Las Agencias de Desarrollo Local

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Primer Foro Mundial de Agencias de Desarrollo Local
Sevilla, España. 5-7 de Octubre de 2011
Agencias de Desarrollo Local en México
Francisco Herrera-Tapia*
Juan Hernández Martínez**
Resumen
En el ámbito institucional de México las Agencias de Desarrollo Local (ADL) son
organizaciones civiles que fomentan el desarrollo de comunidades y territorios rurales
marginados con el apoyo de subsidios gubernamentales. El presente documento analiza la
gestión local que realizan estas organizaciones; para ello se toma como eje de la reflexión
el caso de las ADL que reciben financiamiento por parte de la Secretaría de Desarrollo
Social del gobierno mexicano para operar proyectos de desarrollo a escala local.
Introducción
En el caso de México la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) ha instrumentado un
programa de fomento al desarrollo local dirigido a organizaciones civiles que son
subsidiadas con apoyo económico para la ejecución de proyectos focalizados en zonas
rurales marginadas. Actualmente esta estrategia forma parte del Programa Opciones
Productivas del gobierno mexicano.
*
Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma del Estado de México. fherrerat@uaemex.mx
Doctorando en Ciencias Agropecuarias y Recursos Naturales de la Universidad Autónoma del Estado de
México. jhdezalternativas@hotmail.com
**
Este texto presenta a partir de investigación documental y participante una discusión de los
procesos de gestión, organización, financiamiento y mecanismos de intervención social de
las ADL, sus vínculos con el sector público y las comunidades rurales que atienden,
analizando el modelo de gestión que utilizan. La investigación consistió en la revisión de
las Reglas de Operación del Programa Opciones Productivas y la experiencia propia en la
operación de Agencias de Desarrollo Local.
En este esquema de intervención y gestión social a través de ADL podemos identificar dos
características importantes: en primer lugar la necesidad de una gestión asociada por
medio de la cual se logre la cooperación técnica y financiera para el emprendimiento de
diversos proyectos entre el estado y organizaciones sociales, y en segundo lugar que la
gestión supone un mayor impacto en la escala local-regional, especialmente en el plano
municipal. “Esta modalidad de intervención en el nivel local propicia el trabajo asociativo
entre el Estado local, organizaciones de la sociedad civil (ONG, fundaciones), instituciones
que operan en ese ámbito y organizaciones de base que representan a la población del
área” (Ruiz, 2004:18).
Por ello en este trabajo se hace un análisis y reflexión sobre organizaciones civiles que
persiguen fines de apoyo productivo y de desarrollo local a partir del financiamiento público
estatal, partiendo del hecho de que cada vez más ha crecido la intervención de las
organizaciones civiles en los temas de desarrollo local, observándose diferentes maneras
de operar de acuerdo a las características y necesidades de cada lugar, así como al
propósito de las mismas.
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Este despliegue operativo de las organizaciones de la sociedad civil, complementado a las
políticas, estrategias, programas, recursos y acciones gubernamentales, ha sido un factor
importante de contribución a la gestión del desarrollo social, principalmente en aquellas
comunidades con altos índices de marginación. Si bien, esta participación ha sido visible
desde los años setenta, su detonación se da de manera importante y a nivel mundial a
partir de las Conferencias de las Naciones Unidas de los años noventa, que dan una
atención particular y sobresaliente a la participación de las organizaciones de la sociedad
civil, al enfatizar que la organización y el empoderamiento de los pobres son
fundamentales para el inicio y sostenibilidad de todo proceso de desarrollo (Ianni, 2005),
coincidiendo con el cambio que el concepto de desarrollo ha tenido través del tiempo,
transitándose de concebir al desarrollo como crecimiento económico a la generación de
capacidades humanas, que evidencia la evolución del sustento teórico del concepto a partir
de los cambios acontecidos en una realidad, donde prevalece la desigualdad de la
población en términos económicos, pero también en aspectos de acceso a procesos de
educación, salud y alimentación, los cuales se han traducido en políticas públicas en todo
el mundo para reducir tal desigualdad (Pérez, 2010)
Organizaciones civiles y gestión del desarrollo local
En este documento nos enfocamos al estudio de las organizaciones civiles a partir de su
actuación en un espacio local, específicamente en el medio rural. Aquí concretamente nos
referimos a las organizaciones que cuentan con ese carácter, a partir del estatuto que les
proporciona el marco legal. En el caso de México las organizaciones civiles reconocidas
son aquellas que se instituyen en la figura legal de Asociaciones Civiles (AC) y Sociedades
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Civiles (SC), y que actúan en el medio rural en la modalidad de Agencias de Desarrollo
Local.
