana R. Portoviejo R. Portoviejo R. Portoviejo R, Portoviejo R. Portoviejo Agua Subterránea Agua Subterránea Agua Subterránea 1.500 270 70 40 970 410 1.270 470 250 80 800 70 50 Fuente: Plan Integral de Desarrollo de los Recursos Hídricos de la Provincia de Manabí. (Ref. PHIMA Fase I). Elaboración: Autor. REFERENCIAS Apollin, F., 1996. Rehabilitación del riego campesino particular y participación de los usuarios. 2da. ed. Centro Internacional de Cooperación para el Desarrollo Agrícola CICDA. Quito. Banco Mundial, 1994. La Ordenación de los Recurso Hídricos. BIRF/Banco Mundial. 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Sin embargo, todo esto se ha hecho transparente para los proyectos contemporáneos de uso y manejo de este recurso, lo que ha conducido, junto con la no incorporación de las especificidades de los ecosistemas áridos y semiáridos, a la generación de procesos de desertificación. Las tierras secas constituyen el 40% de la superficie total del Perú, reciben sólo el 2% del agua total precipitada y sobre ellas se asienta el 90% de la población peruana, todo lo cual lleva a pronosticar que el Perú será uno de los países que presentará una crisis hídrica el año 2005. La necesidad de recuperar los saberes locales que sobre el uso del agua existen, unida a propuestas de gestión sostenible del agua como es la gestión de cuencas, podrían permitir remontar la situación antes descrita. De igual forma, la vertebración de los diferentes sistemas de monitoreo que sobre el comportamiento del agua existen hoy en el Perú. Palabras clave: agua; tierras secas; monitoreo; tecnologías apropiadas Summary An overview about what is water in Peru, is presented. The water, in Peru, has a whole cultural construction, religious especially, which traditional use goes back to more than five thousand years ago. Nevertheless, all these have became invisible for all the contemporary projects of use and management of this resource, leading, jointly with the no inclusion of the specificities of the arid and semiarid ecosystems, to the generation of desertification processes. The arid lands constitute the 40% of the total surface of Peru, they only receive the 2% of the all the water rain, and over them is settled the 90% of the Peruvian people, all of which leads to predict that Peru will be one of the countries that will present a hydrological crisis by the 2005 year. The necessity to recover the actual local knowledge about the use of water, besides with proposals of sustainable water management, like the watershed management, would allow remounting the situation described before. In the same way, would help the integration of the different water monitoring systems that actually exist in Peru. Key words: water; arid lands; monitoring; appropriate technologies 119 Antecedentes El tema del uso del agua en el Perú tiene connotaciones históricas religiosas que se remontan a más de cinco mil años de uso. La región andina es considerada como una de las áreas del mundo en las cuales se originó la hidráulica, muestra de ello es la existencia de canales prehispánicos en los desiertos costeros y valles interandinos semiáridos de la sierra peruana, además de otras tecnologías que demuestran la destreza con que se manejó este recurso. Son ejemplos los canales de las culturas Vicús, Moche, Chimú, en la costa norte; los canales Nazca, en la costa centro; los canales de Cajamarca, en la sierra norte; Ayacucho, en la sierra central; y Cusco, en la sierra sur. Ejemplos de otras tecnologías son las chacras hundidas en la costa central (Lima) y los waru waru en la sierra sur (Puno). El agua es, además, en el Perú, todo un tema religioso por parte de las culturas andinas precolombinas; así tenemos al Kollority, fiesta religiosa del agua realizada cada año en el Cusco, al pie del Nevado Ocongate. Por otro lado, está la destreza en torno al manejo del agua representada por los maestros denominados UnoKamayoc (maestros del agua) en la cultura quechua de la sierra sur, sobre todo, y lo ya mencionado: la infraestructura de riego, dentro de la cual destaca el sistema hidráulico de Tipón (en Cusco). En el imaginario del hombre andino todos los elementos de la naturaleza gozaban de vida: el viento, el mar, la luna, el sol, la Madre Tierra. Por esta razón, no podían dejar de ver y sentir el agua como un elemento primordial en sus vidas. El culto al agua fue, pues, compartido por todas las culturas que florecieron en los Andes. Uno de los mitos que destaca por su relación con el agua como elemento integrador de la cosmovisión andina es el que se desarrolla en torno a la famosa piedra de Sayhuite, en el valle de Curahuasi, provincia de Abancay. El monolito de piedra labrada luce una gran profusión de acequias, estanques y lagunas en todas direcciones. Éstas se alternan con representaciones de temibles pumas y tigrillos, todos integrados en una compleja armonía que se explicaría a través de mitos perdidos en el tiempo. No faltan en ella figuras humanas unidas a plantas de maíz o diseños de hombres con vasos en las manos indicando alguna ceremonia relacionada con el culto al agua. Las imágenes de camarones y renacuajos indican la presencia imaginaria de aguas de manantiales que discurren por canales para verterse en pozos y cisternas. “El hombre del pasado quiso grabar y perennizar en la piedra sus creencias y relatos míticos. Sin embargo, perdida está la palabra. La leyenda que acompañó al granito no quedó impresa; el viento se llevó las voces, las ceremonias desaparecieron y, en Sayhuite, ahora sólo perdura la enigmática presencia de la gran piedra” (Rostworowski, M. 1999). Hoy existen pruebas de que existió en las culturas andinas una tradición de fabricar maquetas y la piedra de Sayhuite es una maqueta gigantesca que representa la totalidad del sistema hídrico de la región, convirtiéndose así en un monumento al agua (Rostworowski, M.1999). Finalmente, podemos afirmar que cualquier política, tecnología o sistema de gestión del agua deberá tomar en cuenta la vieja cultura que sobre el uso del agua hay en el Perú. Las tierras secas y la población implicada Las tierras secas en el Perú comprenden el 40% del territorio nacional, entre la costa hiperárida y árida, y la sierra semiárida; ambas reciben tan sólo el 2% del total del agua precipitada sobre el país y en ellas se asienta el 90% de la población nacional. Es ésta una de las razones por la cual el Perú aparece como uno de los países del continente americano que, después del 2025, presentará una crisis hídrica (Figura 1). La precipitación en el región costera del sur y centro (Latitud 18° y 7° HS) es menor a los 50 mm/año, y la costa norte (< 7° HS) presenta entre 100 y 150 mm/año, espacio que 120 es alterado cada cierto tiempo por el evento denominado El Niño, el cual cambia el escenario natural al pasar a entre 1000 y 4000 mm en tan sólo 5-6 meses (diciembre–abril-mayo), tal como ocurrió en los años ‘82 (diciembre)–‘83 (mayo) o la última vez en el ‘97 (diciembre)–‘98 (abril), generándose en varios casos problemas de erosión hídrica debido a prácticas agrícolas inapropiadas, que hace que los suelos se encuentren totalmente expuestos a este tipo de cambios bruscos de precipitación. En el caso de los ecosistemas de montaña andinos, los paisajes naturales corresponden a una zona entre árida y semiárida, con precipitaciones entre los 200 y 1000 mm/año concentrada en un 70% entre los meses de diciembre y marzo, lo cual, unido a las fuertes pendientes, crea situaciones de alto riesgo de erosión de los suelos. Las sequías son recurrentes, justo con las inundaciones (El Niño), heladas, granizadas, generando todo un ambiente de alta inestabilidad climática y, por lo tanto, una agricultura de alto riesgo. Las aguas continentales en el Perú están distribuidas en 3 grandes cuencas: • La Cuenca del Pacífico (Vertiente Occidental de los Andes): Con 52 ríos que nacen en las partes altas de las montañas andinas y cruzan las zonas áridas e hiperáridas de la costa, abarcando una extensión de 279.689 km2 (21,7% del territorio), generando oasis (Figura 2) en los cuales se asienta el 65% de la población y en donde se encuentran ciudades como las de Lima, en la cuenca del río Rímac, en la costa central, con aproximadamente 8 millones de habitantes, constituyéndola en una de las ciudades más grandes del mundo ubicadas en una zona hiperárida, junto con el Cairo, lo cual nos hace predecir con facilidad una futura crisis de escasez extrema de agua (Brack y Mendiola, 2000). • La Cuenca del Atlántico (Valles Interandinos y Vertiente Oriental): Comprende las denominadas regiones Sierra y Selva, abarcando 956.751 km2, es decir, el 74,5% del territorio nacional, y en ella se asienta el 35% de la población aproximadamente (25% en la Sierra y 10% en la Selva). (Ibidem). • La Cuenca del Lago Titicaca (Altiplano): Con una extensión de 48.775 km2, conformada por 12 ríos que abastecen de agua al Lago Titicaca (Ibidem), ubicado a 3800 msnm en la llamada Meseta del Collao. En ella se asienta la ciudad de Puno y es una zona expuesta a cambios microclimáticos bruscos, pasando de sequías a inundaciones. Es una de las zonas más impactadas por los eventos de El Niño. Este es, en forma resumida, el escenario hídrico del Perú, y en esta distribución tan desigual del agua de precipitación (Costa y Sierra, 2% y Vertiente Oriental y Selva, 98%) la Cordillera de los Andes tiene un papel modelador determinante, generando lo que se ha dado por llamar la gran “asimetría hídrica”, con récord de aridez para un lado (Paracas, Costa Central: 10 mm total acumulado en 20 años) y récord de precipitación para el otro (Quince Mil, Cusco, Vertiente Oriental: con 10.000 mm/año, (Figuras 3 y 4). El uso insostenible y sostenible del agua en el Perú El uso del agua en el Perú es, sobre todo, agrícola (85,7%, sobre todo en la Costa), seguido del uso para consumo humano (6,7%, de los cuales la mitad se emplea en la cuenca del Río Rímac, en Lima); a continuación está el uso industrial (6,1%, sobre todo en la Costa); y, finalmente, el uso minero (1,1%). También existe un uso no extractivo para generar energía eléctrica con las grandes caídas de agua en las cordilleras. Pero, en cuanto al uso del agua en el Perú, podemos hablar de dos momentos: uno de uso insostenible, contemporáneo, y otro sostenible, precolombino, ambos en un escenario climático semejante, pues, los grandes cambios en la zona se dieron hace 10.000 años y se asume una relativa estabilidad desde entonces. 121 El uso insostenible En el Perú, ha existido una marcada preferencia por la Costa, que ha inclinado las inversiones, hasta ahora, en el campo de las irrigaciones, habiéndose invertido durante el siglo XX más de 7 mil millones de dólares en proyectos hidroenergéticos; además, solamente en la última década se invirtieron 3 mil millones de dólares en proyectos para agua potable en las principales ciudades, sobre todo, de la Costa. Se puede afirmar que, en la actualidad, existe un uso insostenible e inadecuado del agua, mayormente, por parte de las actividades productivas agrarias, industriales y mineras, principalmente, que están generando crecientes procesos de desertificación; hoy, se reconoce que el 60% de los suelos de la Sierra están afectados por la erosión hídrica, mientras que el 40% de la superficie total de la Costa tiene problemas de salinización debido al deficiente uso del agua de las irrigaciones. La región llamada Selva Baja también presenta problemas de erosión hídrica, en este caso por mal drenaje, llegando a afectar a 14,7 millones de hectáreas, que constituyen el 14,5% del área total del país (Felipe-Morales, 2000). Por otra parte, actividades como la minería, la industria y las domésticas han contaminado las aguas de 16 de los 53 ríos que cruzan transversalmente la costa peruana. En la sierra se ha monitoreado la contaminación, producto principalmente de la actividad minera, de los ríos más importantes como el Mantaro (Sierra Centro), el Santa (Sierra Norte), Huallaga y Hualgayoc (Sierra centro-norte). En la selva la principal fuente de contaminación de las aguas de los ríos son las actividades del narcotráfico (los insumos utilizados), las actividades de extracción petrolífera y aurífera. Las aguas marinas costeras tienen en la industria de harina y aceite de pescado a una de sus principales fuentes de contaminación. El uso sostenible Tecnologías Tradicionales Sin embargo, no siempre ha existido un manejo deficiente del agua y, como ya se mencionó, fue durante la época de las culturas precolombinas que se llevaron adelante prácticas de uso sostenible del recurso hídrico, entre las cuales destacan 3 en especial: • Los andenes (terrazas agrícolas), son la forma más apropiada, por excelencia, de adecuación de las tierras de ladera a la agricultura (Figura 5). • Los camellones o waru warus, sistemas de manejo del agua en zonas planas e inundables que consisten en surcos profundos de 0,8 a 2 m de profundidad y, entre ellos, superficies elevadas a manera de grandes mesas de anchos que pueden oscilar entre 1 y 10 metros. El suelo extraído en las excavaciones de los canales es usado para formar las superficies elevadas denominadas camellones (Figura 6). • Los sistemas agroforestales, la agroforestería constituye la estrategia más importante para la agricultura y la ganadería de los ecosistemas de montaña andinos. Se puede afirmar que no se puede hacer agricultura y ganadería sostenible que no se base en especies vegetales leñosas (Figuras 7 y 8). Las tres tuvieron que ver con el manejo eficiente del agua tomando en cuenta las particularidades de los ecosistemas de montañas (de laderas con fuertes pendientes: andenes y sistemas agroforestales, y grandes extensiones altiplánicas: los camellones). Estas tecnologías aún se utilizan y constituyen una de las mejores alternativas para el uso sostenible del agua en condiciones de montaña. 122 La organización actual y la capacitación Es bastante aceptado, hoy, que la organización junto con la capacitación, el intercambio de experiencias, educación y difusión, con un enfoque intercultural, sobre todo en nuestro país, son determinantes para una gestión sostenible del agua. En nuestro medio se ha cometido con frecuencia el error de crear nuevas organizaciones para administrar el agua, dejando de lado las organizaciones comunales tradicionales, generando, en algunos casos, conflictos de uso o de mandatos. Por lo tanto, es de suma importancia respetar e incorporar a las instituciones locales tradicionales en la gestión del agua; esto ayuda mucho a garantizar la participación de la población. Hoy en día, el sector más organizado para administrar el agua es el sector relacionado con las actividades agrícolas y pecuarias. Existe medio millón de usuarios organizados dentro del sector privado (Dammert, M., abril 2001). Para administrar el agua en las tres grandes vertientes hidrográficas del Perú (Pacífico, Atlántico y Lago Titicaca) existe el siguiente orden institucional: Distritos de Riego, Juntas de Usuarios y Comisión de Regantes. El Estado participa en la organización para el manejo del agua. De igual forma, el enfoque intercultural en el uso del agua nos puede permitir la incorporación, desde la escuela, de todo el saber local que sobre el agua existe en las comunidades. Cuántos proyectos hidrológicos han fracasado por no tomar en cuenta la cultura que existía en las comunidades en torno al agua. La gestión de cuencas Esta propuesta implementada en varios lugares del país, en forma inicial, está dando buenos resultados. Experiencias como las de PRONAMACHCS (Programa Nacional de Manejo de Cuencas Hidrográficas y Conservación de Suelos) y otras de instituciones privadas, como las ONGs, a nivel de microcuencas, nos muestran un cuadro esperanzador en cuanto al uso sostenible del agua en condiciones de aridez y de montaña, como es el escenario en el que se da la vida del 90% de la población peruana. Hoy, existe la propuesta de dividir el país más que por departamentos o regiones, por cuencas; esto sería poner en primer plano el tema del agua en el Perú. La participación de la población, y con ella de la vieja cultura del agua, está garantizada en una propuesta como ésta, y sería la mejor forma de hacer frente a uno de los grandes problemas ambientales y productivos planteados para el Perú, como es la lucha contra la desertificación. El agua es, hoy, el elemento que puede unirnos no solamente internamente, sino también con nuestros hermanos vecinos como son Ecuador, Colombia, Bolivia y Brasil, con quienes especialmente compartimos el agua de la cuenca del Catamayo-Chira, del Amazonas y del Lago Titicaca. Indicadores e instituciones implicadas en el monitoreo Las instituciones implicadas en el monitoreo y las tecnologías apropiadas para el uso del recurso agua en el Perú, a nivel nacional, son el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI), el Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA), el Programa Nacional de Manejo de Cuencas Hidrográficas y Conservación de Suelos (PRONAMACHCS) y redes de instituciones estatales y ONGs, como el Instituto de Promoción para la Gestión del Agua (IPROGA), la Red Nacional de Manejo de Cuencas (REDNAMAC) y la CCTA, así como las universidades (Universidad Nacional Agraria La Molina–UNALM, Universidad de Piura–UDEP, Universidad Nacional de Piura-UNP, Universidad San Agustín de 123 Arequipa-UNSA). Además de las redes y ONGs regionales, así como las experiencias de las plataformas institucionales de uso del agua surgidas en los últimos años (Plataforma del Agua de Ayacucho–Yakunchik, GPER Inka-Cusco). La necesidad de contar con un sistema de monitoreo e información, que permita identificar las mejores técnicas en el uso sostenible del agua así como de indicadores estandarizados sobre el comportamiento de este recurso resulta de suma importancia, esto permitirá articular las experiencias existentes, así como la adopción de las técnicas más eficientes en cada región y con ello crear condiciones favorables para la modificación de las políticas institucionales y nacionales hacia condiciones de mayor equidad social en el reparto y uso de este importante recurso. Si algo resulta vital en este momento en cuanto a este sistema, es el de la integración de los sistemas de monitoreo existentes. La dispersión y la superposición de tareas en varias áreas constituyen el rasgo principal de los problemas en este tema. FIGURAS Figura 1. Países con escasez de agua y con tensión hídrica, proyección para el año 2025. Fuente: Gardner – Outlaw y Engelman, 1997. Extraído de: Population Peports, 1998. 