___________________________________________________CUADRANTEPHI 13 Junio Julio – diciembre de 2006, 2006, Bogotá, Bogotá, Colombia Colombia. REVISTA ESTUDIANTIL DE FILOSOFÍA La dialéctica y sus instrumentos Por: Pedro Caballero A. Filosofía Pontificia Universidad Javeriana mmind007@hotmail.com Resumen En el libro primero de los Tópicos Aristóteles emprende la búsqueda de un método que permita razonar sobre cualquier problema: la dialéctica. Ella se caracteriza por sus razonamientos, que parten de lo plausible, y que se diferencian de los razonamientos demostrativos, que parten de las cosas verdaderas y primordiales. Esa diferencia puede dar lugar a la consideración de que la dialéctica tiene un carácter secundario, sin mayor valor para la ciencia o la filosofía. Sin embargo, cabe preguntar por el papel que juega en el conocimiento, tanto científico como filosófico. Para resolver esa pregunta la presente ponencia se divide en dos partes: en primer lugar, la exposición de la naturaleza de la dialéctica según la retrata Aristóteles en los Tópicos; en segundo lugar, la consideración sobre su utilidad e importancia. Abstract In the Topics’ first book Aristotle undertakes the search for a method that allows him to reason on any problem: the dialectic. It is characterized by its reasonings, that part from the commendable, and that differ from the demonstrative reasonings, that part from the truthful and primordial things. This difference can give rise to the consideration that dialectic has a secondary character, without mayor value for science or philosophy. Nevertheless, it is possible to ask about the role that it plays in the scientific as well as in the philosophical knowledge. To resolve this question this work is divided in two parts: in the first place, the exposition of the dialectic’s nature as it is described by Aristotle in the Topics; in second place, the consideration about its utility and importance. www.javeriana.edu.co/cuadrantephi/ ___________________________________________________CUADRANTEPHI 13 Junio 2006, Bogotá, Colombia Nuestra vida, como estos diálogos y como todas las cosas, ha sido prefijada. También los temas a los que nos hemos acercado. Con el correr de la conversación he advertido que el diálogo es un género literario, una forma indirecta de escribir. […] A esta altura de mi vida siento estos diálogos como una felicidad. Las polémicas son inútiles, estar de antemano de un lado o del otro es un error, sobre todo si se oye la conversación como una polémica, si se la ve como un juego en el cual alguien gana o alguien pierde. […]Y poco importa que la verdad salga de uno o de boca de otro. Yo he tratado de pensar al conversar, que es indiferente que yo tenga razón o que tenga razón usted; lo importante es llegar a una conclusión, y de qué lado de la mesa llega eso, o de qué boca, o de qué rostro, o desde qué nombre es lo de menos. Jorge Luis Borges Aristóteles, que es considerado por algunos como el fundador de la lógica, es reconocido, entre otras cosas, por la teoría del silogismo que expone en los Primeros analíticos, por el análisis proposicional que realiza en el Peri Hermeneias y por el examen de los elementos que componen los enunciados que hace en las Categorías1. Sin embargo, es muy importante rescatar el valor de las múltiples consideraciones que realiza en torno a la dialéctica, que muchas veces son opacadas por las reflexiones del Estagirita en lo que se refiere a los razonamientos o silogismos demostrativos, apodícticos y científicos. El propósito de esta ponencia es subrayar la importancia de la dialéctica y mostrar qué herramientas brinda para el conjunto de la filosofía. Para ello se expondrá, en primer lugar, qué es la dialéctica, cuál es su objeto, qué tipo de conocimiento es y con qué instrumentos cuenta. Una vez se haya esbozado ese retrato, se considerarán, en segundo lugar, las virtudes del arte del diálogo bien elaborado. Para ello se utilizará como punto de partida el libro primero de los Tópicos. Antes de comenzar la exposición, vale la pena aclarar que “el contexto real en que la doctrina de los Tópicos-Refutaciones se inserta es la existencia, en la Atenas clásica, de un hábito social consistente en la celebración de debates públicos”2. En estas disputas participan dos interlocutores, uno que plantea preguntas y otro que las responde. El primero de ellos formula un problema con la forma de una interrogación disyuntiva 1 2 Cfr. Giovanni Reale Miguel Candel Sanmartín en la introducción que hace a los Tópicos. 