LECTURA Gestión de la Conducta Laboral GESTIÓN DE LA CONDUCTA LABORAL: LA FUNCIÓN DE DIRIGIR PERSONAS Dr. Antonio Ares Parra arescons@telefonica.net www.antonioares.com La conducta laboral comprende todas nuestras actuaciones en el trabajo. Se trata de una parte muy importante y amplia del tiempo de nuestro vivir. Pretendemos aquí hacer una reflexión sobre las posibilidades de “gestión” de esa conducta y aportar una visión sobre las posibilidades de intervención para mejorar esas conductas. Hablamos de conducta humana en la Organización y nos planteamos quién o quienes tienen responsabilidad para incidir en esa conducta, proponemos algunas variables para diagnosticarla y resaltamos la importancia de asumir el propio rol profesional. RESPONSABLES DE LA CONDUCTA LABORAL Si nos planteamos, ¿quiénes son los responsables de la conducta laboral?, la respuesta nos tendrá que indicar los aspectos más relevantes que conforman la actividad laboral y las posibilidades de influir sobre ellos. De tal manera que, si averiguamos cómo repartimos nuestras responsabilidades a la hora de actuar nos podremos plantear qué podemos hacer para influir en la eficacia de esas conductas. Tendremos que plantearnos qué entendemos por mejorar y qué aspectos queremos mejorar; puntualizar lo que queremos conseguir y la estrategia que usaremos para conseguirlo. Identificamos la responsabilidad sobre la conducta laboral en tres agentes, las tres patas en las que apoyarse y que proporcionan la base triangular que permite la base más sólida y simple en la que sustentarse. Estos tres puntos de apoyo son: la persona que realiza la conducta, el superior inmediato que la supervisa y el sistema de supervisión que la empresa propone. A. Ares 1 LECTURA Gestión de la Conducta Laboral Cuando hablamos de conducta laboral no podemos responsabilizar únicamente al que ejecuta la conducta, sino a las personas que influyen sobre el autor y a variables del contexto organizativo que facilitan o dificultan la realización de la misma. Seguramente no es sólo una cuestión de características personales sino también de variables situacionales. El que realiza una actividad, por el rol que ocupa, tiene un “conjunto de rol”, es decir, una serie de personas a las que afecta y por los que está condicionado. En cada puesto de trabajo, observaremos su red de contactos, las personas con las que tiene que relacionarse, a los que tiene que ofrecer productos o servicios, a los que tiene que solicitar recursos, tecnología, información, etc.; son los que ayudan y a los que ayuda, de los que depende y a los que facilita o dificulta su tarea. Además, tendremos que tener en cuenta las características de la empresa y del contexto en el que trabajan: clientes, competencia, tecnología, valores sociales, etc. En la Empresa, existe un área a quien compete especialmente la responsabilidad de diseñar los procesos organizativos en los que se ejecuta la conducta laboral: el ámbito de los Recursos Humanos. De esa sección depende el diseño y, por tanto, la calidad de las herramientas de Gestión de la Conducta Laboral. Cuando nos planteamos la transformación de la conducta laboral no podemos responsabilizar sólo al autor de la conducta sino que tenemos que indagar simultáneamente sobre otras variables del contexto organizativo en el que la conducta se realiza. Tendremos más capacidad para transformar la conducta organizativa si nos damos cuenta de las variables sobre las que podemos incidir. Éste es el primer punto que queríamos compartir: la importancia de variables de contexto en el análisis de la conducta laboral. Esta búsqueda de responsabilidad en variables contextuales no quiere decir, en modo alguno, que cada persona no sea responsable de su conducta. Cada persona debe asumir la responsabilidad por lo que hace. A. Ares 2 LECTURA Gestión de la Conducta Laboral Esto es lógico porque los conocimientos y habilidades radican fundamentalmente en cada persona. El profesional ha adquirido en el puesto de trabajo o en otros puestos de trabajo anteriores, o en la Universidad o en la Escuela en la que se formó, una serie de conocimientos que le dan la posibilidad de saber lo que tiene que hacer y cómo hacerlo. El empleado aporta a la Organización no solo sus conocimientos sino también sus habilidades y actitudes, de tal forma que no sólo sabe lo que tiene que hacer, sino que además está capacitado para hacerlo porque posee el entrenamiento para hacerlo y la motivación para querer hacerlo. Nos damos cuenta