Es así que el panorama del medio rural se ve cada vez más influenciado por la presencia
de actores locales y externos, que arropados en la figura de asociaciones y sociedades
civiles conforman un grupo de organismos no gubernamentales prestadores de servicios
sociales en el medio rural. A esta modalidad de gestión local le llamaremos de acuerdo con
Ruiz (2004), gestión asociada, la cual promueve la creación de espacios de concertación
entre actores diversos (sector público, privado, no gubernamental y grupos de base),
donde se construyan diagnósticos y estrategias que permitan resolver problemas
previamente detectados y priorizados por ellos. Esta perspectiva demanda del Estado la
ampliación de sus canales de comunicación y retroalimentación con la sociedad, lo cual
representa un reto mayor en escenarios donde el hermetismo estatal y opacidad de la
función pública compiten con los movimientos sociales y sus planteamientos.
El modelo de gestión asociada establece implícitamente la intensificación de la interacción
entre actores de cara a la solución de problemas en el espacio público (léase problemas
del desarrollo), es decir, la colaboración entre actores para la solución de problemas que
son de todos. No obstante, el cambio institucional hacia esta nueva dinámica altera el
modo tradicional de la gestión pública del Estado y su burocracia, toda vez que se crea
incertidumbre en las instituciones gubernamentales y un ambiente de inestabilidad para el
cual los agentes gubernamentales no están preparados, es decir, la burocracia
gubernamental tal como se encuentra actualmente funciona de mejor manera en sistemas
estables y convencionales, que en sistemas abiertos a la participación organizada de la
ciudadanía.
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No obstante, por el lado de las organizaciones civiles en sus formas de intervención social
y relación con el gobierno, también se encuentran fallas que no le permiten amalgamar del
todo el establecimiento de alianzas, lo cual representa un reto para la flexibilidad,
dinamismo y versatilidad de las organizaciones. Arellano (2006), por ejemplo sostiene que
“para enfrentar con éxito la resistencia burocrática las organizaciones comunitarias tendrán
que aprender a negociar con las burocracias gubernamentales y a transformar su
estructura de organización para hacerla más precisa y clara sin destruir su flexibilidad y su
amplia capacidad para involucrar diversos actores en la búsqueda de objetivos generales”.
La tendencia a incluir la participación de organizaciones sociales en el sector rural y apoyo
al desarrollo comunitario no es un hecho reciente, si bien en años atrás el modelo de
gestión del desarrollo en el marco del “estado paternalista” requería del soporte social de
las mayorías, es claro que la forma de intervención era muy diferente al planteamiento que
ahora esgrimen los diversos enfoques de la gobernanza. De este modo si en el viejo
régimen había un esquema corporativo de masas que aglutinaba la demanda social y la
canalizaba a través de las organizaciones sociales sectorizadas, en la actualidad el medio
rural se redimensiona, mostrando un mosaico de organizaciones sociales diversificadas
que revelan múltiples formas de intervención, y que operan en espacios compartidos entre
el estado y una parte de la sociedad civil organizada.