2 ___________________________________________________CUADRANTEPHI 13 Junio 2006, Bogotá, Colombia sobre un tema que sea susceptible de ser discutido, es decir, que sea plausible, que parezca bien a un grupo de personas sin que con ello sea evidentemente verdadero o falso. A continuación, el que responde debe elegir uno de los dos elementos de la disyunción. A partir de ese momento, el impugnador debe encargarse de refutar esa posición por medio de preguntas a las que el sostenedor debe responder de manera afirmativa o negativa. Es claro, entonces, que la dialéctica que expone Aristóteles tiene como referente el diálogo que se origina a partir de una disyunción. El propósito de los Tópicos es encontrar un método que permita razonar sobre cualquier tema partiendo de cosas plausibles y sin caer en contradicción. Dicho método no es otra cosa que la dialéctica misma. Como su propósito es razonar, es decir, formular razonamientos (syllogismós), es importante estudiar, de manera general, los diferentes tipos de razonamientos para comprender la naturaleza del razonamiento dialéctico en particular. Aristóteles define razonamiento como un “discurso en el que sentadas ciertas cosas, necesariamente se da a la vez, a través de lo establecido, algo distinto de lo establecido” (Top, I, 1, 100a 25-28)3. Así, la característica de un razonamiento es, ante todo, la relación de necesidad que hay entre las premisas y la conclusión. El contenido de las proposiciones que lo conforman determina si se trata de una demostración o si tiene un carácter dialéctico. Un razonamiento puede ser demostrativo, si parte de cosas verdaderas y primordiales, o dialéctico, cuando parte de cosas plausibles que tienen aceptación, ya sea por parte de individuos o de colectividades. Resulta claro que lo que determina el carácter de un silogismo no es la relación lógica entre sus enunciados, sino aquello a lo que ellos se refieren, de manera tal que “la fuerza del procedimiento deductivo es idéntica”4 en los dos tipos de razonamientos mencionados. Hay que tener en cuenta que como ellos se diferencian sobre todo por el contenido y no tanto por la forma, el estudiante de dialéctica no sólo deberá tener especial interés en esta última, sino que deberá estudiar a cuáles cosas se refiere y de qué se componen sus enunciados. Es claro ahora que, aunque Aristóteles busca un método de discusión que sea 3 ARISTÓTELES, Tópicos, en Tratados de lógica (Órganon), V. I, Trad. de Miguel Candel Sanmartín, Gredos, Madrid. 4 I. Düring, p. 100. 3 ___________________________________________________CUADRANTEPHI 13 Junio 2006, Bogotá, Colombia susceptible de ser utilizado para tratar cualquier tema, es necesario, por eso mismo, contemplar los diferentes contenidos que pueden encontrarse en un razonamiento. Por ello es necesario explicar el objeto de los razonamientos dialécticos, es decir, aquello que se ha denominado como lo plausible. Lo que da lugar al razonamiento dialéctico es un problema disyuntivo en el que no resulta claro cuál de los contrarios es verdadero. A partir de ese problema es necesario optar por uno de los contrarios involucrados en la disyunción para poder emprender el silogismo. El contenido de la proposición que resulta de dicha elección será plausible y Aristóteles muestra que las “cosas plausibles son las que parecen bien a todos, o a la mayoría, o a los sabios, y, entre estos últimos, a todos, o a la mayoría, o a los más conocidos y reputados” (Top, I, 1, 100b 22). Como no es evidente cuál de los dos elementos de la disyunción es verdadero y cuál falso, el contenido de una proposición dialéctica, sin importar la aceptación que tenga, siempre será susceptible de ser discutido. En este caso es importante resaltar que lo plausible se encuentra en el campo de la opinión y de lo probable. Así, mientras que las premisas del silogismo demostrativo son necesarias, es decir, que no pueden ser de otra manera, las del dialéctico son probables, de tal manera que son susceptibles de ser verdaderas o no. Una proposición apodíctica no da lugar a esa disyunción, sino que resulta verdadera con evidencia inmediata. Por eso, la ciencia no se encuentra en el ámbito de la opinión, al contrario de la dialéctica que se ocupa de aquellos problemas que son susceptibles de ser discutidos. Queda