124 Figura 2. Fuente: Félix Quinteros. Figura 3. Fuente: Elaboración propia, 1992. 125 Figura 4. Fuente: Revista El Dorado, 1998. Figura 5. Fuente: Elaboración propia. 126 Figura 6. Fuente: Clark, E. 1986. Figura 7. Fuente: Elaboración propia. 127 Figura 8. Fuente: Elaboración propia, 1993. REFERENCIAS Brack, A. y C., Mendiola, 2000. Ecología del Perú. Ed. Bruño. Lima. Clark, E., 1986. Andenes y Camellones en el Perú Andino. Editorial Concytec. Lima. Dammert, M., 2002. El agua y los proyectos hidroenergéticos. Diario La República, 25 de setiembre. Lima. Felipe-Morales, C., 2000. La gente y el agua. Suelos. En: El medio ambiente en el Perú, Instituto Cuánto y USAID. Lima. Masson, L., 2002. El recurso agua en el Perú: Problemas y perspectivas. En: Medio ambiente en el Perú 2001. Instituto Cuánto y USAID. Lima. Rostworowski, M., 1999. Los ritos del agua: carácter mágico-sagrado del líquido elemento en el antiguo Perú. El Comercio, Suplemento Especial por el Día Mundial del Agua. Lima, 19 de marzo. pp. 10-11. 128 Sánchez, P., 2002. El agua y la erosión de los suelos en el Perú. En: El medio ambiente en el Perú. Instituto Cuánto y USAID. Lima. Torres, J., 2000. Los desencuentros con la naturaleza en América Latina tienen un nuevo nombre: Desertificación. LEISA, 16 (1):9-10. Vera Fun, G., 2001. Crisis del agua en el Perú. Revista El Ingeniero de Lima. pp. 13-21. 129 130 INDICADORES DE DESEMPENHO DE SISTEMAS HÍDRICOS E DE SISTEMAS DE REGA Luis S. Pereira Centro de Estudos de Engenharia Rural, Instituto Superior de Agronomia, Universidade Técnica de Lisboa, Tapada da Ajuda, 1349-017, Lisboa e-mail: lspereira@isa.utl.pt Resumo Neste documento faz-se uma revisão de conceitos de indicadores de desempenho para sistemas hídricos focando especialmente os sistemas de rega, visto que estes se referirem à maior parte dos usos da água. Começa-se por discutir acerca dos conceitos de uso e consumo de água, de usos benéficos e não benéficos e de perdas e desperdícios. Dado a profundamento destes conceitos, são apresentados indicadores de fracção consumida e não consumida, reutilizável e não reutilizável. Daqui se conclui que o melhoramento do uso da água passa por minimizar os consumos não benéficos e a fracção não consumida e não reutilizável. Discute-se igualmente a aplicação do conceito de eficiência aos sistemas hídricos bem como o de produtividade da água, alargado a qualquer uso. Finalmente, abordam-se os indicadores de desempenho relativos à rega, focando a uniformidade e a eficiência, e discute-se o seu significado e utilidade. Palavras chave: uso da água, consumos benéficos, perdas, produtividade da água, eficiência. Performance indicators for water and irrigation systems Summary Performance indicators for water systems, mainly for irrigation systems, are reviewed in a perspective of their application to every water system. Concepts behind use, consumption, loss and waste of water, as well as beneficial and non-beneficial uses are discussed. Indicators relative to the consumed fraction and the non-consumed fractions, reusable and non-reusable, are proposed. Following this analysis, it becomes evident that improving the water use in water scarce regions means to minimize the nonbeneficial fraction of consumed water as well as the non-reusable fraction of the nonconsumed water. The applicability of indicators such as efficiency and water productivity is also analyzed to water systems in general. Relative to irrigation systems, focus is on the uniformity and efficiency indicators, which meaning and application is discussed. Keywords: water uses, consumed water, efficiency, water productivity. Desempenho de sistemas hídricos; usos e consumos de água Conceitos de base O conceito de eficiência foi introduzido por Israelsen em 1932 para relacionar a quantidade de água consumida na produção de dada cultura com a quantidade de água mobilizada para a rega. A ideia de melhorar o uso da água, em rega nomeadamente ficava assim reduzida a melhorar a eficiência por se considerar que baixas eficiências significavam largas quantidades de água perdida. Porém, a pouco e pouco, foi-se constatando que tal não era assim. Como se discute adiante, afinal o que caracteriza um sistema de rega e, por isso, condiciona a eficiência, é a uniformidade. Ao constatar-se que os indicadores de uniformidade tem um significado estatístico, tornou-se possível o seu uso em projecto, nomeadamente relacionando dotações de rega e níveis de produção com objectivos de uniformidade. Por seu lado, a eficiência tornou-se essencialmente um indicador de gestão e do potencial de poupança de água. 131 Durante muito tempo, usou-se o conceito de eficiência como principal indicador do uso da água em sistemas de condução e distribuição. Definiram-se assim as eficiências de transporte, de distribuição e do projecto, ou do sistema, pelas relações entre as quantidades de água fornecidas pelas redes, a jusante, e as quantidades fornecidas às redes, a montante. Este conceito foi, porém, utilizado de forma menos apropriada ao considerar-se serem perdas as quantidades representadas pelas fracções não utilizadas. De facto, em muitos casos, tais fracções são utilizadas ou utilizáveis a jusante dos sistemas considerados e, portanto, não são perdidas. Para muitos, os termos "uso da água" e "consumo de água" são sinónimos. Porém, de facto, não é assim. Uso da água corresponde à mobilização de uma determinada quantidade de água para um certo fim. Todavia, uma parte dessa água é retornada ao ambiente, no mesmo ou, geralmente, noutro local, imediatamente ou passado algum tempo, mas raramente com a mesma qualidade, eventualmente degradada após ter sido usada. A parte não retornada corresponde ao consumo. Da água de boa qualidade que se recebe em nossas casas a partir de um sistema de abastecimento – uso doméstico - a maior parte é retornada à rede de esgotos com qualidade degradada após ter sido usada em lavagens, banhos, retretes, e só pequena parte é consumida nos alimentos ou por evaporação. Se aquela água residual for recolhida e tratada, poderá ser usada outra vez, porém em condições menos exigentes em termos qualitativos do que as do primeiro uso. Se não for recolhida e tratada para outros usos é desperdiçada e eventualmente irá degradar outros corpos de água, rios ou aquíferos situados a jusante. Será perdida adicionada a corpos de água cuja qualidade é tal que não permita reuso, inclusive quando escoe para os oceanos. Resumindo o que se disse, veja-se a Fig. 1. Da mesma forma, em agricultura, a água usada é a que é mobilizada num rio, num reservatório criado por uma barragem, ou num aquífero e a água consumida é a que se evapora a partir do reservatório, dos canais, do solo, a que é transpirada pelas plantas cultivadas e por outras plantas não úteis que lhe acedem, bem como a que é incorporada no produto final. Várias outras fracções da água usada não são consumidas, nomeadamente as que se infiltrem e percolem até aquíferos subjacentes a partir de reservatórios, de canais e do próprio campo cultivado, ou que escoem para cursos de água superficial por descargas dos canais ou por escoamento a partir dos campos regados. Estas águas poderão ser usadas de novo ou ser adicionadas a corpos de água cuja qualidade não permita o reuso. Podemos igualmente distinguir perdas de água de desperdícios de água. No caso da agricultura de regadio, perdas serão as águas evaporadas que não correspondem à evapotranspiração da cultura regada e as águas adicionadas a corpos de água que não permitem reuso. De resto, as restantes fracções ou foram consumidas para o objectivo escolhido ou regressaram à natureza de forma que