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Esquema 1
Marco de gestión de las ADL en México
Nivel macro
Gobierno
s
Nivel meso
Organizaciones
Civiles
Ambiente
institucional del
desarrollo
Planes, políticas
públicas,
programas y
proyectos
Población
Rural
Nivel micro
Fuente: Elaboración propia.
El esquema 1 muestra la reorganización de la gestión social en el medio rural, y en
particular aquella orientada al desarrollo local; es en este esquema en el que se
encuentran inmersas las Agencias de Desarrollo Local (ADL). Al respecto, el esquema
anterior nos muestra la posición de las organizaciones civiles, quienes fungen como una
especie de “bisagra” entre la población rural y los distintos gobiernos o demás actores
institucionales. Ello representa para la población un vehículo o forma de “puenteo” entre la
demanda ciudadana y la oferta institucional de los apoyos al desarrollo local. Podemos
observar como los gobiernos al estar en un nivel más estratégico que operativo mantienen
su posición en la cúpula de las decisiones, sin embargo esta estructura podría derivar en
una especie de “neocorporativismo” de no potenciarse los mecanismos de participación,
descentralización, horizontalidad y la cogestión del desarrollo en una forma de gobierno
que se construya desde lo local.
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La participación de las organizaciones sociales en el espacio rural es un hecho relevante
para las comunidades en tanto las actividades realizadas impactan diversos ámbitos de la
vida local. En ese sentido, existen básicamente dos dimensiones de las actividades de las
organizaciones: “las que denominamos proyectos micro, considerando el impacto que
tienen sobre el problema en cuestión y la dimensión de la población beneficiaria de tales
actividades. Podemos también llamarlas actividades temáticas o sectoriales, porque se
dirigen a problemas específicos, tales como la alimentación, los niños de la calle, los
derechos de las mujeres, la generación de ingresos, etc. La otra dimensión concierne a los
proyectos macro. Éstos proponen cambios en las prácticas político-culturales, que tocan al
conjunto de la sociedad. Podemos citar como ejemplos las actividades de vigilancia de los
procesos electorales y la defensa de los derechos humanos” (Loeza, 2008:9). El
funcionamiento de las organizaciones en la modalidad de ADL corresponde, en ese sentido
a la primera dimensión indicada, ya que su espectro de actividades está enfocado al
fomento de capacidades productivas.
La transferencia de la prestación de servicios sociales en materia de desarrollo a través de
organizaciones civiles ahora es común en México, pero el modelo de agencias
independientes es más relevante en aquellos ámbitos como en los de la reglamentación
económica o social, en los que la especialización, la reputación y la credibilidad son
elementos clave para el éxito, aquí la delegación de facultades normativas a una agencia
distinta del propio gobierno se entiende mejor como un medio por el cual éste último puede
comprometerse con estrategias reguladoras que no serían creíbles de no darse esa
delegación de funciones (Majone, 2004).
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Por otro lado, el desarrollo local también implica la participación estratégica de los
gobiernos locales, lo cual induce a una mayor intervención social orientada al desarrollo,
“de ahí la importancia concedida a la descentralización del Estado para que los municipios
o regiones cuenten con suficiente autonomía. El liderazgo del municipio en el desarrollo
local, empowerment, es imprescindible como catalizador, coordinador y facilitador de
oportunidades en el ámbito local, así como impulsor de la equidad” (Alcañiz, 2008:311). Al
respecto, Merino y Cabrero (2006), mencionan que los gobiernos municipales enfrentan
hoy constitucionalmente desafíos de muy distinto origen y magnitud, ya que durante los
últimos años han adquirido mayor autonomía y mayores recursos, trayéndoles nuevas
atribuciones de orden político y administrativo. Una de estas atribuciones es la de cooperar
en la política de desarrollo social de alcance federal, ya que se les considera parte activa
de la implementación de esas políticas, ensanchándose por sus obligaciones formales, y
convirtiéndose en una pieza clave en el proceso de implementación de la política de
desarrollo social del estado mexicano por el otro.