así que el conocimiento no es sólo teórico, sino también práctico, porque facilita la capacidad de realizar una determinada tarea y la voluntad para hacerla. No sólo posee un marco teórico de información que le proporciona el conocimiento para realizar la tarea sino que aporta otros elementos importantes como su capacidad para relacionarse con otros en los procesos de trabajo y su predisposición para facilitar esos procesos. Nos damos cuenta de que, en la conducta laboral, no es el empleado el único responsable de la calidad en las realizaciones, sino que el sistema de supervisión y el directivo que supervisa pueden dirigir y encauzar de diferentes maneras la conducta laboral; pueden enseñar, entrenar, controlar o evaluar con diferente grado de acierto. Nos damos cuenta de que, si queremos cambiar la conducta laboral de alguien, tendremos que observar cómo está dirigido, enseñado y controlado y todo esto simultáneamente, como variables que interactúan y que se afectan mutuamente. Esta es la clave. Cuando formamos a una persona hoy y a sus compañeros dentro de dos años, o a unos sí y a otros no, o cuando informamos a un empleado antes que a su jefe sobre materias que afectan a los procesos de trabajo, el aprovechamiento de lo aprendido es escaso. En estas circunstancias no es extraño que falte impacto de lo aprendido en la vitalidad de la Organización. Esta falta de energía y fuerza se debe a que realizamos incidencias inconexas. Debemos “tocar todos los palillos a la vez”. A. Ares 3 LECTURA Gestión de la Conducta Laboral Aparte de la responsabilidad directiva sobre la conducta de otras personas, son los “gestores” de los Recursos Humanos los que poseen capacidad de actuación porque son los que diseñan los sistemas con los que la conducta laboral va a ser definida y valorada. El marco de referencia en el que se va a entender la conducta. La responsabilidad de Recursos Humanos es diseñar un sistema para gestionar la conducta laboral que sea, al mismo tiempo equitativo y diferenciador: igual para todo el mundo pero permitiendo las diferencias individuales. Si ofrezco “café con leche para todos” no estoy siendo justo; estoy beneficiando a los que les gusta el café con leche y castigando a los que prefieren té, infusiones, etc. No podemos ofrecer “café con leche para todos”. Las personas deben decidir qué quieren dentro de una gama de opciones. Por tanto, en las posibilidades de elección es donde son todos iguales. Cuando Recursos Humanos diseña, por ejemplo, la Evaluación del Desempeño, lo que ofrece es un marco normativo que afecta a todos por igual y que debe acoger las diferencias individuales. Cada trabajador o responsable de sección no puede cambiar “la vara de medir” pero cada persona mide diferente y debe medir diferente en función del puesto y nivel que ocupa. Lo que no se puede hacer es medir a una persona con unos criterios y cambiarlos cuando los aplicamos a otra persona. Recursos Humanos tiene la responsabilidad de diseñar herramientas de evaluación que permitan a cada jefe diferenciar entre las diferentes aportaciones de sus colaboradores pero no les dé libertad para cambiar las “reglas del juego” de la evaluación. Recursos Humanos obtiene información para elaborar una base de datos. Cada persona podrá acceder a una parte de esa información, por tratarse de su caso o de alguna persona que dependa jerárquicamente de ella y Recursos Humanos, como función especializada, accederá y elaborará toda la información. Cada persona tiene derecho a conocer su evaluación y, si se hace con un programa informático, esta persona podrá acceder al sistema para conocer su evaluación. A. Ares 4 LECTURA Gestión de la Conducta Laboral El jefe tiene derecho a conocer la evaluación de sí mismo y de todos sus colaboradores, pero no puede acceder a la información de otros equipos o de otras direcciones, porque es una información reservada a los implicados. Recursos Humanos, lógicamente, tiene toda la información de toda la compañía pero es resevada; no la puede usar de forma indiscriminada pero sí para realizar estudios comparativos: registrando los datos, observando desequilibrios, sugiriendo métodos de corrección y de mejora. Disponer de la base de datos permite ofrecer feedback a las diferentes personas y grupos de la Organización para que cada uno se dé cuenta de cómo está posicionado respecto a otros sectores de la Organización y pueda encontrar líneas de progreso. Estos datos permiten también a Recursos Humanos realizar