poderem ser usadas de novo, mais tarde e por outros utilizadores. Serão desperdícios as quantidades de água que foram usadas em excesso, caso de descargas a partir dos canais ou de excesso de água aplicada na rega. Os desperdícios conduzem quer a perdas, quer a fracções reutilizáveis posteriormente, mas sem que se retire benefício da sua utilização. Devemos ainda distinguir entre usos benéficos e usos não benéficos. Serão benéficos aqueles que levam à obtenção do produto desejado – nomeadamente a evapotranspiração da cultura - e, no caso da rega, ao controlo da salinidade do solo que exige a aplicação de uma fracção em excesso – a fracção de lavagem – que percole através da zona radicular e arraste os sais para profundidades que não afectem a cultura. Indicadores relativos ao uso da água em sistemas hídricos Adoptando estes conceitos podemos dizer que os desempenhos dos sistemas hídricos, agrícolas e não agrícolas, grandes ou pequenos, devem ser tais que favoreçam os usos benéficos e limitem ao máximo as perdas e os desperdícios. Igualmente, serão bons os desempenhos que proporcionem o controlo das fracções não reutilizáveis. Tais conceitos e indicadores, definidos na figura 2 para os usos agrícolas em regadio e na figura 3 para 132 os usos domésticos, industriais, recreacionais, paisagísticos e outros, podem resumir-se como segue: • A fracção consumida (FC), que consiste na fracção de água usada ou mobilizada que é evapotranspirada pelas culturas e vegetação, se evapora, é incorporada no produto ou é consumida como bebida ou alimento e, portanto, deixa de ser disponível após uso. Pode exprimir-se pela relação entre a água evaporada e consumida total, QET+C, e a água mobilizada para o uso em questão, QMOB: FC= QET+C/QMOB (1) • A fracção reutilizável (FR), que consiste na fracção de água usada que não sendo consumida quando usada em dada actividade – produção, processo ou serviço - é retornada com qualidade aceitável a águas doces superficiais ou subterrâneas não degradadas e pode ser usada de novo. É expressa pela razão entre a quantidade de água não consumida no sistema mas não degradada, QRU, e a quantidade mobilizada FR=QRU/QMOB (2) • A fracção não reutilizável (FNR), que consiste na fracção de água usada que não sendo consumida quando usada em dada actividade – produção, processo ou serviço - é retornada ao ambiente com qualidade inaceitável ou é adicionada a águas superficiais ou subterrâneas degradadas e não pode ser usada de novo. É dada pela relação entre a quantidade de água perdida no sistema e, portanto, não reutilizável, QNR, e a quantidade mobilizada FNR = QNR/QMOB (3) Adoptando estes conceitos e indicadores reconhecem-se as perspectivas para o melhor uso da água numa perspectiva de conservação do recurso e de poupança no seu uso, com a vantagem de recorrer aos conceitos e indicadores que podem ser comuns a sistemas agrícolas e não agrícolas. Por exemplo, o conceito de eficiência vem sendo usado de forma muito díspar entre profissionais de rega e por outros profissionais e, frequentemente, de forma muito desajustada das realidades. Recorrendo aos indicadores e conceitos referidos, o conceito de eficiência fica reservado para finalidades específicas para as quais a sua definição é precisa. Assim, pode definir-se a eficiência de um qualquer sistema hídrico (Ef) pela razão entre as quantidades saídas e entradas nesse sistema (expressa em %). No caso da rega é comum o recurso da eficiência de transporte e de distribuição, que relacionam as quantidades fornecidas a montante dessas redes com as quantidades que as mesmas fornecem a jusante. A título indicativo, inclui-se a Figura 4 relativa a tais sistemas. Porém, mais importante do que conhecer a eficiência é perceber como a água é usada, quais os benefícios que se retiram do seu uso. Para o efeito, vem sendo adoptado o conceito de produtividade da água (WP), a qual é definida pela razão entre a quantidade de produto ou serviço produzido e a quantidade de água usada (não só a consumida) para sua obtenção. Em termos de rega, no numerador ter-se-á a produção final ou o rendimento que a mesma proporciona, enquanto no denominador entra a água usada na rega, consumida ou não, e água proporcionada naturalmente, isto é, chuva, reserva de humidade do solo e ascensão capilar. (4) onde: total de rega durante o ciclo vegetativo da cultura [mm] precipitação efectiva durante o ciclo vegetativo da cultura [mm] variação do armazenamento de água do solo durante o ciclo vegetativo da cultura [mm] ascensão capilar acumulada durante o ciclo vegetativo da cultura [mm]. 133 No caso da indústria, dos serviços ou dos usos urbanos, o produto e o seu valor serão os específicos dos usos em questão – metros de tecido, litros de refrigerante, área lavada, pessoas servidas, etc. – enquanto o denominador será a quantidade de água mobilizada ou fornecida para esse fim. Outros indicadores têm sido frequentemente utilizados em redes hidráulicas, incluindo as de rega, para traduzir as condições de serviço da rede, tais como a fiabilidade e a equidade. Indicadores de desempenho. Rega na parcela Importância da análise do desempenho A análise do desempenho dos sistemas de rega, relativos quer à parcela, quer às redes de condução e distribuição de água, tem vindo a receber atenção continuada. Os indicadores de desempenho foram inicialmente usados como indicadores da qualidade de um projecto ou da qualidade da gestão de um sistema. Posteriormente, no caso de sistemas colectivos de rega, foram considerados também como indicadores da qualidade de serviço ou de funcionamento. Mais tarde, foram tomados ainda como indicadores ambientais, embora de forma pouco precisa. Actualmente, dada a capacidade oferecida pelos modelos computacionais para simular o funcionamento dos sistemas de rega, os indicadores podem ser utilizados em projectos, para estabelecer critérios aos que os sistemas devem ser capazes de responder. Procura-se hoje uma relação entre os desempenhos técnicos dos sistemas de rega e os resultados económicos que estes produzem, isto é, procura-se encontrar meios expeditos para dar um significado económico suficientemente preciso a tais indicadores. No entanto, neste domínio há ainda um longo caminho a percorrer. Quando há 30 anos se faziam projectos, os critérios eram quase exclusivamente relacionados com o funcionamento hidráulico dos sistemas e com a possibilidade de reduzir os custos de investimento. Hoje, pode recorrer-se ao CAD (projecto assistido por computador), a sistemas periciais e a sistemas de apoio à decisão com recurso à análise multi-critério. Para tirar proveito destas ferramentas, há que definir atributos quantificáveis para cada solução alternativa que respondam aos objectivos do projecto. Nestas condições, é necessário que os indicadores de desempenho possam ser interpretados no que respeita aos impactos sobre a produção, sobre os gastos excessivos de água, sobre a poluição por nitratos ou sobre o rendimento, por exemplo. A nível da parcela, tem havido várias tentativas de formulação de relações entre desempenho e rendimento. No entanto, tem sido utilizados apenas relações polinominais, cujos parâmetros são específicos, tornando impossível generalizar os resultados obtidos. À escala das redes de rega, a opção tem sido a de ligar o desempenho à qualidade do serviço, isto é, à capacidade do sistema de fornecer os caudais e pressões previstos de acordo com os calendários ou condições de fornecimento fixados. Os correspondentes impactos económicos são muito difíceis de avaliar por serem ligados às consequências da rega na parcela. Assim, considerando as limitações ainda existentes, apresentamos apenas alguns indicadores de desempenho bem provados na prática, os quais são úteis para definição e comparação de sistemas e para os quais se conhecem interpretações minimamente válidas em termos de impactos sobre o uso da água, a produtividade, a economia da produção e a minimização dos impactos ambientais O desempenho da rega na parcela pode ser avaliado através de vários indicadores relativos a uniformidade de distribuição e a eficiência de aplicação. Os indicadores mais importantes são apresentados nas Secções que seguem. Além destes, outros indicadores são utilizados, conforme a finalidade e o método de rega, sendo que os principais são referidos nos capítulos seguintes. 