claro que el objeto de la dialéctica, es decir, aquello a lo que se aplicará su método será aquello sobre lo que no hay verdad evidente. Mientras que la ciencia parte de principios, que, dicho sea de paso, son indemostrables por la vía del silogismo demostrativo, la dialéctica buscará el buen razonamiento sobre aquellas cosas que pueden ser o no ser. Esto resultará de suma importancia no sólo para los saberes no científicos sino también para la ciencia misma. Como ya se ha aclarado qué es la dialéctica y cuál es su objeto, ahora es necesario aclarar qué tipo de conocimiento es. Para ello, puede resultar útil un análisis del tercer capítulo del libro primero de los Tópicos. Por medio de una analogía, Aristóteles 4 ___________________________________________________CUADRANTEPHI 13 Junio 2006, Bogotá, Colombia establece que la dialéctica sólo se manejará a la perfección cuando sea dominada de manera semejante a la retórica o la medicina, es decir, cuando no se descuide ninguna de sus posibilidades o casos particulares. Para comprender esta oscura afirmación, vale la pena investigar qué se dice al respecto en la Metafísica y en la Ética a Nicómaco. Según la Metafísica, la medicina es una téchne que, a partir de muchas observaciones experimentales, deriva una noción universal sobre los casos particulares que son semejantes. Por ello, “no es al hombre, efectivamente, a quien sana el médico, a no ser accidentalmente, sino a Calias o a Sócrates, o a otro de los así llamados, que, además, es hombre. Por consiguiente, si alguien tiene, sin la experiencia, el conocimiento teórico, y sabe lo universal pero ignora su contenido singular, errará muchas veces en la curación, pues es lo singular lo que puede ser curado” (Met., I, 1, 17-24)5. Además, los técnicos, a diferencia de los ignorantes y de los que poseen experiencia, conocen y pueden enseñar el porqué y las causas. Es posible concluir que la dialéctica es un conocimiento técnico cuyos contenidos se consiguen por la generalización de casos particulares. El dialéctico debe poseer tanto un conocimiento universal como un conocimiento de lo particular. Así, aunque tenga un método que le permita discutir sobre cualquier cosa, debe tener presente que sus discursos siempre son discursos particulares referidos a ciertos contenidos. Por eso es de suma importancia, entre otras cosas, el inventario de las opiniones, ya que el dialéctico realiza razonamientos sobre temas particulares, de manera análoga al médico que cura a Sócrates o a Calias. Aristóteles también explora la téchne en la Ética a Nicómaco, lo que permite comprender mejor la analogía que ha establecido. En esa obra la define como “una disposición acompañada de razón verdadera relativa a la fabricación […] –en lo tocante a aquello que puede ser de otra manera–” (EN., IV, 4, 1140a)6. Además, toda técnica se ocupa de la generación de cosas que pueden ser o no ser, elaborando un producto que tiene la característica de existir de manera contingente, es decir, que no se da por 5 ARISTÓTELES, Metafísica, Trad. Valentín García Yebra, Gredos, Madrid, 1998. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco¸ Trad. José Luis Calvo Martínez, Alianza Editorial, Madrid, 2003. 6 5 ___________________________________________________CUADRANTEPHI 13 Junio 2006, Bogotá, Colombia necesidad o naturaleza7. Cuando esta definición de téchne se aplica a los discursos el primer problema que aparece es el del producto. La dialéctica, en tanto que es una téchne, tiene un producto contingente, esto es, el discurso o razonamiento particular. Este aspecto de la téchne muestra, además, que el discurso del dialéctico genera algo, el discurso particular, que, aunque no es de carácter material, se caracteriza por ser contingente. El dialéctico posee, de acuerdo con lo anterior, un conocimiento técnico que contempla tanto unos principios generales como un conjunto de casos particulares a los que pueden ser aplicados, de manera similar al arte del médico o al del zapatero. Así, aunque está en posesión de un arte con principios universales, éste siempre se aplica a su producto contingente, que es el discurso que tiene como objeto lo plausible. Además, el dialéctico está en capacidad de enseñar su arte, a diferencia de aquel que sólo tiene múltiples experiencias, sin que ellas constituyan un arte. En general ya se tiene claro qué es la dialéctica, cuál es su objeto y qué tipo