una tarea de apoyo y de consulta, en la que, como especialista, puede asesorar a empleados, directivos o a los diferentes departamentos en las dificultades que puedan estar experimentando y en su s líneas de mejora. DIAGNÓSTICO DE LA CONDUCTA LABORAL La conducta se manifiesta en lo que hacemos y en lo que decimos. Las dos son expresiones externas de lo que pensamos y sentimos. De tal manera que, como especialistas en Recursos Humanos, cuando queremos diagnosticar la conducta laboral, para saber si es coherente y adecuada o no, observamos las incongruencias entre lo que decimos y lo que hacemos en la Organización para comprobar si se hace o no lo que se dice. Nos cuestionamos lo que pensamos y sentimos y lo comparamos con lo que decimos y hacemos. Muchas veces las personas piensan y sienten en función de acontecimientos que sucedieron hace tiempo o que todavía no se han exteriorizado, que todavía no han sucedido, pero que pueden acontecer. Observando y preguntando aumentamos nuestras posibilidades de realizar un diagnóstico más certero que nos sirva para corregir inercias del pasado o prevenir a A. Ares tiempo determinadas actuaciones. Si nosotros queremos 5 LECTURA Gestión de la Conducta Laboral potenciar una conducta laboral más exitosa tendremos que trabajar con las personas en sus pensamientos, sentimientos, lenguajes y actividades. Así obtenemos cuatro niveles de diagnóstico que podremos explorar y relacionar para observar lagunas, contradicciones, incoherencias para, a continuación, potenciar un sistema realmente integrado en la conducta laboral. ASUNCIÓN DEL ROL PROFESIONAL En la Empresa realizamos una función, representamos un papel, que es nuestro rol dentro de la Organización. Cada rol necesita otro rol complementario para poder desenvolverse. El papel de padre se ejerce en relación al hijo, para ser esposo necesito a la esposa. Los roles siempre se ejecutan con respecto a otras personas que realizan roles complementarios. Sólo puedo desempeñar un papel si otras personas hacen otros papeles en la misma función. Por eso es necesario que exista aceptación de cada actor en el papel que representa. Si no es así cada uno representará una obra diferente. Hay que tener en cuenta el contexto para entender el sentido de nuestras actuaciones. Sabremos si una obra de teatro es buena o mala, entre otras razones, por la coherencia de la relación entre los diversos papeles; es decir, no podemos evaluar una conducta de rol más que por la resonancia que haya entre los actores dentro de la obra. La conducta de rol tiene que tener en cuenta las expectativas de otras personas que realizan papeles complementarios para que la obra tenga sentido y llegue a buen fin. Todos realizamos una serie de actividades, de tareas, porque tenemos un papel en la representación que posibilita que la función tenga coherencia. Así, al realizar nuestro rol en la Organización, en relación con el resto de los roles, contribuimos a alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto como misión empresarial. Si cada actor no asume el papel que le A. Ares 6 LECTURA Gestión de la Conducta Laboral corresponde, la Organización tendrá dificultades para cumplir su Misión, aquella para la que se ha diseñado. La conducta de rol se basa en las expectativas sobre el propio desempeño y el de los otros actores. Las expectativas de las personas y la misión de la organización condicionan los conocimientos, las habilidades y las actitudes que serán necesarias para realizar una conducta adecuada. Los conocimientos serán útiles si sirven a un pensamiento estratégico que tenga en cuenta cada papel en función de los otros papeles. El pensamiento estratégico diseña la manera de afrontar la actividad laboral. Si lo comparamos con un acontecimiento deportivo, la estrategia se diseña antes de salir al “terreno de juego”. La comprensión básica de cómo realizar las jugadas se prepara en los entrenamientos. Ese es el momento de prever las jugadas, de pensar en lo que queremos que suceda y cómo vamos a hacer para que suceda lo previsto. Además, debemos ensayar las conductas que hemos diseñado para ir adquiriendo la habilidad que haga posible desempeñar nuestro papel de la manera esperada. actuaciones; El debemos pensar estratégico tomarnos el no tiempo garantiza para las ensayar buenas nuestras habilidades y llegar a ser competentes. Las Empresas suelen evaluar a sus colaboradores por cómo entienden su función, las habilidades que han desarrollado y, también, la actitud