134 Uniformidade A uniformidade tem como indicadores a uniformidade de distribuição (DU), o coeficiente de uniformidade (CU) e a uniformidade estatística (Us). A uniformidade de distribuição é definida por DU = 100 (Zlq /Zavg) em que Zlq Zavg (5) quantidade média [mm] infiltrada no menor quartil da área regada, o qual corresponde à quarta parte da área regada que recebe menos água quantidade média [mm] infiltrada na parcela. Em rega por aspersão, as alturas infiltradas são substituídas pelas pluviometrias observadas, enquanto em microrrega se utilizam os caudais debitados pelos emissores. O coeficiente de uniformidade é dado por CU em que alturas de água ou caudais observados [mm] número de observações média das observações . (6) segue a distribuição normal, podendo tomar a forma (7) onde: desvio padrão das observações m média das observações. Nestas condições, pode escrever-se: (8) DU e CU estão relacionados entre si, podendo assumer-se as seguintes expessões aproximadas CU = 100 - 0.63 (100 - DU) (9) ou DU = 100 - 1.59 (100 - CU) (10) A distribuição normal das alturas de água aplicadas a um campo regado com média m e desvio padrão sd (Eq. 7) tem sido utilizada para projectar em aspersão, assumindo uma dotação média D [mm] e tendo como objectivo que a percentagem pa da parcela fosse adequadamente regada, isto é, recebesse pelo menos a quantidade D. Modernamente, o assunto foi retomado por diversos autores, que analisaram outras funções de distribuição ou desenvolveram metodologias de projecto em aspersão. O coeficiente de uniformidade estatística Us [%], é definido por: 135 (11) onde: coeficiente de variação dos caudais fornecidos/observados, Sq desvio padrão dos caudais observados [l h-1] média dos caudais observados [l h-1]. Us tem sido adoptado para projecto em microrrega tomando Vq como média geométrica dos coeficientes de variação relativos ao entupimento dos emissores, à variação de fabrico e à variação da pressão. Baixas uniformidades traduzem condições de excesso e de défice de infiltração em partes da parcela motivando perdas de produção devidas ao défice, ou ao excesso, de água no solo, e perdas de água e de fertilizantes onde a água infiltrada percola para além da zona radicular. Eficiência A eficiência de aplicação define-se frequentemente pela eficiência do quartil mínimo dada pela relação: ea = 100 (Zr,lq/D) (12) em que Zr,lq quantidade média adicionada ao armazenamento na zona radicular [mm] no quartil mínimo da parcela D dotação bruta aplicada [mm]. Dada a dependência entre eficiência e condução da rega, pode ser vantajoso determinar não a eficiência de aplicação real mas o seu valor potencial na suposição de que o sistema pode ser mais bem gerido. Assim, a eficiência potencial do quartil mínimo, PELQ [%], que pode ser usada para projecto e corresponde ao desempenho que o sistema pode atingir quando a dotação requerida é aplicada na ocasião adequada, é dada por: (13) onde: MAD quantidade média infiltrada no quartil mínimo da parcela [mm] quando iguala MAD dotação bruta aplicada [mm] quando o défice de água no solo iguala MAD défice de água no solo consentido ("management allowed deficit") [mm]. O MAD é escolhido de acordo com a cultura, as condições ambientais e a disponibilidade de água para rega, sendo menor do que a fracção deágua que pode ser extraída do solo sem causar stress no caso de se pretender evitar o risco de rega insuficiente em culturas sensíveis e maior quando há carência de água e se aceita regar em défice. Baixas eficiências indicam que parte da água aplicada não é utilizada para a produção, que pode ser de facto perdida se adicionada a lençóis freáticos ou águas superficiais degradadas. Na Figura 5 fornecem-se valores indicativos para a eficiência de aplicação para os sistemas de rega que se abordam nos capítulos seguintes. Trata-se de valores que pressupõem sistemas bem projectados e bem mantidos, e que, portanto, não impõem limites a bons desempenhos de gestão. 136 Relações entre uniformidade e eficiência Comparando as equações de definição de DU (Eq. 5) e ea (Eq. 12), verifica-se que os numeradores de ambas se referem a alturas médias de água infiltradas na quarta parte do campo que recebe menos água: Zlq no caso de DU e Zr,lq no caso da eficiência ea. Quanto aos denominadores tem-se, respectivamente, Zavg e D. Como Zr,lq é a parte de Zlq que permanece na zona radicular enquanto Zlq inclui a porção de água que percola para camadas mais profundas de solo, tem-se Zr,lq ≤ Zlq (14) Zavg ≤ D (15) ea ≤ DU (16) Por seu lado, D é a dotação bruta aplicada a toda a parcela, portanto incluindo não só a parte que se infiltra, Zavg, mas também as fracções de água evaporada e que se escoam à superfície, não se infiltrando. Resulta então Consequentemente, se o numerador de ea não pode exceder o de DU e se o seu denominador não pode ser menor do que o de DU, ter-se-á o que indica que DU é o valor limite que pode ser atingido pela eficiência de aplicação. Tal facto é inteiramente lógico pois, como se analisa para cada um dos métodos de rega nos capítulos que seguem, ea depende da condução da rega, isto é, das quantidades e oportunidades das aplicações. Deste modo, a uniformidade de distribuição funciona como o indicador que caracteriza o sistema enquanto a eficiência de aplicação caracteriza a gestão na dependência das limitações impostas pelo sistema. A ideia de melhorar os regadios ou o seu desempenho reduz-se frequentemente à de melhorar a eficiência, considerando-se que baixas eficiências significavam largas quantidades de água perdida. Como se mostra acima, foi-se, porém, constatando que tal não era assim e que o que caracterizava um sistema e, por isso, condicionava a eficiência, era a sua uniformidade. Daqui resulta que o melhoramento dos regadios passa necessariamente por melhorar o sistema conjuntamente com a sua gestão ou, por outras palavras, que é inconsistente procurar melhorar a gestão e a eficiência sem identificar as características limitantes do sistema e sem encontrar as respectivas soluções. 137 FIGURAS Figura 1. Uso e consumo de água, usos benéficos, desperdícios e perdas Figura 2. Indicadores de uso da água em regadio Usos benéficos Águas consumidas Águas não consumidas mas não reutilizáveis Águas não consumidas mas reutilizáveis • • • • • • Usos não benéficos • • ET das culturas regadas evaporação para controlo climático água no produto ET de excesso de água do solo e de freatófitas evaporação a partir dos aspersores evaporação a partir de canais e reservatórios Fracção consumida • • fracção de lavagem adicionada a águas salinas percolação para lençóis freáticos salinos águas de retorno e de descargas drenando para águas degradadas Fracção não reutilizável 138 • • fracção de lavagem adicionada a águas reutilizáveis percolação para lençóis freáticos de boa qualidade águas de retorno e de descargas reutilizáveis Fracção reutilizável Figura 3. Indicadores de uso da água em utilizações municipais, domésticas, industriais, recreativas, paisagísticas e outras Usos benéficos Águas consumidas Águas não consumidas mas não reutilizáveis Águas não consumidas mas reutilizáveis • • • • • • • • Usos não benéficos • Água para beber e nos alimentos e bebidas Água incorporada em produtos Evaporação para controlo da temperatura ET da vegetação e evaporação de lagos em áreas de recreio • • ET de vegetação não benéfica Evaporação de águas desperdiçadas Evaporação a partir de canais e reservatórios Fracção consumida • Efluentes domésticos, urbanos, e industriais não tratados Efluentes de boa qualidade lançados para águas salinas ou degradadas Percolação a partir de áreas urbanas e de lazer para lençóis salinos Fugas a partir de sistemas urbanos e industriais para lençóis salinos e águas degradadas Fracção não reutilizável • • • Efluentes domésticos, urbanos, e industriais tratados Caudais retornados não degradados da geração de energia e de controlo da temperatura Águas de qualidade de percolação e de fugas para lençóis freáticos de boa qualidade Fugas e descargas de sistemas urbanos reutilizáveis Fracção reutilizável Figura 4. Valores indicativos das eficiências de transporte e distribuição para sistemas de rega bem projectados e bem mantidos Sistemas de rega Eficiências (%) Sistemas de transporte (redes primárias de rega) • • • condutas (tubos) canais revestidos canais em terra, não revestidos 95 – 100 60 – 90* 55 – 85* Sistemas de distribuição (redes secundárias e terciárias) • • • • • condutas em (alta) pressão condutas de baixa pressão canais com capacidade > 50 l/s (grandes distribuidores) canais com capacidade * 50 l/s (pequenos distribuidores) 95 90 80 60 – – – – 100 100 95 90 Os valores mais baixos referem-se a canais com controlo por montante e regulação insuficiente. 