de conocimiento es. En tanto que es un método para razonar sobre las cosas plausibles, la dialéctica ofrece ciertos instrumentos para construir buenos razonamientos. Dada su expresa importancia para el pensamiento filosófico, el paso a seguir es la aclaración de los mismos. Aristóteles afirma que “los instrumentos a través de los cuales llevaremos a buen término los razonamientos son cuatro: primero, tomar las proposiciones; segundo, poder distinguir de cuántas maneras se dice cada cosa; tercero, encontrar las diferencias; cuarto, la observación de lo semejante” (Top, I, 13, 105a 21). Cuando se busca emprender un razonamiento dialéctico hay que tener cuidado a la hora de optar por uno de los elementos de la disyunción propuesta para ser discutida. Como estas discusiones se dan en el ámbito de la opinión, deberá elegirse el enunciado que tenga más aceptación. También resulta útil elegir los enunciados que sean semejantes a los plausibles. Hay que agregar que, para poder elegir una proposición, debe tenerse 7 Estas cosas, las naturales o necesarias, tienen el principio en sí mismas. 6 ___________________________________________________CUADRANTEPHI 13 Junio 2006, Bogotá, Colombia claridad sobre el género y la materia a la que corresponde8, de tal manera que no se tome un enunciado ético como si fuera físico. El segundo instrumento que ofrece la dialéctica aristotélica para la construcción del buen razonamiento consiste en la distinción de los diversos sentidos que puede ofrecer una misma palabra. Por medio de este instrumento “hay que estudiar no sólo todas las cosas que se dicen de manera distinta, sino intentar dar sus enunciados [explicativos]” (Top, I, 15, 106a 2). Aristóteles propone diferentes análisis para determinar si un término es homónimo (es decir, que tiene muchos significados según la entidad a la que se refiere en un enunciado) o sinónimo (cuando el significado es el mismo). Uno de ellos es el análisis del término contrario al que se está examinando. Por ejemplo, si la palabra ‘agudo’ se predica de un tono de voz, su contrario es ‘grave’, mientras que si se predica de la punta de unas tijeras su contrario es ‘romo’. El análisis de las diferencias puede estar referido a cosas que se encuentran en un mismo género, a cosas que se encuentran en géneros que no están muy alejados uno del otro o a cosas cuyos géneros son muy distantes (cfr. Top, I, 16). Con el fin de ilustrar el primer caso se puede considerar un razonamiento ético. Para que éste no caiga en equívoco alguno, es necesario distinguir entre justicia, valentía, prudencia y templanza, porque todas pertenecen al género de las virtudes, lo que puede dar lugar a confusiones. Es posible realizar esta distinción siempre y cuando se tenga claridad con respecto a las nociones de accidente, género, propio y definición. El cuarto instrumento busca determinar, ya no las diferencias entre cosas de géneros distintos, sino sus semejanzas. Éstas permiten establecer múltiples relaciones entre diferentes objetos: “como lo uno es a una cosa, así lo otro es a otra cosa (v. g.: como el conocimiento es a lo cognoscible, así la sensación es a lo sensible), y como lo uno está en una cosa, así lo otro está en otra (v. g.: como la vista está en el ojo, el entendimiento está en el alma […])” (Top, I, 17, 108a 8). Es muy importante practicar la búsqueda de semejanzas en las cosas que se encuentran más distantes, porque ello permitirá captar con mayor facilidad las semejanzas en las demás cosas. 8 Cfr. Luis Xavier López Farjeat, p. 71. 7 ___________________________________________________CUADRANTEPHI 13 Junio 2006, Bogotá, Colombia Hasta ahora se ha esbozado la dialéctica como un método que permite razonar sobre cualquier cosa. Es un conocimiento técnico que tiene como objeto lo plausible y que cuenta con un conjunto de herramientas para construir razonamientos que no incurran en contradicción. Ahora se puede determinar qué importancia tiene la dialéctica para la filosofía en su conjunto. Como se ha mencionado, el objeto de la dialéctica es lo plausible en contraposición a las cosas verdaderas y primordiales propias del razonamiento científico. Es posible pensar, por ello, que no hay relación entre el ámbito de lo demostrativo y el de lo plausible. Sin embargo, vale la pena recordar que es imposible acceder a los principios por medio de una demostración silogística y científica. Como los principios