La descentralización en el sentido de empoderamiento de los actores locales para el
desarrollo, representa un reto para las políticas públicas cuya actuación no puede
reducirse al tradicional rol pasivo del gobierno local, ya que las atribuciones y
responsabilidades de las autoridades locales en materia de desarrollo y prestación de
servicios públicos aumentan cada vez más, al tiempo que el trabajo con las organizaciones
civiles resulta prácticamente inevitable ante una sociedad civil con más presencia en los
asuntos públicos.
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¿Qué son las Agencias de Desarrollo Local?
En este artículo concebimos en un sentido amplio a las Agencias de Desarrollo Local como
organismos que pueden ser gubernamentales, sociales, mixtos o privados que se integran
por profesionales y agentes del desarrollo local, que mediante diversas estrategias de
intervención comunitaria y territorial promueven el cambio socioeconómico favorable de los
habitantes locales, en especial de aquellos grupos sociales que se consideran con
mayores rezagos respecto de la demás población.
En el mundo existen varias experiencias de Agencias de Desarrollo Local, entre las cuales
destacan aquellas impulsadas por la Iniciativa ART1 del Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), que mediante el trabajo en red con Agencias de Desarrollo
Económico plantean un innovador mecanismo de intervención articulado con el Sistema de
las Naciones Unidas para la atención de zonas marginadas de países subdesarrollados.
En el mismo sentido, existen las Agencias de Desarrollo Económico Local españolas, las
cuales representan un área importante de gestión del desarrollo a escala municipal.
En México, a la par de las Agencias de Desarrollo Local promovidas por la Secretaría de
Desarrollo Social (SEDESOL), también existe una modalidad de agencias que actúan en el
sector rural, estas organizaciones más con un perfil de despachos profesionales que de
organizaciones civiles, se denominan Agencias de Desarrollo Rural (ADR), las cuales
forman parte del Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria de la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Las ADR configuran un
universo de actuación en las regiones rurales más marginadas del país, su papel tiene que
1
Es una iniciativa de cooperación internacional que asocia a Programas y actividades de diversas Agencias
de las Naciones Unidas.
9
ver con el fomento a la seguridad alimentaria, donde va implícita una concepción de
desarrollo rural orientado por la producción primaria de traspatio, un hogar saludable y la
gestión de pequeños proyectos económicos generadores de ingresos.
Las características más relevantes de estos últimos dos modelos de Agencias que operan
en México tienen que ver con los siguientes dos puntos: a) se integran a partir de la
iniciativa de ciudadanos organizados en figuras asociativas reconocidas por el derecho civil
o mercantil; y b) en ambos casos tanto las ADL como las ADR muestran vínculos
institucionales con el sector gubernamental, en tanto reciben financiamiento público para el
despliegue de sus actividades en campo. En ese sentido, el nivel de autonomía e
independencia es relativo por el carácter subsidiario de los apoyos institucionales que
reciben. En el caso de las ADL cuentan con financiamiento directo y regulación normativa
por parte de la SEDESOL, en el caso de las ADR cuentan con apoyo financiero y
regulación normativa de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentación (SAGARPA), y los gobiernos estatales.
Por parte de la SEDESOL la forma en que operan las Agencias de Desarrollo Local es
anual, y esta operación es determinada por las Reglas de Operación del Programa
Opciones Productivas (ROP). Mediante una convocatoria emitida por el gobierno federal
cada organización social con los debidos registros legales y fiscales, puede postular ante la
SEDESOL proyectos de desarrollo local (planes de trabajo) con enfoque productivo, a fin
de buscar ser beneficiadas con recursos públicos en la operación de su proyecto.
