16 La gaceta 28 de febrero de 2011 la vida misma un paso adentro José Luis Gómez Lobo sociología y literatura Yo sé que en la facultad de letras no se aprende a hacer literatura, pero sí están las relaciones, los amigos, el entorno. En la facultad de sociología no hay ninguna de las dos cosas, pero sí se aprenden herramientas para entender la realidad; aunque cientificistas y cuadradas, pero útiles para mí como escritor porque, en mayor o menor medida, toda literatura tiene una base real. dentro / fuera 5 Foto: Jorge Alberto Mendoza La otra pantalla no es la primera novela de José Luis Gómez Lobo. Es la primera en publicarse (Arlequín, 2010), pero tiene otra en el cajón junto a un volumen de cuentos y una más saliendo apenas del tintero, justo por los mismos días en que entrega a los sinodales su tesis de licenciatura. Algo sobre la identidad construida en torno a la procesión de la Virgen por un barrio. Pienso de inmediato en un pasaje de su libro, en el que Yoshio es vitoreado mientras camina entre vallas y guardaespaldas, sonriente y saludando con la palma a la masa informe de espectadores, Gerson Rivelino entre ellos: el protagonista imbécil e imbecilizado a tal grado que ya no puede separar la vida de dentro de la televisión con la de fuera. Por Verónica de Santos zapping Me decidí por una estructura fragmentada de relatos breves para imitar el zapping: nuestra generación no está acostumbrada a quedarse mucho tiempo en una sola historia, sino a pulsar el botón y pasar de una escena a otra, siguiendo todas simultáneamente. Lo que yo quise es pasar este fenómeno al lenguaje narrativo. gerson rivelino Para construir este personaje hubo varios factores importantes. Uno, que conozco a alguien con este nombre de futbolistas “setenteros”: es el hijo de un señor amigo mío, pero el chico no sabe del libro. Dos, la vez en que, caminando por la Plaza Tapatía, vi a Björk: mi novia insistió en que la llamara y cuando al fin me decidí a hacerlo, ella me miró con un desprecio tan profundo antes de alejarse y desaparecer, que me dejó pensando en cómo pertenecemos a esferas sociales completamente diferentes, en cómo un mismo evento nos afecta de maneras distintas y con base en qué reglas y moral. Y tres, la muerte muy sonada hace algunos años de una mujer que nació, se crió y vivió siempre en el ámbito televisivo, de tal suerte que al ver a un hombre de fuera de la pantalla, armado y acercándose a su coche, su corazón no soportó el contacto y las elucubraciones y se detuvo: Mariana Levy. Si yo me asumo como algo en esta vida es como escritor. Desde siempre. Pero los escritores forman parte de un campo artístico en el cual también están los lectores, los editores, los críticos, los medios… y desde luego tiene sus propias luchas por el terreno, donde los desconocidos tratamos de emerger y los posicionados no lo permiten. Hay gente de las letras y gente que no, igual que hay gente de la tele y gente que no. En mi caso la falta de relaciones es algo que me ha afectado: conozco a todos, pero nadie me conoce a mí. barrio La otra pantalla está ambientada en el barrio de San Juan de Dios, pero el espacio topográfico es secundario. Si algo ha logrado la pantalla es constituirse en su propio espacio. Ya la identidad no viene del terruño, ya no existe ese amor por la tierra natal: desde que la televisión se establece como un artículo de primera necesidad, tiene presencia en todos los hogares y funciona como nana, de ahí es donde derivamos nuestra identidad como grupo. Hemos cambiado muchísimo en estas tres o cuatro décadas, con la televisión como testigo y escenario. Y no sólo a nivel local: cada país tiene sus equivalencias.