internos a un conocimiento son primeros respecto a todas las cosas, es imposible decir cualquier cosa de ellos. Por eso es necesario acudir a la investigación de las opiniones y de las cosas plausibles que hay alrededor de dichos principios. Generalmente, para probar la verdad de una proposición de poca extensión (como, por ejemplo, ‘todos los hombres son mortales’) se acude a otras que sean más generales en busca de un término medio que permita relacionar el sujeto con el predicado (en este caso ‘todos los hombres son animales’ y ‘todos los animales son mortales’). Sin embargo, cuando se están tratando los primeros principios y se pretende dar y justificar diferentes juicios sobre ellos, no se puede acudir a ninguna cosa que sea más general que ellos, porque si eso fuese posible, no serían principios. Por ello la dialéctica resulta de gran utilidad en lo que se refiere al estudio de las primeras cosas, permitiendo un acercamiento a las mismas por medio de un análisis de las opiniones más aceptadas. Esto dice mucho del modo en el que trabaja Aristóteles. Por ejemplo, en la Metafísica, cuando emprende la búsqueda de los primeros principios y de las primeras causas, él hace un análisis de las opiniones de sus predecesores (cfr. Met., I, 3-10). Procede de manera similar en la Ética a Nicómaco cuando se ocupa de las opiniones que hay sobre el bien en general (cfr. EN., I, 6). Pero hay que distanciarse un poco del aristotelismo para que la dialéctica no sea susceptible de caer en los problemas que puede tener la opinión. Es importante rescatar, 8 ___________________________________________________CUADRANTEPHI 13 Junio 2006, Bogotá, Colombia como se hizo antes, la noción de plausible, no sólo entendida como aquello que tiene aceptación, sino, más aun, como aquello que da lugar a un problema disyuntivo de cualquier tipo, incluyendo los problemas propios de la ciencia. El método dialéctico permite entablar un diálogo entre contrarios que lleve a la elección de uno de ellos según buenas razones y sin contradicción. El diálogo no se refiere sólo a una conversación entre dos personas. Este concepto es mucho más amplio y se refiere, sobre todo, a la contraposición de enunciados contrarios, abarcando con ello la noción del diálogo del alma consigo misma. La dialéctica será el método que guía esa disputa para que resulte fructífera, para que evite las contradicciones y para que consiga la claridad. Se ha ampliado la noción de lo plausible, refiriéndola a la disyunción, y la de diálogo, contemplando también el diálogo que realiza un individuo en soledad que evalúa elementos contrarios por medio del método que se ha expuesto. Dicho método aparece ahora como una herramienta, como organon, recordando el título que se le dio a la obra en la que se encuentran los Tópicos. Enmarcar la dialéctica en el conjunto de la lógica e incluirla en ella es muy esclarecedor, en primer lugar, porque muestra que esta última no es una ciencia independiente sino que siempre se encuentra al servicio de otro saber. En segundo lugar, dicha inclusión hace de la lógica una herramienta que no se limita al ámbito científico, sino que es útil también para saberes prácticos e, incluso, para discusiones cotidianas. La lógica aparece, entonces, como una herramienta de gran versatilidad que tiene un campo muy amplio de aplicación y que abarca otros ámbitos del lenguaje diferentes al científico. La dialéctica es, entonces, la herramienta que permite explorar cualquier problema disyuntivo. Pero, como se mostró, ella posee a su vez un conjunto de instrumentos para llevar a cabo dicha tarea. La utilidad de esos elementos puede resumirse bajo la noción de análisis del lenguaje, que es de suma importancia para la filosofía. Por ejemplo, se mencionó que la distinción de los múltiples significados, además de explorar las cosas que se dicen en diversos sentidos, debe intentar dar sus enunciados explicativos. Si se busca razonar, sin importar si el tema es científico, ético o cotidiano, es necesario que se realice con antelación un análisis del significado y del uso de los términos que se 9 ___________________________________________________CUADRANTEPHI 13 Junio 2006, Bogotá, Colombia encuentran involucrados, dando su definición. Con ello se logrará claridad conceptual, de tal manera que se puedan evitar los equívocos causados por la oscuridad del lenguaje. Así, cuando se examina una disyunción, es