Si bien la normatividad del programa presenta la estrategia como una Red Nacional de
Agencias de Desarrollo Local, en la práctica no existe un funcionamiento como tal. En el
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plano social, red se refiere al establecimiento de un tendido reticular de vínculos entre
nodos de individuos, actores o instituciones que mediante la comunicación y el
establecimiento de ligas logran incidir en determinados puntos nodales de la red. De
acuerdo con nuestra investigación en su operación el programa no revela estrategias
orientadas al trabajo en red por parte de las Agencias de Desarrollo Local participantes. En
ese sentido, no existe articulación institucional entre las ADL; su funcionalidad se basa en
ser un organismo social a través del cual el gobierno canaliza o coloca recursos en las
comunidades marginadas.
En documentos oficiales las Agencias de Desarrollo Local: “Son apoyos económicos no
recuperables para formación de capital social, la generación de proyectos productivos, su
escalamiento e integración al desarrollo económico local y regional, a través de
Organizaciones de la Sociedad Civil” (ROP, 2010). Como se puede observar la definición
pone énfasis en el subsidio que las organizaciones pueden recibir para el fomento de
proyectos productivos y la formación de capital social para el desarrollo local y regional.
La metodología de intervención de las Agencias de Desarrollo Local se encuentra
determinada por dos niveles, mismos que se encuentran acotados en lo formal a las reglas
de operación del programa, donde se establecen los criterios de participación y
características técnicas del proyecto presentado:
1. La metodología del proyecto que se propone ante la instancia gubernamental:
Como apuntamos arriba, para que una organización civil pueda ser sujeta del
subsidio para operar como ADL, es necesario que presente un proyecto (Plan Anual
de Trabajo), en este proyecto se plasman los componentes institucionales, respaldo
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social, capacidad técnica, financiera y antecedentes de cada organización
concursante. De forma especial se pone énfasis en la propuesta técnica que se
realiza con base a la “metodología de marco lógico”2, y
2. La metodología de gestión de la ADL: Si bien en la propuesta del proyecto que
presentan las organizaciones civiles se enuncia la forma de intervención, en la
práctica operativa del proyecto en campo la planeación sufre ajustes de acuerdo a
las situaciones que se presentan, en ese sentido, cada organización le imprime un
sello particular de abordar los problemas vinculados con la gestión del proyecto en
las comunidades.
Otros elementos a considerar es que el programa y las reglas de operación de la Red de
Agencias de Desarrollo Local de la SEDESOL durante 2009 y 2010 realizaron
adecuaciones precisas sobre la instrumentación de acciones a favor de contraloría social,
equidad de género y sustentabilidad. Esto lo consideramos como un acierto del programa,
en tanto intenta incidir en esos tres ámbitos del desarrollo que van más allá del enfoque
productivo.
“Las acciones de formación, elaboración de proyectos y asistencia técnica deberán vincularse
a las actividades productivas preponderantes de la población objeto del plan de trabajo para
que desarrollen sus potencialidades, y deberán incluir temas de desarrollo sustentable,
equidad de género, transparencia, rendición de cuentas y contraloría social” (ROP, 2010).
No obstante, vale decir que si bien esos tres ámbitos de intervención (Sustentabilidad,
equidad de género y contraloría) son de amplia pertinencia, la forma en la cual se busca
2
Metodología para la formulación de programas y proyectos orientados al desarrollo. Tiene la peculiaridad de
centrar su atención en los objetivos y metas. Comprende el establecimiento de una matriz de indicadores que
permite evaluar los resultados del proyecto propuesto.
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incidir en ellos es vía la capacitación queda limitada, porque las reglas no permiten que la
ADL proponga formas diferentes de intervención más allá de talleres de capacitación. El
programa en ese sentido se volvió limitativo desde 2008 para la presentación de
propuestas más dinámicas que permita a los sujetos en desarrollo participar en otras
opciones pedagógicas y de intervención, que a la par vayan acompañadas de la puesta en
marcha de proyectos productivos (sustentables y con perspectiva de género). Si bien el
programa intenta complementar en fases posteriores con la formación de grupos de trabajo
y desarrollo de proyectos productivos, no existe vínculo institucional que asegure el apoyo
a la inversión de los proyectos generados en esos procesos de capacitación, lo que
ocasiona desánimo y frustración entre las personas que participan en las capacitaciones.