139 Figura 5. Valores indicativos das eficiências de aplicação para sistemas de rega bem projectados e bem mantidos Sistemas de rega Eficiências (%) • Rega de gravidade com nivelamento de precisão - • • 40 – 70 45 – 70 45 – 70 25 – 70* Rega por aspersão sistemas estacionários de cobertura total sistemas estacionários deslocáveis manualmente rampas com rodas aspersores canhão com enrolador ou com cabo rampas móveis, com pivot central 65 65 65 55 65 – – – – – 85 80 80 70 85 85 80 85 70 – – – – 95 90 95 90 microrrega (rega localizada) - • sulcos faixas canteiros Rega de arroz, canteiros em alagamento permanente - • 65 – 85 70 – 85 70 – 90 Rega de gravidade tradicional - • sulcos faixas canteiros gotejadores, * 3 emissores por planta (pomares) gotejadores, < 3 emissores por planta micro-aspersores e "bubblers" (pomares) linha contínua de emissores gota-a-gota Os valores mais baixos referem-se a canteiros tradicionais, mal nivelados e sem adequado controlo da lâmina de água do canteiro, enquanto os mais altos se referem a canteiros de grandes dimensões, bem nivelados e com bom controlo da lâmina de água. 140 ANEXO 1 GRUPOS DE INVESTIGACIÓN PARTICIPANTES EN EL PROYECTO Argentina Torres, Eduardo Ingeniero en Petróleo, Especialista en Agua Subterránea LaDyOT (Laboratorio de Desertificación y Ordenamiento Territorial) IADIZA (Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas) CONICET, Universidad Nacional de Cuyo (Facultad de Ingeniería) Av. Adrián Ruiz Leal s/n- Parque General San Martín (Casilla de Correo 507) (5500), Mendoza, Argentina Teléfono: 54 0261 4280080, Fax: 54 261 4287995 E-mail: etorres@lab.cricyt.edu.ar Internet: www.3cricyt.edu.ar Integrantes Elena Abraham Elma Montaña María Torres Silvia Urbina María Fusari (pasante) Mario Salomón (asociado) Garaicoechea, Juana Cristina Lic. Cs. Químicas, Mg. Agronegocios Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad de Buenos Aires Av. Chorroarín 280 (C1427CWO), Buenos Aires, Argentina Teléfono: 54 11 45248484, Fax: 54 11 45248499 E-mail: ceta@fvet.uba.ar Internet: www.fvet.uba.ar Integrantes Alicia Fernández Cirelli Alejo Pérez Carrera Hernán Moscuzza Francisco José Calvo Nahuel Schenone (pasante) Brasil Peixoto da Silva, Heraldo Eng. Agronomo Dr. Em Uso e Manejo de Água e Solo Engenharia Agrícola e Núcleo de Estudos Hidrogeológicos e do Meio Ambiente Escola de Agronomia e Instituto de Geociências, Universidade Federal da Bahia Instituto de Geociências -Rua Geremoabo, S/N – Campus de Ondina-UFBA (40.170-290), Salvador – Bahia, Brasil Teléfono: 55 71 203-8637 /55 71 203-8637, Fax: 55 71 203 - 8638 E-mail: heraldop@ufba.br Integrantes Grupo de investigadores com formação interdisciplinar que atuam no Núcleo de Estudos Hidrogeológicos e do Meio Ambiente-NEHMA do Instituo de Geociências da Universidade Federal da Bahia 141 Chile León Stewart, Alejandro Dr. (c), Profesor Asistente Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables Facultad de Ciencias Agronómicas, Universidad de Chile Santa Rosa 11315. La Pintana, Santiago, Chile Teléfono: 56 2 6785921, Fax: 56 2 678 5929 E-mail: aleon-a@uchile.cl Internet: www.uchile.cl Integrantes Fuster Gómez, Rodrigo Garay Flühmann, Rosa del Carmen Aldunce Ide, Paulina Paz De la Fuente de la Fuente, Andrés Vargas Mesa, Ximena Profesor Asociado, Ingeniería Civil Ciencias Físicas y Matemáticas, Universidad de Chile Beaucheff 850, Santiago, Chile Teléfono: 56 2 678 4398, Fax: 56 2 6894171 E-mail: xvargas@ing.uchile.cl Costa Rica Campos, Max Meterólogo Secretario Ejecutivo del Comité Regional de Recursos Hidráulicos del Sistema de la Integración Centroamericana Direccion Postal Aptdo. 1527-1200, San Jose, Costa Rica Teléfono: (506) 296 4641, Fax (506) 296-0047 E-mail: crrhcr@racsa.co.cr Lücke, Oscar Geografo 1. Profesor Universidad de Costa Rica, Escuela de Geografía 2. Director de Proyectos, Comité Regional de Recursos Hidráulicos del Sistema de la Integración Centroamericana. Apartado Postal: 569-2070 San Jose, Costa Rica Fax (506) 280-0270 Teléfono: (506) 253-0991 Cuba Lora Borrero, Bernardo Lic. Geografía Dirección de Cuencas Hidrográficas e Hidrología, Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos Dirección: Humbolt # 106 Esquina P. Vedado (10400), La Habana, Cuba Teléfono: 537- 8783138 Fax: 537- 8775936 E-mail: lora@hidro.cu / silvestre@hidro.cu Integrantes Julián Herrera, Centro de hidrología y calidad de agua 14 científicos y tecnólogos de las Direcciones Técnica provinciales implicadas Rafael Chongo, Empresas de Aprovechamiento hidráulicos. 142 Ecuador Galarraga Sanchez, Remigio Hernán Ing. Civil, M.Sc., Ph.D, Ciencias del Agua (DCA) Escuela Politécnica Nacional (EPN) Ladrón de Guevara E11-253 (17-01-2759), Quito, Ecuador Teléfono: 593 2 2228113, Fax: 593 2 2563077 E-mail: remigala@server.epn.edu.ec Integrantes Laureano Andrade Edison Heredia Xavier Coello Fernando Vinicio Vergara Carlos (INAMHI) Mónica Delgado, MBA Perú Torres Guevara, Juan Jesús MSc. (Coordinador) Centro de Investigaciones de Zonas Áridas (CIZA)/Coordinadora de Ciencia y Tecnología en los Andes (CCTA), Universidad Nacional Agraria La Molina Camilo Carrillo 300-A Jesús María-Lima 11/Tizón y Bueno 481 Jesús María-Lima 11 (Lima 11), Lima, Perú Teléfono: 51-1-4335616/ 51-1-4639269, Fax: 51-1-2614374 E-mail: amotape@yahoo.com / tacuna_peru@yahoo.com Integrantes Dora Velásquez Tania Acuña Luis Felipe Alvites Aldo Cruz Javier Monroe Mirella Gallardo Portugal Santos Pereira, Luis Centro de Estudos de Engenharia Rural, Instituto Superior de Agronomia Tapada de Ajuda (1300), Lisboa, Portugal Teléfono: 351 21 365 3400 / 21 362 1575, Fax: 351 21 362 1575 E-mail: lspereira@isa.utl.pt 143 144 ANEXO 2 CYTED-XVII COOPERACIÓN CIENTÍFICO-TECNOLÓGICA IBEROAMERICANA. UNA HERRAMIENTA ÚTIL PARA APORTAR SOLUCIONES A LA COMPLEJA PROBLEMÁTICA DEL AGUA Alicia Fernández Cirelli Coordinadora Internacional CYTED XVII Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua (CETA) Avda. Chorroarín 280 - Ciudad Autónoma de Buenos Aires ARGENTINA ceta@fvet.uba.ar - www.cyted.agua.uba.ar El programa CYTED (Ciencia y Tecnología para el Desarrollo), programa multilateral de cooperación científico-tecnológica de la Cumbre de Jefes de Estado Iberoamericanos, reconociendo la importancia de la escasez del agua como uno de los desafíos cruciales de este siglo, aprobó en noviembre de 1999, el subprograma XVII: Aprovechamiento y Gestión de Recursos Hídricos. Este subprograma se estructuró a partir de un estudio prospectivo que relevó la situación de la región para conocer el panorama regional que pudiera definir su plan de acción. El conocimiento científico y los avances tecnológicos son la base que permitirá innovaciones en la gestión del agua que permitan superar la crisis de escasez que se plantea. La carencia de datos relevantes es una característica bastante común en los países de la región. Por otra parte, debe mencionarse la heterogénea calidad de la información existente, así como en muchas casos su escasa accesibilidad. Los datos disponibles no necesariamente son útiles para atender a las cuestiones ambientales críticas y gran parte de ellos se refiere a aspectos cuantitativos, sin considerar los parámetros cualitativos importantes como indicadores de sustentabilidad. Los países de Iberoamérica constituyen una vasta unidad histórica y cultural que involucra una gran extensión y diversidad desde el punto de vista de los recursos naturales y medio ambiente. Esta característica es favorable para una eficaz complementación entre sus países. El agua como parte indisoluble de los recursos naturales y el medio ambiente, está también íntimamente relacionada en su uso y manejo a la cultura de los pueblos. Este es el marco que posibilitará las acciones de integración, cooperación e intercambio alrededor del siguiente objetivo general: Integrar la infraestructura científico tecnológica existente en Iberoamérica, en el área de los recursos hídricos, con los organismos normativos y de gestión, a fin de generar conocimientos y diseñar estrategias que aporten el mejoramiento de la capacidad institucional para administrar el recurso hídrico, establecer mecanismos eficaces para la coordinación de políticas y programas y permitir un intercambio amplio de información y experiencias, que contribuyan a la modernización y eficiencia en el uso y aprovechamiento del agua en un marco de crecimiento orgánico y equilibrado entre los países de Iberoamérica. Los objetivos específicos que facilitarán su logro pueden enunciarse como: • Propiciar la interacción entre centros de investigación y desarrollo y universidades de la región a través de intercambio de información y experiencias y la formulación de planes conjuntos. • Propiciar la vinculación de los centros de investigación y desarrollo y universidades con los organismos de planificación y gestión a través del intercambio de información y experiencias que permita que los desarrollos alcanzados sirvan de base para una 145 planificación más eficiente y, por otra parte, las necesidades surgidas de los organismos de gestión sirvan de base para nuevas investigaciones. • Diseñar mecanismos para la integración de las bases de datos sobre