primordial que se analicen y definan sus componentes. Hay que recuperar el espíritu de duda que se encuentra en la dialéctica; éste se hace manifiesto en su objeto, que es la disyunción. Ella no parte de una verdad, no parte de una afirmación ni de algo evidente o dogmático, sino que, por medio del análisis del lenguaje y de la aclaración del significado, da lugar a las definiciones que permiten razonar de manera correcta. El método dialéctico parte de la duda y sólo cede ante la claridad. La dialéctica, entendida como un método, como una téchne para dialogar bien, resulta importante para la filosofía porque brinda diferentes elementos que ya han sido explorados y que son útiles en la construcción de conceptos. Sin embargo, ella es la herramienta de un objeto que hasta ahora se ha evitado definir: la filosofía. También hay que decir, antes de finalizar, que la dialéctica que ha sido esbozada sigue siendo ideal, es decir, ella supone un conjunto de condiciones de las que se desconoce si es acaso posible que se den en la realidad. 10 ___________________________________________________CUADRANTEPHI 13 Junio 2006, Bogotá, Colombia Epílogo Es necesario romper con el optimismo que ha caracterizado al presente texto. Vale la pena aclarar que estos son los primeros pasos de una investigación algo prematura a la que le falta mucho camino por recorrer y de la que acaso se ha esbozado sólo el comienzo. Hay algunos conceptos que aún permanecen en la oscuridad propia de la ambigüedad y que comprometen la naturaleza misma de la dialéctica que se ha dibujado. Un efecto claro de la falta de claridad conceptual es el paso subrepticio que se da de la noción de téchne a la de herramienta. Como aquélla puede poseer todos los vicios (y las virtudes) del aristotelismo, puede ser mucho mejor otra por ésta, determinando con ello que la dialéctica es ante todo una herramienta de gran poder que permite solucionar la contraposición entre enunciados contrarios. Esto resulta relevante para la filosofía en la medida en que, mientras se encuentre al interior de los límites del lenguaje, ella debe tener en el horizonte al buen razonamiento. No obstante, la utilidad de la dialéctica, del diálogo bien elaborado, puede extenderse hacia el campo de la política, de la ciencia y de las conversaciones casuales propias del discurrir cotidiano. Con ello queda expuesto uno de los principales contratiempos del conocimiento dialéctico. De acuerdo con lo sostenido, la dialéctica es una herramienta independiente de su objeto que sirve tanto para el razonar científico como para el metafísico. Pero ¿es posible tal independencia entre una herramienta y el objeto que fragua? Queda claro que la dialéctica aun tiene un carácter ideal y abstracto que puede ser un contratiempo para su aplicación, carácter que se volatiliza en mayor medida cuando se considera que se ha dejado de lado otro tipo de factores de gran importancia en un diálogo, como lo son las relaciones de poder entre los dialogantes. Por ello, un análisis del diálogo debe comprometer, no sólo los instrumentos que en él se utilizan, sino el objeto del que se trata y aquellos que dialogan. La dialéctica, entonces, debe adquirir, con el desarrollo de la investigación, un carácter terreno, debe descender de las alturas en las que se encuentra para resplandecer ante los ojos de aquellos que buscan claridad. 11 ___________________________________________________CUADRANTEPHI 13 Junio 2006, Bogotá, Colombia Bibliografía primaria ARISTÓTELES, Topikon A en Aristotelis opera, V. I, Ed. Immanuel Bekker, Academia Regia Borussica, Berlín, 1960. ––––, Tópicos, en Tratados de lógica (Órganon), V. I, Trad. de Miguel Candel Sanmartín, Gredos, Madrid. ––––, Topics en The Complete Works of Aristotle, V. I, Ed. Jonathan Barnes, Princeton University Press. ––––, Topics en The Works of Aristotle, Ed. W. D. Ross, Oxford University Press, London. ––––, Metafísica, Trad. Valentín García Yebra, Gredos, Madrid, 1998. ––––, Ética a Nicómaco¸ Trad. José Luis Calvo Martínez, Alianza Editorial, Madrid, 2003. Bibliografía secundaria DÜRING, I. Aristóteles, Trad. Bernabé Navarro, UNAM, México, D.F., 2000. LÓPEZ FARJEAT, L.X., Teorías aristotélicas del discurso, EUNSA, Pamplona, 2002. REALE, G. Introducción a Aristóteles, Trad. V. Bazterrica, Herder, 1985. RUSSELL, B. Historia de la filosofía occidental, V. 1, Trad. J. Gómez y A. Dorta, Espasa, Madrid, 1999. 12