A partir de 2008 el programa de ADL a nuestro parecer pierde integralidad, ya que las
nuevas reglas restringen la innovación metodológica de los proyectos de las
organizaciones civiles, debido a que el programa acota la participación de las ADL en tres
fases, mismas que no pueden ser repetidas por las organizaciones postulantes. De este
modo, también observamos que ninguna de las organizaciones civiles participantes tiene la
garantía de que sus proyectos sean apoyados de manera consecutiva en las Fases I, II y
III, por lo que el enfoque de escalamiento que propone el programa no llega a cumplirse.
Las siguientes fases corresponden al escalamiento que propone el programa de las ADL:
• Fase I.- Que promuevan la constitución o consolidación de grupos sociales y apoyen a éstos
en la formulación, gestión y recepción de apoyos para proyectos productivos.
• Fase II.- Que promuevan la transformación de grupos sociales en figuras asociativas
legalmente constituidas, y apoyen a éstas en la formulación, gestión y recepción de apoyos
para proyectos productivos.
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• Fase III.- Que impulsen a organizaciones de productores legalmente constituidas, para la
formulación, gestión y recepción de apoyos para proyectos que abarquen más de un eslabón
de su cadena productiva (ROP, 2010).
En la Fase I se observa el interés del programa por constituir y consolidar grupos sociales.
Dicha petición se encuentra en línea con el tema de capital social como elemento de
formación de grupos sociales organizados con finalidades productivas. Se observa como el
programa incorpora en su estrategia elementos del capital social, al tiempo que retoma la
idea de formar grupos sociales a partir de la experiencia de algunas organizaciones que
solicitaron apoyo para constituir legalmente a sociedades productivas.
La Fase II reconoce el escalamiento de los grupos sociales a figuras legalmente
constituidas para actividades económicas, entre las cuales destacan: Sociedades de
Producción Rural (SPR), Sociedades Anónimas (SA), Sociedades de Solidaridad Social
(SSS) y Sociedades de Responsabilidad Limitada (SRL). Claramente se observa la
intención de incorporar de origen la producción al marco legal, situación que favorece la
regulación de una economía, pudiendo representar ello un elemento detonador de
economías mejor reguladas y que estén en sintonía con la normatividad mercantil y fiscal,
aunque también estas medidas excluyen o desconocen otras formas de producción y
comercio local que por tradición coexisten en las zonas rurales.
En cuanto a la Fase III se advierte que una vez que las organizaciones ya están
constituidas legalmente, éstas puedan estar habilitadas para formular y gestionar proyectos
en más de un eslabón de la cadena productiva. En ese sentido, se espera que el nivel de
consolidación de las organizaciones legalmente constituidas pueda gestionar proyectos
con valor agregado, lo cual no necesariamente es exigible en las fases I y II.
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Sin embargo, el hecho de que los grupos sociales o figuras asociativas legalmente
constituidas hayan sido asesorados o constituidas por una ADL, no asegura que al
proponer un proyecto éstos tienen la garantía de ser apoyados, situación que evidencia la
desarticulación entre los programas y la falta de coherencia entre los productos que espera
entregar una ADL o el incumplimiento de las expectativas con los beneficiarios que se
comprometen en la organización y gestión de proyectos.
Las Reglas de Operación (2010) del programa mencionan que entre las metas de las ADL
se encuentra no sólo proponer proyectos ante instancias de financiamiento, sino que estos
proyectos sean realmente financiados, lo cual es a todas luces complicado, debido a que la
gestión de proyectos no es posible hacerse en un tiempo tan corto como el que establece
el programa, y de igual forma las convocatorias u oportunidades de financiamiento de
proyectos obedecen a tiempos diferentes a los que exige la entidad gubernamental.