evaluación y manejo de cuencas hidrográficas y aprovechar los resultados exitosos para mejorar el manejo de otras cuencas internacionales. • Reforzar la educación sobre esta problemática para aumentar la conciencia pública y facilitar su participación positiva en el respaldo de la implementación y el cumplimiento de las políticas ambientales. • Propiciar la difusión de los conocimientos alcanzados a la sociedad civil como base para la participación pública. • Promover la colaboración activa con las redes regionales existentes en la temática de los recursos hídricos. Estos objetivos se plantearon a partir del análisis FODA de la información obtenida. Como fortalezas, podemos mencionar la existencia de centros de investigación y desarrollo dedicados al estudio de diferentes aspectos de la problemática de los recursos hídricos en todos los países iberoamericanos, aunque con distinto grado de desarrollo, y la relevancia de la universidades en todos los países de la región en la generación de conocimientos y su papel clave para lograr la integración entre disciplinas, de la investigación con la docencia y con la normativa y la gestión. La potencialidad observada en el desarrollo de las áreas de investigación no se condice con las observaciones recogidas en relación a las políticas hídricas nacionales: carencia de planes integrales para el manejo de recursos hídricos, datos parciales sobre acuíferos y cursos hídricos, ausencia de planes a nivel de cuencas hidrográficas, falta de inserción en el ámbito regional. La limitada capacidad para administrar las aguas, las estructuras orgánicas fragmentarias y una planificación, gestión y conservación inadecuada de las aguas aparecen como los problemas más críticos. El marco institucional presenta en general, dificultades debidas a la incoherencia en las normas y en las técnicas, a la ausencia de reglamentaciones a la legislación existente y la falta coordinación interjurisdiccional. Asimismo, resultan insuficientes y de reducida eficacia los equipos de medición y de inspección. Esta situación incide negativamente sobre la planificación a largo plazo de los recursos hídricos. Surgen como evidentes las necesidades de integración entre: • los centros de investigación y los organismos normativos y de gestión, superando la fragmentación que impide el enfoque integral necesario para una planificación eficiente. • la investigación y la docencia, tanto formal como informal, para acercar los conocimientos generados a la sociedad civil promoviendo su participación en la gestión integrada del recurso. • las diferentes disciplinas relacionadas con los recursos hídricos, para poder abordar una problemática compleja. Estas interacciones y vinculaciones permitirán superar la carencia relativa de datos accesibles y confiables de la cantidad y calidad de los recursos hídricos subterráneos y superficiales, y contribuirán a coordinar políticas y programas en la región, a través de un intercambio amplio de información y experiencias. La gestión sustentable del agua trasciende los aspectos de orden técnico, es un desafío que compromete a la sociedad en su conjunto. En este contexto, es imprescindible 146 propender a la formación de graduados universitarios de cuarto nivel altamente calificados en el gerenciamiento de los recursos hídricos, con una visión integradora y transdisciplinaria, capaces de interpretar el conjunto de dimensiones del conocimiento, las tecnologías e instrumentos que se requieren. Un análisis integral que permita una solución adecuada en términos económicos, ambientales y sociales, requerirá la confluencia de profesionales de diferentes disciplinas y también participación de la sociedad civil. Una estrategia útil de vinculación está basada en la suma de esfuerzos para el logro de objetivos comunes, complementando capacidades, que pueden generar sinergia en la interrelación, con carácter horizontal. Esta última característica es fundamental a la hora de vincular especialistas de diferentes disciplinas o de vincular investigadores con gestores. Un instrumento adecuado para lograr la cooperación entre disciplinas para la generación de conocimientos, entre los centros de investigación y los organismos de planificación y gestión son las redes. Estas permiten: • actualizar y difundir los conocimientos científico-tecnológicos alcanzados en el tema; • facilitar el intercambio regional de experiencias e información; • elaborar lineamientos básicos de futuras investigaciones y desarrollos, y • potenciar las capacidades existentes en cada una de las instituciones. El gran desafío que enfrentan todos los países iberoamericanos es el abastecimiento de agua en calidad y cantidad adecuada para todos sus habitantes. El agua es un recurso multifuncional: abastecimiento humano, actividades agropecuarias, energía, transporte, recreación. Es, por otra parte, un recurso muy escaso y además su demanda es creciente debido al aumento poblacional y a los estilos de vida. Por lo tanto, la gestión del agua requiere de profesionales capaces de dirimir y anticipar conflictos intrasectoriales, intersectoriales e intergeneracionales, del uso que hagamos nosotros dependerá la disponibilidad futura del recurso. Se necesita un enfoque integral y de ecosistema, considerando que los recursos hídricos son parte de sistemas funcionales (como las cuencas hidrográficas) y deben tenerse en cuenta las complejas interrelaciones entre los componentes físicos y bióticos. En una primera aproximación, se plantearon cuatro ejes temáticos: • vulnerabilidad de acuíferos • eutrofización de lagos y embalses • potabilización y depuración de aguas • humedales La elección de estos ejes temáticos, que están interrelacionados, surge de la necesidad más acuciante: el agua potable. La problemática del agua debe ser enfocada de una manera integral y las divisiones en temas sirven para un tratamiento más eficiente, pero si se pierde el carácter multidisciplinario y multisectorial necesario para la resolución de los problemas de aprovechamiento y gestión de los recursos hídricos, no habremos hecho un aporte positivo, sino que seguiremos ahondando la fragmentación que se observa actualmente. El agua subterránea abastece a un importante número de ciudades de la región y es el recurso más utilizado en el área rural. La explotación intensiva de los acuíferos y la susceptibilidad a la contaminación urbana, industrial y agropecuaria inciden en la calidad del agua. 147 La urbanización y la explotación agropecuaria intensiva producen aportes excesivos de nutrientes a cuerpos lénticos como embalses y lagos, promoviendo la proliferación algal y otros síntomas de eutrofización. Este proceso tiene un efecto adverso en la calidad del agua, ya que grandes cantidades de plantas acuáticas causan disminución del oxígeno hipolimniótico, aumentando la turbidez e interfiriendo en los procesos de potabilización del agua (taponamiento de filtros). Existe también una relación entre el grado de eutrofización y la proporción de trihalometanos formados durante la cloración del agua en el proceso de potabilización. La potabilización de aguas requiere de criterios de elección de métodos en función del agua cruda a tratar, que pueden presentar diferentes tenores salinos y grados de contaminación. La contaminación del abastecimiento del agua de bebida pone en riesgo la salud pública, por la exposición a una variedad de sustancias como patógenos, carcinógenos y nitratos. Los humedales, además de servir de hábitat fundamental a una amplia variedad de especies, brindan diversos beneficios a la sociedad. Los humedales, los lagos y los ríos son ecosistemas relacionados entre sí, útiles para el abastecimiento del agua, la prevención de intrusión salina, la reducción de los efectos de la erosión al mantener sedimentos, la retención de nutrientes y la eliminación de sustancias tóxicas. El CYTED aprobó las primeras redes temáticas, dentro del Subprograma de Aprovechamiento y Gestión de Recursos Hídricos, a mediados de 2000. El planteo conceptual subyacente es el de la menor alteración del ciclo hidrológico natural como una garantía para lograr el acceso al agua a todos en la calidad y cantidad necesarias. No habrá sustentabilidad si no se conocen y tienen en cuenta debidamente todas las fases de este ciclo y los ciclos artificiales o antrópicos que se generan para los diferentes usos del agua y que están necesariamente interrelacionados con áquel. En las redes temáticas no suele haber un proyecto de investigación común, sino que los intereses de los asociados en torno a un tema se explicitan a través de una amplia gama de actividades, como el intercambio de información y experiencias, la creación de bases de datos, el intercambio y movilidad de los investigadores, la formación y especialización de recursos humanos, la capacitación y homologación metodológica, la coordinación de las líneas de investigación, la transferencia de conocimientos y tecnologías y la generación de proyectos conjuntos de investigación. En estas redes temáticas participan centros de investigación, universidades, y empresas, y no están limitadas a expertos de una sola disciplina, para poder lograr la integración necesaria. Las primeras redes aprobadas fueron: • Red XVII.A (2000-2004): Vulnerabilidad de acuíferos, que reúne 44 grupos de investigación de 15 países, totalizando 274 investigadores. • Red XVII.B (2000-2004): Eutrofización de lagos y embalses, que reúne 37 grupos de investigación de 14 países, totalizando 244 investigadores. El desarrollo de estas redes supone disponer de información para elaborar diagnósticos, análisis, evaluaciones y toma de decisiones sobre dos fuentes primarias de agua dulce cuantitativamente más importantes. Las visiones del estado de acuíferos, lagos y embalses en los diferentes países de Iberoamérica, que fundamentaron la necesidad de conformar estas redes temáticas se reúnen en el primer volumen de El Agua en Iberoamérica. 