POR UNA ESTABILIDAD MACROECONÓMICA PARA EL CRECIMIENTO CON EQUIDAD Dr. Roberto Jiménez Gómez, economista, Coordinador Comisión de Realidad Nacional, Colegio de Profesionales en Ciencias Económicas de Costa Rica Costa Rica requiere crear las condiciones para contar con estabilidad macroeconómica confiable y sostenible. La estabilidad es el mejor medio para que los empresarios, instituciones, los consumidores e inversionistas en general tomen decisiones que estimulen el crecimiento económico. El país se ha visto en los últimos años envuelto en desequilibrios fiscales, políticas de manejo del tipo de cambio que es zozobra para algunos y alegría para otros. Unido a ello, de forma en cierto sentido tardía, se ha mostrado preocupación por la entrada de capitales especulativos del exterior, que ante las políticas expansivas de los países desarrollados, han encontrado tasas de interés altas que estimulan la llegada a nuestros países, incluso a plazos mayores a dos años, dadas las expectativas internacionales. La política cambiaria promovida desde hace algunos años ha buscado que en el marco de una perspectiva monetarista de metas de inflación, se lleve a cabo un proceso de liberación del mercado cambiario en Costa Rica. No obstante, para poder llevar a cabo esa medida, al margen de las argumentaciones en contra de esta política, tiene una serie de requisitos: Estabilidad económica en el país, es decir, que se tenga un déficit fiscal moderado, un sector externo estable y sin déficit elevado, como mínimo. En el ámbito internacional era de esperar estabilidad en las monedas fuertes, tasas de interés razonables y una política monetaria, si no restringida, al menos no expansiva en exceso como ocurre. En general estas condiciones no existen, en Costa Rica se tiene un déficit fiscal que no ha sido solucionado. La anterior reforma fiscal fue atacada por sectores diversos; no obstante se requiere una reforma fiscal que lleve a una recaudación mayor y según las exigencias del Estado costarricense. De igual forma el desarrollar mecanismos de rendición de cuentas y de eficientización del uso de los recursos del gobierno sigue esperando, lamentablemente. En economía todo esta interrelacionado. Así, el tener déficit fiscal elevado hace necesario financiarlo, lo cual lleva en el mercado interno a que se tenga que ofrecer tasas de interés mayores, estimulando la entrada de capital financiero (oferta de dólares), situación que hace que el colón se aprecie (revalue) con respecto al dólar, llevándolo al piso de la banda cambiaria. Por su parte, el sector exportador sufre la disminución de sus ingresos por un tipo de cambio que se ha apreciado. Así pues el motor del crecimiento de los últimos 25 años, las exportaciones, se encuentra con un tipo de cambio que lo hace perder competitividad. Sectores como el turismo muestran igual impacto, el país se hace más caro y se reciben menos ingresos por su actividad. Unido a ello, no se han implementado acciones para desarrollar planes nacionales de competitividad que compensen esa situación. Para empezar a dar solución a la situación económica actual, hay que empezar por las causas iniciales: el déficit fiscal. Una reforma fiscal progresiva, simple y suficiente es vital para la estabilidad de nuestra economía. En ese sentido instamos a retomar la reforma fiscal pendiente, que establezca entre otros aspectos el impuesto al valor agregado (IVA), tal como, lo hacía el último proyecto de ley, sobre nos referimos en su momento. Por otra parte, es fundamental que se integre a la asignación de los recursos del presupuesto público mecanismos de evaluación de los resultados con consecuencias, priorizando éstos hacia aquellos más prioritarios que logren mayor eficiencia y la eficacia en el uso de esos recursos Los que han estado en contra de la reforma fiscal, si hacen un balance, podrán ver que los efectos de no hacer nada, serán mayores que una reforma fiscal que de forma responsable (no perfecta) se planteo para el país.