Desde este punto de vista el modelo de escalamiento que presenta el programa es
favorable para la capacitación y formación de grupos constituidos legalmente, pero es un
modelo deficiente para su permanencia en el largo plazo, en tanto a las ADL participantes
no se les asegura la posibilidad de que cumplan con un ciclo completo (3 años) en un
mismo territorio y con los mismos beneficiarios (Fase I, II y III).
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Reflexiones finales
El modelo de las Agencias de Desarrollo Local en México intenta establecer una relación
complementaria entre las organizaciones sociales y el sector gubernamental. Esta relación
que se estrecha a través de los programas públicos genera interdependencia que por una
parte, le permite al gobierno legitimar su actuación en la esfera de la participación social de
los organismos gubernamentales, y por otro lado, a las organizaciones civiles establecer
una relación directa con el gobierno les abre la posibilidad de acceder a recursos para la
canalización de sus proyectos hacia la comunidad, aunque de manera limitada por las
restricciones institucionales que establece el gobierno para proponer y establecer
mecanismos innovadores de gestión y participación más flexibles.
Si bien las Agencias de Desarrollo Local promovidas por el gobierno de México muestran
un componente importante relacionado con la formación de capital social, capacitación y
establecimiento de proyectos productivos, falta potenciar la red de actores locales e
institucionales que les permita a los beneficiarios participar en un esquema de planificación
y gestión, en el que la comunidad tenga no sólo un acompañamiento técnico durante un
tiempo razonable, sino el acceso a activos productivos que les permita poner en práctica
en sus territorios los conocimientos aprendidos en las capacitaciones y sus propias
iniciativas ciudadanas.
Existen proyectos productivos que se elaboran producto de la intervención de las ADL, de
hecho son una condición para poder participar y recibir financiamiento, sin embargo, no se
tiene la garantía de que esos proyectos reciban financiamiento. En ese sentido el programa
de las ADL tiene una seria restricción que impide la continuidad de los trabajos, porque los
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beneficiarios no sólo quieren recibir información y capacitaciones, sino también apoyo para
infraestructura o activos para la puesta en marcha de sus proyectos.
También es importante que se inicie un proceso de descentralización de las ADL para que
éstas puedan operar en esquemas concurrentes en el plano de las entidades federativas y
gobiernos municipales, en especial en aquellas regiones, municipios y comunidades
marginadas.
El potencial en cuanto a los papeles que asumen y la contribución que aportan las
organizaciones civiles al desarrollo local es amplia, siendo necesaria su sistematización y
promoción a través de una red de ADL tanto regional como nacional. La riqueza de su
versatilidad, metodologías y estrategias es necesario caracterizarlas, a fin de multiplicar su
impacto en espacios territoriales, políticas y programas bien definidos, buscando la
complementariedad de esfuerzos y la interdisciplinariedad de sus acciones.
Ahora bien, es cierto que muchas ADL por vocación social y servicio público aportan
mucho a la gestión del desarrollo de comunidades rurales, pero también es cierto que
muchas de ellas operan en función de los subsidios, por lo que es fundamental la
promoción de acciones de complementariedad de esfuerzos que en un sentido cooperativo
logren impactar favorablemente el desarrollo local para que puedan ir más allá de la
disputa por lo recursos que pone a disposición el gobierno
Finalmente es necesario realizar evaluaciones y seguimiento a los resultados que las
diferentes ADL han experimentado desde el nacimiento del programa hasta la fecha, lo
cual es fundamental no solamente para el mejoramiento y ajuste del programa, sino para la
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preservación y potenciación de las organizaciones civiles con acciones en el desarrollo
territorial. De igual forma es importante el establecimiento de mecanismos para la
transparencia y rendición de cuentas de las organizaciones civiles ante sus beneficiarios y
ante las instituciones que las apoyan y financian.
Bibliografía
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