148 En junio de 2001, se aprobaron las redes correspondientes a los restantes ejes temáticos que constituyen el esqueleto fundamental del subprograma: • Red XVII.C (2001-2005): Humedales, que reúne 51 grupos de investigación de 18 países, totalizando 256 investigadores. • Red XVII.D (2001-2005): Potabilización y depuración de aguas, que reúne 20 grupos de investigación de 12 países, totalizando 135 investigadores. Estas redes se conformaron a partir de reuniones de especialistas de la región, que presentaron el panorama de sus respectivos países y coincidieron en la necesidad de desarrollar estas redes temáticas para lograr un fluido intercambio de información y experiencias, compartiendo éxitos y fracasos, para reforzar las perspectivas de desarrollo regional. Los trabajos presentados y discutidos se reúnen en el segundo volumen de El Agua en Iberoamérica: Funciones de los humedales. Calidad de vida y agua segura. Las redes temáticas servirán de sustento a una gestión integrada y participativa, que garantice agua en cantidad y calidad para ésta y futuras generaciones. Para un manejo sustentable de un recurso limitado y escaso, como es el agua, deben integrarse la gestión de la calidad con la de cantidad, la gestión del agua superficial con la del agua subterránea, las políticas de demanda con las políticas de oferta, el manejo del suelo y la vegetación con el manejo del agua, deben integrarse los distintos usos del agua, el tema de las inundaciones, los sectores aguas arriba y aguas abajo. El reconocimiento de la extensión de las tierras secas en Iberoamérica y la gran cantidad de pobladores que ven disminuida su calidad de vida motivó la generación del: Proyecto XVII-1 (2003-2007): Indicadores y Tecnologías apropiadas de uso sustentable del agua en las tierras secas de Iberoamérica, en el cual participan 10 grupos de investigación representantes de 8 países (51 investigadores). Este proyecto, recientemente aprobado, pretende identificar indicadores y tecnologías apropiadas para poner en valor las experiencias en el uso sustentable del agua que se han desarrollado en los distintos ecosistemas y sociedades de las tierras secas de Iberoamérica. Desde el conocimiento de semejanzas y diferencias encontradas en las áreas piloto seleccionadas en los países participantes, se podrán recomendar aquellas con mejores resultados para el diseño de las estrategias de uso sustentable del agua mejor adaptada a cada zona, útil a los tomadores de decisión. El aumento de las superficies cultivadas bajo riego en todos los países de la región motivó la generación de una red temática, en colaboración con el Subprograma XIX (Tecnologías del Sector Agropecuario). La prepropuesta de la red XVII-E: Red Iberoamericana para la gestión del agua en agricultura, riego y fertirriego, ha sido aprobada y ha generado múltiples adhesiones de especialistas. Sus objetivos son la integración de: la conducción del riego con los métodos de riego; la gestión del riego con la gestión ambiental y la economía de la producción. Entre las nuevas iniciativas, cabe mencionar: • Red Iberoamericana de laboratorios de calidad de agua, cuyos objetivos son: la organización de una red activa de laboratorios de análisis de agua, para compartir conocimientos y experiencias relacionados con la provisión de resultados sobre su calidad, comparando indicadores, metodologías y normativas. 149 • Aguas estuarinas en Iberoamérica y desarrollo sustentable, cuyos objetivos son: Generar un espacio académico donde se actualice el estado del conocimiento entre investigadores e instituciones de los países participantes, idenficando los principales agentes que amenazan la reproducción de los humedales y socializando las formas de resolución de conflictos. • Contribución al manejo de conflictos ambientales en la gestión de humedales de Iberoamérica, cuyo objetivo es propiciar el intercambio de resultados y conocimientos entre las instituciones ientíficas, docentes y el sector empresarial, a fin de promover espacios de reflexión y alternativas de solución a conflictos ambientales que se presentan en la gestión de humedales interiores de latinoamérica. El carácter holístico e integrador con que se concibió el CYTED-XVII se potencia a través de los Seminarios realizados anualmente • I Seminario CYTED –XVII. “Un enfoque integrado para la gestión sustentable del agua. Experiencias de cooperación, Buenos aires, 26 al 28 de marzo de 2001 • II Seminario CYTED-XVII. “Un enfoque integrado para la gestión sustentable del agua. Experiencias en regiones semiáridas”, Salvador, Brasil, 25 al 27 de marzo de 2002. • III Seminario CYTED-XVII. “Un enfoque integrado para la gestión sustentable del agua. Experiencias en zonas urbanas”, Toluca, México, 28 al 20 de abril de 2003 • IV Seminario CYTED-XVII. “Un enfoque integrado para la gestión sustentable del agua. Experiencias en valoración y gestión del agua”, a realizarse en San José de Costa Rica en marzo de 2004. En los Seminarios, se enfatizan las experiencias de cooperación y se analizan para una dada problemática de interés en Iberoamérica. Por otra parte, se llevan a cabo anualmente las Jornadas Iberoamericanas sobre “Enfoques integrados de la problemática del agua”, en colaboración con AECI y OEA. Se realizan en los Centros de Formación de la Cooperación Española en Latinoamérica. Las I Jornadas se llevaron a cabo en Antigua, Guatemala, en mayo de 2001; las II Jornadas, en Cartagena, Colombia, en setiembre de 2002; las III Jornadas, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en junio de 2003. En ellas se cumplen los objetivos de capacitación y actualización planteados en el Subprograma, estando dirigidas tanto a generadores de conocimiento que se desempeñan en el ámbito académico como a gestores del agua que actúan en distintas jurisdicciones de Latinoamérica, para integrar estos actores y facilitar la tarea de difusión de conocimientos a la sociedad civil. Una acción complementaria surgida del CYTED-XVII es el Proyecto de Acción Potenciadora (PAP); “Fortalecimiento de Centros de Investigación y Desarrollo para el Manejo Integral de los Recursos Hídricos en la República Dominicana” (SEESCYT-AECICYTED). En el marco de este proyecto ya se han realizado cuatro cursos de capacitación a cargo de integrantes del Subprograma, y se están realizando pasantías en centros de investigación vinculados al Subprograma. Todas estas acciones, que más allá de los conocimientos científico-técnicos que generan y difunden sus actores, consolidan la necesidad de la gestión integrada y participativa del agua hacen de la cooperación multilateral en el ámbito iberoamericano una herramienta útil para abordar los problemas de escasez de agua, que son aún más críticos en las tierras secas, donde se presentan problemas de pobreza y marginalidad, además de problemas de salud. 150 Las acciones del CYTED-XVII, las publicaciones que se han editado y fundamentalmente los resultados intangibles a través de intercambios de información y experiencias y de conocimiento de otras situaciones con problemas análogos, de éxitos y fracasos en las soluciones intentadas, consolidan la integración necesaria para hacer real nuestro lema de: Agua para todos en cantidad y calidad apropiadas para éstas y futuras generaciones. 151 IMPRESO EN: Argentina, Buenos Aires, Octubre 2003 DIAGRAMACIÓN E IMPRESIÓN Menos Es Más srl. - Av. Fco Lacroze 3280 C1426CQS Buenos Aires, Argentina PRIMERA EDICIÓN Octubre 2003 2003 CYTED ISBN 987-43-6507-2 Se permite la reproducción parcial otorgando los créditos correspondientes. 152