con la que afrontan su desempeño. La coherencia entre lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos, consigue que sepamos, podamos y queramos realizar las tareas que conducen a alcanzar los objetivos de nuestra misión empresarial. HERRAMIENTAS PARA INFLUIR SOBRE LA CONDUCTA Disponemos de muchas herramientas en la Organización para poder actuar, para influir sobre la conducta laboral. La primera, cronológicamente hablando, es el Proceso de Selección. Desde antes de contratar a alguien debemos conocer el perfil de la persona que queremos integrar para que A. Ares 7 LECTURA Gestión de la Conducta Laboral realice unas tareas, pueda aportar valor, se integre en el equipo y siga evolucionando y contribuyendo a la eficacia de la Organización. No sólo la Selección sino también el proceso de Socialización Laboral, proporcionarán los primeros contactos personales y el conocimiento de la manera de ser de la Organización, su cultura empresarial, para que el recién contratado se pueda integrar y ser aceptado por su conjunto de rol. Tendremos también que evaluar cómo esa persona responde al perfil diseñado previamente para su rol, de tal manera que el esfuerzo que realiza se corresponda con la contribución que aporta y que irá mejorando con entrenamiento, supervisión, información, etc. Ser competente es ejercer la conducta esperada, no improvisada; cada persona hace lo que se espera que haga. Existe un diseño previo, pensado; conocemos lo que esperamos que la persona haga; queremos que lo haga de manera satisfactoria para sí mismo y para los otros en cada situación concreta. Las competencias son evaluables, entrenables, y por lo tanto “gestionables”. Por eso hablamos de Gestión por Competencias lo mismo que, de una manera más general, se habla de Gestión de Recursos Humanos. Desde hace años se valoran las competencias de las personas en contextos organizacionales. Los Sistemas de Gestión por Competencias afectan al desarrollo del individuo y a la eficacia de la Organización porque contribuyen a medir, evaluar, entrenar y desarrollar las conductas. Las competencias, al estar sostenidas por conocimientos, habilidades y actitudes, tienen tres componentes: cognitivo, afectivo y conductual. Son conductas inteligentes basadas en un sistema de valores que cada persona interioriza. Las Empresas no piden que una persona tenga muchas competencias diferentes, sino que se fijan en algunas cualidades básicas que debe manifestar todo el conjunto de personas de la Organización, con mayor o menor nivel de exigencia, según los puestos o el nivel jerárquico, para alcanzar la Misión de la Organización dentro de una Cultura que la haga viable. A. Ares 8 LECTURA Gestión de la Conducta Laboral Por ejemplo, los componentes de una Organización, al pensar sobre sí mismos, pueden decidir: “queremos ser cooperadores, tomar decisiones rápidas, tener comunicación abierta”; ese discurso que hacemos sobre nosotros mismos es el Sistema de Competencias de una Organización. La dificultad estriba en operativizar cada uno de estos conceptos y poderlos distinguir entre no competencia y competencia para evaluar diferentes niveles de competencia y conocer qué es lo que la Organización pide a sus colaboradores según sus diferentes niveles de desarrollo o grados de responsabilidad. Queremos apreciar que podemos incidir en todos los responsables de la conducta laboral: el que la ejecuta, su jefe y los sistemas organizativos. Es decir, motivando a la persona con un liderazgo adecuado, siendo consciente de los mecanismos de relación con su conjunto de rol, de los mecanismos cliente-proveedor (quién es mi cliente, quién es mi proveedor), teniendo en cuenta las variables culturales, las nuevas tecnologías de información, etc. Veríamos así aspectos sobre los que tendríamos que incidir para mejorar la conducta laboral y conseguir mayor eficacia. Aparece otra dificultad: definir qué vamos a entender por eficacia. Tendrá que ver con el valor que asignemos a los resultados que obtengamos y a la forma de conseguir esos resultados. La eficacia no tiene que ver directamente con los resultados sino con la interpretación que hacemos de los resultados. Esto es muy importante porque ahí es donde aparecen los valores de la Organización y la manera de interpretar los resultados que se obtengan. Tiempo, inversión, personas, tareas, maquinarias, todo lo que va a facilitar, dificultar, afectar los resultados que se obtengan. 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